VALEROSO DEFENSOR DE LAS LIBERTADES
Igartua: Una huella imborrable
Por: Jhon Bazán
Periodista
La huella que Francisco Igartua Rovira dejó a su paso por la
vida se nota más nítida desde afuera que desde las calles de Lima. He tenido
ocasión de recoger en mis viajes notables recuerdos, y elogiosos comentarios,
no solo acerca de lo que fue como persona –un hombre íntegro con ideas propias–
sino de su lucha permanente por la libertad y la búsqueda de soluciones.
Palmira Oyanguren, intelectual chilena de raíces vascas,
escribió recientemente un enjundioso artículo en el que dice de Igartua:
“Periodista agudo y excepcional, Francisco Igartua fue uno de los grandes
exponentes de la prensa peruana. Nada ni nadie pudo acallar a este personaje
que tenía por lema el ‘no a la regimentación de la prensa’ y si bien sufrió el
peso de varias dictaduras, su convicción fue más fuerte que los sablazos
militares…”.
Otros recuerdan a Igartua por la terca consecuencia con sus
ideas libertarias, que lo llevaron incluso a sufrir persecución y destierro.
Una anécdota de los tiempos de Odría lo retrata mejor que nadie, cuando era,
entonces, un periodista en busca de la verdad, lo cual naturalmente incomodaba
al régimen.
Igartua estaba deportado, pero burlando los controles
fronterizos había vuelto a Lima, aunque avisados por esbirros de su audacia
estaba siendo buscado por calles y plazas. Escogió, entonces, para refugiarse
un eventual y sui géneris asilo: el local de El Comercio, donde con la anuencia
del director, don Luis Miró Quesada de la Guerra, se sintió protegido y a salvo
por el tiempo necesario, ya que los policías no se atrevieron a violar el local
de tan importante diario.
Cabe recordar que Igartua, para entonces, ya había pasado por
el mítico diario “Jornada”, una hoja cotidiana cuyas columnas muchas veces eran
incendiarias. Había estado en “La Prensa”, cuando la dirigía Guillermo Hoyos
Osores, su amigo y referente, y había tenido la audacia de fundar “Oiga” casi
el mismo día en que Manuel Odría había roto la democracia derrocando al
presidente constitucional José Luis Bustamante y Rivero, a quien Igartua admiró
hasta su muerte.
Ya para entonces había dado muestra de su compromiso con la
verdad con el llamado Caso Góngora Perea, que lo contrapuso con un diputado
aprista por Amazonas que había declarado cosas de las cuales después se
arrepintió presionado por el partido y que desmintió en sendas cartas a
“Jornada” (setiembre de 1946). El asunto llegó hasta el liderazgo aprista, que
citó a Igartua al local de “La Tribuna”, pero en vez de diálogo recibió una
soberana paliza en el zaguán de ese diario. El lema aprista de entonces era
“por la razón o la fuerza”.
Ahora que se cumplirán nueve años de su fallecimiento, es
bueno reflexionar respecto a este legado de fidelidad a sus ideales que dejó
Igartua a los periodistas. Los reveses nunca lo arredraron: Fundó “Oiga”
primero en 1948 para luchar contra Odría y luego en sucesivas etapas contra mandones
antidemocráticos de toda laya; luego cofundó “Caretas”, donde dejó doce años de
su vida editorial y lineamientos que aún le sobreviven.
Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
No hay comentarios:
Publicar un comentario