Inicio » 21 de Mayo de 2013
Mensaje Presidencial Cuenta Pública 2013
MENSAJE AL PAÍS DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA SEBASTIÁN
PIÑERA ECHENIQUE
CHILE AVANZA CON TODOS AL DESARROLLO
Sr. Presidente del Senado, Sr. Presidente de la Cámara,
Señoras y Señores Parlamentarios, estimadas chilenas y chilenos, muy buenos
días.
Queridos compatriotas. Hoy es 21 de mayo, fecha en que los
chilenos nos unimos para homenajear a los héroes de la Esmeralda que, al
sacrificar sus vidas por la Patria, transformaron lo que en apariencia fue una
derrota naval en una victoria sublime del espíritu de nuestro pueblo.
Ya lo anunciaba Arturo Prat en las horas previas al combate,
afirmando que, enfrentado al enemigo o al peligro, no vacilaría un segundo en
abordarlos. Y así lo quiso también la Providencia, al disponer que las
iniciales de los cinco navíos que surcaron la bahía de Iquique aquella mañana
-la Covadonga, el Huáscar, la Independencia, el Lamar y la heroica Esmeralda-
formaran precisamente la palabra “Chile”.
¡Cuántas veces, desde entonces, millones de compatriotas, de
todas las edades, hemos cerrado nuestros ojos para revivir aquella gesta! Y es
que el Combate Naval de Iquique toca una fibra muy sensible e íntima, no sólo
del alma de nuestra Patria, sino también de todos quienes hemos tenido el
privilegio de formar parte de ella. Porque si observamos la escena con
detención, comprobaremos que el espíritu que impulsó a nuestros héroes no nació
ni se extinguió aquella mañana de mayo.
Quizás porque durante tres siglos fuimos la colonia española
más pobre de América; o porque a lo largo de nuestra historia hemos recibido
los golpes demoledores de una naturaleza tan hermosa como arrebatada; o tal vez
porque estamos ubicados al final del mundo, en la Finis Terrae; lo cierto es
que a lo largo de nuestra historia los chilenos hemos debido enfrentar y
superar infinidad de desafíos y adversidades, que han templado a fuego el
espíritu y carácter de nuestro pueblo.
Este espíritu nos lleva a preferir conmemorar aparentes
derrotas militares como la de Rancagua, la Concepción o el propio Combate Naval
de Iquique, antes que celebrar nuestras victorias, como la de Maipú o
Chacabuco. Porque sabemos que éstas no hubieran sido posibles sin aquellas.
Y este espíritu también hace que rara vez fijemos nuestra
atención en lo que tenemos y casi siempre en lo que nos falta. Porque tan
pronto alcanzamos una cumbre, los chilenos ya estamos pensando en la siguiente.
Hoy, en que por mandato constitucional me corresponde dar
cuenta al país del estado de la Nación, quiero invitar a todos mis compatriotas
a que nos tomemos una pausa y hagamos una reflexión, breve pero integral, y
volquemos por un instante nuestras miradas, mentes y corazones hacia este gran
país que juntos estamos construyendo.
Sin duda gobernar no ha sido una tarea fácil. Hemos cometido
errores pero también hemos entregado nuestro mejor esfuerzo por cumplir
nuestros compromisos con todos los chilenos. Y hoy podemos comenzar esta cuenta
diciendo: Chile está creciendo con fuerza. Estamos muy cerca de alcanzar el
pleno empleo. La pobreza y las desigualdades han vuelto a disminuir y los
salarios están aumentando con vigor. Todas las mediciones coinciden en que la
calidad de la educación está mejorando y que la delincuencia ya está
retrocediendo. Hoy estimulamos más la innovación y el emprendimiento y
protegemos mejor a nuestros consumidores, trabajadores y al medio ambiente que
en el pasado. Y en sólo tres años hemos reconstruido gran parte de lo que el
terremoto y maremoto destruyeron.
Queridos compatriotas, nada de esto es casualidad. Porque
hemos sembrado con esfuerzo hoy podemos cosechar con responsabilidad. Tal como
lo han reconocido los más prestigiosos organismos internacionales, como las
Naciones Unidas, la OCDE y el Banco Mundial, Chile es hoy un mejor país para
nacer, para estudiar, para trabajar, para emprender, para formar una familia,
para envejecer, en fin, para vivir, que el que era hace sólo tres años.
¿Significa esto que estamos conformes? Por supuesto que no.
Todavía hay compatriotas que no perciben el impacto profundo de lo que estamos
haciendo y siguen esperando que este nuevo ritmo y rumbo, cambie sus vidas y
las de sus familias para mejor. A ellos les digo hoy que no los vamos a
defraudar. Ningún obstáculo, dificultad, ni grupo de presión, por fuerte o
poderoso que sea, nos va a impedir seguir entregando lo mejor de nosotros
mismos para cumplir nuestros compromisos. Ese fue mi principal mensaje como
candidato y éste ha sido, es y seguirá siendo, hasta el último día de mi
mandato, mi mayor motivación como Presidente.
Chilenas y chilenos. Hace tres años, aún conmovidos por la
tragedia del 27 de febrero, desde este mismo Congreso convoqué a todos ustedes
a abrazar una causa grande, noble y audaz, pero plenamente factible de alcanzar
para nuestra generación, la generación del Bicentenario. Ese día, los invité a
hacer de Chile, antes que termine esta década, un país desarrollado y sin
pobreza. Un país capaz de darles a todos sus hijos las oportunidades de
desarrollo material y espiritual -que sus padres y abuelos siempre soñaron,
pero que nunca alcanzaron- para que puedan llegar tan lejos como sus sueños,
talentos y esfuerzos. Un Chile capaz de garantizar a todos, pero especialmente
a los más vulnerables, a los enfermos, a los ancianos, a los que sufren una
discapacidad, las seguridades de una vida digna, por el solo hecho de nacer en
esta tierra bendita por Dios. Un país, en fin, fundado sobre sólidos valores,
como la protección de la vida humana, desde su concepción hasta su muerte
natural, el fortalecimiento de la familia, la promoción de la libertad, la
justicia, la paz, el respeto, la igualdad de oportunidades, la tolerancia y el
cuidado del medio ambiente, porque son estos valores los que habrán de guiarnos
cuando la oscuridad de la noche, del pesimismo o de la división pretendan
inundarnos el alma.
Pero si bien este espíritu puede hacer que muchas cosas sean
posibles, no necesariamente hace que sean más fáciles. Por eso, para avanzar
hacia esta sociedad de oportunidades, seguridades y valores, pusimos en marcha
un ambicioso programa de gobierno, con metas y plazos concretos en cada área. Y
le pedimos a los chilenos que no nos juzgaran por nuestras buenas intenciones,
sino por nuestros resultados y logros.
Pues bien, es tiempo de balance: hoy corresponde que sean los
hechos los que hablen con toda su fuerza y elocuencia.
¿Podemos alcanzar el Desarrollo?
Muchos compatriotas dudan que un país como Chile pueda
alcanzar el desarrollo. Porque lo cierto es que en nuestros primeros 203 años
de vida independiente, a pesar de haberlo buscado, no hemos sido capaces de
lograrlo. Esto llevó a algunos intelectuales del siglo pasado, como Enrique Mac
Iver, en su famoso discurso en el Ateneo sobre la crisis moral de Chile, donde
se preguntaba ¿qué ataja el poderoso vuelo que había tomado la República? O
Francisco Antonio Encina y Aníbal Pinto, en sus famosos libros “Nuestra
Inferioridad Económica” y “Chile: Un Caso de Desarrollo Frustrado”, a intentar
explicar nuestro subdesarrollo apuntando a factores estructurales de la
sociedad chilena, muy difíciles de modificar, como nuestra raza, cultura y
religión, nuestra estructura social o nuestra ubicación geográfica.
Afortunadamente, hoy sabemos que estaban equivocados. No
estamos condenados al subdesarrollo ni por designio divino, ni por las fuerzas
de la naturaleza, ni por circunstancias históricas. El desarrollo se puede
alcanzar en el frío polar de los países nórdicos o en el calor tropical de los
tigres asiáticos. El desarrollo es consecuencia de la adopción de instituciones
sólidas, políticas públicas adecuadas y de nuestra unidad, voluntad, compromiso
y esfuerzo por sacar nuestro país adelante. Ser desarrollados requiere tiempo y
esfuerzo. Pero podemos lograrlo. La mejor prueba de ello es que Chile, la
colonia más pobre de España, y que en 1980 tenía sólo el séptimo mayor ingreso
per cápita de América Latina, hoy, con casi US$20 mil, es el país líder de la
región y estamos avanzando hacia el desarrollo.
Y si podemos hacerlo, ya no sólo es un imperativo político o
económico sino, sobretodo, moral. En definitiva, nada debería atajar nuestro
poderoso vuelo hacia el desarrollo.
Gobernando en Tiempos Difíciles
Sin duda nos ha tocado gobernar en tiempos muy difíciles.
Cuando asumimos la economía estaba perdiendo su capacidad de crecer, crear
empleos e incrementar los salarios. La pobreza y las desigualdades estaban
aumentando. La calidad de la educación permanecía estancada. La inversión y la
productividad estaban cayendo y nos estábamos alejando de los necesarios
equilibrios macroeconómicos.
Además, estamos inmersos en un mundo en crisis, que comenzó a
fines de 2008 y aún no termina. Esta crisis tiene a Europa sumida en una
profunda recesión y altas tasas de desempleo, a Estados Unidos con una
recuperación débil y errática, a los gigantes asiáticos perdiendo fuerza y a
países como Argentina y Brasil con una severa desaceleración.
Adicionalmente, la tragedia del 27/F no sólo significó
pérdidas de muchas vidas, sino que también una devastadora destrucción de
nuestra infraestructura y patrimonio.
Como Presidente de la República, me siento muy orgulloso de
haber liderado un Gobierno y haber visto a un país entero mostrar tanta
fortaleza ante la adversidad, compasión ante el sufrimiento y voluntad ante el
desafío, como lo demostró durante y después de esa tragedia.
Y la mejor prueba de ello es que, al día de hoy, en promedio
más del 90% de las escuelas, hospitales, viviendas, puertos, aeropuertos,
embalses, carreteras y puentes, que el terremoto y maremoto dañaron o
destruyeron, están reparados o reconstruidos y en pleno funcionamiento. Y antes
de que termine este Gobierno habremos alcanzado el gran logro de reconstruir, y
mejor, nuestro país.
En materia de vivienda, los 222 mil subsidios comprometidos
ya están otorgados. 155 mil soluciones habitacionales están terminadas y
entregadas y 57 mil están en plena construcción. Esto significa que 212 mil
soluciones habitacionales, es decir, el 96% del total, están terminadas y
habitadas o en plena construcción. Aún nos falta un 4%. Y detrás de ese 4%, hay
10 mil familias chilenas esperando una oportunidad para rehacer sus vidas. Y
por ellas seguiremos trabajando hasta reconstruir las 222 mil viviendas
comprometidas.
Hace tres años les pedí guardar un minuto de silencio por las
víctimas del terremoto. Hoy quiero pedirles otro minuto para que apreciemos lo
que los chilenos unidos podemos lograr.
En un país tan expuesto a catástrofes naturales nadie puede
garantizar que la adversidad no volverá a golpearnos. Pero si debemos asegurar
que, cuando ello ocurra, estaremos mejor preparados. Por eso estamos creando
una nueva Agencia Nacional de Emergencia y Protección Civil, que reemplazará a
la actual ONEMI, con la participación de nuestras Fuerzas Armadas, Carabineros
y Bomberos.
Un Chile de Oportunidades para Todos
Crecimiento, Empleo, Salarios y Emprendimiento
En materia de crecimiento, en los últimos tres años Chile ha
crecido en promedio al 5,8% anual, superando ampliamente el crecimiento del
período anterior, de América Latina y del mundo, y alcanzando el primer lugar
entre los países de la OCDE. Nuestro PIB per cápita, que en 2009 rondaba los
US$15 mil, hoy se acerca a los US$20 mil. Como Presidente de todos los chilenos
no puedo dejar de sentir orgullo por Chile, cuando en medio de un mundo lleno
de incertidumbre, estos logros son reconocidos y admirados en el exterior.
Hemos creado más de 800 mil nuevos empleos, casi el doble que
en el período previo, permitiéndonos aproximarnos al pleno empleo. Más de la
mitad de estos nuevos trabajos han favorecido a nuestras mujeres, y más de dos
tercios de ellos, son con contrato escrito, plazo indefinido, jornada completa,
con cotización previsional y de salud y seguro de cesantía. Es decir, empleos
más estables y de mejor calidad. La diferencia entre un país con alto desempleo
y otro cercano al pleno empleo es muy simple. En el primero abundan letreros
que dicen “No hay vacantes”. En el segundo, los que dicen “Se necesitan
trabajadores”. En el primero los salarios se estancan. En el segundo los
salarios aumentan.
También hemos favorecido el surgimiento de más de 170 mil
nuevos emprendedores, generando no solamente nuevas oportunidades, sino
también, una mayor igualdad.
Pero aún enfrentamos grandes desafíos. Dada la incorporación
de los jóvenes a la fuerza laboral y para alcanzar la tasa de participación de
las mujeres de países desarrollados, necesitamos crear otro millón de trabajos
durante esta década. Este será un desafío para el próximo Gobierno.
En los últimos tres años, los salarios reales han crecido un
10%. Y con mayor intensidad en los grupos más vulnerables, acortando así, según
los datos de la Encuesta de Empleo de la Universidad de Chile, la brecha
salarial.
Adicionalmente, este mayor crecimiento económico ha
incrementado en US$17 mil millones la recaudación tributaria en estos tres
años, lo que anteriormente requería una década lograr. Estos recursos
adicionales nos han permitido reducir los impuestos a la clase media y a las
Pymes, financiar responsablemente nuestro programa social y la nueva
infraestructura para el desarrollo, recuperar los equilibrios fiscales y
restituir los ahorros externos.
Por otra parte, también hemos sembrado para que este mayor
dinamismo sea sostenido y sustentable, casi triplicando el crecimiento de la
inversión, transformando las pérdidas en ganancias de productividad, aumentando
la inversión en ciencia y tecnología, promoviendo la innovación y el desarrollo
y poniendo en marcha una reforma educacional.
Creemos en una economía social de mercado, en que la
libertad, la innovación y el emprendimiento son sus más poderosos motores.
También creemos en la libre competencia y la protección de los derechos de
nuestros trabajadores y consumidores. Y estas dos creencias lejos de ser
contradictorias, son absolutamente consecuentes. Porque para que la economía
social de mercado tenga eficacia y legitimidad, es absolutamente necesario
tener mercados competitivos y proteger rigurosamente los derechos de los
consumidores y trabajadores. Por eso creamos el Sernac Financiero. Por eso
hemos fortalecido la Fiscalía Nacional Económica. Por eso hemos modernizado la
Dirección del Trabajo.
Igualmente, seguimos profundizando la exitosa estrategia de
inserción en los mercados internacionales seguida por todos los gobiernos en
los últimos 30 años. Hace pocos meses entraron en vigencia los nuevos acuerdos
comerciales con Turquía, Nicaragua y Malasia, a los que muy pronto se sumarán
Vietnam, Hong Kong y Tailandia y una profundización de nuestro acuerdo con la
Unión Europea. Además, seguimos avanzando en las negociaciones del Trans
Pacific Partnership (TPP), el proceso de integración más audaz entre las
principales economías de ambos lados del Pacífico, que busca crear el área de
libre comercio más grande del mundo. A esto se suma la Alianza del Pacífico, de
la cual Chile, junto con Colombia, México y Perú, es país fundador. Esta
alianza, que en conjunto suma una población que supera los 200 millones de
habitantes, representa un tercio del PIB y la mitad del comercio
latinoamericano y busca crear un área de libre circulación de bienes,
servicios, capitales y personas a nivel regional.
Este esfuerzo de integración no ha sido en vano. En los
últimos tres años nuestras exportaciones aumentaron más de un 40%, pasando de
US$55 mil millones a casi US$80 mil millones. Y el año pasado Chile fue el
segundo mayor receptor de inversión extranjera directa en Latinoamérica, con
cerca de US$30 mil millones, sólo superado por Brasil.
También debemos mejorar nuestro sistema de capacitación,
porque en la sociedad moderna la formación debe ser un proceso permanente,
desde la cuna hasta el último día de nuestras vidas. Para ello enviaremos
próximamente a este Congreso una reforma a nuestro sistema de capacitación que
permitirá aumentar la empleabilidad, productividad y salarios de los
trabajadores, y especialmente de los más vulnerables.
Pero lo más importante no es sólo cuánto crecemos sino cómo
este crecimiento mejora la calidad de vida, las oportunidades y el futuro de
todos los chilenos. Sin duda, los 800 mil nuevos empleos creados y los 2,3
millones de chilenos que han obtenido una solución habitacional, significan una
vida mejor para los chilenos. Sin embargo, también es conveniente destacar
algunos indicadores no tradicionales del bienestar. Por ejemplo, el Índice de
Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, que además de ingresos considera
otros indicadores como la calidad de la educación y salud, ubica a Chile en el
primer lugar de América Latina, superando por primera vez a países
desarrollados como Portugal. Este año, 8,5 millones de chilenos pudieron
veranear, lo que casi duplica el número de veraneantes de 2009, y el número de
viajes de chilenos al extranjero creció en casi 50%, bordeando los cuatro
millones de viajeros.
La cantidad de libros escritos en Chile alcanzó su máximo
nivel histórico. Entre 2009 y 2012, el tamaño promedio de las nuevas viviendas
creció de 66 a 77 m2, lo que significa agregar una pieza nueva. Los asistentes
al cine aumentaron de 14 a 20 millones. El número de automóviles vendidos se
duplicó. Las conexiones a televisión digital o por cable crecieron en un 23%.
Los teléfonos celulares aumentaron en un 50%. El acceso a internet móvil creció
en siete veces. El porcentaje de hogares con conexión a internet pasó de 38% a
56%. El número de deportistas saltó de dos a tres millones de chilenos.
Igualmente tuvimos niveles récord de construcción de viviendas, de ventas del
comercio y restaurantes, de asistencia a espectáculos culturales y deportivos y
de adquisición de computadores, electrodomésticos y línea blanca.
Todos estos indicadores reflejan el objetivo último de todos
nuestros esfuerzos: mejorar la calidad de vida y las oportunidades de progreso
de todos los chilenos, especialmente de los más vulnerables y de clase media,
logrando así que Chile avance con todos y no deje a nadie atrás.
Sin embargo, para consolidar estos avances tenemos tres
desafíos fundamentales que estamos abordando como país: la energía, el agua y
la infraestructura.
En materia de energía, qué duda cabe, nos ha costado más de
la cuenta. Al alza de los precios internacionales del petróleo, del carbón y
del gas natural, se suma una severa sequía que se extiende ya por cuarto año
consecutivo y que ha reducido a menos de un tercio las reservas hídricas de
nuestros embalses.
Es cierto que el abastecimiento de energía en nuestro país
está asegurado para los próximos tres o cuatro años. Pero nuestro Gobierno
también está comprometido con lo que ocurrirá en el futuro. Requerimos no sólo
duplicar nuestra capacidad de generación durante los próximos 12 años, sino
también energía más económica, segura y limpia.
Para ello, y con el concurso de una comisión de expertos,
desarrollamos una Estrategia Nacional de Energía para las próximas dos décadas.
Y si bien hemos logrado avances significativos en eficiencia energética y
energías limpias y renovables, quisiera detenerme en dos aspectos críticos como
son la generación y la transmisión eléctrica.
En lo que respecta a generación, y velando por el estricto
cumplimiento de la normativa medioambiental, el Gobierno ha aprobado permisos
para la construcción de cerca de 11.500 MW en estos tres años, suficientes para
cubrir el abastecimiento requerido en toda la próxima década. Sin embargo,
hemos experimentado un creciente proceso de judicialización que incluso ha
paralizado proyectos previamente aprobados por los organismos técnicos
competentes. Por ello modernizamos la institucionalidad ambiental, que incluye
los nuevos tribunales ambientales, y aprobamos una normativa más estricta para
las centrales termoeléctricas, con estándares de la OCDE.
En materia de transmisión, estamos impulsando la creación de
una Carretera Eléctrica Pública, recientemente fue aprobada en general en el
Senado, que fortalece el rol del Estado en la planificación, definición de
trazados y otorgamiento de permisos para levantar líneas troncales de
transmisión. También estamos ad portas de aprobar una reforma a la Ley de
Concesiones Eléctricas, que simplificará los procedimientos y reducirá los
tiempos para el otorgamiento de permisos para las líneas de transmisión, desde
los casi 700 días actuales a tan sólo 150. Adicionalmente, en junio enviaremos
a este Congreso un proyecto de ley para avanzar en la interconexión de los Sistemas
del Norte Grande y Central, lo que hará más robusto nuestro sistema eléctrico,
introducirá más competencia, y favorecerá el ingreso de fuentes alternativas a
nuestra matriz, como las energías renovables no convencionales.
También hemos aumentado los niveles de inversión en
transmisión, desde los US$100 millones anuales en la década pasada a cerca de
US$900 millones en 2012. Estas obras multiplicarán por seis la capacidad del
sistema de transmisión entre Santiago y Copiapó y duplicarán la del sistema entre
Concepción y Santiago, lo que permitirá una mejor transmisión de la energía
desde los centros de generación hasta los hogares e industrias del país.
Un segundo desafío para el desarrollo es el agua. La falta de
inversiones en infraestructura hídrica, unida a los efectos que está teniendo
el cambio climático, expone a nuestro país a períodos cada vez más recurrentes
y severos de sequía, como el que hoy estamos viviendo. Ello no sólo está
afectando a sectores fundamentales de nuestra economía, como la minería o la
agricultura, sino que incluso amenaza el abastecimiento para el consumo humano,
especialmente en el norte del país.
Por ello, además de declarar zona de catástrofe a todas las
comunas de la Región de Coquimbo, junto con La Ligua, Petorca y Cabildo en la
Región de Valparaíso, hemos reimpulsado la construcción de grandes embalses,
cuya carencia hoy explica que en un país tan rico en agua dulce como el
nuestro, el 84% de ella termine perdiéndose en el mar.
Entre los años 2000 y 2011 prácticamente no se inauguró
ningún nuevo embalse en nuestro país. Hoy estamos impulsando la construcción de
16 embalses durante esta década, de forma de aumentar en más de un 30% nuestra
actual capacidad de almacenamiento de agua. Ya se inauguró el Embalse Ancoa, en
la Región del Maule y los canales matrices del Embalse El Bato en la Región de
Coquimbo. Y muy pronto entrará en operaciones el embalse Chacrillas en la
Región de Valparaíso, reanudaremos las obras del Embalse Convento Viejo en la
Región de O’Higgins, suspendidas en 2009, e iniciaremos la construcción del
entubamiento del Canal Azapa y de los embalses Chironta en Arica y Parinacota,
Punilla en el Biobío y Valle Hermoso en la Región de Coquimbo.
Finalmente, el tercer desafío es la infraestructura. Chile
necesita más y mejores carreteras, aeropuertos y puertos. Por eso en nuestro
Gobierno invertiremos más de US$12 mil millones en infraestructura para el
desarrollo. Con estos recursos estamos construyendo 3.513 kilómetros de nuevos
caminos básicos, equivalentes a un 40% de todos los que existían cuando
llegamos al Gobierno.
Destaco también las dobles vías entre La Serena, Vallenar y
Caldera, y entre Puerto Montt y Pargua, lo que nos permitirá alcanzar 2 mil
kilómetros de doble calzada entre Caldera y el Canal de Chacao.
Destaco igualmente el mejoramiento de la cuesta Las Chilcas
al norte de Santiago, la nueva ruta entre La Serena y Ovalle; la Autopista
Concepción – Cabrero; además de los nuevos accesos a la ciudad de Iquique; los
nuevos puentes Industrial y Bicentenario sobre el Biobío; y el anhelado puente
Cau Cau en Valdivia, el primero basculante en la historia del país.
También estamos enfrentando el creciente flujo de pasajeros
en nuestros aeropuertos que, gracias al rápido desarrollo del país, ha pasado
de ocho a 24 millones en los últimos 10 años. Las obras que estamos impulsando
permitirán aumentar en un 30% la superficie de los aeropuertos concesionados, a
través de nuevos o renovados aeropuertos en Iquique, Antofagasta, Calama,
Temuco, Chiloé, entre otros. A esto se suma la licitación del nuevo aeropuerto
de Santiago, que lanzaremos este año, y que permitirá triplicar su capacidad
actual.
Una tarea relevante ha sido la ampliación y modernización de
nuestro sistema de puertos, que incluye nuevos desarrollos en Antofagasta,
Iquique, Coquimbo, Valparaíso, San Antonio, Talcahuano, Puerto Montt y
Chacabuco, lo que nos permitirá casi duplicar la capacidad de esos puertos y
permitir el desarrollo de nuestro comercio exterior.
Otro esfuerzo importante en estos tres años ha sido la
revitalización del Sistema de Concesiones, con proyectos de inversión que en
nuestra administración bordearán los US$7.000 millones, entre los que destaco
la construcción de Vespucio Oriente, que licitaremos el segundo semestre de
este año y que permitirá completar el anillo Américo Vespucio, así como el plan
de hospitales concesionados.
No puedo dejar de mencionar el Puente Chacao y la Carretera
Austral. Porque un país que quiere alcanzar el desarrollo no puede mantener
aisladas o con serios problemas de conectividad a vastas zonas del territorio,
como son los casos de Chiloé y Aysén.
Respecto al puente sobre el Canal de Chacao, que
comprometimos en este Congreso, ayer las bases de licitación fueron aprobadas
por la Contraloría y durante el segundo semestre realizaremos la licitación
internacional. Y en cuanto a la Carretera Austral entre Puerto Montt y
Coyhaique, las obras en desarrollo permitirán pasar de 220 a 315 kilómetros
pavimentados entre 2010 y 2014, es decir, en sólo cuatro años habremos avanzado
un 40% del total que había a inicios de nuestro mandato. Y seguimos avanzando
para conectar, por territorio nacional y los 365 días del año, a los habitantes
de la Región de Aysén y la Provincia de Palena, con el resto del país.
Finalmente, estamos completando el camino que unirá el
Estrecho de Magallanes con el Canal del Beagle, a través de Tierra del Fuego.
Estimados compatriotas. Llegar al desarrollo también
requerirá resolver cuellos de botella y potenciar las oportunidades que brindan
sectores tan importantes como la Agricultura y la Silvicultura, en el que viven
o trabajan más de 2,5 millones de chilenos, la Minería, que representa la gran
riqueza de Chile, la Pesca y la Acuicultura, que se fundan en nuestros más de
cuatro mil kilómetros de costa, o las telecomunicaciones, factor clave para el
futuro de Chile.
Quisiera compartir con todos ustedes algunos esfuerzos y
avances que estamos concretando en cada uno de estos sectores.
Próximamente enviaremos a este Congreso el proyecto de ley
que crea el nuevo Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentos, para hacer de
Chile una potencia agroalimentaria. A través de INDAP, duplicamos el apoyo
técnico y productivo a la agricultura familiar campesina, llegando a más de 132
mil agricultores. Y esperamos que este Congreso apruebe el nuevo Estatuto
Laboral Agrícola, fruto de un amplio acuerdo, para proteger más y mejor a cerca
de 800 mil compatriotas que laboran en el campo, y especialmente a las mujeres
temporeras.
Porque creemos y defendemos una competencia leal, hemos
fortalecido el funcionamiento de la Comisión de Distorsiones, extendimos al
doble el plazo de aplicación de posibles salvaguardias. En el campo interno,
hemos fortalecido a Cotrisa, regulamos mejor el sistema de muestras y
contramuestras y creamos una oficina especializada en la Fiscalía Nacional
Económica para prevenir atentados y abusos a la libre competencia y para que
nuestros agricultores reciban un precio justo por los productos que con tanto
esfuerzo cultivan en sus campos.
El año pasado la minería representó un 13% del PIB, el 62% de
nuestras exportaciones, un 25% de los ingresos fiscales. Hoy contamos con una
cartera de inversiones cercana a los US$100 mil millones para la próxima
década, un cuarto de los cuales corresponderán a Codelco, la que consolidará
así su condición de primer productor mundial de cobre.
Para mantener este liderazgo, Codelco está trabajando en los
proyectos estructurales Ministro Hales, Radomiro Tomic II, Nuevo Nivel Mina El
Teniente, Chuquicamata Subterránea y la expansión de Andina, que en conjunto
sumarán una producción cercana a los dos millones de toneladas métricas de cobre,
equivalentes a un tercio de toda la producción actual del país. Para que estos
proyectos sean exitosos, asegurar la fortaleza de Codelco y su aporte al
Presupuesto Fiscal, es fundamental mejorar sustancialmente la eficiencia y
competitividad de Codelco, lo que requiere un exigente programa de reducción de
costos y control de emisiones.
Está en marcha el nuevo INDAP pesquero y aprobamos la nueva
Ley de Pesca, que permitirá el uso sustentable de nuestros recursos pesqueros.
La eliminación de la larga distancia nacional y la
portabilidad numérica, han permitido a más de un millón de personas cambiar
libremente de compañía manteniendo su número telefónico, y reducir a la décima
parte el costo de las antiguas llamadas de larga distancia y en casi un 30% los
precios de los planes de celulares e Internet.
También pronto tendremos a disposición de todos los hogares y
en forma gratuita la nueva televisión digital o de alta definición.
En la página web del Gobierno, se expondrá con mayor
profundidad la situación y perspectivas de estos y otros sectores.
Educación
Un buen empleo y una educación de calidad son los
instrumentos más poderosos para crear verdaderas oportunidades de desarrollo
integral para las personas y el país. Nuestro sistema educacional, a pesar de sus
evidentes progresos en las últimas décadas, presenta al menos tres graves
problemas. Primero, su calidad es en general baja, muy desigual y ha estado
estancada. Segundo, su acceso es muy inequitativo y segrega a los niños desde
muy temprana edad. Y tercero, imponía sobre los hombros de los estudiantes y
sus familias un costo muchas veces imposible de sustentar.
Estas dificultades son inaceptables y su superación
constituye un desafío moral para la sociedad. Por eso, una educación de calidad
para todos está en el corazón de los compromisos y prioridades de este
Gobierno. Por eso hemos puesto en marcha una reforma educacional, que hemos
denominado 3×3, porque comprende los tres niveles de nuestro sistema
educacional: preescolar, escolar y superior, e incorpora los tres desafíos de
nuestra educación: calidad, acceso y financiamiento.
Sobre estas reformas se había hablado mucho, pero no se había
avanzado lo suficiente. Por eso hemos congregado una enorme cantidad de
voluntades, trabajo y recursos. Si en 2009 el Estado invertía US$8.900 millones
en educación, este año invertiremos casi US$14 mil millones, lo que representa
más de un 50% de incremento. Y adicionalmente hemos creado un Fondo para la
Educación por US$4 mil millones, que permitirá financiar responsablemente las
necesarias inversiones futuras en educación.
Pero esta reforma no sólo requiere mayores recursos. Requiere
la unidad y colaboración de toda la sociedad y resguardar el valor esencial de
la libertad, requisito indispensable de la vida humana y particularmente en el
campo de la educación. Por ello la reforma propuesta por el Gobierno se basa en
principios muy arraigados en la sociedad chilena, que es sano y necesario
explicitar: creemos en una sociedad docente, en que tanto el Estado como la sociedad
civil participan del esfuerzo educacional en todos sus niveles y ninguno
monopolice la educación. También debemos respetar la libertad de enseñanza y la
necesaria autonomía de los establecimientos educacionales para desarrollar sus
propios proyectos educativos. También creemos en la libertad de los padres para
seleccionar el colegio de sus hijos y de los jóvenes para elegir su institución
de educación superior.
Esta reforma también reconoce y promueve la dignidad de los
profesores, la necesidad de una formación y capacitación adecuada y de una
compensación justa, en función de su desempeño. Al igual que el liderazgo y
mayor autonomía de los directores de escuelas. Esta reforma también asigna al
Estado la responsabilidad de velar por la calidad de la educación en todos los
niveles, con una preocupación especial por la educación pública, de cuidar el
buen uso de los recursos públicos, de informar oportuna y verazmente a los
estudiantes y a sus padres respecto de las características de las distintas
alternativas educacionales existentes y de garantizar el financiamiento
adecuado, a través de becas o préstamos, en condiciones favorables, a todos los
estudiantes de la educación superior que lo necesitan.
¿En qué consiste esta Reforma Educacional?
Esta reforma comienza con la educación preescolar, porque
debemos nivelar la cancha desde la más temprana infancia, de forma de compensar
las carencias de origen antes que éstas se hagan irreversibles. Por eso hemos
duplicado en estos tres años el presupuesto público en educación preescolar.
Por eso hemos aumentado la cobertura de kínder y pre kínder de los niños
pertenecientes al 60% de las familias más vulnerables. Por eso hemos
incorporado nuevas exigencias de calidad a la educación preescolar, de forma
que, además de cuidar a los niños, cumpla un rol educativo de motivación,
sociabilidad y estimulación adecuado para esa edad. Porque, aún cuando estos
niños no marchan, el Estado tiene el deber de priorizar la educación
preescolar. Ahí es donde se hace la verdadera diferencia y se construye una
sociedad más justa.
Por eso, así como el año 1920 el ex Presidente Sanfuentes
estableció la instrucción primaria obligatoria de cuatro años; el año 1965 el
ex Presidente Frei Montalva hizo lo mismo con la educación básica de ocho años;
y el año 2003, el ex Presidente Lagos instauró la educación media obligatoria,
hoy quiero anunciar que, para avanzar en la universalidad y gratuidad de la
educación preescolar, enviaré a este Congreso una Reforma Constitucional para
establecer el kínder obligatorio, de forma de llegar a trece años de educación
garantizada, gratuita y de calidad para todos nuestros niños y jóvenes. Para
esto, también enviaremos un proyecto de ley que crea gradualmente la Subvención
Universal para los niños desde los tres años, incluyendo una subvención
preferencial para los más vulnerables.
En materia de educación escolar los cambios también han sido
profundos. No sólo hemos incrementado en un 20% la subvención escolar
preferencial, también la estamos ampliando a más estudiantes. El año 2009 esta
subvención beneficiaba a 605 mil alumnos. Hoy estamos extendiéndola
gradualmente de la educación básica a la media, beneficiando a cerca de 1,1
millón de alumnos. Y si este Congreso aprueba el proyecto que enviamos para
crear la subvención preferencial para la clase media, ampliando este beneficio
del 40% al 60% de los estudiantes más vulnerables, en régimen, ella beneficiará
a 2,2 millones de estudiantes, contribuyendo a una mayor igualdad de
oportunidades.
Todo esto significa que, si hace tres años un estudiante
prioritario de primero medio se educaba con una subvención total de $66 mil,
hoy lo hace con $95 mil mensuales.
Y lejos de descuidar la educación municipal hemos redoblado
los esfuerzos por fortalecerla. Si en 2009, además de las subvenciones
escolares, se destinaron $184 mil millones a los establecimientos municipales,
el año pasado más que duplicamos esa cifra, alcanzando a $400 mil millones,
incluyendo los planes de incentivos al retiro. Si hace tres años había sólo un
puñado de liceos públicos de excelencia, como el Instituto Nacional y el
Carmela Carvajal, este Gobierno ya ha inaugurado 60 liceos de excelencia, en
todas nuestras capitales regionales y en lugares tan postergados como Alto
Hospicio, Puente Alto, Renca, Cerro Navia, Conchalí, Quilicura, San Bernardo,
Loncoche, Purén, Angol, Lota, Coronel y Lebu. Y sus resultados son alentadores.
¿Quién hubiera pensado que el mejor puntaje en matemáticas de la última prueba
Simce no lo obtendría un colegio particular pagado, sino uno municipal y
gratuito, como el liceo Bicentenario San Pedro de Puente Alto, creado durante
este Gobierno?
Hoy gracias a la Beca Vocación de Profesor tenemos cerca de
seis mil estudiantes de pedagogía con más de 600 puntos en la PSU. En estos tres
años hemos triplicado el número de computadores y el número de establecimientos
educacionales conectados a Internet, permitiendo a más de tres millones de
estudiantes acceder a la red. Adicionalmente, 237 mil familias de clase media
han postulado para recuperar parte de los gastos incurridos en la educación de
sus hijos, a través del descuento tributario creado por este Gobierno. En los
últimos tres años, hemos desarrollado un amplio programa de inversión en
equipamiento de los liceos técnico profesionales, multiplicando por más de 10
veces la inversión anterior. También hemos fortalecido el liderazgo y
atribuciones de los directores de escuelas, quienes hoy son seleccionados por
medio de Alta Dirección Pública en los colegios municipales. Y hemos flexibilizado
el estatuto docente, para premiar más a los buenos profesores y ayudar mejor a
los que requieren perfeccionamiento.
Todo este esfuerzo, incluyendo el de gobiernos anteriores, ya
empieza a rendir sus primeros frutos. De hecho las últimas pruebas Simce
muestran que, después de décadas de estancamiento, la calidad de la educación
está mejorando y las brechas de desigualdad están disminuyendo. Lo mismo
muestran pruebas internacionales como las pruebas TIMSS y PISA.
En materia de educación superior también estamos avanzando.
Si el año 2009 existían 123 mil becas para jóvenes necesitados, hoy superamos
las 300 mil y el próximo año llegaremos hasta 400 mil. De esta forma aseguramos
a todos los jóvenes con mérito, pertenecientes al 60% de los hogares más vulnerables,
el derecho a una beca. Y a todos los demás, con excepción del 10% de mayores
ingresos, el derecho a un préstamo en condiciones subsidiadas y favorables.
También bajamos la tasa de interés del crédito con aval del Estado del 6% al
2%, lo que reduce la cuota de pago en hasta el 40%. Estas cuotas nunca podrán
superar el 10% de sus ingresos, y en consecuencia, no tendrán que pagar si en
algún mes no tienen ingresos, y hemos propuesto un proyecto de ley que extingue
automáticamente cualquier saldo de deuda que pudiera existir a los 15 años de
pago. También redujimos del 8% a 2% la tasa de interés de los créditos Corfo.
Todas estas reformas apuntan a cumplir nuestro compromiso y garantizar que
ningún joven con mérito se quede fuera de la educación superior por falta de
recursos, ni ninguna familia vea transformado el sueño de un hijo profesional
en una verdadera pesadilla por la pesada mochila de deuda que ello puede
significar. Pero no nos parece justo que, con los recursos de todos los
chilenos, que siempre son escasos frente a las múltiples necesidades de la
sociedad, financiemos la educación de los jóvenes más privilegiados.
Sin duda, lo más importante es asegurar a todos nuestros
jóvenes la oportunidad de acceder a una educación de calidad en todos los
niveles del sistema educacional. En consecuencia, si un establecimiento,
público o privado, con o sin ganancias, sistemáticamente no es capaz de otorgar
educación de calidad, ese establecimiento debiera dejar de existir. Por el
contrario, si un establecimiento educacional, público o privado, entrega
educación de calidad y cumple fielmente con la ley, ese establecimiento merece
subsistir.
Para avanzar hacia una mayor calidad de la educación
superior, esperamos que este Congreso alcance pronto los consensos para aprobar
los proyectos que establecen un nuevo Sistema Único de Financiamiento, la nueva
Superintendencia y el nuevo Sistema Nacional de Acreditación de Instituciones
de Educación Superior. Adicionalmente, y luego de recoger opiniones y aportes
de la comunidad educacional, en las próximas semanas enviaremos a este Congreso
un proyecto de ley que crea la Subsecretaría de Educación Superior.
Un Chile con Seguridades para Todos
Pero no basta con crecer y crear oportunidades. La sociedad
de seguridades debe garantizar a todos los chilenos, por el sólo hecho de haber
nacido en esta tierra, una vida digna, lo que exige derrotar la pobreza y
reducir las desigualdades excesivas.
En los últimos tres años tanto la pobreza como las
desigualdades recobraron su tendencia a la baja. En efecto, entre 2009 y 2011,
148 mil compatriotas lograron superar la pobreza extrema y las desigualdades de
ingresos entre el 10% más rico y el 10% más pobre se redujeron de 46 a 36
veces.
Derrotar la pobreza y reducir las desigualdades requiere de
políticas públicas que apunten a eliminar sus causas y también a mitigar sus
consecuencias. Entre las primeras, las tres más importantes son: crear buenos
empleos y con salarios justos para todos los que quieran trabajar; otorgar
educación de calidad a todos nuestros niños y jóvenes y capacitación útil a
nuestros trabajadores; y fortalecer la familia.
Pero estas poderosas herramientas requieren tiempo para
surtir efectos. Y ese tiempo no lo tenemos. En consecuencia, también debemos
implementar políticas que mitiguen ahora las dolorosas consecuencias de la
pobreza y desigualdades excesivas.
Por eso creamos el Ministerio de Desarrollo Social y lo
ubicamos en La Moneda, para que esta lucha esté siempre en el corazón de las
prioridades y compromisos del Gobierno y para garantizar que estos recursos
lleguen efectivamente a los que más lo necesitan y no se desvíen, despilfarren,
o queden atrapados en la burocracia estatal.
Junto con ello, hemos evolucionado desde un enfoque
asistencialista, que muchas veces ahogaba las capacidades y creaba dependencias
en sus beneficiarios, hacia un enfoque que confía y apela a las capacidades y
esfuerzos de las propias familias vulnerables. En dos palabras, ayudarlos a
ayudarse a sí mismos y respetarles su libertad.
A eso apunta la filosofía del Ingreso Ético Familiar, que
constituye una verdadera alianza estratégica, con derechos y obligaciones, para
el Estado y para los más de 700 mil chilenos más vulnerables que participan o
han participado de este programa. El Ingreso Ético Familiar está construido
sobre tres pilares básicos. Primero, el pilar de la Dignidad, que significa una
transferencia incondicional a las familias e incluye asistencia social y
laboral. Segundo, el pilar de los Deberes, que premia a aquellas familias que
logran altos índices de asistencia a la escuela y mantengan al día los
controles de salud de sus hijos. Y tercero, el pilar de los Logros, que
beneficia al 30% de la población más vulnerable, y que a través del Bono al
Trabajo de la Mujer, complementa los salarios de 170 mil mujeres en hasta $34
mil mensuales, y premia con el Bono al Logro Escolar, de hasta $50 mil anuales,
a los 200 mil niños de mejor rendimiento escolar, el que comenzará a ser pagado
en el mes de junio. Aprovecho de felicitar a estos 200 mil niños, y por cierto,
también a sus padres.
De esta forma el Estado ayuda a todas las familias
vulnerables. Pero ayuda más a aquellas familias que más se esfuerzan, con
incentivos para la superación y no la dependencia.
También estamos implementando una nueva Agenda de Impulso
Social, con diez medidas que van al corazón de la lucha contra la pobreza. Como
la entrega gratuita de más de 67 mil camas, para que todo niño tenga su propio
lugar para dormir; el programa de Capacitación, Microcréditos y Capital
Semilla, que ha permitido a más de 100 mil emprendedores vulnerables iniciar su
propio negocio; el programa Noche Digna, que con su red de albergues acoge,
alimenta y da atención médica a personas que aún viven en la calle. Este
programa ha reducido de 150 a 28 las muertes por frío cada año, las que, sin
duda, debemos llevar a cero.
Los resultados de este nuevo trato, unidos a la vigorosa
creación de empleos y mejora de salarios y al esfuerzo del Gobierno y de las
propias familias vulnerables, están ya dando frutos. Todas las mediciones
existentes, incluyendo a Cepal y la Universidad de Chile, muestran que la
pobreza, la indigencia y la desigualdad han recuperado su tendencia a la baja.
Sin embargo, el Gobierno estima necesario revisar y modernizar la
institucionalidad y los criterios de medición de la pobreza, de forma de
hacerlos más exigentes y con criterios multidimensionales, para incorporar
carencias no sólo de ingresos sino también de salud, educación y vivienda. Por
esta razón, designamos una comisión amplia y pluralista, presidida por Rodrigo
Jordán, para hacer una propuesta en esa dirección.
Mejor Salud para Todos
Cuando una persona está enferma, está vulnerable y necesita
acceso a una salud de calidad, digna y oportuna. A eso apunta la Reforma a la
Salud puesta en marcha por este Gobierno.
Siempre es mejor prevenir que curar. A eso apunta el programa
“Elige Vivir Sano” que dirige la Primera Dama, y que hace pocos días, gracias a
una ley aprobada por este Congreso, se transformó en una política de Estado de
naturaleza permanente, que apunta a crear una cultura de vida sana a través de
cuatro pilares: alimentarnos mejor, practicar más deportes y ejercicios, compartir
más con la familia y disfrutar más de nuestra maravillosa naturaleza.
Por eso aprobamos la Ley de Tolerancia Cero con el alcohol de
los conductores, que no sólo ha reducido en un 30% las víctimas fatales por
accidentes de tránsito sino también el consumo de alcohol. Por eso impulsamos
la Ley que restringe el consumo de cigarrillos y tabaco, no sólo para proteger
a los no fumadores sino también para reducir el tabaquismo. Por eso aprobamos
la Ley de Etiquetado de Alimentos y reformulamos el Programa de Alimentación
Escolar de nuestros niños y jóvenes, para que reciban una dieta más sana y
balanceada.
El mensaje de fondo del Programa Elige Vivir Sano es que, más
allá de las responsabilidades que corresponden al Estado, la principal
responsabilidad con nuestra salud corresponde a nosotros mismos. Somos los
mejores guardianes de nuestra propia salud. Y debemos cambiar nuestra cultura y
aprender a cuidarnos mejor, eligiendo una vida más sana.
Quiero agradecer sinceramente a Cecilia, la Primera Dama, por
el compromiso, amor y entusiasmo que ha puesto en la promoción de una cultura
de vida más sana para todos los chilenos. ¡Gracias Cecilia!
En materia de infraestructura de salud sufrimos un doble
terremoto. Primero, el del 27/F, que destruyó o dañó uno de cada tres
establecimientos de salud. Y segundo, la creciente obsolescencia de nuestros
hospitales y consultorios, producto de falta de inversiones. En los primeros
tres años de este Gobierno, ya hemos inaugurado 19 hospitales, como los de
Arica y Punta Arenas, alguno de los cuales fueron iniciados en el Gobierno
anterior. Tenemos 43 más en plena construcción o por iniciar obras, incluyendo
los mega hospitales de la Florida y Maipú. En otras palabras, durante este
Gobierno se construirán o iniciarán su proceso 62 nuevos hospitales, es decir,
seis veces más que en la década anterior.
En materia de salud primaria, ya hemos construido 48 nuevos
consultorios y están en proceso 71 más, con lo que completaremos 119 nuevos
consultorios y Centros de Salud Familiar construidos, en obra o próximos a
iniciarse.
Con esta significativa inversión pondremos una verdadera red
de salud en acción al servicio de los chilenos. Y para dotar a esta red de los
médicos especialistas necesarios, hemos duplicado sus becas de formación,
llegando hoy a casi mil al año, lo que nos permitirá incorporar durante este
Gobierno tres mil nuevos médicos especialistas, particularmente en regiones,
atendiendo en la red pública de salud.
Pero no basta con construir nuevos hospitales y consultorios,
dotarlos de mejor equipamiento y tecnología o incorporar nuevos médicos
especialistas. Necesitamos también que los pacientes y enfermos sean atendidos
con dignidad, oportunidad y eficacia. Por eso aprobamos la Ley de los Derechos
y Deberes de los Pacientes, iniciativa del ex Presidente Lagos, y creamos el
Bono por Buen Trato al Usuario, porque queremos construir una cultura de
verdadero respeto, cuidado y cariño por nuestros enfermos. Por eso nos
esforzamos tanto por terminar con las listas de espera de enfermedades Auge.
Por eso estamos trabajando duro para terminar con las esperas excesivas de
enfermedades no Auge, antes de junio de este año, las cuales ya hemos reducido
desde 90 mil en 2009 a 8.300 en la actualidad. Por eso aumentamos de 69 a 80
las enfermedades cubiertas por las garantías Auge, incluyendo enfermedades tan
recurrentes como trastornos bipolares, lupus sistémico, cáncer de colon,
ovario, huesos y vejiga, e hipertiroidismo.
Hasta hoy los tratamientos dentales están cubiertos por las
garantías Auge sólo para niños de seis años. Hoy quiero hacer un importante
anuncio a los chilenos en materia de salud dental. En las próximas semanas
implementaremos la libre elección, con bonificación del 40% por parte del
Estado, para niños beneficiarios mayores de 12 y menores de 18 años, de los
grupos B, C y D de Fonasa, para los tratamientos de obturaciones y endodoncia
dental, y aumentaremos en 300 los dentistas con especialización de la red
pública, dando así un paso más hacia la solución del grave problema de salud
dental que afecta a nuestra población.
Adicionalmente, le devolvimos a más de 660 mil pensionados
asegurados en Fonasa la modalidad de libre elección, los cuales recuperaron su
libertad de elegir dónde y con quién atenderse para recuperar su salud.
Por otra parte, y para asegurar un Plan Básico de Salud, y
terminar con las discriminaciones arbitrarias que perjudican a mujeres y
adultos mayores y con las preexistencias que afectan a los cotizantes de las
Isapres, enviamos al Congreso un proyecto de ley que crea un Plan Garantizado
de Salud, accesible a un precio uniforme para todos: hombres y mujeres, jóvenes
y adultos mayores.
Quiero hoy pedir encarecidamente a este Congreso la pronta
aprobación de la Ley de Isapres y de la Ley de Fármacos enviadas por este
Gobierno. Esta última permitirá exigir a los médicos indicar las alternativas
genéricas de los remedios que receten, pues éstas son más baratas, autorizar la
venta en supermercados y otros establecimientos comerciales de medicamentos que
no requieren receta médica y, establecer su venta unitaria para que las
personas sólo compren lo que realmente necesiten, lo que permitirá facilitar el
acceso y reducir hasta en un 30% los precios de los remedios.
Finalmente, enfrentamos la amenaza de la infección por W-135,
que puede producir meningitis, a través de una vacunación en tiempo record de
un millón de niños entre nueve meses y cinco años, evitando la propagación de
esta peligrosa bacteria y los estragos que ha producido en otros países de la
región, anticipamos y fortalecimos el Programa de Vacunación contra la
Influenza. Y establecimos turnos de atención de 24 horas, los 365 días del año,
a casi mil farmacias a lo largo de Chile.
Un Chile más Seguro y en Paz
La delincuencia y el narcotráfico son enemigos crueles y
poderosos, y producen angustia y dolor en la ciudadanía. En efecto, hace cuatro
años se cometieron 2,2 millones de delitos en nuestro país. Una de cada tres
familias fue víctima de un delito y uno de cada cinco compatriotas vivía con un
alto grado de temor. En materia de narcotráfico las cifras eran aún más
alarmantes. Según Naciones Unidas, Chile lideró ese año el consumo de drogas a
nivel escolar en Sudamérica, el que había crecido un 21% entre 2005 y 2009.
Sabemos que la batalla contra la delincuencia y el
narcotráfico es muy dura y difícil y que probablemente durará para siempre. Sin
embargo, tenemos que darla siempre con toda la fuerza del mundo y todo el rigor
de la ley. Frente a la triste y angustiante realidad antes descrita, este
Gobierno diseñó una Estrategia Nacional de Seguridad, lanzó el Plan Chile
Seguro, y se comprometió frente a la ciudadanía con metas concretas, exigentes
y medibles de reducción de los delitos, el temor y el consumo de drogas. En
efecto, nos comprometimos a reducir en un 15% los hogares victimizados y en un
25% los delitos cometidos en espacios públicos, durante este Gobierno.
En la lucha contra la delincuencia participan muchas
instituciones como el Gobierno, las Policías, la Fiscalía, el Poder Judicial,
Gendarmería, y por cierto, la sociedad civil. Y todos sabemos que si falla un
eslabón, falla toda la cadena. Por eso el Gobierno ha fortalecido la
coordinación y colaboración entre todas estas instancias.
Y este enorme esfuerzo ya está rindiendo sus primeros frutos.
Sin perjuicio de lo mucho que falta por avanzar, en estos últimos tres años
hemos logrado reducir la victimización en un 22%, lo que significa que 300 mil
hogares dejaron de ser víctimas de la delincuencia. El porcentaje de chilenos
que reconocen vivir con alto temor ha bajado en un 34%. Por otra parte, hemos
implementado el Plan Frontera Norte, para proteger mejor nuestras fronteras del
narcotráfico, el crimen organizado y el contrabando. Entre 2010 y 2012, el
total de drogas incautadas en procedimientos policiales creció en un 50%,
pasando de 18 a 27 toneladas, lo que significa que millones de dosis dejaron de
envenenar a nuestros jóvenes y compatriotas.
Éstas no son promesas o buenas intenciones. Son cifras y
avances objetivos. Y es bueno destacarlos para fortalecer nuestra voluntad en
la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico. Pero no estamos conformes.
Falta mucho trabajo y camino por recorrer para que las familias puedan dormir
tranquilas y para que las madres y padres, cuando caminen por las calles,
plazas y parques, tomen las manos de sus hijos por amor y no por temor.
Para enfrentar este desafío aprobamos la Ley que creó el
Ministerio de Interior y Seguridad Pública y la Subsecretaría de Prevención del
Delito, bajo cuya dependencia radicamos a Carabineros e Investigaciones.
Iniciamos un plan a cuatro años para incrementar en 10 mil los Carabineros y en
mil los oficiales de la PDI, combatiendo a los delincuentes y protegiendo a la
gente inocente.
Implementamos los programas Barrio en Paz Residencial y
Comercial, en más de 130 barrios de mayor concentración delictual y estamos
extendiendo el plan cuadrante a 50 nuevas comunas, de manera de llegar con
mejor protección a nueve de cada 10 chilenos, con mayor presencia policial.
Junto a lo anterior, aprobamos la ley que perfecciona las
medidas sustitutivas a las penas de privación de libertad, que hoy afectan a
más de 75 mil condenados, incluyendo el uso del brazalete electrónico, para
asegurar el estricto cumplimiento de dichas penas. También creamos los
registros de pedófilos y delincuentes reincidentes y peligrosos, para evitar
que vuelvan a acercarse a los niños o a sus víctimas. Hemos endurecido las
penas contra el robo y receptación de vehículos, lo que ha permitido una
significativa baja de estos robos y un 80% de recuperación de los vehículos
robados.
Aprobamos la Reforma Constitucional que permite otorgar
defensa jurídica gratuita a las víctimas, a la cual, aunque parezca increíble,
antes sólo tenían derecho los delincuentes. También creamos un nuevo Servicio
Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol,
SENDA, que ha más que duplicado los tratamientos de rehabilitación, llegando
hoy a 30 mil beneficiarios. Estamos implementando un novedoso y eficaz sistema
de seguridad comunitario, a través del uso del teléfono celular como alerta
temprana, que ya cuenta con más de 300 mil inscritos en 153 comunas, y la meta
es llegar a un millón. Por otra parte, pusimos en marcha el Programa Plaza
Segura, que nos ha permitido recuperar casi 200 sitios eriazos abandonados que
eran foco de delincuencia y narcotráfico y transformarlos en plazas y lugares
de esparcimiento para la familia y los vecinos. Y este año llegaremos a 500
plazas en todo el país.
Queridos compatriotas. Muchas autoridades al asumir nuestros
cargos juramos desempeñarlos con apego a la Constitución y la ley. Pero son muy
pocos los que juran hacerlo hasta dar la vida si fuera necesario. Entre ellos
están nuestros Carabineros. Una institución que durante sus 86 años de vida se
ha ganado el respeto, cariño y gratitud de Chile y ha debido lamentar más de
mil mártires.
Hoy quisiera recordar a los tres últimos mártires de la
Institución, que perdieron sus vidas protegiendo nuestras vidas: el Sargento
Segundo Hugo Albornoz, el Cabo Segundo Cristián Martínez y el Cabo Primero
Florencio Arriagada. Y también a los más de 700 carabineros que han resultado
heridos por la acción cobarde y delictual de vándalos encapuchados, incluyendo
las víctimas recientes que resultaron quemados por ácido o bombas molotov.
Que quede muy claro. Este Gobierno no va a tolerar agresiones
ni insultos a nuestros carabineros. Por eso en los próximos días enviaremos a
este Congreso un proyecto de ley que establece como un nuevo delito el insulto
grave a un carabinero o policía en ejercicio de sus funciones, eleva las penas
del delito de maltrato de obra, causando lesiones graves a los miembros de
Carabineros o la PDI.
Adicionalmente, también pedimos a este Congreso la pronta
aprobación del proyecto de ley que aumenta las penas a quienes ataquen o
agredan a carabineros o cometan delitos en forma encapuchada durante
manifestaciones públicas. Porque en democracia todos debemos dar la cara y sólo
los cobardes se ocultan detrás de una capucha. Un carabinero mejor protegido y
más respetado es mucho más eficaz en la protección de nuestra seguridad y el
resguardo del orden público.
La ciudadanía tiene razón cuando exige mayores niveles de
seguridad ciudadana y un mejor trabajo de todas las partes involucradas en la
lucha contra la delincuencia y el narcotráfico. Satisfacer esta demanda
ciudadana es y seguirá constituyendo uno de los principales compromisos y prioridades
de este Presidente y este Gobierno.
Justicia y Derechos Humanos
Sin duda la Justicia debe estar al alcance de todos, en forma
ágil y oportuna. Para lograrlo el Gobierno ha desarrollado una Agenda de
Modernización de la Justicia, que incluye un proyecto de perfeccionamiento del
Código Procesal Penal, para fortalecer la lucha contra la delincuencia y
proteger mejor a las víctimas. También presentamos un proyecto para modernizar
el Código de Procedimiento Civil, que data del siglo XIX. Y estamos abocados a
la difícil tarea de redactar un nuevo Código Penal, que reemplace al actual,
que data de 1874, y estructure un mejor sistema de tipificación de delitos y
asignación de penas, acorde a las realidades y necesidades del Chile del siglo
XXI.
Adicionalmente, y cumpliendo nuestro compromiso, enviamos a
este Congreso el proyecto de ley que reformula el Servicio Nacional de Menores,
haciendo la necesaria distinción entre el Servicio Nacional de la Infancia y
Adolescencia, que dependerá del Ministerio de Desarrollo Social, y el Servicio
de Responsabilidad Penal Adolescente, que dependerá del Ministerio de Justicia.
También perfeccionamos la Justicia Militar y la legislación
antiterrorista. De este modo Chile cuenta hoy con una legislación
antiterrorista de estándar internacional, que protege de forma más adecuada y
eficaz a nuestra sociedad de un flagelo tan cruel e inhumano como es el
terrorismo. Las democracias tienen no sólo el derecho sino también el deber de
protegerse del terrorismo. En consecuencia, este Gobierno, cada vez que las
circunstancias y antecedentes lo hagan necesario, y siempre dentro del Estado
de Derecho, seguirá invocando la Ley Antiterrorista, no contra pueblos o
regiones, sino contra los terroristas que tanto daño causan a esos mismos pueblos
y regiones, y al país en general.
Para facilitar el acceso a la Justicia, y muy especialmente a
los sectores más vulnerables, pusimos en marcha los 18 Tribunales Vecinales,
permitiendo a casi tres millones de vecinos de la Región Metropolitana una
solución rápida y gratuita a sus diferencias de menor envergadura, pero que
pueden provocar grandes conflictos, contribuyendo además a descongestionar
nuestros tribunales.
También debimos enfrentar el gravísimo problema del
hacinamiento e insalubridad de nuestros recintos penitenciarios, el que cuando
asumimos alcanzaba cifras cercanas al 54%, y que en algunos casos, como la ex
penitenciaría de Santiago o la Cárcel de Calama superaba el 200%. Esto
dificultaba enormemente la lucha contra la delincuencia, al convertir a
nuestras cárceles en verdaderas universidades del delito, a las cuales
ingresaban delincuentes primerizos, que egresaban como delincuentes
profesionales.
Esta dura realidad se arrastraba por décadas y por eso
decidimos enfrentarla a través de dos vías que han permitido reducir el
hacinamiento desde un 54% en 2009 al 22% actual. Estas vías incluyen un plan de
construcción, reparación y ampliación acelerada de cárceles, que ha permitido
incrementar en 10 mil las plazas existentes y un uso mucho más racional de
nuestros recintos penitenciarios, reservando la prisión efectiva para aquellos
casos que involucren un real peligro para las víctimas y la sociedad, y
elaboramos el Estatuto Laboral de Reos, que incentiva la capacitación y el
trabajo voluntario y remunerado de más de 16 mil reclusos, para que nunca más
el hecho de estar preso sea una excusa para no capacitarse o trabajar.
Adicionalmente, estamos impulsando una completa
reestructuración de nuestra institucionalidad, a través de la presentación a
este Congreso del proyecto de ley que crea la Subsecretaría de Derechos
Humanos, que asumirá la plena responsabilidad de liderar todos los esfuerzos
del Gobierno para asegurar el fiel y estricto respeto de los Derechos Humanos,
de todos los ciudadanos, y en todo lugar, tiempo y circunstancias.
Además, luego de años de tramitaciones, este Gobierno
promulgó la Ley Antidiscriminación, legislación inédita en Chile, que nos
permitirá enfrentar con mayor amplitud, profundidad y eficacia, los casos de
discriminaciones arbitrarias. Así expresamos nuestro sólido y firme compromiso
con la promoción de una sociedad más inclusiva, menos discriminatoria y más
tolerante.
Cumpliendo con un compromiso, enviamos a este Congreso un
proyecto de ley que crea el Acuerdo de Vida en Pareja, que impulsaremos para
que sea pronto Ley de la República, y que, además de resguardar derechos
patrimoniales, previsionales y de salud, reconoce la dignidad y respeto debido
a las relaciones de pareja de más de dos millones de chilenas y chilenos, hétero
u homosexuales, que conviven sin estar casados.
Hacia una Democracia más Vital, un Estado más Moderno y
Regiones más Fuertes
A medida que los pueblos avanzan hacia el desarrollo exigen
mejor democracia, más participación e instituciones públicas más modernas.
Por ello, nuestro Gobierno ha llevado a cabo reformas
estructurales para avanzar en estos frentes. Para hacer más vital y
participativa nuestra democracia, aprobamos la inscripción automática y el voto
voluntario, que incorporó a más de cinco millones de compatriotas al padrón
electoral y multiplicó por cinco el número de jóvenes habilitados para votar.
Además, creamos un sistema de primarias voluntarias, vinculantes y organizadas
por el Estado, para la selección de los candidatos, que operará por primera vez
el próximo 30 de junio, no en la magnitud que este Gobierno quería y que los
chilenos merecen. También, hace algunos días, ingresamos a este Congreso una
reforma a la Ley Orgánica Constitucional de Partidos Políticos, para modernizar
y transparentar su estructura y financiamiento. Seguiremos impulsando el voto
de los chilenos en el extranjero, en las elecciones presidenciales, que
mantengan un vínculo con Chile, el que se acreditará mediante su inscripción
previa en alguna de las Embajadas o Consultados Chilenos.
Sin duda, el Gobierno ha hecho un esfuerzo por mejorar la
calidad de nuestra democracia, y lo seguirá haciendo. Ahora corresponde a los
Partidos, el Congreso, los parlamentarios y la ciudadanía hacer lo propio.
Gracias a diversas reformas implementadas Chile, subió en el
ranking de Transparencia Internacional del lugar 25 al 20 en los últimos tres
años. Pero no estamos conformes. Quiero pedir a este Congreso la pronta
aprobación de las leyes que hemos presentado para mejorar la transparencia,
regular el lobby y perfeccionar la ley sobre la probidad pública, incluyendo la
obligación de desprenderse de la administración, o incluso la propiedad, cuando
esto sea necesario para evitar conflictos de intereses.
Respecto a la modernización del Estado, pusimos en marcha el
Programa ChileAtiende, que a través de sus 169 oficinas en todo Chile permite
realizar cerca de 150 trámites, de 20 servicios públicos diferentes, en un solo
lugar físico. En su primer año de funcionamiento este programa ya realizó más
de 12 millones de atenciones, que ahorraron seis millones de horas a sus
usuarios. Además, implementamos el programa Chile sin Papeleo, que incrementó
significativamente el número de trámites públicos que pueden efectuarse, desde
el hogar o lugar de trabajo, a través de Internet. También pusimos en marcha
los programas ChileGestiona y ChilePaga, que buscan elevar la productividad de
la Administración del Estado y pagar en forma más oportuna a sus proveedores,
que en su gran mayoría son Pymes. Esto nos permitió pasar del 40 al 10º lugar
en el Índice de Eficiencia del Gasto Público, según el Foro Económico Mundial.
Y estos son cambios reales que mejoran la calidad de vida de los chilenos.
Finalmente, hemos dado pasos mucho más largos y veloces en
favor de nuestras regiones y comunas, transfiriéndoles más recursos, funciones,
atribuciones y responsabilidades. Así, por ejemplo, entre 2010 y 2013 el Fondo
Nacional de Desarrollo Regional creció en un 55%, y el Fondo Común Municipal
aumentó en un 21%. Esto ha permitido que, en promedio, las regiones estén
creciendo más rápido que el país, contribuyendo así a una auténtica
descentralización de Chile.
Quiero agradecer a este Congreso la aprobación del proyecto
que estableció la elección directa por los ciudadanos de los Consejeros
Regionales.
Finalmente, y cumpliendo no sólo un compromiso sino también
un mandato Constitucional, próximamente enviaremos a este Congreso un proyecto
de ley Orgánico Constitucional para modernizar la Contraloría.
Más y Mejores Viviendas, Barrios y Ciudades
El sueño de una casa propia, donde poder desarrollar un hogar
y crecer junto a los seres queridos, es un sueño que vive en el alma de la
familia chilena. Durante nuestro Gobierno entregaremos 750 mil subsidios habitacionales,
cambiando para mejor la vida de más de 2,6 millones de compatriotas, a través
de una inversión cercana a los US$12.000 millones, lo que significa un aumento
del 50% respecto del período anterior. Este enorme esfuerzo nos permitirá, a
pesar del terremoto reducir el déficit de viviendas, y si mantenemos el ritmo,
terminarlo durante esta década.
Pero además de la cantidad también importa la calidad. Por
eso aumentamos la superficie promedio de las viviendas sociales desde 42 a
47m2, y sobre 50 m2 para las familias más numerosas o que acojan a adultos
mayores o personas con capacidades diferentes, y mejoramos sustancialmente la
calidad de las viviendas y barrios, exigiendo mejores estándares e incorporando
más áreas verdes, sedes sociales, bibliotecas, juegos infantiles y centros
deportivos. También iniciamos un necesario programa de intervención de los
verdaderos guetos de pobreza construidos en el pasado, donde se concentraba no
sólo la pobreza, sino también la droga, el alcoholismo y la delincuencia, como
ocurre por ejemplo, en Bajos de Mena en Puente Alto y La Legua en San Joaquín.
Estamos avanzando en mejorar la calidad de vida en nuestras
ciudades, mejorando la infraestructura, lo que, por ejemplo, nos convirtió en
el primer país de América Latina en alcanzar un 100% de tratamiento de las
aguas servidas urbanas, y en aumentar las áreas verdes con nuevos parques a lo
largo y ancho de Chile. Esto incluye la recuperación del Parque Metropolitano
de Santiago, en el Cerro San Cristóbal, como un verdadero pulmón verde y lugar
de recreación y encuentro para sus habitantes, y la primera etapa del Mapocho
Navegable, que inauguraremos a comienzos del próximo año, junto con el Parque
Renato Poblete. Adicionalmente, lanzamos el programa Un Nuevo Árbol para cada
Chileno, que significa la plantación de 17 millones de árboles en las ciudades
y pueblos de nuestro país, de los cuales seis millones ya están plantados y
creciendo para purificar el aire, darnos sombra y hermosear nuestros barrios. A
través del programa Legado Bicentenario, estamos avanzando con el plan maestro
para recuperar los barrios cívicos y centros históricos de muchas de nuestras
ciudades. Finalmente, un grupo de expertos, encabezado por la Premio Nacional
de Arquitectura, Antonia Lehman, elaboró una completa propuesta para una Nueva
Política de Desarrollo Urbano, que permitirá guiar las políticas públicas para
tener ciudades más integradas, seguras y amigables con sus habitantes.
Un Sistema de Transporte para el Siglo XXI
Para mejorar nuestro sistema de transporte público, tanto en
Santiago como en regiones, y hacerlo más cómodo, seguro y económico, hemos
iniciado un ambicioso programa de inversión para mejorar sustancialmente el
Transantiago, con más vías exclusivas, más buses, más paraderos y menos
esperas, menos tiempos de viaje y menos trasbordos. También estamos
implementando los trenes de cercanía desde Santiago a Rancagua y a Melipilla. Y
mejorando la calidad del Merval en la Región de Valparaíso y del Biotren en la
Región del Biobío, extendiendo sus redes hasta la ciudad de Coronel.
Respecto al Metro, en estos tres años hemos ampliado su
cobertura de 85 a 103 kilómetros, de 93 a 108 estaciones, de 832 a 1.030
carros, incrementando en más de 40 millones el número de pasajeros
transportados al año, particularmente en las comunas de Maipú y Pudahuel. Y con
las nuevas líneas 3 y 6, ya en construcción, que en conjunto aumentarán en un
40% la red actual del Metro, reduciremos en hasta la mitad los tiempos de
traslados de más de un millón y medio de personas de las comunas de Conchalí,
Huechuraba, Independencia, Santiago, Ñuñoa, Providencia, La Reina, Cerrillos,
Pedro Aguirre Cerda, Estación Central, San Miguel y San Joaquín.
Mejorar el transporte en nuestro país no es sólo una
exigencia económica y social, es también un requisito para una mejor calidad de
vida. El día tiene 24 horas, y si descontamos los tiempos de sueño, trabajo,
transporte y otras tareas indispensables para la vida, el tiempo libre del que
disponen la mayoría de los chilenos se reduce a unas pocas horas. En
consecuencia, cada hora en que reducimos el tiempo de transporte es una hora
más de tiempo libre. Y ese es el tiempo que dedicamos a lo más importante de
nuestras vidas como la familia, los amigos, la recreación, la cultura, el
deporte y la reflexión.
Sociedad de Valores
El desarrollo integral incluye lo material, pero también lo
espiritual. No sacamos nada con llenar los bolsillos, si terminamos vaciando el
alma. No sacamos nada con superar los problemas de la pobreza, si nos precipitamos
en los problemas de la riqueza, que afectan hoy a muchos países, entre
paréntesis, desarrollados. Como el materialismo excesivo, la destrucción de la
familia, la pérdida del respeto por la vida, que se manifiesta en los altos
índices de abortos y suicidios, el alcoholismo, la drogadicción, y en último
término, la pérdida del sentido de la vida.
Ciertamente no es ese el desarrollo que queremos para Chile.
Tiene que ser un desarrollo integral. Y para lograrlo no basta el crecimiento
económico. Tiene que ir acompañado de una mejor justicia social y de los
valores, que son parte y viven en el alma de nuestro pueblo, y que son como la
tierra fértil que permite que la semilla dé frutos fecundos, o como un faro que
nos ilumina y guía cuando la oscuridad y el pesimismo de la noche intentan
inundarnos el alma.
Por eso nuestro Gobierno está profundamente comprometido con
valores esenciales como el valor de la vida, desde la concepción hasta la
muerte natural. Por eso defendemos con tanto compromiso la vida del ser
inocente e indefenso que está por nacer y nos oponemos con tanta decisión al
aborto. Por eso nos comprometimos tan profundamente con rescatar y salvar con
vida a los 33 mineros en la Mina San José. También tenemos un fuerte compromiso
con valores como la familia, los derechos humanos, la libertad, la
responsabilidad, la solidaridad, la justicia, la tolerancia, la honestidad y la
paz. También creemos en la libertad religiosa y la igualdad de cultos y en el
respeto y la inclusión de aquellos compatriotas que viven la vida con
capacidades diferentes. Son estos valores, que estoy convencido comparten la
inmensa mayoría de mis compatriotas, los que guían e iluminan todas y cada una
de las políticas públicas que este Gobierno impulsa.
La Constitución, en su primer artículo, dice que la familia
es el pilar de la sociedad. Sin embargo, sabemos que en Chile la familia se
está debilitando, y este debilitamiento ha traído y seguirá trayendo muchos
males a la sociedad chilena. A la familia la necesitamos tanto, y sin embargo,
no la apoyamos lo suficiente.
Nuestro Gobierno tiene un sólido compromiso con el
fortalecimiento de la familia y con el apoyo a las mujeres, que son el
verdadero pilar de nuestras familias.
Por eso extendimos el post natal de tres a seis meses y
ampliamos su cobertura de una de cada tres, a todas las mujeres trabajadoras de
Chile. Para que los niños puedan tener el cariño y apoyo de sus padres, durante
sus primeros meses de vida, que es cuando más lo necesitan. Y para que nunca
más el ser madre sea un obstáculo para el trabajo, ni el trabajo un obstáculo
para ser madre.
Por eso estamos extendiendo la calidad y cobertura de las
salas cunas y de la educación preescolar, para que nuestras madres no tengan
que optar entre el trabajo que necesitan y el cuidado del hijo que aman.
Por eso creamos el Bono Bodas de Oro, para reconocer y
premiar a las parejas que cumplen 50 o más años de matrimonio.
Por eso estamos eliminando todas las discriminaciones legales
y luchando contra los sesgos culturales que aún afectan a nuestras mujeres.
Por eso implementamos una política de tolerancia cero contra
la violencia intrafamiliar, que afecta principalmente a nuestras mujeres, niños
y ancianos.
Sin duda nos preocupa la brusca caída en la tasa de natalidad
que afecta a nuestra sociedad. Si los índices de natalidad de comienzos de los
90 hubieren permanecido, hoy tendríamos un millón de niños adicionales jugando
y alegrándonos nuestras vidas. Además, si los actuales índices se mantienen, en
pocos años más la población chilena, en lugar de crecer, comenzará a reducirse.
Para contribuir a recuperar esos índices de natalidad
perdidos, hoy quiero anunciar el pronto envío de un proyecto de ley que
premiará con un Bono de Maternidad a todas las parejas que tengan a futuro tres
o más niños. Este bono comenzará con $100 mil al nacimiento del tercer hijo y
llegará a $200 mil con el nacimiento del quinto hijo. Adicionalmente, y para
facilitar los tratamientos contra la infertilidad, que afecta a una de cada
cinco parejas en Chile, duplicaremos, el número de tratamientos de baja
complejidad contra la infertilidad, prestados por la Red Pública de Salud y las
instituciones con convenio.
Protegiendo Nuestro Medio Ambiente
En materia de cuidado y protección de nuestro medio ambiente
y naturaleza, hemos implementado una nueva institucionalidad, con organismos
mucho más eficaces y normas mucho más estrictas. Porque para nosotros no hay
verdadero desarrollo si éste no es sustentable, si no está centrado en la
persona humana y si no logra armonizar adecuadamente el crecimiento económico,
la equidad social y el cuidado de esta maravillosa naturaleza que Dios nos dio.
Ya tenemos en pleno funcionamiento el nuevo Ministerio del
Medio Ambiente con representación en todas las regiones del país, así como el
Servicio de Evaluación Ambiental, la Superintendencia del Medio Ambiente, los
primeros Tribunales Ambientales y el Consejo de Ministros para la
Sustentabilidad.
Tercera Edad: Más Vida a los Años
Junto con la caída en las tasas de natalidad se ha producido
un incremento en la expectativa de vida que está produciendo un envejecimiento
de nuestra población, lo que significa que cada día tendremos menos niños y más
adultos mayores, y sobretodo, más adultos mayores no autovalentes. Un viejo
proverbio chino dice que el grado de civilización de una sociedad se mide por
la forma en que trata a sus niños y ancianos. Los adultos mayores quizás han
dejado de trabajar, pero ciertamente no han dejado de vivir y tienen derecho a
cosechar todo lo que sembraron durante sus vidas, a través de una tercera edad
con dignidad y oportunidades.
Por eso eliminamos el descuento del 7% de salud a más de un
millón de adultos mayores y lo redujimos a los demás. Por eso establecimos un
subsidio adicional de vivienda para aquellas familias que los acojan en su
hogar. Por eso este mes empezamos a pagar el Bono Invierno de $ 49.500 a 640
mil pensionados.
Hoy quiero anunciar que hemos puesto en marcha una Política
Integral de Envejecimiento Positivo, que crea subvenciones para financiar la
atención domiciliaria y los centros diurnos, para dar oportunidades a nuestros
adultos mayores y a sus familias. Y también la subvención para los hogares de
estadía prolongada para adultos mayores no autovalentes, en instituciones como
el Hogar de Cristo o Fundación Las Rosas.
Un Chile Orgulloso de sus Raíces
Más de un millón de chilenos se identifican con nuestros
pueblos originarios: los Aymarás, Atacameños, Quechuas, Diaguitas, Collas, Rapa
Nui, Mapuches, Alacalufes o Yaganes. Sin embargo, sabemos que muchos
integrantes de nuestros pueblos originarios no han tenido las oportunidades de
progreso que requieren y que nuestras capacidades permiten.
Por esta razón, cuando asumimos el Gobierno iniciamos un
Nuevo Trato con nuestros Pueblos Originarios, que al igual como su acervo
cultural se funda sobre cuatro pilares: tierra, aire, agua y fuego, también se
basa en cuatro pilares: primero, una reforma constitucional que reconozca que
bajo una misma nación, un mismo territorio, y bajo la jurisdicción y soberanía
de un mismo Estado, conviven varias entidades étnicas con culturas diferentes,
lo que hace de nuestro país una nación multicultural. Segundo, dejar atrás la
estrategia de asimilación y reemplazarla por una de verdadera integración, para
lo cual requerimos un nuevo y consensuado mecanismo de consulta, y crear el
consejo de los pueblos indígenas. Tercero, promover su desarrollo económico y
social para reducir las brechas existentes y recuperar el tiempo perdido. Y
cuarto, reconocer valorar y promover su historia, cultura, tradiciones e
idioma.
Una Cultura Libre y para Todos
Una sociedad de valores requiere una cultura libre, diversa,
participativa y al alcance de todos. Por eso estamos desarrollando un ambicioso
Plan de Infraestructura Cultural, que incluye la rehabilitación de cinco
teatros regionales: los de Iquique, La Serena, Rancagua, Concepción y Punta
Arenas. Hemos pasado de tres centros culturales en 2009 a 27 en la actualidad y
hay otros 24 en etapa de diseño o construcción. El programa Red Cultura, ya en
acción en 172 municipios a lo largo de Chile, apunta a llenar esos nuevos
espacios con arte, cine, literatura, música, baile y cultura. Hemos aumentado
en casi 30% los fondos públicos y este Congreso acaba de aprobar la nueva Ley
de Donaciones Culturales, que amplía tanto los receptores como los donantes de
fondos para la cultura. Y hace pocos días enviamos a este Congreso el proyecto
de ley que crea el Ministerio de Cultura y Patrimonio y una moderna nueva
institucionalidad cultural.
Chile: un País de Deportistas
Mente sana en cuerpo sano. Sin duda el deporte no sólo mejora
el estado físico, la salud y el estado de ánimo. Es también un poderoso
antídoto contra la delincuencia y consumo de drogas. También enseña valores
útiles y necesarios tanto dentro como fuera de la cancha, como el compañerismo,
el esfuerzo y el respeto por el rival. Por eso nos propusimos transformar a
Chile en un País de Deportistas, dejando atrás una cultura de sedentarismo.
Para lograrlo hemos desarrollado planes para duplicar, pasando de dos a cuatro
millones los deportistas, y hemos iniciado un ambicioso plan de fortalecimiento
de nuestra infraestructura deportiva que nos permitirá inaugurar 13 estadios
profesionales de fútbol, algunos iniciados durante el Gobierno anterior, con
estándares Fifa. Ya entregamos los Estadios de Arica, Copiapó, Antofagasta,
Quillota, Curicó y Talca. Y estamos avanzando en las remodelaciones de los
estadios de Calama, La Serena, Viña del Mar, Valparaíso, Rancagua, Concepción y
Puerto Montt.
Adicionalmente, estamos desarrollando un programa para
construir mini estadios, con canchas de pasto, camarines y luminarias al
servicio de los deportistas, a lo largo y ancho de Chile. Ya hemos inaugurado
85 mini estadios y llegaremos a 156.
Pero no sólo de fútbol vive el hombre. También estamos
construyendo 30 polideportivos de alto nivel, con multicanchas para la práctica
del básquetbol, vóleibol, hándbol, tenis, entre otros, y muchos de ellos con
piscinas temperadas al servicio de la comunidad, en comunas tan diversas como
Mejillones, Vicuña, Valparaíso, San Bernardo, Rancagua, Santa Bárbara,
Panguipulli, Aysén y Cochrane. Además, el año pasado, más de medio millón de
chilenos participaron en actividades como corridas y cicletadas, a través de
los programas de deporte masivo y recreativo del Instituto Nacional de Deportes.
Asimismo, en los próximos meses y años, Chile será sede de
los Juegos Odesur, la Copa América, el Mundial Sub 17, y probablemente, los
Juegos Panamericanos.
Y ya está en este Congreso el proyecto de ley que crea el
Ministerio del Deporte que, en beneficio de los deportistas chilenos, esperamos
que prontamente sea aprobado.
Defensa para el Siglo XXI
En materia de defensa, los chilenos contamos con Fuerzas
Armadas altamente calificadas, profesionales, modernas, y capacitadas para
defender nuestra soberanía territorial, aérea y marítima y garantizar así la
paz. Actualmente nuestras Fuerzas Armadas están integradas por 62 mil miembros
activos, un quinto de los cuales son mujeres. A ellos se suman cerca de 50 mil
reservistas y miles de jóvenes que, cada año, acuden a realizar voluntariamente
su servicio militar. Como una forma de reconocer sus servicios, acabamos de
aumentar en un 60% su asignación económica.
Pero no nos hemos olvidado del sector pasivo de nuestras
Fuerzas Armadas, que incluye a más de 105 mil pensionados y sus familiares,
para quienes esperamos la pronta aprobación en este Congreso del proyecto de
ley que elimina o reduce su cotización del 6% de salud, tal como lo hicimos con
los pensionados civiles.
Hace pocos meses iniciamos las obras de la primera base
chilena Glaciar Unión, al interior del Círculo Polar Antártico, dando así un
gigantesco paso hacia el fortalecimiento de la vocación y compromiso de Chile
con su territorio antártico, al cual estamos unidos por lazos geográficos y
derechos históricos, desde la época de la colonia.
Un Chile Integrado al Mundo
Chile continua con su estrategia de inserción internacional y
de una presencia cada vez más activa en los distintos mercados e instancias
políticas, comerciales, culturales, científicas y sociales, a nivel regional y
mundial. Y todo ello sobre la base de una política exterior fundada en valores
y principios muy arraigados en el pueblo chileno, como el respeto irrestricto
al derecho internacional y a los tratados; la solución pacífica de las controversias;
la no intervención y autodeterminación de los pueblos; el comercio leal entre
las naciones; la promoción de la democracia y la defensa de los derechos
humanos en todo tiempo, lugar y circunstancia.
Además, en mi condición de Presidente Pro Témpore de la
Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, en enero pasado organizamos
su primera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno, en la que suscribimos la
“Declaración de Santiago”. También efectuamos la primera Cumbre entre CELAC y
la Unión Europea, que fue el evento internacional más importante que se haya
realizado en Chile, con la presencia de más de 60 países y 34 Jefes de Estado y
de Gobierno de América Latina y de Europa.
Respecto de nuestros vecinos, seguimos trabajando en la
profundización de la integración con Argentina, que con tanta decisión
impulsara nuestro ex embajador Adolfo Zaldívar, particularmente en materia de
infraestructura física y de complejos fronterizos. Para ello estamos
implementando Aduanas Integradas y mantenemos en estudio los proyectos de
túneles de Agua Negra y Trasandino Central.
Además, los chilenos esperamos con tranquilidad la pronta
resolución de la Corte Internacional de Justicia de La Haya al diferendo de
límites que Perú nos ha planteado, y que ambos países nos hemos comprometido a
respetar.
Chile ha enfrentado este litigio con plena convicción y
responsabilidad, porque sabemos que nuestra causa es justa, sólida y
contundente, pues está amparada por el derecho internacional, los tratados
limítrofes válidamente celebrados por Chile, Perú y Ecuador en 1952 y 1954 que
los países signatarios nos comprometimos a honrar y cumplir, y por la forma en
que los tres países y la comunidad internacional los hemos interpretado y
aplicado por más de 50 años. Y también con responsabilidad, porque en la
defensa de nuestros intereses nacionales no hemos escatimado tiempo, esfuerzos
ni recursos y hemos observado una verdadera política de Estado, en que no
existe Gobierno y oposición, sino un solo país unido tras un mismo objetivo.
Con Bolivia, durante nuestro Gobierno hemos mantenido y
profundizado instancias de diálogo y cooperación al más alto nivel.
Personalmente he sostenido más de diez encuentros con el Presidente Morales, al
igual que los Ministros de Relaciones Exteriores y otras altas autoridades de
las Cancillerías. De hecho, en enero de 2011, ambos países institucionalizamos
una Comisión Binacional, conducida por los respectivos cancilleres, con el
objetivo de avanzar en el diálogo, la integración y la cooperación, sobre la
base de la agenda de 13 puntos y el pleno cumplimiento de los tratados vigentes
entre ambos países. No obstante, el 23 de marzo de 2011, el Gobierno boliviano
cambió brusca y unilateralmente su posición y anunció una estrategia para
multilateralizar y judicializar su aspiración marítima, que se materializó hace
pocos días con la presentación de una demanda ante la Corte Internacional de
Justicia de La Haya.
Hoy quiero reafirmar, la invariable, clara y categórica
posición de nuestro país, en el sentido de que no tenemos ni mantenemos ningún
diferendo limítrofe con Bolivia. Tenemos un tratado de paz, amistad y límites
válidamente celebrado el año 1904, que se encuentra plenamente vigente, que
Chile ha cumplido y seguirá cumpliendo de manera íntegra y de buena fe y que,
por las mismas razones, tenemos todo el derecho a exigir que Bolivia haga lo
mismo. Hoy quiero dar a mis compatriotas
la más plena seguridad y confianza que, este Presidente y todos los chilenos,
sabremos defender, detrás del marco del derecho y los tratados internacionales,
lo que legítimamente nos pertenece: nuestro territorio, nuestro mar, nuestros
cielos y nuestra soberanía.
Conclusiones
Sin duda nos ha tocado gobernar en tiempos difíciles. Sin
embargo, juntos hemos demostrado que, con voluntad y unidad, Chile es capaz de
conquistar las más altas cumbres, por difíciles y exigentes que ellas
aparezcan. Todos hemos trabajado intensamente para hacer de Chile un mejor país
para nacer, crecer, estudiar, trabajar y envejecer. Pero nuestra misión no ha
terminado. Está recién comenzando. Debemos preguntarnos en qué país queremos
que vivan nuestros hijos, nuestros nietos y los que vendrán, y es nuestra
misión seguir construyendo ese país.
El coraje con que enfrentamos la reconstrucción, la fe con que
rescatamos a nuestros mineros, la unidad con que celebramos nuestro
Bicentenario, y la voluntad con que recuperamos nuestro dinamismo económico,
muestran a un pueblo fuerte y sano.
Después de todo no hay nada que una tanto a un pueblo como
una misión noble y exigente, que convoque a todos en el esfuerzo e incluya a
todos en los beneficios. Hoy quiero convocarlos a cumplir con la misión de
nuestra generación, la generación del Bicentenario, y antes que termine esta
década, no sólo derrotar la pobreza y superar el subdesarrollo, sino algo aún
más grande, construir una sociedad de valores, capaz de garantizar a todos sus
hijos una vida digna, y al mismo tiempo, asegurarles a todos ellos verdaderas
oportunidades para desarrollar sus talentos, realizarse como personas y
alcanzar una vida más plena y feliz.
Para cumplir esta misión debemos creer y practicar la unidad
nacional y reconocer que más allá de nuestras legítimas diferencias, lo que nos
une es mucho más fuerte que lo que nos divide. La historia nos ha enseñado que
cada vez que nos hemos dividido Chile ha retrocedido, y cada vez que estamos
unidos, Chile Avanza con Todos.
Pero no basta con la unidad nacional. Cada uno de nosotros
nació libre. Y la libertad significa derechos pero también deberes. Y dentro de
esos deberes está el respeto por nuestro país, nuestro Estado de Derecho y el
bien común de la sociedad.
Hoy quiero aprovechar esta última cuenta pública para
reconocer que hemos cometido errores. Pero también para asegurar que siempre
hemos actuado de buena fe y entregado lo mejor de nosotros mismos con un solo
norte: mejorar la vida de los chilenos y facilitar su camino hacia una mayor
felicidad. Seguiremos trabajando con la misma fuerza y compromiso hasta el
último día de este Gobierno.
Quiero agradecer a tantos compatriotas, que a lo largo de
estos años nos han acompañado y nos han dado su apoyo, sin pedir nada a cambio.
Agradecer a los Ministros, Subsecretarios, Intendentes, Gobernadores y tantos,
que abrazaron con generosidad y entrega el servicio público. Agradecer a este
Congreso por su trabajo y aporte. Agradecer también a mi mujer Cecilia, que no
sólo es lo mejor que me ha pasado en mi vida, sino además, ha sido una Primera
Dama entregada en alma y corazón a sus labores. Agradecer a mis hijos y nietos,
por la infinita felicidad que me han regalado. Agradecer a mis compatriotas por
el honor de haberme elegido como su Presidente.
Que Dios los bendiga a todos, que Dios bendiga a nuestra
Patria.
Muchas gracias y ¡Viva Chile!