Canta Claro
Por FRANCISCO IGARTUA
VERDAD Y RECONCILIACIÓN TEÑIDAS
DE ROJO
Nadie en su sano juicio podría
pedir (ni siquiera pensar) que la Comisión de la Verdad cancele sus
actividades. Sin embargo, de esta premisa no se puede pasar al extremo de
satanizar a la crítica o a los reparos que se le hagan a una comisión que, por
lo pronto, se inicia aceptando sin rubor el título de Verdad, pues bien saben
los religiosos integrantes de ella que hay soberbia en creer que la verdad está
al alcance humano; posición que seguramente, desde otras perspectivas,
comparten muchos otros comisionados. Cosa distinta es la búsqueda de la verdad
o la aproximación a ella, algo muy impreciso como se ve en la famosa película
Rashomón.
Valga este preámbulo para situar
en sus verdaderos alcances a la comisión (que no por llevar el título copiado
del extranjero pierde pretensión) y para aclarar el sentido de mi crítica a
este organismo, crítica que vengo sosteniendo desde tiempo atrás y desde una
posición lejana a cualquier tendencia partidaria.
Hace pocas semanas, en esta misma
columna, decía que "yo no olvido el macabro espectáculo del desentierro de
los cadáveres de Serpa Cartolini y los demás emerretistas que torturaron
durante meses a varios centenares de secuestrados en la embajada del
Japón". Y añadía un comentario que también repito: "El espeluznante
desentierro se hacía para probar que varios de los secuestradores habían sido
'asesinados' por los militares que cometieron el 'crimen' de arriesgar sus
vidas para liberar a los rehenes amenazados de muerte".
Mi alegato no era nuevo, pues ya
antes me había unido al reclamo de que se ampliara la Comisión de la Verdad y
se diera cabida en ella a algún representante de la Fuerza Armada, ya que se
hacía evidente que las pesquisas para "reconciliar" al Perú se
interesaban más en encontrar asesinos entre los militares que actuaron en combate
(brutalmente porque la guerra es brutal) que en esclarecer los crímenes que
cometieron tanto los militares como los terroristas.
En esa ocasión la racionalidad
tuvo éxito y se amplió la comisión, dándole acertadamente cabida al general Luis
Arias Grazziani, oficial sereno e inteligente, quien es de esperar logre
explicar a los comisionados la diferencia entre "crimen" y "baja"
en acción de combate.
Hoy insisto en lo mismo. No se
puede hablar de "reconciliación" mientras se rebuscan los pelos de
los cadáveres para hallar responsabilidad en los militares y, hasta ahora, no
se remueve un papel para esclarecer los salvajes crímenes del terrorismo (que
hasta hoy no cesan) en infinidad de pueblos perdidos en la Selva y Sierra. Y
menos se hace para identificar a los terroristas que secuestraron cruelmente a
muchos ciudadanos, matando sin piedad a los que no supieron o no pudieron negociar
el rescate con los asesinos.
Se trata de una indagación
indispensable, pero difícil de que sea imparcial con tan numerosos
izquierdistas integrando la comisión. Lo que no es un reparo gratuito mío. El
irreprochable rector de la Universidad Católica, cabeza de los comisionados,
acaba de afirmar públicamente que "la izquierda peruana tiene que ser
examinada" porque "en algún momento se equivocó seriamente al no
te-ner una actitud de enérgica condena al terrorismo", admitiendo así que
ella es parte en el tema a esclarecer. Pero el doctor Salomón Lerner no puede
dar por zanjada la situación añadiendo que "eso lo he escuchado de boca'
de ellos (Tapia, Degregori, Ames), lo cual indica una gran honestidad intelectual".
Ciertamente hay honestidad
intelectual en esos señores al reconocer su culpa, pero no están calificados
para investigar hechos de los que son cómplices, ya que esa izquierda no sólo
calló. También alentó a la insurrección exhibiéndose en las plazas públicas con
un fusil en alto, mientras soldados y policías eran victimados en emboscadas de
Sendero y el MRTA.
Para dar una visión más clara de
lo que planteo, voy a comparar mi comentario con un conflicto muy divulgado por
la prensa internacional, o sea analizaré la relación de ETA, en España, con la
izquierda del País Vasco. En este caso está clarísimo que Herribatasuna, la
izquierda que calla frente a los asesinatos de ETA, no podría tener presencia
significativa en una Comisión de la Verdad. Lo que no quiere decir que la
izquierda vasca deba ser encarcelada por culpa de su silencio, sino que
resultaría demencial su participación en el juzgamiento de hechos sangrientos
que no condenó. Aquí, en el Perú, de acuerdo a la declaración del doctor
Lerner, la izquierda fue parte, con su silencio, de la violencia que se investiga,
por lo que se ve caricaturesco que tenga tanta voz y voto en una comisión que
sí es juzgadora, pues opinar no es otra cosa que juzgar. (De lo que está
impedida es de emitir fallo, coto cerrado de la Justicia).
¿Qué valor tiene, por ejemplo,
dentro de la Comisión de la Verdad, la opinión del señor Tapia, quien en estos
días está dedicado no a investigar con seriedad el reciente atentado frente a
la embajada norteamericana, sino a hacer piruetas dialécticas para probar la
inocencia de Sendero en el hecho?
No quiero decir con lo arriba
escrito que la izquierda deba ser vetada para participar en la vida pública.
Eso también sería demencial y desde ya me desmienten los varios ministros de
esa cantera que están luciéndose en sus cargos por su sagacidad e inteligencia.
Lo que he querido dejar sentado es que una Comisión de la Verdad y la Reconciliación
no puede tener un sesgo comprometido con los hechos que deben ser juzgados. Y
el sesgo es grande en este caso porque los señores Degregori, Ames y Tapia no
están solos, tienen fuertes aliados en la comisión, entre ellos, los religiosos.
No hay que olvidar que uno tuvo la hoz y el martillo en su anillo y otro fue
calificado difusor de la Teología de la Liberación, teología que en un momento
llegó al extremo de afirmar que las masas oprimidas tienen el mismo derecho que
el que Aquino les concede a los que atentan contra la vida de un tirano.
¿Se sabotea a la Verdad y a la
Reconciliación reclamando que no haya presencia significativa de comisionados
vinculados de alguna manera a cualquiera de los bandos en entredicho?
Fuente:
EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
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