EZKIOGA Y LA IGLESIA
        I.  LA APARICIÓN FUNDANTE
La historia de las apariciones de Ezkioga tiene no pocas  cosas singulares. La primera de ellas es la
atención mínima que los autores conceden al fenómeno de los comienzos. Los
medios de comunicación se interesaron muy pronto de los hechos extraordinarios
y más aparatosos, y dejaron en la penumbra, si 
no en la oscuridad más completa, la historia de los comienzos. No se dan
ni los  nombres de los primeros videntes.
Las informaciones eclesiásticas no dan 
su nombre, y las edades las ponen equivocadas. Nunca aparece en  un documento eclesiástico español  el nombre 
de los primeros videntes Ni siquiera en las  encuestas a que han sido sometidos  recientemente los testigos de los sucesos de
Ezkioga, se han ocupado de interrogar a los hermanos  Bereciartúa. De las apariciones parece que en
la actualidad  solo interesa el   aspecto social de lo religioso de tales
eventos. Esta es la razón por la cual la historia de los orígenes esté tan
envuelta en la  oscuridad. Sin  pretender ser exhaustivos vamos a ofrecer en
este trabajo los datos que hemos  podido
rescatar sobre los hechos fundantes de Ezkioga, a base de unas sumarias
encuestas realizadas en varias visitas a los testigos de los dos niños, en
Zumárraga[1]
1.     Los
"primeros" y los "segundos videntes"
Hay un hecho comprobado por los que se han interesado por
Ezkioga, y es  que en Ezkioga hubo dos
grupos de visionarios de condiciones esencialmente  diferentes: los videntes primeros y los
posteriores[2]. 
Gaëtan de Bernoville que visitó Ezkioga en la segunda mitad de  julio de 1931[3], cuando aún  no se había producido
la falsa estigmatización de   Ramona
Olazabal,  distinguió en el fenómeno
colectivo de Ezkioga, tres grupos. El primero estaba formado por  los hermanos Bereciartúa, por los cuales
sintió una verdadera admiración  y
respeto[4]. En el segundo  grupo estaban los sinceros-fanáticos[5]. En el tercero, los simuladores[6].  Esta lúcida
división de los protagonistas del fenómeno visionario grupal  del Ezkioga, continuó más  o menos igual hasta el final del ciclo.  De este triple grupo, con un conocimiento más
exacto de los resultados y de las causa del fenómeno de Ezkioga, en la
actualidad se prefiere hablar de solo dos grupos. Este estado de cosas plantea
crudamente el problema de la siguiente manera. ¿Qué es lo que sucedió en los
primeros tiempos de Ezkioga? ¿Qué evolución tuvieron aquellos hechos primeros?
¿Cómo surgió el fenómeno del  grupo
segundo de videntes? El problema del discernimiento de la verdad de Ezkioga
está en determinar qué fue lo que pasó en los primeros días. Tanto más  interesante es este et aspecto cuanto que tal
momento fundante nunca fue analizado en los diversos procesos eclesiásticos a
que fue sometido  el caso de Ezkioga. En
este epilogo se  tratará de resumir los
actos  más característicos de este
momento verdaderamente fundante de los 
hechos de Ezkioga. Este  hecho,
tan seriamente documentado, plantea la siguiente pregunta: ¿cómo se realizaron
las primeras visiones y cómo surgió el fenómeno de los continuadores?
2.-   
El ambiente
El Dr. Christian he reconstruido
maravillosamente el contexto político-religioso en que sucedieron  los episodios de Ezkioga, lo mismo en España
que en el País Vasco. Pero igualmente importante es  reconstruir 
el microclima espiritual que preparó el advenimiento de las apariciones.
Dos realidades  intervienen en forma
notable en la ambientación religiosas  de
las apariciones: el santuario de la Antigua en la vecina población de
Zumárraga, y  su Párroco D. Antonio
Amundaráin[7]. En efecto, Ezkioga estaba,
religiosamente e,  bajo la influencia muy
cercana del Santuario de la Antigua  de
Zumárraga, considerada como   “la
catedral de las ermitas de Guipúzcoa” [8].Su
vida civil, tanto en lo  comercial como
en lo administrativo, giraba en torno a Zumárraga. En cuanto a la ambientación
religiosa,  en los días de la aparición,  el clima 
espiritual de la zona de Zumárraga estaba fuertemente te influida por
la  solemne novena en honor de la
Patrona, que se desarrolló en los días 24 de junio al 2 de julio, fiesta de la
Antigua. El último día de la novena y fiesta de la Virgen de la Antigua, tuvo
D. Antonio el primer encuentro con los videntes y su aparición. Desde D.
Antonio fue el más influyente animador del movimiento religioso  surgido de las apariciones.
Dos días antes del comienzo de la  novena 
tuvo lugar un suceso tenido como milagroso que, en algún modo, se
anticipó a las apariciones marianas que comenzaron el 30 del mismo mes. Se
trata del caso sorprendente de Ignacio Galdós, el cual el de junio,  experimentó una prodigiosa ayuda de parte de
la Virgen[9]. Por otra parte, el ambiente
político aparecía grandemente enrarecido por el advenimiento de la II República
el 14 de abril de aquel año, y la celebración de las elecciones a la Asamblea
Constituyente[10], en la misma víspera del 30 de
junio. En la política  local trabajaba
con  ardor el  Partido Nacionalista Vasco, en su pretensión
de conseguir la aprobación del Estatuto de Autonomía.
II. LOS PROTAGONISTAS
Los protagonistas de la aparición fundante  fueron 
los hermanos Antonia y Andrés Bereciartúa. Antonia nació el 18 de enero
de l920 en Ezkioga. Andrés nació el 23 de mayo de 1924,  también en Ezkioga. La educación religiosa
que ambos hermanos recibieron en su niñez 
se puede reconstruir por la manera como la maestra de Ezkioga
-Manuela  Lasa- organizaba sus clases. Se
empezaba el día con una oración. Se practicaba el mes de mayo con flores y
plegarias. Los sábados se rezaba el santo rosario. Un crucifijo y una estatua
de la Virgen presidían el aula[11]. Todo ello
cambió con el advenimiento de la República[12].Este
ambiente escolar junto con la asistencia a la misa dominical,  y las funciones de la iglesia parroquial de
Santa Lucía marcaron la personalidad religiosa de los futuros videntes.
Antonia hizo su primera comunión, con su hermano Andrés, el
mismo año de las apariciones, en 1931[13].
Andrés nació el 23 de mayo de 1924 en Ezkioga. En los primeros días siguió en
todo los gestos de su hermana.  Creyó que
la gente que tenía visiones era como ellos y se adaptó. Se le vio con
frecuencia poner a los pies de la Virgen las flores y los objetos que los  devotos traían al tablado[14]. Su aspecto se mostraba en las apariciones, como
transfigurado[15].
WAC, Las Visiones de Ezkioga, 
Antonia fue la primera en tener la visión del 30 de junio.
Ella será -en la primera etapa de las visiones- 
la protagonista principal  de  los sucesos de Ezkioga. La condición de
vidente  fue para ella una misión dura de
cumplir. La primera reacción contraria surgió en su propia casa. La mentalidad
eibarresa de su padre reaccionó   
primero con un escepticismo agresivo[16].
Aquel brote religioso en su propia casa no gustó nada a José Bereciartúa. Mucho
menos que algunos curas empezaran a merodear en torno a su casa para saber
cosas de los niños, y dirigir rezos. Conforme aumentaba la afluencia de
curiosos, el  escepticismo cambió en
cólera. No solo hubo palabras duras y amenazas para con sus dos hijos, sino que
frecuentemente Antonia fue objeto de 
fuertes  azotes con  el 
cinto, cuando los niños hablaban de la Virgen o iban al sitio de las
apariciones. Se ensañaba especialmente en Antonia, a quien creía era la
responsable principal de todo el enredo. Cuando Andrés le veía  llorar a causa de los malos tratos le
consolaba diciendo:"¡Con las cosas tan hermosas como  has visto ¿todavía lloras?!". El día 4
de julio  secuestró a los niños
llevándolos a un lugar desconocido. 
Estas circunstancias dolorosas 
tuvieron su parte positiva en todo el drama de Ezkioga sufrido en
Basterreche. Nadie pudo tachar a la família 
de ningún asomo de interés de 
lucro o beneficio[17] en el asunto de las apariciones[18]. Según tradición local, al comienzo de
las aglomeraciones, cerró su taberna, para no aparecer como favorecedor  de los sucesos.
Cuando el día 4 empezó a crecer la afluencia de la gente, los
niños desparecieron. Corrió la voz de que, sometidos a un estrés peligroso,
habían sido recluidos en su casa. Otros decían 
que los niños se habían ausentado[19].
Como se ha indicado ya, la Virgen no habló nunca a los
primeros videntes[20]. Todo el tiempo  de
las apariciones, los dos niños mantuvieron esa característica. Los primeros
videntes  nunca entraron ni en éxtasis ni
en trance, pero quedaban  como
transfigurados[21]. Incluso en el estruendo   propio de un ambiente de  agitación de los días posteriores, cuando se
multiplicaron los videntes, y la agitación 
dominaba en la campa, los niños mantenían su aspecto de recogimiento profundo
de sus propias visiones[22].
Los hermanos Bereciartúa
no hicieron otra cosa que secundar los impulsos interiores inducidos por la
Virgen para  inducir también  ellos 
a la gente a orar. Así se convirtieron en los verdaderos promotores de
la oración en masa en Ezkioga[23]. Luego, el
ambiente de intensa espiritualidad creado por el rezo del rosario favoreció la
onda  expansiva de lo maravilloso.
III. LA PRIMERA SEMANA
Las apariciones de Ezkioga tuvieron
un origen muy  humilde y sencillo en el
marco de las fiestas de San Pedro en el barrio de Santa Lucía. Hubo dos días
seguidos de fiesta: el sábado 29, San Pedro, y el 30, domingo. Los videntes
eran los hijos del tabernero, y cuando refirieron su experiencia aparicional,
todo el mundo se enteró de  la noticia.
El bar resultó  el mejor altavoz para
propagar  la noticia.
La primera aparición tuvo lugar de la siguiente menara. A la
hora del Ángelus[24] del 30 de junio de 1931  día de S. Marcial[25], la niña Antonia Bereciartúa –de 11 años- bajaba del
caserío Igarzábal-Erdi[26] hacia su casa, llevando, una marmita
llena de leche[27]. Al llegar al lugar en que su sendero
cruza con el que va del caserío Basterreche hacia la vecina fuente, se
encuentra con su hermanito Andrés[28].
Con una jarra en la mano se dirige a la fuente[29]. Al llegar al lugar en que su sendero cruza con el que va del caserío
Basterreche hacia la vecina fuente, se encuentra con su hermanito Andrés[30]. Con una jarra en la mano se dirige a la fuente[31]. En aquel momento pasaba también por el mismo lugar
Felipa Aramburu[32], que va a Basterreche a comprar
cerillas para encender el fuego del hogar al día siguiente. En este momento,
Antonia  se para y se sienta sobre la
marmita de leche[33]. De pronto  en unos robles cercanos ve a la Virgen[34]. Volviendo la cara inmediatamente hacia su hermano le
dice en vascuence:” ¡Mira la Virgen!”. Entonces Andrés vuelve la cabeza y la ve
también. Los dos hermanitos se arrodillan inmediatamente, y rezan juntos el
«Ave María»[35]. De los tres niños que están en el
lugar sólo Felipa es la que no ve a la Virgen. Mientras Antonia y Andrés rezan,
la Virgen les mira sonriendo. Terminado el rezo desaparece la visión. La Virgen
iba vestida de blanco y cubierta de manto negro. Tenía corona semicircular
luminosa. Llevaba en el brazo izquierdo al Niño Jesús, vestido de blanco, y en
la mano derecha una cosa que parecía un pañuelo.  Nunca tuvieron un éxtasis. Tampoco les habló
la Virgen. Sólo sintieron un atractivo espiritual fuerte en su interior que les
invitaba a rezar. Llegados a casa hablan de su experiencia con el hermano
mayor, de 16 años el cual no les cree. Tampoco les creen los padres. La casa
tiene una taberna, y la gente allá presente en la noche plácida de la fiesta,
les sigue con curiosidad al lugar de la aparición. Según  versión 
local,  salen otra vez los dos
hermanos al lugar de la aparición, y ven de nuevo a la Virgen. Aquel  día era el séptimo de la Novena de la Antigua,
domingo, día 30 de junio de 1931.
Los  hermanos
Bereciartúa regresan a su casa, mientras Felipa cuenta lo sucedido a su hermana
Primitiva. Ambas vivían en el caserío Celaeta muy cercano a Basterreche.
Primitiva lo refirió a Antonia Echezarreta, 
del caserío Sagastizábal cercano a Basterreche. La muchacha  procuraba la leche a la Parroquia de
Zumárraga[36]. Al bajar el lunes 1 de julio a Santa
Lucía, Antonia  Echezarreta ve a la
vidente Antonia delante de la escuela. La toma de la mano y la lleva consigo a
Zumárraga a la casa parroquial. Presenta la niña a D. José Lasa, el cual no da
mayor crédito a lo que dice Antonia.
Aunque nadie les hace caso, los niños creen firmemente, y al
día siguiente –1 de julio- vuelven al robledal, poco después del Ángelus. De
nuevo se aparece la Virgen, La ven sola, sin el Niño. Se acercan a ella
corriendo. Cuando tocan el roble desaparece la visión.
Al día siguiente,  2 de
julio, era la fiesta de la Antigua, y último día de la novena. El  Párroco D. Antonio Amundaráin quiere
informarse de todo lo  sucedido, y en la
misma mañana de la fiesta de la Antigua, oye de boca de Antonia Echezarreta el
relato de los sucesos. Ese mismo día, por la tarde el Párroco y uno de los  coadjutores de Zumárraga se dirigen a Santa
Lucía para hacerse cargo de lo que en realidad sucede en Anduaga. Se
encaminan  al robledal, pero tienen la
sorpresa de que este día los niños no ven nada. Los dos hermanitos  se retiran a su casa contrariados. El
coadjutor también se va. El párroco se queda un poco más. En esto, la niña
vuelve al lugar de la aparición y  ve de
nuevo a la Virgen. El párroco invita prudentemente a Andresito a que le
acompañe hasta la colina; el niño exige como condición, que los dos han de ir
rezando. Cuando van acercándose a los arboles de la aparición  también el niño comienza a ver y dice: «La
Virgen ahora tiene las manos juntas y reza con nosotros». Doce labradores
acompañan al grupo formado por los dos niños y el Párroco. El día 3 los niños
ven de nuevo a la Virgen en presencia del párroco y un coadjutor. Piden al
capellán de Zumárraga[37] que rece el rosario en voz alta y
así se inicia  una práctica que se
repetirá luego todos los días. En este cuarto día las apariciones, el 3 de
julio, se constituye lo nuclear de lo que será Ezkioga. Se completa ciclo de la
aparición fundante.
Esta visita del Párroco excita la cólera del padre de los
niños. Lo último que podía ocurrir a un eibarrés de educación era  tener 
unos hijos videntes,  y recibir la
visita de un cura en casa. Aumentan  los
malos tratos a los niños y cierra su taberna a los que vienen a visitar el
lugar de las apariciones.
El día 4  hay un salto cualitativo
en las apariciones. La afluencia aumenta 
notablemente. Hay ya más de 500 personas[38]. Constituido lo  nuclear de
Ezkioga, comienza su onda expansiva. En ese día comienzan los nuevos videntes.
Cuatro personas  más tienen visiones en
ese día. Y, por primera vez hay un milagro de conversión[39].Fue la última vez que estuvieron los niños presentes
en Basterreche al atardecer. Había corrido el rumor de que por temor a que los
niños  enfermasen los niños los
alejaron   unos días 
del lugar de las apariciones hasta la tarde del 7[40].
Los días 5 y 6 se reúne la gente sin la presencia de los
niños. Nadie ocupa su lugar de videntes. Se reza simplemente el santo rosario
El domingo 7 fue especial. Habían aparecido por la mañana las
primeras informaciones de la prensa, y aquella tarde la afluencia fue numerosa.
Hay alarma entre los devotos pues temen no estén los  niños presentes en la aparición. Pero a la
hora habitual  se presentan ante la
gente, con  la agradable sorpresa  de todos. 
Los  sacerdotes y el Dr. Aranzadi,
médico, iban a dar a la gente una justificación de la ausencia, pero
inesperadamente  los niños aparecieron
con gran naturalidad. Antes de salir para la visión, varios médicos, entre
ellos, el mismo Dr. Asuero, vieron a la niña y la reconocieron detenidamente,
declarando que nada anormal se observaba en su salud. Llegada la hora, la niña
salió acompañada de los citados médicos, del Alcalde y del Secretario de
Ezkioga, y subió  la pendiente. La gente
estaba ya rezando el Rosario. Fue el día en que 
sometieron a los niños a una prueba de veracidad. A la niña la dejaron
en el robledal. Al niño se lo llevaron a la otra falda del monte. La visión
empezó  a las ocho y cuarto. Duró el
tiempo del Rosario. Terminado el  rezo,
desapareció también la visión. A cada uno de los videntes le acompañaba un
sacerdote. Al final de la aparición, cada uno de los sacerdotes escuchó de
labios de los dos hermanos, una relación completamente coincidente[41]. Del contendido de la visión, la niña declaró que
seguía viendo a la Virgen Dolorosa. Dio detalles  sobre el manto negro,  sobre la corona  que ceñía su cabeza, y de su aspecto,
ora  risueño triste.  La visión duró el rezo del Rosario.
Desde esta fecha la información  fue continua y abundante, con lo cual los
hechos de Ezkioga alcanzaron una actualidad extraordinaria, y la presencia de
devotos y turistas alcanzó proporciones extraordinarias[42].
IV.- EL REZO DEL ROSARIO
Lo esencial del mensaje de la Virgen
consistió en la invitación a rezar. Esta sencilla piedad despertó en la gente
piadosa una respuesta orante, que resultó verdaderamente contagiosa. El rezo
informal de los primeros días cedió el lugar 
a una forma regulada de plegaria que fue el rosario. Los niños de
Ezkioga no eran capaces de rezarlo. Entonces la gente piadosa que se reunía en
torno a los niños suplicó a uno de los sacerdotes  presentes a la aparición, dirigiera él mismo
el rosario[43]. Fue el 3 de julio, día siguiente a la
fiesta solemne de la Antigua de Zumárraga. Fue 
masiva la participación  de la
gente en la oración. Hasta el final de las apariciones por intervención formal
de la Jerarquía, se rezó el rosario. Era el acto central que preparaba y envolvía
a las apariciones. Así lo decía  D.
Antonio Amundaráin en su artículo del 28 de julio[44]. El rezo  concreto del rosario se
debió a que la  gente  quería rezarlo y que pidió al capellán de
Zumárraga  lo dirigiera. Lo nuevo que
comenzó el 3 de julio fue  la forma de la
oración querida por la Virgen, concretada en el rezo del rosario mariano desde
ese día, hasta que la autoridad 
eclesiástica prohibió los actos públicos de Ezkioga.  En un principio se reunían los devotos a la
hora del Ángelus. Lugo se señaló para el comienzo de acto las 20,00 solares. El
largo crepúsculo del mes de julio, otorgaba al acto un encanto singular.
Comenzaba con la procesión diaria a las 20,15. Partía de las proximidades del
caserío Basterreche,  cerca de la
carretera y  continuaba hasta el lugar de
las apariciones[45]. La procesión estaba precedida por
los primeros  videntes  que salían con velas en las manos, (como
Bernadette en Lourdes)  seguidos de los
fieles devotos. El quinto misterio y las letanías, se rezaban    con 
los brazos en cruz. Se cerraba el acto mariano con el  “Agur, Jesusen Ama”  (Salve Madre de Jesús). El  rosario recibió algunos retoques más de
Antonio Amundaráin, como la añadidura del rezo de las siete avemarías a la
Virgen Dolorosa, al final. Este solemne rezo del rosario causaba por su
seriedad y el fervor, unos efectos impresionantes. Los videntes interrumpían
con frecuencia el rezo con espontáneas exclamaciones, que enardecían al devoto
público creándose una maravillosa interacción entre el pueblo, los sacerdotes
que dirigían el rezo, y los videntes que lanzaban al aire sus  gritos de oración. El efecto era como de un
oleaje espiritual indescriptible, como si se sumergiera en un océano místico.
Lo dirigía en un  principio,  el clero de Zumárraga. En los casos de
aglomeración la dirigían generalmente dos. 
Algunos días, cuando la afluencia era mayor, no bastaban los dos
sacerdotes para dirigir el rezo de modo que su voz llegara a  la muchedumbre de devotos. Así se dio el caso
frecuente de que un coro de diez sacerdotes de voz sonora rezaran el avemaría
al cual  repondrá la masa humana como un
rumor denso de fervor de, cuyo eco que se podía oír desde el alto de Gabiria,
en la parte opuesta a Ezkioga.  En suma,
una plegaria colectiva que, en su  grandiosa
sencillez arrebataba el alma. Muchos 
escépticos pensaban  que, independientemente
de la veracidad de los hechos, esa plegaria colectiva compensaba la incertidumbre
sobre el origen dudoso del fenómeno que lo provocaba. Los efectos del rezo eran
impresionantes. No hubo en Ezkioga ni misas, ni rezo de salmos, o plegarias
litúrgicas. Solo el rosario, en el 
atardecer, en  campo abierto. Durante
aquel inmenso clamor de la muchedumbre electrizada, tenía lugar las
apariciones.  Los partes que enviaban los
corresponsales de la prensa tenían acentos de profunda emoción cuando describían
el rezo diario del rosario en Ezkioga
Sacerdotes el acceso a Ezkioga, el rezo del rosario, fue
el  acto religioso de  Ezkioga, por excelencia. Este rezo recibió
muy pronto una forma fija. Junto al rezo del rosario en masa a horas fijas
surgieron iniciativas de gente que se ocupaba también en rezar por grupo.  Comenzaba con la procesión diaria a las
20,15. Partía de las  proximidades del
caserío Basterreche,  cerca de la
carretera y  continuaba hasta el lugar de
las apariciones[46]. La procesión estaba precedida por los
primeros  videntes  que salían con  velas en las manos, (como Bernadette en
Lourdes)  seguidos de los fieles devotos.
El quinto misterio y las letanías, se rezaban   
con  los brazos en cruz. Se cerraba
el acto mariano con el “Agur, Jesusen Ama” 
(Salve Madre de Jesús). El 
rosario recibió algunos retoques más de Antonio Amundaráin, como la
añadidura del rezo de las siete avemarías a la Virgen Dolorosa, al final. Este
solemne rezo del rosario causaba por su seriedad y el fervor, unos efectos
impresionantes. Los videntes interrumpían con frecuencia el rezo  con espontáneas exclamaciones, que enardecían
al devoto público creándose una maravillosa interacción entre el pueblo, los
sacerdotes que dirigían el rezo, y los videntes que lanzaban al aire sus  gritos de oración. El efecto era como de  un oleaje espiritual indescriptible, como si
se sumergiera en un océano místico. Lo dirigía en un principio,  el clero de Zumárraga. En los casos de
aglomeración la dirigían generalmente dos sacerdotes.  Algunos días, cuando la afluencia era mayor, no
bastaban los dos sacerdotes para dirigir el rezo de modo que su voz llegara a la
muchedumbre de devotos. Así se dio el caso frecuente de que un coro de diez
sacerdotes de voz sonora rezaran el avemaría al cual  responderá la masa humana como un rumor denso
de fervor de, cuyo eco que se podía oír desde el alto de Gabiria, en la parte
opuesta a Ezkioga.  En suma, una plegaria
colectiva que, en su  grandiosa sencillez
arrebataba el alma. Muchos escépticos pensaban que, independientemente de la
veracidad de los hechos, esa plegaria colectiva compensaba la incertidumbre
sobre el origen dudoso   del fenómeno que
lo provocaba.  Los efectos del rezo eran
impresionantes. No hubo en Ezkioga ni misas, ni rezo de salmos, o plegarias
litúrgicas. Solo el rosario, en el 
atardecer, en campo abierto. Durante aquel inmenso clamor de la
muchedumbre electrizada, tenía lugar las apariciones. Los partes que enviaban
los corresponsales de la prensa tenían acentos de profunda emoción cuando
describían el rosario que se rezaba todas las noches en Ezkioga.
V.-. LAS DESVIACIONES
La aparición del 30 de junio
coincidió con tiempo de suma  exaltación
político-religiosa en España. La brusca irrupción de la II República planteaba
un angustioso problema  de fe. En  este momento llegan las apariciones de
Ezkioga. Parecía una providencial 
intervención divina  que daba
sentido a cuanto acontecía en la nación. Pero la Virgen en Ezkioga no dio
ningún  mensaje  verbal 
que pudiera interpretarse como una respuesta a los acontecimientos. Se
limitó  a dejarse ver como Dolorosa,
induciendo a los niños  a rezar. Era el
lenguaje más a propósito para afrontar la situación desde la oración colectiva.
La multitud que acudió  numerosa y
presurosa a orar en el lugar de las apariciones,  entendió claramente el lenguaje de la Virgen.
Pero había mucho interés en que la Virgen dejara oír su voz y  rompiera a hablar  en una manera más sensacional. El primer
interés fue de tipo religioso. El modelo más llamativo de las apariciones
marianas era, a la sazón, Lourdes. Entonces se pensó que, en Ezkioga, todo
debía suceder como en el santuario de Massabielle. Muy pronto se copió aquel
modelo. Lo primero que se imitó fue la procesión al lugar de las apariciones.
Los niños debían presentarse en el santo lugar como Bernardita, con un cirio
encendido en la mano[47]. Pero, sobre todo, el modelo de
Lourdes  empezó a aplicarse en cuanto la
presencia de los milagros. Efectivamente, en 
la novena aparición  brotó
milagrosamente una fuente de agua en la gruta. Se pensaba que en Ezkioga tenía
que suceder algo parecido. Pero Ezkioga no era Lourdes. Los problemas de la
España del 1931 no eran los mismos de la Francia  de Lourdes 
en 1858. Ezkioga tenía su propia dinámica, y este intento de asimilación
entre  los dos lugares marianos resultó
fatal. Ezkioga era una chispa en un campo de hojas secas. No era una llama de
candela que se había de propagar lentamente en el curso de los decenios
siguientes. Era  una irrupción espiritual
que se había de expandir rápidamente  a
modo de una onda de expansión veloz. Efectivamente, las cosas de Ezkioga
tuvieron un ritmo de expansión muy rápido, ya el quinto día, 4 de julio.  Aquel día los niños fueron secuestrados  por su padre. A la hora del rosario, otros
4  niños tuvieron su visión como los primeros
videntes[48]. Otro suceso prodigioso que tuvo
lugar el mismo día 4  fue  la 
conversión  fulminante del taxista
de Beasáin Ignacioa Aguado[49]. Se trataba de unas
intervenciones  marianas  rápidas e instantáneas que dejaron  cambiadas a las personas afectadas. A las
visiones de los primeros videntes sucedieron las locuciones, al día siguiente
de la conversión del taxista[50]. La onda
expansiva de Ezkioga estaba  en acción. El
día 7 que cerraba la primera semana de las apariciones comenzaron los éxtasis
de conversión con el caso espectacular de Patxi Goicoechea[51]. El 8 de julio 
sucedió  la conversión  de Xanti de Gabiria[52], el 12 de julio se multiplicaron las visiones,
tuvieron lugar  la  experiencia de Antonio Cabezón[53],  obrero de
Beasáin[54].En 
este ambiente saltó la conexión 
de las visiones con la política. La primera que señaló esta faceta fue
María Dolores Núñez (Lolita), el 12 de julio 1931[55].En sus visiones gritaba que al Virgen salvara a España[56]. Fue  el
detonante de la utilización política de Ezkioga. Allí fue donde se oyó por,
primera vez de boca  de Patxi,  la consigna:"Hay que derrocar la
República"[57]. El rezo del rosario en masa fue también la ocasión  del fenómeno de las preguntas a la Virgen
formuladas por los devotos[58]. Pero los  hechos milagrosos de conversión no fueron
considerados como milagros y surgió el afán sensacionalista de los milagros al
estilo de  Lourdes, que certificaran la
aparición. Entonces  se encendió la fiebre
de los milagros sensacionalistas. Desde mediados de julio de 1931 el tema del
milagro era una obsesión que había 
ganado a todo el público ezkioguista. Desde los periodistas hasta la
gente más sencilla, pasando por el clero, una respuesta clara y terminante a lo
que estaba pasando en  Ezkioga era la
intervención de la Virgen por medio de un milagro.
Ninguno de los sucesos que hemos llamado extraordinarios
satisfizo completamente esta ansia, y siempre se exigían cosas más aparatosas.
Fue  entonces cuando se constituyó  en el mismo caserío Basterreche  una comisión 
de control e los milagros. En este tiempo llegó a Ezkioga el futuro
académico de Francia D. Gaëtan de Bernoville. Este autor es el que realizó el
diagnóstico mejor de lo que sucedía en Ezkioga[59].
En una forma parecida 
pero más estricta, al final del mes de julio D. Antonio hizo una primera
evaluación  de lo que pasaba en Ezkioga
en un texto firmado por La Comisión Eclesiástica. Un hecho de la mayor
importancia para la historia de Ezkioga fue la publicación de un comunicado,
sin firma, del Párroco de Zumárraga el 28 de julio de 1931, en el periódico
donostiarra El Día publicó, con el título "Sobre los Hechos de
Ezkioga". Cuando apareció esta declaración anónima, Ezkioga estaba ya en
plena efervescencia. En cuanto a los milagros 
afirmaba que los hechos milagrosos 
analizados hasta entonces  
ofrecían  sólo  “una 
tenue probabilidad”. Al mismo tiempo Afirma rotundamente que no se
cuenta con ninguna aprobación de la Iglesia. Sobre esta firme base, condena
toda venta y comercio de objetos piadosos referentes a Ezkioga. Reprueba con
energía todas las actuaciones reprobables que han tenido lugar  al amparo de la noche en las cercanías de la
campa
El hecho central y más característico en que se fija la
atención del Sr. Párroco es el rezo del santo rosario. Para que este acto
central tenga toda su fuerza espiritual, insiste en el valor de la piedad y el
silencio que debe rodear a dicho acto de culto mariano. Termina el documento
con una declaración enérgica sobe la finalidad suprema que debe dirigir todo lo
concerniente al culto tributado a la Virgen en Ezkioga: la gloria de  Dios
Ese es el documento más positivo sobe Ezkioga, el más
matizado y prudente. En una palabra, una declaración de un testigo de lo que en
realidad acontece en la campa de Anduaga. No obstante la seriedad y el tono
digno del comunicado, la autoridad diocesana publicó el mismo día y en el mismo
periódico una declaración en la que se negaba la existencia de una “comisión
oficial". Esta nota  desautorizaba
claramente al mentor de las aperciones. Por eso la nota del Vicario General
señaló el fin del control local del Párroco y el paso a las intervenciones
primeras de la autoridad diocesana. Desde el 28 julio  el Obispado de Vitoria asumió, D. Antonio
optó por dejar en otras manos  el control
de Ezkioga. Aflojado de este modo el control de la autoridad parroquial en
Ezkioga, se creó pronto un  vacío de
liderazgo eclesiástico, que fue inmediatamente ocupado por  los promotores.
Los promotores
El vacío del control eclesiástico local lo colmaron los
llamados promotores, la principal de las cuales era Carmen Medina. A finales de
julio llegó a Ezkioga Carmen Medina. Se encontró con una situación religiosa
muy compleja. Por todas partes cundían las visiones. Lolita y Patxi acaparaban
la atención. En Ezkioga ya dominaba el aprecio de lo maravillosos. Los primeros
videntes estaban bastante eclipsados en aquel momento. Medina venía con una
intención muy precisa. España estaba en una situación  de bancarrota y había que salvarla. En esta
convicción pensó que Ezkioga con su mensaje era la mejor respuesta a aquella
situación. Ezkioga ya había tomado para entonces una orientación inicialmente
política.  Carmen  Medina comenzó a proteger a los videntes del
segundo grupo y atraerlos hacia la esfera de sus pretensiones, con regalos y
halagos. Sus preferidos  eran Lolita,
Patxi y Ramona Olazabal. 
VI. LOS NIÑOS DESPUÉS DE LAS
APARICIONES
Las 
visiones de Antonia tuvieron un ciclo regular que se cerró con el mes de
julio 1931.
En conjunto parece que constó de  16 apariciones[60]. Con el cese de las apariciones, y la proliferación de las visiones
aparatosas[61], se fue alejando poco  de la campa de Anduaga. El ambiente de  Ezkioga se le hacía insoportable[62].Decidió salir de Ezkioga a Zumárraga a aprender de
peluquera en casa de Pilar Alustiza Apaolaza, C/ Soraluze, nº 6. Simultaneaba
su trabajo de peluquera ocupándose de recoger los puntos de las medias. Con
ocasión de fiestas de afluencia mayor en el bar; servía en el mismo con toda
amabilidad.
El año 1934, cuando ya se había producido  la condenación del Obispo, optó por irse a
vivir en Legazpia, donde empezó a ejercer de peluquera[63].Más tarde se acomodó en el local de la misma
peluquería, una pequeña habitación con cocina para hacer allí su vida retirada;
pero seguía colaborando con Iru-Bide.
Acudía mucho a la Iglesia, para oír la misa y participar en
las funciones religiosas de la Parroquia. Por 
confidencias a con sus amigas se sabe que el Sr. Obispo Mateo
Múgica   tuvo una entrevista con ella en
Zarauz, pero jamás reveló el contenido de dicha entrevista.
En los años de Legazpia acudía con frecuencia  al lugar de las apariciones, pero siempre
sola y cuando no había gente[64].
Según confesión de sus 
conocidos "era de carácter alegre y comunicativo, sabía estar en
cuadrilla, aunque su forma de ser era especial, pues no se le podía hacer
cualquier pregunta. Toda la vida fue fiel a su misión de vidente de Ezkioga.
No había gozado del favor de los llamados "promotores"[65].Y, a pesar de las insidiosas
alusiones de la prensa en sentido contrario, la familia y los videntes se
aprovecharon poco o nada de las visiones (WAC,. Las Visiones de Ezkioga, p.64).
Allí pasaba el día, fuera del estruendo de Ezkioga, y solo
volvía a  su pueblo por la noche.
A los 14 años se trasladó a Legazpia[66]. Más tarde se acomodó en el local de la peluquería,
una pequeña habitación con cocina para hacer allí su vida retirada; pero seguía
colaborando con Iru-Bide. Más tarde se acomodó en el local de la peluquería,
una pequeña habitación con cocina para hacer allí su vida retirada; pero seguía
colaborando con Iru-bide. Simultaneaba su trabajo de peluquera ocupándose de
recoger los puntos de las medias. Con ocasión de fiestas de afluencia mayor en
el bar, servía en el mismo con toda amabilidad.
Acudía mucho a la Iglesia, para oír la misa y participar en
las funciones religiosas de la Parroquia. Por 
confidencias a con sus amigas se sabe que el Sr. Obispo Mateo
Múgica   tuvo una entrevista con ella en
Zarauz, pero jamás reveló el contenido de dicha entrevista.
En sus años de Legazpia acudía con frecuencia  al lugar de las apariciones, pero siempre
sola y cuando no había gente[67].
Según confesión de sus 
conocidos "era de carácter alegre y comunicativo, sabía estar en
cuadrilla, aunque su forma de ser era especial, pues no se le podía hacer
cualquier pregunta".
 Murió en la Residencia
Sanitaria  de Zumárraga  el 12 de mayo de 2005. Está enterrada en el
cementeriode Ezkioga.
Andrés nació el 23 de mayo de 1924 en Ezkioga. En los
primeros días siguió en todo los gestos de su hermana.  Creyó que la gente que tenía visiones era
como ellos y se adaptó. Se le vio con frecuencia poner a los pies de la Virgen
las flores y los objetos que los  devotos
traían al tablado.
William A. Christian describe una de las apariciones cuyo
probable protagonista  es Andrés:
"un chiquito que estaba jugando con dos piedras delante de un sacerdote de
Oyarzun, de repente levanta los ojos al cielo y dice:"Sí, Madre; sí, Madre"[68].
 Poco a poco fue
abriendo los ojos a la  diferencia de los
videntes del segundo grupo. Él no pudo marcharse como su hermana. Su reacción
fue de una inadaptación sicológica muy agresiva. Su ciclo de visiones de divide
en  dos partes: desde el 30 de junio
hasta fines de agosto, con 31 visiones. Rechazado por su propia familia,
marginado por los promotores[69] de los
segundos videntes, carente del apoyo de su hermana, respondió con los recursos
de un niño acorralado en sus más íntimas convicciones surgidas del
contacto  vivo con la aparición. Todo
cuanto los periodistas del tiempo y el propio Párroco  declararon sobre él, pertenece seguramente a
esta época  conflictiva de su vida[70]. Además de las visiones  anteriores, tuvo una segunda parte -a juzgar
por los testigos- [71] de un par de años. Estas tenían
lugar en el manzanal detrás de la casa. Este desplazamiento del lugar puede
obedecer al disgusto que le producían 
los del segundo grupo de videntes o también a la prohibición eclesiástica
del acceso de los videntes  al lugar de
las apariciones. En ninguna de las dos etapas sus visiones llegaron  al éxtasis o a la percepción de locuciones de
parte de la aparición. Hacia el año siguió el mismo camino de su hermana. Se
fue a Zumárraga a estudiar en el Colegio de los Hermanos de La Salle. De allí
pasó  a una escuela de armería en Éibar,
que le buscó seguramente su propio padre.
De Éibar se fue a Vitoria, donde  encontró un nuevo trabajo. Inventó dos
máquinas de triturar cereales o forraje. No tuvo éxito[72], porque no se pudo comercializar la nueva maquinaria[73]. Su hermana Catalina (13.10.2009) atribuía el fracaso
a la estafa de que fue objeto de parte del socio.
De Vitoria con cierta frecuencia venia en los fines de semana
a Ezkioga. Siempre fue fiel a la misa dominical. Oía con devoción la vespertina
del sábado, y la del día domingo. Según los conocidos era muy devoto y muy
formal.
Cuando se presentaba en un lugar donde no era conocido, era
frecuente  que se le señalara como el
vidente de Ezkioga.
Un mismo destino unió a los dos hermanos en sus actitudes. No
se plegaron a las pretensiones protectoras de 
Carmen Medina. No entraron en el grupo de las personas interrogadas  por la autoridad eclesiástica en el proceso
diocesano de Vitoria. Tampoco fueron llevados a la audiencia que Mons. Mateo
Múgica concedió a los videntes del segundo grupo en su destierro de La
Puye[74].
Murió en Vitoria el  4
de octubre  del 2000, cinco años antes
que se hermana Antonia que falleció el 12 de mayo del 2005. Ambos están
enterrados en el cementerio municipal  de
Ezkioga, lo mismo que sus padres.
CONCLUSIÓN
La vida de los hermanos Bereciartúa después de la condenación
de Ezkioga nada tuvo que ver con las comodidades de que gozaron  los videntes del segundo grupo, de parte de
los "promotores". Haber sido "videntes" de Ezkioga para
ellos supuso siempre un baldón. Se retiraron a la vida cristiana común y
sencilla, sin ningún protagonismo en los 
medios de comunicación que continuaron hablando HASTA la "Guerra
Civil"
La permanencia eibarresa de D. José Bereciartúa (padre de los
videntes) y de Andrés Bereciartúa (vidente) no deja de ser significativa.
El  14 de 
abril de 1931 la victoria de las izquierdas en las elecciones
municipales abrió el camino a la proclamación de la II República Española. La
primera población a promulgar la República fue Éibar (Guipúzcoa) que mereció
del Gobierno el titulo de ciudad. En el domingo siguiente a las elecciones a
las Cortes Constituyentes  (30 de junio
de 1931) tiene lugar la primera de las apariciones de  Ezkioga. Inexplicablemente  las manifestaciones religiosas que serían el
obstáculo mayor al afianzamiento de la República procederían de un hogar muy
vinculado  precisamente con Éibar,  y tendría como epicentro el Goyerri
guipuzcoano.
Especialistas en el tema como William A. Christian, creen que
el frente hostil más fuerte que encontró la II República fue Ezkioga. Pero  no fue esa la dinámica primera de Ezkioga.
Las apariciones a los primeros videntes presentaron la solución al advenimiento
de la República, en una manera de acción sencilla y comunitaria, sin éxtasis,
sin raptos místicos, sin locución externa 
alguna sino con el impulso interior irresistible que les lanzaba a orar.
Ezkioga ha sido desde la condenación de las apariciones un
motivo de vergüenza colectiva en el  País
Vasco. La frustración de  Ezkioga  fue una lección muy  fuerte. Para siempre quedó el País curado de
aficiones aparicionistas,  con bastante
alergia a los movimientos cristianos del siglo XX, y bastante distancia
respecto de las posturas políticas de las autoridades de la Iglesia. También
quedo, para las personas que vivieron los acontecimientos, la persuasión
negativa de que todo   lo de  Ezkioga, fue una dolorosa pesadilla. A pesar
de todo, la gran rehabilitación de Ezkioga realizada por William A. Christian
abre una nueva época de esperanza. Lo válido de Ezkioga para siempre es el
mensaje de los primeros videntes: oración pública y comunitaria para la
solución de los grandes conflictos. El conflicto en 1931 fue la República.
A  los 80 años de aquellos
acontecimientos, el enemigo a combatir es la descristianización. Los
mensajes  de lo Alto tienen  una vigencia de siglos. Si la primera
recepción fue degradada, queda una oportunidad para escucharla de nuevo con humilde
corazón.
La protagonista principal de Ezkioga fue Antonia Bereciartúa.
En ella se ve más que en nadie el dolor de la frustración de las apariciones.
Toda la vida llevó oculto en su interior un drama interior terrible. Si
desconcierto espiritual cuando en 
septiembre se apartó del lugar de las Apariciones  y se retiró a su casa, para refugiarse en
Zumárraga  y en Legazpia, lo describió en
trazos firmes el irlandés Starky: “Raras veces he visto una expresión tan
trágica en el rostro de un niño. Parecía como si la hubieran  castigado ya las penas de toda una vida” (WS.
9. 83).
Bernardita fue en Lourdes el trasunto de la Inmaculada. En
Ezkioga, el trasunto de la Dolorosa que veía 
en Anduaga, era Antonia Bereciartúa.
En todo el proceso eclesiástico de la Diócesis de Vitoria
nunca aparecen los nombres de los hermanos Bereciartúa. Solo se mencionan en la
"Positio" de Bondini en Roma. Por tanto, la aparición fundante vivida
por dichos niños, nunca ha sido condenada por la Iglesia diocesana o romana. La
autoridad eclesiástica solo ha condenado 
las desviaciones de los segundos videntes. Y fue una condenación justa.
La rehabilitación de Ezkioga es distinta de la de Ntra. Sra. de los Pueblos de
Ámsterdam lo de la Virgen de El Escorial, en Madrid, rechazadas  por la Iglesia. En Ezkioga lo que falta  es reconocimiento de  lo positivo que  hubo en la aparición  fundante 
de los primeros videntes.
[1] No repetimos cuanto hemos
narrado ya en la Parte Tercera 
sobre  la IGLESIA Y EZKIOGA, pp.
132-161.La información sobre los hechos de este Epilogo la hemos recogido
personalmente en las entrevistas que hemos podido realizar en octubre de
2009,   2010,  201l, y en febrero  de 2013 con los siguientes testigos: para la
vida de los videntes en Ezkioga: Catalina Bereciartúa (hermana de los
videntes). Felipa Aramburu Urkia, nacida 
en Ezkioga, en el caserío 
Zelaeta, el 31-12-1919. Testigo de las aperciones desde el primer día.
Las siguientes personas, son todas ellas -menos Magdalena y Martín- del mismo
caserío Celaeta del tiempo de las apariciones. Juan Osinalde Aramburu  nacido en Casa: Zelaeta (Ezkioga) el
23-8-1940. Juan es sobrino-nieto de Felipa,de prte de su hermna Joseja.. Su
testomnio es directo resèctyo de GFeliepa, y des sus padres y abuela). Martin
Etxeberría Aramburu, nacido en Ezkioga el 30-11-1918  Testigo contemporáneo de los hechos. Para la
vida de Antonia en Legazpia, Magdalena Irastorza Elizburu, nacida en Legazpia
el 22-7-1941 (de oídas en casa del marido, Juan Osinalde Aramburu, y  de sus padres, contemporáneos de los  sucesos).
[2] William A. CHRISTIAN  describe a los primeros  de la siguiente manera:”Los viejos habitantes
de Ezkioga diferencian   a la hermana
y  al hermano de los videntes
posteriores,  más famosos, e insisten en
la inocencia de los niños  y en  la falta de otras motivaciones [no
religiosas]. Consideran que los   videntes
de más edad lo “estropearon “(William A. CHRISTIAN Jr. Las Visiones de Ezkioga.
La Segunda República y el Reino de Cristo. Traducción española de José Luis Gil
Arestu,,  Ariel,1996,p.64) Esta obta
citamos en adelante con la abreviatura WAC, Las visiones,  Las Visiones de Ezkioga…, p.63)
 [3] DE, notas 139-140, de las pp. 155-156.
[4] Es el grupo que Bernoville
(Les faits étranges d' Ezquioga, ÉTUDES, 1931, IV, p. 460.
llama  de la “zona de veracidad, de sinceridad, de
sencillez, de piedad".
[5] Es el grupo  "de alucinación, neurosis, y de histeria
mística", Les faits étranges d' Ezquioga, ÉTUDES, 1931, IV, p. 460.
 [6] Bernoville la designa como "zona de
comedia, y con frecuencia, de fraude”, Les faits étranges d' Ezquioga, ÉTUDES,
1931, IV, p. 464.
( 7] Ver  nota 84, pg.136.
[8]  J.A. SOBRINO, Antonio Amundaráin .Desafío y
esperanza,  Biblioteca de Autores
Cristianos,  1990,p.
[9] El episodio sucedió de la
siguiente manera. El 22 de junio de 1931 Ignacio Galdós ,que conducía
un carro cargado de  troncos. El carro se precipitó por un  barranco. Corrían peligro los bueyes y el
carro, pero sobre todo el hijo que  iba
encima del carro. En el desconcierto  del
accidente,  el hombre   vio a una señora vestida de negro
delante  de la pareja de  bueyes. Tocó 
con su mano los cuernos de uno de los 
bueyes, los cuales se levantaron 
inmediatamente. Ignacio pudo por sí mismo acomodar el  carro y salir del atolladero. Cuando el  hombre volvió la cara para agradecer el  a la señora 
de negro, no la vio más. No comentó con 
nadie el suceso para no ser tenido por 
supersticioso. Cuando a los ocho días apareció la Virgen en Ezkioga,
reconoció  que era la misma a que le
ayudó a sacar su carro del barranco. Cuando se multiplicaron las apariciones un
día preguntó a una de las videntes por qué él no veía a la Virgen. Le respondió
que por castigo a no haber referido suceso milagroso del día 22,Este milagro lo
coloca WAC diez días antes de la aparición (p.257).Bondini lo coloca el día 22(
DE, p.85)
[10] En Ezkioga era la fiesta
patronal de San Pedro. Aunque la Parroquia estaba dedica a Santa Lucia, el
Patrón era San Pedro.
[11] WAC, p.34.
[12] La maestra Manuela  Lasa -natural de Ormáiztegui, fue  retirada de la enseñanza en Ezkioga .Le
sustituyó en el  cargo, una maestra que no
conocía el vascuence.
[13] El año 1931  se implantó 
por primera vez en Ezkioga  la
comunión temprana a los 7 años. Hasta entonces no se hacía la comunión sino hacia
los 12 años. Por esta razón, seguramente, en 1931 se hizo a la vez, la comunión
de los que contaban con 11 ó 12 años, y los que contaban con 7 años. Antonia
tenía a la sazón 11 años y Andrés, 7. A partir de este año se dividieran las
comuniones. La comunión de los 12 años empezó a llamarse "solemne"
(komunio aundia)  que se hacía  torno a la fiesta de la Ascensión. La
comunión de los 7 años se llamaba sencillamente la  "primera comunión" que  se hacía, por lo general,  en las semanas inmediatas al Domingo de
Ramos. En   1931  no se sabe en qué fecha se hizo la
"primera comunión". Si ,se según  la antigua usanza, coincidió con la fiesta de
Ascensión, el año 1931 , Antonia y Andrés comulgaron , los dos a la vez,  el 14 de mayo.
[14] ."Era negra  noche y 
él parecía  que translucía como un
ángel          que estuviera adorando a
Dios" R (p.288).
[15] William. A. Christian cree
que es Andrés el niño de quien informa un testigo:"un chiquito que estaba
jugando con dos piedras delante de un sacerdote de Oyarzun, de repente levanta
los ojos al cielo y dice:" Bai, Ama; Bai Ama! (Sí, Madre; sí,
Madre)"[15]. WAC, Las Visiones de Ezkioga.
[16] Todos los testigos
supervivientes encuestados están de acuerdo en afirmar que la educación que D.
José procuraba a sus hijos fue muy severa. Tal vez esa formación  intransigente de los primeros años, dura
y  represiva, explique el hecho un poco
insólito de que ninguno de los hijos  de
la familia Bereciartúa-Goenaga se casó.
[17] Y, a pesar de las insidiosas
alusiones de la prensa en sentido contrario, la familia y los videntes se
aprovecharon poco o nada de las visiones (WAC, Las Visiones de Ezkioga,  p.64).
[18] Cuando el movimiento
ezkioguista resultó incontenible, José 
se vio obligado por la fuerza de las cosas, a ceder en su obstinación.
El caserío Basterreche se convirtió en centro de  la comisión eclesiástica de verificación  de los casos milagrosos. Allá llegó en julio
de 1931 el futuro académico de Francia, 
Bernoville a informarse de lo  sucedía,
para informar a la revista  francesa  ÉTUDES
 [20] “Los primeros videntes nunca cayeron en
trance  ni pretendieron hallarse   en un estado alterado” (WAC, Las Visiones de
Ezkioga,   p...).Ezkioga se parece a
Pontmain. Tampoco allí habló la Virgen. Su mensaje apareció escrito en una
banderola que  decaía:”Mais  priez mes enfants”…
 [21] Ver nota 14.
 [22]“Los videntes se presentaban en una
diversidad de condiciones. físicas que iban del estado inalterado y normal de
la primera niña a los profundos trances de Patxi y a lo que parecía en otros
una pérdida total de la conciencia”. (WAC, Las Visiones de Ezkioga,  p. 270).Rafael Picabea escribió refiriéndose
al niño: «Los nuevos videntes..., lo han eclipsado. Ni sufre desmayos
emocionantes, ni cae en sueños patológicos truculentos.»28
 [23] Este rezo fue  lo que provocó los primeros fenómenos
extraordinarios de conversión  como
el  Aguado, de  Patxi y de Lolita, y favoreció la eclosión de
los fenómenos maravillosos de la segunda época. Estos fenómenos formaban lo que
hemos llamado la  “onda expansiva”
del  acontecimiento  Los hermanos Bereciartúa no hicieron otra
cosa que secundar los impulsos interiores inducidos por la Virgen para  inducir también  ellos 
a la gente a orar. Así se convirtieron en los verdaderos promotores de
la oración en masa en Ezkioga. .Luego, el ambiente de intensa espiritualidad
creado por el rezo del rosario favoreció la onda  expansiva de lo maravilloso.
 [24] Una tradición n recogida por WAC (p. 52)
supone que la aparición   tuvo lugar
precisamente al toque del Ángelus, y los niños se arrodillaron para rezar la
oración correspondiente
[25]La fecha de la primera
aparición es incierta, W. Christian la coloca el 29 de junio en p.15., mientras
que en p. 8 señala los días 29-30 como igualmente probables. La tradición más
fija coloca la primera aparición el domingo día 30. En favor del 29 se puede
aducir el detalle de que en tal día solían encargar los ezkioguistas una misa
de aniversario en  la capilla de la
Virgen de Lourdes de los P. Pasionistas de Villarreal de Urretxu. Es posible
que la fecha de la misa fuera el 29 por la fiesta de San Pedro, más para una
reunión de devotos de Ezkioga. El 29 se basa en una información de María
Ángeles Montoya a W A C.(Las Visiones de Ezkioga, p32), que el día 29, al día
siguiente de las elecciones [28 de junio], una mujer se vio se vio obligada
detener su coche  porque había tenido
lugar una aparición a dos niños. El testimonio, según WAC,  fue confirmado por un sacerdote de Zaldivia.
De ser esto cierto, hay que suponer que el 
calentamiento psicológico del día posterior a las elecciones, hizo que
alguno se enterara pronto de las apariciones e hiciera correr voz
inmediatamente la voz a la multitud. La asociación de  la fecha con las elecciones, puede ser más
primitiva que la asocia con  el "día
siguiente de San Pedro" que recuerdan otros testigos, y confirmó
expresamente Catalina Bereciartúa -hermana de los videntes- e13  octubre de 2009. al autor de estas líneas.
Las cosas se pueden reconstruir de la siguiente manera. El día 29 son las
fiestas de San Pedro en  Santa Lucia, y
hay numerosos grupos de  gente en la
taberna Basterreche. Además, la plaza del barrio  hierve 
de gente. La nueva de  que los dos
hermanitos de la taberna han tenido una visión en el monte provoca una    especie e incendio informativo. Mientras
los videntes van de nuevo al monte, la gente del barrio, se apiña la  en la carretera hacia     la taberna. La dificultad más seria contra
esta cronología es que, de haber tenido lugar la primera aparición el día 29,
habría un vacío informativo para el día 30, a no ser que la doble visión  del día 30 
se deba a la fusión de las visiones del 29 y 30. Esta sucesión
cronológica concede más tiempo para que A. Echezarreta pueda enterarse de boca
de Antonia Bereciartúa  a lo largo
del  domingo  día 30 de los sucesos del día de San Pedro,
y  el lunes 1 de julio informe en la
Parroquia de Zumárraga sobre lo acontecido en Ezkioga. Para resolver
definitivamente este problema hemos interrogado a Felipa Aramburu, testigo
directo de la primera aparición el día 13 de octubre de 2009.Según ella, la
aparición aconteció el día de San Marcial (30 de junio(. Sin  añadir más detalles sobre el día  que le precede. Lo confirmó Catalina
Bereciartúa (Ezkioga, 13 octubre 2009( confirmado  de octubre 2011 en el Geriátrico de Ordizia).
 [26] Era un caserío arrendado, que ya no
subsiste. Tras un  incendio, su
propietario  Juan José Echezarreta no
quiso reedificarlo, y los terrenos los plantó de pinos para su fábrica de papel
en Legorreta.
[27] La taberna de
Basterreche  no poseía vacas. La leche se
procuraba fuera.
[28] Al tiempo de la
encuesta  (octubre del 2010) vivía en
Zumárraga  .Es  todavía (mayo del 2013) la única
superviviente de la aparición misma del día 30 de junio de 1931.
[29] La escena de la primera
visión ha sido relatada  en las más diversas
versiones.  El P. Burguera. la pone,
justamente, en el camino, cerca de la carretera. El hecho de no haber
encuestado  nunca ni a los primeros
videntes ni  a los  testigos de vista, de la primera visión ha
contribuida a  fijar una escena
completamente  deformada. Interrogada
Felipa  Aramburu y  la hermana de los videntes, Catalina
Bereciartúa, hemos podido reconstruir la escena con toda exactitud.   Hay que rectificar, igualmente, que  no iban los dos hermanos juntos al caserío a
traer la leche. Sólo Antonia baja del monte con la leche. La visión no tuvo
lugar en la falda de la montaña, sino cerca de la carretera y del caserío
Basterreche, en el cruce de senderos que se ha descrito.
[30] Al tiempo de la primera
encuesta  (13 de octubre del 2009) vivía en
Zumárraga  .Es  todavía (mayo del 2013) la única
superviviente de la aparición misma del día 30 de junio de 1931..
[31] La escena de la primera
visión ha sido relatada  en las más
diversas versiones.  El P. Burguera. la
pone, justamente, en el camino, cerca de la carretera. El hecho de no haber
encuestado  nunca ni a los primeros
videntes ni  a los  testigos de vista, de la primera visión ha
contribuida a  fijar una escena
completamente  deformada. Interrogada
Felipa  Aramburu y  la hermana de los videntes, Catalina
Bereciartúa, hemos podido reconstruir la escena con toda exactitud. Hay que
rectificar , igualmente, que  no iban los
dos hermanos juntos al caserío a traer la leche. Sólo Antonia baja del monte
con la leche. La visión no tuvo lugar en la falda de la montaña, sino cerca de
la carretera y del caserío Basterreche, en el cruce de senderos que se ha
descrito.
[32] Felipa Aramburu Urkia  nació 
el 31.12.1919 en el caserío Zelaeta (Ezkioga) .Era de la misma edad de
Antonia Bereciartúa, nacida el 18.01.1920.
 [33] Según testimonio de Catalina
Bereciartúa  (13.10.2009) la marmita y la
jarra se      conservan  todavía en el caserío Basterreche.
[34] También  la localización de la primera visión es
incierta. La zona boscosa de Anduaga, donde los niños tuvieron su primera
visión, no ofrecía ningún detalle 
inconfundible para localizar posteriormente el lugar exacto de la
visión. No tenía una gruta y un río, como Lourdes. Ningún árbol, como Fátima.
Tampoco el tejado de  una casa como en
Pontmain. Además, los niños en un principio, no dieron importancia al lugar,
pues creían que aquello no se iba repetir. Según  una compañera de infancia de los videntes,
éstos vieron por vez primera a la Virgen «en lo alto del monte» o «en el
cielo”. Así  contemplaron a la Virgen
en  un punto espacial  ilocalizable 
.Fue D. Antonio Amundaráin quien, llevándolos a la cima de la montaña,
les ayudó a  identificar el lugar  donde se aparecía la Virgen, en la falda de
la montaña. Los primeros reporteros 
tuvieron dificultad en localizara el punto exacto de la visión. A
veces   colocaban este lugar en en unas
zarzamoras entre dos manzanos .Otros lo colocaban en la proximidad de unos
árboles. Sólo a partir del día 7  se
concretó un  “lugar” de las apariciones.
No fue, desde luego, un lugar fijo como la gruta de Lourdes. La localización
fue más bien  al modo de la
aparición  de Banneux. En ella, Marieta
Becco vio cómo la Virgen descendía del cielo sobre las cimas de dos abetos, de
los cuales bajaba a donde se encontraba la vidente. La montaña o el cielo del
que hablan los primeros testigos, se colocaba, por tanto, al modo de las
citadas apariciones de Banneux, en un punto 
de la cima de la montaña, que daba al cielo. Desde allí  se aproximaba la Virgen al lugar donde se
encontraban  los niños, "un poco por
encima del suelo". (WAC, Las Visiones de Ezkiogap, p. 311). Los videntes
posteriores modificaron estas localizaciones, dificultando hasta la
identificación del lugar primero. (WAC, Las Visiones de Ezkioga,  p. 43).Del lugar exacto de la primera
aparición solo se puede precisar, la parte del camino donde se encontraban los
niños. Corresponde en la actualidad, a la zona delantera de la casa Zelaeta,
propiedad del Sr. Juan Osinalde.
[35]  Probablemente a esa edad, no sabían rezar más
que el padre nuestro y el avemaría. No eran capaces de rezar solos el rosario
[36] Sobre la  personalidad de Antonia Echezarreta, ver la
información de WAC, Las Visiones de Ezkioga, 
p. 59
[37] Probablemente  D. Andrés Olaechea.
[38] El día 2, 12 labradores
acompañan al Párroco y a los niños. El 
4,500 personas; el  9, 12.000; el
11,7.000; e1 12,30.000; el 13,4.000. En las noches  de los días 12, 16, y 18 de julio y 16 de
octubre, hasta 80.000 personas acudieron  
a la espera milagrosa. El primer mes hubo más de cien videntes y las
visiones continuaron  a la
intemperie  y en público hasta el otoño
de 1933 (WAC, Las Visiones de Ezkioga,. p.36).
[39] El primer caso fue el de
Ignacio Aguado, taxista de Beasáin,  uno
de los cuatro jóvenes que tuvieron sucesivamente visiones, luego de haberse
mostrado escépticos. Aguado había estado bromeando con unos amigos, cuando vio
a la Virgen, durante el rosario del 4 de julio. Sintió una especie de desmayo y
se derrumbó por espacio de un minuto. Para quienes lo observaban, parecía
inconsciente, pero, según su propia descripción, «yo caí al suelo, pero no
perdí el sentido y continué viendo la imagen». Hubo que introducirlo en una
casa y transportarlo, luego, de vuelta a Beasáin. Según una versión, se confesó
y se convirtió en católico practicante” (WAC, Las Visiones de Ezkioga,  p.280).
[40] Por confidencias muy
posteriores  de Antonia con  una amiga de Legazpia: Felisa  Andueza, se sabe que  el padre 
había ocultado a los niños en un caserío 
donde vivían  unos familiares -tal
vez la casa natal de la madre-, pero nunca quiso  hablar de esto. Nunca se ha sabido dónde
estaba ese caserío. Los niños habían trasladados ocultamente a   algún 
caserío, lejano del lugar de las manifestaciones. Tal vez la casa natal
de la madre
 [42]  El
domingo 7 de julio, acudieron unas tres mil personas. La aparición tuvo lugar
para los niños como los demás días. Ese día siete la concurrencia aproximada
alcanzaría al número de seis mil. Toda la carretera era un cúmulo de autos
particulares, «autocares», un sinnúmero de bicicletas y muchos grupos de
personas a pie.
[43] Probablemente era D. Andrés
Olaechea, capellán de las Hnas. Mercedarias de la Caridad.
[44] "El santo rosario, que
es el único acto religioso oficial que aquí se practica, viene recitándose con
extraordinaria devoción y gusto espiritual intenso, tanto que muchísimos
caballeros y señoras vienen aquí, no con afán de ver a la Virgen, sino
exclusivamente a rezar el santo rosario. Este es el hecho cierto que lo ven y
lo palpan en Ezkioga, no media docena de personas, sin todos los que vienen con
un poco de sentimiento religioso" (DE, pp.21-22)
[45] Felipa Aramburu (6 mayo
2013)
[46] Felipa Aramburu (el  6 mayo 2013)
[47] La procesión partía de las
inmediaciones de Basterreche, cerca de la 
carretera, y se dirigía hacia el lugar las apariciones.
[48] En estas visiones no
fueron  ni sustituidos ni  suplantados los  videntes primeros. Fue como un caso de
reacción  carismática, que surgió como
una renovación de la aparición fundante que nacía del rezo común del santo
rosario.
[49] El primer caso fue  el de Ignacio Aguado, taxista de
Beasáin,  uno de los cuatro jóvenes que
tuvieron sucesivamente visiones, luego de haberse mostrado escépticos. Aguado
había estado bromeando con unos amigos, cuando vio a la Virgen, durante el
rosario del 4 de julio. Sintió una especie de desmayo y se derrumbó por espacio
de un minuto. Para quienes lo observaban, parecía inconsciente, pero, según su
propia descripción, «yo caí al suelo, pero no perdí el sentido y continué
viendo la imagen». Hubo que introducirlo en una casa y transportarlo, luego, de
vuelta a Beasáin. Según una versión, se confesó y se convirtió en católico
practicante.”(WA, Las Visiones de Ezkioga, 
p.280).
 [50] Un niño de Zumárraga  fue el primer en  tener una visión, después de Antonia y
Andrés, el 5 de julio de 1931(WAC,  Las
Visiones de Ezkioga, p.  301).
 [51] “Patxi cayó por tierra el 7 de julio una
vez concluidas las oraciones habituales [el rezo del rosario] y después de
haber hecho una broma sobre la Virgen. Patxi subió a zancadas hasta una
elevación de la ladera y la señaló lanzando un grito. Por consejo de alguien
próximo, le preguntó por tres veces qué quería y ella le dijo que debían rezar
el rosario. Así lo hicieron 1[quienes se hallaban en torno suyo. La prensa lo
describió luego con los ojos abiertos, pero «sin sentido», «kordegabeta»,
«desvanecido», en «pasmo», en «arrobamiento» o «extático». Sus amigos lo
bajaron de la ladera. Patxi, al igual que Aguado, dijo: «Caí desvanecido pero
no perdí el conocimiento. Al bajar la cuesta en brazos de ellos continuaba ella
ante mí. » Había para entonces una habitación de primeros auxilios y los
médicos presentes comprobaron que el corazón de Patxi funcionaba bien. Se
sentía conmocionado, como Aguado, y alguien hubo de conducirlo a casa. No se
recuperó del todo hasta bien entrada la noche, y durante cuatro días no comió,
apenas durmió y se sintió triste.(WAC, Las Visiones de Ezkioga, ,p. 283).                 
[52]  WAC, Las Visiones de Ezkioga,  p.. 283.
[53]  WAC, Las Visiones de Ezkioga,  p.. 283
[54] WAC, Las Visiones de
Ezkioga,  p.. 283.
[55] Fue la primera persona
fotografiada en éxtasis.
[56] WAC, Las Visiones de
Ezkioga, p.71.
[57] El resultado personal fue
que el status de su vida cambió y empezó a recibir regalos y a viajar [57]. 
[58] De los relatos contemporáneos
se puede conjeturar que fue la experiencia colectiva del rosario fue la ocasión
externa que  suscitó en la masa de los
fieles  las experiencias extraordinarias.
-No fue dicho fenómeno de contagio de los pequeños videntes, porque es la
afirmación unánime  de los contemporáneos  que los niños jamás tuvieron una experiencia
de éxtasis, ni oyeron hablar  a la
Virgen, ni sufrieron perdida del estado normal de su  conciencia[58]. No así los nuevos
videntes  los cuales, en la experiencia
aparicional,  empezaron ya a oír la voz
de la Virgen y a entrar en estados extáticos .La onda expansiva comenzó por
provocar fenómenos nuevos.
 [60] "En total  la niña tuvo dieciséis visiones, negándose a
jugar con los demás niños. Había dejado de ver a la  Virgen y se encerraba en su habitación. Nunca
entró en trance durante las mismas sino que se mantenía impasible, sin que le
variara el pulso. Nunca oyó hablar a la Virgen” (WAC, Las Visiones de
Ezkioga,  p.63). El mismo autor recuerda
la aparición del 21 de julio de 1931, cuando Antonia vio a la Virgen extender
las manos  hacia la multitud, al canto de
despedida "Agur, Jesusen Ama", 
(WAC, Las Visiones de Ezkioga, p.274)
[61]“De mis fuentes
periodísticas, impresas, fotográficas, manuscritas y orales he recopilado una
lista de   unas 250º personas que
tuvieron visones en Ezkioga mismo, en el resto del País Vasco y Navarra, desde
el 29 de   junio de 19331 hasta la Guerra
Civil [...] Podemos dar por supuesto que hubo videntes circunstanciales en los
días de asistencia masiva, como el 12 de julio, el 16-18 y el 25 y 26 del mismo
mes  y el 15-20 de octubre, en que los periodistas  acudieron a  
otros videntes anónimos"( WAC, Las Visiones de Ezkioga,  p. 257):
[62] Los dos hermanos eran
motejados por la gente, como "marías" en razón  de  su
condición de videntes
[63]  Llegó acompañada de su madre, para buscar
alojamiento. Primeramente, se instaló en casa de  su fiel amiga 
Mariatxo Etxeberria y de sus padres. Estos tenían a su cargo el bar que
hoy se con el nombre de Elizondo. Cuando 
la familia Etxeberria dejó el bar, se trasladaron a vivir a la Calle
Mayor, se fue también  con ellos  Antonia. Al casarse su amiga  Mariatxo fue cuando se trasladó al Iru-bide.
Era un restaurante-Pensión donde ella empezó a prestar servicios cuando había
mayor afluencia de gente. El nombre  de
la dueña de  Iru-bide era Marcelina.
[64]  Martin Etxeberría  Aramburu 
recuerda haberle visto varias veces  
salir sola de casa bajo una lluvia torrencial y quedar  rezando con los brazos en cruz en Anduaga.
[66]  Llegó acompañada de su madre, para buscar
alojamiento. Primeramente, se instaló en casa de  su fiel amiga 
Mariatxo Etxeberria y de sus padres. Estos tenían a su cargo el bar que
hoy se con el nombre de Elizondo. Cuando 
la familia Etxeberria dejó el bar, se trasladaron a vivir a la Calle
Mayor, se fue también  con ellos  Antonia. Al casarse su amiga  Mariatxo fue cuando se trasladó al Iru-bide.
Era un restaurante-Pensión donde ella empezó a prestar servicios cuando había
mayor afluencia de gente. El nombre  de
la dueña de  Iru-bide era Marcelina.
[67]  Martin Etxeberría  Aramburu 
recuerda haberle visto varias veces  
salir sola de casa bajo una lluvia torrencial y quedar  rezando con los brazos en cruz en Anduaga.
[68] WAC, Las Visiones de
Ezkioga,  p. 306.
[69] Fuera de los primero días en
que Amundaráin se volcó sobre ellos, en cuanto se hizo presente lo maravilloso
del segundo grupo,  los niños Bereciartúa
se vieron abandonados por el Párroco de Zumárraga. Ni Medina, ni el grupo
catalán, ni Rigné ni  Burguera se
interesaron por sus experiencias.
[70] “Travieso y descarado”
(St.)”Travieso y arisco” “simpático y vivillo”, “arisco”, “salvaje”,
“impertinente, “confianzudo” (arrogante), “desenvuelto”. El párroco: “El niño
es para rebeldía”. Un  periodista de Sn.
Sn. “Es un revoltoso terrible y últimamente 
está acostumbrado a la visión y ni le da la mínima importancia, a lo que
hay que agregar que lo tienen harto de preguntas” (WAC, p.63). No tenía
trances.”Simplemente dejaba de jugar. Extendía sus brazos  y rezaba durante su visión; luego volvía a
sus juegos. Trepaba a los árboles  cuando
la gente rezaba en la ladera. O salía corriendo al bosque  cuando querían hablar con él. Sus visones
ocurrieron en diversos lugares, especialmente en los manzanos detrás de su
casa. No oyó  hablar a la Virgen. Para
principios de septiembre  había
experimentado  treinta y una visiones
y  los creyentes afirmaban que
siguió  teniéndolas a diario al  menos 
durante dos años. A comienzos  de
1934 las tenía durante las oraciones nocturnas de la familia .Por entonces
asistía a la escuela de Zumárraga” (WAC, Las Visiones de Ezkioga,  63-64).
[71] "Para principios de
septiembre  había experimentado  treinta y una visiones y  los creyentes afirmaban que siguió  teniéndolas a diario al  menos 
durante dos años. A comienzos  de
1934 las tenía durante las oraciones nocturnas de la familia" (WAC, Las Visiones
de Ezkioga,  63-64.).
[72] Según referencias de su
hermana Catalina (13 octubre 2009) el fracaso se debió a la  difícil comercialización de la maquinaria;
pero, sobre todo,  a la estafa del socio
que le dejó sin capital.
 [74] WAC, Las Visiones de Ezkioga,  p.75.