![]() |
La Republica |
Prensa escrita peruana: El poder
de informarse se concentra
Miercoles, 11 de septiembre de
2013 | 5:25 pm
Columna: Pensando en voz alta, de
Javier Protzel.
La adquisición de una mayoría de
acciones de EPENSA por el Grupo El Comercio (GEO) no es una buena noticia .
Cuando las instituciones del Estado están alarmantemente desacreditadas y la
política en crisis, como ocurre ahora, la influencia de los medios masivos
tiende a crecer, siguiendo una regla de proporción inversa. Y en este caso
todos sabemos que el Grupo El Comercio controlará cerca del 80% de la
facturación del total de diarios en este país. Semejante posición de dominio
conculca la libertad de prensa al vulnerar un principio de pluralidad elemental
para la opinión ciudadana en cualquier democracia.
La concentración de la propiedad
empresarial es un proceso característico del capitalismo tardío visible a
escala global, y en el caso de los medios de comunicación éste asume una forma
conglomeral. Racionalizar costos mediante fusiones, eliminar competidores para aumentar la rentabilidad,
acaparar publicidad y buscar nuevos mercados son algunos de los motivos de esta
tendencia de los peces grandes a devorarse a los pequeños. Empero las
tendencias son muy variables. Mientras se calcula que unos siete grandes
conglomerados mediáticos facturan alrededor del 60% de la facturación mundial,
en América Latina, precisamente la región más desigual del mundo, encontramos
la concentración más alta. Una amplia investigación del IPyS conducida por
Mastrini y Becerra (2008) mostró una recurrencia continental de este fenómeno
en materia de prensa, con abundancia de altas y crecientes tasas de propiedad
concentrada en las cuatro empresas periodísticas de mayor facturación en cada
país: 67% en el Brasil, 81% en Argentina, 92% en Chile, 60% en Bolivia. En
cambio, la compra de EPENSA (que publica Correo, Ojo, Ajá, El Bocón) se añade a
El Comercio, Trome, Perú 21 y Gestión permitiéndole a un solo grupo económico
controlar casi el 80% de la prensa
diaria .
Esta posición dominante es
insólita para cualquier observador extranjero, pues si bien en otras latitudes
existe esa tendencia, hay leyes que la limitan y concepciones diferentes del
trabajo periodístico. En Europa, especialmente en países escandinavos y en
Holanda, han existido al contrario políticas públicas de explícito resguardo a
la libertad y variedad de la información. Y en todos ellos, los sistemas de
medios – si cabe la expresión – siguen contando con operadores públicos
audiovisuales de peso, garantes de la diversidad de opiniones, la BBC por
ejemplo. Por su lado, los Estados Unidos cuentan con estrictas leyes
antimonopolio y una amplia gama de medios impresos a escala nacional según la
ciudad: New York Times , Washington Post , San Francisco Chronicle , Boston Globe
, etcétera, de modo que los empresarios peruanos difícilmente podrían
argumentar que una regulación adecuada sería autoritaria. Es más bien lo
contrario.
Esta compra de acciones, que no
será la última, ocurre como corolario del crecimiento de las industrias
culturales consiguiente a la expansión económica del país y se expresa en la
inversión publicitaria (en 2012 superó los 650 millones de dólares frente a los
192 de 2001). Es entonces una acumulación de capital, fuera de tratarse de una
de poder . Pero lo más singular es que ocurre al incrementarse la circulación
nacional de diarios, la cual pasó de 2007 a 2011 de 1’200.000 ejemplares a más
de dos millones. En 2012 Trome se ha ubicado entre los periódicos más leídos de
América del Sur, contándose más de dos millones de lectores y medio millón de
ejemplares vendidos sólo en Lima, en contraste frente a otras regiones
agobiadas por la disminución de lectores. Al poner en perspectiva histórica
este probable recorte de la diversidad de las orientaciones políticas en el
espacio público de los medios, las comparaciones resultan inevitables. Si la
incautación de los diarios en los años setenta por el gobierno militar nos
sometió a la censura y al punto de vista monocorde del discurso oficialista, la
compra de la prensa chicha por el régimen fujimontesinista alimentó a buena
parte de la ciudadanía con calumnias y desinformación. La presente situación no
llegaría a esos extremos, pero el ámbito de influencia de un solo grupo
editorial será más amplio que en el pasado. De hecho, ya estábamos hace años en
una situación estructuralmente oligopólica, pues aun así el Grupo La República
hubiese adquirido el paquete accionario de EPENSA, ambos operadores habrían
acaparado el 98% de la facturación, más que en los casos chilenos de El
Mercurio y COPESA.
Intentando teorizar, el lector no
creerá a pie juntillas lo que la prensa política argumente, pero ésta sí podrá
construirle la agenda de asuntos públicos privilegiando ciertos temas y
minimizando u ocultando otros. Arma absoluta. Esto último es lo inquietante
cara a las elecciones de 2016 y a ciertos efectos colaterales: la autocensura
en algunos periodistas y la sujeción del mercado publicitario a la
discrecionalidad del más poderoso, silenciando las voces discordantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario