Canta claro
Por FRANCISCO IGARTUA
TRATANDO DE ESCLARECER EL TEMA VASCO
En estos días me he tropezado en la calle y en reuniones
sociales con lectores de esta columna que, en curiosa coincidencia, me han
pedido que escriba sobre un tema de actualidad que ni la prensa ni la televisión
les logran explicar. "Por un lado -me dijo uno de ellos-leo que ETA es un
grupúsculo y en la televisión veo manifestaciones de muchos miles que la
respaldan". Daré, pues, gusto a estos lectores e intentaré esclarecer en
esta breve columna el grandísimo embrollo vasco.
Por lo pronto aclararé que la situación actual en el País
Vasco la ha creado, con fines electorales, el líder de la derecha española,
quien aspira a volver a ganar por mayoría absoluta la presidencia del gobierno
español. Con diversas embestidas contra el nacionalismo vasco (la última ha
sido la ilegalización de Batasuna), el señor Aznar halaga al nacionalismo
español (millones de votos) y coloca a sus contendores, los socialistas, de
furgones de cola de su política, obligándolos a incorporarse la aventura
antivasca, ya que no les convendría enemistarse con el electorado
supermayoritario, el de toda la península. A su vez, estas embestidas han
creado tensiones internas en el nacionalismo vasco, que tiene sus propios afanes
electorales.
La última provocación, la ilegalización del partido Batasuna,
por mano del juez Garzón, ha colocado a la policía vasca contra los
manifestantes vascos que, igual que el gobierno vasco, no están de acuerdo con
esa ilegalización, no por simpatía a Batusana, sino porque unos y otros creen
que se trata de un atentado contra la libertad política. Opinar, dicen, no es
delito y menos aún callar, o sea no protestar por los asesinatos de ETA.
Además y principalmente porque el gobierno vasco y la mayoría
de los vascos están seguros de que tal medida no debilitará sino que
fortalecerá a la banda criminal etarra.
Y aquí el lector se preguntará desconcertado ¿entonces por
qué la policía vasca, que depende del gobierno autónomo vasco, reprime a los manifestantes
en Bilbao y Donostia?... Simple y llanamente porque el gobierno del lehendakari
lbarretxe está atrapado en el cumplimiento de la ley. Le parece aberrante la
ilegalización, pero la ley del Estado obliga al cumplimiento de la orden de
Garzón. De resistirse a la decisión del juez quedaría el gobierno vasco
descolocado en su principal diferendo con Madrid: en su reclamo para que se
cumpla ya la totalidad del Estatuto de Guemica, que es ley del Estado hace
décadas y que hasta ahora no se completa, por negarse Madrid a transferir al
gobierno autónomo todas las competencias que el Estatuto consagra.
Para que se entienda semejante enredo será necesario
explicar, aunque sea muy a la ligera, en qué consiste el nacionalismo vasco. En
pocas palabras, diré que está basado en el convencimiento de que el País Vasco
(Euskalherria) tiene, históricamente, una identidad nacional inconfundible,
cuyo futuro (que no es obligatoriamente la independencia) debe decidido la
libre determinación de los vascos.
Pero el nacionalismo vasco, como todo lo vasco, es montaraz e
individualista y no es uno solo. Se divide en cuatro: PNV, EA. Batasuna y ETA,
este último no es un partido sino una banda criminal de filiación marxista que
usa el nacionalismo para sus fines comunistas. Los dos primeros (con fricciones
personales entre ellos) nada tienen que ver con el terrorismo y forman el
gobierno autónomo de Euskadi, un gobierno moderado y sumamente eficiente, que
ha colocado al País Vasco entre las más prósperas regiones europeas. Batasuna
es un movimiento socialista y alocado que también reclama libre determinación,
pero no condena la violencia etarra y algunos de sus miembros cultivan un
irracional odio a España.
La maniobra política de Aznar y Oreja, su consejero en el
tema, ha sido meter en el mismo saco a los cuatro, con lo que logra el aplauso
y los votos del 90% de la península, pero genera furor en la juventud vasca y
refuerza los contactos de ETA con los elementos extremistas de Batasuna. Prende
el fuego en Euskadi.
Contra ese incendio absurdo y nada democrático es que está el
gobierno del PNV y EA, acompañados por los que aspiran a la paz en Euskadi,
entre ellos los obispos vascos (para escándalo de los obispos españoles y la
furia de Aznar, que intentó inútilmente la condena del Vaticano a la Iglesia
euskaldun). Una paz que no se alcanzará policialmente sino por medio del
diálogo. Y la ilegalización de Batasuna lo único que logra es fortalecer a ETA
y cortar un hilo para esa posible negociación; similar a la que se produjo en
Irlanda con el IRA, gracias a la intermediación del Sin Fain.
El gobierno derechista de Aznar no ha querido seguir los
consejos de la razón y la sensatez, que le daba, entre otros, el ex presidente
de Italia Cossiga. Ha preferido el grito ciego del franquismo: "¡España
Una, antes Roja que Rota!". ¿Acaso ser múltiple no sería enriquecerse y
encajar mejor en la Europa del siglo XXI?
Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
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