SORPRENDENTES REVELACIONES EN LIMA:
Culto a Virgen de Arantzazu
Seguía aún hasta el año 1911
Ni la intervención de su Hermandad
por el Gobierno ni el Incendio del Altar de la Virgen pudo interrumpir el culto
de la comunidad vasca a su Patrona, según revelan documentos que certifican que
es auténticamente vasca la deidad que hasta ahora se venera en la Basílica de
San Francisco.
Por Jhon Bazán
Investigaciones que han empezado a
dar sus primeros frutos acaban de comprobar que el culto a la Virgen de
Arantzazu en Lima por parte de la comunidad vasca, no se interrumpió con la
intervención por parte del gobierno de la hermandad que se había iniciado en
1612 sino que pese a ello, y a un
incendio que consumió la capilla del culto, este se reinició en 1911 y continuó
hasta fecha indeterminada que aún falta precisar.
Es decir, en 1911 existía en Lima una
comunidad vasca completamente organizada, que asumió no solo los costos de
refacción de la capilla y el logro de una nueva efigie de la Virgen de
Arantzazu del país vasco, en coordinación con la Beneficencia Pública de Lima
que se había obligado tras la intervención de setiembre de 1865 a proveer lo necesario para el culto, ya
no a través de una Hermandad sino de una Cofradía que se conformó al efecto.
Los documentos a que ha tenido acceso
un equipo de investigadores del Fondo Editorial Oiga representado por el
suscrito prueban todo ello, dando legitimidad al culto de la imagen de origen
vasco que se venera en el Convento y Basílica de San Francisco de Lima, que
había sido puesta en tela de juicio por suspicacias generadas por algunos
círculos españolistas interesados en desprestigiar el cuatricentenario de la
hermandad, sin haberse realizado investigación preliminar alguna.
Los documentos a que se han accedido
comprueban que los vascos que conformaron la Cofradía de 1911 efectivamente
habían habilitado un altar en reemplazo del quemado en el incendio de nueve
años antes (lo cual había interrumpido el culto), el cual fue debidamente
bautizado, y que además se celebró ese año la primera fiesta en honor de la
nueva virgen, en el segundo domingo del mes de julio, y no en setiembre como
ahora se acostumbra. Esto lo afirma la propia Beneficencia Pública de Lima en
un asiento legal bajo la firma de su Presidente de apellido Miro Quesada, y con
la rúbrica de un secretario apellidado Carrillo.
Otra acta de la propia Cofradía
fechada el 13 de Agosto de 1911 confirma a la letra las inversiones realizadas
en el altar y en la fiesta, que resultó ser “la fiesta más solemne que se haya
visto” de lo cual resultó que los Mayordomos encargados de ello fueran
reelegidos por unanimidad, pese a que pusieron sus cargos a disposición de los
demás integrantes.
Esta acta está suscrita así: “F. Mendizábal, Esteban Ibarguen, Gabriel
Larrañaga , Oscar R. Pérez, Fco.
Ibarguen, Juan Luza, J.M Ercilla, N. Renteria, Pedro Fernández, Teófilo Belmon, Clemente Ibarguen. Doy fé
Adolfo Prieto. Secretario”
Finalmente, se ha descubierto un
contrato del 14 de Julio de 1899 por el cual se detalla las refacciones en la
capilla y altar de la Virgen de Arantzazu, y el costo de las mismas, llevando
las siguientes firmas: Juan Nisihi =
Aprobado = J. F. Puente - 1er Mayordomo = Aprobado = Clemente de Ibarguen = 2do
Mayordomo.
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