LOS COMERCIANTES VASCOS
EN EL VIRREINATO
PERUANO
Profesor Dr. Guillermo
Lohmann Villena
Catedrático de las
Universidades del Perú
Mayor de San Marcos y
Lima
III
EL CONTINGENTE VASCO EN
EL TRIBUNAL
DEL CONSULADO
Es de sobra conocida la importancia de este organismo
gremial, que agrupaba un modo genérico a cuantos, bajo ciertas condiciones,
ejercían quehaceres de orden mercantil
en sus diversas modalidades. Aunque todavía carecemos de estudios profundos que
esclarezcan la magnitud de la gravitación de los Consulados en el campo
financiero, comercial y crediticio, no será exagerado aseverar que en Indias
coba mayores dimensiones institucionales que en la Península.
Una pesquisa en la composición de los cuadros dirigentes de
la entidad que constituía la “personificación del comercio limeño”(41), cuyas
Ordenanzas por cierto determinaban que en lo que no estuviese contemplado en
las aprobadas en 1627 se observase, como legislación supletoria, lo prevenido
en las del Consulado de Bilbao, nos pondrá en la pista de reconocer con
claridad el volumen de la presencia del elemento vascongado en el seno de la
institución y por ende deducir su influjo en el ámbito comercial del Virreinato
entero.
A nuestro intento importa por modo exclusivo tener presente
que para ser inscrito en el patrón de electores, y consecuentemente ejercer el
derecho de elector y el pasivo de ser elegido, se requería acreditar residencia
fija en la capital del Virreinato, disponer de un capital mínimo de 12.000
pesos, ya como mayorista con existencias en el almacén o como volumen del giro
comercial, o ser propietario de una de las embarcaciones de alto bordo
adscritas al servicio de conducción de situados a la plaza de Valdivia es illas
de Juan Fernández (42).
La preponderancia cuantitativa de los vascongados como grupo
compacto se acusa por lo pronto en las Juntas, que se convocaban para deliberar
sobre asuntos graves. En ellas se reunían exclusivamente, el Prior, los dos
Cónsules, los Consejeros (quienes anteriormente habían ocupado cualquiera de
dichos cargos directivos) y los Diputados (aquellos miembros del gremio que por
su respetabilidad eran voceados como candidatos para ser elegidos en lo
futuro). Pues bien. A modo de calas escogidas al azar, he aquí los concurrentes
de documentada filiación vasca que participaron en esas sesiones restringidas:
en las celebradas en 1769 suenan los nombres de Elola, de Domingo de Zaldívar,
de Tomás de la Bodega, de Ororbiogoitia y de Izarnotequi; en las de 1770, entre
los siete Consejeros y Diputados figuran Elola y Domingo de Zumarán; en las de
1771 actúan de Consejeros Tomás de Bodega y Arrese; en las de 1773 comprobamos
una presencia masiva, pues entre los 17 Consejeros y Diputados concurren Elola,
Bodega, Larrea y Amez, Ororbiogoitia y Manual Zaldívar; en 1774, en que uno de
los Cónsules era guipuzcoano, acuden Amandarro (43), Zaldívar, Ocharan y
Mollinedo, Elola y Larrea y Amez; en 1775 lo hacen Ocharan, Elola, Otaegui,
Ororbiogoitia, Francisco Zurrarán, Zaldívar y Larrea y Amez; en 1777 hallarnos
a Elola, Ocharan, Otaegui, Ororbiogoitia, Silvestre de Amenabar y Amandarro, y
para terminar, en 1783 allí están Elola, Sarroa, Ocharan, Larrea y Amez,
Ororbiogoitia y Amandarro(44). Recapitulando: Elola participa en las
deliberaciones a lo largo de tres lustros, al igual que Ororbiogoitia; Larra y
Amez durante un decenio, y Ocharan y Mollinedo por nueve años.
En la Junta general celebrada en Mayo de 1779 para reformar
las Ordenanzas en el punto del monto de los litigios de que habrían de conocer
los jueces del Consulado, de los 22 que llevaron la voz de todo el gremio,
cinco son conocidos nuestros: Arrese, Elola, Larrea y Amez, Ororbiogoitia y
Zaldívar (45). La matrícula de los 42 compromisarios congregados en Diciembre
de 1790 para elegir autoridades para el año siguiente incluye nueve (21%) de
oriundez vasca: Silvestre de Amenabar, Manuel de Alzola, Francisco María Zuloaga,
José de Zaldívar, Domingo Martín de Laspiur, Juan Miguel de Mendiburu, Blas
Ignacio Tellería, Manuel de Unamunsaga y Juan Miguel de Castañeda (46).
Como no podía ser por menos, esta afluencia hubo de
traducirse, a partir del de la centuria, en la composición de la mesa directiva
del Tribunal, conformada por Prior y los dos Cónsules. He aquí la nómina por
orden cronológico:
1750, 1751, 1752 y 1753 Cónsul Pedro del Villar y Zubiaur
(47).
1754, 1755, 1756 y 1757 Cónsul Jerónimo de Calatayud (48).
1756, 1757, 1758 y 1759 Cónsul Ignacio de Elola (v.).
1760 y 1761 Prior Pedro de Elcano y Balda (v.).
1760, 1761, 1762, 1763 y 1764 Cónsul Domingo de Zaldívar y
Pascual (49)
1762, 1763 y 1764 Prior Villar y Zubiaur.
1762, 1763 y 1764 Cónsul Tomás de la Bodega y Quadra (v.).
1765 y 1766 Prior Elola. Cónsul Bodega y Quadra.
1773, 1774, 1775, 1776
y 1777 Cónsul Joaquín José de Arrese.
1785, 1786, 1787 y 1788 Cónsul Juan Bautista de Sarraoa e
Iriarte (50).
1795 y 1796 Prior el mismo.
1797, 1798, 1799 y 1800 Cónsul Blas Ignacio de Tellería (51).
Resolutivamente, en los bienios 1760-1761 y 1765-1766 el
Prior y un Cónsul pertenecen a la nación vascongada; en 1762, 1763 y 1764 se
llega al extremo de copar los tres puestos. Marcas tan elocuentes no requieren
de mayor comentario, pero denuncian a las claras que la institución se encaró
como un predio de caza.
Para cerrar este apartado, no es de desdeñar que hasta su
fallecimiento fue Juan Bautista de Arieta y Azcarraga (v.). Receptor del
Tribunal, vale decir, el encargado de la cobranza de las rentas asignadas a la
institución.
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