Francisco Igartua |
-Ustedes -nos dicen- son los que lo han tumbado. Sin embargo, no es verdad que OIGA se regocije con lo ocurrido. El que el señor Fujimori se desprenda de un ministro comprobadamente pícaro y encubridor de pícaros, no significa que haya desaparecido la inmoralidad en el régimen o que ésta haya amenguado. Vittor ha renunciado después de que Fujimori avaló públicamente su conducta de encubridor de los beneficiarios de los sobornos del BCCI (denuncia comprobada) y después de que quedara en evidencia que era uno de los tantos allegados al régimen que se aprovechan deshonestamente de las obras gubernamentales. Avalar a pícaros y más tarde aceptarles sus renuncias ("agradeciéndoles los servicios prestados a la Nación") no es moralizar, es amparar la corrupción y desmoralizar a los peruanos. ¿Se puede hablar de moralización cuando los picaronazos renunciantes no sólo nunca recibieron un castigo sino que fueron premiados con embajadas y buenos negocios? Menos aún vale la pregunta mientras se mantenga en los altos mandos del gobierno a los encubridores de Zanatti -pícaro mayor que los esposos Figueroa- y mientras los enormes gastos del gobierno -financiados con los impuestos que pagan los pobres al comer un pan o leer un periódico- sigan sin otra fiscalización que la frase cachacienta de Fujimori: "Ahora no hay comisiones". Vittor, nada menos que ministro de la Presidencia ¿no recibía comisiones? ¿No han recibido comisiones los ministros que permitieron que Zanatti vendiera Faucett, se llevara los aviones de Aeronaves y se deshiciera de sus negocios ganaderos? ¿Quién le paga su campaña reeleccionista al señor Fujimori? ¿No hay malversación en la impresión de fotos a todo color del mandatario y en otros regalos personales?
No, no estamos contentos en OIGA con la caída del ministro Vittor -su renuncia con "gracias a los servicios prestados" no es satisfactoria muestra de voluntad moralizadora- y, por otro lado, nos apenan las desavenencias familiares en Palacio. Sabemos de las terribles tensiones sufridas por la señora Higuchi cuando fue secuestrada en el Pentagonito, por aquello de los 'trapos sucios', y nos desconciertan sus apariciones públicas al lado del esposo tanto como su escapada de Palacio. Se trata de hechos contradictorios que pueden ser máscara de insospechadas conductas sobre las que no es aconsejable especular. Nuestra sensibilidad occidental peruana podría perderse en los meandros orientales de la relación Fujimori Higuchi. Sin embargo, no es posible negar que mucho más nos apena la esposa maltratada que el consorte autoritario y prepotente.
Y como también está en el tapete el tema de la presión económica del gobierno sobre los medios de expresión, repetiré lo que escribí y publiqué -por si las moscas el 28 de marzo del 94-, al inicio de estas 'secretas negociaciones'. Posición que OIGA sigue manteniendo a pie firme; entendiendo publicidad por divulgación de asuntos de interés nacional no propaganda política:
Para que no se me escape la lengua, para no caer en desatinos y exabruptos por mi torpeza para hablar, voy leer estas notas, escritas a vuela lápiz en estos momentos:
"Por lo que parece -aparte de una anterior a la que asistió nuestra gerente ha habido reuniones previas en otros lugares que no es éste, para llegar a acuerdos que no conozco, porque a esas reuniones OIGA no fue invitada”.
"Me veo obligado, por lo tanto, a señalar, en primer lugar, que el impuesto del IGV es injusto, antitécnico, absurdo. Ya esto lo habrán planteado todos mis colegas”.
"Si el Estado quiere contribuir a la enseñanza popular -se habla de que editemos libros escolares-, si desea formar ciudadanos con educación cívica, lo primero que debe hacer es propiciar y no entorpecer con impuestos la difusión de la lectura, de los periódicos, que son los libros elementales de la actualidad y más en países embrionarias como el nuestro”.
"Por algo la Unión Mundial de la Prensa ha declarado en setiembre, en Berlín, que el actual mayor acoso contra la libertad de expresión son los impuestos que elevan el precio de los periódicos a niveles que los aleja del público".
"El tema no es, pues, local. Es más amplio. Sin embargo, en Alemania el IGV o IVA para la prensa es 6%, en España 3%, algo parecido ocurre en Italia... Mientras que en Francia, Holanda, Dinamarca y otros países nórdicos el IGV no sólo no existe sino que los periódicos tienen subvención estatal”.
"Ningún país en el mundo carga con 18%a la venta de periódicos y revistas; o sea, a la difusión de la lectura. (Un reciente intento de hacerlo en Bulgaria ha concluido con el rechazo en pleno de la prensa búlgara). Por el mismo tema hay protestas en Chile democrático. A pesar de que los periódicos en Chile, como en la generalidad de los países europeos y en los de América del Norte, están libres -repito- están libres de Impuestos de aduana, que aquí son altos y en un momento fueron mayores sólo para las revistas. Chile -hay que recordarlo- es productor de papel periódico. En el Perú el papel nacional es de caña. Un asesino de las rotativas”.
"El 18% de IGV a la prensa es una carga más que injusta, es discriminatoria si nos comparamos con la Educación, que está liberada -y con razón de este y otros impuestos. También es criminal el IGV a las medicinas, a los alimentos básicos y a los libros”.
"Y, algo más: Esa deuda debe ser cancelada a la firma del contrato publicitario, porque, de no ser así, las multas y las moras podrían aplastarnos como bola de nieve... la bola de nieve o, mejor dicho, en peruano, el huaico de piedras y barro que es el IGV contra la libertad de prensa".
Más que acertado es el comentario del presidente Belaunde, publicado en Caretas. Es la radiografía de la libertad de prensa en el Perú de hoy. Dice Belaunde:
"Las antiguas dictaduras clausuraban los periódicos, Fujimori los compra".
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