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DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA
FRANCISCO IGARTUA CON DORIS GIBSON, PIEZA CLAVE EN LA FUNDACION DE OIGA, EN 1950 CONFUNDARIAN CARETAS.

«También la providencia fue bondadosa conmigo, al haberme permitido -poniendo a parte estos años que acabo de relatar- escribir siempre en periódicos de mi propiedad, sin atadura alguna, tomando los riesgos y las decisiones dictadas por mi conciencia en el tono en que se me iba la pluma, no siempre dentro de la mesura que tanto gusta a la gente limeña. Fundé Caretas y Oiga, aunque ésta tuvo un primer nacimiento en noviembre de 1948, ocasión en la que también conté con la ayuda decisiva de Doris Gibson, mi socia, mi colaboradora, mi compañera, mi sostén en Caretas, que apareció el año 50. Pero éste es asunto que he tocado ampliamente en un ensayo sobre la prensa revisteril que publiqué años atrás y que, quién sabe, reaparezca en esta edición con algunas enmiendas y añadiduras». FRANCISCO IGARTUA - «ANDANZAS DE UN PERIODISTA MÁS DE 50 AÑOS DE LUCHA EN EL PERÚ - OIGA 9 DE NOVIEMBRE DE 1992»

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«Cierra Oiga para no prostituir sus banderas, o sea sus ideales que fueron y son de los peruanos amantes de las libertades cívicas, de la democracia y de la tolerancia, aunque seamos intolerantes contra la corrupción, con el juego sucio de los gobernantes y de sus autoridades. El pecado de la revista, su pecado mayor, fue quien sabe ser intransigente con su verdad» FRANCISCO IGARTUA – «ADIÓS CON LA SATISFACCIÓN DE NO HABER CLAUDICADO», EDITORIAL «ADIÓS AMIGOS Y ENEMIGOS», OIGA 5 DE SEPTIEMBRE DE 1995

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.» FRANCISCO IGARTUA - TEXTO SOMETIDO A LA APROBACION DE LA ASAMBLEA Y QUE FUE APROBADO POR UNANIMIDAD - VITORIA-GASTEIZ, 27 DE OCTUBRE DE 1999.

«Muchos más ejemplos del particularismo vasco, de la identidad euskaldun, se pueden extraer de la lectura de estos ajados documentos americanos, pero el espacio, tirano del periodismo, me obliga a concluir y lo hago con un reclamo cara al futuro. Identidad significa afirmación de lo propio y no agresión a la otredad, afirmación actualizada-repito actualizada- de tradiciones que enriquecen la salud de los pueblos y naciones y las pluralidades del ser humano. No se hace patria odiando a los otros, cerrándonos, sino integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad del ser vasco. Por ejemplo, asumiendo como propio -porque lo es- el pensamiento de las grandes personalidades vascas, incluido el de los que han sido reacios al Bizcaitarrismo como es el caso de Unamuno, Baroja, Maeztu, figuras universales y profundamente vascas, tanto que don Miguel se preciaba de serlo afirmando «y yo lo soy puro, por los dieciséis costados». Lo decía con el mismo espíritu con el que los vascos en 1612, comenzaban a reunirse en Euskaletxeak aquí en América» - FRANCISCO IGARTUA - AMERICA Y LAS EUSKALETXEAK - EUSKONEWS & MEDIA 72.ZBK 24-31 DE MARZO 2000

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sábado, 15 de noviembre de 2014

1995-2015

Lo que comenta la calle
FRANCISCO IGARTUA

FRANCISCO IGARTUA
Director Fundador
Fondo Editorial Revista Oiga
Para un peruano que haya estado residiendo mucho tiempo fuera y en países desarrollados, la primera impresión que recibirá a su retorno al país en estos días será de desconcierto. No le llamará la atención ver a nuestros políticos correr como cuyes de tómbola tras un lugar en cualquier lista parlamentaria que ofrezca posibilidades de llegar al Congreso. Es la costumbre. Pero sí le disgustará observar a los actuales parlamentarios rebajando alegremente impuestos para hacerse simpáticos a sus electores, sin importarles destrozar el programa económico que heredará el próximo Gobierno. Pensará "no hemos progresado; sigue la crasa irresponsabilidad de siempre".
Sin embargo, estas desilusiones se volverán nada apenas prenda la televisión y vea el recuento de los últimos días. Generales de alto rango zarandeados como vulgares asesinos; una joven sola universitaria es capturada violentamente por soldados armados de metralletas y fusiles; más mujeres entrando a la cárcel, donde, al parecer, se les hace exámenes íntimos. El recién llegado quedará confundido y sospechará que el avión equivocó su destino y lo dejó en uno de esos países primitivos de África. Si, con miras a la ejemplaridad, se quiere hacer un espectáculo público con las acciones judiciales iniciadas contra los responsables del gigantesco escándalo de corrupción y prepotencia que significó el régimen fujimorista, también tendría que hacerse público todo lo actuado —con los videos de tirios y troyanos— y hacer públicas las pruebas que justifiquen la prisión de los detenidos, quienes por ningún motivo deberían ser ultrajados. No es justicia actuar por medio de trascendidos, de ilegales filtraciones de los jueces a la prensa, de avisos de la policía a las televisoras. Si se desea hacer publicidad del alucinante drama que hemos vivido los peruanos, para que sirva de ejemplo y de un "nunca más", que esa publicidad sea sobria y de verdad ejemplar... serena como tiene que ser la justicia.
Lo mejor, sin duda, sería que el proceso contra la corrupción se siga de acuerdo a ley, con reserva y seriedad, sin gratuitas espectacularidades ni ultrajes que dañan más a la justicia que a los ultrajados.
Lo que la calle reclama no es contemplación con los delitos sino respeto por la persona humana y mayor seriedad en las acusaciones. No es comprensible, por ejemplo, que el procurador haya denunciado al prófugo Alberto Fujimori por el delito de chantajear a los medios de comunicación, negando avisaje a los periódicos contrarios a su régimen y favoreciendo a los amigos. No es que Alberto Fujimori no sea responsable de todo el descomunal desastre que fue el pasado régimen, sino que no es lo correcto cubrir con él a los ejecutores de sus órdenes. En el terreno de los medios de expresión, quien hasta hace pocos años hacía y deshacía sobre el tema era Santiago Fujimori, no sé por qué tratado con guantes de seda en estos días. Era él, Santiago, y no los argentinos Dufour o Borobio, el  que daba y quitaba favores a los medios. Fue él quien sometió a las televisoras a las exigencias de régimen y era de suyo un puño de hierro sobre la Sunat, el más eficaz de los aparatos represivos de régimen, dirigido al bolsillo de sus adversarios y críticos. Y lo que digo no es opinión basada en apreciaciones subjetivas o en rumores. Es testimonio directo de quien esto escribe, con ocasión de una cena en casa del señor Óscar Dufour, a la que fui invitado para charlar sobre las relaciones del poder y la prensa con el doctor Santiago Fujimori y cena a la que se unió en los postres el señor Estela, mandamás de la Sunat. Sobra decir que no estuve de acuerdo con las tesis de Santiago Fujimori y que las ofertas suyas y mías quedaron en nada. La revista "Oiga" la de entonces no cambió de ruta. Creía y sigo creyendo que no hay libertad de prensa si el Estado interfiere, sea con impuestos o con la policía, la libre circulación de ideas... No es, pues, caprichosa mi seguridad de que él, Santiago, era el responsable de la política del régimen sobre los medios de expresión y quien daba las órdenes para el comportamiento político de la Sunat
Debo concluir, sin embargo, afirmando que sería injusto que sólo con mi testimonio caiga la policía, metralleta en mano, sobre el doctor Santiago Fujimori. Sí es pie para una sosegada investigación para reafirmar la tesis de que el impuesto a la circulación de las ideas e informaciones es la más taimada de las censuras a la prensa. Lo que no significa exoneración de impuestos a las utilidades del negocio periodístico.

Fuente: El Comercio, Viernes 26 de enero de 2001.  Sección Editorial a21
Edición y Compilación: Jhon Bazán & Josu Iñaki Bazán

miércoles, 12 de noviembre de 2014

PACO IGARTUA

Paco Igartua

noviembre 7, 2014 por opotesta

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Revista Nexos
Es primero de octubre y leo en las redes sociales miles de saludos y halagos al periodismo. Veo la esperanza de los nuevos colegas y la “felicidad” de los viejos, que en privado sí se atreven a denostar contra sus malos jefes y a lamentar la trastocada ética que se aplica en la prensa. No cuestionan a los empresarios que han dejado de colocar a gente honesta en las pantallas, para preferir a psicópatas que matan (o facilitan el crimen) por el rating. Los broadcasters podrían limpiar la prensa de un plumazo, pero eso no les interesa: los medios de comunicación son un negocio en una selva empresarial. Y allí gana el más salvaje.

En las redes sociales no existe la historia, sino el menudo interés del presente. Nadie ‘cuelga’ las legendarias entrevistas de César Hildebrandt en Caretas ni las soberbias disquisiciones de Federico More en Oiga, pese a ser señalado como el periodista peruano más completo de todos los tiempos.

En 1995 ingresé como practicante a Oiga, revista dirigida por Paco Igartua, tozuda opositora de Fujimori y Montesinos. Tenía 21 años y cursaba el noveno ciclo de periodismo. Paco había sido el discípulo predilecto de More y deseaba aprender de él. Lamentablemente, ese mismo año, Oiga, la predecesora de Caretas, cerró por la tenaza tributaria de la Sunat y me quedé en la calle: desolado y con dos notas por diseñar.

La noticia del cierre de Oiga fue comunicada a los periodistas una soleada mañana de setiembre. No estuve allí, pues había decidido escribir de amanecida en mi casa, tecleando la vieja Remington familiar. Uno de los guachimanes lloraba y un diagramador se encontraba tirado en la mesa de diseño, acompañado por dos botellas de ron que en vano trataba de ocultar. La cancelación de la histórica revista había sido un bombazo.

A Paco lo busqué un año después en su casa de San Isidro, justo un primero de octubre de 1996. Estaba desanimado como un boxeador al que han sacado del ring antes de tiempo, pero jamás lo iba a confesar. Esa tarde le hice una entrevista que aún conservo en un microcassette. Aquí algunos extractos:

En el número de Oiga que conmemoró en 1992 sus 50 años como periodista, Mario Belaunde, viejo amigo suyo, hizo un artículo sobre Usted que tuvo un sugestivo titular: “Nacido para joder”. ¿Cómo recibió esa peculiar calificación?

Más que nada fue por la rebeldía que siempre me acompañó.

Aunque pueda pecar de obvio… ¿Cuál debe ser la misión de un periodista?

La misión del periodista siempre será informar, orientar y educar. El periodismo que se convierte en fábrica de embutidos tira su esencia al tacho de basura. Por desgracia, los medios de comunicación le han dado a la noticia la categoría de producto lácteo al venderse de forma irresponsable.

¿Qué se privilegia?

Se privilegia el negocio, cosa que antes no sucedía. Muchos coinciden en que la prensa escrita desaparecerá con el avance de las nuevas tecnologías…

[Paco nos pide una pausa para buscar unos apuntes. Parece ser el texto de un discurso] Afina la voz y dice:

La prensa escrita, letra por letra, sufrirá algunos cambios pero no morirá. La magia y el embriagante estilo de la letra de molde no desaparecerá por obra de las palabras radiales –que se las lleva el viento– o de la imagen que no nos permite centrar nuestra atención en el significado del discurso. La palabra volandera jamás nos dará la seguridad que nos brinda la letra escrita: ese texto que podemos leer y releer por placer o para rectificar lo que no estuvimos seguros de entender.

¿En qué son diferentes los periodistas de los medios escritos y los de la televisión?

Hay que considerar que la televisión no la hacen los periodistas. La hacen los empresarios.


Feliz día del periodista, querido Paco.

martes, 4 de noviembre de 2014

Alan García replico con una frase que dejo frío a Francisco y desconcertó a Galsky y a Pastor. – ¡Tú crees que con dos millones de dólares yo me iba a quedar aquí!

A la hora del aseo diario, en algún momento, sea en la ducha, frente al espejo o sentado en el wáter, a Francisco siempre le asaltan imágenes, ideas, recuerdos, saudales, proyectos en el aire. En su hora de divagar sin ataduras, a pesar, en los últimos meses, de la insistencia autoritaria de Gustavo:

“Tienes que escribir un libro que sea historia de los últimos cincuenta años vividos por ti”.

Con las fiestas patrias VOLVIÓ EL CIRCO
Archivo FRANCISCO IGARTUA
Archivo FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA

“No fuiste objetivo con Alan García. A él no lo trataste tan finamente como a Prado. No le distes el beneficio de la duda. Lo atacaste desde el comienzo. Antes de su primer mensaje al país. Antes de asumir la presidencia el 28 de julio de mil novecientos ochenta y cinco”.

Lo que pasa –replica en sus divagaciones Francisco – es que detrás de lo escrito, de todo lo documentado, de lo que se llama historia, hay una superficie más íntima, un otro lado escondido, muchas veces más esclarecedor que el documento escrito, algo que se quedo sin escribir.

No fue arbitraria la oposición que mantuvo Francisco –desde el arranque– contra el presidente Alan García. No fue producto de su pésima opinión sobre el APRA, que venía de años atrás. Fue por un hecho muy objetivo, mejor dicho por una expresión sumamente reveladora, que Francisco tomó partido, desde el inicio, contra Alan García. Lo hizo como director de Oiga, el semanario que refundó al dejar Caretas. Ocurrió en un desayuno, en casa del poderoso empresario pesquero Isaac Galsky, a pedido –según cree Francisco- de Alan García, en esos momentos presidente electo, o sea poco antes de asumir el mando, de cruzarse la banda presidencial en el pecho y recibir el título de Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, cargo que daba la impresión de subyugarlo tanto como la presidencia. Fue un desayuno íntimo, al que asistió, además del espléndido y bondadoso anfitrión, el doctor Jorge Pastor, eficaz consejero legal de Galsky. Fue un desayuno con manjares tan especiales que sólo al acaudalado y solícito Isaac Galsky se le ocurre ofrecer. También fue largo ese desayuno. Se habló de todo y Francisco aprovechó la ocasión para insistir en dos puntos: en señalar que el problema número uno en el Perú era el terrorismo, principalmente el de Sendero y en la necesidad de licenciar a toda la policía para crear otra nueva, totalmente distinta, con asesoramiento extranjero y con una moral remozada. –Lo que no quiere decir que vayas a aprovechar la ocasión para hacerla aprista. Alan García era muy aficionado al tú—, por eso te insisto en que la nueva organización sea conducida por una misión extranjera, la que evaluaría al personal con limpia foja de servicios, los únicos que tendrían opción para reintegrarse a la nueva institución. La mayoría de la actual policía esta corrompida hasta el tuétano y no sirve para nada, ni siquiera para ser reformada. Y es la policía, con su servicio de inteligencia, la que debe combatir al terrorismo.

Alan García le dio la razón a Francisco, aunque le hizo un chiste sobre la apristización de la policía, por lo que Francisco interpreto que eso –aprovechar a la policía para su partido– era lo que pensaba hacer. Sobre el terrorismo García fue tajante y lanzó una frase tremenda: –Los voy a liquidar como sea. No voy a tener piedad. Francisco no se imagino las masacres en las cárceles que ocurrían no mucho después. Matanzas que alegraron las estrechas mentes de mucha gente de derecha, porque tontamente creyeron que con esos asesinatos quedarían aniquilados los comandos de Sendero. (Todavía no había caído el muro de Berlín y el marxismo estaba vivo en las universidades, canteras de nuevos cuadros senderistas).

SIEMPRE UN EXTRAÑO
Archivo FRANCISCO IGARTUA
Archivo FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA
No sólo se habló de política. Alan García es hombre ameno, de simpatía desbordante, conversador ágil, amigo de hacer bromas. Por ejemplo, de pronto se volteó y le dijo a Galsky: - Si te llaman, no contestes el teléfono. No quiero cadáveres en la mesa. Se refería a la tarea que cumple en la comunidad judía el audaz pesquero. Galsky estaba encargado de una misión nobilísima, aunque nada agradable: se ocupa de lavar a los muertos. Apenas muere un miembro de la comunidad judía, sea rico, pobre ó mendigo, Galsky sale como bombero al recibir el aviso. Abandona cualquier reunión, por importante que sea, y acude a la casa del fallecido para cumplir con el rito del lavado. Un gesto que muestra los afanes espirituales, el alma delicada, de un hombre que se apasiona haciendo negocios: -yo soy industrial por las circunstancias. Mi vocación es comprar y vender, es el comercio. Alega también no ser político. Su política, dice, es “ayudar a los gobiernos para que los peruanos podamos hacer buenos negocios”.

La conversación que era cordial y distendida, cambió de un momento a otro gracias a Alan. Bruscamente se enfrentó a Francisco: - Ustedes los periodistas están acostumbrados a calumniar y que no les pase nada. Ahora las cosas van a cambiar. Tú, por ejemplo, has dicho e insistido en Oiga que Corea del Norte me dio dos millones de dólares en una caja de zapatos. ¡Eso es una calumnia! Por lo pronto, allí no entran dos millones de dólares. ¿Sabes qué venia en esa caja? – ¿Sólo cien mil?– Alan García se puso más colérico: -Había una paloma de cerámica y se ve en las fotos que tomaron dentro de la embajada. (En esos momentos Corea del Norte no tenía embajada sino una delegación comercial, que se convirtió en embajada durante el gobierno aprista). –Bueno, seria paloma, pero los rumores hablaban de dólares y nosotros recogimos esos rumores… de fuentes muy confiables, que nos merece fe. Y aquí, alzando la voz, Alan García replico con una frase que dejo frío a Francisco y desconcertó a Galsky y a Pastor. – ¡Tú crees que con dos millones de dólares yo me iba a quedar aquí!

Era una confesión que lo desnudo. En aquellos momentos era presidente electo y se pronunciaba como el estudiante bohemio que había sido en Europa y nunca dejaría de serlo en sus entretelas íntimas. Francisco nada le contestó. Se quedó mudo unos minutos, anonadado por lo que acababa de escuchar. Fue Alan el que reanudó la charla en torno amable, sin tomar en cuenta ni sospechar lo que había dicho. Volvió la cordialidad en la misma forma exabrupta con la que inició sus violentas quejas por el rumor hecho público de la caja de zapatos, “con una paloma de cerámica dentro, no con dos millones de dólares”. Cuando acabo el desayuno y se despidió Alan, amigable y palomilla como le gustaba ser, Francisco le comentó a Galsky:

-¿Cómo se puede apoyar a un irresponsable, que ha dicho lo que ha dicho? ¡Que con dos millones de dólares no se queda en el Perú! Y ya Alan es nada menos que el presidente de este país. Galsky le rogó a Francisco que no fuera a escribir sobre el tema. El hecho había ocurrido en su casa y él había invitado al amigo a una reunión informal, no al periodista. Naturalmente que Francisco no reveló la frase de Alan García, pero su opinión sobre el flamante presidente ya la tenía formada. Con esas pocas palabras Alan García se había desnudado moralmente ante él.

Por ello el primer editorial sobre prado, aunque escéptico, no tenía la dureza con la que Francisco trató al presidente García desde el mismo 28 de julio de mil novecientos ochenta y cinco. Sin dejar de añadir excesivos elogios a su elocuencia indiscutible.

Había diferencia entre los dos presidentes, aunque en algo se parecían. En la frivolidades. También se parecían en la afición de los disfraces militares, pero en dirección inversa. Alan García, que venía de abajo, prefería el título y las insignias del jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, mientras que don Manuel Prado, que venía de arriba y le encantaban las condecoraciones en el frac, prefería el uniforme de teniente del ejército, sin una sola medalla. Teniente era el grado que se entregaba a los universitarios al acabar sus estudios. Y es seguro que a Prado le debió fascinar el apodo que la chispa limeña le coloco: el de “Teniente Seductor”.


Francisco Igartua Rovira – “Siempre Un Extraño” – Editorial Santillana S.A. – págs. 276 a 279.

martes, 7 de octubre de 2014

CONTROVERSIA
Francisco Igartua: “El periodista se hace en la calle”
Ex director de Oiga no cree en las facultades de comunicación.

Marco Vásquez

Paco Igartua, veterano periodista recordado por el mejor momento de Oiga, revista que fundó y dirigió, remarco las carencias de la educación periodística. En dialogo con Oh ironía- estudiantes de comunicación, cuestionó nuestra premisa pero reafirmó una convicción: el periodismo se aprende haciéndolo.  A ver esa correa.

¿Cuál es su opinión acerca de la formación universitaria del periodismo?
De la misma manera que no se puede enseñar a ser poeta, no se puede enseñar a ser periodista. Debe haber vocación y talento. El talento para se periodista es una cosa innata; el aprendizaje del periodismo lo puede hacer uno en dos semanas. Lo que si se necesita es ir a la universidad para estudiar historia gramática, literatura, etc. Es un hombre culto con talento y vocación, porque el periodismo no tiene horario y el que es aficionado o no puede salir de la rutina esta frito, no es periodista por más que haya ido a cuarenta universidades. El periodismo es la ruptura con la rutina.

¿Siendo director de Oiga, cual eran las deficiencias que encontraba en quienes egresaban llegaban con un cartón de periodistas?
Todos  tenían deficiencias. Forme una cantidad de periodistas que venían con un cartón pero que eran un desastre. Algunos si tenían vocación, los tome y resultaron muy buenos: Pepe  Vásquez, Tamariz; Los tome en el tiempo de Caretas. En cuestión de egresados, algunos pueden resultar pero no porque hayan  ido a una facultad, sino porque han tenido talento y no solamente han ido a universidad a estudiar periodismo, sino otras cosas o tenían formación de la casa, eran gente leída…  Sin embargo, la mayoría no resulta;  cada vez que se convocan a diez, a veces no sale ninguno.

¿Qué es lo que falta?
No entienden lo que es el periodismo. Falta preparación y muchos no tienen vocación. Cuando les dices: “hay que hacer esto pero no sé cuándo va a ocurrir, usted tiene que esperar y me hace una crónica” no tiene paciencia para esperar, solitos se van.  Eso es falta de vocación y para periodismo hay que tener mucha vocación porque es bastante ingrato.

Entonces, para usted  “el periodista nace, no se hace”.
Exacto, y se hace en la calle. El periodista necesita saber que está pasando en la calle y reaccionar frente a la actualidad, instintivamente. El que no reacciona con rapidez no es periodista.

¿Qué pasaría si las clases de periodismo adquiriesen la dinámica de las redacciones?
Tendrían  que vender un periódico. Pero como ahí no se vende el periódico, no hay premura. Estudiarían a medias. Uno hace una crónica, pero si quiere la trae o no. No existe la urgencia de un periódico que tiene que salir a la calle. Esas facultades se podrían ampliar  con otros cursos, por ejemplo historia, el que no sabe historia está fuera del periodismo inmediatamente.

¿Cree que el periodismo ha perdido la carga de cultura, que es superficial?
Eso sucede por la aparición de la radio y la televisión. El periodismo escrito se ha dejado contagiar y se  preocupa por la primicia, la noticia misma y no del comentario y la buena descripción. En esa época (antes de la Tv. y la radio) era muy importante escribir bien. El periodismo estaba muy relacionado a la literatura y eso se ha ido perdiendo por el ingreso de la radio y la televisión. Entonces, de alguna forma tienen  que competir. Y yo creo que esa competencia no va terminar bien. El periodismo escrito, si no se recompone, va a desaparecer.

REVISTA IMPRESIÓN. Publicación de los estudiantes de la Facultad de Ciencias y Artes de la Comunicación de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Año 3. Número 10. Julio de 2002. Pág. 7.