Canta Claro
Por FRANCISCO IGARTUA
SIN EQUIDAD NO HAY SOLUCIÓN
Ocurrió lo que tenía que ocurrir: el gobierno se ha visto
obligado a echar mano de la represión militar para calmar la agitación social
que lo había desbordado. No tenía otro camino, dadas las circunstancias que él
mismo había creado. Pero, ¿podrá Toledo evitar que la acción represiva se le
escape de la mano? Y, sobre todo, ¿será ésta la solución a las demandas
populares?... Me temo que no. Las causas que tienen insatisfechos a los
miserablemente asalariados han quedado intactas, tanto porque el paupérrimo
presupuesto nacional no tiene estiro posible como por la insensibilidad de los
hombres del poder y de las minorías privilegiadas, como los bancos, que no
pagan sus deudas al Estado.
Frente a la ola de reclamos, legítimos pero que no se pueden satisfacer, la solución estaba en
recurrir a la equidad, en compartir algo de la desesperación popular, poniendo
en 15 mil soles el máximo de las remuneraciones estatales (que es el promedio
en Chile, Argentina y otros países sudamericanos). No porque la rebaja en los
sueldos de la alta burocracia vaya a resolver las desesperadas demandas de
docentes, policías y enfermeras, sino porque el gesto de compartir apremios es
señal de buscar equidad en la relación entre peruanos. Ese gesto de comprensión
hubiera sido más eficaz que los fusiles militares disparando y matando. Hubiera
introducido racionalidad al diálogo de sordos en el que gobierno y huelguistas
están enfrascados.
¿Qué los maestros con el puño en alto dan muestra de ser más
agitadores sociales que maestros? ...Cierto. Y también es cierto que de esos
profesores saldrán ex alumnos más dispuestos a la violencia (de sus aulas
partió el senderismo) que a la convivencia fecunda. Pero esos profesores no han
nacido por generación espontánea. Han sido paridos por la injusticia que han
visto y vivido. Es otro de los legados que nos dejó la política represiva de
Fujimori y la ceguera de otros gobiernos. Un problema que no se resuelver (por
lo menos no de inmediato) con evaluaciones y premios al mérito.
Los problemas del Perú son tan hondos que obligan a una
reflexión profunda, con propósito de enmienda, sobre nuestra realidad y
posibilidades.
Por ejemplo, es hora de entender que nadie (a no ser un
impenitente devoto del socialismo soviético) puede negar la realidad y bondad
del mercado y de la creatividad individual; y menos todavía desconocer que en
los países subdesarrollados, para crear trabajo, es medular la inversión
privada extranjera. Sin embargo, se ponen anteojeras caballares los fanáticos
que divinizan esas normas sin distinguir culturas, grados de desarrollo mental
y des protecciones sociales. El Perú no es Europa ni EEUU, por lo que tiene que
adaptar el medidor a su realidad, tal como lo hacen ellos. Esta es la primera
lección que debieran aprender nuestras autoridades y maestros. El resto vendrá
por añadidura.
FUENTE:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
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