Vistas de página en total

Mi lista de blogs

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA
FRANCISCO IGARTUA CON DORIS GIBSON, PIEZA CLAVE EN LA FUNDACION DE OIGA, EN 1950 CONFUNDARIAN CARETAS.

«También la providencia fue bondadosa conmigo, al haberme permitido -poniendo a parte estos años que acabo de relatar- escribir siempre en periódicos de mi propiedad, sin atadura alguna, tomando los riesgos y las decisiones dictadas por mi conciencia en el tono en que se me iba la pluma, no siempre dentro de la mesura que tanto gusta a la gente limeña. Fundé Caretas y Oiga, aunque ésta tuvo un primer nacimiento en noviembre de 1948, ocasión en la que también conté con la ayuda decisiva de Doris Gibson, mi socia, mi colaboradora, mi compañera, mi sostén en Caretas, que apareció el año 50. Pero éste es asunto que he tocado ampliamente en un ensayo sobre la prensa revisteril que publiqué años atrás y que, quién sabe, reaparezca en esta edición con algunas enmiendas y añadiduras». FRANCISCO IGARTUA - «ANDANZAS DE UN PERIODISTA MÁS DE 50 AÑOS DE LUCHA EN EL PERÚ - OIGA 9 DE NOVIEMBRE DE 1992»

Mi lista de blogs

«Cierra Oiga para no prostituir sus banderas, o sea sus ideales que fueron y son de los peruanos amantes de las libertades cívicas, de la democracia y de la tolerancia, aunque seamos intolerantes contra la corrupción, con el juego sucio de los gobernantes y de sus autoridades. El pecado de la revista, su pecado mayor, fue quien sabe ser intransigente con su verdad» FRANCISCO IGARTUA – «ADIÓS CON LA SATISFACCIÓN DE NO HABER CLAUDICADO», EDITORIAL «ADIÓS AMIGOS Y ENEMIGOS», OIGA 5 DE SEPTIEMBRE DE 1995

Mi lista de blogs

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.» FRANCISCO IGARTUA - TEXTO SOMETIDO A LA APROBACION DE LA ASAMBLEA Y QUE FUE APROBADO POR UNANIMIDAD - VITORIA-GASTEIZ, 27 DE OCTUBRE DE 1999.

«Muchos más ejemplos del particularismo vasco, de la identidad euskaldun, se pueden extraer de la lectura de estos ajados documentos americanos, pero el espacio, tirano del periodismo, me obliga a concluir y lo hago con un reclamo cara al futuro. Identidad significa afirmación de lo propio y no agresión a la otredad, afirmación actualizada-repito actualizada- de tradiciones que enriquecen la salud de los pueblos y naciones y las pluralidades del ser humano. No se hace patria odiando a los otros, cerrándonos, sino integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad del ser vasco. Por ejemplo, asumiendo como propio -porque lo es- el pensamiento de las grandes personalidades vascas, incluido el de los que han sido reacios al Bizcaitarrismo como es el caso de Unamuno, Baroja, Maeztu, figuras universales y profundamente vascas, tanto que don Miguel se preciaba de serlo afirmando «y yo lo soy puro, por los dieciséis costados». Lo decía con el mismo espíritu con el que los vascos en 1612, comenzaban a reunirse en Euskaletxeak aquí en América» - FRANCISCO IGARTUA - AMERICA Y LAS EUSKALETXEAK - EUSKONEWS & MEDIA 72.ZBK 24-31 DE MARZO 2000

Mi lista de blogs

Mostrando entradas con la etiqueta francisco igartua oiga y una pasion quijotesca. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta francisco igartua oiga y una pasion quijotesca. Mostrar todas las entradas

domingo, 13 de noviembre de 2011

Sebastián Salazar Bondy In Memoriam

Las ausencias nacen cuando se apagan las existencias.

Podría decirse que con Sebastián Salazar Bondy la amistad empezó a golpes, luego de un primer encuentro en que, como caballeros, se batieron por diferencias en criterios estéticos respeto a una obra de teatro; ambos se convertirían en íntimos amigos. Salazar Bondy, sucumbió a la crisis que lo mataría poco después mientras redactaba en Oiga, y fueron estas las últimas palabras escritas: “Que linda seria la vida si tuviera música de fondo”. El siguiente artículo publicado por Francisco Igartua, en el semanario Jornada de 1944, prendió la mecha que dio comienzo a esta gran amistad.

Marginalia

Los niños terribles

Salían de la escuela y se diseminaban por las calles, vocingleros y alegres, discurriendo a su modo sobre las incidencias del día. Fluctuaban entre la niñez y la adolescencia. Matizaban, a todo pulmón su coloquio diciéndose de “zamba canuta” para arribe lo que es bastante decir. Era una jerigonza de epítetos, lo más procaces, puestos como motes a sus maestros. Los seguí de cerca. Pensé en la “escuela nueva” que es un sistema educativo de lo más cómodo e interesante. El maestro, según las normas que la disponen, es pasivo; el alumno es lo dinámico de la clase. El hace y deshace. El maestro orienta, encauza, dirige, vigila. Nada de malos tratos. Nada de castigos. Nada de reproches duros.

Pero estos niños gritábanse, empujábanse, maldecíanse y maldecían, empujaban y gritaban a los demás: a los transeúntes y a sus maestros, a sus padres y a sus parientes. La patria cifra en ellos su porvenir. El dómine de la palmeta y el látigo pasó a la historia. Pasó a la historia con todos los sistemas que recurrían a la sanción dura e intolerante. Ya no se puede aceptar la existencia de un Clérigo Cerbatana –como aquel de Quevedo– que mataba de hambre a los alumnos y dejaba caer su rigor sobre el seco pellejo de sus amojamados educandos. Ahora se usa de la palabra convincente, de la lección bondadosa, del amor, sí, del amor sobre todo.

Pero, a pesar de esto, todos los niños, como aquellos de que comencé a escribir, andan por las calles —¡y me imagino que en el aula también!—con la más incorrecta de las urbanidades — urbanidad, de urbe sin duda. — No es que quiera que los dichos infantes se estén calladitos como piezas de ajedrez y sin una sonrisa y sin una pizca de holgorio. Que sean retozones y simpáticos, que sean avispados y simples; que sean holgazanes, cretinos, estudiosos o memoristas. Pero que sean urbanos, que tengan urbanidad. Que no lancen interjecciones en el tranvía, ni que se jalen de los pelos en la calle, ni que se líen a puñadas en plena vía. Esto yo no sé si lo contempla la nueva educación, pero si estoy seguro que los viejos magisters de antaño lo tenían como primerísima e importantísima función: enseñarles que se debe respetar al prójimo y que el prójimo es el próximo, el vecino, el que está al lado; enseñarles a mirar las canas y las faldas con respeto: Que no le digan piropos procaces a las niñas, ni a las mozas, ni a las ancianas.

Yo sé que ya no se les debe meter en la cabeza cuál es el pluscuam perfecto del verbo yacer, ni cómo se diferencia una cláusula rítmica trocaica de una yámbica.

Nada de esto. Formación del estilo. Sé, también, que, no se les debe obligar a aprender quién fue Bamba o Gudemundo; ni porqué causa secreta y desconocida Childerico III no se rasuraba el pelo: Pero a andar con compostura, con corrección, eso sí se debe enseñar. Porque si la nueva educación va a descuidar tan importante asunto creo que ante uno de esos desafueros infantiles, ante una de esas mataperradas de muy mal gusto, tendremos –parodiando a El Murciélago cuando sufría a los libertos– que decir: iViva la Libertad! iViva la escuela nueva!

E.S.E.

viernes, 7 de octubre de 2011

Pedro Planas Silva - EDITORIAL – "Cómo terminan las democracias" - Oiga 28/11/94

Hace algunos años, Jean Francois Revel publicó un libro titulado 'Cómo terminan las democracias'. Por el título, algunos apresurados imaginaron que sus páginas registraban todo un manual para el perfecto golpista. Grande fue el chasco. Ahí Revel advertía, por el contrario, respecto a cómo los dictadores inventan un enemigo externo o un enemigo interno para justificarse en el poder por largos años. Pero, en nuestros tiempos nublados, no es difícil imaginar las recomendaciones que traería un manual de tal envergadura:

Entre al poder por medios legales. La gente cree que' un dictador es solamente aquel que derroca a un presidente electo por el pueblo. Si usted es Presidente Constitucional, quedará libre de sospechas. Si usted es militar y quiere realizar un proyecto de veinte años, tome como rehén al Presidente Constitucional. Y ofrézcale poder, mucho poder, y por muy largo tiempo. Verá como acepta.

Planée cuidadosamente su golpe de Estado, injuriando sistemáticamente a sus opositores y a instituciones representativas como el Parlamento. Provoque las iras populares contra ellos. Usted no es un demócrata y gobernará con una cúpula cerrada. Pero no se preocupe: nadie se quejará. Acuse a los partidos políticos de ser una cúpula, aunque no tengan poder. Así gana tiempo y el desprestigio que caerá sobre ellos redundará en su beneficio.

Asegúrese el control de los poderes fácticos, principalmente del Ejército y del empresariado. Apenas tenga sus incondicionales en el Ejército, modifique el estatuto institucional para perpetuarlos en su proyecto de largo plazo. De los empresarios, ni se preocupe. Invítelos a viajar con usted por Oriente y Occidente. Serán todos suyos.

Cuando ejecute su golpe de Estado, invente un nuevo término que impida asociar su régimen con una dictadura. En algunos países, el periodismo tiene vocación de papagayo y hará solo el papel. Podría denominarlo 'autogolpe'. Así, usted aparecerá como supuesta víctima del golpe y la media voz de periodistas y analistas se sentirá a gusto, pues no quieren incomodar sus conciencias denunciando la verdad. También puede denominarse, simplemente, "los sucesos del 5 de abril".

Contra los críticos del golpe de Estado, apele a argumentos nacionalistas. Diga que esos cuestionamientos al golpe "perjudican la imagen del país". Usted sabe bien que su golpe fue el causante de la mala imagen, pero como la gente acepta el hecho consumado, acusará fácilmente de antipatriotas a quienes lo intenten criticar.

Prometa que usted traerá una 'nueva democracia'. Aunque es un viejo pretexto, empleado por los dictadores de todas las estirpes, hay países de precaria cultura democrática en los que todavía tiene éxito. No se olvide: cada vez que prometa esta 'nueva democracia’, critique ácidamente a la anterior. Siempre encontrará solícitos columnistas que se harán eco de sus discursos.

Busque disimular la ilegitimidad de su cargo con cierto apoyo popular. Apele a mecanismos psicosociales de 'propaganda y, sobre todo, realice un festival de encuestas que lo favorezcan. Usted sabe que la democracia es pluralidad y que la soberanía es propia de monarcas tipo Luis XIV. Pero, como nadie repara en estas sutilezas, usted, gracias R las encuestas, se perfilará como un augusto Emperador.

De nada le servirá su golpe de Estado si es que no intenta copar las instituciones. Para ello, agite el espejismo constitucional. Reclame la elaboración de un nuevo texto constitucional. Cope el Parlamento, el poder Judicial, la Contraloría, la Fiscalía y toda otra institución que tenga olor a fiscalización. y no se olvide de aprobar la reelección presidencial. Aunque sea por un período. Después, en su segundo mandato, podrá colocar la reelección indefinida.

Tenga, para su uso personal, un doble gobierno. Para el exterior, tendrá ministros, que no necesitará reunir. Pero su verdadero equipo de gobierno será otro. Tenga a un familiar suyo -si es su hermano, mejor-, como máxima figura de la administración pública, encargado de nombrar funcionarios, instruir a los ministros y dirigir y cobrar las licitaciones. Como no tendrá cargo conocido, él estará libre de todo control y de cualquier denuncia. Deje, incluso, que suplante su rúbrica en los decretos supremos y en las resoluciones. Usted debe dejar de gobernar para entrar en campaña. Así se mantendrá en permanente olor de multitud.

Para preparar su estrategia de campaña permanente, invente una estructura especial. Podría ser un ministerio. En ese caso, para evitar suspicacias, suprima otro ministerio, que no considere útil, como el de Vivienda. Si quiere intensificar el efecto publicitario, denomínelo 'Ministerio de la Presidencia', pues así la gente lo asociará inmediatamente con usted. Y verá que, con el tiempo, hasta los periodistas más críticos, se acostumbrarán a convivir con tal estructura ministerial, cuya verdadera utilidad sólo usted conoce.

Usurpe las funciones que corresponden a los gobiernos regionales y a los municipios. Esos son los problemas más cercanos de la población. inaugure y pinte escuelas y haga oídos sordos si es que le recuerdan el grave problema de la deserción escolar. Construya carreteras, pistas, plazas y parques. Arregle el agua y el desagüe. Así, no tendrá ningún competidor de su nivel. Y cada vez que visite los poblados, no se olvide de Ilevarles obsequios y de ofrecerles mucho más para otra oportunidad. Pregúntele a los pobladores si quieren que usted vuelva. Le dirán que sí. Y así lo tendrán siempre muy presente.

Use almanaques como publicidad personal. Repártalos usted mismo, persona por persona. En lugares muy poblados, que lo ayude alguna autoridad civil o militar. No importa los meses del año en que usted reparta el almanaque. Lo que importa es su rostro. Esta excelente táctica publicitaria le rindió grandes beneficios a Napoleón. El repartió almanaques con las efemérides napoleónicas y los ciudadanos los colgaron en parte visible de sus casas. Así, el día de la elección, salieron de casa sabiendo por quién votar. Si usted está en un país civilizado, no emplee recursos públicos, porque sería delito (malversación) y le traerá graves problemas. Si gobierna en un país donde la gente acepta fácilmente sus atropellos, utilice impunemente los fondos públicos. No sea tonto. ¿Quién lo va a fiscalizar? ¿La Contraloría que usted maneja? ¿El CCO?

No se olvide de las formalidades. Ofrezca garantías electorales. Asegúrese que compitan con usted tres, ocho o diez candidatos. Nadie podrá competir contra sus métodos publicitarios, si es que usted sigue paso a paso estas recomendaciones. Los candidatos serán sus mejores aliados. Y su triunfo tendrá legitimidad.

Si su nuevo Parlamento le resulta adverso, es porque ha habido alguna falla en la aplicación de estas instrucciones. Pero, no se preocupe. Tiene usted tiempo. Repase estas instrucciones y aplique, contra ese nuevo Parlamento, las recomendaciones primera y segunda.

Hasta ahí el apretado resumen de este manual del perfecto dictador. Un manual que, en estos tiempos nublados, no resultaba tan difícil de imaginar

lunes, 20 de junio de 2011

¡Que la historia no se vuelva a repetir...!

Francisco Igartua - Hay una perversa línea divisoria entre militares y civiles – Canta Claro 9/11/2002

En estos días electorales vemos, entre sonrientes y asombrados, a un candidato (Castañeda) asegurando que él no hace ni hará guerra sucia, creyendo que nosotros (no sé si la multitud) nos chupamos el dedo y no hemos reparado que él, Barba y Rey son la misma candidatura, mientras su oponente (Andrade) cae en la trampa de la agresión por interpósitas personas. Por lo tanto, con la vaga esperanza de que el debate de mañana sea una seria confrontación de ideas y no una riña con barras en mitad de la calle, prefiero (dejando la solemne primera persona del plural) no tocar el tema electoral y dedicar estas líneas a hacer memoria de lo que ocurrió en esta desdichada nación hace diez años. En abril del 92 un grupo de militares dio un golpe de estado para atornillar en la presidencia a Fujimori y, en noviembre, otros militares salieron en defensa de la Constitución haciendo uso del derecho de insurgencia, que en este caso era mandato constitucional, ya que los insurgentes sabían lo que le esperaba a la República con el plan de 20 a 30 años que se habían trazado los golpistas.

Comportamientos que daban vergüenza

En abril de ese año las protestas ciudadanas y las de la prensa (salvo excepciones) fueron minúsculas y muchas sólo para salvar la cara. En noviembre el comportamiento de periódicos y ciudadanos fue vergonzoso. A quienes se habían sublevado, arriesgando la vida, en defensa del orden constitucional y democrático, se les tildó de ambiciosos, alteradores del orden y golpistas. En este pobre país donde nunca se ha entendido que el orden público no es sometimiento de gobernados a mandatarios sino convenio de relación entre ciudadanos y gobernantes, un pacto social que, si se cumple, nos haría nación civilizada; en este territorio de desconcertadas gentes (como decían con razón nuestros mayores), donde hasta ahora no se entiende que rebeliones militares como aquella del 13 de noviembre del 92 son voces de alerta para que comprendamos que, el orden constitucional e institucional es respeto a la ley establecida y no a la ley que los golpistas imponen con el señuelo de "poner orden", el falso orden en el que se ha mecido desde siempre nuestra República.

Obligaciones incumplidas

La traición y la deserción (que son una constante en la historia peruana) hicieron fracasar el 92 aque¬lla noble rebelión de militares con sensibilidad democrática. Un gesto que, sin embargo, no fue del todo inútil, pues sirvió para desnudar el temple del cabecilla golpista. Fujimori, igual que años después, corrió a refugiarse en la embajada del Japón; y, luego de fracasada la rebelión, impuso el orden de siempre. Inventó un magnicidio, fraguó documentos y llevó a los oficiales constitucionalistas (ante el silencio mayoritario de la prensa y la ciudadanía) a una pantomima de juicio militar, no sin antes haberlos vejado encerrándolos en el penal Castro Castro, luego aislándolos en un viejo cuartel con ventanas tapiadas y, por último, confinándolos durante 31 meses en el Real Felipe.

Amnistiados el 16 de junio de 1995, salieron en libertad, pero sus derechos son conculcados hasta hoy, como si el viejo "orden" no perdiera imperio. De nada ha servido la Ley 27436 del 15 de marzo de 2001, pues los líderes insurrectos no son repuestos y se les niega el ascenso, la recuperación de sus tiempos de servicio y otros merecimientos que, sin solicitud de por medio, se les debería reconocer.

He querido recordar el acto de rebeldía del 13 de noviembre de 1992 para que sirva de ejemplo a los militares jóvenes y a la civilidad toda, hoy lista para hacer uso de las urnas en libertad, aunque, en el caso de las elecciones regionales, sin normas ni concierto establecidos.

Es extraño que el Congreso no pueda reivindicar plenamente a los rebeldes del 92, a pesar de que esa negativa pueda llevar a muchos peruanos de mente despejada a sospechar que nuestros políticos, con la ceguera de siempre, hayan trazado una línea divisoria entre civiles y militares, como si todos los militares hubieran sido cómplices de Fujimori, Montesinos y Hermoza. A sabiendas de que son más los civiles (entre ellos Fujimori y Montesinos) los que salieron beneficiados de la dictadura legalizada por la OEA ese mismo año de 1992. Es extraño que el Congreso no les haya otorgado un reconocimiento mínimo a quienes expusieron su vida (el general Salinas fue perseguido a balazos) para reabrir el Parlamento clausurado por Fujimori y entregar el mando al legítimo presidente (San Román). Y también es extraño que el actual presidente constitucional, doctor Toledo, no ordene reconocer de una vez por todos los méritos de quienes cumplieron el mandato constitucional de insurgencia contra el golpismo.

¡Que la historia no se pueda a repeteri...!

Francisco Igartua – Ugaz es el que debe ser investigado – Canta Claro 10/02/200

Si algo de la semana pasada ha llamado la atención en este país, “donde hasta los microbios se acojudan”, ha sido la desproporcionada y beligerante reacción del gobierno y la magistratura contra el fallo del Tribunal Constitucional, que no absolvió a nadie sino que ordenó abrir la puerta de la cárcel para que siga curso normal el juicio contra Bedoya de Vivanco.

El hasta hace pocos días procurador de la República, o sea abogado del Estado, sin decir agua va, con argumentos impertinentes, inició el pasado martes la gran confusión que se ha creado tras la polvareda desatada por la radio, la televisión y los periódicos en la mente de los peruanos. José Ugaz, el implacable procurador, avaló con su crítica lo que las "noticias" periodísticas habían sembrado con grandes y sonoros titulares (que es lo que las masas leen y oyen) dando a entender que el Tribunal Constitucional había declarado inocente a Bedoya de Vivanco, Y semejante (pero falso) comentario dejó estupefacta a la mayoría ciudadana. ¿Cómo podía ser inocente alguien a quien todos habían visto recibir dinero para hacer un sucio trabajo político en contra de los opositores a Fujimori? El escándalo, naturalmente, ha sido mayúsculo ya que las aclaraciones aparecieron en las letras pequeñas que pocos leen (como tampoco muchos leerán estas líneas) y porque no es de extrañar que nuestra sociedad, ayer aduladora de Fujimori, hoy trate de lavarse las manos vituperando todo lo que huela a su ex - ídolo.

Hasta ahora no se disipa el desmoralizante impacto de la "noticia" difundida por los medios de comunicación y resaltada por la severa declaración del exprocurador Ugaz contra el Tribunal Constitucional, posición seguida luego por el pintoresco congresista Estrada, por el apocalíptico ministro de Justicia y por otros paladines de la peliculina; alimentada a la vez por el propio Bedoya de Vivanco, quien ha dejado entrever, con desvergüenza, que no descarta reasumir la alcaldía de Miraflores.

No, el procesado Bedoya no puede reasumir ni asumir ningún cargo porque el fallo del Tribunal es clarísimo. No lo declara inocente de nada, porque al Tribunal no le compete administrar justicia. Lo que dispone es que el acusado sea excarcelado por tener el derecho constitucional a debido proceso. Situación que no se daba, pues el juez y el fiscal (no el Tribunal) dicen, en el cuadernillo que consta en autos, que no está acreditado el delito de peculado. Además, y sobre todo, porque las cárceles están hechas para castigar a los condenados luego de ser sentenciados y para retener a los acusados con antecedentes penales, a los mafiosos y a los que no den garantía de no fugar. Condiciones que no atañen al procesado Bedoya ni a otros. Es vergüenza nacional que en el Perú abunden casos de encarcelados durante ocho y más años a los que los jueces terminan condenándolos a dos o tres, sin que los agraviados tengan posibilidad alguna de ser indemnizados.

Como representativo mayor de esa justicia implacable, inquisitorial, aparece el exprocurador Ugaz. Pero su actitud bien pudiera ser pista falsa para encubrir sospechas que no ha logrado borrar. Sobre todo la sospecha de que ha sido encubridor de Fujimori, el hombre que lo nombró procurador.

Al despedirse de la procuraduría José Ugaz declaró que sólo le faltó capturar a Fujimori. Pero más bien debió decir que le faltó la principal de sus tareas: señalar a Fujimori por violación de los derechos humanos, único recurso para poderlo extraditar o llevarlo ante un tribunal internacional.

¿Por qué no lo hizo?

No fue por falta de pruebas. Ugaz conoce perfectamente los tres documentos (dos memoranda y un oficio) que a mediados de 1991, antes de que el general Hermoza asumiera el mando de la Fuerza Armada, dirigió Alberto Fujimori al Comando Militar, pidiendo primero y luego ordenando sean considerados para el ascenso todos los miembros del grupo Colina y sus jefes. Esto ocurría luego de las matanzas de estudiantes en la Universidad de Huancayo y en otros centros educativos. Tres documentos que son indicios clarísimos de la complicidad de Alberto Fujimori con el grupo Colina. Pero aquí no queda la cosa. Esos documentos dieron origen a una Hoja de Análisis del Ejército, también conocida por Ugaz, en la que se esclarece la razón del pedido presidencial: "por los trabajos especiales de inteligencia realizados en las universidades del país". De haber convocado a un militar cualquiera habría sabido Ugaz qué significa en el lenguaje castrense "trabajos especiales".

¿Por qué Ugaz no acusó a Fujimori por el delito de lesa humanidad, por lo medular del proceso contra el fujimontesinismo?. Sin ello, todo lo demás son fuegos artificiales. Fuegos artificiales que van creciendo en espectacularidad mientras se reducen las acusaciones de fondo.

domingo, 19 de junio de 2011

¡Que la historia no se vuelva a repetir…!

Francisco Igartua – Otra vez en peligro la libertad de prensa - Canta Claro 25/11/2001

Van estas líneas en primera persona del singular, no sólo porque el tema obliga a dar la cara, sino porque soy yo el afectado en parte de esta historia, que comenzará precisamente con el relato de mi presencia, el domingo pasado, en la pantalla de Canal N, dependencia de El Comercio.

Me vi ese domingo en la televisión con la ingenua complacencia de todo ser humano puesto en vitrina, pero pronto me di cuenta de que, como un párvulo, había caído en una emboscada. Y mi indignación fue mucho mayor a la que presentí el día de la grabación, pues entonces no supuse que a las sesgadas preguntas de la encuesta que hacía el programa Barra de mujeres se añadiría, como cortina constante, la imagen más impactante de la entrega millonaria de dólares que Montesinos le hizo al principal accionista de Canal 5: el hecho más bochornoso de la compraventa de conciencias que se produjo en el régimen pasado.

En la Barra de mujeres de ese domingo hacía yo el papel de un furioso defensor de la libertad de prensa que, como idiota, no se daba cuenta de que estaba siendo utilizado para darle apariencia de imparcialidad e in-dependencia a un programa que tenía como único objetivo que el público se pronunciase a favor de quitarles la licencia a dos o tres canales de señal abierta y que el resultado se aproximara al ciento por ciento de los votos; cosa que, lógicamente, gracias al vladivideo se alcanzó a plenitud. El 94% de los televidentes estuvo de acuerdo, sin entender el trasfondo de la encuesta, en que las licencias de radio y televisión pueden ser dadas o quitadas a discrecionalidad por el gobierno de turno o por una junta de notables. O sea que, con el pretexto del necesario castigo a los rufianes vladivisionados, se abrían las puertas para inmediatos y futuros atropellos de la libertad de prensa y expresión.

De haber visto y escuchado aquel viernes todo lo que se vio el domingo pasado en la pantalla de Canal N, ese programa no habría salido como salió y no habría hecho yo el papel de avalador de la patraña montada, con el propósito de engañar al público, por esas tres damas vinculadas al ala izquierda de la Universidad Católica.

El señalamiento del ala no tiene intención de descalificar ni calificar a nadie, lo hago simplemente para situar la posición política de esa "Barra", que bien podría llamarse "brava" por los medios usados para llevar agua a su molino ideológico, curiosamente del mismo signo que otras campañas iniciadas hace poco con idéntica puntería: la de hacer prevalecer puntos de vista partidarios, de reglamentar a los medios de comunicación y censurarlos. Campañas, por otro lado, vistas con complacencia por intereses comerciales con ansias locas de alcanzar poder político. ¡Algo absolutamente paradojal, pero empedrada de curiosas paradojas está la política!

El castigo que corresponde a los rufianes vladivisionados es asunto de la justicia, no del gobierno ni de juntas de notables.

Se trata de campañas que, sutilmente y desde variadas posiciones, se han montado hace un tiempo para establecer una suerte de vigilancia sobre la televisión y la radio, que podría afectar también al periodismo tradicional, al de la prensa escrita. Supuesto que no es sospecha mía sino que se desprende de un aviso publicado por "Veeduría Ciudadana", en el que se justifica esta inquisitorial tesis: la censura es legal "por el carácter de interés público que la Constitución le da a la actividad de los medios de comunicación, especialmente a la radio y la televisión". Se deja así en claro, con el "especialmente", que los periódicos y revistas no quedan excluidos de ser vigilados 'por una veeduría "constitucional" que podría ser estatal o compuesta por notables elegidos dentro de las organizaciones de la sociedad civil, casi todas ellas de signo próximo al de las damas de la Barra de mujeres. Hay en todas estas "veedurías" machacona insistencia en remarcar, algo que es cierto, pero no para llegar a algún tipo de censura: que los medios de expresión son de "interés o servicio social y público". Por ello es que la Constitución precisa que la libertad de prensa es irrestricta.

Se ha dicho una y mil veces que la libertad de expresión establecida, igual que la democracia, es un sistema lleno de defectos y deficiencias, pero que, aun así, es el mejor de todos los experimentados por el hombre en el curso de los siglos. Y esa libertad, para no ser desvirtuada, no puede tener más límite que el de los códigos comunes y el del honor de quienes ejercen el oficio de periodistas. Todo otro límite la ahoga, la transforma en boletín oficial, en negación de sí misma. Se dirá que esta definición peca de gaseosa y burguesa y pueda que así sea, pero centenarias experiencias prueban que todos los intentos por modernizarla han terminado devolviéndonos a la Inquisición, con apenas unos cambios de color. Unas veces el terminal es negro y otras rojo, sin que nunca deje de ser repelente para quienes amamos esa libertad simple, llana e imperfecta que nos garantiza la democracia.

Inquisición es lo que hoy se reclama en nombre de la modernidad, en un Perú que vive bajo el impacto de los rufianescos tratos vistos en los vladivideos y al que es fácil convencerlo de que no se vulnera la libertad dejando el castigo por estos hechos a la discrecionalidad del gobierno o a la de una junta de notables que se instalaría para cuidar la salud moral de los peruanos. Una tesis sin memoria, desconocedora de una verdad capital en política: ningún gobierno –ninguno- dejará de caer en la tentación de controlar a la prensa.

¿Quién o quiénes deben reglamentar y decidir cuáles son los “valores auténticos” o las “obligadas versiones plurales”, reclamadas por diversas “veedurías ciudadanas”?

El castigo que les corresponde a los rufianes vladivisionados -todos ellos empresarios metidos a periodistas- es asunto de la justicia, que está obligada a embargarles sus acciones y, cuando se cumplan los plazos legales, a ponerlas en venta de acuerdo a los códigos vigentes. Lo que es inaceptable, por contrario a la libertad de prensa y expresión, es sentar el precedente de que un gobierno pueda dar o quitar licencias de acuerdo a las circunstancias o entregar la salud moral a cualquier junta u organismo supervisor "del correcto desempeño de los medios de comunicación", como a la letra dice otra de esas asociación afines a la Barra de mujeres.

(Son estas líneas una ampliación a la cuartilla que, como carta aclaratoria, le envié a El Comercio y que éste no publicó).

lunes, 22 de noviembre de 2010

Francisco Igartua, Oiga y una pasión quijotesca


Francisco Igartua, Oiga y una pasión quijotesca


Para mi madre Dina Olga Aguilar Millan Galarza de Bazan y para mi hija
Natalia Marie Christine Bazan Coronado


Un especial agradecimiento a las personas que contribuyeron en las diversas etapas de la realización de este libro: Carlos Montori Alfaro, Fernando de Szyszlo, Francisco Miro Quesada Cantuarias, Jorge Salmón, Ángel Hermoza, Ana Wissar Mungi, Jesús Reyes, Domingo Tamariz Lucar, Alejandro Sakuda, Orazio Potesta, Tulio Arevalo, Luis Alberto Guerrero, Oswaldo Sagastegui, Chalo Guillen, Lidia Sanchez, Gloria Fernandez, Lino Bolaños, Enrique T. Limaymanta, Carlos Bedoya Bazan, Mario Sanchez, Estefania Chumpitaz Cevallos, Miguel Rivas, Milagros Llontop y Milko Urbano. También a Pedro Planas, Enrique Moncloa, Percy Buzaglo Terry, Guillermo Rey Terry y Jose Reyes ausentes hoy físicamente, pero presentes en el corazón de esta obra.

Francisco Igartua y el caso Gongora Perea






viernes, 19 de noviembre de 2010

Euskonews

FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA
Francisco Igartua, Oiga y una pasión Quijotesca

Egilea:  Jhon Bazan Aguilar
Argitaletxea: Fauno Editores, 2010
Orrialde kopurua: 330
Ezaugarriak: Este libro es el resultado de un trabajo exhaustivo por parte de un equipo conformado por amigos de Francisco Igartua, que deseaban rendirle de este modo un testimonio de su aprecio y una relevancia a su destacada presencia en el periodismo peruano.

Fernando de Szyszlo, quien fue amigo personal de Igartua, es quien encabeza la distinguida lista de aportantes a este quehacer colectivo, el primero que se hace en el Perú en memoria y homenaje de un periodista. El compilador de la obra, y director del equipo de edición, ha sido Jhon Bazán Aguilar, quien durante la última década no solo coordinó esta obra, sino que además, cumpliendo una promesa al propio Igartua, rescató el logotipo de “Oiga” y lo puso nuevamente en manos seguras.
Entre quienes suscriben notas en el libro figuran:
Alfredo Bryce Echenique, Francisco Miró Quesada Cantuarias, Luis García Miró, Alfredo Barnechea, Francisco Belaunde Terry, Jorge Luis Recavarren, Abelardo Sánchez León y Frederick Cooper Llosa entre otros.
Francisco Igartua fue también un distinguido y destaco miembro fundador de la Euskal Etxea de Lima, Perú, y participó en los dos primeros congresos de Colectividades Vascas. Sus artículos y ensayos sobre los orígenes y diaspora del pueblo vasco en América, son material de consulta para todos los estudiosos.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Expreso


Un periodista de verdad
Luis García Miró Elguera
Acaba de presentarse el libro Francisco Igartua, Oiga y una Pasión Quijotesca, en homenaje a un periodista superior como Paco Igartua Rovira, quien dejó huella señera en este complejo y apasionante oficio. Es, a juicio de este escriba, un reconocimiento válido aunque insuficiente para un informador de tantas luces como él. Es decir, la trascendencia del trabajo gacetillero de Paco merece el agradecimiento de toda la colectividad a la que sirvió desapasionadamente durante seis décadas, ofreciéndole no sólo información sino, por encima de todo, opinión para comprender la realidad y alertarla ante el dictado de tanto gobernante que –a lo largo del siglo pasado– capturó el poder para ejecutar sus caprichos e imponer sus intereses. Al municipio de Lima –que representa a la ciudadanía a la que Igartua entregó su prolífica vida profesional– le toca dedicar un espacio destacado para rendir homenaje a este grande del periodismo.
Siendo autodidacta, desde sus inicios –en la revista Jornada– Igartua ejerció una potente labor periodística. Lo hizo inspirado en sus dos grandes paradigmas: Miguel de Unamuno y Federico More. Este último escribió lo que Igartua comprendió y ejecutó como dogma en su carrera: “En el periodismo el silencio es la peor forma de la mentira (…) Creo conocer el oficio periodístico. Pero aquí surge la duda: ¿existe un oficio periodístico? Creo que más que carrera y más que profesión el periodismo es oficio. Y cuando se depura y ennoblece, cuando llega a las alturas un poco irrespirables de la imaginación, se convierte en arte (…) El periodismo es antiacadémico y antiuniversitario por su naturaleza misma. Los grandes periodistas siempre han escrito mal. Están llenos de neologismos, de giros populares, de excesiva tendencia a la síntesis, de prisa en la composición (…). El periodismo es de naturaleza profundamente nacionalista. No puede funcionar sino dentro de un idioma y dentro de una sensibilidad. Y aún dentro del mismo idioma existen las diferencias nacionales. Un periodista uruguayo jamás alcanzará el desarrollo total de su personalidad en Venezuela o en México, y así sucesivamente.”

Ya hastiado de tanto manoseo al oficio, el 2001 Igartua escribió con puntería: “El periodismo como arte y oficio de informar y comentar sobre los hechos que conmueven a la sociedad está siendo desvirtuado hoy por mercaderes metidos a periodistas (…). Aunque en toda actividad hay excepciones, sería aconsejable que, como primera medida reformista, las direcciones de todos los diarios fueran ocupadas por periodistas conscientes de su responsabilidad legal y de sus obligaciones éticas (…). El periodismo no está por encima de la ley; al contrario, los delitos se hacen muchísimo más graves cuando se cometen a través de los medios de comunicación.”

Paco Igartua fundó Oiga en 1948 y dos años después Caretas. Fue un activo a la vez que muy ameno comunicador. Pero sobre todo, a lo largo de sesenta y tantos años –transitados entre papel y tinta– Igartua Rovira ha sido, en este país, el hombre de prensa con mayor lucidez y olfato. Más aún –como reza el título de este libro bien compilado por su ex colaborador, Jhon Bazán Aguilar– fue un auténtico Quijote del periodismo. Enfrentó a dictaduras sólo con su pluma, y publicó la revista Oiga hasta que el fujimontesinismo lo ahogó financieramente inventándole obligaciones tributarias sujetas a moras siderales y a tasas de interés agiotistas, que es como suelen silenciar a la prensa incómoda todos los regímenes dictatoriales; incluso algunos que en su momento se hicieron llamar democráticos. La pluma perspicaz de Paco hace demasiada falta en estos tiempos tormentosos por los que atraviesa la prensa peruana.