Lima, noviembre 18 de 1896.
Excmo. Señor don Nicolás de Piérola.
Mi distinguido amigo:
Gracias a la protección bibliográfica que, en este año, ha
dispensado usted al establecimiento de mi cargo, creo que en mi Memoria de
julio venidero podré estampar que poseemos ya los 35,000 volúmenes que, antes
del malón chileno, tuvo la biblioteca de Lima, en sus tres salones. No cuento,
por supuesto los 16,000 volúmenes de truncos y duplicados que hubo en los
cuartos de depósito.
Pero si el director de la biblioteca está muy contento y
agradecido al jefe de la nación, no le pasa lo mismo a Ricardo Palma con don
Nicolás de Piérola. Necesito que regale usted como particular, una obra en
cuya primera página se lea un autógrafo de usted haciendo el donativo a la
biblioteca.
La obra que le codeo es valiosa, y la tiene usted muy a la
mano. Es obra exclusivamente de consulta, que usted jamás hojeará por falta de
tiempo, y porque no es de las materias a que tiene predilección. Cada cual
tiene sus gustos, y usted es de los hombres que se recrean poco con el pasado,
y mucho con mirar hacia el mañana.
¡Ea! ¡Señor don Nicolás! Buen ánimo y que, decentemente
empastados, vengan a la biblioteca esos 16 volúmenes italianos sobre Colón,
volúmenes que tiene usted en su secretaría con peligro de que la polilla
empiece a dañarlos. No olvide usted que exijo la dedicatoria autógrafa en la
primera página, con tanta mayor razón cuanto que la obra la merece. Y como,
Dios mediante, la biblioteca de Lima ha de vivir más que usted y más que este
achacoso sopantintas, los posteros no murmurarán de usted encontrando pobre el
obsequio. Por lo poco que pude hojear de la obra hace un mes, la he hallado
sabor a bocado, de cardenal para una biblioteca pública.
Y como el domingo, en la noche, me propongo visitar a usted
queda usted notificado para contestarme sobre esta mi petición.
Quedo respetuosamente de usted afectísimo amigo y seguro
servidor.
RICARDO PALMA
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