Sobre el diferendo
mediático
ILO AL DIA. Detalles Publicado el Domingo, 19 Enero 2014
17:33
Por: Hernando De Soto.
Quizá sea útil un punto de vista de un peruano que, por haber
pasado los últimos meses fuera de su país, ha contemplado este incidente desde
el exterior. Creo que en la presente coyuntura las autoridades políticas no
deben ni siquiera considerar inmiscuirse en las divergencias entre los dos
grupos mediáticos en contienda. Fundamentalmente por las siguientes razones:
La primera es el hecho de que el segundo grupo periodístico
organice un debate general con el primero y convoque a su causa a algunas de
las más talentosas plumas y a los periodistas más mediáticos del país es una
clara señal de que no hay ningún monopolio. Y si de aquí en adelante el
presidente se retira del asunto, sería también una señal de que no solo no hay
monopolio, sino que el poder político tampoco quiere imponer uno.
La segunda es porque el debate franco y abierto, que puede
parecerle a algunos una expresión de fractura social, se ve muy bien desde
afuera porque es la manera como las democracias tramitan sus conflictos, a
diferencia de una dictadura visible o encubierta. En el comunismo de Europa
Central no había debate, los políticos lo determinaban todo, y ese sistema de
resolver conflictos colapsó totalmente, mientras que en los países donde los
poderes mediáticos compiten y están continuamente en desacuerdo, los ciudadanos
pueden buscar soluciones desde más de una perspectiva.
La tercera es porque con el debate abierto que requiere un
lenguaje accesible a las mayorías, al margen de los tecnicismos legales que
necesita el aparato administrativo, la opinión pública jugará un papel decisivo
en la decisión final. Para mí el protagonismo ciudadano es parte fundamental de
la democracia.
En cuarto lugar, la competencia y el enfrentamiento de los
medios por el mercado para mí es la mejor noticia a favor de todos quienes
deseamos estar bien informados y protegernos, también, de los periodistas
cuando cometen abuso de su posición o se equivocan. Cuando alguien abusa de mí
y hay competencia puedo recurrir a los medios adversos que acogerían mi
reclamo. Eso no sucede cuando los medios no compiten.
En quinto lugar, porque la libertad de prensa en el Perú es
vista por el 99,7% de población no peruana del mundo como el signo más claro de
que la presidencia del país no va a tomar una decisión arbitraria. Desde
Aristóteles pasando por Montesquieu, el equilibrio de poderes siempre ha sido
la garantía de protección ciudadana y la prensa es uno de esos poderes. Pero en
el caso del Perú es el poder más creíble de todos. Ya es una tesis imbatible
que el poder principal que evitó el monopolio del montesinismo fue la prensa
independiente. Esta tesis fue fundamentada por el Stanford Research Institute,
que estableció hace más de nueve años que cuando Montesinos corrompía, en
promedio, tenía que pagar cien veces más a un periodista que a los
representantes de otros poderes. Todo lo cual revela que si el Estado en el
Perú se mete con la prensa, va a ser muy difícil que el mundo y los peruanos no
vean esta acción como un ataque a la democracia. No creo que los periodistas
sean mejores peruanos que el resto de nosotros, sino que son fiscalizados por
la opinión pública cada día, mientras que la administración pública lo hace
cada cinco años.
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