Mario Vargas Llosa: “El
control del poder de la información puede llegar a la imposición de candidatos”
Martes, 21 de enero de 2014 | 7:18 am
La Republica. Mario Vargas Llosa. Premio Nobel de Literatura
2010.
Clara E. Ospina
Directora periodística de América TV y Canal N
(Extracto de una
entrevista concedida a la conductora del programa Tiempo de Leer, en el Centro
Cultural de la Pontificia Universidad Católica, ante estudiantes de letras y
comunicaciones de las universidades San Marcos, de Lima, UPC y Católica).
Qué opina de la compra de Epensa de parte del Comercio. Debo
decir, considerando la transparencia, que Canal N es una empresa en la que
están como socios el grupo La República y el grupo El Comercio.
Mi posición sobre este tema es bastante clara: yo estoy a
favor de la libertad de expresión. Creo que la libertad de expresión es el
pilar de la cultura democrática, y que sin una libertad de expresión que
refleje el pluralismo de las opiniones políticas de los ciudadanos, la
democracia está amenazada. Creo que la concentración de los medios que
significa la compra de Epensa por el grupo El Comercio es una amenaza potencial
contra la libertad de expresión. Creo que el 79 u 80 por ciento del control de
la información da un poder a un grupo periodístico, en un periodo de elecciones
por ejemplo, que puede llegar a la manipulación total, y a la imposición de
candidatos, algo que comienza a corroer el sistema democrático. Por eso he
apoyado la iniciativa de estos ocho periodistas muy prestigiosos e
independientes, que han presentado una acción de amparo para que el Poder
Judicial decida si esta operación (de compra de Epensa) es lícita, o la anule.
Siempre he estado en contra de las leyes especiales sobre el periodismo, ya que
estas son un peligro para la libertad de expresión, porque es poner en manos de
un gobierno un instrumento de poder que en un momento dado puede ser utilizado
para restringir esa libertad, esa diversidad y ese pluralismo informativo al
que tenemos derecho.
Hay quienes opinan que siendo un liberal que cree en la libre
empresa, al plantear eso, cae en contradicción porque se castiga el éxito de
una empresa…
No hay ninguna contradicción. Quienes dicen eso tienen una
información muy escasa, muy insuficiente o muy equivocada de lo que ocurre en
los países más democráticos del mundo.
En todos los países democráticos, sin ninguna excepción, hay un control del
monopolio empresarial en todos los campos y fundamentalmente en la prensa. En
muchos países hay leyes especiales y ello es comprensible, aceptable, porque
hay una democracia profundamente arraigada y
porque en los países democráticos avanzados la diferencia entre el
Estado y el gobierno es real y las instituciones encargadas de velar por la
diversidad, la pluralidad informativa son organismos de Estado que representan
al conjunto de la sociedad. Desgraciadamente, en las democracias
subdesarrolladas como la nuestra la diferencia entre Estado y gobierno es
inexistente. El gobierno absorbe el Estado y lo utiliza como si fuera suyo,
como si fuera su botín; entonces, no hay organismos de Estado verdaderamente
independientes... salvo en dominios, quizá, muy técnicos. Esa es la razón por
la que creo que cuando hay leyes especiales sobre el periodismo, el resultado
es catastrófico para la libertad de expresión. Es el caso de Venezuela,
Ecuador, Bolivia, Argentina, donde han habido leyes especiales para la prensa y
el resultado ha sido catastrófico. Esta iniciativa de los ocho periodistas es
lo mejor, que el Poder Judicial decida.
En última instancia se puede llegar a la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, que es una institución que ha demostrado hasta ahora una
independencia de criterio, lucidez,
respecto a las materias jurídicas y una clara vocación democrática.
En la industria editorial, donde las grandes editoriales
acaparan a los autores y aplastan a la competencia pequeña, ¿podría haber un
debate similar?
Afortunadamente, en ese campo todavía el público sigue
imponiendo su criterio; todavía las editoriales no pueden fabricar bestsellers
que casi siempre son sorpresa, y ese es un campo donde una pequeña editorial
puede ganar el mercado a una gran
editorial. Allí está garantizado el pluralismo, la diversidad... es muy
distinto en el campo de la información. Uno de los argumentos que utiliza El
Comercio, por ejemplo, es decir que en esta absorción de Epensa el acuerdo se
ha hecho solamente para la impresión y la distribución, pero que los contenidos
quedan independientes en cada uno de los grupos; eso, obviamente, es un
sofisma. Nadie puede imaginar que un periodista de Epensa, del diario Correo,
por ejemplo, va a investigar a una
empresa de la familia Miró Quesada y va a tener cabida en su periódico para
denunciar tráficos indebidos (si es que existen esos tráficos indebidos,
obviamente). Ese periodista va a ser expulsado. Aquí hay varios periodistas que
han sido expulsados de El Comercio por haber sido valientemente independientes.
Lo mejor es garantizar que haya una pluralidad informativa, y que si hay una
concentración de medios, que contradice un dispositivo constitucional que
afortunadamente es muy claro, el Poder Judicial se pronuncie y anule la
operación. Puedo decir algo más, que soy defensor de la libertad de empresa, de
la propiedad privada, del capitalismo, no tengo vergüenza en decirlo. Aquí,
cuando hubo una amenaza terrible para la empresa privada, para el capitalismo,
cuando el presidente Alan García en su primer gobierno quiso privatizar los
bancos, las compañías de seguros, las financieras, ¿quién fue la primera
persona en protestar? ¿Quién salió a las calles a defender a la empresa
privada? Muchos que ahora me atacan por defender el pluralismo informativo, no
solo se quedaron callados sino que fueron grandes defensores de las medidas
estatistas. Veo que muchos fueron fujimoristas, militantes que eran pagados con
dólares entregados por Montesinos, ¿cómo
puedo creer que son defensores de la
libertad de prensa cuando esta era pisoteada de manera indigna con tráficos
inmundos, como pagar a los periodistas que no solo se callaron sino que fueron
cómplices? Cuidado que pierdas tu puesto... (risas y aplausos del público)
¿No le preocupa que esos argumentos aceptables sean
utilizados por quienes se mueren de ganas de que haya un control de prensa?
Sí, me preocupa. La iniciativa del congresista Dammert de
presentar un proyecto de Ley de Medios es equivocada. Si el Congreso empieza a
debatir una Ley de Medios, voy a criticar esa iniciativa porque creo que,
aunque haya buena intención de los autores, una Ley de Medios pone en manos del
gobierno un instrumento que éste va a utilizar, a la larga, en su provecho. Me opongo
absolutamente a esa Ley de Medios. Creo que es tan peligrosa la concentracion
de medios por un solo grupo económico como la intervención estatal de los
contenidos de la prensa. Hay que llegar a un equilibrio donde, sin afectar ni a
la libertad de prensa, ni a la libertad de empresa ni a la propiedad privada,
que son las grandes defensoras de la diversidad en una sociedad, tampoco se
permita que grupos económicos lleguen a tener el control de la información al
punto de manipular a la opinión pública e imponer candidatos, restringir la
voluntad del ciudadano.
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