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Colección Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima |
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«¿Nada se gana, entonces, con buscar la verdad? Se gana por lo pronto el rescate de la propia dignidad, que es ya bastante; y se cumple con el Maestro -Unamuno- quien dijo que «la más miserable de todas las miserias, la más repugnante y apestosa argucia de la cobardía es esa de decir que nada se adelanta con denunciar al ladrón y al majadero». FRANCISCO IGARTUA ROVIRA – 23/09/1923 24/03/2004
miércoles, 31 de julio de 2013
LA TERCERA
DEFUNCION
El padre, hermanas, de quien en
vida fue:
Micaela Daniela Bazán de Bourbon
Larraín y Irarrazabal
Q.E.P.D
Participan con profundo dolor su sensible fallecimiento
asistida por la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana, ocurrido el 26 de
Julio del presente.
La familia agradece a todas las personas que nos acompañan en
este momento y manifiestan su afecto y condolencias.
Maryland, 27
de Julio de 2013
LA TERCERA
Francisco Igartua
Fue un vasco, hijodalgo e ilustrado, hábil en euskera y
castellano, nacido entre los años 1494 y 95 en el valle de Cuartango (Alava) el
que descubrió y hasta les dio nombre a las tierras que por entonces dominaban
los Incas del Cuzco y que más tarde serían el Virreynato del Perú, o sea lo que
hoy son las repúblicas de Ecuador, Perú, Bolivia y buena parte de Chile y
Colombia. Se llamaba Pascual de Andagoya y siendo muy joven había pasado a
América "para ser más". Y sin duda lo logró, aunque al dinero y poder
alcanzados debió añadir envidias y rencores sin cuento. Fue hombre de
temperamento fuerte, taciturno, "antipático" dirían algunos y sincero
amigo y defensor de los indígenas.
Siendo todavía joven, a los veintiocho años (1522), se había
aventurado, en expedición financiada por él, al sur de Panamá, hasta una región
que se llamaba Chochama, en territorio hoy colombiano. Ahí el recio alavés hizo
amistad y comunicación verbal con los indios (es de suponer que su calidad de
bilingüe y su cultivada inteligencia le facilitaron el contacto) lo que le
permitió escribir posteriormente: "descubrí, conquisté y pacifiqué una
gran provincia de señores que se llama Perú donde tomó nombre toda la tierra
por delante".
Era la primera vez en la historia europea que se mencionaba
el nombre de Perú en referencia al también hasta entonces desconocido Imperio
de los Incas, del que le hablaron a Andagoya el cacique de Chochama y otros
indígenas, a quienes acompañó a combatir a los guerreros de Virú, o sea los
ejércitos de avanzada incaicos que estaban dedicados a extender los Cuatro Suyos
del Imperio. ¿De dónde sacó Andagoya el nombre de Perú para referirse al
incario? Se supone, sólo se supone, que fue por deformación del término Virú
empleado por sus amigos indios de Chochama para, al parecer, referirse al sur
en general. Lo único cierto es que Pascual de Andagoya fue el primer europeo en
mencionarlo y en hacer contacto con el Imperio de los Incas.
La otra pregunta que se desprende de este hecho es ¿cómo
logró el euskaldun Andagoya trato tan afable con los indígenas del territorio
que conquistó? El mismo responde que lo conquistó y "pacificó", o sea
que estableció la paz entre su gente y la gente del cacique de Chochama, su
amigo, con quien logró dialogar largo y tendido. Son muchas las acusaciones que
se le han hecho al "antipático" alavés (implacable en los negocios,
ladrón, intrigante, altanero) pero nadie podrá decir que fue cruel o abusivo
con los indios. Al contrario, su amistad con ellos fue tan fuerte que, cuando
estuvo a punto de ahogarse porque se voltió la piragua en la que remontaba un
río, el cacique de Chochama lo estuvo sosteniendo para salvarlo de las aguas y
de las armaduras que llevaba puestas. Ese reyezuelo, su mejor amigo en aquellos
parajes, fue seguramente quien le organizó el grupo de traductores y guías con
los que volvió a Panamá para curarse del enfriamiento que le produjo el largo
remojón en el río y para organizar una expedición mayor y mejor pertrechada.
Sus planes se frustraron por la enfermedad, que se hizo grave
y le impidió montar a caballo; y ésta fue la razón por la que transfirió sus
derechos de conquista a Francisco Pizarro, incluidos los traductores y guías a
los que él había enseñado a expresarse en castellano. Estos fueron pieza clave
en la conquista del Imperio que ya se llamaba Perú y que sólo oficialmente fue
Nueva Castilla.
El tiempo que tardó Andagoya en recuperarse y poder volver a
montar a caballo lo dedicó a los negocios, terreno en el que, como otros
vascos, fue habilísimo; lo que le permitió ser su propio habilitador en las
empresas expedicionarias que armó.
Sin embargo, antes de volver a salir en aventuras de
conquista, el esforzado alavés pasó por venturas y desventuras variadas e
intensas que se iniciaron con su elección a la alcaldía de Panamá (1527) para
más tarde, por culpa de enemistades y envidias, ser denunciado por el nuevo
Gobernador, Pedro de los Ríos, ante la Audiencia de Santo Domingo, a la vez que
se le confiscaban sus cuantiosos bienes. La acusación fue de malversación en la
alcaldía. Pero con hábiles intrigas logró que la Audiencia lo rehabilitara y,
ya vuelto a casar, lo devolviera a Panamá (1534) donde acrecentó sus riquezas,
gracias a sus recuas de mulas que hacían el transporte por el itsmo que
separaba los océanos Atlántico y Pacífico. El servicio de mulas del conflictivo
Andagoya era el mejor y, por lo tanto, el más caro. Sin embargo, su cuidado
mayor estuvo puesto en la nao "Concepción", cuya propiedad compartía
con el Gobernador Barrionuevo, quien lo nombró su teniente. La
"Concepción", que hacía el tráfico al Perú, le llevaba y traía
noticias de las tierras descubiertas por él y que Pizarro iba conquistando. Los
negocios no lo absorbían tanto como para hacerle olvidar el mundo de las
prodigiosas aventuras que lo esperaban allá al sur. Hacía ya tiempo que había
vuelto a cabalgar y el destino lo empujaba a morir en el Perú.
Sin embargo, otros muchos sinsabores lo esperaban a Pascual
de Andagoya antes de llegar a su fin entre Cuzco y la Ciudad de los Reyes
(Lima).
En 1536 el juez de residencia de Panamá lo vuelve a denunciar
y cargado de cadenas lo envía a España para ser juzgado por el Consejo de
Indias. Pero de nuevo la fortuna va en auxilio de Andagoya y el Consejo lo
declara inocente desagraviándolo con la gobernación de Río de San Juan y
permitiéndole usar el Don antes de su nombre.
Desde Panamá, donde ha vuelto, parte el alavés en compañía de
su cuñado, Alonso Peña, a las tierras que el Consejo le ha otorgado. Corría el
año de 1540 y la gobernación de Río de San Juan, de acuerdo a los mapas de la
época, estaba situada en un punto impreciso entre la Nueva Castilla de Pizarro
y la que sería Nueva Granada, de Benalcázar.
A ese espacio se dirigió Don Pascual de Andagoya y lo primero
que hizo al llegar a sus costas con cientocuarenta soldados, cuarenta caballos,
un galeón, una carabela y dos bergantines, fue fundar la ciudad de
Buenaventura; donde dejó a su hijo, Juan de Andagoya, y a su cuñado, Peña, al
mando de unos pocos hombres, mientras él se internaba en el territorio. Leguas
adentro, en Popayán, se tropezó con huestes de Pizarro sitiadas por los indios.
Rompió el cerco y se creyó con derecho a ocupar la ciudad no obstante
pertenecer ésta a Sebastián de Benalcázar. La ocupó y lo mismo hizo con la
villa Santa Ana de los Caballeros, a la que dio el nombre de San Juan. Pero ya
antes había entrado en Cali, por lo que las iras de Benalcázar estaban
desatadas contra él. No hubo enfrentamiento porque los frailes del lugar,
vascos muchos de ellos, se interpusieron. Sin embargo, el Cabildo falló contra
Andagoya y Benalcázar lo apresó fundamentándose en que la provisión que a él le
dio el Rey abarcaba la gobernación de Río de San Juan, la misma que después le
había sido otorgada a Andagoya. ¡Enredos burocráticos de entonces, de hoy y de
siempre!
Para fortuna de Andagoya, en esos días desembarcó en
Buenaventura (por intuición quien sabe el alavés le daría ese nombre) el
Comisionado real para el Perú, don Cristobal Vaca de Castro, quien llegaba
mareado por los padecimientos sufridos en el mar y necesitado de auxilio, que
le fue dado con amplitud por Peña y Juan de Andagoya. Por entonces ya estaba
instalada en Buenaventura la mujer (en segundas nupcias) de Don Pascual y otros
familiares. Fácil le fue a Peña convencer al flamante y poderoso Comisionado
regio para que interviniera a favor del desventurado gobernador del impreciso
Río de San Juan. Dispuesto a sembrar la paz en el Nuevo Mundo, Vaca de Castro
viajó a Popayán, se entrevistó con Benalcázar y quedó libre Andagoya, a quien
Vaca le recomendó viajar a España para aclarar sus problemas en el Consejo de
Indias.
En España se siguió escapando del infortunio, pues hizo
contacto con Pedro de la Gasca, quien salía para el Perú con plenos poderes
reales para pacificar las luchas intestinas que siguieron a la muerte de
Pizarro. Con él retornó Andagoya a América, donde apenas le quedaban
Buenaventura y la virtual gobernación de Río de San Juan, a cargo de su hijo.
Pero el destino de Andagoya estaba trazado y lo conducía a
morir en el Perú. No se quedó, pues, en su gobernación, donde había enterrado
una fortuna (algo así como 70,000 pesos), sino que, partiendo de Panamá con la
real flota de guerra, siguió al lado de Gasca, quien lo nombró su capitán,
encargándole recoger gente en Buenaventura, mientras él (Gasca) seguiría hasta
Tumbes donde se encontrarían.
Ingresó así, comandando la mitad de la caballería real, al
corazón del Imperio con el que él tuvo contacto antes que cualquier otro
europeo. De Tumbes subió a Cajamarca, donde los españoles habían ajusticiado al
infortunado inca Atahualpa y de allí siguió a Jauja, para luego participar al
lado del pabellón Real en la batalla de Jaquijahuana, donde fueron derrotados
Gonzalo Pizarro y sus rebeldes.
A órdenes del Pacificador don Pedro de la Gasca, incursionó
nuestro alavés por el Alto Perú (hoy Bolivia) y por un tiempo se asentó en el
Cuzco, la capital del reino que él entrevió y pudo ser suyo, para pasar,
siempre con Gasca, a la ciudad de los Reyes (Lima). Allí o en el camino (nada
se sabe de él en aquellas fechas sino que salió del Cuzco con el Pacificador),
murió Don Pascual de Andagoya, quien andaba con la salud maltrecha desde que en
Jauja un caballo le propinó una coz. Así, oscuramente, desapareció de la
historia el vasco que descubrió y dio nombre al Perú. Fue un hombre de su
tiempo al que el destino le dio y le quitó honras y agravios, riquezas y
miserias y al que nadie le podrá negar el derecho a ser llamado defensor de los
indígenas.
Euskonews & Media
183.zbk (2002 / 10 / 11-18)
LA TERCERA
LA TERCERA: IN MEMORIAM
V. Santidad el encargo que me trajo a este remoto lugar, esta ya resuelto. Los indios están libres de nuevo para ser esclavizados por españoles y portugueses.
- Creo que no es el tono adecuado. Vuelve a empezar:
V. Santidad, os escribo en este año del Señor de 1758… desde el continente Sur de América, desde Asunción, provincia de la Plata a dos semanas de marcha de la Gran Misión de San Miguel. Las Misiones han amparado a los indios contra el peor pillaje de las colonias. Por ello se han ganado un gran resentimiento. Estos nobles indios gustan de la música. Muchos violines de la Academia de Roma… son obra de sus ágiles y habilidosas manos. Desde estas misiones los jesuitas llevaron la palabra de Dios… a los indios que aun viven en estado salvaje… recibiendo a cambio… el martirio. La muerte de este sacerdote seria el primer eslabón… de la cadena de la que hoy forma parte.
- Continúe:
Como sin duda sabe V. Santidad… pocas cosas suceden en este mundo como predecimos. ¿Como podían suponer los indios que la muerte de aquel sacerdote… traería a un hombre cuya vida se entrelaza inextricablemente con las suyas?
------------------------------------------------------------------
- Veamos, matásteis a vuestro hermano. Fue un duelo, la ley no puede tocaros. ¿Es remordimiento?
- Váyase, padre.
- Quizá preferiríais que fuese vuestro verdugo, así sería más fácil.- Déjeme solo, ya sabe lo que soy.
- Sí; sois un mercenario, un traficante de esclavos. Y matasteis a vuestro hermano. Lo sé. Aunque habéis elegido un modo, extraño de demostrarlo.- ¿Se está riendo de mí? ¿Se ríe de mí?
- Me río de vos, porque lo que veo mueve a risa. Veo a un hombre que huye, a un hombre que se esconde del mundo, a un cobarde. Vamos; vamos. ¿Eso es todo? ¿Es así como pensáis seguir?
- No hay nada más.
- Hay vida.
- No hay vida.
- Hay una salida, Mendoza.
- Para mí no hay redención posible.
- Dios nos ha impuesto la carga de la libertad. Elegísteis vuestro delito. ¿Tenéis el valor para elegir la penitencia? ¿Osaréis hacerlo?
- No hay penitencia lo bastante dura para mí.
- Pero ¿osaréis intentarlo?- ¿Si osaré? ¿Osará vuestra merced verme fracasar?
------------------------------------------------------------------
- Gracias…
- Gracias, señor, por estos alimentos y los dones que de vos recibimos... !Ah, buen señor!... ¿Echasteis todos los chiles?
- Me temo que si. Me educaron para mercenario, no para cocinero.
- Es cierto. ¡Esta increíble!
- El pan esta bueno.
- No esta mal.
- Padre le agradezco que me haya acogido aquí...
- Agrádeselo a los guaraníes.
- ¿Como?
- Leed esto: “Si tuviera toda la fe hasta trasladar montañas… mas no tuviera caridad, nada soy. Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer a los pobres… y si entregase mi cuerpo para ser quemado… mas no tuviese caridad, de nada me sirve. La caridad es sufrida, es benigna. La caridad no tiene celos. La caridad no se presencia, no se ufana. La caridad no se pavonea. Cuando yo era niño, hablaba como niño… pensaba como niño, juzgaba como niño. Más cuando yo fui hombre hecho, deje lo que es de niño. Y ahora permanece la esperanza, la fe, y la caridad. Estas tres. Mas la mayor de ellas es la caridad”.
------------------------------------------------------------------
- Has accedido. Si vais a ser jesuita, tendréis que acatar mis órdenes… como si fueses tras un comandante. ¿Lo haréis?
- Si padre.
------------------------------------------------------------------
Este afán de crear un Paraíso en la tierra… ¡Que fácilmente ofende! Ofende a V. Santidad… pues puede distraer del Paraíso del mas allá. Ofende a los reyes de España y Portugal… pues el Paraíso de los pobres no complace a sus gobernantes. Y ofenden por lo mismo a los colonos de estas tierras. De modo que esta carga traje yo a Sudamérica: satisfacer a Portugal, deseosa de acrecentar su imperio… satisfacer a España, temerosa de que eso le perjudicara… conseguir para V. Santidad… que estos monarcas no amenazaran mas el poder de la Iglesia… y asegurar para todos… que los jesuitas de aquí no pudieran negaros esas satisfacciones. Llegue a Sudamérica con la cabeza repleta de asuntos de Europa. Pero empecé a darme cuenta por primera vez… de cuan extraño era ese mundo que me habían enviado a juzgar. Yo sabia que en Europa los estados despojaban de autoridad a la Iglesia. Y sabia que para mantenerse allí… la Iglesia debía imponerse ante los jesuitas de aquí. Pero no cesaba de preguntarme si los indios no habían preferido… que el mar y el viento no nos hubieran traído ante ellos.
------------------------------------------------------------------
- No entienden lo que quiere decir. Hablad mas claro. ¿Que es exactamente lo que queréis que hagan?- Tienen que dejar la Misión…
- No quieren irse. La Misión es su hogar.
- Deben someterse a la voluntad de Dios… Dígaselo.
- Por voluntad de Dios dejaron la selva y construyeron la Misión. No entienden por que Dios ha cambiado de parecer.- No pueden conocer los motivos de Dios.
- Dice ¿sabéis la voluntad de Dios? Cree que no habláis en nombre de Dios sino de Portugal.- Yo no hablo en nombre de Dios, hablo en nombre de la Iglesia… el instrumento de Dios en la Tierra.
- Dice que habláis con el rey de Portugal.
- Hable con el y no quiere oírme.- Dice que el también es rey y tampoco quiere oíros.- Dice que se equivocaron al confiar en nosotros, que van a luchar.
- ¡Entonces tiene que convencerles de que no luchen!
- No he podido ni convenceros de que luchéis por ellos...
- Si luchan es absolutamente imperioso que ningún jesuita… parezca que les ha animado a hacerlo. Por tanto, volverán todos conmigo a Asunción mañana. ¡Si alguno desobedeciere, será excomulgado! ¡Apartado! ¡Expulsado!
------------------------------------------------------------------
- ¿Por que han de luchar? ¿Porque no vuelven a la selva?
- Porque este es su lugar. ¿Sabias que seria esta vuestra decisión?- Si.
- Entonces, ¿para que habéis venido?
- Para que V. Merced no se resista a la transferencia de las misiones. Si los jesuitas se resisten a los portugueses… la orden será expulsada de Portugal. Y después de Portugal, luego España, Francia, Italia, ¿Quien sabe? El único medio de que sobreviva la orden padre… es sacrificar a las misiones. ¿Que han dicho?
- Que el demonio vive en la selva. Quieren quedarse aquí.
- ¿Y que ha dicho V. Merced?
- Que me quedare con ellos.
------------------------------------------------------------------
- ¿Tenéis el descaro de decirme que esta matanza fue necesaria?
- Hice lo que tenía que hacer. Dado el propósito legitimo que vos sancionasteis… No teníais elección, Eminencia. Tenemos que trabajar en el mundo. Y el mismo mundo es así.
- No, señor Cabeza… nosotros lo hemos hecho así. Yo lo he hecho así.
------------------------------------------------------------------
Así, pues, V. Santidad… vuestros sacerdotes han muerto y yo sigo vivo. En verdad, soy yo quien ha muerto y ellos son los que viven. Porque como ocurre siempre… el espíritu de los hombres muertos sobrevive… en la memoria de los vivos.
THE MISSION: Roland Josse
LA TERCERA
martes, 30 de julio de 2013
LA TERCERA
LA TERCERA
LA TERCERA
ASÍ SE ANUNCIÓ EN LA CELEBRACIÓN DEL
CUATRICENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA ILUSTRE HERMANDAD VASCONGADA DE NUESTRA
SEÑORA DE ARANTZAZU
Se recuperarán los archivos
históricos de la presencia vasca en Perú desde el siglo XVII
Redacción, Lima | 21 Noviembre 2012
Los archivos históricos de la presencia vasca en Perú desde
el siglo XVII se recuperarán, según se anunció durante los actos conmemorativos
del cuatricentenario de la Fundación de la Ilustre Hermandad Vascongada de
Nuestra Señora de Arantzazu que contó con la presencia de importantes
historiadores, tanto de España como de Perú.
En un marco de respetuosa solemnidad se conmemoró este mes en
Lima, el cuatricentenario de la fundación de la Ilustre Hermandad Vascongada de
Nuestra Señora de Arantzazu, por inmigrantes vascos que en 1612 instituyeron
una devoción que hasta ahora se mantiene en ese país.
Prestigiosos investigadores convocados por la Editorial
Periodística Oiga, fundada por el periodista peruano-vasco Francisco Igartua
Rovira, dieron un marco académico de primer nivel a esta conmemoración, que
contó con el apoyo de prestigiosos centros académicos españoles como la
Universidad del País Vasco, la Universidad de Navarra, la Universidad Rey Juan
Carlos de Madrid y peruanos como el Instituto Riva Agüero de la Pontificia
Universidad Católica del Perú y la Universidad de San Martín de Porres.
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Monseñor Luis Astigarraga Lizarralde, C.P
|
No fue una casualidad que se escogiera la casona Riva Agüero
para los actos culturales. La Casona del Instituto Riva Agüero de Lima
perteneció a un descendiente de la familia Querejazu, prestigiosos mayordomos
de la hermandad en el siglo XVIII, y cuyo director José de la Puente Brunke,
director del Instituto es descendiente también de los Querejazu.
Aparte de los actos culturales se llevaron a cabo otros de
índole religiosa, la presentación del esquema final de un libro conmemorativo
que saldrá en breve bajo la dirección de Óscar Álvarez Gila, y la siembra de un
retoño del emblemático Gernikako Arbola en el campus de la Universidad de San
Martín de Porres.
Todos estos actos contaron con la entusiasta participación de
miembros de la comunidad vasca peruana, intelectuales, periodistas e invitados
especiales de la entidad organizadora, representada por su presidente, el ingeniero
de Minas Carlos Montori Alfaro.
En cada uno de estos actos se rindió homenaje póstumo a
Francisco Igartua Rovira, quien con sus trabajos dio inicio a esta
conmemoración, y a los historiadores peruanos José Antonio del Busto Duthurburu
y Guillemo Lohmann Villena.
Previamente se había logrado el traslado de la Santa Imagen
de Nuestra Señora de Arantzazu del Monasterio ‘San José’ de Las Carmelitas
Descalzas, de la ciudad y Vicariato Apostólico de Yurimaguas, en Loreto, a la
Parroquia Virgen del Pilar del distrito de San Isidro, en Lima.
También se había oficiado una santa misa por el 366º
aniversario de la Coronación de la Virgen de Arantzazu en el Convento de San
Francisco de Lima, organizada por la Cofradía de Nuestra Señora de Arantzazu de
Lima-Euzko Etxea, y dado lectura de los Estatutos de la Hermandad de Nuestra
Señora de Arantzazu de Lima en el Salón Capitular del Museo Convento de San
Francisco de Lima.
Entre los documentos históricos rescatados y publicados están
la Novena a la Virgen de Arantzazu y Estatutos de la Ilustre Hermandad
Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu.
En noviembre en el Instituto Riva Agüero de Lima de la
Pontificia Universidad Católica del Perú se realizó un acto académico cuyas
conferencias están siendo difundidas vía web. Se produjeron cuatro conferencias
plenarias, dedicadas a presentar la historia de la Hermandad de Arantzazu de
Lima en sus contextos históricos.
‘El contexto general del significado de las cofradías en el
mundo hispanoamericano’ fue expuesto por Elena Sánchez de Madariaga, de la
Universidad Rey Juan Carlos, Madrid, España. Elisa Luque Alcaide, de la Universidad de Navarra, Pamplona, España,
ofreció una teleconferencia magistral histórica sobre ‘Las cofradías de Arantzazu
en América. Entre México y Lima’.
Por su parte, Diego Edgar Lévano Medina, de la Pontificia
Universidad Católica del Perú disertó sobre ‘La importancia del elemento vasco
en la historia del Perú’. Y a continuación José de la Puente Brunke, del
Instituto Riva Agüero, Lima, Perú, expuso ‘El desarrollo histórico de la
Cofradía de Arantzazu de Lima’.
Participaron también dos panelistas, uno de Colombia y otro
de Buenos Aires; que con sus preguntas ampliaron detalles de las exposiciones.
En la presentación del libro y anexos (digitalización de los archivos
históricos de la hermandad) intervinieron José de la Puente Brunke del
Instituto Riva Agüero, quien reseñó que la obra cuenta con 19 colaboraciones,
de las cuales tres son póstumas. También Carlos Montori Alfaro por el Fondo
Editorial Periodística Oiga, que ha liderado los trabajos, el autor y
compilador de la obra Óscar Álvarez Gila, llegado especialmente a Lima del País
Vasco, y el coordinador y anfitrión de todos los eventos Jhon Bazán Aguilar.
Los actos conmemorativos concluyeron con la plantación de un
retoño del Árbol de Gernika -donado por Euzko Etxea de Santiago de Chile, cuyo
directivo Pedro Oyanguren participó de los actos- en el Campus de la
Universidad de San Martin de Lima, en unos terrenos que alguna vez fueron
propiedad de la Hermandad.
El acto contó con la presencia de autoridades, miembros de la
cofradía e historiadores involucrados en el programa, y la señera presencia de
Pedro Oyanguren, director de la Euzko Etxea de Santiago de Chile, que hizo
entrega oficial del retoño, que previamente había estado bajo custodia de la
Asociación Centro Vasco Cofradía de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima – Euzko
Etxea.
Allí estuvieron presentes el decano de la Facultad de
Ciencias Administrativas de la Universidad de San Martín de Porres, Daniel
Valera Loza, en representación del rector José Antonio Chang Escobedo; y el
padre Antonio María Artola Arbiza C.P, de la Facultad de Teología Pontificia y
Civil de Lima, quien hizo un breve acto litúrgico de bendición en euskera.
El proceso de investigación de archivos ha llevado a
recuperar “un terreno de 1.632 hectáreas que pertenecieron a una sociedad
mercantil de la cual la Hermandad fue copropietaria hasta 1865. Esto marca un
hecho histórico en Lima y creo que en Euskadi”, afirma Bazán. El próximo paso
de la Cofradía es adquirir un local en el Centro Histórico de Lima, donde
funcionó la Cofradía, con el fin de restaurarlo y convertirlo en sede de los
archivos digitalizados, abierta a todos los investigadores que deseen
consultarlos.
Crónicas de la emigración
– País Vasco en el Mundo
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LA TERCERA
LA TERCERA
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LA TERCERA
LA TERCERA
LA TERCERA
“Fue recibida la forastera divina en Lima con gran pompa y
alegría de sus vecinos, haciéndose pedazos las campañas de todas las iglesias
en señal de su gozo. Colocada la santa imagen en sus andas de un montón
distinto de inmensa riqueza de diamantes, que era lo brillante poco le debían
al sol, salió triunfante en hombros de sacerdotes de la Catedral a la plaza
mayor, dejado el palio, como Reina y Señora que es de cielo y tierra,
despidiendo rayos de gloria de su soberano rostro, que daban vida a cuantos con
devoción la miraban. Llevaba por lucido acompañamiento a todo noble y común de
la ciudad, Virrey, Audiencia Real, Cabildos y Religiones. Paso la procesión con
pompa y aparato, luces, músicas y danzas, las calles y sus balcones adornados
de sedas y ricas telas, a la casa del serafín llagado, Francisco, donde el
siguiente día, diez y ocho octubre, de mil seiscientos y cuarenta y seis años,
con el mismo aplauso, fiesta, música, Virrey y Tribunales, suspiros y lagrimas
de gozo, y alegría de innumerable pueblo convenido, fue colocada la santa
imagen en su espino (divina rosa entre espinas) dentro de un nicho de gallardo
fondo, a cuya majestad corren dos cortinas de labor costosa”.
DIEGO CORDOVA Y SALINAS, Crónica Franciscana de las
Provincias del Perú