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DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA
FRANCISCO IGARTUA CON DORIS GIBSON, PIEZA CLAVE EN LA FUNDACION DE OIGA, EN 1950 CONFUNDARIAN CARETAS.

«También la providencia fue bondadosa conmigo, al haberme permitido -poniendo a parte estos años que acabo de relatar- escribir siempre en periódicos de mi propiedad, sin atadura alguna, tomando los riesgos y las decisiones dictadas por mi conciencia en el tono en que se me iba la pluma, no siempre dentro de la mesura que tanto gusta a la gente limeña. Fundé Caretas y Oiga, aunque ésta tuvo un primer nacimiento en noviembre de 1948, ocasión en la que también conté con la ayuda decisiva de Doris Gibson, mi socia, mi colaboradora, mi compañera, mi sostén en Caretas, que apareció el año 50. Pero éste es asunto que he tocado ampliamente en un ensayo sobre la prensa revisteril que publiqué años atrás y que, quién sabe, reaparezca en esta edición con algunas enmiendas y añadiduras». FRANCISCO IGARTUA - «ANDANZAS DE UN PERIODISTA MÁS DE 50 AÑOS DE LUCHA EN EL PERÚ - OIGA 9 DE NOVIEMBRE DE 1992»

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«Cierra Oiga para no prostituir sus banderas, o sea sus ideales que fueron y son de los peruanos amantes de las libertades cívicas, de la democracia y de la tolerancia, aunque seamos intolerantes contra la corrupción, con el juego sucio de los gobernantes y de sus autoridades. El pecado de la revista, su pecado mayor, fue quien sabe ser intransigente con su verdad» FRANCISCO IGARTUA – «ADIÓS CON LA SATISFACCIÓN DE NO HABER CLAUDICADO», EDITORIAL «ADIÓS AMIGOS Y ENEMIGOS», OIGA 5 DE SEPTIEMBRE DE 1995

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.» FRANCISCO IGARTUA - TEXTO SOMETIDO A LA APROBACION DE LA ASAMBLEA Y QUE FUE APROBADO POR UNANIMIDAD - VITORIA-GASTEIZ, 27 DE OCTUBRE DE 1999.

«Muchos más ejemplos del particularismo vasco, de la identidad euskaldun, se pueden extraer de la lectura de estos ajados documentos americanos, pero el espacio, tirano del periodismo, me obliga a concluir y lo hago con un reclamo cara al futuro. Identidad significa afirmación de lo propio y no agresión a la otredad, afirmación actualizada-repito actualizada- de tradiciones que enriquecen la salud de los pueblos y naciones y las pluralidades del ser humano. No se hace patria odiando a los otros, cerrándonos, sino integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad del ser vasco. Por ejemplo, asumiendo como propio -porque lo es- el pensamiento de las grandes personalidades vascas, incluido el de los que han sido reacios al Bizcaitarrismo como es el caso de Unamuno, Baroja, Maeztu, figuras universales y profundamente vascas, tanto que don Miguel se preciaba de serlo afirmando «y yo lo soy puro, por los dieciséis costados». Lo decía con el mismo espíritu con el que los vascos en 1612, comenzaban a reunirse en Euskaletxeak aquí en América» - FRANCISCO IGARTUA - AMERICA Y LAS EUSKALETXEAK - EUSKONEWS & MEDIA 72.ZBK 24-31 DE MARZO 2000

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miércoles, 18 de abril de 2012

COFRADIA DE NUESTRA SEÑORA DE ARANZAZU DE LIMA 1612-2012

Euskonews

Kosmopolita

Francisco Igartua y una pasión quijotesca

Jhon BAZÁN AGUILAR

Prólogo inédito del libro Francisco Igartua Rovira y una pasión quijotesca

Como señalan quienes lo conocieron, Francisco Igartua fue un espíritu que sorprendió a amigos y enemigos por la lucidez —a veces cercana a la premonición— de su visión política, por su impecable conducta moral —que en él tuvo como consecuencia manifiesta el compromiso cívico— y por su pasión por el arte del periodismo. Nada de lo anterior impidió que fuera también un hombre elegante, un gourmet y, cosa rara hoy en el periodismo, un apasionado lector. Un hombre que amaba el buen vivir y la buena amistad y, por qué no, una buena pelea en nombre de sus ideales, de su compromiso con sus lectores. Fue asimismo un cálido conversador que de manera natural llevaba a que uno rápidamente pasara de llamarlo Francisco al más familiar uso de Paco.

Francisco Igartua, Oiga y una pasión quijotesca

En las páginas que siguen el lector tendrá oportunidad de acceder directamente a una muestra —fatalmente parcial, como toda selección— de la obra de Paco Igartua y al recuerdo que de él tienen algunos de sus colaboradores y amigos. Los ensayos de Igartua sobre el periodismo, entendido “como arte y como oficio” (al decir de su maestro Federico More), jamás como profesión burocrática o comercio vil, son manifiestos de validez permanente, material de enseñanza imprescindible en cualquier moderna facultad de comunicaciones. De su posición política y su lectura de la historia nacional dan cuenta los escritos reunidos en la sección siguiente, que muestran a un caballero de la vieja escuela, un seguidor del demócrata Bustamante y un defensor de las reivindicaciones de los más débiles. Lo extraño, lo asombroso, es que, como verá el lector, Igartua acierta, se equivoca, se corrige y asume las consecuencias, pero una y otra vez —al retorno de la cárcel, de los destierros, de las clausuras de OIGA— vuelve siempre con la nítida voluntad de construir una nación y de eludir, como a Escila y Caribdis, los extremismos preconizados por sus enemigos, aquellos que falsamente lo acusaron de comunista y de fascista. Igartua, cosa excepcional en la política, jamás se resignó al uso de la demagogia.

Para este periodista cuya prosa era una invitación a un diálogo, si bien apasionado, inteligente, la conversación era una práctica natural y centrada; aquí presentamos tres entrevistas elocuentes. Sus interlocutores más próximos lo retratan en vida o lo recuerdan luego de su muerte en otra sección, y siendo OIGA la obra mayor de Paco Igartua hemos recogido opiniones, testimonios y textos varios —como la dramática carta, lo último que escribió, que le dirige Arguedas justo antes del fin— vinculados a esta revista que ya hace mucho pertenece a la historia del periodismo peruano.

Cuatro anexos ofrecemos como complemento acaso necesario y por cierto pertinente: el ensayo sobre la naturaleza del quehacer periodístico de Federico More, mentor de Paco; el rescate de los números de la primera etapa de OIGA (1948), por primera vez publicados en versión facsimilar; una muestra de las columnas publicadas por Igartua luego de que OIGA le fuera arrebatada inicuamente; y el célebre informe sobre el Plan Verde, joya del periodismo de investigación, que haría de Francisco Igartua uno de los enemigos más peligrosos y temidos del régimen de entonces.

Francisco Igartua, el periodista

Discípulo dilecto de Federico More, Paco se formó como periodista en la doble convicción de que este oficio es un género literario y su ejercicio supone una posición privilegiada del ciudadano que ama y protege su “polis”. Porque la política, desde Aristóteles y aun antes, no es más que la dimensión social de la persona ética. Esta visión del periodismo exige una libertad irrestricta. Por eso Paco abomina de la colegiatura, por eso se separa del proceso velasquista, por eso fue ejemplo viviente —demasiado incómodo para algunos— de que para publicar un diario o una revista se precisa un coraje viril.

No menos importante es su interés profesional en la elaboración del producto a ofrecer. Paco nos habla en sus textos de formatos, tamaños, uso de fotografías, principios de diseño gráfico, tipografía y otros elementos vitales para la producción de un medio escrito. Este cuidado profesional nunca rebajó la labor de Paco a la de un mercader de entretenimiento o un artífice de complacencias. Y no lo amedrentó el surgimiento de la tecnología digital. Previó, con justicia, que la rapidez y la variedad de la información devolvería al lector al espacio mental propicio para las revistas semanales, su manera pausada de ponderar la noticia y los artículos de profundidad, escritos con pretensiones literarias, es decir, un periodismo destinado a la biblioteca y no al desecho inmediato. Hoy, en pleno imperio de la informática, vemos el cumplimiento de esta previsión, por ejemplo, en el éxito de las crónicas y perfiles de Jon Lee Anderson en The New Yorker.

Dirigir un semanario es fungir de capitán de un navío cuya tripulación, aunque consciente de los riesgos del viaje, debe ser protegida. Paco, en ese sentido, fue un ejemplo de responsabilidad empresarial; ante la inminencia del destierro o del cierre forzado, este hombre que se jactaba de ser mal administrador jamás abandonó a sus empleados y veló por que fuesen tratados con justicia y recibieran las compensaciones que les correspondían. En retribución, sus trabajadores le profesaron una lealtad que llegó a hacer de OIGA una cofradía del periodismo. Un día de 1995, luego de pagarles la indemnización debida, el periodista empresario se encontraba en su oficina y se preguntaba con angustia cómo podría subvencionar las liquidaciones en caso de que lo acusen de despedir a sus trabajadores. De pronto lo sacó de sus cavilaciones un golpe en la puerta y apareció un empleado con su carta de renuncia. Luego llegó otro y otro y otro. Setenta empleados entregaron por iniciativa propia setenta cartas de renuncias.

Francisco Igartua, el Quijote de Unamuno

Paco, que fue peruanísimo, fue también un buen vasco. Figuras simbólicas como la de Don Quijote rondarán su destino. Estudiante de teología y luego de derecho en la Universidad Católica, rápidamente Paco se une a jóvenes intelectuales como Blanca Varela y Fernando de Szyszlo con quienes comparte inquietudes, pero no será hasta su ingreso al semanario Jornada cuando le será revelada su vocación. El trabajo con Federico More será decisivo en su formación como periodista y en la voluntad de tener voz en la política nacional.

Más tarde, con Doris Gibson, fundará OIGA, conocerá la cárcel y reincidirá con la fundación de Caretas para finalmente volver a lanzar OIGA en 1962 y que a través de dictaduras y regímenes más o menos democráticos sobrevivirá a cierres tiránicos hasta 1995, año de su cierre definitivo por la dictadura fujimorista. Nada, sin embargo, hará callar al ya viejo columnista y, recibido con hospitalidad por Correo y Expreso, seguirá haciéndose escuchar en su columna “Canta Claro”, durante una etapa final de su vida que mi amigo Carlos Sotomayor ha llamado con acierto “Oiga después de Oiga”.

Muchos se han preguntado a qué tienda política pertenecía Paco Igartua. Antes que nada se consideró un discípulo de don José Luis Bustamante y Rivero, pero cuando las circunstancias internacionales llevaron a que el mundo tomara partido por una u otra potencia durante la Guerra Fría esa definición parecía insuficiente. Con humor pero también con firme claridad, él mismo recordaba una anécdota familiar: sus primos y él debatían una vez cuál era la posición más justa, la derecha o la izquierda; consultado sobre el tema de la disputa, el tío más viejo y respetado del clan respondió, como Jesús, con una parábola: “Con la mano derecha trabajo, pero trabajo mejor con las dos manos”. Paco apoyó al general Velasco en la nacionalización del petróleo, lo cual era parte de la agenda generacional compartida, entonces, por todas las tendencias, y cabe recordar que incluso Acción Popular le retiró su apoyo al presidente Belaunde por su mal manejo del tema. Paco combatió al general Velasco cuando este confiscó la prensa. ¿Era el director de OIGA un izquierdista que se volvió de derecha cuando su propia gente estaba en el poder? Absurdo. Simplemente —incomprensiblemente, para muchos— era un hombre honesto. Y no le faltaron riñones para oponerse a los delirios de sus propios amigos cuando fue necesario.

Paco repudió el dogmatismo infantil y asesino de la extrema izquierda. (Cabe sospechar que esa opción no sólo le resultó repugnante a su ideología demócrata, a su fe en las instituciones y a su respeto por la vida humana, sino también a su buen gusto.) Paco repudió las mezquinas ambiciones de la oligarquía civilista y sus herederos. (Ya don José de la Riva Aguero había deplorado que en el Perú no hubiese derecha, sólo había fenicios.) Paco repudió, naturalmente, la mediocre voluntad acomodaticia de los que, como en la canción de Los Prisioneros, nunca quedan mal con nadie.

Advirtió la necesidad urgente de hacer en democracia las transformaciones sociales que el general Velasco realizó en su gobierno de facto. Advirtió a los ingenuos voluntarios —¡qué pesado este Igartua, ave de mal aguero!— el desastre al que había de llevarnos la demagogia aprista que triunfó en 1985. Advirtió el miserable despotismo —nada ilustrado— que impusieron los violadores de la Constitución un negro 5 de abril. Sería un facilismo pesimista comparar aquí a Paco Igartua con Casandra, la princesa troyana condenada a ver las catástrofes del futuro y a no ser oída por quienes serían sus víctimas. Por el contrario, consideramos que la palabra apasionada y elegante de Paco no fue voz que predica en el desierto. En la vida social como en la privada —y esto lo entendió cabalmente el psicoanálisis— verbalizar algo es en sí mismo un acto valioso por sí mismo, necesario, testimonio y luz para la historia del presente y la posible nación del futuro.

Pensador de horizontes amplios, se interesó en la historia latinoamericana y entendió, como Octavio Paz en El laberinto de la soledad, que Perú y Bolivia eran por naturaleza y tradición una unidad nacional, escindida por el resentimiento de Bolívar, y que la derrota de la Confederación fue un claro triunfo para Chile. De acuerdo con esta lectura, Ramón Castilla le hizo un flaco favor a la nación cuando, ayudado por el gobierno chileno, destruyó el sueño de unir los Andes y la Costa. El intelectual aséptico no existe, de allí que las preferencias literarias de Paco lo hayan llevado al extremo (por una vez) de agarrarse a puñetazos con Sebastián Salazar Bondy, luego uno de sus más entrañables amigos y colaboradores. La ya mencionada carta de despedida de José María Arguedas es otra prueba de esa fraternidad con el mundo de los artistas, así como su amistad con Fernando de Szyszlo, con Alfredo Bryce Echenique, con Blanca Varela... Los ejemplos de este tipo podrían continuar sin fin.

Hemos dicho que Paco se hizo conocer como un buen vasco y un buen lector. Acaso por ambas vocaciones don Miguel de Unamuno se convirtió en su ideal literario, ético y filosófico —¿cuántos periodistas tienen hoy un ideal filosófico, ya sea en el Perú o en el extranjero?—, tal como Bustamante y Rivero lo fue en lo político. Buenas muestras de esto son los sendos ensayos dedicados a ambos personajes que recogemos en este libro.

Como a Cervantes, a Paco le tocó la amargura de ser testigo de una falsa versión de su obra: así como, luego de la primera parte publicada en 1605, apareció el Quijote apócrifo de Avellaneda, los enemigos de Paco lanzaron un OIGA igualmente apócrifo que desató la indignación de su creador y como testimonio de ello publicó la carta que aquí reeditamos. A Paco le gustaba recordar la idea de Unamuno de que los procesos son círculos que en algún momento deben cerrarse de modo definitivo. Para tranquilidad de Paco y de quienes construyeron y mantuvieron viva su revista, hoy podemos asegurar que, en su memoria y como propietarios legítimos del logotipo, cerramos el ultimo circulo de la azarosa historia de OIGA y de su fundador.

Como en el Caballero de la Triste Figura, podríamos ver en la voluntad de Paco por defender la sensatez y la honestidad en la política un fracaso honroso, una inútil lucha contra molinos de viento. Es cierto que la suya fue una pasión quijotesca. Pero sería injusto proponer su imagen como la de un romántico perdido en un mundo que no comprendió. Paco fue, a su manera, un campeador, un hombre de acción y reflexión que participó directamente, por más de medio siglo, en la historia nacional, para desesperación de tiranos y demagogos, y allí reconocemos la figura triunfante del Cid. Y como la imagen del Cid a través de la historia hispana, las páginas que este volumen ofrece son una presencia viva y significante, pensamiento actual, una interpelación cuando no un cordial aviso, memoria de otras voces y voz de la memoria, y esperamos que así las reciban los lectores.

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domingo, 25 de marzo de 2012

COFRADIA DE NUESTRA SEÑORA DE ARANZAZU DE LIMA 1612-2012

Cofradía de Nuestra Señora de Arantzazu: EuskonewsKosmopolitaFé entre espinasLa presencia v...: Euskonews Kosmopolita Fé entre espinas La presencia vasca en América se refleja también en el culto a la Virgen de Arantzazu, que este año c...

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COFRADIA DE NUESTRA SEÑORA DE ARANZAZU DE LIMA 1612-2012

Euskonews

Kosmopolita

Fé entre espinas

La presencia vasca en América se refleja también en el culto a la Virgen de Arantzazu, que este año cumple cuatro siglos

Jhon BAZÁN AGUILAR

La diáspora vasca por el ancho mundo se refleja no solo en la laboriosidad y terco sentido de la independencia de quienes fueron conquistadores como Pascual de Andagoya, exploradores como Pedro Enrique Ibarreta y Uhagón, o simple gente sencilla e industriosa que se dedicó al comercio y al trabajo con la memoria prendida en los viejos símbolos de la patria ausente, como es el caso de la fe y el culto a la Virgen de Arantzazu que este año cumple en América cuatro siglos de vigencia.

Los cuatrocientos años se cuentan a partir del 13 de febrero de 1612 en que se fundó en Lima la Cofradía de la Virgen de Arantzazu, que a lo largo de casi tres centurias desplegó el culto a la patrona vasca y sentó las bases del mismo; seguida después por cofradías de México y Santiago, según lo hizo reconocer en una histórica precisión en un congreso mundial de las colectividades vascas el periodista peruano de origen vasco Francisco Igartua Rovira.

La historia de esta Cofradía está signada por los avatares propios de una época turbulenta, que supo de guerras y conflictos sociales, cuando no de desastres naturales como terremotos y otros ocasionados por la mano del hombre, como el incendio de 1898 en que se destruyó todo el santuario de la Virgen de Arantzazu en el Convento de San Francisco de Lima y que decretó finalmente el cierre de su Cofradía hasta los tiempos presentes.

Parece que la historia de la Virgen original, en el municipio de Oñate, tuviera sorprendentes paralelos con su copia venerada en el convento de los franciscanos limeños. Testimonios históricos, algunos de ellos trabajosamente exhumados, dan cuenta de incendios que destruyeron capillas, altares e incluso las propias imágenes de la patrona vasca. Pero nada de ello disuadió ni disminuyó la fe de los vascos en el Nuevo Mundo, y tuvo que ser una confluencia de muchas desgracias —una guerra de por medio entre el Perú y Chile, terremotos y un grave incendio— los que finalmente determinaran el cierre final de la Cofradía de Lima a finales del siglo XIX.

Un incendio en 1898 destruyó todo el santuario de la Virgen de Arantzazu en el Convento de San Francisco de Lima.

Han sido sacerdotes franciscanos (no podía de ser de otro modo) los que dieran cuenta de estas historias. Jon Guarrotxena, Director de la Euskal Etxea de Lima, hace tres décadas, rescató por ejemplo el perdido libro del P. Juan de Ayllón, publicado en 1647, donde encontró precisiones incontrastables acerca del culto a la Virgen de Arantzazu en Lima, que tuvo primacía y sirvió de modelo a otros similares que después se instauraron por inmigrantes vascos en México, Chile y otros países. Hasta entonces se consideraba que la palabra autorizada sobre la Virgen era la del P. Juan de Luzuriaga quien publicó en 1686 en México su libro “Paraninfo celeste”.

La réplica de la Virgen de Arantzazu a la que se rendía culto en Lima era copia directa de la aparecida entre espinos en los montes de Oñate, según la tradición. Cuando la efigie llegó a Lima la Cofradía (Hermandad de fieles) ya estaba formada y su arribo a Lima constituyó todo un acontecimiento.

El Padre Juan de Ayllón había nacido en Lima y había vestido el hábito franciscano a muy temprana edad, como era usual en esas épocas. Alcanzó la categoría de Predicador Mayor del convento de San Francisco en Lima, Procurador General de Corte de todas las provincias franciscanas del Perú y Definidor de la Provincia de los Doce Apóstoles. Aunque era cultor del gongorismo, es decir con un lenguaje culterano y rebuscado, difícil de entender sobre todo al versificar, en su libro sobre la Virgen de Arantzazu lo que importan son los datos históricos.

Precisa, por ejemplo, que una vez fundada la Cofradía en 1612 los 105 suscribientes de la misma señalaban que los propósitos de esa hermandad no era solo religiosa sino también de caridad y socorro, celebrarían funerales de los cofrades dándoles sepultura en la cripta de la capilla, sin que nadie tuviera privilegios de entierro particular, y que la misma igualdad se observaría en las Juntas, dándose preferencia a los sacerdotes y ancianos. Visitarían a los enfermos de la hermandad ayudándoles económicamente en caso de necesidad, y visitarían también las cárceles procurando asistir tanto judicial como económicamente a los presos de la hermandad y a otros originarios de las provincias vascas, entre las cuales también se incluía a Navarra. Otros fines eran ayudar a acomodarse a los vascos recién llegados, y socorrerían a las huérfanas para que pudieran reunir la dote para casarse o ingresar a establecimientos religiosos, siendo preferidas las hijas de los hermanos de la Cofradía.

Todos estos principios establecidos en la cofradía de Lima se hicieron norma en las que después se establecieron en el resto de América.

La réplica de la Virgen de Arantzazu a la que se rendía culto en Lima era copia directa de la aparecida entre espinos en los montes de Oñate.

Testimonios contenidos en el libro referido señalan que el altar (retablo) y la Capilla de la Virgen de Arantzazu eran “en lo grande majestuosa, perfecta en el arte y pulida en los cuerpos”. Se detalla incluso que la copia de la Virgen original de Arantzazu costó 12 mil pesos al rico comerciante tolosano Juan de Urrutia, que la efigie llegó a Lima en Octubre de 1646 y que fue entronizada en una solemne ceremonia, “hallándose en la comitiva el Virrey, la Audiencia, Tribunales, ambos Cabildos, representantes de Ordenes religiosas e innumerable pueblo”.

Volviendo al presente

Para conmemorar estos hechos históricos la vieja Cofradía de la Virgen de Arantzazu se reabrirá simbólicamente este año con la presencia de descendientes vascos residentes en Lima. Habrá Misas y otros actos religiosos, que puntualizarán lo importante que fue esta señera cofradía vasca establecida en América y que hasta hoy ratifica los antiguos lazos entre el Perú y el país vasco

Se viene preparando también un acto académico de trascendencia que tendrá lugar en octubre. En dicho acto participarán historiadores y estudiosos de las relaciones peruano-vascas, algunos de ellos venidos del propio país vasco, pero previamente se habrá editado un volumen con una visión general y actualizada de la historia de la Cofradía de Arantzazu de Lima, situada en el contexto de la formación de otras cofradías similares en toda la América española, así como en la evolución histórica de la presencia vasca en la formación y desarrollo del Perú.

El mundo vasco presente, ahora y siempre.

COFRADIA DE NUESTRA SEÑORA DE ARANZAZU DE LIMA 1612-2012

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Fé entre espinas

La presencia vasca en América se refleja también en el culto a la Virgen de Arantzazu, que este año cumple cuatro siglos

Jhon BAZÁN AGUILAR

La diáspora vasca por el ancho mundo se refleja no solo en la laboriosidad y terco sentido de la independencia de quienes fueron conquistadores como Pascual de Andagoya, exploradores como Pedro Enrique Ibarreta y Uhagón, o simple gente sencilla e industriosa que se dedicó al comercio y al trabajo con la memoria prendida en los viejos símbolos de la patria ausente, como es el caso de la fe y el culto a la Virgen de Arantzazu que este año cumple en América cuatro siglos de vigencia.

Los cuatrocientos años se cuentan a partir del 13 de febrero de 1612 en que se fundó en Lima la Cofradía de la Virgen de Arantzazu, que a lo largo de casi tres centurias desplegó el culto a la patrona vasca y sentó las bases del mismo; seguida después por cofradías de México y Santiago, según lo hizo reconocer en una histórica precisión en un congreso mundial de las colectividades vascas el periodista peruano de origen vasco Francisco Igartua Rovira.

La historia de esta Cofradía está signada por los avatares propios de una época turbulenta, que supo de guerras y conflictos sociales, cuando no de desastres naturales como terremotos y otros ocasionados por la mano del hombre, como el incendio de 1898 en que se destruyó todo el santuario de la Virgen de Arantzazu en el Convento de San Francisco de Lima y que decretó finalmente el cierre de su Cofradía hasta los tiempos presentes.

Parece que la historia de la Virgen original, en el municipio de Oñate, tuviera sorprendentes paralelos con su copia venerada en el convento de los franciscanos limeños. Testimonios históricos, algunos de ellos trabajosamente exhumados, dan cuenta de incendios que destruyeron capillas, altares e incluso las propias imágenes de la patrona vasca. Pero nada de ello disuadió ni disminuyó la fe de los vascos en el Nuevo Mundo, y tuvo que ser una confluencia de muchas desgracias —una guerra de por medio entre el Perú y Chile, terremotos y un grave incendio— los que finalmente determinaran el cierre final de la Cofradía de Lima a finales del siglo XIX.

Un incendio en 1898 destruyó todo el santuario de la Virgen de Arantzazu en el Convento de San Francisco de Lima.

Han sido sacerdotes franciscanos (no podía de ser de otro modo) los que dieran cuenta de estas historias. Jon Guarrotxena, Director de la Euskal Etxea de Lima, hace tres décadas, rescató por ejemplo el perdido libro del P. Juan de Ayllón, publicado en 1647, donde encontró precisiones incontrastables acerca del culto a la Virgen de Arantzazu en Lima, que tuvo primacía y sirvió de modelo a otros similares que después se instauraron por inmigrantes vascos en México, Chile y otros países. Hasta entonces se consideraba que la palabra autorizada sobre la Virgen era la del P. Juan de Luzuriaga quien publicó en 1686 en México su libro “Paraninfo celeste”.

La réplica de la Virgen de Arantzazu a la que se rendía culto en Lima era copia directa de la aparecida entre espinos en los montes de Oñate, según la tradición. Cuando la efigie llegó a Lima la Cofradía (Hermandad de fieles) ya estaba formada y su arribo a Lima constituyó todo un acontecimiento.

El Padre Juan de Ayllón había nacido en Lima y había vestido el hábito franciscano a muy temprana edad, como era usual en esas épocas. Alcanzó la categoría de Predicador Mayor del convento de San Francisco en Lima, Procurador General de Corte de todas las provincias franciscanas del Perú y Definidor de la Provincia de los Doce Apóstoles. Aunque era cultor del gongorismo, es decir con un lenguaje culterano y rebuscado, difícil de entender sobre todo al versificar, en su libro sobre la Virgen de Arantzazu lo que importan son los datos históricos.

Precisa, por ejemplo, que una vez fundada la Cofradía en 1612 los 105 suscribientes de la misma señalaban que los propósitos de esa hermandad no era solo religiosa sino también de caridad y socorro, celebrarían funerales de los cofrades dándoles sepultura en la cripta de la capilla, sin que nadie tuviera privilegios de entierro particular, y que la misma igualdad se observaría en las Juntas, dándose preferencia a los sacerdotes y ancianos. Visitarían a los enfermos de la hermandad ayudándoles económicamente en caso de necesidad, y visitarían también las cárceles procurando asistir tanto judicial como económicamente a los presos de la hermandad y a otros originarios de las provincias vascas, entre las cuales también se incluía a Navarra. Otros fines eran ayudar a acomodarse a los vascos recién llegados, y socorrerían a las huérfanas para que pudieran reunir la dote para casarse o ingresar a establecimientos religiosos, siendo preferidas las hijas de los hermanos de la Cofradía.

Todos estos principios establecidos en la cofradía de Lima se hicieron norma en las que después se establecieron en el resto de América.

La réplica de la Virgen de Arantzazu a la que se rendía culto en Lima era copia directa de la aparecida entre espinos en los montes de Oñate.

Testimonios contenidos en el libro referido señalan que el altar (retablo) y la Capilla de la Virgen de Arantzazu eran “en lo grande majestuosa, perfecta en el arte y pulida en los cuerpos”. Se detalla incluso que la copia de la Virgen original de Arantzazu costó 12 mil pesos al rico comerciante tolosano Juan de Urrutia, que la efigie llegó a Lima en Octubre de 1646 y que fue entronizada en una solemne ceremonia, “hallándose en la comitiva el Virrey, la Audiencia, Tribunales, ambos Cabildos, representantes de Ordenes religiosas e innumerable pueblo”.

Volviendo al presente

Para conmemorar estos hechos históricos la vieja Cofradía de la Virgen de Arantzazu se reabrirá simbólicamente este año con la presencia de descendientes vascos residentes en Lima. Habrá Misas y otros actos religiosos, que puntualizarán lo importante que fue esta señera cofradía vasca establecida en América y que hasta hoy ratifica los antiguos lazos entre el Perú y el país vasco

Se viene preparando también un acto académico de trascendencia que tendrá lugar en octubre. En dicho acto participarán historiadores y estudiosos de las relaciones peruano-vascas, algunos de ellos venidos del propio país vasco, pero previamente se habrá editado un volumen con una visión general y actualizada de la historia de la Cofradía de Arantzazu de Lima, situada en el contexto de la formación de otras cofradías similares en toda la América española, así como en la evolución histórica de la presencia vasca en la formación y desarrollo del Perú.

El mundo vasco presente, ahora y siempre.

sábado, 24 de marzo de 2012

COFRADIA DE NUESTRA SEÑORA DE ARANZAZU DE LIMA 1612-2012

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Fé entre espinas

La presencia vasca en América se refleja también en el culto a la Virgen de Arantzazu, que este año cumple cuatro siglos

Jhon BAZÁN AGUILAR

La diáspora vasca por el ancho mundo se refleja no solo en la laboriosidad y terco sentido de la independencia de quienes fueron conquistadores como Pascual de Andagoya, exploradores como Pedro Enrique Ibarreta y Uhagón, o simple gente sencilla e industriosa que se dedicó al comercio y al trabajo con la memoria prendida en los viejos símbolos de la patria ausente, como es el caso de la fe y el culto a la Virgen de Arantzazu que este año cumple en América cuatro siglos de vigencia.

Los cuatrocientos años se cuentan a partir del 13 de febrero de 1612 en que se fundó en Lima la Cofradía de la Virgen de Arantzazu, que a lo largo de casi tres centurias desplegó el culto a la patrona vasca y sentó las bases del mismo; seguida después por cofradías de México y Santiago, según lo hizo reconocer en una histórica precisión en un congreso mundial de las colectividades vascas el periodista peruano de origen vasco Francisco Igartua Rovira.

La historia de esta Cofradía está signada por los avatares propios de una época turbulenta, que supo de guerras y conflictos sociales, cuando no de desastres naturales como terremotos y otros ocasionados por la mano del hombre, como el incendio de 1898 en que se destruyó todo el santuario de la Virgen de Arantzazu en el Convento de San Francisco de Lima y que decretó finalmente el cierre de su Cofradía hasta los tiempos presentes.

Parece que la historia de la Virgen original, en el municipio de Oñate, tuviera sorprendentes paralelos con su copia venerada en el convento de los franciscanos limeños. Testimonios históricos, algunos de ellos trabajosamente exhumados, dan cuenta de incendios que destruyeron capillas, altares e incluso las propias imágenes de la patrona vasca. Pero nada de ello disuadió ni disminuyó la fe de los vascos en el Nuevo Mundo, y tuvo que ser una confluencia de muchas desgracias —una guerra de por medio entre el Perú y Chile, terremotos y un grave incendio— los que finalmente determinaran el cierre final de la Cofradía de Lima a finales del siglo XIX.

Un incendio en 1898 destruyó todo el santuario de la Virgen de Arantzazu en el Convento de San Francisco de Lima.

Han sido sacerdotes franciscanos (no podía de ser de otro modo) los que dieran cuenta de estas historias. Jon Guarrotxena, Director de la Euskal Etxea de Lima, hace tres décadas, rescató por ejemplo el perdido libro del P. Juan de Ayllón, publicado en 1647, donde encontró precisiones incontrastables acerca del culto a la Virgen de Arantzazu en Lima, que tuvo primacía y sirvió de modelo a otros similares que después se instauraron por inmigrantes vascos en México, Chile y otros países. Hasta entonces se consideraba que la palabra autorizada sobre la Virgen era la del P. Juan de Luzuriaga quien publicó en 1686 en México su libro “Paraninfo celeste”.

La réplica de la Virgen de Arantzazu a la que se rendía culto en Lima era copia directa de la aparecida entre espinos en los montes de Oñate, según la tradición. Cuando la efigie llegó a Lima la Cofradía (Hermandad de fieles) ya estaba formada y su arribo a Lima constituyó todo un acontecimiento.

El Padre Juan de Ayllón había nacido en Lima y había vestido el hábito franciscano a muy temprana edad, como era usual en esas épocas. Alcanzó la categoría de Predicador Mayor del convento de San Francisco en Lima, Procurador General de Corte de todas las provincias franciscanas del Perú y Definidor de la Provincia de los Doce Apóstoles. Aunque era cultor del gongorismo, es decir con un lenguaje culterano y rebuscado, difícil de entender sobre todo al versificar, en su libro sobre la Virgen de Arantzazu lo que importan son los datos históricos.

Precisa, por ejemplo, que una vez fundada la Cofradía en 1612 los 105 suscribientes de la misma señalaban que los propósitos de esa hermandad no era solo religiosa sino también de caridad y socorro, celebrarían funerales de los cofrades dándoles sepultura en la cripta de la capilla, sin que nadie tuviera privilegios de entierro particular, y que la misma igualdad se observaría en las Juntas, dándose preferencia a los sacerdotes y ancianos. Visitarían a los enfermos de la hermandad ayudándoles económicamente en caso de necesidad, y visitarían también las cárceles procurando asistir tanto judicial como económicamente a los presos de la hermandad y a otros originarios de las provincias vascas, entre las cuales también se incluía a Navarra. Otros fines eran ayudar a acomodarse a los vascos recién llegados, y socorrerían a las huérfanas para que pudieran reunir la dote para casarse o ingresar a establecimientos religiosos, siendo preferidas las hijas de los hermanos de la Cofradía.

Todos estos principios establecidos en la cofradía de Lima se hicieron norma en las que después se establecieron en el resto de América.

La réplica de la Virgen de Arantzazu a la que se rendía culto en Lima era copia directa de la aparecida entre espinos en los montes de Oñate.

Testimonios contenidos en el libro referido señalan que el altar (retablo) y la Capilla de la Virgen de Arantzazu eran “en lo grande majestuosa, perfecta en el arte y pulida en los cuerpos”. Se detalla incluso que la copia de la Virgen original de Arantzazu costó 12 mil pesos al rico comerciante tolosano Juan de Urrutia, que la efigie llegó a Lima en Octubre de 1646 y que fue entronizada en una solemne ceremonia, “hallándose en la comitiva el Virrey, la Audiencia, Tribunales, ambos Cabildos, representantes de Ordenes religiosas e innumerable pueblo”.

Volviendo al presente

Para conmemorar estos hechos históricos la vieja Cofradía de la Virgen de Arantzazu se reabrirá simbólicamente este año con la presencia de descendientes vascos residentes en Lima. Habrá Misas y otros actos religiosos, que puntualizarán lo importante que fue esta señera cofradía vasca establecida en América y que hasta hoy ratifica los antiguos lazos entre el Perú y el país vasco

Se viene preparando también un acto académico de trascendencia que tendrá lugar en octubre. En dicho acto participarán historiadores y estudiosos de las relaciones peruano-vascas, algunos de ellos venidos del propio país vasco, pero previamente se habrá editado un volumen con una visión general y actualizada de la historia de la Cofradía de Arantzazu de Lima, situada en el contexto de la formación de otras cofradías similares en toda la América española, así como en la evolución histórica de la presencia vasca en la formación y desarrollo del Perú.

El mundo vasco presente, ahora y siempre.

viernes, 23 de marzo de 2012

COFRADIA DE NUESTRA SEÑORA DE ARANZAZU DE LIMA 1612-2012

EN LA CULTURA

90 AÑOS

QUE SON NOTICIA

SOY AMIGO hasta donde llegan los límites de mi país…

DON LUIS MIRO QUESADA

90 AÑOS EN 90 MINUTOS

MAÑANA sábado cumple 90 años don Luis Miró Quesada, patricio ejemplar a quien el Perú le debe mucho y periodista de garra, hombre de combate y de pasión, al que –seguramente por estas razones– nos sentimos cariñosamente ligados. Como homenaje de OIGA a su figura patriarcal, van a continuación unos ágiles apuntes de Manuel Jesús Orbegozo. En ellos está retratado el temple, la firme y sobria personalidad de don Luis, un hombre con auténtico valor –que es el moral–, de exquisito trato y terco cariño al Perú y a los suyos, Un hombre joven a sus noventa años.

0 minutos: “Yo sabía que nos iban a atacar y por lo tanto hice la advertencia: Hay que comprar armas, revólveres, tenemos que armarnos. Mi padre no quería exponernos y mi hermano Antonio era enemigo de la violencia, en esos días había perdido un hijo y estaba anonadado. Oscar y Miguel estaban de acuerdo conmigo.

2 minutos: “Aquí tiene usted el té, el azúcar, sírvase. Verá Ud., esto es lo único que me queda de sajón”. Claro, sabemos además, que todo el resto lo tiene de criollo, aunque una vez, cuando le sirvieron un vaso de vino, usted había dicho: “Ustedes saben de mi profundo nacionalismo, pero en materia de vinos –de los que suelo beber un sorbo de tarde en tarde–, bueno, no soy muy nacionalista que digamos”.

7 minutos: Hay que recordar que era setiembre (1919), y en el cielo brillaba la constelación de Virgo. Los gendarmes habían dado otro golpe y la ciudad (acaso 100 mil habitantes) se había conmocionado un poco. La Ley Seca entraba en vigencia en los Estados Unidos bajo los auspicios de “La cosa nostra” y en el cine Alhambra, Olga Petrov hacia su debut, con orquesta. Don José Pardo se cubre con un paletó, se pone sus guantes de previl, toma su sombrero de paño negro y se da preso. Entre gallos y medianoche se lo llevan al Panóptico (todavía no se había inventado El Frontón) y Leguía inicia así el oncenio.

12 minutos: “En el seno de mi familia yo insistía en armarnos, esgrimiendo dos argumentos: A) de orden moral y B) de orden práctico. A, porque eso significa defender nuestra casa, nuestra propiedad, el periódico; y B, porque a ningún gobierno nuevo le conviene un conflicto de esta naturaleza, en pleno centro de la ciudad”.

17 minutos: El coronel Samuel del Alcázar que había hecho la campaña de la Breña con el general Andrés Avelino Cáceres, se decide a atacar Palacio de Gobierno. Cuando llega, Cáceres le sale al frente: “¿Qué va a hacer Ud., coronel?” le dice. El coronel le contesta: “Simplemente voy a hacer lo que Ud. nos ha enseñado, mi general”. Cáceres le replica “¿qué?...” “Bueno –le contesta del Alcázar–, no entiendo bien lo que me dice Ud., mi general”; toma su espada y la quiebra en dos en su rodilla. Se da media vuelta y pasa a formar la legión de los tercos y frustrados defensores de la Ley.

Enérgico poder de decisión

21 minutos: “El 10 de setiembre, una turba ataca las oficinas de “La Prensa”. Las incendia, las apedrea. Entonces, nosotros nos ponemos sobre aviso. A las 7 de la noche estamos en la dirección del periódico, cuando en eso suena el teléfono. Descuelgo el fono y oigo la voz de mi cuñado Alejandro Garland que me llama desde “El Palais Concert”, “Aló, Luis, una poblada va a atacar El Comercio”. No había tiempo que perder: Tú allí, Lizandro; Oscar, Miguel, ustedes allá; Juan, Tomás, rápido, a sus emplazamientos, ustedes también Pedraza, Vega, éramos 17 en total.

26 minutos: “Afuera se oía ulular a la multitud. Gritan desaforadamente, abajo El Comercio, mueran los miro quesadas. Teníamos un punto débil: La puerta de administración, que cedió ante el empuje. Antes de que la turba entrara al hall principal le grito al conserje para que eche llave a la puerta, veo que le tiemblan las manos, corro, le quito las llaves y tranco. Después comprobaríamos que el conserje era un traidor. Desconecté la llave principal de la luz y corrí a parapetarme detrás de cuatro bobinas. Todo había quedado bajo la penumbra y sólo se veía los fogonazos de los disparos. Comprendimos que nos estábamos jugando la vida y contestamos el fuego. Cae un atacante en el hall y la turba frena su embestida. La grita era ensordecedora, Una bala atraviesa el sombrero de Miguel. Vemos que cae otro, otros; pero el fuego no cede, hasta que poco a poco se va apagando, crepitando como una gran hoguera. Había trascurrido más de 30 minutos. Nos habíamos salvado y habíamos salvado El Comercio.

30 minutos: Un sorbo de té, otro sorbo, y otro.

31 minutos: El doctor Oscar Miró Quesada me había dicho una vez: Admiro, en mi hermano Luis, la armonía que guarda entre la rectitud y el sentimiento. También, su nacionalismo total, sin xenofobia, y su gran amor por la justicia social. Pero entre otras cosas, su enérgico poder de decisión. Una vez, Glicerio Tassara iba a lanzar otra edición de “Idea Libre” contra mi padre. Estábamos en un rincón de la universidad cuando Luis dijo: “Vamos a impedir que salga ese ataque”. Recuerdo que con nosotros estaban Pazos Varela y Carlos Zavala. Fuimos a “Idea Libre”. No bien entramos en la dirección, Tassara sacó su revólver y me apuntó. Luis saltó sobre él, pero ya Tassara había disparado. Lo rodeamos para desarmarlo, mientras Pazos Varela estaba agonizando ahí mismo. El tiro le había caído en el corazón. Cosas del destino, pero Luis ha sido así siempre”.

38 minutos: “Me han dado fama de ser un hombre duro, pero no lo soy. Yo trato de llevarme bien con todo el mundo. Lo que pasa es que confunden energía de carácter con dureza. Antes de decidirme yo pienso demasiado y sólo cuando estoy seguro de que tengo razón, ya no doy marcha atrás”.

¿Es eso karate, profesor?...

40 minutos: Había que establecer relaciones entre su cuerpo y su alma. Preguntar si su espíritu es inversamente proporcional a su estatura. Cuando joven, no hubo deporte que dejara de practicar. Ciclismo, atletismo, fútbol, cricket, remo y tal vez karate. Había que imaginarlo escuchando al profesor japonés, las enseñanzas de la doctrina Zen: “El karate no es para usarlo en nuestro propio beneficio sino en defensa de un ideal de justicia. Hay que ser prudente (como él) hasta donde sea posible para evitar todo motivo de fricción. Eso nos lleva a la necesidad de mantener una norma de modestia y corrección (como él) en todas las situaciones de la vida, aún en el hablar, en el comer, en el obrar. / ¿Es eso karate, profesor? /. Sí, eso, pero además, es esperar a que el adversario reflexione y desista y sólo en última instancia que salga el arma de que disponemos como cortando el aire”.

45 minutos: Su rostro, a veces me parece borgiano o ¿será solamente para asociarle esta frase?: Mi cuerpo puede sentir miedo, pero yo no. (Borges).

46 minutos: Luis Miró Quesada de la Guerra, nacido cuando la patria atravesaba los momentos más luctuosos de su historia (1880), ingresó a trabajar en el diario que hasta hoy dirige, en 1903. “Ese año me pusieron en planilla, pero no recuerdo cuál fue mi salario. Creo sí, que fue demasiado poco”. Eran, en realidad, los viejos tiempos de la zarzaparrilla de Bristol, del agua de Melisa y el Cordial Cerebral (remplazado ahora por el gerovital) y se publicaban avisos que decían: “Vendo 2 bueyes y dos vacas lecheras, ofertas en domicilio”; se escribía tejido con g y las noticias policiales aparecían así: “Al subir el Puente de Piedra que está en declive, sucedió que los caballos resbalaron cayendo por el lado izquierdo, rompiéndose los ganchos a que estaban sujetos los caballos, el carro retrocedió y dos personas que iban allí se tuvieron que arrojar llenas de temor”. Ahora, un solo titular causa veinte veces más miedo: “Jet se estrella, mueren 110”.

56 minutos: Eran otros tiempos, y aunque no había Gladys que aparecieran eróticamente, ya la publicidad tenía sus trucos: Arriba, la cara amarga de un fumador que se queja: ¡Demonios, qué cigarro tan malo! Abajo: la misma cara del fumador, pero sonriendo: ¡No os veríais en esos apuros si fumarais cigarrillos El Figaro!, por ejemplo.

Aversión a los reportajes

58 minutos: Cuando me advirtió que ya habíamos conversado algo, me pesó no haber llevado lápiz para tomar alguna nota. "No se preocupe (me dijo él), porque yo no le he concedido una entrevista. Hemos conversado para que Ud. haga una semblanza, si algo tuviera que escribir sobre mí”, agregó. (Después su hija Elvira, inseparable compañera de sus viajes a través del tiempo y de los mares, confirmaría la aversión del ilustre hombre de prensa, a los reportajes. “¿Para qué –contesta él– si tengo un periódico donde puedo verter mis opiniones?”

61 minutos: Los perros me recibieron con ladridos en su residencia, y uno de ellos casi se pasó de leal. A propósito, para el doctor Miró Quesada, nada hay más valorativo en el hombre que la lealtad y la amistad, pero con una advertencia: ‘Soy amigo hasta donde llegan los límites de mi país. Porque entre los intereses de la patria y los de la amistad, a la amistad hay que dejarla de lado”.

66 minutos: En un sofá muy muelle, en su residencia de Javier Prado, delante de unas breves estatuas de mármol, el hombre hace recuerdos infinitos. Su vida llena de anécdotas comienza cuando a los pocos días de nacido, ante la invasión de los chilenos, tiene que ser llevado a Ancón en una caja de vino. Después todo es un ir y venir incesante. De clorificar el agua que bebe Lima, puede pasar o pasa con facilidad a una legación en Suiza; de asfaltar el jirón de La Unión va a representar al país en La Liga de las Naciones. Es alcalde de la ciudad con la misma maestría con que desarrolla su cátedra en San Marcos. Escribe un editorial, dos, cien contra la IPC igual como funda el primer refectorio escolar en el país. “Según una encuesta que mandé hacer, los niños pobres se desmayaban en la primera hora de clase. Resulta que no comían la noche anterior ni tomaban desayuno en la mañana siguiente”. Entonces funda ese refectorio, propone escuelas al aire libre al estilo de Charlottemburgo y pide como allá, para los niños, doble ración de alimento, doble ración de aire puro y media ración de trabajo.

¿Recuerdos imborrables? Los dolorosos.

70 minutos: No se puede dar la vuelta al mundo de una vida de 90 años en 90 minutos, pero resulta hermoso intentarlo aunque sea para titular. Pero, digamos, doctor Luis, ¿podría señalar algunos de sus recuerdos imborrables?. “Los imborrables siempre resultan ser los más dolorosos. El placer es siempre pasajero, el dolor es permanente y a veces, hasta eterno”. Entonces, quiso recordar a su esposa. “Elvira –dijo– fue una mujer sin la cual yo no habría llegado a ser algo en la vida. Ella me daba aliento para toda empresa, Leguía me mandó decir una vez que me daba 15 días para arreglar mis papeles. Yo le mandé decir, primero que averiguara dónde estaba escondido; segundo, que me hiciera detener; y, tercero, que me deportara. En esos días, había una recepción oficial en una embajada. Yo le dije a Elvira, vamos a la recepción. Fuimos y mi presencia causó revuelo singular. Lo recuerdo, perfectamente, todo ahora.

75 minutos: Luis Miró Quesada (Una orquídea y una lágrima, todos los sábados en la tumba de su esposa) ha callado y en sus ojos hay un brillo que podría afirmar, es una lágrima.

78 minutos: Ahora es lunes y estamos bajo el signo de escorpio. Ya regresó el hombre de la Luna y Vietnam todavía está crucificado, pero en un tiempo atrás, el presidente Prado lo hizo llamar con urgencia. Estados Unidos se había dirigido al Perú presionándolo para que retirara sus tropas de la Provincia de El Oro. La comisión consultiva había aceptado por unanimidad que las tropas se retiraran.

—Tenemos que hacerlo— le dijo el presidente.

—No puede ser —contestó Miró Quesada— la provincia de El Oro es la prenda que tiene el Perú para poder arreglar definitivamente sus diferendos con el Ecuador. Las tropas no deben retirarse.

—Es que no nos queda otro camino.

—Entonces, yo escribiré en contra —dijo Miró Quesada.

Hubo más diálogos, otro miembro de la comisión dijo que podríamos ser objeto de humillación. Miró Quesada respondió que humillación sería ceder ante las presiones diplomáticas. “Tal vez podríamos ceder ante el desembarco de tropas norteamericanas en Tumbes”, replicó, y se dio media vuelta. Pero la historia ha dado su versión eterna: El Perú no retiró sus tropas.

85 minutos: “No deseo enturbiar con esos recuerdos esta fecha, pero el gran error del Apra fue matar a mi hermano, cuando yo era quien escribía los editoriales. Haya tenía conocimiento de que iba a cometerse ese crimen y si no lo supo directamente, cuando menos lo sabía en alguna forma. Pero, dejemos esas cosas para otra vez”, porque las sombras han caído sobre los altos árboles y los días. ¡Ya es hora de ir al diario, a ver qué pasa!

89 minutos: Doctor, ¿por qué no escribe Ud. sus memorias'?

—Las memorias sólo deben escribirlas los grandes hombres.

90 minutos: Mañana que cumple 90 años, ¿qué editorial escribirá el Dr. Miró Quesada, en su propio corazón?

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OIGA, 4 de diciembre de 1970 En el Perú, págs. 14, 15, 16 y 17.

© Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Editorial Periodística Oiga S.A. © Jhon Bazán Aguilar, 2012.

EN LA CULTURA

Vargas Llosa

CONFESION

FUERA DE LA

CATEDRAL

Aquí, en esta revista, nunca se ha presionado, ni siquiera inducido, a quienes en ella trabajan y colaboran, a pensar o expresarse de una u otra manera. No hemos recibido, claro está, ni recibiremos a gente reaccionaria. Los artículos firmados en Oiga, no son ni serán jamás tocados por la dirección. Esta es una casa de puertas y ventanas abiertas, libre.

Y vale en esta oportunidad esta casi inútil explicación para destacar nuestro punto de vista sobre el siguiente reportaje de Manuel Jesús Orbegozo sobre Mario Vargas Llosa. Es una nota –en la que se insertan declaraciones de nuestro afamado novelista– hecha con evidente mala intención para con el reporteado y donde en el truco periodístico se utiliza cruelmente para reforzar una posición política a la que se siente obligado el reportero, por considerarse, según propia confesión, un “incondicional” de la revolución cubana. La publicamos por ser de interés para los lectores la confrontación de dos posiciones intelectuales antagónicas, sobre las que, cada día con mayor premura, hay que ir tomando partido. Aclaremos que la entrevista se realiza por gestión amistosa de la dirección de esta casa ante el novelista y que, antes de entrar en prensa, Mario Vargas Llosa la ha leído -y corregido sus respuestas- con amplio espíritu deportivo, sin hacer llegar un solo reproche a la revista ni al periodista Orbegoso. Los lectores juzgaran sobre el derecho a disentir y los riesgos que por ejercerlo se corren en épocas de fanatismo y sobre la libertad de los hombres a ser “incondicionales” y a jugar con la buena fe de las gentes.

LA DIRECCION

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Mario Vargas Llosa tiene miedo de que le pueda deformar sus declaraciones. Me dice: “Tu comprenderás, pero esta es una cosa seria”; yo le digo: “Lo comprendo Mario así que no te preocupes”; pero vuelve a insistir y entonces hacemos como un arreglo, un establecer las reglas del juego: -Tu dictas tus declaraciones y yo las copio literalmente, ¿okey? Aceptas y sonríes, agregando, “después me las leerás”; y yo te digo que bueno, pero al final nos olvidamos de las reglas del juego y yo me salgo con los apuntes bajo el brazo. Tú me dices, “mira cuanto has escrito, aquí tienes para escribir una novela”. Yo pienso que si, que habría material como para una novela que podría llamarse “confesión fuera de la catedral”, o un libro de poesía inversamente proporcional al de Padilla. El libro se llamara “Dentro del juego”.

Yo creo en el socialismo autentico y creador

Tú hablas yo copio:

“Yo quiero aclarar esto en forma terminante. Es absolutamente falso que yo haya roto con la revolución cubana, porque yo sé lo que la revolución cubana es y lo que significa para América Latina. Mi crítica no está hecha desde una perspectiva reaccionaria o imperialista, como se la ha querido calificar. No podría hacerlo, pues conozco de cerca la verdad sobre esta revolución. Mi protesta solo tiene que hacer con el problema cultural específico y es principista. Yo creo en el socialismo autentico y creador y por eso siempre me sentí solidario con la revolución cubana, desde un principio, porque la considere un triunfo original sobre las viejas estructuras de un país que puede ser cualquiera de Latinoamericana”.

Son las 4 de la tarde y estamos conversando en 28 de julio 501, ascensor, mas o menos por donde Mario salía fumar cigarrillos a escondidas con los cachorros. Miraflores gaga. El viste una chompa blanca “Jorge Chávez” y una camisa que le asoma por el cuello, como orejas. Hemos hablado de los tiempos viejos, cuando el solamente soñaba en ser escritor y más bien me pedía que escribiera un cuento para la revista Turismo. Yo escribí el cuento y desde ahí nunca mas volví a perpetrar nada, salvo escribir cuentos vietnamitas, o cuentos chinos, que son los mejores que podrían contarse hoy sobre la tierra, pues, efectivamente, allí los protagonistas no son ni pueden ser contrarrevolucionarios.

Yo no creo que Padilla sea contrarrevolucionario

“Yo conozco a Padilla desde hace años, tanto como a la revolución cubana; lo conozco mucho así como a otros poetas, como a Belkis Cusamale, a Paulo Armando Fernández, a Cesar López; con Padilla estuve pocas semanas antes de que pasaran estas cosas. Por eso yo no creo que Padilla sea contrarrevolucionario. De eso estoy absolutamente convencido, así como estoy absolutamente convencido de que los términos en que ha hecho su autocritica no los había empleado de no haber pesado sobre el alguna coacción”.

Haydee Santamaría -leer su carta- dice que Padilla ha reconocido sus actividades contrarrevolucionaria, a pesar de lo cual se halla libre, integrado normalmente a su trabajo.

Tu, como si le contestaras a ella, afirmas que no, que un hombre como Padilla no puede ser contrarrevolucionario, como tampoco Karol puede ser agente de la CIA, como se le ha acusado, injustamente cuando esta visitando a China invitado por Mao; ni menos puede ser agente de la CIA el profesor Dumont, a quien el propio Fidel y el “Che” invitaron para que los asesora en problemas agrarios.

El stalinismo, el burocratismo, la represión policial

Tú sigues hablando y yo sigo copiando, de vez en cuando ves que no me valla a equivocar ni en una coma.

Dices:

“Lo sé, el episodio es lamentable en si y por lo que significa. En si, porque constituye un síntoma, un brote típico de stalinismo. Subrayo síntoma, brote, porque eso quiere decir que no estoy afirmando que se haya generalizado en Cuba, sino que podría ocurrir. No digo que ya hay stalinismo, tampoco espero que lo haya. El socialismo cubano había sido ejemplar hasta hace poco en este dominio: mostraba una máxima compresión a la creación artística, cosa que no sucedía en otros países socialistas.

Ahora, Fidel, en dos discursos recientes, y el Congreso de Educación han revelado un brusco endurecimiento de la política cultural. Esto resulta inquietante y la obligación nuestra es decírselo a los dirigentes cubanos. La función de un intelectual de izquierda es pensar por cuenta propia y opinar sin temor; echar incienso es una ocupación de sacristanes y para mí un escritor es la antípoda de un sacristán”.

Ni te miro para no perder ni soga ni cabra. Tú sigues:

“Ya se sabe que el socialismo resuelve muchos problemas, y logra, por ejemplo, la distribución justa de la riqueza, pero también crea problemas (¿Cuáles, por ejemplo?, te interrumpo, por primera vez), por ejemplo el de verticalismo, el burocratismo, la falta de critica. ¿Para que vamos a esperar que el XX congreso de la Revolución Cubana denuncie el culto a la personalidad? Estamos obligados a decirle a Fidel, con la misma sinceridad de siempre, que el socialismo para defenderse de sus enemigos no debe realizar lastimosos rituales de exorcismo político, que es lo que se ha hecho con Padilla. Simultáneamente, digo que la revolución cubana es mucho mas importante que estas lamentable incidente”.

Yo se que son muchas dificultades de Cuba, pero….

Yo no sé qué te dije desde mi antiguo e incondicional apoyo a la revolución cubana; debió ser algo brusco porque tú me contestaste: “Yo no soy un inconsciente. Yo se que son muchas las dificultades de Cuba, el monstruoso bloqueo al que esta sometida y la permanente amenaza del imperialismo, pero….”

Yo deje de apuntar, hasta un momento, en que te escuche decir, “Por ejemplo, yo me pregunto ¿Por qué el gobierno peruano que es progresista no ha abierto aun sus relaciones diplomáticas con Cuba, como lo ha hecho Chile?” Espere a que te contestaras tú mismo pero más bien seguiste con Padilla:

“En síntesis, yo no he roto con la revolución cubana, como lo ha juzgado cierta prensa internacional, ni he roto con la revolución cubana por haberme separado de la casa de las Américas, a causa del violento discurso de Fidel, no, todo eso no es cierto”.

Mi posición es principista, no es beata ni incondicional

Aquí, el fotógrafo se hecho al suelo para buscarte un ángulo mejor. Pero la tarde era muy fría y las fotos no saldrían inmejorables. Después, cuando íbamos a la Catedral a tomar otras fotos, protagonizaríamos esta conversación:

Yo: Las fotos no salieron muy bien, creo que el fotógrafo solo te las tomo de un ángulo. Y a ti, Mario, hay que buscarte otros ángulos.

Tu (como rascándote la cabeza y riéndote) “Esto puede ser tomado como un crédito a mi favor, pero también como un descredito”. Y me buscaste el alma con tus ojos bovinos para ver si tenía mala intensión. Pero, te puedo asegurar que no.

Cuando abriste la revista “C.H.” que publica Romualdo, como un abanico o una ventana, te diste cara a cara con Haydee. Reaccionaste: “Mi protesta en el caso Padilla es estrictamente principista, de tal manera que no voy a contestar esta carta que es personal y contiene muchas invectivas y calumnias. Mi adhesión a Revolución Cubana, siempre fue profunda, pero nunca beata ni incondicional. Un escritor no es zombie”.

Yo subraye la palabra zombie y respingue por dentro. Me dio un poco de miedo pensar que yo podría estar vivo, pero también estar muerto. Te sentí que seguías dictando:

Soy un escritor que no abdica al derecho a la crítica

“Yo siempre proteste cuando me pareció necesario hacerlo, por ejemplo, cuando Fidel apoyo la intervención a Checoslovaquia, o cuando hubo un conato de persecución a homosexuales en Cuba. Mi crítica fue la de un intelectual solidario del proceso revolucionario, la de un escritor que no abdica porque considera, como siempre considere, el derecho a la crítica como inherente a su propia vocación. Un escritor siempre es un descontento, siempre esta en divorcio con la realidad que vive. El derecho a discrepar es imprescindible dentro del socialismo”.

Entonces, yo pensé en los “gusanos” que nos comerán un día y tú dijiste que a los “gusanos” deben aplastarlos en Cuba.

Hablaste de Solyenitzin, que está ejerciendo sus derechos de disentir en Rusia, pero sin traicionar a su país, a su sistema. Padilla hizo sus críticas desde una posición ideológica revolucionaria parecida y por eso lo encarcelaron.

- Pero el mismo Padilla ha publicado una carta de rectificación, “ese escritor ha reconocido sus actividades contrarrevolucionarias”, dice Haydee en la carta que te envió a ti el 14 de mayo.

“No creo que un hombre como Padilla necesita pasar 35 días en la cárcel para darse cuenta de sus propios errores”.

- Vuelvo a preguntarte, Mario, si crees que ha Padilla se le ha juzgado porque es contrarrevolucionario y sí estas a favor o en contra de los revolucionarios. Tú eres contundente:

“No estoy con los contrarrevolucionarios. A estos, la revolución cubana tiene que hacerlos desaparecer, pero (tú te has alterado solo) yo no soy ninguno imbécil ni ningún soñador. Niego que por haber criticado lo ocurrido con Padilla, pueda ser identificado como reaccionario. Eso es terrorismo moral. En el caso de Padilla, yo no habría escrito ninguna carta sino supiera que Padilla había sido un revolucionario a carta cabal”.

No hay que callarse por temor a la prensa reaccionaria

Mario se enfrenta a su propia fotografía y a los titulares que los cabeceros pusieron a los cables de la UPI y de la Francesa Presse: “NOVELISTA VARGAS LLOSA ROMPIO CON FIDEL CASTRO ACUSANDOLO DE “STALINISMO”; y otra: “PENTAGONO APLAUDE A INTELECTUALES QUE CRITICARON A CUBA”. Te sentí correcto en tu cólera santa. Dijiste: “¡imbéciles!”. Pero agregaste que el temor a la prensa reaccionaria no implica que uno tenga que callarse, porque eso sencillamente es un chantaje: “Yo no me prestó a ser obsecuente y servil. Las experiencias de Cuba son valiosas, justamente porque mostraron en un momento que el socialismo y la libertad no son, en absoluto, irreconciliables”.

Los perros de Pavlov y los reflejos condicionados

Mario lee el llamamiento de los intelectuales peruanos sobre su actitud en el caso Padilla, porque “de su actitud frente a la revolución antiimperialista en marcha, se ocupara la historia, y lo juzgara como es debido”.

Mario dice: “Son como los perros de Pavlov. Actúan por reflejos condicionados. Es la típica actitud cómoda de los escritores que creen que ser de izquierda los exonera de pensar, que les basta obedecer al poder. Claro que es la posición más fácil dentro de la propia revolución. La otra posición -la de un Sartre, la de un Franqui- es más difícil pero mucho más fecunda y, desde el punto de vista ético, más digna y más responsable. De otro lado reconocerás que firmar un manifiesto contra mi en vez de opinar sobre el asunto en cuestión -las autocriticas y lo discursos de Fidel- es hacer pipi fuera de la bacinica”.

El lee las firmas. Sus ojos deben posarse sobre los nombres de Bendezú, Washington Delgado, Alejandro Romualdo, Rose, Vargas Vicuña, etc.

A las 5 entra tu hijito con su cabello largo y te hace un pedido en su media lengua. Aquí, Mario, se muere un niño cada ocho minutos, los viejos están tirados por los suelos y los estudiantes de la universidad tienen apenas tres ómnibus para movilizarse. Pero de todos modos habrá una reunión de escritores en Lima, a nivel mundial, próximamente, donde tú también vas a intervenir.

- “No me han invitado, no se nada sobre esa reunión, todavía. Veras, estoy como recién llegado….”

El proceso peruano avanza hacia el socialismo

Opinas, ahí mismo, sobre el problema cultural peruano en el sentido de que “se han hecho cosas muy tímidas, lo cual no está bien, puesto que ahora hay un proceso de cambio en el país, reformas que no se han detenido, un proceso que yo considero estimulante”. Cuando te pregunto porque opinas así, declaras que es por la originalidad del proceso peruano, que “escapa a todas las ortodoxias revolucionarias. A unos les asusta, a mi no, porque siempre pensé que nuestro socialismo tiene que ser genuino, audaz, original, y yo creo que este es un proceso que avanza indiscutiblemente hacia el socialismo”.

No sé qué te pregunte, porque ya no respetaba las reglas del juego, pero dijiste que este proceso desembocara en una revolución de ese tipo (socialista) que sacara al país del subdesarrollo, destruyendo toda estructura anacrónica que le salga al encuentro.

“En síntesis, está en un proceso que sigue pautas inéditas que le van a dar al socialismo peruano un carácter representativo y genuino, sin calcos ni mimetismo. Hace años que dije yo algo parecido y hubo sonrisas (Soy socialista con libertad de prensa).

Ahora, me alegro de que se rían menos.

A eso se debe, también, mi entusiasmo por lo que está ocurriendo en Chile: Unidad Popular va cumpliendo su programa de reformas profundas y sentando las bases del socialismo chileno sin violentar los derechos individuales y dentro de una rigurosa libertad.

Es formidable comprobar en un país hermano un socialismo al que la visión del bosque no oculta la visión de cada árbol.

Yo no soy político, soy escritor

“Ah, olvidaba aclararte que yo no soy político si no escritor. Opinar sobre política es para mí una obligación que cumplo sin mucha alegría. Y por supuesto, aspiro ser juzgado más por mis libros que por mis opiniones políticas. Digo esto porque no es inusual el caso del escritor (flojo o mediocre, por lo general) que trata de salvar sus libros mediante la demagogia política”. (Yo recordé una vez más ese joven poema de un guatemalteco: Un día los intelectuales/ apolíticos/ de mi país/ serán interrogados/ por el hombre/ sencillo/ de nuestro pueblo… No serán interrogados/ ni sobre sus largas siestas/ después de la merienda/ tampoco sobre sus estériles/ combates con la nada/ ni sobre su ontológica/ manera de llagar a la monedas/… ni sobre la mitología griega…/ ni sombre sus justificaciones absurdas/ crecidas a la sombra/ de una mentira rotunda/.

Dices:

“No niego que un creador pueda ser político, pero no lo creo obligatorio. Más todavía, hay muchos casos de grandes escritores que fueron pésimos políticos, como Balzac…”.

Hablaste de otros, de muchos escritores europeos. Entonces yo te pregunte si conocías casos semejantes en el Perú. “No conozco –dijiste– casos flagrantes, no podría señalártelos ahora, pero creo que no son muy frecuentes “.

Entonces, se me vino el alma al cuerpo.

Luego agregaste, en relación con el guatemalteco, que el reproche habría que hacerlo también a los médicos, los ingenieros, los abogados, etc. (Yo estoy perfectamente de acuerdo contigo Mario), porque no se debe hacer parcial. Lenin igual que Cervantes o Tolstoi (“La guerra y la paz”) sirvieron a la sociedad, lo mismo que Vallejo que fue un hombre que opino sobre política y escribió poemas que hoy día están vigentes, que fueron un gran aporte a su mundo, a su época.

Redobles, Scorza, Bryce….

- ¿Has leído “Redobles por Rancas”, Mario?

“No aun; la acabo de comprar para leerlas en estos días”.

- ¿Quiere decir que no sabes nada sobre el “Nictálope” de Scorza?

“Si se. Acabo de firmar un memorial pidiendo al gobierno que lo ponga en libertad”.

- ¡Formidable! -exclamo yo- (y luego) otra cosa, ¿en tus novelas, Mario tienes así algún personaje vivo, identificable como el “Nictálope” de Scorza?

“Mira, no tengo, todos mis personaje son totalmente inventados, aunque todos tienen un asidero real... No, no recuerdo de ninguno, todos son una mezcla de unos y otros; mezclo el alma con los ojos, unos tienen apariencia, otro el pensamientos de otros“.

-Y ¿cuál es tu opinión sobre la novela de Bryce?

“La leí en un manuscrito y me pareció formidable. Esa visión irónica que tiene Bryce de la realidad peruana, y el lenguaje que la encarna, son bastantes nuevos, inéditos en nuestras letras. Me gusta mucho esa aparente frialdad en la descripción de la sociedad, ese tono nórdico, flemático para narrar.

Afuera la ciudad sigue con sus perros, las confesiones en la Catedral y en la “catedral”, las casas verdes han proliferado y se han vuelto rojas en El Porvenir.

Hablamos de más cosas, de tu último libro sobre Gabo, el de Macondo, y sobre ese estudiante que ha presentado una tesis sobre la técnica que empleas para escribir tus libros.

El dice que tú escribes la historia y después la recortas y la intercalas como para impresionar a “les burgois”.

Tú te ríes de la ocurrencia: “Caramba, hombre, voy a ver cómo es eso para librarme de tanto trabajo que me cuesta escribir”.

Bajamos. Tu, coronado de fama, yo coronado de estas nubes de invierno.

Se me ocurre preguntarte en que forma, crees que participas en el proceso de la revolución peruana. Tu contestas: “En la misma forma en que lo haces tú: escribiendo”.

Yo me siento desconsolado. Digo entre mi, en que poco participamos. Pero muy bien en que me hayas aclarado que solo con el tiempo se sabrá si hemos servido o no, cuando nos hayan comido los gusanos y no seamos sino polvo enamorado (de Quevedo). Entonces, se sabrá si hemos servido de algo o hemos pasado, como vienen pasando millones de hombres, en el anónimo.

¡Fatal destino!

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OIGA, 16 de Julio de 1971 En el Perú, págs. 30 y 34.

© Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Editorial Periodística Oiga S.A. © Jhon Bazán Aguilar, 2012.

viernes, 16 de marzo de 2012

COFRADIA DE NUESTRA SEÑORA DE ARANZAZU DE LIMA 1612-2012

EuskalKultura.com

Vascos de ambos lados del Atlántico acompañaron a Eusko Etxea de Santiago en su Centenario

19/03/2012

La semana del 12 de marzo ha resultado una semana completita en Santiago de Chile. Eusko Etxea cumplía cien años y la celebración coincidía con la llegada desde Bizkaia de una delegación de empresarios y chefs, con el objetivo trazado de avanzar en las relaciones y la colaboración entre empresas y emprendimientos bilaterales, en un viaje organizado por la Diputación Foral de Bizkaia. Se presentaba así la marca Bilbao-Bizkaia y Eusko Etxea recibía el jueves, en su Euskal Jaia del Centenario, a vascos partícipes de esa delegación y a vascos locales, unidos en una celebración de hermandad. EuskalKultura.com también participó, de la mano de su colaboradora Laida Zabala. He aquí su crónica.

Laida Zabala/Santiago de Chile. Con un pin que reunía en abrazo las enseñas chilena y vasca a un lado, y con un librillo de cantos vascos en la mano. Así accedían a Eusko Etxea de Santiago los invitados que llegaban a participar en Euskal Jaia, la fiesta del Centenario. El escenario, el frontón de la entidad, que de su actividad habitual de botes y rebotes de pelota, pasó a albergar otro acontecimiento, al que proporcionó sin duda el valor añadido de su evidente naturaleza euskaldun. Numerosas sillas y largas mesas aguardaban el momento de ser ocupadas; también los vasos, llamados a recibir tanto las txinpartak y burbujas del txakoli vasco, como los excelentes caldos chilenos que se sirvieron a lo largo de la noche, por no hablar de la espera ansiosa de cuchillos y tenedores, pendientes de poder interactuar con las delicias que ofrecerían los cuatro chefs venidos ex profeso desde Euskadi.

La cancha y aledaños se fueron llenando de invitados. Entre ellos representantes de la Diputación Foral vizcaína, como Imanol Pradales, diputado de Promoción Económica, que encabezaba la delegación vizcaína; directivos y socios de Euzko Etxea e integrantes de la comunidad vasca local; empresarios vascos y amigos chilenos; personas como Alejandro Sande, uno de los fundadores de Emprebask-Chile o la activa Iratxe de Madariaga, cónsul de Chile en Bilbao. Pero había muchos más. José Luis Bilbao, diputado general de Bizkaia, se hizo presente a través de las nuevas tecnologías, mientras el Gobierno Vasco estuvo representado por Ana Urchueguía, delegada de Euskadi en Chile y Perú.

Los dantzaris y el coro de Euzko Etxea

Pedro Oyanguren, responsable del archivo y biblioteca de la institución, nacido en Chile y ligado 'desde siempre' a Euzko Etxea, resumió en su intervención la historia de la decana de las euskal etxeas chilenas, con un especial recuerdo a todos quienes contribuyeron a que fuera posible llegar al centenario. "El vasco que deja atrás su país tiene dos vidas, una soñando con volver y una segunda, luchando por la pervivencia de su identidad". Sus palabras finalizaron pidiendo un brindis por Euzko Etxea. A continuación, las palabras se tornaron música de la mano de los quince cantores del Coro de Eusko Etxea, dirigido por Patricio Aburto, con el acompañamiento musical de Cristian Bustos.

Desde Bilbao, una conexión en directo permitió sumarse al acto a José Luis Bilbao. El diputado general de Bizkaia felicitó a Eusko Etxea por el Centenario y agradeció a los vascos chilenos su permanente contribución a Euskal Herria. "Mi agradecimiento por mantener vuestras dos nacionalidades, la memoria de Euskadi y vuestra raíces", dijo. Tras ello, los dantzaris del grupo "Itxaropen Gaztea" impregnaron de color y movimiento el recinto. Las hermanas Maritxu y Maite Bastarrica lideran la formación y fueron ellas las que interpretaron el 'Agurra' inicial, para más tarde bailar junto a los demás dantzaris 'Makil dantza'. Maite Bastarrica, cuyos padres y abuelos pertenecieron a Euzko Etxea aseguraba que mantiene "la cultura vasca mediante la danza", siendo su cariño por Euskal Herria un sentimiento transmitido de generación en generación.

Celebrar con un menú de Bizkaia

Imanol Pradales se refirió por su parte a la implementación de las relaciones político-económicas vasco-chilenas. "Hemos venido a promocionar nuestra cultura, también la de vertiente empresarial, ésa es nuestra manera de hallar nuestro lugar en el mundo". El diputado vizcaíno de Promoción Económica se proclamó feliz una y otra vez "por el recibimiento inmejorable dispensado en Chile, por la victoria del Athlétic ante el Manchester y por el Centenario de Euzko Etxea". Tras hacer mención a los siete territorios vascos, terminó su intervención con un sonoro 'Gora Euskadi Askatuta'.

Conforme avanzaba el acto, discursos, cantos y bailes preparaban el terreno para el momento gastronómico, esperado sin duda por los presentes: los pintxos, el txakolí y el vino se convirtieron rápidamente en protagonistas, junto a los responsables del buen hacer culinario allí representado por los chefs Beñat Ormaetxea, David Garcia, Javyer Gartzia y Ricardo Perez, y del sommelier Jon Andoni Rementeria. Tras satisfacer la curiosidad gastronómica, el son alegre de la trikitixa y el pandero convocaron a los más animados a cánticos y kalejiras, cruzando estas últimas el frontón de lado a lado. Los participantes en la fiesta del Centenario hallaron sin duda una pequeña Euskal Herria en Eusko Etxea de Santiago. Como señaló Imanol Pradales, "Eusko Etxea cumplirá otros cien años". Que así sea.

jueves, 15 de marzo de 2012

COFRADIA DE NUESTRA SEÑORA DE ARANZAZU DE LIMA 1612-2012

EuskalKultura.com

Euzko Etxea de Santiago de Chile conmemora este mes de marzo su Centenario (1912-2012)

14 marzo de 2012

Marzo de 2012 y la colectividad vasco-chilena está de enhorabuena y de celebración. Euzko Etxea de Santiago conmemora su Centenario y lo hará a través del año con diversos actos culturales y festivos, que se inician esta misma semana con la celebración mañana de una Euskal Jaia, en la que participará [tal como damos cuenta en nota aparte] una selección de chefs vascos de Bizkaia, así como una delegación empresarial de este territorio. Para ubicarnos en las coordenadas y en la historia de la euskal etxea, hemos pedido a Pedro Oyanguren, responsable del archivo del centro y persona de larga trayectoria en la Casa, un artículo de presentación de Euzko Etxea de Santiago. Eskerrik asko, Pedro.

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Por Pedro Oyanguren/Santiago de Chile. Las Cofradías de Arantzazu creadas en Perú, México y Chile se podrían considerar como las primeras instituciones creadas por vascos en América en los siglos XVI y XVII. La de Lima cumple este año sus cuatrocientos años. Estas nacieron seguramente como reminiscencia de la antigua tradición del auzolan, como instituciones de ayudas mutuas.

Solo a partir de fines del XIX y principios del XX comienzan a aparecer las primeras Euskaletxeak, coincidiendo con fuertes emigraciones hacia América. Si se revisan las publicaciones de la época son notorias las influencias nacionalistas que empujaron la creación de estas instituciones. En el caso de Chile, posterior a las de Uruguay y Argentina, la primera publicación de éste tipo corresponde al año 1907.

Solo en Marzo del 1912 aparece la escritura legal de la creación del primer Centro Vasco en Santiago de Chile. Desde entonces funcionó en diversos lugares de la ciudad pues no tenía un sitio en propiedad.

En 1931 se crea dentro del mismo Centro Vasco una agrupación de jóvenes con un mayor compromiso político nacionalista que se llamó Euzko Gastedija, que era la respuesta de lo que sucedía en esa época en Euzkadi. Recibieron en herencia de don Vicente Aranguren el año 1943, una propiedad en la calle Echeverría 1002 en Santiago.

Durante algunos años ambas instituciones siguieron funcionando en forma separada, pero no así en las tres fiestas institucionales que se celebraban en común: Aberri Eguna, Iñaki Deuna (San Ignacio) y Mikel Deuna (San Miguel).

Terminada la Guerra Civil y estando el Gobierno Vasco en el Exilio, se recibió la primera visita del Lehendakari Agirre en el año 1942. Con su llegada se iniciaron las gestiones para unificar ambas instituciones y finalmente logró Agirre la unión.

Euzko Gastedija vendió la sede que tenía y juntos compraron la propiedad actual en la calle Vicuña Mackenna. Transformaron el nombre y pasó a llamarse Euzko Etxea, donde se acoge a los vascos de los siete herrialdes. Se recorrió el país pidiendo ayuda a todos los vascos que estaban en condiciones de prestarla y se comenzó la construcción en 1957 y desde entonces no se ha parado, siempre hay algo más que construir o hacer. Esto es importante, pues siempre que exista la ilusión de un nuevo proyecto, es como un nuevo renacer.