SESIÓN DEL SÁBADO 1 DE MARZO
Aprobada el acta anterior, se dio cuenta de los oficios
dirigidos por el general Santa Cruz, a nombre del Ejército del Centro, y la
Municipalidad, en que manifiestan la gratitud y respeto al Soberano Congreso y
la satisfacción que le ha merecido el nombramiento de Presidente de la
República hecho en el Excelentísimo señor don José de la Riva Agüero y,
habiéndose oído con agrado, se acordó su impresión en la Gaceta oficial, y que
se les contestase por la Secretaria.
El señor Pezet indicó la necesidad de que, en consecuencia de
dicho nombramiento y juramento prestado por el referido señor Excelentísimo, se
hiciesen las mismas demostraciones de solemnidad que se habían practicado en
iguales casos, y expidiesen en el día el respectivo decreto, como desde luego
se verificó ordenándose:
1° Que a las diez de la mañana del 2 del corriente se reúnan
en el salón de recibimiento de Palacio todos los generales y oficiales del
Ejército y Armada, las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, y todas
las corporaciones de la capital, a reconocer al Presidente de la República.
2° Que concluido este acto pasen a la Santa Iglesia
Metropolitana con el Presidente, donde se celebrará una misa en acción de
gracias, entonándose el Te Deum; en cuyo acto se hará en la plaza mayor una
salva de 21 cañonazos que se repetirá en la del Callao y buques de la Armada
Nacional una hora después.
3° En las noches de los días 1, 2 y 3 habrá iluminación y
repique general en la ciudad.
4° Que las mismas solemnidades se practiquen en todo el
territorio del Estado, con arreglo a las circunstancias de cada población.
Consecutivamente se leyó el dictamen de la Comisión de
Justicia sobre la confinación de los religiosos de la Buenamuerte con motivo de
haberse solicitado por el P. José Cayro se le pusiese en libertad, y en
conformidad a lo que opinó dicha Comisión se resolvió, que respecto de no
aparecer la causa legalmente comprobada, cuya excepción contenía el soberano
decreto expedido por la restitución de los americanos, debía considerarse
comprendido el anunciado P. Cayro en la amnistía y ponérsele en libertad,
apercibiéndolo a la subordinación y obediencia debida al prelado, sin perjuicio
del conocimiento legal que corresponda sobre el nombramiento del provincial,
con arreglo a las instituciones de la orden por el caso de vacante, de cuya
providencia se instruyese el gobernador del Arzobispado.
Asimismo se leyó la representación del Diputado don José
María del Piélago en que, por sus enfermedades que le obligaban a tomar otro
temperamento, solicitaba se le concediesen dos meses de término. Se accedió a
su solicitud, haciendo uso de la licencia dentro de seis u ocho días. Se
levantó la sesión pública y siguió el Congreso en secreta.
Nicolás de Aranibar
Presidente
Mariano Quezada y Valiente
Diputado Secretario
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