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DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA
FRANCISCO IGARTUA CON DORIS GIBSON, PIEZA CLAVE EN LA FUNDACION DE OIGA, EN 1950 CONFUNDARIAN CARETAS.

«También la providencia fue bondadosa conmigo, al haberme permitido -poniendo a parte estos años que acabo de relatar- escribir siempre en periódicos de mi propiedad, sin atadura alguna, tomando los riesgos y las decisiones dictadas por mi conciencia en el tono en que se me iba la pluma, no siempre dentro de la mesura que tanto gusta a la gente limeña. Fundé Caretas y Oiga, aunque ésta tuvo un primer nacimiento en noviembre de 1948, ocasión en la que también conté con la ayuda decisiva de Doris Gibson, mi socia, mi colaboradora, mi compañera, mi sostén en Caretas, que apareció el año 50. Pero éste es asunto que he tocado ampliamente en un ensayo sobre la prensa revisteril que publiqué años atrás y que, quién sabe, reaparezca en esta edición con algunas enmiendas y añadiduras». FRANCISCO IGARTUA - «ANDANZAS DE UN PERIODISTA MÁS DE 50 AÑOS DE LUCHA EN EL PERÚ - OIGA 9 DE NOVIEMBRE DE 1992»

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«Cierra Oiga para no prostituir sus banderas, o sea sus ideales que fueron y son de los peruanos amantes de las libertades cívicas, de la democracia y de la tolerancia, aunque seamos intolerantes contra la corrupción, con el juego sucio de los gobernantes y de sus autoridades. El pecado de la revista, su pecado mayor, fue quien sabe ser intransigente con su verdad» FRANCISCO IGARTUA – «ADIÓS CON LA SATISFACCIÓN DE NO HABER CLAUDICADO», EDITORIAL «ADIÓS AMIGOS Y ENEMIGOS», OIGA 5 DE SEPTIEMBRE DE 1995

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.» FRANCISCO IGARTUA - TEXTO SOMETIDO A LA APROBACION DE LA ASAMBLEA Y QUE FUE APROBADO POR UNANIMIDAD - VITORIA-GASTEIZ, 27 DE OCTUBRE DE 1999.

«Muchos más ejemplos del particularismo vasco, de la identidad euskaldun, se pueden extraer de la lectura de estos ajados documentos americanos, pero el espacio, tirano del periodismo, me obliga a concluir y lo hago con un reclamo cara al futuro. Identidad significa afirmación de lo propio y no agresión a la otredad, afirmación actualizada-repito actualizada- de tradiciones que enriquecen la salud de los pueblos y naciones y las pluralidades del ser humano. No se hace patria odiando a los otros, cerrándonos, sino integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad del ser vasco. Por ejemplo, asumiendo como propio -porque lo es- el pensamiento de las grandes personalidades vascas, incluido el de los que han sido reacios al Bizcaitarrismo como es el caso de Unamuno, Baroja, Maeztu, figuras universales y profundamente vascas, tanto que don Miguel se preciaba de serlo afirmando «y yo lo soy puro, por los dieciséis costados». Lo decía con el mismo espíritu con el que los vascos en 1612, comenzaban a reunirse en Euskaletxeak aquí en América» - FRANCISCO IGARTUA - AMERICA Y LAS EUSKALETXEAK - EUSKONEWS & MEDIA 72.ZBK 24-31 DE MARZO 2000

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jueves, 16 de mayo de 2013


La producción literaria de los jesuitas vascos expulsados: (1767-1815) / Jesús Sanjosé del Campo


La producción literaria de los jesuitas vascos expulsados (1767-1815)1
Jesús Sanjosé del Campo


La importancia del estudio de los jesuitas vascos del siglo XVIII reside en que sus tesis, como ha apuntado recientemente Martín Almagro Gorbea, «mantenidas de manera más o menos consciente, pero siempre con contumacia, han constituido las bases para los modelos interpretativos de la Prehistoria del País Vasco desde sus inicios, en el siglo XIX, hasta la actualidad. Además, dicha visión fue asimilada al ideario político del tradicionalismo carlista, del que pasó al nacionalista vasco».
Dos aspectos relevantes quedan claros desde la introducción: el sentido en el que se utiliza el término literatura y el de la escasa producción literaria de los jesuitas vascos en el exilio. Sobre el primero, afirma el autor que entiende por «literatura», en su acepción más amplia, cualquier tipo de escrito y de cualquier materia, como se interpretaba en el siglo XVIII, a saber, «todo lo que pertenece a las letras, ciencias o estudios», como se recoge en el Diccionario académico de 1780. Sobre el segundo, mantiene que la productividad de los jesuitas vascos en el exilio fue escasa, con lo que el prometedor movimiento literario euskaldún, que había sido liderado por el P. Manuel de Larramendi, se corta de raíz desde el momento en el que estos hombres son arrancados de los valles y montañas en los que habían nacido.
Justifica además el trabajo, afirmando que la presencia literaria y científica de los jesuitas vascos en Italia en la segunda mitad del siglo XVIII, constituye un fenómeno que todavía no ha sido estudiado en sus verdaderas dimensiones. A pesar de la creciente bibliografía sobre el jesuitismo expulso, poco se ha investigado hasta el momento sobre los seguidores vascos de Ignacio de Loyola en los Estados Pontificios, durante la etapa más crítica de toda la larga vida de la Compañía de Jesús, la que va desde 1767 hasta 1815, que, al mismo tiempo, es el primer exilio político (no religioso o racial) masivo de la España Moderna2.


Tres áreas literarias diferentes
El estudio comienza definiendo tres áreas literarias diferentes de investigación. La primera, que denomina literatura de expatriación, abarcaría toda la problemática de las causas que motivaron la decisión real de privar de la nacionalidad a los seguidores de Ignacio de Loyola y de excluirlos de los territorios del imperio hispano. Como es natural, deja de lado el estudio de esta parte, ya que su temática desborda los límites fijados para el presente trabajo.
La segunda, que califica de literatura de expulsión, abarcaría las obras en las que los jesuitas expulsados dejan sus propios testimonios sobre los momentos pasados, la intimación a la que se vieron sometidos y el penoso viaje que tuvieron que emprender camino del destierro. Algunos aludieron a esa triste etapa de su vida en el marco de relatos más amplios, como el alavés Manuel Joaquín Uriarte, misionero en la provincia de Quito, cuya cuarta y última parte de su Diario de un misionero de Maynas, relata los pormenores de la expulsión y su llegada a Rávena, después de dos años de peripecias. Otros escribieron relatos específicos sobre la expulsión, como el guipuzcoano José Yarza, misionero en Nuevo Reino de Granada, quien entretuvo su largo destierro en Gubbio con un relato en latín, Iter exilium Jesuitarum in Italiam (1773), conservado inédito en el Archivo Romano de la Compañía de Jesús. Incluso el polígrafo Esteban Terreros parece que escribió «tres diarios de sus caminos y aventuras», según su propia confesión. A juzgar por estos testimonios, los jesuitas residentes en colegios de Euskadi fueron tratados con corrección durante el arresto, a lo que contribuyó la habilidad de los superiores jesuíticos, muchos de ellos vascos.
Un panorama distinto nos ofrece la literatura del exilio, tercer apartado, según la clasificación del autor, y objeto principal del estudio. Precisamente la escasez de producción en este tercer apartado es lo que lleva a Astorgano a indagar en las biografías de los vascos expulsos para conocer en qué empleaban su tiempo libre, al parecer, más que abundante. Con ello, se sale del marco estrictamente literario, dibujando un panorama mucho más amplio.


Una producción escasa y poco rentable
Dentro de las circunstancias penosas que conlleva todo destierro, los jesuitas vascos, casi todos radicados en Bolonia, llevaron allí una vida cómoda, facilitada por alivios o socorros de todo tipo que les facilitaban sus eficaces redes familiares desde España.
A juicio de Astorgano, uno de los estímulos más poderosos que movió a escribir a los jesuitas de otras provincias, sobre todo a partir de 1778, fue el de tratar de conseguir la recompensa de un aumento de pensión por parte del Gobierno madrileño, a partir de la toma de posesión del Conde de Floridablanca. No ocurrió esto con los jesuitas vasco-navarros, que aunque alguna vez solicitaron aumento en sus pensiones, no perseguían con ello esa recompensa económica, manteniendo una producción escasa y siempre dedicada a los temas que les apetecía, especialmente a algunos tan poco valorados por los regalistas como la historia eclesiástica.
Simplificando, podemos decir que el período de mayor esplendor de la producción literaria jesuítica en general, globalmente considerada, fructificó en el período 1778-1789, mientras que la de los jesuitas vascos se dio en el primer y más difícil período del exilio 1767-1777, no aprovechándose de las ventajas y «mayor apertura» facilitadas a los jesuitas expulsos por el nuevo primer ministro, Conde de Floridablanca, cosa que sí hicieron los de otras provincias, como las de Aragón o México.
Da la impresión de que los jesuitas vasco-navarros no superaron la primera etapa del exilio y continuaron absortos en el mundo anterior a la expulsión. Cuando se relacionaban con el Gobierno español no lo hacían con la sumisión del mecenazgo literario, es decir, del escritor que escribe al hilo de la actualidad halagando al poderoso de turno, sino para reclamar sus derechos anteriores (caso de Terreros respecto a los derechos de autor de su famoso Diccionario Quadrilingüe).


Jesuitas con nombres propios
La obra de Astorgano está estructurada en once capítulos, seguidos de unas conclusiones y de un apéndice con una treintena de semblanzas de escritores jesuitas expulsos vascos.
Tras el capítulo segundo, dedicado a esclarecer las fuentes para conocer la literatura del exilio de los jesuitas vascos, el tercero afronta el tema de los antecedentes. En cuanto a los números, afirma el autor que el total del colectivo jesuítico expulsado, entre España y América, rondaba en torno a las 6.000 personas; dentro de ellos unos 600 eran literatos3, escribían, y de ellos 80 procedían de la Provincia jesuítica de Castilla, a la que pertenecía el País Vasco y Navarra.
Dentro de ellos, destaca Astorgano a los PP. Larramendi, Calatayud, Cardaveraz, Mendiburu e Idiáquez, «amigos entre sí, destacados escritores y líderes respetados no sólo en Euskadi, sino también dentro de la Provincia jesuítica de Castilla». Todos ellos escribieron sobre religión, moral, cultura, euskera y letras, antes del exilio. Fueron al destierro, igualmente, algunos jesuitas vascos que eran profesores en la Universidad, como los bilbaínos Miguel Ignacio de Ordeñana y Gabriel del Barco, o en el colegio de Salamanca, donde impartían diversas cátedras, entre otros, el famoso P. Francisco Xavier de Idiáquez, o Antonio Eusebio Samaniego, hermano del fabulista.



Relevancia social
El capítulo cuarto está destinado a dar señal de las noticias sobre los provinciales vascos expulsos, personas que además de tener un relieve dentro de la Orden, lo tenían también dentro de la sociedad. El pamplonés Francisco Javier de Idiáquez, «humanista, provincial y líder de los jesuitas de la Provincia de Castilla, vizconde de Zolina como primogénito de los duques de Granada de Ega», que trató de detener la expulsión valiéndose de su influencia en la Corte sin éxito. El vizcaíno Lorenzo de Uriarte, profesor en varios colegios y rector de alguno, más tarde provincial de Castilla. El guipuzcoano Manuel Balzátegui, provincial en el Nuevo Reino de Granada (actuales Colombia y Venezuela), autor de varias obras filosóficas y científicas de uso en la Universidad Javeriana de Bogotá, que durante su exilio, siguió escribiendo en italiano. El guerniqués Bernardo Pazuengos, provincial en las Filipinas.


Que va desapareciendo de forma paulatina
En el capítulo quinto estudia Astorgano la «Permanencia del jesuitismo después de la expulsión entre 1767 y 1773». Afirma el autor que los jesuitas, que antes de la expulsión tenían una gran influencia en la sociedad rural vasca, comienzan a perderla no sólo por efecto de su ausencia física, sino por las campañas laicistas del gobierno ilustrado que llega incluso a prohibir la correspondencia entre los expulsados y sus amigos que permanecen en el País Vasco, aunque unos y otros encuentren maneras para burlar esta prohibición.
Relata, también, cómo existían en el interior de Euskadi algunos reductos de ex-novicios que nunca ocultaron su filiación a la Compañía, o sacerdotes seculares que manifiestan su condición a favor de los jesuitas de forma abierta, exponiéndose a menudo a sufrir los castigos del regalismo gobernante. Además, dedica una parte a estudiar el desarrollo de dos colegios emblemáticos relacionados con la Real Sociedad Bascongada: el de Loyola y el de Azkoitia. El primero, de una relevancia especial para la Orden al haber nacido allí San Ignacio, que albergaba antes de la expulsión un buen archivo y una magnífica biblioteca, abandonados ambos hasta que entre 1798 y 1806 se refugian allí los monjes premonstratenses del monasterio de Urdax (Navarra), tras el saqueo de su monasterio. El segundo, en el que si bien las relaciones de los jesuitas con la Bascongada fueron correctas, pero no amistosas, famoso por los ilustres profesores que enseñaron en él, los PP. Cardaveraz, el filólogo José de Beovide o Juan Bautista Iriarte, que era director en el momento de la expulsión.


Y se recrea literariamente
Resultan especialmente entrañables los capítulos siguientes. En el sexto, bajo el título «La atracción del "paraíso" vascongado», muestra Astorgano a «los jesuitas vascos que se quedaron en Euskadi, los que debieron quedarse y los que intentaron librarse del destierro». Manifiesta en él el conocimiento profundo que posee sobre el jesuita Hervás, pues siguiendo esta fuente, y otras, recrea las incidencias sentimentales de los exiliados vascos, que recordaban su tierra como un lugar idílico. Enriquece todo ello con una amplia nómina de los jesuitas que amaban tanto a su tierra, que, a pesar del peligro que suponía, se asentaron en Francia con el único interés de vivir lo más cerca de la frontera española.
En el séptimo, titulado «La vida cotidiana de un jesuita desterrado vasco», recuerda que, al principio, pasaron muchas penalidades físicas, intelectuales y religiosas, según los lugares de residencia, pero, «con el tiempo, mejorarán esas circunstancias y los jesuitas más pudientes, como Antonio Samaniego o el P. Idiáquez, irán solicitando permiso para tener sus oratorios privados en sus respectivos domicilios, como se puede comprobar en los archivos episcopales de las ciudades en las que residieron, como Bolonia o Ferrara».
Y es que, después de la supresión de la Compañía en 1773, los jesuitas, al convertirse en clérigos seculares, sin votos que los aten, cambian y diversifican la vida uniforme que habían mantenido hasta el momento, según anota el estricto P. Luengo, que seguía defendiendo las esencias jesuíticas de la vida en común. Además, los socorros recibidos por los exiliados variarán notablemente según los bienes de las familias de las que dependían en el destierro, pues si eran nobles y tenían bienes era más fácil recibir ayuda. Concluye Astorgano que la casuística respecto a este punto fue muy variada, lo mismo que sobre la conservación de las costumbres y hábitos ignacianos y sobre las profesiones que tuvieron que adoptar para sobrevivir en el exilio.


Sobre los escritos
Descrito el contexto social de la nueva vida de los jesuitas, se introduce el autor en el meollo de la obra: la producción literaria misma. El capítulo octavo, titulado «Hacia una periodización de la literatura del exilio de los jesuitas vascos expulsos», comienza introduciendo al lector en la polémica acerca de si la periodización se debe hacer por géneros o por etapas cronológicas. Astorgano se muestra partidario de esto último4, estableciendo cuatro etapas.
La primera en la que figuran los jesuitas escritores vascos que murieron antes de 1777. Es la literatura de la expatriación y extinción de los jesuitas, en una época caracterizada por la mayor persecución por parte del regalismo madrileño, pero en la que aparecen obras importantes de expulsos vascos, como José Cardiel o Manuel Uriarte, Esteban Terreros, Miguel Ignacio de Ordeñana, Patricio Meagher...
La segunda, que denomina «período de esplendor», en la que figuran los jesuitas escritores vascos que murieron entre 1778 y 1789. Se producen en esta época los principales trabajos de Llampillas, Hervás, Juan Andrés, Vicente Requeno, Juan Francisco Masdeu, Antonio Eximeno, Juan Ignacio Molina, Esteban de Arteaga, segoviano de origen vasco, y entre los euscaldunes José Cardiel, Manuel Uriarte, Lorenzo Echave, Sebastián Mendiburu, Juan Hermenegildo Aguirre, Blas Miner...
La tercera, que caracteriza como «período de contracción en la producción literaria», comprende a los jesuitas vascos que fructificaron entre 1789 y 1798, y coincide con la Revolución francesa y el mayor control por el Estado de la producción literaria en general, incluida la de los jesuitas. En esta etapa sólo se pueden recordar algunos autores vasco-navarros, como Roque Menchaca y Domingo de Zuloaga, organizados en torno a una academia de Historia eclesiástica en Bolonia.
La cuarta, que denomina como «período de descontrol y de decadencia de la producción literaria de los ex jesuitas», integrada por los jesuitas vascos que murieron después de 1798. Se trata de una época durante la cual algunos jesuitas vascos retornaron a España para fallecer en Euskadi, como Francisco de Bazterrica, Manuel Uriarte o José de Beobide; otros «fueron obligados a emprender un segundo destierro en Italia y se reintegraron a la Compañía», como Joaquín Solano y Roque Menchaca, y otros vivieron libres y aislados en Italia.
El trabajo de esta última parte resulta especialmente valioso por la gran dificultad que ha tenido que superar el autor para reconstruir la vida de los literatos jesuitas de origen vasco en unos años tan revueltos política y bélicamente para poder ofrecernos datos creíbles acerca de los mismos.
Dedica el autor el capítulo noveno a hacer un minucioso estudio con el fin de encuadrar a cada jesuita escritor en su provincia geográfica de origen. Para ello, comienza aclarando al lector que la extensión de las obras de la Compañía de Jesús en cada una de ellas era muy desigual. En Guipúzcoa la Compañía atendía seis colegios, en Vizcaya tres y en Álava uno.
A pesar de tan escasa presencia en Álava, de esta provincia eran oriundos algunos eminentes literatos como José Cardiel, Adrián Antonio de Croce, Roque Menchaca y Manuel Joaquín Uriarte Rodríguez de Baquedano. En el caso de Guipúzcoa, que tenía más colegios y mayor número de jesuitas, y a pesar de que la labor de algunos de ellos en defensa del euskera, fue destacada en época temprana y anterior al exilio con la obra de Larramendi, Cardaveraz y Mendiburu, más adelante no aparecieron literatos tan relevantes, porque apenas si hallamos alguno que escribiera algo interesante, o en caso de que lo hicieran, su literatura no ha llegado a nosotros. En el caso de Vizcaya, los jesuitas fueron más relevantes como superiores que como literatos, produciendo escritores de menor relevancia literaria, como Miguel Ignacio Ordeñana, Joaquín Láriz y Martín Xarabeitia.
Eso sí, se da el caso de que «el príncipe de los escritores jesuitas vizcaínos expulsos fue el lexicógrafo Esteban Terreros, que estuvo toda su vida adscrito a la Provincia de Toledo», en cuyo espacio geográfico se debe estudiar... No olvida Astorgano pasar revista a los jesuitas de origen vasco que estaban destinados en las colonias, como las provincias de Nueva Granada, Nueva España y Filipinas, agrupando noticias hasta ahora ignoradas sobre ellos.
Cierra el conjunto con dos capítulos destinado uno a «La producción literaria de los coadjutores vascos expulsos», anotando que muchos de los que se encontraban en esta situación o bien abrazaron el sacerdocio o bien se casaron. Entre todos ellos hubo pocos que realizaran labores intelectuales y literarias. En «Los jesuitas que no escribieron nada en el destierro, a pesar de sus cualidades», reúne a un grupo de jesuitas que tenían habilidades intelectuales, pero que no redactaron nada en el exilio, como se observa en los casos de José Aztina o de Joaquín Solano.


En resumen
En las conclusiones, Astorgano recuerda que escritores tan eminentes como Juan Andrés, Esteban de Arteaga, Lorenzo Hervás, Pedro Montengón, José de Isla o Esteban Terreros escribieron en las difíciles circunstancias del exilio, y llama la atención hacia el hecho de que redactaron sus trabajos de investigación no sobre las manidas obras sacras, sino que se acercaron innovadoramente a la cultura y a las ciencias de su época a la luz de la Ilustración cristiana. Por el contrario, «prácticamente ningún jesuita expulso vasco manifestó su deseo de penetrar en los nuevos campos que la ciencia y la erudición les abrían, no sintiendo la necesidad de conciliar la tradición y la novedad», donde, salvo el caso de Terreros, apenas se pueden citar algunos nombres y títulos relevantes.
El libro se completa con un apéndice titulado «Semblanzas de escritores jesuitas expulsos vascos», en el que en 163 páginas incluye un listado con explicaciones básicas de la vida y las obras de 28 de estos autores y una bibliografía que avala la hondura de la investigación.
En resumen, dos son los valores que, a mi juicio, merece la pena destacar, uno de tipo extensivo y otro de tipo intensivo. En cuanto al primero, por la cantidad de trabajo que cualquier lector puede advertir a simple vista: no hay duda de que es un libro bien documentado, se han removido archivos, consultado fuentes, comparado documentos... En cuanto al segundo, porque detrás de todo este trabajo de archivo hay una mente con una magnífica capacidad de sistematización que ayuda al lector no especializado a hacerse una idea cabal de lo que se trata.
Es notable que tras este libro hay más de veinte años de trabajo y muchas otras publicaciones al respecto.

Fuente:
Fondo Editorial Revista Oiga
Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima
Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de Perú 

miércoles, 15 de mayo de 2013

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU

CENTENARIO PASIONISTA EN EL PERU – Monseñor Miguel Irizar C.P, con Miembros de la Congregación Pasionista / Municipalidad de San Isidro - Centro Cultural El Olivar  15/05/2013 

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU

CENTENARIO PASIONISTA EN EL PERU – Pregón del Centenario / Discurso de Monseñor Miguel Irizar C.P / Municipalidad de San Isidro - Centro Cultural El Olivar  15/05/2013 




CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU


RESTOS DE MONSEÑOR  Y OBISPOS SERÁN  TRASLADADOS Y ENTERRADOS EN LA CATEDRAL DE MOYOBAMBA


Moyobamba. La  parroquia  de Moyobamba estará  celebrando el fin de semana la conmemoración  del centenario  de la llegada  de los misioneros  pasionistas  , este acto religioso tendrá una gran importancia señaló el párroco de Moyobamba  Jaime Ruiz del Castillo  ya que junto  a este evento de conmemoración  de la llegada de los misioneros está previsto  el arribo de los restos de los tres obispos    más antiguos que tuvo la región San Martin en  la que figuran  el primer monseñor  Martín Fulgencio Elorza Legaristi y también de los monseñores  Benancio Orbe Uriarte  y  José Santos Iztueta Mendizábal, los restos de  los tres religiosos serán colocados en unas tumbas que ya sean instalados en el interior de la catedral de Moyobamba , pero previo a ello  sea preparado un programa desde el día viernes  el traslado de Lima a Tarapoto de los tres religiosos   mencionados, el día sábado 18  celebración de la eucaristía y sepelio en la iglesia catedral de Moyobamba y para el día  Domingo  se realizará   la eucaristía  de apertura del centenario  en el Coliseo cerrado de la ciudad de Tarapoto, el  sacerdote viene  invitando  a toda la feligresía  Sanmartinense a participar de este acto litúrgico de mucha trascendencia los restos de  los tres religiosos serán colocados en unas tumbas que ya sean instalados en el interior de la catedral de Moyobamba , pero previo a ello  sea preparado un programa desde el día viernes  el traslado de Lima a Tarapoto de los tres religiosos   mencionados, el día sábado 18  celebración de la eucaristía y sepelio en la iglesia catedral de Moyobamba y para el día  Domingo  se realizará   la eucaristía  de apertura del centenario  en el Coliseo cerrado de la ciudad de Tarapoto, el  sacerdote viene  invitando  a toda la feligresía  Sanmartinense a participar de este acto litúrgico de mucha trascendencia

CATEDRAL DE MOYOBAMBA – En este lugar de la catedral reposaran en paz los restos de los Monseñores Martín Fulgencio Elorza Legaristi, Venancio Orbe Uriarte  y  José Santos Iztueta

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU

entrevista al padre pío zarrabe
ENTREVISTA AL RVDO. P. JOSÉ IGNACIO ZARRABE GARRO

¿Cómo se le ocurrió venir al Perú, y en concreto, a la Región Loreto?

Yo pertenezco a la Congregación de los Pasionistas que llegaron a el Huallaga el año 1922, por vía marítima, surcando el Amazonas, el Marañón y el Huallaga. Aquí abrieron la primera casa, pero se extendieron después a toda la provincia con comunidades en Santa Cruz, Lagunas, San Lorenzo del Marañón, Borja de Maseriche, Jeberos, Balsapuerto, y otros lugares. Su trabajo era ponerse al servicio de esta Región para atender en Evangelización, en Educación, en Salud.

Teníamos bastante relación con el Perú y puedo decir que esto me proporcionó una especial querencia a esta Nación. Mi llegada al Perú, en un viaje de 25 días por mar, fue el cumplimiento de uno de mis grandes sueños.

Dónde nació y en que fecha

En la región de España que se llama Euskalerria (país Vasco). Y, en concreto en un pueblo llamado Bolívar. De aquí viene en parte mi vocación latino-americana. En Bolívar nacieron los antepasados del libertador Simón Bolívar. Su abuelo emigró a México. Un hijo suyo se trasladó a Venezuela y allí nació el libertador Simón Bolívar. De pequeño y de joven aprendí mucho de la historia americana y me eduqué entre los varios monumentos levantados en homenaje al libertador. Creo que todo esto influyó en mi simpatía por América.

Nací hace muchos años. Soy de Aries, del 25 de marzo de 1929

Mis padres se llamaban Benito y Emilia. Siempre me arreglé bien con ellos, aunque tengo algunos episodios que me disgustaban. Mi papá había estado unos 15 años en América del Norte. En mi casa vivía también un tío americano. Cuando ellos preferían conversar sobre cosas que no entendiéramos nosotros, hablaban inglés y esto me enojaba mucho. Hasta tal punto que teniendo ocasión de aprender esta lengua entonces y años más tarde, siempre aborrecí el inglés. ¡Cosas de niños! Luego, muchas veces me he arrepentido de este capricho.

Cómo fue lo de su vocación para la vida religiosa

No es una pregunta que tenga una respuesta fácil. La vocación es algo que va surgiendo poco a poco y necesita años de maduración, antes de tomar una decisión definitiva.

Tuve la suerte de tener en la parroquia unos sacerdotes diocesanos muy inteligentes y buenos. Ellos nos hablaban de la vocación. Y en mi casa la abuelita, gran lectora de vidas de santos, nos solía repetir: “En la vida hay que hacer algo valioso. Lo mejor es trabajar por otros, tener espíritu de servicio y esto se cumple en la vida religiosa”. Así, por una parte y por otra, fui recibiendo algunas lecciones. Mis papas nunca me abordaron el tema vocacional.

Cuando me decidí, vino lo más delicado, comunicar a mi papá el deseo de ser sacerdote. Todavía recuerdo el lugar y la hora en que tuve esta conversación con mi papá. Le manifesté mi propósito y él, ocultando su disgusto, me dijo: “Hijo, si ese es el camino que has escogido yo te ayudaré en tus estudios. Todo corre a mi cuenta”. Luego vino el pedir la entrada a los Pasionistas.

Que tal estudiante fue usted?

Pasable, jamás tuve jalados. Y tengan en cuenta que mi carrera de estudios, además de la secundaria, fue de 2 años, de filosofía, 4 años de teología, y 3 años de universidad, para sacar la licencia en historia. Mi punto débil era la caligrafía. Siempre escribí torcido hasta el día de hoy. Esto me traía problemas en los exámenes escritos. Pero los profesores parece que tenían buena vista e interpretaban mis garabatos.

Durante los últimos cursos de estudios qué pasos dio en su vida religiosa

A los 21 años, el día 27 de diciembre de 1950 hice mi profesión religiosa, que suponía la entrega definitiva a la Congregación Pasionista. Dos años más tarde, con 23 recién cumplidos, recibí la ordenación sacerdotal. Todo esto aconteció en la ciudad de Roma, ya que mis superiores me destinaron a Italia con 19 años. Y me tocó vivir allí 7 años seguidos, terminando mi formación e iniciando los trabajos sacerdotales.

Mi primer trabajo pastoral como sacerdote fue continuar en la universidad y atender los sábados y domingos a los presos detenidos en la gran cárcel Regina Coeli que albergaba unos 2000 detenidos, la mayor parte presos políticos. Eran los años de la posguerra Europea. En la cárcel me encontré con la vida real, con muchos hombres sin libertad, cada uno con su historia, sus problemas, su llanto. En el penal tuve la suerte de conocer a las personas “en su interior”. Doy gracias a Dios por este mi primer trabajo sacerdotal.

Cómo fue la salida de Roma y su actividad posterior?

Terminados mis estudios universitarios y algunos otros cursos complementarios, regresé a España e inicié allí la tarea de la docencia superior como profesor de Historia de la Iglesia y Teología. Fueron 12 años felices. Los estudiantes de Teología eran jóvenes entre los 20 y 25 años. Sinceros, aplicados y muy centrados en su formación. Entre bastantes alumnos que luego han ocupado puestos importantes en la Iglesia y en la Congregación, puedo señalar a Monseñor Miguel Irizar, obispo de Yurimaguas de 1972 a 1989 y al actual obispo Monseñor Astigarraga.

Qué otras tareas realizó usted antes de venir al Perú?

La Congregación me encargó diversos trabajos de gobierno. Siendo superior tuve la suerte de visitar, durante 3 meses, el año 1967, todas nuestras comunidades pasionistas del Perú, Costa, Departamento de San Martín y parte de Loreto. Mi recorrido aquí fue así: Papaplaya, Lagunas, San Lorenzo, San Gabriel de Varadero, (rió Paranapura) y Yurimaguas. Fue mi primer baño en la amazonía).

Pero cuándo fue su destino definitivo al Perú?

En febrero de 1974 llegué por vía marítima, la puerto del Callao y desde allí a San Lorenzo del Marañon. Mi llegada coincidió con el inicio de los trabajo del oleoducto nor peruano.
El Marañón fue mi primera estación misionera. Atendía a la población San Lorenzo, un pequeño caserío entonces, nada comparable con la actual capital de la provincia de DATEM
Junto con el trabajo parroquia me dieron el cuidado pastoral de las comunidades Chayahuitas de los ríos Sillay y Cahuapanas y de la comunidad Aguarían del río Apaga.

¡Que trabajo tan distinto si lo comparo con mis años de profesor de teología! Mi estadía en San Lorenzo, y sobre todo, el trato con las comunidades nativas, me hizo muchísimo bien, aunque muchas cosas tuve que comenzar de cero en la organización de mi vida. Tengo una grande deuda con estas comunidades ya que me ayudaron a ser más hombre y más sacerdote.

¿Qué otros trabajos nos puede destacar de su pastoral?

La formación cristiana de adultos. Allí comenzaron con la formación de los animadores de comunidad para las 250 comunidades donde no había sacerdotes. Formar hombres y mujeres para el servicio de Dios, la celebración de la Palabra los domingos en su comunidad y, también para que dieran testimonio cristiana ante sus hermanos.

La mayoría de estos adultos no habían terminado sus estudios de primaria y tenían gran dificultad para la lectura. Se les hacía difícil el manejo de la Biblia (libros fundamental del animador) o cualquier otros trabajo que pedía lectura y escritura. Pero, poco a poco, fuimos creando métodos de educación y formación para adultos; tarea muy diferente de la formación de niños y jóvenes.

Desde entonces y van ya 31 años mi querencia y trabajo principal ha sido el servicio a los animadores, concursillos, con publicaciones de libros y otros subsidios.

Un trabajo consolador que te lleva a descubrir en el hombre y la mujer de la chacra, grandes valores humanos y religiosos! Gracias, Señor, por nuestra Amazonía y por sus hombres y mujeres, fruto de tu creación!

Usted también estuvo en Lagunas ¿Cuándo fue ese trabajo pastoral?
El año de 1979 me indicaron que en Lagunas hacia falta un sacerdote más, sobre todo para la atención a las comunidades y los animadores. Y allí me fui. Pasé en Lagunas 11 años atendiendo por temporadas en la capital distrital, donde ya residía un sacerdote, pero mi dedicación principal fueron las 67 comunidades del Distrito, incluyendo a los Candoshi del río Nucuray.

El Vicariato me apoyó en la construcción de un bote, el ERA KUMITSA, Este bote visitaba las comunidades durante todo el año: Tres veces tuve que cambiar de bote, pero con la misma matricula, que en español es BUENA NOTICIA.

¿Qué impresiones guarda de su estadía en Lagunas?
La población de Lagunas y de sus comunidades pertenece, en gran parte, al grupo Cocamilla. Un pueblo pacifico, religioso y muy hospitalario. Posteriormente parece que las cosas han cambiado y varios males han azotado a esta población, en este orden: terrorismo, narcotráfico, enfrentamiento entre autoridades y grupos de pobladores. Pero no hay que perder la esperanza Lagunas tiene grandes recursos humanos y espirituales. Vendrán tiempos mejores.

Sabemos que Lagunas fue la primera población de Loreto a donde llegó el terrorismo.
Así fue. Y me tocó vivir la espantosa noche del 29 de junio de 1985. El ataque fue liderado por el doctor del Hospital y un reducido grupo traído de fuera por el mismo doctor y algunos laguninos engañados por este líder chimbotano de triste memoria.

Iniciamos el año 1985 bajo negros presagios. Sabíamos que algo malo iba a suceder. La Iglesia hizo varias denuncias en su predicación a partir del mes de marzo. Yo tuve bastantes ocasiones de tratar con el doctor del hospital. Me desvelaba sus ideas revolucionarias y yo le planteaba la estrategia cristiana para hace mas libre al pueblo liberándolo de tantas esclavitudes La última conversación tuvo lugar 2 días antes del ataque. El grupo terrorista tenía un plan terrible sobre Lagunas: matanzas, robos, aniquilamientos de la población. Aquella fatídica noche mataron a tres personas, aunque su plan era decapitar a bastantes varones de la población. Pero la mano de Dios hizo su acto de presencia; uno de los atacados, el cabo García yurimaguino, herido de muerte y casi en agonía, disparó su pistola contra lo asaltantes e hirió gravemente al segundo de a bordo de los terroristas.

Este hecho cambio el rumbo de los acontecimientos. El grupo terrorista suspendió el ataque y para salvar al herido, salio de Lagunas en un bote robado, El herido se sanó, pero el grupo principal, de los atacantes unos 14, se escondieron en el monte, entre Islandia y Santa María. Allí fueron sorprendidos por los guaridas de asalto (los sinchis) y matados y acribillados.

Se cumplió a la letra la palabra de Jesús. “El que a espada mata, a espada morirá”.

En una de mis conversaciones con el doctor, pocos días antes del ataque, le dije en plan muy humano: “Mira, hermano, respeto las ideas de su grupo, pero le pido que en Lagunas no se derrame sangre inocente”. Pero el grupo ya había decidido su plan destructor.

La Iglesia, lo mismo que había orado por los caído en la balacera de los terroristas, organizó una misa de funeral por los 14 acribillados por los guardias. Es que, alma por alma, tanto hay que rezar por el inocente como por el pecador.

Puente entre Mons. Miguel Irizar y Mons. José Luis

Me toco hacer de puente entre la salida de Monseñor Irizar en octubre de 1989 hasta la llegada del nuevo obispo Monseñor José Luis el 1 de marzo de 1992.

Mi obligación era atender pastoralmente a todo el Vicariato. No eran tiempos fáciles nos tocó entre otros acontecimientos tristes el ataque terrorista a Yurimaguas el 25 de julio de 1990 Pero mi principal trabajo de esos años fue preparar el Plan Pastoral para todo el Vicariato, que se publicó después con el titulo de Rutas de Evangelización”. Este trabajo era fruto del esfuerzo conjunto de misioneros, misioneras, y laicos comprometidos.

Pero cuando vino a Yurimaguas Mons. José Luis usted se ausentó por un tiempo.

Así fue, mis hermanos pasionistas del Perú me llevaron a Lima y me nombraron superior y responsable de todas las comunidades y obras Pastorales que tiene nuestra Congregación en Perú. Me tocó atender servicialmente a mis hermanos Pasionsitas. Una de las tareas más difíciles, pero al mismo tiempo de mucho gozo, fue dar mayor impulso a la formación de los jóvenes vocacionados. En Lima tuve la ocasión de tomar el pulso a todo el Pero, ya que aquí en la Selva mis tareas me ataban al trabajo rural.

Al terminar los 8 años de mi cargo en Lima, los superiores me ofrecieron el regreso a mi antiguo campo de trabajo. Y aquí sigo, gracias al Señor.

A qué se dedica hoy aquí

Sigo apoyando la formación de los animadores del Huallaga central, con cursos y procurando preparar para ellos folletos muy sencillos. Formamos una equipo de tres para esta labor: Hermano Abraham, Arequipeño, hermano Freddy, cajamarquino y este servidor de ustedes, “loretano” con el DNI 10222618.

¿Con qué personajes importantes has tratado o te ha tocado conocer?

No sé que decir. Para mi personajes muy importantes son las abuelitas que en los caseríos cuidan a sus nietitos, las mamás que atienden a sus hijos y además tienen que trabajar en la chacra. Estas personas son muy importantes, aunque sus caras no las veamos en la televisión ni las radios emisores traten de anunciar el trabajo sacrificado de estas mujeres de nuestro pueblo.

Pero entrando en su pregunta, les diré que, siendo joven sacerdote, saludé al Papa Pío XII. También en Roma traté con profesores e intelectuales de primer orden de varias naciones.

Aquí en Perú fue recibido una vez por el Presidente Belaunde y tratamos algunos asuntos de la Selva. Me di cuenta que el presidente seguía siendo el gran enamorado de la Amazonia, pero que sus ministros le engañaban. Me pregunto, en concreto, como iba la construcción de la carretera triangular Yurimaguas, Jeberos, Balsapuerto – Yurimaguas. Era el año 1983. Yo le respondí sencillamente Excelencia hemos oído algo de esta obra, pero todavía no se ha iniciado. El puso cara de consternación y pena y se llevó las manos a la cabeza. Al presidente Valentín Paniagua pude saludarle y conversar con En, en el velorio del Doctor Alfonso Barrantes que quien alcalde de Lima.

Me ha tocado también tratar con los Cardenales Juan Landazuri, Augusto Vargas y el actual Juan Luis Cipriani con este tuve algun problemita por una pequeña novela que escribí sobre la iglesia del Perú, pero todo terminó fraternalmente y en paz.

Si hoy tuviese usted que iniciar su carrera vocacional y su sacerdocio, ¿Qué haría?

Ante todo aceptar lo que me indiquen los superiores de mi Congregación. Pero de mi parte escogería trabajar con gente en las zonas rurales, sobre todo, en la formación de los animadores y de las comunidades cristianas. Creo que aquí está el futuro de nuestra Iglesia.

Pero este trabajo lo haría con estilo distinto, con nueva metodología, y con mayor energía.

¿Nos puede dar algún consejo que nos sirva para nuestra vida?

Entre ustedes y servidor hay muchos años de distancia, pero creo que les puedo dar un breve mensaje. Cada uno de nosotros debe pensar que la vida es irrepetible, se vive sola vez. Y al final de nuestra vida únicamente “nos quedaremos en aquello que hemos dado con amor y entrega”. Lo que hayamos reservado para nosotros, no tendrá valor alguno, se nos escapará de nuestras manos.

También les recordaré aquello de: “Si no vives para servir, no vales para vivir”. ¿Qué les parece?.

PADRE PIO, 40 AÑOS DE AMAZONÍA

En la actualidad sigue luchando por la Amazonía

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU


Martes 14 de mayo del 2013 - 10:41 | 27 visitas

Esta importante labor se inició cuando el 17 de mayo de 1913 arribaron a Tarapoto los primeros misioneros al servicio a las personas que más necesitan de Dios.

Lima. En el Perú los Pasionistas están presentes desde los primeros años del siglo XX en la Amazonía, misión que llevan desde hace cien años de intensa labor con el compromiso trazado por su fundador San Pablo de la Cruz.

Monseñor Miguel Irizar Campos, obispo emérito del Callao junto al alcalde de San Isidro, Raúl Cantella Salaverry, anunciarán este miércoles 15 de mayo las diversas actividades que se realizarán con ocasión de celebrar el centenario pasionista.

Los Pasionistas llegaron en 1913, partiendo del puerto de Bilbao, España, hacia la Amazonía peruana, invitados por el Obispo de Chachapoyas, monseñor Emilio Lissón para adentrarse en territorios desconocidos.

Desde esa fecha han realizado una significativa obra evangelizadora por medio del verbo e incluso no dudaron en utilizar los medios de comunicación para llevar la palabra de Dios.

FUENTE:
Peru.com

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU - CATEDRAL DE YURIMAGUAS

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU  - PLAZA PRINCIPAL DE YURIMAGUAS

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU


CELEBRACIONES DEL PRIMER CENTENARIO
DE ORDEN PASIONISTA SE INICIAN EN LIMA

Actos de la presencia pasionista en el Perú desde 1913 se prolongarán un año y comprenderán actos culturales, religiosos y una exposición misionera.

Con gran satisfacción, la Cofradía y Hermanad de Nuestra Señora de Arantzazu en Lima se complacen en informar que con toda solemnidad se iniciaron en Lima las celebraciones y cultos del Primer Centenario de la presencia de la Orden Pasionista en el Perú. Un “pregón”, anunciando el acontecimiento será pronunciado mañana miércoles 15 de Mayo en el Centro Cultural El Olivar de San Isidro en la Capital peruana.

Las actividades conmemorativas del Centenario se harán intensivas el resto de Mayo, culminando el 21 de Julio en Yurimaguas, en la región selvática peruana, que fue el punto de destino hace un siglo de los primeros evangelizadores de la Orden Pasionista.

Otras actividades tendrán lugar el resto del año, y en el primer trimestre de 2014, cuando en una Eucaristía en la Parroquia Virgen del Pilar de Lima se clausurará las actividades del Centenario.

Después del pregón de mañana, para el viernes 17 de Mayo se ha previsto el traslado de los restos de Mons. Venancio Orbe Celestino Uriarte y Mons. Santos Iztueta Mendizábal a Tarapoto, con una celebración litúrgica en la Parroquia Matriz. Ellos fueron los dos primeros obispos pasionistas en el inicio de la misión de esta orden en el Perú.

El sábado 18 se trasladarán los restos de Tarapoto a Moyobamba, con la celebración de la Eucaristía y sepelio en la Iglesia Catedral de Moyobamba.

Para el domingo 19 está prevista la Eucaristía de Apertura del Centenario en Tarapoto, en el Coliseo Cerrado de Morales; y para el domingo 26 la Apertura del Centenario en Lima en la Parroquia Virgen del Pilar en San Isidro.

El 21 de Julio tendrá lugar en Yurimaguas la celebración más importante: La Celebración del Acto Jubilar del Centenario en Yurimaguas, en la Parroquia Señor de los Milagros.

Habrá también celebraciones litúrgicas en las parroquias pasionistas a lo largo del año, actos académicos como un Simposio Pasionista, la Exposición Misionera de la Obra Pasionista en la Selva Peruana y la Semana Pasionista Cultural y Religiosa en Tarapoto, Lamas y Yurimaguas; todo esto último el año 2014.

La Cofradía y Hermandad de Nuestra Señora de Arantzazu en Lima expresan su más cordial saludo ante este acontecimiento, y se proponen participar en estas actividades con el apoyo del Fondo Editorial de la Revista Oiga, que hacer honor a la memoria del periodista peruano-vasco Francisco Igartua Rovira.
Fuente:
Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima
Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aranzazu del Perú
Fondo Editorial Periodística Oiga

martes, 14 de mayo de 2013

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU


Este miércoles 15 de mayo, a las 11 de la mañana, en el Centro Cultural “El Olivar” de San Isidro:

CONFERENCIA DE PRENSA POR LOS 100 AÑOS DE LA CONGREGACIÓN PASIONISTA EN EL PERÚ

Ø Alcalde Raúl Cantella Salaverry y monseñor Miguel Irizar Campos anunciarán actividades que se realizarán en Lima y Tarapoto.

Este miércoles 15 de mayo, a las 11 de la mañana, en el Centro Cultural “El Olivar” de la Municipalidad de San Isidro, el alcalde Raúl Cantella Salaverry y Monseñor Miguel Irizar Campos, anunciarán las diversas actividades que se realizarán tanto en la ciudad de Lima como en Tarapoto conmemorando el Centenario de la llegada de la Congregación Pasionista al Perú.


DÍA          : MIÉRCOLES 15 DE MAYO.

HORA      : 11 DE LA MAÑANA.

LUGAR   : CENTRO CULTURAL “EL OLIVAR” DE LA MUNICIPALIDAD DE       SAN ISIDRO (calle La República 455, San Isidro)


Para cualquier coordinación comunicarse con: Pilar Covarrubias: RPM: *0343310/ Cel. 996209510 o con Luis Vera: RPM: #674241/ Cel. 994551567.

San Isidro, 07 de mayo de 2013.

Fuente:
Congregación Pasionista del Perú 

lunes, 13 de mayo de 2013

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU

"... Y CON EL MAZO DANDO"

Con la presencia de los misioneros pasionistas en la Amazonía comenzó una nueva época para las gentes de esta parcela misional. Se imponía el slogan de San Benito "ora et labora". El anuncio del Evangelio presuponía dotar a la Misión de locales, templos, hospitales, escuelas parroquiales, botiquines, colegios, etc. a lo  largo de todo el territorio de la Misión, tanto en el Vicariato de Yurimaguas como en la Prelatura de Moyobamba.

Para facilitar esta tarea se impuso la necesidad de crear talleres de carpintería, ladrilleras, aserraderos para preparar el material necesario. En esta tarea sobresalieron los Hermanos Coadjutores Mauricio Uranga, Juan María Odriozola, Rafael Beloki, Tomás Aizpuru, José Agustín Galarraga, Fabián Uriarte, José Odriozola y el P. Severiano Arguinzóniz.

Fuente:
Congregación Pasionista del Perú 



viernes, 10 de mayo de 2013

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU

Celebran 100 años de presencia al servicio de los más pobres:

CONGREGACIÓN PASIONISTA CUMPLEN ABNEGADA LABOR EN EL PERÚ

·       Celebraciones se realizarán en Lima y Tarapoto.

Cien años de fructífera labor en beneficio de los más necesitados celebra la Congregación Pasionista en el Perú realizando una intensa labor misionera y educativa.
Esta importante labor se inició en la Amazonía peruana, cuando el 17 de mayo de 1913 arribaron a Tarapoto los primeros misioneros Pasionistas llevados por el carisma del servicio a las personas que más necesitan de Dios.

En el Perú los Pasionistas están presentes desde los primeros años del siglo XX en la Amazonía, misión que llevan desde hace cien años de intensa labor con el compromiso trazado por su fundador San Pablo de la Cruz, “ir a lugares marginales y necesitados”.

Monseñor Miguel Irizar Campos, obispo emérito del Callao junto al alcalde de San Isidro Raúl Cantella Salaverry anunciarán este miércoles 15 de mayo las diversas actividades que se realizarán con ocasión de celebrar el centenario pasionista.

Los Pasionistas llegaron en 1913, partiendo del puerto de Bilbao, España, hacia la Amazonía peruana, invitados por el Obispo de Chachapoyas, monseñor Emilio Lissón para adentrarse en territorios desconocidos.

Desde esa fecha han realizado una significativa obra evangelizadora por medio del verbo e incluso no dudaron en utilizar los medios de comunicación para llevar la palabra de Dios.

San Isidro, 10 de mayo de 2013

Fuente:
Congregación Pasionista

martes, 7 de mayo de 2013

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU



CUMPLEAÑOS DE MONS. MIGUEL IRIZAR

Hoy, 7 de mayo, hemos acompañado a nuestro compañero Pasionista Mons. Irízar en su cumpleaños. Los religiosos de Lima nos hemos reunido en la parroquia del Pilar de San Isidro y hemos compartido con él las mieles de este evento familiar.
Ponemos a continuación una nota informativa sobre su curriculum misionero y le deseamos salud y bendición.

Mons. Miguel Irízar Campos es miembro de la Congregación Pasionista, nació en Ormaiztegui (Guipuzkoa) el 7 de mayo de 1934. Se ordenó sacerdote el 16 de marzo de 1957. Llegó al Perú en julio de 1960. Consagrado Obispo el 25 de junio de 1972 a los 38 años de edad. Fue enviado como Vicario Apostólico de Yurimaguas durante los años 1972 a 1989. En ese mismo año fue nombrado Obispo Coadjutor del Callao hasta 1995 quedando como Obispo Residencial del Callao hasta 2011, en que se jubila y pasa a residir en la Comunidad pasionista de San Isidro-Lima.

Graduado en Ciencias Sociales en 1960 por la Universidad Gregoriana de Roma. Profesor de Ciencias Sociales en la Pontificia Universidad Católica del Perú durante los años 1961 a 1965. Mons. Miguel Irizar ha sido:

• Miembro del Consejo Pontificio “Cor Unum” de Roma.
• Miembro de la Fundación “Populorum Progressio” para la promoción integral de las comunidades indígenas y campesinas más pobres de América Latina y el Caribe.
• Presidente de la Comisión Episcopal de Acción Social-CEAS en 1987 hasta 1993.
• Presidente de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social CONAMCOS en 1994 hasta 1996.
• Presidente del Departamento de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Latinoamericana - CELAM durante 1991 hasta 1995.
• Ha sido Secretario General de la Conferencia Episcopal Peruana en varios períodos.
• Responsable de la Sección de Movimientos y Realidades Eclesiales – CELAM
• Presidente de Cáritas del Perú desde el 2006 hasta el 2009 y miembro de su Directorio por más de 10 años.
• Ha sido por seis años, Presidente de la Comisión Episcopal de Acción Social de la Conferencia Episcopal Peruana. También ha sido promotor de la construcción y equipamiento de varios Centros de Educación Ocupacional y de la Universidad Católica del Callao en Pachacútec, Ventanilla y otras instituciones sociales en el Callao.

Fuente:
Congregación Pasionista del Perú
Fondo Editorial Revista Oiga
Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de lima
Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU

CUMPLEAÑOS DE MONS. MIGUEL IRIZAR

Hoy, 7 de mayo, hemos acompañado a nuestro compañero Pasionista Mons. Irízar en su cumpleaños. Los religiosos de Lima nos hemos reunido en la parroquia del Pilar de San Isidro y hemos compartido con él las mieles de este evento familiar.
Ponemos a continuación una nota informativa sobre su curriculum misionero y le deseamos salud y bendición.


Mons. Miguel Irízar Campos es miembro de la Congregación Pasionista, nació en Ormaiztegui (Guipuzkoa) el 7 de mayo de 1934. Se ordenó sacerdote el 16 de marzo de 1957. Llegó al Perú en julio de 1960. Consagrado Obispo el 25 de junio de 1972 a los 38 años de edad. Fue enviado como Vicario Apostólico de Yurimaguas durante los años 1972 a 1989. En ese mismo año fue nombrado Obispo Coadjutor del Callao hasta 1995 quedando como Obispo Residencial del Callao hasta 2011, en que se jubila y pasa a residir en la Comunidad pasionista de San Isidro-Lima.

Graduado en Ciencias Sociales en 1960 por la Universidad Gregoriana de Roma. Profesor de Ciencias Sociales en la Pontificia Universidad Católica del Perú durante los años 1961 a 1965. Mons. Miguel Irizar ha sido:

• Miembro del Consejo Pontificio “Cor Unum” de Roma.
• Miembro de la Fundación “Populorum Progressio” para la promoción integral de las comunidades indígenas y campesinas más pobres de América Latina y el Caribe.
• Presidente de la Comisión Episcopal de Acción Social-CEAS en 1987 hasta 1993.
• Presidente de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social CONAMCOS en 1994 hasta 1996.
• Presidente del Departamento de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Latinoamericana - CELAM durante 1991 hasta 1995.
• Ha sido Secretario General de la Conferencia Episcopal Peruana en varios períodos.
• Responsable de la Sección de Movimientos y Realidades Eclesiales – CELAM
• Presidente de Cáritas del Perú desde el 2006 hasta el 2009 y miembro de su Directorio por más de 10 años.
• Ha sido por seis años, Presidente de la Comisión Episcopal de Acción Social de la Conferencia Episcopal Peruana. También ha sido promotor de la construcción y equipamiento de varios Centros de Educación Ocupacional y de la Universidad Católica del Callao en Pachacútec, Ventanilla y otras instituciones sociales en el Callao.

sábado, 4 de mayo de 2013

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU

Centenario Pasionista
Centenario Pasionista

SÁBADO, 4 DE MAYO DE 2013

EN LA DESPEDIDA DE LOS MISIONEROS

Me acuerdo que en mis años de Filosofía y Teología, allá por los años 60, cuando nuestros misioneros embarcaban rumbo a la Misión del Perú o Colombia, les dedicábamos los jóvenes una canción de despedida que ha quedado grabada para siempre en nuestra memoria. "Mañana en un frágil barco..."
Hace unos días ha caído en mis manos un libro de canciones donde, precisamente, consta esta inolvidable canción. Y la voy a dedicar, en primer lugar,  a los 12 primeros pasionistas que, abandonando la madre Patria, enfilaron su rumbo, hace cien años, hacia tierras peruanas. Recordemos que un día como hoy, 4 de mayo de 1913, se encontraban haciendo el tramo entre Moyobamba y Tarapoto, a donde estarían llegando unos días más tarde, el 17 de mayo después de pasar unos días en Lamas.
En segundo lugar dedico la referida canción al grupo de misioneros pasionistas que, en 1956, se despedían en Bilbao rumbo a Perú y Colombia, de lo que me cupo ser testigo directo. De ellos sólo viven actualmente los PP. Zenón Urigüen y Vicente Inchausti, ambos en Bilbao.
En tercer término, sin que por ello sean menos importantes, a todos los demás misioneros que en el espacio de cien años han venido diciendo adiós a su tierra para engrosar las filas de los heraldos de Cristo en tierras latinoamericanas.

1. Mañana en un frágil barco me he de engolfar en la mar,
daré un adiós a mi patria, el último adiós, quizás.
Por si Dios quisiera que no vuelva más,
el corazón te dejo, oh Virgen celestial.

2. No temo las muchas aguas ni el indómito huracán,
que es dulce a quien busca el cielo hallar su tumba en la mar;
mi vida no es mía, que a Dios se la di.
A donde Dios mande, allí quiero morir.

3. Y cuando en tierras lejanas tome el puerto mi bajel,
al pisar mi nueva patria diré a María con fe:
-¡Ay, Madre del huérfano, hermosa sin par,
tú eres mi único amparo, oh Virgen celestial.

4. Mi premio ha de ser, oh Madre, al pie de un árbol morir,
de todos abandonado, de todos menos de ti;
bendita mil veces diré al expirar
la hora en que me enviaste la fe a propagar.

Fuente:
Congregación Pasionista del Perú
Fondo Editorial Revista Oiga
Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de lima
Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima