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DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA
FRANCISCO IGARTUA CON DORIS GIBSON, PIEZA CLAVE EN LA FUNDACION DE OIGA, EN 1950 CONFUNDARIAN CARETAS.

«También la providencia fue bondadosa conmigo, al haberme permitido -poniendo a parte estos años que acabo de relatar- escribir siempre en periódicos de mi propiedad, sin atadura alguna, tomando los riesgos y las decisiones dictadas por mi conciencia en el tono en que se me iba la pluma, no siempre dentro de la mesura que tanto gusta a la gente limeña. Fundé Caretas y Oiga, aunque ésta tuvo un primer nacimiento en noviembre de 1948, ocasión en la que también conté con la ayuda decisiva de Doris Gibson, mi socia, mi colaboradora, mi compañera, mi sostén en Caretas, que apareció el año 50. Pero éste es asunto que he tocado ampliamente en un ensayo sobre la prensa revisteril que publiqué años atrás y que, quién sabe, reaparezca en esta edición con algunas enmiendas y añadiduras». FRANCISCO IGARTUA - «ANDANZAS DE UN PERIODISTA MÁS DE 50 AÑOS DE LUCHA EN EL PERÚ - OIGA 9 DE NOVIEMBRE DE 1992»

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«Cierra Oiga para no prostituir sus banderas, o sea sus ideales que fueron y son de los peruanos amantes de las libertades cívicas, de la democracia y de la tolerancia, aunque seamos intolerantes contra la corrupción, con el juego sucio de los gobernantes y de sus autoridades. El pecado de la revista, su pecado mayor, fue quien sabe ser intransigente con su verdad» FRANCISCO IGARTUA – «ADIÓS CON LA SATISFACCIÓN DE NO HABER CLAUDICADO», EDITORIAL «ADIÓS AMIGOS Y ENEMIGOS», OIGA 5 DE SEPTIEMBRE DE 1995

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.» FRANCISCO IGARTUA - TEXTO SOMETIDO A LA APROBACION DE LA ASAMBLEA Y QUE FUE APROBADO POR UNANIMIDAD - VITORIA-GASTEIZ, 27 DE OCTUBRE DE 1999.

«Muchos más ejemplos del particularismo vasco, de la identidad euskaldun, se pueden extraer de la lectura de estos ajados documentos americanos, pero el espacio, tirano del periodismo, me obliga a concluir y lo hago con un reclamo cara al futuro. Identidad significa afirmación de lo propio y no agresión a la otredad, afirmación actualizada-repito actualizada- de tradiciones que enriquecen la salud de los pueblos y naciones y las pluralidades del ser humano. No se hace patria odiando a los otros, cerrándonos, sino integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad del ser vasco. Por ejemplo, asumiendo como propio -porque lo es- el pensamiento de las grandes personalidades vascas, incluido el de los que han sido reacios al Bizcaitarrismo como es el caso de Unamuno, Baroja, Maeztu, figuras universales y profundamente vascas, tanto que don Miguel se preciaba de serlo afirmando «y yo lo soy puro, por los dieciséis costados». Lo decía con el mismo espíritu con el que los vascos en 1612, comenzaban a reunirse en Euskaletxeak aquí en América» - FRANCISCO IGARTUA - AMERICA Y LAS EUSKALETXEAK - EUSKONEWS & MEDIA 72.ZBK 24-31 DE MARZO 2000

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jueves, 20 de noviembre de 2008

FRANCISCO IGARTUA - EDITORIAL – “En el reino de la chicha” – Revista Oiga 14/11/94

Francisco Igartua
Todo lo que nos rodea en estos días es chicha, o sea informal, tramposo, amoral, donde el engaño y la mentira tienen premio sobre la verdad, la honra, la seriedad y la palabra empeñada. Ser honesto, ser decente, hoy no vale nada. Y de nada son responsables las autoridades, que sólo responden a la voluntad del jefe del Estado. Voluntad arbitraria, abusiva, sin freno alguno, porque la ley está pintada en la pared, la propia ley que dicta el parlamento títere, nombrado después del golpe militar de abril del noventa y dos... y lo peor: sin que haya reacción ciudadana al cinismo de esas autoridades y del jefe del Estado.

Se dice, con una mueca de costado, que el gobierno será implacable contra el pillo Zanatti. .. Pero, de pronto, el pillo Zanatti -perseguido por toda la policía del Perú con el señor Fujimori en el comando- vende el avión de la pillería justo veinticuatro horas antes que se cumpla el 'plazo' que este eficientísimo y moralísimo Estado ha dado para el embargo del avión. Vende el avión y la policía, con el señor Fujimori a la cabeza, sigue sin encontrarlo.

La policía colombiana detiene al narcotraficante 'Vaticano' y lo entrega a las autoridades peruanas. Pero antes de que abra la boca, instantáneamente, las autoridades del señor Fujimori descubren que 'Vaticano' es terrorista. Por lo que se le entrega a los jueces militares, quienes de inmediato lo condenan a cadena y silencio perpetuos. Nunca se sabrá quiénes fueron sus cómplices. Esto se llama justicia expeditiva, pero sobre todo inmoral... Y lo mismo va a ocurrir, según publican el viernes los diarios, con otros dos notorios narcotraficantes que han comenzado a revelar los nombres de los militares que les facilitaban su trabajo.

El caso de Manrique y Clae no es igual a los anteriores, sino más escandaloso. Pero a nadie lo indigna la mentira y el engaño que rodea esta telenovela. Desde el día aquel en que el propio Fujimori -siempre él en el centro de cualquier noticia- alegaba que por qué no dejaban trabajar a Manrique para que pudiera pagar sus deudas. Que la justicia debía contentarse con un papel firmado por Manrique, comprometiéndose a cumplir su palabra... Hasta el reclamo del mismo Fujimori, hace pocas semanas, para que sea condenado Manrique a cadena perpetua, o sea a silencio eterno, igual que 'Vaticano'. Jugada a la que ya comenzaban a darle sustento los medios de difusión afines al régimen. Ya habían descubierto que Manrique se dedicaba al lavado de narco dólares y poco a poco se aproximaban a la verdad fabricada: se trataba de un narcotraficante protector de terroristas. De allí a los jueces militares sin rostro, dispuestos a cumplir la orden de cadena perpetua, faltaría sólo un paso... Pero de pronto -algún secreto guardado debe tener Manrique- se prefiere el camino de la negociación y la señora viceministra Schenone viaja a la Corte de Miami como representante personal del siempre vigilante Fujimori, el supermoralista Fujimori, que a ningún inmoral-a ninguno- ha podido llevar a la cárcel. (Sobre el tema hay amplia información más adelante).

Lo que sí sobran en este gobierno son los picaronazos exculpados por Martha Chávez y su eficiente comisión investigadora del CCD. Siendo el más sonado el del señor Vittor Alfaro, socio' connotado, en Chile, de dos prófugos de la justicia por haber recibido parte sustancial de la coima del BCCI para que el BCR depositara fondos en ese banco y luego descubierto con las manos en la masa construyendo carreteras otorgadas a dedo con materiales y maquinaria del Estado y, encima, tan mal realizado el trabajo, que a los pocos meses las carreteras de Vittor quedaban peor que trochas. Tampoco la señora Martha Chávez y mucho menos el acusado, el ministro Camet, se dieron por enterados de que la ley prohíbe que los funcionarios públicos o sus parientes cercanos contraten con el Estado.

La ley en este régimen vale lo que vale la palabra o el juramento del señor Fujimori. Por eso el señor ministro Camet se pitorrea en la ley aprobada en el CCD y promulgada por el Ejecutivo otorgándoles un aumento de tres sueldos básicos a los sobrevivientes de la guerra del 41. Y no cumple con el aumento. (No observa oportunamente la ley, si algún argumento tenía en contra, sino que la promulga y luego la incumple para probar que hoy en el Perú la ley no vale nada).

Tampoco vale un pito la democracia en el Perú de hoy. Esto es lo que afirma el señor Fujimori en respuesta a las sugerencias del señor Alexander Watson para que en la reunión de presidentes, en Miami, haya algún consenso sobre la necesidad de fortalecer el sistema democrático en América. Fujimori respondió en público a los comentarios que, en privado, le hizo Watson, respaldándose en la filosofía del dictador Odría: "La democracia no se come". Justo la misma tesis que defienden las autocracias asiáticas de Carea, Taiwán y Singapur.

Tan grotesca ha sido la apología del autoritarismo hecha por el jefe del Estado peruano, señor Fujimori, que el propio diario Expreso, su rábula, ha tenido que editorializar en términos que OIGA hace suyos, para que no se diga que la nuestra es opinión extremista inspirada por el hígado.

"Ha dicho (Fujimori) que la democracia significa desarrollo y bienestar de los pueblos: llevar agua, desagüé y luz a la gente, y no engaños ni 'discursos bonitos'. Es una definición de democracia similar a la 'democracia social' de los comunistas... La democracia es una forma de gobierno, no un programa de desarrollo social o económico. No se puede identificar la democracia con el resultado de la gestión pública o la redistribución social, porque ese es el camino clásico hacia las dictaduras de diverso tipo: la obtención de resultados económicos o sociales como justificación de la supresión de las libertades".

Sin embargo, por desgracia, una serie de calamitosos desaguisados ocurridos últimamente en algunas democracias, no sólo del mundo subdesarrollado, hacen pensar en una revisión del sistema, aunque no en la dirección que señala Fujimori sino al revés. Casos saltantes han sido la bochornosa elección del alcaide Barry en Washington -grosero consumidor de coca y crápula notorio que había sufrido merecida cárcel- y los desquiciados resultados electorales en Italia. En momentos en que las masas pueden ser fácilmente manipuladas por la demagogia más poderosa de todos los tiempos, la de los medios de difusión modernos, el voto universal e indiscriminado debiera ser revisado. No sería una locura antidemocrática el pensar en un nuevo voto calificado. Ya no en razón del status económico -aunque el pagar impuestos debiera dar puntos- sino en la preparación escolar de los ciudadanos. Ser Ciudadano con derecho a voto debiera ser título que se otorgue junto al diploma de estudios colegiales y que se pierda por vagancia, igual que hoy lo pierden los sentenciados. El voto de un universitario, de un profesional, de un contribuyente -en realidad lo somos todos los consumidores- no puede tener el mismo valor que el de un analfabeto, aunque nunca faltarán ricos semi analfabetos más ignorantes y más cerrados de sesera que un campesino sin escuela. Lo ideal, pues, sería que a nadie le falte escuela y no haya vagos. Pero bien sabemos que el ideal es una meta por alcanzar y tal vez una utopía. El voto universal, hoy día, está resultando una absurda, una estúpida utopía transformada en realidad por paradojal devoción democrática. Es tema para meditar.

FRANCISCO IGARTUA - EDITORIAL – “Expreso” tiene razón – Revista Oiga 12/12/94

Francisco Igartua
Por ahí se dice, y lo dicen muchos, que el país no necesita discursos sino orden, disciplina. Y algunos se animan á añadir: mano dura, o sea, dicho más claro, dictadura. Con lo que, sin duda, apuntan al meollo de los problemas del Perú, que son varios y complejos, pero entre los que destaca el desorden, la informalidad, la indisciplina, la falta de respeto a la ley.

¿Tienen, pues, razón los que esto afirman con convicción que les sale de dentro, del alma, del pecho?... En lo central sí. Es evidente la falta de orden y disciplina entre los peruanos. Pero los muchos que piensan así ponen más pecho que cerebro, al desdeñar el discurso, la palabra, el verbo, el principio de todas las cosas. Y de allí se explica que caigan con pasión en el error de confundir dictadura con orden y disciplina. Si pusieran más atención en el discurso, en la palabra, advertirían pronto que las disposiciones efectivas no son las que parten de la arbitrariedad o capricho del hombre en el poder, con don de mando, sino las que emanan de la ley, del respeto al orden legal. y que, por lo tanto, lo que en el país se requiere es que alguien, con don de mando -que es uno de los requisitos indispensables para ser gobernante-, haga respetar la ley, el orden jurídico, que es lo que iguala a gobernantes y gobernados y los obliga a vivir civilizadamente. Así es como se constituye la estabilidad cierta, real, que es base para el desarrollo. No hay la menor duda de que el Perú requiere orden y disciplina. Pero orden y disciplina que partan del respeto a la ley -que ella es la dura- y no de las cambiantes disposiciones dictadas al capricho de un gobernante con don de mando. Que es lo que, desgraciadamente, está ocurriendo en el Perú ahora. Todo en el país, hasta el parchado de las pistas y el recojo de basura, depende de la voluntad de una persona, que está en el gobierno por mandato no del pueblo ni de un orden legal preestablecido, sino por la voluntad de los militares que impusieron, con los tanques, el 5 de abril del 92, un arbitrario régimen de Reconstrucción Nacional. O sea si lo que en el Perú falta es orden y disciplina, respeto a la ley, nada hay más contrario a ello que el régimen actual, sujeto a disposiciones legales dictadas por un Congreso hechizo que actúa en función de los caprichos y arbitrariedades del o los mandos surgidos del golpe militar del 6 de abril de 1992.

Esta es la verdad monda y Iironda. Y así, burlándose del orden legal, no se construye un país estable, ni se educa en el orden y la disciplina a un pueblo que ha hecho de la informalidad su ley.

Pero esta es mi palabra, bastante devaluada entre los muchos amantes de la mano dura, que no se sabe por qué están tan felices cuando el Perú ha llegado, ahora, a consumir la mitad de los alimentos que consumía hace veinte años. Y cuando la clase media ha desaparecido o se halla recluida en su casa, a media luz, con el polvo de los muebles y alguna vieja revista de regalo en las manos.

Acudiré esta vez en mi ayuda a 'Expreso', el diario fujimorista por excelencia, en el cual los Ricketts, Rey de Castros y D'Ornellas desahogan sus odios y rencores de diplomáticos frustrados contra el doctor Javier Pérez de Cuéllar, porque, sin haberles él hecho ningún daño a ellos -quién sabe sí algún favor o alguna atención-, los humilló al llegar él a Secretario General de las Naciones Unidos durante diez años, con una pensión mensual mayor a la de todos sus sueldos juntos en una década.

'Expreso' del lunes pasado, en su editorial, cerca de uno de los vomitivos de Ricketts contra Pérez de Cuéllar, se quedó atónito ante la informalidad chicha del discurso de Fujimori en CADE, con maullidos y gruñidos que hubieran sido pifiados en un circo -por malos-, pero que recibieron los aplausos de siempre de los siempre palaciegos hombres de negocios. Y descubre 'Expreso' que el más neoalanista de los expositores del conclave empresarial ha sido el señor Fujimori, que ya adquirió mil camiones para que el Estado compre a los agricultores sus productos y los distribuya y venda a los consumidores. Con razón, dice 'Expreso' que esto es una locura; que es comenzar a reconstruir el aparato estatal ineficiente; que es resucitar ENCI y ECASA. No revela, sin embargo, el fondo del problema: no dice que son los militares de la revolución del 68, sus herederos, los que están detrás de estas disposiciones estatistas. Tampoco dice que esos militares, los tenientes y capitanes de la revolución del 68, que son los generales del 6 de abril del 92, han puesto también sus picas en la compra por el Estado de maquinaria para que el Ejército sea el gran constructor, en competencia desleal y sin vigilancia con los empresarios de este ramo, quienes, igual que en el 68 y en el 85 con Alan García, callan y aplauden a quien los va a ahorcar.

Sin embargo, ha dicho bastante 'Expreso' al señalar que Fujimori ha visto la paja alanista en los ojos de los otros y no la viga en los suyos. Pareciera que 'Expreso' ha descubierto, en esos mil camiones ya oficializados en 'El Peruano', cuáles serán las modificaciones al programa económico que hará el gobierno de la Fuerza Armada y Fujimori, si se queda en el poder.

En lo que también 'Expreso' quiere ver un retorno al alanismo es la referencia de Fujimori -un tanto confusa- a que habrá que exonerar del IGV a los alimentos básicos. Y aquí sí está equivocado el diario de Orejuelas de arriba a abajo. Por puro ayatolismo liberal, llega al extremo de afirmar esta barbaridad: que los productores de pollo, huevos y leche no son precisamente pobres y que, por lo tanto, deben pagar el 18% del IGV. ¡No, señores de 'Expreso'! j Así no son las cosas! Si esos productores son ricos, que paguen impuestos a la renta, como también debieran pagarlos los que se hacen ricos con la enseñanza. Lo que no se debe pagar es el IGV, que es impuesto que recae directamente en los consumidores, que son, en conjunto, los miserables de la cadena. Claro está que sólo cuando se trate, como en todos los países civilizados y verdaderamente desarrollados, de medicinas, alimentos básicos, educación y cultura (o sea libros, revistas, periódicos y espectáculos artísticos). Nada más, pero también nada menos. No hay una sola actividad en la vida en la que no haya excepciones, que son las que hacen la regla. Negarlas es una especie de paranoia de la modernidad.

Al día siguiente, el martes, más curiosamente todavía, el editorial de 'Expreso' se ocupó de la exposición de Javier Pérez de Cuéllar y, también con razón, la llenó de elogios. ¿Le replicarán a 'Expreso' los mastines de Fujimori de 'Expreso'?

Comienza a hacerse muy confuso el trasfondo del panorama electoral.

FRANCISCO IGARTUA - EDITORIAL – “Cuatro hechos notorios” – Oiga 26/12/94

Francisco Igartua
Cuatro hechos notorios de la semana que pasó y que merecen ser destacados. Haré, pues, una apretada síntesis de los comentarios que suscitan esos diversos sucesos.

Notoria ha sido la lección de los parlamentarios de la oposición en Argentina que se negaron a estar presentes en el hemiciclo parlamentario junto al jefe de Estado peruano, Alberto Fujimori, por estimar que era una afrenta a su propia dignidad compartir al recinto de las leyes argentinas con quien, violando la Constitución, disolvió el Congreso. La lección fue para los parlamentarios peruanos que se titulan de oposición y que, con su presencia y sus emolumentos, avalan al régimen violador de las leyes.

Para suavizar la situación, 'inteligentemente', el señor Fujimori prometió que no volvería a disolver el Congreso. Reacción altamente ridícula, pues todavía se escuchan sus autoelogios para el golpe militar del 6 de abril de 1992. Además ¿de qué arrepentimiento se trata si intenta reelegirse por disposición 'constitucional' dictada por él y sin ley previa que rija las condiciones de la reelección? Confesar culpable de un delito y, a la vez, pretender redimirse de él, sin haber pagado por la culpa, es una picardía no un gesto inteligente ni moral, es una pretensión que sólo un pueblo manso puede soportar.

Notorio ha sido el artículo del doctor Manuel Moreyra, publicado en 'El Comercio' el miércoles pasado. Informa en su nota el doctor Moreyra, que este gobierno, gran hablador de moralidad, acaba de publicar el 14 de diciembre -cuando todo el mundo estaba distraído mirando la Navidad y el Año Nuevo- un decreto de urgencia que obliga al Estado a asumir las deudas del Banco Popular, entidad que se rige como sociedad privada y que, por lo tanto, no puede ser de responsabilidad del Estado. Recuerda para el caso la decisión del gobierno belaundista, en 1983, de asumir el pago de las acreencias contraídas por la Compañía Nacional de Vapores en la extraña operación relacionada con los barcos Mantaro y Pachitea, caballo de batalla del señor Fujimori contra los gobiernos de las democracias caducas e inoperantes, corruptas. Y, aunque el doctor Moreyra no menciona, por olvido seguramente, que esa disposición de 1983 fue corregida por el propio gobierno belaundista, declarándola nula, señala la similitud de esta operación, tan dura e insistentemente criticada por Fujimori, con el decreto que acaba de publicasen favor de los acreedores del Banco Popular. Al parecer, con un agravante en el caso del Banco Popular, que se desprende de las preguntas con las que concluye su artículo el doctor Moreyra. La deuda por el alquiler o compra -no está esclarecido el enredo- de los barcos Mantaro y Pachitea, que este gobierno se ha obligado a cancelar, está en manos de dos bancos extranjeros mientras que las deudas del Banco Popular estarían, por lo que insinúan las preguntas del doctor Moreyra, en manos de particulares peruanos. ¿Quiénes son esos acreedores a los que el señor Fujimori quiere favorecer con' una disposición por completo írrita, publicada a la sombra de los ajetreos de Navidad y Año Nuevo? ¿Serán los financiadores de su campaña electoral?... El gobierno está en la obligación de responder. Se trata de una resolución dolosa que es necesario esclarecer, sean peruanos o extranjeros los favorecidos. (Su explicación posterior, del viernes pasado, nada aclara sobre lo esencial).

Otro de los sucesos notorios de la semana pasada ha sido la noticia de que el Perú encabeza la estadística del crecimiento económico en América Latina. Lo que, indudablemente, es alentador y fortalece las esperanzas de up mañana mejor. Pero, aparte de que un resultado estadístico debe analizarse con profesionalidad para sacar conclusiones serias, de poco vale ese crecimiento económico sí, como ocurre ahora en el Perú, sigue aumentando el número de hambrientos y de gente que no lee. De poco vale estar, como ha dicho el doctor Pérez de Cuéllar, a la cabeza de las estadísticas de crecimiento económico, si no ha decrecido el cuadro de extrema pobreza que registra el país. Cuadro cada día más pavoroso, al que se van añadiendo los miembros de una clase media en extinción.

Pero lo más notorio de estos días y del proceso electoral hasta hoy, ha sido la confirmación de que el Ejército participa en las elecciones como partido político con candidato propio, actuando como fuerza de choque contra las candidaturas contrarias a la reelección de Fujimori. A la balacera de la Policía contra un grupo aprista en el norte, con el saldo de un dirigente de ese partido asesinado y otros varios heridos de consideración, se le une otra balacera, ahora del Ejército, contra el comando de Acción Popular. Los hechos ocurrieron en esta oportunidad en las cercanías de Huánuco y en ellos ha destacado la actitud agresiva e insolente del oficial que se enfrentó a Raúl Diez Canseco y a los otros miembros de su fórmula presidencial de AP. No hubo en esta ocasión sangre derramada. Pero en la violencia desafiante del oficial quedó retratada la consigna de la hora: la oposición no debe pisar las provincias bajo mando militar -más de la mitad del territorio nacional- bajo riesgo de ser abaleados sus emisarios.

Sin embargo, con ser repudiables estos hechos, más grave y notorio es el cuasi silencio de los medios de difusión frente a ellos. Y también la displicencia del público. Aunque no es de extrañar que un pueblo, que se deslumbra ante los 'pendejos', o sea ante las personas que en lugar de lucir sus atributos varoniles exhiben una triste pelambre, no tenga bríos para reaccionar altivamente frente al abuso del poder.

FRANCISCO IGARTUA - EDITORIAL – “Sigue en marcha la farsa electoral” – Revista Oiga 9/01/95


Años atrás, en tiempos de Leguía y otros dictadores, los guardias y soplones ingresaban a una imprenta, volteaban los chivaletes, deshacían las formas... y la publicación que molestaba al régimen quedaba paralizada por un buen tiempo. Ordenar tipos y cajas significaba un largo y tedioso trabajo improductivo que desanimaba a muchos y a los más decididos los silenciaba por un buen tiempo. Eso se llamaba amansar a la prensa. Sólo más tarde se llegaba a la clausura, la cárcel y la deportación. Con otros rebeldes se usaba la dádiva para callarlos.

Con el correr del tiempo los métodos represivos fueron cambiando, se hicieron más sofisticados y la compra de conciencias más comercial, más abierta. Habíamos llegado ala era de la publicidad... Hasta llegar hoy, a los felices días de un gobierno militar que ha tenido la habilidad de colocar en la presidencia a un civil de ojos rasgados, complaciente con el Fondo Monetario y el Banco Mundial. Los ojos presidenciales y sus complacencias con el mundo financiero son su gran escudo frente a la comunidad internacional y su licencia para hacer, en la política interna, lo mismo que hacían los viejos despotismos, aunque con las modernas sofisticaciones de la hora.

Por ejemplo, en estos días ha sido silenciado el Canal 11, la única señal televisiva de abierta oposición al régimen. Esta vez no hay chivaletes volteados con la tipografía por los suelos. La señal de Canal 11 ha sido volada. No con una bomba contra la rotativa como antaño, sino con una descarga eléctrica que ha destrozado el monitor. Al momento de escribir estas líneas son ya cuatro los días sin imagen ni voz en la pantalla de Canal 11... Mientras las otras televisaras callan. Y callan también los órganos de prensa. Hasta aquellos que, por tradición, saben que cuando se abusa de un órgano de expresión se está abusando de la prensa toda. Pero, ¿qué se puede esperar de empresas -expresamente no digo periódicos- que en lugar de exigir ser exonerados de los impuestos acogotantes establecidos por este gobierno militar presidido por Fujimori, han preferido suscribir un contrato de publicidad que ata a los periódicos y televisaras con el Tesoro Público? Esos impuestos, que la prensa no exige sean derogados, son los más altos, de lejos, de todo el continente americano y del mundo. Y, si es necesario precisar, preciso: "Mientras en EEUU y en muchos otros países ha se cobra impuesto alguno por la compra de papel periódico, en el Perú esos impuestos llegan a1 35. 7%, seguido por Chile con 18% (El dato es de la SIP). ¿Para qué ha servido en el Perú el acuerdo de la prensa internacional, suscrito en Berlín hace tres años, condenando a la tributación con el moderno método de censura contra los medios de difusión?

Sin embargo, el Canal 11 no sólo sufre la presión o acogote tributario, además de sabotaje en publicidad -como OIGA y otras publicaciones de la oposición-, sino que ha sido silenciado volándole la señal con una sobrecarga eléctrica. Ha sido clausurado el Canal 11 -al momento en que Luis Cisneros, prestigioso general en retiro, denunciaba la corrupción de la cúpula militar-, por medio de la alta tecnología del Servicio de Inteligencia, los modernos soplones del régimen.

Por tamaño despropósito contra la libertad de expresión alza su voz de protesta esta revista. Y no se diga que será una voz en el desierto. Esas voces que van a parar ahí, como los rezos, se juntan a todas las voces de protesta que ha habido en el mundo e irán creciendo hasta derrotar a la dictadura. Siempre, a la larga o a la corta, vencerá la libertad. Siempre habrá un nuevo amanecer para los hombres libres. Así como siempre habrá un día de oprobio para los tiranos.

Esta ha sido, sin duda, la noticia más lamentable de la semana. Aunque no la única que entristece el panorama electoral. También ha habido un cambio de juego en las reglas para las reelecciones, tomando entre gallos y medianoche, por un grupo diminuto de parlamentarios del CCO. Con 34 votos sobre 80, se pretende cambiar las normas electorales establecidas por una ley orgánica o sea sólo modificable con un mínimo de 41 votos. En la nueva disposición, aprobada a la carrera y promulgada a la velocidad del rayo por el presidente del gobierno militar, se limitan a dos los personeros especializados, cUando son 47 los centros de cómputo esparcidos por todo el territorio nacional, y se crea un nuevo formato de cédula electoral que estaba prohibido en la legislación anterior: la colocación de la fotografía de los candidatos en los votos. Una costumbre colombiana y de algunos otros países que, sin embargo, se presta a suspicacias en el Perú -donde estaba prohibida por ley- porque justamente la larga campaña electoral del presidente y candidato se inició hace más de un año con el reparto constante de almanaques, con su foto, por todo el territorio peruano, y a lo que ahora se sumará la distribución, en víspera del acto electoral, al iniciarse el año escolar, de varios millones de cuadernos con el escudo nacional y ¡la foto de Fujimori a todo color! Este gasto lo cubrirá naturalmente el Tesoro v nadie sabe hasta ahora quién paga los calendarios con la imagen de Fujimori en todas las poses y vestimentas del folclor peruano. Lo único que se sabe con certeza de estos calendarios es que no llevan pie de imprenta, lo que es obligatorio, por ley, en el Perú. Mientras que, por lo bajo, se dice que los almanaques son impresos en Sanmarti, una imprenta, privatizada a precio de ganga, dirigida por un nisei que sería hombre de paja de Yoshiyama, el Nº 2 del régimen.

Serán, pues, muy poco transparentes las próximas elecciones peruanas. Y a lo anterior habría que añadir, entre otras muchas irregularidades, que más de la mitad del electorado habita en las zonas declaradas en emergencia por causa del terrorismo que, al parecer, ha sido ya vencido. Ese control militar-en muchos lugares ya innecesario- ha producido la muerte de un dirigente aprista, asesinado por una patrulla policial en el norte, y el abaleamiento por soldados del Ejército a una comitiva de Acción Popular, integrada por la fórmula presidencial completa del partido del ex presidente Belaunde.

También el Jurado Nacional de Elecciones, que da la impresión de estar prestándose a una pantomima teatral, haciendo de enemigo de Fujimori en la ficción -propone leyes y disposiciones que el CCO cambia a su gusto-, ha puesto un grano de arena muy grande en el entrabamiento del proceso: el control de los servicios de computación del recuento de votos ha sido otorgado por el JNE a una empresa que fue representante de “Wang”, pero que hoy no tiene más respaldo que un capital de 80 mil soles y una casita medio desocupada por sede. A esa diminuta sociedad, propiedad de un nisei, se le dio calificación mayor que ala IBM ¡en capacidad técnica y en solvencia económica!... Más tarde el CCO añadió el límite de dos personeros, técnicos en electrónica -cuando son 47 los centros de cómputo- por cada fórmula presidencial. Eso se llama torear al alimón.

Y como debe ser infinita la caja de sorpresas electorales que nos tiene reservadas el gobierno militar que preside Fujimori, en días pasados una subprefecta -Ruth Benavente- puso en evidencia que no eran perla aislada los oficios del prefecto de Huánuco instando a sus funcionarios a hacer campaña por la reelección de Fujimori. La subprefecta da cuenta detallada a sus superiores uno de ellos ministro de Estado- sobre las actividades que ha desarrollado en favor de la reelección de Fujimori. ¿Cuántas indiscreciones se seguirán descubriendo en estos meses? ¡Los secretos por revelar parece que serán interminables!

domingo, 24 de agosto de 2008

Caretas ILUSTRACION PERUANA

Caretas N° 1
EL CALLAO: PUERTO ESTRECHO PARA LA
IMPORTACION Y EXPORTACION PERUANA


Caretas ILUSTRACION PERUANA - Revista Mensual - Año 1 - N° 1

Sabiendo perfectamente que no es tarea grata ni fácil, más aún, en nuestro medio, hacer periodismo; insistimos. El periodismo es como el huevo que pica la gallina. Ahora que, que no tan tontos como las gallinas, sabemos que hay diversidad de huevos; y hemos escogido el que se puede picar. Esta revista sale sin otra intención que la de entretener e ilustrar al público sobre acontecimientos de interés que pasan inadvertidos. Por algo lo hemos titulado CARETAS. Serán las caretas de los acontecimientos –casi siempre– lo que publiquemos. Deseamos así llenar un vacío en el periodismo peruano: realizar un magazine y enfocar algunos problemas nuestros con un espíritu propio y distinto. El marchar en trouppe y el seguir las pautas establecidas nos ha hecho daño –hablamos de los periodistas. Ha encasillado a todos en un solo casillero. Cosa que es aún más desagradable estar distribuidos. Libre de este encasillamiento sale CARETAS. Lo que no significa que lo vayamos a tratar tenga que ser trascendental. Ya hemos dicho que escogemos un huevo que se puede picar. Para esta revista buscaremos que la vida siempre sea un carnaval. Estará alejada de todo lo que significa dolor y lagrimas y huela a mugre. No porque no nos compadezcamos de los pobres sino porque deseamos que la mugre no exista y no creemos que sea manera de hacerla desaparecer el resolverla….

CARETAS será un magazine – lo intentaremos al menos – donde encuentre el hombre común –no hacemos ni queremos hacer una revista de elite – un momento de solaz y algunas notas que le muestren la realidad del mundo y del Perú. Tendrá también frivolidades masculinas y femeninas. Y por último, no olvidaremos que existe una palabra que se llama política. Nuestra política, sin embargo, se limitara en mantener la línea de defensa de nuestra cultura y nuestro sistema de vida contra el comunismo internacional. Nos repugna pensar que la libertad y el espíritu puedan tener un casillero y que esta revista – ejemplo que nos hace tomar partido– tenga que encuadrarse en moldes señalados por un comando que maneja una doctrina. El no olvidar esta palabra no quiere decir que en un magazine nos pongamos a luchar por mejorar las condiciones de nuestro sistema de vida. Para esas peleas y esas luchas hay otros campos. Hemos escogido este precisamente para no mezclarnos con ellas.


Director Gerente: Doris Gibson
Director: F. Igartua
Colaboradores: Dr. José M. Paci, Dr. Luis Durand, Sr. Hugo Cabrera y Sr. Eduardo Urrutia

sábado, 23 de agosto de 2008

Por contratiempos de ultima hora aparece HOY CARETAS REVISTA GRAFICA DE ACTUALIDADES - El Comercio 3/10/1950

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Por contratiempos de última

hora aparece

HOY

CARETAS

REVISTA GRAFICA DE

ACTUALIDADES


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Archivo Revista Oiga – Colección El Comercio 3/10/1950

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Archivo Revista Oiga – Colección El Comercio 3/10/1950

martes, 12 de agosto de 2008

FRANCISCO IGARTUA - EPISTOLARIO

Lima, 12 de octubre de 1995

Señor Director:
He quedado conmovido al leer, esta mañana gris, la nota en la que usted y otros destacados miembros del periodismo independiente expresan su sincero pesar por la desaparición de Oiga y hacen votos porque sea pasajera. Sobra decir que tan bello gesto, en las actuales circunstancias me ha llegado al alma, me ha dejado anonadado. Siempre quise que mis escritos desparramados en los últimos cincuentaitantos años de la vida nacional, sirvieran para agitar conciencias y sembrar inquietudes cívicas. Jamás sospeché que lograrían calar tan hondo. Gracias por tan agradable sorpresa. Al mostrar tan abiertamente su cálida solidaridad con Oiga y conmigo -aunque no compartan mi estilo- los suscriptores de la nota hacen referencia al peligro que para las libertades de expresión y difusión -base esencial del sistema democrático- significa el acoso económico que sufre la prensa escrita en el Perú actual. Y hacen bien en recordarlo. Con 18% de IGV y otras cargas tributarias se ha convertido la lectura en el país en un fruto prohibitivo. En cuanto al reaparecer de Oiga bajo mi dirección, es un deseo que agradezco pero que hallo inalcanzable. Muy grandes son mis obligaciones económicas con los trabajadores de la revista -obligaciones que la edición del adiós no logró cubrir- y no voy a anteponer mis muy acariciadas esperanzas a ese deber social. Me quedan las páginas de El Comercio y de CARETAS que ustedes gentilmente me han ofrecido para seguir en la lucha. Dejen sí que me reponga del trauma que significa el haber sido deportado de mi casa. Quedo a sus órdenes y renuévoles mi agradecimiento a todos los firmantes de un escrito que me abruma y me ha conmovido, repito, hasta el alma.

Francisco Igartua

lunes, 16 de junio de 2008

FRANCISCO IGARTUA - EDITORIAL - !Viva la Democracia! - 17/04/1994

Francisco Igartua
Sigue dando que hablar la apabullante victoria electoral del presidente Alberto Fujimori. Y no es para menos. Pocas veces en los últimos 50 años se ha dado un resultado similar: tres cuartas partes de los electores le han dado su voto, legitimando el mandato presidencial, y ha sido borrada del mapa la totalidad de los partidos políticos tradicionales -en esta oportunidad bien empleado el término-. No es, pues, fácil interpretar el hecho. ¿Cómo explicar que un hombre solo, haciendo alarde de su soledad en el mando y empleando la arbitrariedad, el engaño y la mentira, sin escatimar las dosis, haya podido derrotar a todos los partidos y a la candidatura de uno de los peruanos más ilustres de este siglo?

Habrá que comenzar por advertir, si hacemos algo larga la memoria, que la novedad es más aparente que real. La aparición y desaparición de los partidos es un fenómeno bastante frecuente en el Perú y en algunos otros países latinoamericanos, todavía asidos al magnetismo de los caudillos. (Los tiempos históricos son mucho más dilatados que el recuerdo de las personas).

En nuestros días han muerto los partidos de turno -han muerto y bien harían los partidarios sobrevivientes en darles apacible sepultura para que no hiedan los cadáveres-, van dando el último suspiro de la misma manera como murieron los partidos Demócrata, Liberal y Constitucionalista cuando, al terminar la segunda década de este siglo, emergió la figura enérgica y solitaria de don Augusto B. Leguía, el nuevo y electrizante caudillo que ofrecía, con su mirada de ave de rapiña, una Patria Nueva esplendorosa, basada en el pragmatismo, la modernidad y la esperanza. Junto a aquellas organizaciones políticas, con las que por al­gún tiempo jugó Leguía como con eti­quetas de circo, también arrió bande­ras el Partido Civil, pero el civilismo no murió, quedó agazapado en las depen­dencias públicas y en los salones de los saraos leguiístas, mientras sus figuras históricas fueron languideciendo en el destierro. El espíritu de la vieja Lima virreynal, que eso es el civilismo, so­brevivió a esa catástrofe y fiel a ese espíritu, siempre acomodado a las cir­cunstancias y cambiando sin remilgos de personajes -no necesariamente limeños de nacimiento-, estuvo presen­te en los círculos próximos a Sánchez Cerro y Benavides; retornó al poder con Prado y Odría; merodeó Palacio con los “carlistas” en época de Belaún­de y con los “Doce Apóstoles” en el quinquenio de Alan García; y hoy aplaude al presidente Fujimori. Es el partido que, después de muerto, sigue reinando. Las demás tiendas políticas, igual las de hoy que las de ayer, dejaron en un momento de sincronizar con la sensibilidad de las mayorías y finiquita­ron.

El Partido Civil sobrevivió a su muer­te porque no representa las ideas, el ánimo, la imagen carismática de un hombre, sino el espíritu conservador. Los civilistas peruanos son los conservadores de otros países, que aquí han preferido la sibilina infiltración en todos los gobiernos a mantener viva la organización de un partido político, sujeto a los vaivenes del humor electo­ral.

El Apra ha muerto porque nunca llegó a ser la social-democracia con la que se etiquetó en los ambientes inter­nacionales. Fue el pensamiento un tan­to errático de Haya de la Torre. Un poco marxista, otro poco fascista y un tanto tahuantinsuyano. En resumen: el Apra fue la persona de Haya de la Torre con su inmenso magnetismo ver­bal, sus poses heroicas y el martirolo­gio de sus seguidores. Un gran caudal político, pero ligado a la personalidad del líder como la piel al cuerpo. Muerto Haya era difícil que sus ingeniosas y contradictorias ideas siguieran encan­dilando a las multitudes.

Alan García quiso reorientar a su partido por la senda de la social demo­cracia, pero su conducta lo perdió. No sus errores, porque los errores se corri­gen. Y no ha habido ni hay otro líder que pueda resucitar al difunto.

Ha muerto Acción Popular porque el peso de los años ha retirado de la actividad política a su jefe y fundador, el presidente Belaúnde; cuyas ideas, enraizadas en la emoción telúrica del país, se entremezclan con sentimien­tos socialdemócratas y socialcristianos y son indesligables de su liderazgo, más apegado a la construcción de infraes­tructura en el país desde el gobierno que a la prédica doctrinal desde el lla­no.

Las distintas izquierdas -incluido Sendero- han muerto con la caída del Muro de Berlín y con la debacle de la Unión Soviética y sus satélites de la Europa Oriental. Lo que no quiere de­cir que, con el tiempo, las ideas de solidaridad con los oprimidos y de re­beldía ante el abuso del poder y los poderosos no vuelvan, con otros pos­tulados, a conmover y a movilizar a las masas.

La muerte del Partido Popular Cris­tiano es particularmente triste, porque no es que se haya extinguido el pensa­miento socialcristiano y no es que Luis Bedoya Reyes no sea un alto, lúcido y muy embebido exponente de esta ten­dencia ideológica, sino que la praxis del partido, su irrefrenable afán pactis­ta, lo ha llevado al suicidio. También porque Luis Bedoya no halló reempla­zo a su liderazgo.

¿Explica, sin embargo, la defunción de los partidos la resonante victoria electoral del presidente Fujimori y su rutilante ascenso al estrellato de la po­pularidad en el Perú?

En parte sí. El declive de los partidos -que no se hacía demasiado evidente por los resultados de las elecciones municipales y por el éxito del NO en el referéndum- permitió, sin duda, que Fujimori se fuera afianzando en el lide­razgo nacional. Pero el mayor e inne­gable mérito del actual y ya legitimado presidente ha sido el saber captar el humor del país -aparte de estar iden­tificado, por su origen, con las necesi­dades populares- y el haber tenido ha­bilidad para ganarse el aliento civilista y el apoyo de los círculos financieros internacionales.

Los partidos políticos, base esencial de la democracia, nacen, se constitu­yen, cuando un grupo más o menos numeroso de ciudadanos concuerda con unas cuantas ideas básicas o en una serie de postulados; y, luego de discutir y de rumiar lo planteado, deci­de organizarse, nominando a un líder, sea por la confianza depositada en el elegido o por el carisma que éste haya irradiado. Estos son los partidos doctri­narios -basados en ideas universales y en postulados específicos locales-, son los partidos tradicionales de las nacio­nes civilizadas, adscritas a la cultura occidental.

En los países en formación -y de vez en cuando también en los desarrolla­dos- la muerte y resurrección de los partidos se produce conjuntamente o después de un acontecimiento que ha conmovido a la sociedad, que la ha desgarrado hasta los huesos y la ha hecho perder orientación y guía. De esos sucesos tremendos es que surgen las personalidades que se alzan sobre la tempestad. Y casi siempre, por la natu­raleza del pensamiento humano, son dos o tres esas figuras, representativas de las dos o tres interpretaciones que afloran del suceso conmovedor. Son las ideas surgidas en ese trance y quie­nes las han lanzado al aire los que dan forma a los partidos políticos que na­cen de esas emergencias.

Pero como las ideas siempre son varias -si no fuese así el mundo sería un espantoso y monocorde funeral- el par­tido único viene a resultar una aberra­ción. De allí que no haya democracia sin pluralidad partidaria. Como tam­poco habrá democracia sin división de poderes -cuya antítesis es el fascista contacto directo del líder con la masa­, y sin instituciones sólidas, sin contro­les reales, sin Estado de derecho o sea sin que impere la ley sobre gobernan­tes y gobernados.

Esta concepción de la democracia, que es por la que ha levantado bande­ras en estos días Javier Pérez de Cué­llar y por la que lucharon a contraco­rriente en las últimas décadas Busta­mante y Rivero, Basadre, Belaúnde y otros, no se parece mucho al sistema escogido por el presidente Fujimori para dirigir al país. Por lo menos esto es lo que se desprende de sus declara­ciones, actitudes y disposiciones de gobierno –“si alguno de mis parlamentarios sufre alguna metamor­fosis, lo mocho”–; esto es lo que se deduce de la “democracia directa” pre­gonada por Fujimori, más cercana al modo de gobernar de las autocracias orientales que a los ideales democráti­cos de occidente. “Democracia direc­ta” también próxima al fascismo, siste­ma en el cual, como desea el pre­sidente Fujimori, el pueblo se comuni­ca con el líder sin intermediación de nadie.

Y aquí viene la gran pregunta: ¿Pue­de adaptarse al Perú la concepción autocrática de los gobiernos orienta­les, que es en el fondo fascismo puro, ya que nada hay absolutamente origi­nal bajo el sol? ¿Será cierto que alguna vez en este país se gritó ¡vivan las cadenas!? O, más bien, ¿no han sido frecuentes los alzamientos populares reclamando libertad? ¿Y no dicen las encuestas que las mayorías reclaman democracia?

Lo único que puedo decir es que esta revista, desde siempre, con algu­nos errores en el camino, luchó porque alguna vez esta patria que me duele tanto entrara en razón y comprendiera que el camino al desarrollo, a la estabi­lidad, a la justicia social está en la de­mocracia pluralista, con instituciones fuertes -no con hombres fuertes- en la que la ley impere sobre gobernantes y gobernados. Y OIGA no va a cambiar. No encuentra razón para dar marcha atrás en su posición crítica al régimen, salvo que éste se enmiende, ahora que ha logrado una votación legitimadora.

Con paciencia seguiré esperando que el presidente Fujimori comprenda que la democracia que él anhela no es democracia sino autoritarismo oriental o fascismo. Esperaré un nuevo amane­cer, aún cuando jamás en el Perú haya­mos podido gozar un solo día pleno de democracia. Sólo hemos tenido unos pocos amaneceres y muchas, muchas patrias nuevas, restauraciones, recons­trucciones y manos duras. Demasia­das. ¡Viva, pues, la democracia!, un sistema lleno de errores, pero, hasta ahora, el mejor de los ideados por el hombre.