Mario Vargas Llosa:
“Ningún país democrático digno acepta concentración de prensa”
Martes, 14 de enero de 2014 | 8:38 am
Mario Vargas Llosa.
Premio Nobel de Literatura.
Gustavo Gorriti
IdL-Reporteros
Mario Vargas Llosa no es solo un gran escritor sino uno de
los intelectuales públicos más prestigiosos y respetados en el mundo.
IDL-Reporteros lo entrevistó para su primera publicación del 2014, sobre varios
temas, pero especialmente sobre uno de los hechos y debates que provoca más
silenciamientos y distorsiones: el oligopolio en los medios de prensa.
Sea que se esté de acuerdo o se tenga alguna discrepancia con
la opinión de Vargas Llosa, es evidente la importancia de conocer con claridad
su pensamiento. Por eso, IDL-R buscó acentuar el factor expositivo en la
entrevista, cuya primera de dos partes se publica hoy.
En el enconado debate actual sobre la concentración de
medios, tu voz ha surgido con fuerza marcando claras divergencias con gente muy
cercana a ti.
Así es. Creo que la batalla de este momento es la batalla
contra la concentración de la prensa, creo que ese es un tema de una enorme
urgencia, porque puede tener un efecto a mediano y largo plazo catastrófico
para la Democracia si no conseguimos un consenso amplio en el Perú en favor de
una verdadera libertad de prensa, que es incompatible con una concentración de
medios como la que se está dando en el Perú.
¿Cuál es, en concreto, tu punto de vista [sobre cómo
enfrentar el problema]? El Comercio ha intentado presentarlo como uno de
libertad de prensa.
Yo voy a publicar este domingo [12 de enero] un artículo en
Piedra de Toque [su columna quincenal] en el que abordó el tema. Mi posición es
[la] que yo creo normal y natural dentro de una concepción democrática de la
vida pública: Que es absolutamente importante que exista libertad de prensa,
libertad de crítica y que por lo tanto es muy importante que los medios de
comunicación reflejen la diversidad de puntos de vista, de opiniones. […]
Eso, para mí, es incompatible con la concentración de los
medios de prensa. Y afortunadamente tenemos una Constitución que en ese aspecto
es absolutamente clara, pues prohíbe la exclusión, el monopolio y el
acaparamiento de la prensa.
Ahora, ha surgido el hecho de la compra de Epensa por El
Comercio, que yo creo que entra clarísimamente en contradicción con ese
principio constitucional; y frente a eso ha surgido una muy buena iniciativa,
la de esos ocho periodistas, que arriesgándose a la muerte civil han hecho una
acción de amparo pidiendo que el Poder Judicial declare nulo ese acuerdo
comercial.
Yo creo que las razones son obvias. Ningún país democrático
digno de ese nombre acepta una concentración de la prensa que le dé a una
organización casi el 80 por ciento del mercado informativo.
Todas las sociedades democráticas desarrolladas tienen leyes
o principios que impiden el monopolio y el acaparamiento. He estado justamente
viendo en estos días qué ocurría en Estados Unidos, Europa. Ninguna democracia,
ninguna, permite una concentración semejante; incluso muchas de ellas impiden
que haya un cruce…
… la propiedad cruzada de medios de información…
…exactamente, que
tengas periódicos y tengas televisiones está prohibido en muchas partes… y en
todas hay unos organismos que controlan o que vigilan que no se produzca esa
concentración. Nosotros tenemos un principio constitucional al respecto.
La pregunta clave, creo yo, es cuál es la mejor manera de
garantizar ese pluralismo informativo y evitar esa concentración.
Yo estoy en contra de leyes especiales en democracias
subdesarrolladas. No en democracias desarrolladas. Nadie discute en España, por
ejemplo, la función que tiene la Comisión Nacional de la Competencia, que es la
que autoriza o no autoriza compras o funciones de órganos de prensa, que puedan
ir más allá del 30 por ciento. […]
Pero en los países subdesarrollados, ya sabemos a lo que
conducen las leyes de prensa: Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina. […]
Yo creo que con lo que sabemos y con los precedentes que tenemos…,
hay que oponerse a que haya una ley de prensa y yo creo que hay que aceptar que
la vía judicial es la mejor.
"Mira, yo respaldé a Humala con muchos temores, y sin
embargo esos temores eran injustificados. Ha cumplido lo que prometió
públicamente en San Marcos".
¿Debería ser entonces [enfrentado y resuelto el problema
solo] a través de la vía judicial?
A través de la vía judicial. Puede ser lento, puede llegar a
muchas instancias. Llegar a la Corte Suprema, llegar al Tribunal Constitucional
y llegar incluso a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en San José. En buena hora.
Porque yo creo que un debate en el Parlamento, con el enorme
desprestigio que este tiene –en todas las encuestas es la institución peor
valorada por la opinión pública peruana–, es la peor tribuna para que haya un
debate alturado, sensato, racional sobre la mejor manera de impedir la
concentración de la prensa.
Entonces la ley que se diera sería de todas maneras una ley
que no tendría ningún consenso y que se convertiría en un objetivo político
para derribarlo o defenderlo o imponerlo. Creo que [eso] solo traería un enorme
perjuicio al Gobierno, porque lo acercaría a los gobiernos que han utilizado la
ley para abolir la libertad de prensa o, por lo menos, para restringirla.
Entonces, yo creo que el Poder Judicial es la buena vía, y
creo que por esa vía hay más posibilidades de obtener consenso. Y en todo caso
lo que me parece muy bien es que haya debate, que el debate esté abierto hoy en
día y que sea un debate en el que participa cada vez más gente.
Yo creo que desde el punto de vista internacional no hay
ninguna duda sobre quién tiene la razón en este debate. No la pueden tener
quienes sostienen, con sofismas muy baratos, que tener el 80 por ciento del
mercado de ninguna manera limita la diversidad informativa, la diversidad
crítica, la diversidad de opiniones…
Entonces, lo que propones es que el Poder Judicial actúe aquí
como lo hacen en otros lugares las instituciones reguladoras y que sea quien
ordene: ‘Deshagan esta operación.
Retrotráigase al estado anterior”.
Exactamente. Y eso sería lo ideal en este caso, es decir,
sobre todo no presentar esto como una lucha entre dos empresas. Creo que el
Poder Judicial debería anular la operación y La República renunciar a absorber
Epensa, justamente en defensa de ese principio, de la dispersión de la
propiedad de medios de comunicación.
¿Y qué pasaría con los Agois, una vez deshecha la operación,
si quieren vender?
En buena hora, que lo vendan. Y ojalá entre un tercer grupo a
competir. Ojalá.