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«¿Nada se gana, entonces, con buscar la verdad? Se gana por lo pronto el rescate de la propia dignidad, que es ya bastante; y se cumple con el Maestro -Unamuno- quien dijo que «la más miserable de todas las miserias, la más repugnante y apestosa argucia de la cobardía es esa de decir que nada se adelanta con denunciar al ladrón y al majadero». FRANCISCO IGARTUA ROVIRA – 23/09/1923 24/03/2004
domingo, 31 de marzo de 2013
sábado, 30 de marzo de 2013
viernes, 29 de marzo de 2013
jueves, 28 de marzo de 2013
miércoles, 27 de marzo de 2013
martes, 26 de marzo de 2013
lunes, 25 de marzo de 2013
domingo, 24 de marzo de 2013
IN MEMORIAM
VALEROSO DEFENSOR DE LAS LIBERTADES
Igartua: Una huella imborrable
Por: Jhon Bazán
Periodista
La huella que Francisco Igartua Rovira dejó a su paso por la
vida se nota más nítida desde afuera que desde las calles de Lima. He tenido
ocasión de recoger en mis viajes notables recuerdos, y elogiosos comentarios,
no solo acerca de lo que fue como persona –un hombre íntegro con ideas propias–
sino de su lucha permanente por la libertad y la búsqueda de soluciones.
Palmira Oyanguren, intelectual chilena de raíces vascas,
escribió recientemente un enjundioso artículo en el que dice de Igartua:
“Periodista agudo y excepcional, Francisco Igartua fue uno de los grandes
exponentes de la prensa peruana. Nada ni nadie pudo acallar a este personaje
que tenía por lema el ‘no a la regimentación de la prensa’ y si bien sufrió el
peso de varias dictaduras, su convicción fue más fuerte que los sablazos
militares…”.
Otros recuerdan a Igartua por la terca consecuencia con sus
ideas libertarias, que lo llevaron incluso a sufrir persecución y destierro.
Una anécdota de los tiempos de Odría lo retrata mejor que nadie, cuando era,
entonces, un periodista en busca de la verdad, lo cual naturalmente incomodaba
al régimen.
Igartua estaba deportado, pero burlando los controles
fronterizos había vuelto a Lima, aunque avisados por esbirros de su audacia
estaba siendo buscado por calles y plazas. Escogió, entonces, para refugiarse
un eventual y sui géneris asilo: el local de El Comercio, donde con la anuencia
del director, don Luis Miró Quesada de la Guerra, se sintió protegido y a salvo
por el tiempo necesario, ya que los policías no se atrevieron a violar el local
de tan importante diario.
Cabe recordar que Igartua, para entonces, ya había pasado por
el mítico diario “Jornada”, una hoja cotidiana cuyas columnas muchas veces eran
incendiarias. Había estado en “La Prensa”, cuando la dirigía Guillermo Hoyos
Osores, su amigo y referente, y había tenido la audacia de fundar “Oiga” casi
el mismo día en que Manuel Odría había roto la democracia derrocando al
presidente constitucional José Luis Bustamante y Rivero, a quien Igartua admiró
hasta su muerte.
Ya para entonces había dado muestra de su compromiso con la
verdad con el llamado Caso Góngora Perea, que lo contrapuso con un diputado
aprista por Amazonas que había declarado cosas de las cuales después se
arrepintió presionado por el partido y que desmintió en sendas cartas a
“Jornada” (setiembre de 1946). El asunto llegó hasta el liderazgo aprista, que
citó a Igartua al local de “La Tribuna”, pero en vez de diálogo recibió una
soberana paliza en el zaguán de ese diario. El lema aprista de entonces era
“por la razón o la fuerza”.
Ahora que se cumplirán nueve años de su fallecimiento, es
bueno reflexionar respecto a este legado de fidelidad a sus ideales que dejó
Igartua a los periodistas. Los reveses nunca lo arredraron: Fundó “Oiga”
primero en 1948 para luchar contra Odría y luego en sucesivas etapas contra mandones
antidemocráticos de toda laya; luego cofundó “Caretas”, donde dejó doce años de
su vida editorial y lineamientos que aún le sobreviven.
Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
sábado, 23 de marzo de 2013
viernes, 22 de marzo de 2013
jueves, 21 de marzo de 2013
Lunes 8 de noviembre de 1948
El fin justifica los medios
Aparece este semanario en un momento crítico y lleno de
incertidumbre e inquietud para la Patria. No creemos venir a salvarla. No somos
ilusos. Nos limitaremos a cumplir, en nuestro campo, en el periodismo, con que
nos parezca justo. Hemos debido haber salido algo antes para el público, pero
un cambio de Gobierno sorpresivo aunque no inesperado, ha instalado a una Junta
Militar en el poder y nos ha obligado a meditar la justicia de nuestra
posición. Y no la variamos. Seguimos creyendo que sólo la honestidad y el
desinterés asentados en una doctrina social revolucionaria, que sea realizable,
podrán hacer la felicidad de nuestro pueblo. Ha caído en régimen que nació
quién sabe descompuesto. Nunca, nos ligó nada a él. Jamás podremos perdonarle
su entrega y su debilidad frente al apra. Sin embargo, no podemos estar de
acuerdo, por el momento y la forma, con su deposición. Ese régimen estaba
enmendano rumbos. No podía esperarse mucho de él, es cierto. Pero era el
régimen legalmente constituido: un Gobierno al que le tocó una época difícil,
en la que tuvo que luchar en dos frentes: contra el apra y contra la
plutocracia. No podríamos afirmar que lo hizo mal, por lo menos en el caso del
apra. Quién sabe es más práctico y seguro matar los piojos a la luz del sol. En
la noche se pueden esconder las liendres. El panorama político estaba pues, mal
que bien, clareando. Otras razones pudieron buscarse para derrocar al doctor
Bustamante. Que las hay, siempre que nos pongamos en plan de derrocadores, que
no lo somos. ¿No pudo seguirse otro camino, que mantuviera nuestro crédito en
el exterior, para aliviar la crisis que atravezaba el país?... Pero, mejor no
continuemos. A los hechos consumados, hay que darles cara. Nada se saca con
lamentaciones y romanticimos ante lo concreto y real: en Palacio de Gobierno
existe un nuevo régimen y el pasado, que fue de gestos ineficaces, con un noble
y digno gesto, aunque también ineficaz, ha terminado. Ahora se abre un nuevo
panorama. No podemos calificarlo, como algunos, de funesto. Sería pueril y
prematuro. La política da muchas sorpresas y muchos malos pasos se pueden
enmendar. Aunque es difícil. Ya hemos visto la asunción al poder del doctor
Bustamante junto al apra y luego su separación. No juzguemos antes de tiempo lo
que no ha ocurrido todavía. Condenamos la actitud revolucionaria del Sur en lo
que tiene de pasión e inoportunidad. Sin embargo, creemos que el fin justifica
los medios. Y, a pesar de no conocer aún ese fin, confiamos en el patriotismo y
la capacidad de los hombres que componen la Junta de Gobierno. A nadie más que
a ellos les conviene realizar una obra de bien y progreso para la Nación. De lo
que hagan dependerá el juicio definitivo de la ciudadanía. Ojalá, por el
bienestar de la Patria, acierten y enderecen los malos pasos.
Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
FRANCISCO IGARTUA, OIGA Y UNA PASION QUIJOTESCA
"Siempre un extraño"
Por FRANCISCO IGARTUA
Así nació el primer periódico personal de Francisco: Oiga
Fue un andar a la deriva que no debía continuar. Y no
continuó. El golpe de Odría y su sigiloso ingreso a Lima lo conmovieron profundamente
y lo apartaron de las juergas. Ese mismo 28 de octubre, "día infausto para
la República", como él escribió, igual que escriben infinitos periodistas
en el mundo frente a hechos semejantes, ese mismo día se comprometió a hacer
algo... ¿Pero qué hacer?... La impotencia lo exaltaba todavía más. Así fue como
comenzó a dolerle el Perú.
Una de esas noches de desvelos cívicos, Francisco tomó la
firme decisión de llevar adelante una idea que le venía rondando desde un par
de días antes. Desde el mismo momento en que, junto a Ella, vio a Odría pasar
por la Plaza San Martín rumbo a Palacio: tenía que fundar un periódico que
dijera las verdades que la gran prensa, con toda seguridad, callaría, sea por
complicidad con el golpista o por autocensura generada por el temor al poder.
Al despertarse siguió dándole vueltas a la idea y a la manera de cómo presentar
su propuesta para hallar apoyo financiero a sus planes. Y bien bañado y con
desayuno completo se dirigió al Café.
Aquella mañana del uno o dos de noviembre de mil novecientos
cuarenta y ocho, cerca del mediodía, exponía Francisco en los portales su
propósito de publicar un semanario, un panfleto, que gritara las protestas de
su generación por el cuartelazo contra Bustamante y su rechazo a la dictadura
que acababa de entronizarse en el país. Pero Francisco no tenía un centavo. En
la mesa estaban Sérvulo y Doris Gibson —inmersos en un romance borrascoso—,
Guillermo Ugaz, Juan Ríos, Carmen Sosa y alguien más. Francisco explicó sus
proyectos y su falta de fondos. Doris Gibson se prestó de inmediato a
conseguirlos. Y, poniéndose de pie, se dirigió al otro lado de la plaza, a los
portales del frente, al Chez Víctor, donde esperaba encontrar a Armando
Revoredo, el último Primer Ministro de Bustamante, que acababa de estar en prisión.
Revoredo había sido médico, profesión que nunca ejerció, pues antes de curar a
nadie se inscribió en la Aviación e, inmediatamente, de médico 'asimilado' pasó
a piloto. Cuando llegó a ministro ya lucía las insignias de general de Aviación
y sus hazañas —vuelo solitario, sobre los Andes, de Lima a Buenos Aires y,
después, de Lima a Bogotá— habían llenado de orgullo a los peruanos sin que él
se envaneciera. También, después de haber abierto las dos rutas arriba
mencionadas, había dado la vuelta a Sudamérica al comando de una escuadrilla de
cazas.
Al poco rato regresó Doris a la mesa del Café. Traía dos mil
soles para Oiga, el proyecto de Francisco. Los mil que faltaban, también por
intermedio de Doris Gibson, Francisco los obtuvo, con alguna solemnidad y firma
de un documento simbólico, de Pechitos Bustamante.
Así nació el primer periódico personal de Francisco: Oiga.
Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
FRANCISCO IGARTUA: Siempre un extraño
FRANCISCO IGARTUA, OIGA Y UNA PASION QUIJOTESCA
miércoles, 20 de marzo de 2013
Cuando un amigo se va... (Norma Ríos escribe desde Buenos
Aires sobre el fallecimiento de Beñat Minondo)
20/03/2013
"Cuando un amigo
se va queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo,
así refiere la canción del cantautor argentino Alberto Cortés. En la tarde del
domingo sonó el teléfono y una voz triste me dijo que mi amigo Beñat había
fallecido. Una gran tristeza me embargó y una serie de imágenes comenzó a dar
vuelta en mi mente, como si se estuviese proyectando una película. No podía
creer lo que había escuchado y por mi rostro comenzaron a correr lágrimas sin
control". Desde Buenos Aires escribe Norma Ríos, secretaria del Centro
Vasco Francés-Iparraldeko Euskal Etxea.
Por Norma Ríos, desde Buenos Aires
Es difícil pensar en él y saber que ya no lo veré más.
Recuerdo nuestros primeros encuentros, hace ya más de una década y el saludo
final de despedida, en su regreso a fines del año antes de subir al avión que
le llevaba de vuelta a Iparralde luego de su visita a Argentina.
Era una persona muy especial. Solía tener siempre una sonrisa
en sus labios. Amable, dulce, alegre, su espíritu era de un niño grande. Con
una contextura voluminosa y la alegría que emanaba de su piel, me recordaba a
los osos de los cuentos, por eso sus amigos lo apodaron Baloo, el personaje
principal de la novela El libro de la Selva de Rudyard Kipling, bonachón y siempre
feliz.
Donde estaba Beñat, estaba la alegría de los vascos, las
reuniones eran distintas cuando él se encontraba, les daba esa chispa especial.
De muy joven fue rugbier, amaba ese deporte. Solía recordar cuando en 1991 llegó a Argentina
para una gira con su equipo de 33 jugadores pertenecientes a Saint Etienne de
Baigorri, y que una noche fueron agasajados en el Centro Vasco Francés con un
asado por parte del presidente Simón Soroet y la Comisión Directiva, estando
también presente nuestro Campeón Mundial de Pelota Vasca, Juan Labat. Solía ver
los partidos de rugby de Argentina y de hecho le gustaba mucho el equipo de Los
Pumas.
Vino muchas veces al país, a las Semanas Vascas, junto al
grupo de la Asociación Euskal Argentina del que tesorero, siempre junto a su
buen compañero y amigo Pierra Laco.
Su gran simpatía y humor le hicieron cosechar muchísimos
amigos en nuestro país y es así como era conocido en casi todas las euskal
etxeak.
Compartimos muchas fiestas de colectividad, así como los
asados que la familia Laco de Argentina hacía cada año para despedir a Pierra.
El amor que tenía por Argentina era muy fuerte y eso lo mostraba generalmente
en sus remeras, en cuyos logos tenía la bandera de mí país junto a la ikurriña.
Es difícil recordar tantas ocasiones, hermosas, que muchos
hemos vivido en su compañia. Su partida me apena y ensombrece el corazón, pero
me queda el recuerdo de su bondad, su generosidad, la alegría que ambos
sentíamos cada año al reencontrarnos en el aeropuerto a su llegada.
Ya no podré correr a saludarlo, pero creo que en una parte
del cielo hay una nueva estrella iluminándonos y que cada vez que levante mi
vista ahí estará sonriéndome.
Descansa por siempre junto a Dios.
Lagun maitea beti arte. Goian Bego.
Fuente:
EUSKALKULTURA.COM
martes, 19 de marzo de 2013
Canta Claro
Por Francisco Igartua
AQUÍ LOS SOLES Y LOS DEDOS TIENEN
EL TAMAÑO QUE TE DÉ LA GANA
En el Perú, donde, como decía
Guillermo Hoyos, sólo falta que llueva para arriba, no es de extrañar que la
vieja frase "no se puede tapar el sol con el dedo" no tenga sentido,
pues aquí, en el Perú cada uno tiene su sol y su dedo, adaptables a gusto del
día. Si el sol molesta se le achica y se agranda el dedo, o al revés, según
convenga.
Sería espantoso, pero....
Semejante disparate es lo que
sacamos en limpio luego de leer los periódicos de la semana y perder el tiempo
en la televisión y la radio. Me explico: en las últimas encuestas vienen
apareciendo los peruanos que añoran a Fujimori. Y la respuesta de los que no
quieren aceptar esta realidad no puede ser más peruana. Por lo pronto, todos o
casi todos los que se encabritan con la noticia olvidan que fueron fervientes
fujimoristas durante largo tiempo y la emprenden contra su ídolo de ayer
echándole todos los barros que hay a la mano. Sin advertir que algunos no le
corresponden, con lo que, en lugar de dañar su imagen, hacen que los
resurrectos fujimoristas estimen que, como hay una o dos acusaciones sin
sustento, toda la crítica que se le hace no responde a la verdad. Por ejemplo,
en estos días he leído, en las furiosas reacciones desatadas contra las
encuestas, que uno de los crímenes mayores de Fujimori fue imponer la
reelección del año 2000. Y esto no es cierto. Ese habría sido un error político
de envergadura, pero no faltan juristas que opinan (en silencio porque no
desean ser masacrados por la prensa) que no es un crimen interpretar que en
1993 se inició una nueva etapa constitucional, por lo que la del 95 fue la
primera elección de Fujimori. Interpretación más que forzada, pero no
indefendible ni criminal. Por lo que, descalificar al prófugo y ennoviado ex
presidente japonés con semejante argumento, es debilitar la condena pública que
Fujimori merece. Basta que una sola de las acusaciones sea falsa o irrelevante
(tampoco está probado lo del narcotráfico) para que el fujimorismo encuentre
que todas las acusaciones son infundios contra el ídolo que resucita.
Seamos, pues, veraces y sapientes
en el enjuiciamiento a Fujimori si deseamos que no vuelva o, si lo hace, que
sea para ser enjuiciado por sus crímenes evidentes, tantos y tan enormes que es
protegerlo el añadirle delitos que no han sido probados. Sin embargo, sí puede
probarse que el jefe máximo del Grupo Colina era Fujimori (hay tres documentos
con su firma reclamando el ascenso de estos criminales después de las masacres
de estudiantes en Huancayo, antes de La Cantuta y Barrios Altos): también puede
probarse contundentemente que fue una picardía punible la venta de su terreno
para justificar el pago de la educación de sus hijos; y no necesita probarse
quién era el jefe supremo de la gavilla de generales que robaron millones;
quién el interesado en premiar o castigar a la prensa; quién el que manipulaba
al Poder Judicial para hacer lo que le daba la gana (como negar su huella y su
firma para agraviar a la señora Higuchi, la madre de sus hijos); quién el que
ordenaba a Montesinos para beneficiarse él con las órdenes y no al revés. ¿Para
qué añadirle delitos que no están probados? ¿Para qué engordar el dedo queriendo
ocultar el sol?
El desamparo de los alcaldes
Estamos en días de despiporres.
Un jurisconsulto de nota, por ejemplo, se siente en la obligación de defender
al Poder Judicial y declara que una acción de amparo no anula inmediatamente
una orden municipal. Afirma que para que el amparo se haga efectivo necesita
otra medida cautelar y el pronunciamiento de otro juez y de la Corte. ¡Linda y
pontifical manera de tapar el sol con el dedo de la teoría! En la práctica, hoy
en día se cuentan por centenares los amparos paralizando disposiciones
municipales. Como demostración inmediata está el alcalde Andrade teniendo que
impedir, a palo limpio y a duras penas, que las combis y ómnibus, amparados por
los tribunales, siguieran envenenando el aire de la avenida Abancay. Ninguna
autoridad y menos la judicial le dio la mano, sólo obtuvo el apoyo de los vecinos,
quienes comprobaban a diario la lenta pero mortal consecuencia de los humos
tóxicos que lanza la congestión vehicular.
Las sabias explicaciones del
jurisconsulto se estrellan contra la realidad, contra los cientos de discotecas
que funcionan con un amparo en la mano. Y, para el caso, otro ejemplo (éste en
las serranías de Lima). Los domingos y días feriados la paz del lugar se
interrumpía y estremecía con las estridencias musicales de varios locales de
recreo. Estridencias que los cerros amplifican. Y el comentario de los vecinos
de fin de semana era el más fácil: "Seguro que coimean al alcalde".
Sin embargo, grande fue la sorpresa de los vecinos cuando, en contacto con el
alcalde, éste les aclaró la situación: "Si ustedes me hacen llegar sus
quejas yo acallaré esos ruidos, porque si yo intervengo por mi cuenta de seguro
que me abrirán proceso penal por abuso de autoridad". Y era cierto. Tiene
abierto cuatro o cinco juicios. Hoy cuando el ruido molesta es por culpa de los
vecinos que no hacen llegar sus quejas al alcalde.
FUENTE:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Canta Claro
Por Francisco Igartua
AHORA SE LAVAN BANDERAS Y
CALZONES,
ANTES SE LAVABAN HONRAS
El título de esta nota refleja el
tono festivo con el que se comenta en
estos días el desafío a pistoletazos de un diputado de nombre extravagante
(Eittel) a otro, que le ha contestado tildándolo de Pancho Pistolas, mientras
que la prensa agudiza el tono burlón para que parezcamos gente moderna y
civilizada. Lo que sólo es verdad a medias, pues si la ceremoniosa manera de
dilucidar ofensas con el código del Marqués de Cabriñana es una anticualla risible,
no lo es el hecho en sí.
Desde que el hombre es hombre, a
igual que los animales, ha dilucidado sus disputas batiéndose a duelo. Pero
cuando aparece el código del Marqués (del que en Lima era perito don Miguel
Mujica Gallo) se les da a estos lances tono de comedia bufa, olvidándonos que,
cuando el honor valía más que una cuenta bancaria, se podía llegar al duelo a
muerte. Duelos que no pudo contener la Iglesia condenando a los duelistas con
la mayor pena religiosa: la excomunión, ya que en ese juego se cae en los pecados
de matar y suicidarse. En ese entonces valía más que la Iglesia el dicho del
Quijote: "por la libertad y la honra se puede dar la vida".
Como vemos, nada hay nuevo bajo
el sol. Sólo cambian las formas. Ayer, con Cabriñana, se trataba de igualar a
los contrincantes, ya que un hombre menudo puede, con pistola, enfrentarse sin
desventaja a un Joe Louis. Hoy, si eres pequeño y un grandote ofende gravemente
a tu mujer sólo te cabe callar y esconderte o pegarle un tiro al grandote e ir
a la cárcel, pues si acudes a los tribunales serás la chacota de amigos y
conocidos; salvo que pactes con el hampa para que el ofensor reciba una
pateadura. Método empleado desde muy antiguo, en todas las civilizaciones y en
todos los niveles sociales.
No es, pues, el duelo lo ridículo
sino las aristocráticas normas del casi olvidado Marqués, El duelo (poniendo al
margen los infantiles lances a primera sangre) es más bien trágica muestra de
las limitaciones de la ley ante la natu-raleza humana.
Algunas historias de duelos
limeños
Se me ha ido de la mano lo que yo
queda fuera un corto preámbulo al relato de algunos duelos pocos conocidos,
ocurridos en esta ciudad que, hace tiempo, dejó de ser la de los virreyes y es
hoy representativa del Perú, la patria que acoge a todas sus sangres, sangres
que "acaso algún día logren integrarse en un punto y ese punto sea el
porvenir, según deseosa esperanza de Federico More.
Justamente More y Javier Ortiz de
Zevallos fueron mis padrinos en un duelo que la sapiencia de ellos y la poca
voluntad del contrincante hicieron que terminara con las satisfacciones
reglamentarias. No recuerdo si el desafío estuvo pactado a pistola o sable,
pero debió ser a arma de fuego, pues yo jamás he tenido una espada en mis
manos.
Antes de ese fallido
enfrentamiento hubo otro al que estuve cercano y que un historiador mencionó
con bastante despiste en la televisión el miércoles pasado. No fue un duelo de
Paco Moncloa con alguien sino un match de box sin guantes entre cuatro de los
hermanos Mondos contra cuatro de los directivos de Punto y coma, periódico publicado
por un grupo de alumnos de la Universidad Católica, en el que yo colaboraba.
Esto ocurrió a comienzos de los cuarenta.
La desgracia de llamarse Cornejo
Otro desafío que tampoco culminó
en duelo formal, fue uno en el que participé como padrino, anonadado ante las
extravagancias de mi ahijado, el doctor Héctor Cornejo Chávez. El retado era el
temible humorista Sofocleto... Pero vayamos por partes.
En los años sesenta, antes del
golpe de Velasco, se acercó a mi casa el líder de la Democracia Cristiana, a
quien Sofocleto lo tenía trastornado llamándolo Cometo. Todo pensé menos que el
doctor Cornejo, que amablemente me asistía como abogado, se había vuelto loco y
me visitaba para exigirme que fuera su padrino en el duelo al que habla retado
a Sofocleto. Me quedé perplejo frente a las sinrazones que Cornejo me daba
hasta que, abrumado por su insistencia, acepté el encargo, no sin antes
advertirle que era absurdo enfrentarse a un buen humorista, aunque en este caso
el pagano de las venganzas de Sofocleto sería yo.
Sin embargo, el asunto resultó
siendo más estrambótico todavía. No había Cabriñana de por medio sino una carta
notarial citando al ofensor al terreno del honor, sin que en ella se hablara de
armas. Y yo y mi compañero en el padrinazgo no salíamos de nuestro asombro...
Hasta que el día y hora señalados acompañamos a Cornejo hasta La Perla para
"dar fe de la cobardía del humorista". Por supuesto que Sofocleto no
apareció y Cornejo sintió su honor a salvo y casi en silencio nos fuimos a
cenar. Al sentarse, Cornejo nos hizo ver que llevaba una pistola... Nos
quedamos pasmados... ¿Qué locura había pensado cometer el fogoso y cartesiano
polemista? Nunca lo supe. Y, tal como tenía previsto, resulté yo el más
agredido por Sofocleto. Por suerte sus insultos llegaron al delirio,
liberándome de darle respuesta.
FONDO
EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Canta Claro
Por Francisco Igartua
DOS ASUNTOS CON PICOR DE ROCOTO
Siempre han sido y creo que siempre serán urticantes las
relaciones de la prensa (de los medios de expresión) con el poder. A éste le
fascina la obsecuencia o la crítica benévola con apariencia de lo contrario y a
muchos periodistas nos consume la curiosidad griega de escudriñar lo
desconocido, sobre todo los entre-telones del poder, y nos sentimos obligados a
hacerlos públicos cuando esos secretos serian trapos sucios. Es un choque
frontal de dos distintos modos de actuar en la vida y de entender los asuntos
ciudadanos. El poder tiene necesidad de ser popular y de practicar el secreto
de estado, mientras que en el periodista (no en todos) manda la pasión por
revelar al público, al pueblo, lo que hay de criticable, de engañoso, en esos
secretos. Dos actitudes encontradas, dos mundos estructuralmente divergentes,
que sólo se concilian frente a grandes cataclismos; pero situación en la que
con frecuencia el Estado logra imponerse, sea convenciendo con su actuación o,
las más de las veces, presionando con dádivas o amenazas a los directores o dueños
de los medios.
El menos sonado es el más grave
Y esto último (la amenaza) es lo que ha ocurrido en dos
asuntos de prensa en estos días. El más grave, para mí, es el menos sonado. Es
la hipócrita manera como ha querido la congresista Anel Townsend amedrentar a
los propietarios de este diario. A última hora, con calzador y sin argumento
alguno, los ha involucrado en su acusación sobre los delitos de corrupción
ocurridos en el régimen de Fujimori. Y el propósito salta a la vista: quiere
hacer méritos ante el presidente Toledo con ánimo de obtener su apoyo para
llegar a la presidencia del Congreso. Pero ¿por qué apuntar a toda prisa, a
último minuto, contra Correo? También aquí la respuesta es clara: porque recién
ahora ha advertido la congresista Townsend que este periódico resulta siendo
un opositor muy incómodo al régimen, pues su crítica parte desde una posición
ultraliberal (que yo no comparto por aborrecimiento a todo fanatismo), desde un
ángulo que constantemente acorrala al doctor Toledo en su propio laberinto.
Lo que ha hecho Anel Townsend es presionar, amenazando con
los tribunales que recojan su informe, para que Correo no siga
"molestando" al señor presidente.
¿Por qué Anel Townsend no acusa a Fujimori?
Y ya que del informe Townsend se trata, valga la oportunidad
para insistir en algo que me canso de repetir sin encontrar eco. Se hace en ese
informe una acusación sobre derechos humanos contra Fujimori con base en la
tortura de serrucho que sufrió un periodista, hecho sin duda abominable pero
que no liquidó al serruchado, mientras que el informe calla en siete idiomas
otro hecho de torturas y muertes de muchísima mayor gravedad, que Anel Townsend
conoce igual o más que yo. Se trata nada menos que de la única acusación documentada
contra Alberto Fujimori por crímenes de lesa humanidad, único camino para que
el fugitivo pueda ser extraditado o juzgado en un tribunal internacional. Anel
Townsend, igual que su protegido el procurador Ugaz, conocen muy bien los tres
pedidos firmados por Fujimori (el último ordenando como comandante supremo de
las Fuerzas Armadas) para que fueran atendidos los integrantes del grupo
Colina. Pedido que (a la tercera) el Ejército atendió por ser
"mandato", consignándose en la hoja de análisis que esto se hacía por
los "trabajos especiales" de Inteligencia realizados en las
universidades del país (los militares saben lo que significa "trabajos
especiales"). Esto ocurría a mediados de 1991, poco después de la
desaparición de sesentaiun estudiantes de la Universidad de Huancayo "y
del hallazgo de sus cadáveres con signos de tortura (como consta en denuncias
de la Fiscalía del lugar) y antes de los crímenes de La Cantuta y Barrios
Altos. ¿Los pedidos de ascenso firmados por Fujimori después de los muertos y
torturados de Huancayo no son vinculantes con esos crímenes y con los que
ocurrieron después? ¿Porqué el informe Townsend calla estos hechos y las firmas
de Fujimori?
"Si no cambian van presos"
No he terminado con el primer asunto, picantísimo como vemos,
y ya se me acaba el espacio que, sin condición alguna, me abre todos los
sábados Correo. Me quedan, pues, apenas dos líneas para tocar el más sonado de
los rocotos de la semana: la grabación reveladora de que los viejos métodos de
intimidación contra la prensa no son ajenos al gobierno del doctor Toledo. Y
con lo de viejos me refiero a lo que desde siempre ha ocurrido en la pugna
entre poder y libertad de expresión. En el diálogo Lerner-Wolfenson, al margen
de si el DC fue o no editado y de que hubo o no buena voluntad de amigo a
amigo, lo contundente es la frase-resumen "si no cambian van presos"
(hecho repetidísimo en mis recuerdos). En sólo cinco palabras está dicho todo.
FONDO
EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Canta Claro
Por Francisco Igartua
EL PRECIO
DE LA PREPOTENCIA Y LA CREDULIDAD
La semana
pasada inicié esta columna recordando a la Armada Invencible y al accionar
guerrillero de los marinos ingleses, protegidos en los vientos, y la terminé
sospechando que los iraquíes no se enfrentarían frontalmente a la prodigiosa
maquinaria de guerra norteamericana, sino que acudirían a la resistencia urbana
y a las guerrillas populares, obligando al enemigo a masacrar a la población. Y
así ha ocurrido no porque yo cuente con una bola de cristal. Simplemente me
dejé conducir por un elemental conocimiento histórico y un mínimo de sensibilidad
para entender a los iraquíes, de alguna manera vin-culados al nacimiento de la
historia humana, o sea con tradiciones que defender frente a cualquier agresor.
Es evidente
que los norteamericanos han estudiado al detalle e inútilmente el color y
consistencia del aire y de la arena iraquíes y han escuchado, crédulos, las
voces de exiliados y de espías que posiblemente eran espías de Hussein; lo que
no se les ocurrió hacer es ponerse en la piel de los iraquíes y lograr así
entender que un pueblo con historia milenaria no iba a recibir con música y
banderas al ejército de una nación que, con arrogancia imperial (recogida de
sus escuderos ingleses) y clara codicia de petróleo, se propone imponer un
nuevo orden internacional.
Esta falta
de sensibilidad para comprender al otro, a los demás, y su prepotente desafío a
las Naciones Unidas, han colocado a Estados Unidos en una encrucijada fatal.
Han logrado que Iraq, como pueblo ofendido, haga suya la causa de Saddam
Hussein y que el vertiginoso desarrollo de las comunicaciones, tanto o más sorprendente
que el de las armas, ponga a las masas del mundo entero en su contra. Ya no es
la época en la que los soldados de Su Majestad Británica aplastaban pueblos y
nadie (sólo los lugareños) se enteraba de los detalles feos de esas conquistas.
Los
propósitos iniciales de Estados Unidos han sido derrotados y queda endeble su
futuro imperial, futuro que su escudero mayor se resiste a apoyar. Presionado
por la opinión pública británica, Blair no desea que Iraq pase a ser gobernado
por un procónsul norteamericano.
Este es, en
resumen y hasta ahora, el penoso resultado del proyecto "demolición y
pavor" montado por el señor Bush. Dentro de algún tiempo se verá si
resulta o no pírrica la sí segura victoria de la coalición británico-estadounidense,
a la que podría añadirse en nombre de la despistada España del señor Aznar,
pero no la de los cuarenta desconocidos países que agradecen el anonimato cada
vez que Bush los menciona sólo por número aritmético.
FONDO
EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Canta Claro
Por Francisco Igartua
ALGO QUE AÑADIR AL CASO CIPRIANO,
LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y LA CANTUTA
Hace unos días volví de un viaje, ni corto ni largo, por el
llamado (con razón) mundo desarrollado. Y la primera impresión que me asaltó al
llegar fue la pobreza y desorden de nuestro primer aeropuerto, con la cara
apenas lavada con pintura de gato, para hundirme de inmediato en la suciedad y
el caos, en el infernal tráfago limeño, en la ciudad que un periodista español
llamó sin exagerar “la Calcuta de Sudamérica": combis sobrevivientes
envueltas en una nube de humo, gritos, bocinazos, autos que quieren adelantar a
otros saliéndose de pistas que parecen terreno lunar... Pero peor aún fue horas
después, al despertar y leer el periódico y prender la televisión para ponerme
al día. Las mismas y diminutas miserias de siempre, pequeñeces que empequeñecen
el panorama nacional, aunque también sean retrato de nuestra destartalada
realidad.
Lo que sí no sospeché es que, dos días más tarde, estas
diminutas pequeñeces llegarían al extremo grotesco de ver al arzobispo de Lima
involucrado en los crímenes de La Cantuta, por lo que el ex ministro Bustamante
dice haber oído decir a Montesinos.
Sin duda fantasías, pues no resulta coherente que un militar
se niegue a cumplir, por razones religiosas, la orden superior de lanzar al mar
a los muertos; luego consulte con el obispo de Ayacucho, quien le recomienda
denunciar el hecho, avisar a las familias y enterrarlos cristianamente; y
termine descuartizando los cadáveres.
Pero este "culebrón", que ha dejado estupefacto al
país, no apareció sorpresivamente. Tiene antecedentes. El último lo leí esa
madrugada a mi regreso al país. En primera página, con grandes titulares un
obispo desmentía al obispo de Lima, afirmando que la Iglesia respeta la
independencia del Poder Judicial. Lo que me hizo pensar que monseñor Cipriani,
habituado a los deslices verbales, había intentado ejercer su influencia
sacerdotal para obligar a los jueces a variar un fallo. Hecho que sin duda
sería reprobable. Pero no era así la cosa. El arzobispo Cipriani, al margen de
su filiación y de que no sea (como el Opus) bien visto por muchos, había
simplemente expresado su simpatía por el señor Chumpitaz y reclamado, con el
ánimo de paz, justicia y perdón que predica el último mensaje papal, un pronto
fallo para que concluya el calvario que está sufriendo nuestro gran futbolista
por una falta que no llega siquiera a pecata minutia. ¿Existirá un país en el
que los partidos políticos (y Montesinos era figura preponderante del
fujimorismo) no financien la incorporación de celebridades en sus listas electorales?
Se trata, en lo referente a monseñor, de una opinión sobre
excesos legales que yo y muchos peruanos compartimos y que no es interferencia
alguna en el lento proceso judicial que se les sigue a Chumpitaz y a otros. Lo
que sí resulta intento de interferir en la libertad de expresión ciudadana es
el tono amenazante empleado por algunos jueces y fiscales para replicar al
opinante. Pues así como el Poder Judicial tiene su jurisdicción, que nadie pone
en entredicho, los ciudadanos tenemos el derecho constitucional a opinar como
nos dé la gana sobre cualquiera de los poderes del Estado. Eso es democracia,
ya que sin libertad de expresión aquella resultaría siendo una farsa.
Es de esperar que la citación judicial hecha a monseñor
Cipriani nada tenga que ver con esas amenazas, aunque no deje de extrañar que,
justo ahora, vuelva a tocarse el tema de los delitos de lesa humanidad
cometidos por Fujimori. Y que la acusación al ex presidente vuelva a
plantearse, como antes, sin seriedad alguna. Sin ánimo de usar las pruebas
reales que lo condenan.
Así como el Poder Judicial se interesa, de acuerdo a ley, por
investigar lo que un testigo dice sobre una presunta participación indirecta
del arzobispo de Lima en los asesinatos de La Cantuta, yo vuelvo a hacer, por
enésima vez, la siguiente pregunta: ¿Por qué el gobierno, la Fiscalía y el
Poder Judicial no toman en cuenta las pruebas que sí evidencian la culpa de Fujimori
en esos crímenes?... Lo hago porque, sin tomar en cuenta esas probanzas, la
acusación montada contra él por delitos de lesa humanidad es puro fuego de
artificios judiciales, en los que se ha envuelto a monseñor Cipriani. Se trata
de pruebas que he exhibido hasta el cansancio, inútilmente, y que he entregado
a políticos y funcionarios judiciales, también en vano. Se trata de pruebas
reales, firmadas, que el Poder Judicial no toma en cuenta.
Son tres documentos firmados por Fujimori insistiendo en un
mismo mes (julio de 1991) para que fueran ascendidos todos (con jefes y
pichilingues y rivas incluidos) los miembros del llamado después Grupo Colina,
por "trabajos especiales" realizados en las universidades del país.
Esto ocurría poco después de que fueran asesinados 61 estudiantes de la Universidad
de Huancayo, asesinatos que sí son vinculantes, hasta para un lego en derecho,
con los crímenes de La Cantuta y Barrios Altos. Son documentos bastante más
elocuentes de lo que pueda decir sobre La Cantuta el arzobispo Cipriani, a
quien sorprendentemente se le ha citado como testigo luego de opinar a favor de
Chumpitaz ¿Quién protege a Fujimori y por qué lo hace?
FONDO
EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Canta Claro
Por Francisco Igartua
BUSH VINO, SALUDÓ Y SE FUE
Con arcangelical inocencia la Central Peruana de Trabajadores
sospecha que hubo agenda secreta entre los abrazos y palmadas al hombro de Bush
con Toledo y de Toledo con Bush y de la sospecha pasa a pedir, a exigir, que la
secreta agenda se haga pública. De esta manera, el despiertísimo señor Gorriti
quiere alborotar el gallinero proponiendo un imposible, pues lo secreto no
puede hacerse público sin dejar de ser secreto. Y muy bien sabe el señor
Gorriti que entre los estados, todos los estados del mundo (anaranjados, rojos,
amarillos o azules), hay, ha habido y habrá acuerdos secretos. Por lo pronto (y
con todo derecho) no deben ser pocas las agendas secretas atendidas por Fidel
Castro, a quien el señor Gorriti admira y defiende con pasión.
Pero si pretender que lo secreto se publique y difunda a los
cuatro vientos es disparatado (aunque el señor Gorriti no disparate sino
dispare como arcángel expulsado) resulta de una condorosidad extravagante que
muchos se traguen el cuento de que el presidente Bush es encantador (todo lo
que se dice de él en EEUU y en el mundo sería pura calumnia) y que, dada la
"química" con su carnal Toledo, es seguro que los EEUU abrirán las
puertas de su mercado a todos los productos peruanos, sin peligro de que a los
nuestros les ocurra lo que está ocurriendo con los aceros mexicanos y las
maderas de Canadá, a los que prácticamente, a pesar del ALCA, se les ha cerrado
el mercado norteamericano, en defensa de los intereses nacionales yanquis.
Sin embargo, hay lecturas de la rauda visita de Bush que se
distancian de esos dos extremos y que sin duda deben estar más próximas a la
realidad. Una de ellas, por ejemplo, es la que parte de aquel viejo y sabio dicho
sobre la entraña moral de los estados: "las naciones no tienen amistades,
sólo tienen intereses".
Con base en esta premisa es necesario preguntarse ¿cuáles son
los intereses norteamericanos en la región andina?... Y de esta pregunta
debieran partir las presunciones sobre lo tratado en secreto entre los presidentes
Bush y Toledo, el único (además de Chávez de Venezuela) con mandato que se
prolonga hasta el dos mil seis.
Para los EEUU el petróleo de Colombia, Venezuela y Ecuador,
así como el gas del Perú y Bolivia, son reserva estratégica de la región. Por
lo tanto, la situación de Colombia les preocupa enormemente por la posibilidad
de que la guerrilla (que en ese país ha llegado a ser denominada fuerza
beligerante) desestabilice a su país y se extienda a los vecinos convulsionando
todo el Ande. Y siéndole al gobierno norteamericano demasiado arriesgado
comprometerse directamente en lo que ya es guerra civil colombiana, no sería de
extrañar que, en esa agenda secreta que quiere conocer Gorriti, se haya
planteado la necesidad de que los vecinos, amenazados de contagio guerrillero,
intervengan en esa contienda con velada asistencia norteamericana. Es, sin
duda, una hipótesis que merece la mayor atención, y en la que la ausencia de
Venezuela en el cónclave andino de Lima indicaría que el derrocamiento de
Chávez ya está decretado.
Ese es, además de la obsesión por la droga, el principal
interés de EEUU en la región y resultaría absolutamente improbable que el tema
haya estado ausente en las conversaciones limenses de Bush, quien se ha
autonominado sheriff del mundo entero (hace algunos días ha llegado a la
exageración de amenazar con armas atómicas a Rusia y China). También es seguro
que se tocarían espinosos asuntos bilaterales (intereses de personas y
compañías norteamericanas) cuyos resultados se irán viendo (haciéndose públicos
como quiere Gorriti) en un futuro cercano.
El interés del Perú y de las otras naciones andinas es
librarnos de la miseria, pero no por la vía (ya probadamente desastrosa) de las
dádivas, sino de la apertura del mercado norteamericano a los productos de la
región. O sea lograr que la preocupación del Congreso yanqui por favorecer a
sus votantes no lo obnubile y se desentienda del derecho que los sudamericanos
tenemos a ser tratados con las mismas normas liberales que los EEUU nos
predican.
Para el presidente Toledo, el meollo de lo conversado con el
presidente Bush habría sido esa apertura recíproca de mercados. Y, ciertamente,
Toledo habrá aprovechado su "química" con el norteamericano para
comprometerlo, mientras Bush se escudaba en su Congreso para no comprometerse.
De la habilidad y firmeza empleadas en este pulseo de
intereses encontrados, más que de la "química", dependerá que haya
resultados buenos para las dos partes o mejores para el más hábil de los dialogantes.
Esperamos los peruanos que haya sido Toledo el lince, aunque no es habitual que
el pez chico se coma al grande.
Esta seria, creo yo, la lectura más ecuánime y correcta de
una visita casi de médico, comentada por alguna prensa yanqui como demostración
del poco interés de Bush por su patio trasero. El, según muchos periódicos de
EEUU y Europa, tiene toda su mente puesta en el petróleo cercano a Palestina y
Afganistán. Para las otras regiones tiene al Congreso como excusa para que sus
compromisos sean limitados. Por ello es que, seguramente, el vicepresidente de
Ecuador le ha echado en cara que un préstamo de 40 millones para los problemas
de su frontera con Colombia quedó en la práctica transformado en menos de la
mitad. Y para que el joven y lúcido presidente boliviano le explicara que los
problemas que le crea el Congreso (donde Bush no tiene mayoría) se podrían
fácilmente resolver invitando a los presidentes de la región para que les
expliquen a esos congresistas lo equivocados que están. "De este modo,
habría dicho el presidente Jorge Quiroga, también nos libraríamos de las
humillantes condenas o premios que unilateralmente nos dispensan los EEUU por
culpa de unos congresistas ignorantes de la situación andina".
Bush vino, se abrazó y palmoteó con nuestro presidente y, a
las pocas horas, se fue. Tengamos la esperanza de que sus promesas de la agenda
secreta se cumplan.
Fuente:
Fondo Editorial Periodística Oiga
Canta Claro
Por FRANCISCO IGARTUA
SIN EQUIDAD NO HAY SOLUCIÓN
Ocurrió lo que tenía que ocurrir: el gobierno se ha visto
obligado a echar mano de la represión militar para calmar la agitación social
que lo había desbordado. No tenía otro camino, dadas las circunstancias que él
mismo había creado. Pero, ¿podrá Toledo evitar que la acción represiva se le
escape de la mano? Y, sobre todo, ¿será ésta la solución a las demandas
populares?... Me temo que no. Las causas que tienen insatisfechos a los
miserablemente asalariados han quedado intactas, tanto porque el paupérrimo
presupuesto nacional no tiene estiro posible como por la insensibilidad de los
hombres del poder y de las minorías privilegiadas, como los bancos, que no
pagan sus deudas al Estado.
Frente a la ola de reclamos, legítimos pero que no se pueden satisfacer, la solución estaba en
recurrir a la equidad, en compartir algo de la desesperación popular, poniendo
en 15 mil soles el máximo de las remuneraciones estatales (que es el promedio
en Chile, Argentina y otros países sudamericanos). No porque la rebaja en los
sueldos de la alta burocracia vaya a resolver las desesperadas demandas de
docentes, policías y enfermeras, sino porque el gesto de compartir apremios es
señal de buscar equidad en la relación entre peruanos. Ese gesto de comprensión
hubiera sido más eficaz que los fusiles militares disparando y matando. Hubiera
introducido racionalidad al diálogo de sordos en el que gobierno y huelguistas
están enfrascados.
¿Qué los maestros con el puño en alto dan muestra de ser más
agitadores sociales que maestros? ...Cierto. Y también es cierto que de esos
profesores saldrán ex alumnos más dispuestos a la violencia (de sus aulas
partió el senderismo) que a la convivencia fecunda. Pero esos profesores no han
nacido por generación espontánea. Han sido paridos por la injusticia que han
visto y vivido. Es otro de los legados que nos dejó la política represiva de
Fujimori y la ceguera de otros gobiernos. Un problema que no se resuelver (por
lo menos no de inmediato) con evaluaciones y premios al mérito.
Los problemas del Perú son tan hondos que obligan a una
reflexión profunda, con propósito de enmienda, sobre nuestra realidad y
posibilidades.
Por ejemplo, es hora de entender que nadie (a no ser un
impenitente devoto del socialismo soviético) puede negar la realidad y bondad
del mercado y de la creatividad individual; y menos todavía desconocer que en
los países subdesarrollados, para crear trabajo, es medular la inversión
privada extranjera. Sin embargo, se ponen anteojeras caballares los fanáticos
que divinizan esas normas sin distinguir culturas, grados de desarrollo mental
y des protecciones sociales. El Perú no es Europa ni EEUU, por lo que tiene que
adaptar el medidor a su realidad, tal como lo hacen ellos. Esta es la primera
lección que debieran aprender nuestras autoridades y maestros. El resto vendrá
por añadidura.
FUENTE:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
domingo, 17 de marzo de 2013
viernes, 15 de marzo de 2013
jueves, 14 de marzo de 2013
miércoles, 13 de marzo de 2013
martes, 12 de marzo de 2013
Cien Años cumple en el Perú la misión pastoral vasca de la
Congregación Pasionista
Jhon BAZÁN AGUILAR
En pocas semanas se cumplirán CIEN AÑOS de una gesta
evangelizadora hecha por vascos que no tiene precedente, pues quienes hasta hoy
la protagonizan fueron y son hombres decididos a todo, cuyas únicas armas son
una cruz y la palabra convincente, aparte de una renunciación casi perpetua a
lo que la mayoría consideramos buena vida. Son los misioneros de la Orden
Pasionista, una congregación cuyos primeros soldados partieron de Bilbao en
diciembre de 1912 y empezaron su obra sacra en la Amazonía peruana cuatro y
medio meses después, luego de interminable viaje.
Eran doce, como los apóstoles de Cristo, y eso han seguido
siendo año tras año, década tras década: apóstoles y soldados de la fe, que han
venido superando no solo lo desafiante de esa floresta indómita sino también
las propias reglas de la Iglesia, que en un momento dado estuvo a punto de
terminar con su apostolado, porque de acuerdo a las reglas de la Congregación
no podían ejercer donde ya otros religiosos tenían presencia oficial a través
de parroquias.
Tuvo que intervenir el Papa de entonces para encontrar una
solución salomónica. Si bien los pasionistas no podían predicar en la diócesis
de Chachapoyas, un esforzado religioso, Monseñor Emilio Lisson, logró que la
Santa Sede creara una Prefectura Apostólica Misional, colindante con la de San
Martín, y que esta fuera encomendada a los pasionistas.
Fue así que en 1917 continuó la obra, que hasta ahora se
mantiene con gran esfuerzo y sacrificio, pues los misioneros pasionistas no son
de esos cómodos religiosos que se mueven en ciudades, con parroquias
establecidas, impartiendo sacramentos en lugares tranquilos, gozando de buenas
limosnas y soporte de la feligresía, cuando no conduciendo colegios de buen
nivel que rivalizan incluso con los más encopetados centros educativos
privados.
No, los primeros pasionistas que llegaron en 1913 no sabían
siquiera a donde venían, ni lo agreste del entorno pese al verdor permanente.
Sin caminos que seguir, y solo con la guía de Dios, tenían que adentrarse en
territorios desconocidos, en viajes de seis y siete días, según lo ha
testimoniado en cartas Monseñor Lisson:
“Para ellos no había caminos difíciles, a pesar de que
algunos han sido de seis y siete días a pie, con barro a la rodilla; ni
delicadeza de alimentos, habiéndose contentado con lo que podían darles en
estas regiones retrasadas; ni esmero en la cama o en el mueblaje, habiendo sido
con frecuencia la cama una mala estera y los muebles, los troncos de los
árboles” narraba Monseñor Lisson, quien era el obispo de Chachapoyas y quien
había hecho la invitación a la orden pasionista para iniciar su misión.
Y agregaba más adelante: “No creo que en las misiones de otras
partes sufran los misioneros más privaciones que las que aquí han soportado los
pasionistas. La obra va produciendo sus frutos; mi deseo es que éstos sean
estables y se extiendan más y más”.
Eran tiempos difíciles y lo siguen siendo ahora, pero la
vocación evangelizadora sigue siendo la misma.
Hace poco nomás en Lima celebramos el Cuarto Centenario de la
fundación de la Cofradía de Nuestra Señora de Arantzazu, por vascos, en Lima; y
los padres pasionistas estuvieron a nuestro lado, en lo religioso y en lo
cultural, representados por el Padre Antonio María Artola Arbiza, un académico
de primer orden, catedrático emérito de Sagrada Escritura en la Facultad de
Teología de la Universidad de Deusto. Actualmente enseña en la Facultad de
Teología Redemptoris Mater de la Provincia Constitucional del Callao, y en la
Facultad de Teología Civil y Eclesiástica de Lima.
Hicimos incluso un peregrinaje hasta Yurimaguas, donde se
encuentra la sede de la Orden, donde fuimos atendidos por el Provincial
Monseñor José Luis Astigarraga Lizarralde, C.P., quien nos entregó una
emblemática efigie de nuestra Señora de Arantzazu traída en el siglo pasado del
País Vasco; y que llevada a Lima presidió los eventos conmemorativos, e incluso
un conversatorio histórico con la presencia de reconocidos intelectuales del
mundo vasco y latinoamericano.
Siguiendo la idiosincrasia tenaz del pueblo vasco, los
religiosos pasionistas siguen haciendo una gran obra en el Perú.
Inicialmente la tarea se realizaba desde una Prefectura
Apostólica, la cual con el tiempo derivó en un Vicariato Apostólico a cargo de
un obispo.
Al momento de crearse la Prefectura se señaló textualmente:
«La confiamos a la Congregación pasionista.» y cuando la Prefectura Apostólica
fue elevada a Vicariato se dijo: «Queremos que en adelante siga también... a
cargo de los misioneros de susodicha Congregación de los clérigos descalzos de
la Santísima Cruz y Pasión de nuestro Señor Jesucristo, que han venido
laborando en esta región con tanto celo.»
Eso es lo que siempre han demostrado los misioneros de la
Cruz en el Perú: celo, entrega total a su misión apostólica, siguiendo la
huella de los doce primeros, uno de los cuales incluso entregó su vida al
encarar su tarea, muriendo ahogado en uno de los caudalosos ríos de la selva
peruana.
Eso es lo que ha rescatado y destacado en su momento Monseñor
Miguel Irízar Campos, sacerdote vasco, quien en el Perú ha efectuado una obra
monumental, y que en el Cuatricentenario de la Cofradía de N.S. de Arantzazu en
Lima cumplió un rol fundamental.
Es pues digno de destacarse estos primeros cien años de
presencia pasionista en el Perú, una presencia silenciosa pero efectiva, pues
la palabra y la obra de Dios ha llegado a lugares ignotos, donde solo la
persistencia y entrega de estos religiosos ha podido alcanzar.
La partida de los primeros misioneros desde su casa matriz de
Bilbao se produjo en diciembre de 1912. Iniciaron el cruce del Atlántico el
primer día de enero de 1913, y solo llegaron a Tarapoto el 17 de mayo de ese
año.
Estamos ya pues viviendo el Primer Siglo de esta gesta poco
conocida. Reconozcamos tan tesonera labor y rindamos homenaje a quienes desde
1913 vienen dando muestras de histórico desprendimiento. Desde estas páginas
les tributamos un merecido tributo de admiración.
660 zenbakia
2013 / 02-27 / 03 – 13
Fuente:
EUSKONEWS
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
ILUSTRE HERMANDAD VASCONGADA DE NUESTRA SEÑORA DE ARANTZAZU
COFRADIA VASCONGADA DE NUESTRA SEÑORA DE ARANTZAZU DE LIMA
Canta Claro
Por FRANCISCO IGARTUA
SOBRE EL ORIGEN DE NUESTRAS DESESPERANZAS
Algunos peruanos extreman el patriotismo y la realidad, y
fantasean con las glorias del imperio y las maravillas Moche y Nazca. Se trata
de una actitud pasadista si no se tomara como simple punto de partida. Otros
sueñan con el virreinato limeño y les hacen ascos a los indígenas. Actitud
también pasadista y, además, reaccionaria y estúpida. Son dos posiciones
antiguas que hasta hoy persisten. Una representa a la Sierra y la otra a Lima,
a la Costa. Dos sentimientos nacionales contrapuestos, pero los dos son el Perú.
Un terna antiguo que a comienzos del siglo XX le hizo decir a Federico More:
"Ambas razas esbozan la vuelta al pasado por caminos opuestos... (pero)
acaso algún día se encuentren en un punto y ese punto será el porvenir".
Un porvenir que nos sigue siendo esquivo y a lo que hay que
añadir la resurrección de otras viejas actitudes, ayer extravagantes y hoy muy
agresivas, recubiertas de modernidad y referidas ya no sólo a los países con
tradición precolombina sino a todo el mundo latinoamericano.
La primera de ellas es la de quienes, con espíritu opacado y
denotista, creen (y lo dicen) que mejor nos hubiera ido ser conquistados por
los ingleses. Seriamos, según este sentir, parte de los poderosos Estados
Unidos de América. Claro que no seriamos nosotros, sino otros, miembros de una
raza diferente a las nuestras.
¿Seríamos como Australia, Canadá o Nueva Zelanda?
Otra actitud, más infeliz aún y de nula autoestima, es la que
se lamenta por no haber sido los ejércitos ingleses nuestros liberadores del
yugo español. Es una penosa actitud de desprecio a ellos mismos, a los que la
esgrimen, pues no son sajones sino criollos, igual que Bolívar y San Martín.
Son renegadores de su propia sangre (mestiza).
Dicen estos infelices parricidas que mejor hubiera sido salir
del yugo español por mano inglesa, pues si así hubiera sido, hoy seríamos
países similares a Australia, Canadá y Nueva Zelanda. Pero así no fue. Y el
destino al que deberíamos aspirar es superar a la España actual, bastante más
civilizada y de mayor bienestar que las desabridas ex colonias de Inglaterra. Y
para ello hay un solo camino. El que nos trazó el genio iluminado de Bolívar.
¿Quién tiene la culpa de que lo que pareció iban a ser las
tierras de la esperanza se encuentren hoy en caótica desesperanza?
No la tienen las bellaquerías anglófilas citadas, porque son
reacciones de pequeños círculos vacíos de seriedad y llenos de ánimo epatante.
Sí son respon-sables las menudas rivalidades de nuestros caudillos, azuzados
por los intereses comerciales de la clase dominante; también los dirigentes que
sólo atinan a mirar un modelo, el norteamericano, creyéndolo tabla de salvación
de nuestras calamidades; sin advertir que los Estados Unidos están muy
interesados en nuestras miras y demasiado desinteresados en apoyar nuestro
desarrollo. También lo son la ignorancia y la pillería: el desprecio a las
leyes y reglamentos; la rapiña de los funcionarios públicos; la falta de tenacidad
y de amor y dedicación al trabajo, sobre todo en las clases altas.
Los pequeños y miopes intereses comerciales
Sin embargo, si repasarnos sin prejuicios la postración de
los pueblos latinoamericanos, caeremos en que, aparte las debilidades arriba
señaladas, no son válidas las razones que más se usan para "explicar"
nuestros desastres. Ni siquiera se les puede achacar a la falta de educación.
Ahí está de ejemplo Argentina. Un país con educación sobresaliente, que cuenta
con más premios Nóbel que algunos países europeos, ha caído en el abismo y hoy
está en la mis-ma desesperanza que Paraguay o Venezuela. ¿Cuál entonces es el
origen profundo de nuestras desdichas?
No es que debemos poner de lado las escuelas (que tanta falta
nos hacen en el Perú) ni que olvidemos nuestras tontas picardías, sino que es
necesario investigar otros terrenos para hallar las causas más hondas del
desastre. Y no será difícil llegar a la conclusión de que estamos como estamos
por culpa de los gobiernos. Pero aquí viene la gran pregunta: ¿quiénes nos han
gobernado?
Por lo pronto, no han sido los militares que ocuparon las
presidencias al nacer nuestras repúblicas, tampoco los civiles y los otros
militares que los reemplazaron. No, las pocas etapas democráticas y las muchas
dictaduras que hemos tenido han sido siempre (o casi siempre para ser exactos)
marionetas en manos de negociantes sin aspiraciones grandes, sin metas altas,
ávidos de dineros fáciles. Nunca (o casi nunca) hemos tenido gobiernos éticos,
fuertes y eficaces, que son los que pueden actuar por encima de los intereses
de los mercaderes. Son esos mercaderes, las grandes y miopes sociedades
empresariales, los responsables de que hayamos traicionado el visionario
mandato de Bolívar. Son los pequeños y egoístas intereses comerciales los que
no han permitido y no permiten que seamos una comunidad de naciones.
Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA