Documentos de la Nunciatura
Apostólica de Madrid
SOBRE LAS APARICIONES DE EZKIOGA
(1931-1934)
II
EL DOSSIER ECLESIÁSTICO
B
DOCUMENTACIÓN DE LA NUNCIATURA
DE MADRID
Documento 6
ASV. Arch. Nunz.
Madrid, 931, ffs. 36-41.
Texto mecanografiado,
con firma autógrafa
JHS
LO DE
EZQUIOGA
El día treinta de
junio de 1931, un niño y una niña, de ocho y diez años respectivamente hijos de una familia que vive en un caserío
situado junto al campo titulado ANDUAGA en Ezquioga -y en el que hay una
taberna- dieron en decir que al bajar
del monte hacia su casa vieron a la
Virgen Santísima en forma de Dolorosa,
hacia la caída de la noche.
Lo mismo dijeron
respecto de días sucesivos en que a la misma hora fueron al monte.
Hecha pública la
noticia comenzó a acudir gente a dicho
campo en número cada vez más creciente y en tal número, que el día 18 de julio
se reunirían en la campa -estaba presente, el que suscribe -aunque de manera
oculta- más de cincuenta mil personas. El día del Carmen o sea dos días antes,
había habido también un gran contingente que no bajaría de veinte mil personas.
Ya desde los primeros
días empezaron a aparecer otras personas que decían ver también a la Sma.
Virgen y recibir confidencias de ella y anuncios, de cosas que habría de
ocurrir relacionadas con la actual situación de España, con los castigos que
vendrían, triunfos etc. Desde el principió dieron en anunciar para fecha
próxima lo que llamaban: “el gran milagro”.
Entre estos supuestos
videntes y anunciadores del milagro, se destacó desde el principio D. Francisco
Goicoechea (llamado vulgarmente Pachi) de Atáun, el cual al tener lo que él
decía la visión, quedaba en estado completamente cataléptico.
Pachi anunció diversas
veces y para diversas épocas, confesando su engaño, "el milagro“, que
según él, habría de consistir en la aparición de la Sma. Virgen de un modo
visible a todos y una con ella San Miguel
que explicaría la causa de las
apariciones. Los días de mayor concurso de gente coinciden con aquellos para
los que se había hecho creer que la Virgen había de hacer en ellos algo
extraordinario.
Está documentalmente
probado que Pachi ha mentido en sus predicciones respecto del día del “gran
milagro”. Está documentalmente probado por la declaración de varios testigos
que le predijo de una manera cierta para el día 26 de diciembre de 1931 en que
nada ocurrió. Es de notar que Pachi decía que LA VIRGEN LE HABÍA MANIFESTADO EN
SU VISIÓN que sería ese día…
Al ser interrogado por
el comisionado del Obispado dicho día 26 de diciembre confeso su engaño y
suscribió bajo su firma y juramento que el día que la Virgen había anunciado el
gran Milagro era el 26 de enero, en que nada tampoco ocurrió, En su declaración
prestada este día confeso -una vez más- su engaño y dijo que seria, el 26 de
marzo, día de Sábado Santo, en que igualmente nada ocurrió.
El mismo Pachi -el más destacado, de los
videntes- reveló ser un iluso o algo peor, al decir en el mes de julio de 1931,
al que suscribe, que sabia el nombre de la persona a quien la Virgen
favorecería con el primer milagro porque Ella se lo había dicho; prometerle
-según se lo había rogado- que escribiría el nombre de esta persona en un
pliego que se guardaría cerrado bajo dos llaves para tener el día del milagro
-que el anunciaba para fecha próxima- la certeza de la profecía y su
cumplimiento y negarse después, dando a entender al que suscribe y a su
confidente el Pbro. D. Francisco Aguirre de Irún, que había atribuido a la
Virgen algo que no era cierto.
Este mismo Pachi fue a
dar cuenta de sus cosas al Sr. 0bispo de Santander acompañado del referido D.
Francisco y al preguntarle por qué había ido al de Santander en vez de a su
propio Obispo, el de Vitoria, que estaba más cerca y era el más indicado
(estaba entonces en Anglet) dijo que: “la Virgen la había dicho que no fuera al
de Vitoria porque tenía que pasar la frontera”
La impresión que causa
este hombre es de uno que no es normal. Su párroco no está tampoco satisfecho
de su conducta. Recibe dinero, según voz
corriente. Es pobre y vive sin trabajar y hace frecuentes viajes.
Después de Pachi la
que más ha llamado, la atención por sus supuestas visiones, ha sido Ramona
Olazábal, joven de unos diecisiete años, de Beizama.
Dice haber visto a la
Virgen muchísimas veces. El hecho más
destacado de esta supuesta vidente es el ocurrido el 15 de octubre de 1931.
Ante una gran multitud
-como de unas catorce mil personas- atraída, como siempre por el anuncio para
aquel día, de algo extraordinario, apareció al anochecer con un rosario colgado
del cinturón y unas heridas en las
manos, dos en su izquierda y una en su derecha en forma extendida y poco
profunda.
Hizo creer a los
presentes que la Virgen le había impuesto en el acto el Rosario y le había
producido aquellas llagas.
El que suscribe se
personó al día siguiente en Ezquioga, para cerciorarse de si había elementos de
juicio para poder aconsejar al Sr. Obispo, ausente en Lappuie, la incoación de
un proceso ante el primer hecho, externo y tangible, que se ofrecía en
Ezquioga, cuya sobrenaturalidad se afirmaba.
Comenzó por enterarse
de los antecedentes de Ramona. Fueron del todo desfavorables Fue expulsada del
servicio de la casa del Marqués de Velasco porque una noche, sonámbula, fue al
cuarto de la señora de la casa con unas tijeras pretendiendo cortarle el pelo…
Estaba hospedada en Zumárraga, después en casa de su primo el Sacerdote D. Juan
Bta. Otaegui y por obligarla éste a que se retirara a casa a buenas horas y
dejara la compañía de muchachos a altas
horas de la noche -precisamente en los días que decía que tenía las visiones-
dejó la casa de dicho sacerdote. El mismo tiene dado testimonio escrito de que
ha sido cogida en mentiras y de que el propio cura de Beizama notaba en ella
algo anormal sobre todo en su mirada. En
la declaración que prestó ante el Vicario que suscribe el día 16 de octubre
incurrió en manifiestas contradicciones y mentiras, y además explicó el modo como le fueron producidas las
llagas de una manera que quedaba desmentida con la forma misma de las llagas. A
la vista estaba que habían sido causadas por un instrumento cortante como una
hoja de afeitar y ella afirmaba que la Virgen se las habla hecho pinchándole,
con un golpe, con una espadita muy fina. Una persona prestigiosa, que vino
acompañada de su cura, dio testimonio al que suscribe de haber visto en el
lugar en que Ramona alzó las manos heridas y ensangrentadas y momentos después
de ello, una hoja de afeitar. Otra dio testimonio de que un hombre que estaba
junto a Ramona buscaba algo en el suelo… Otra, que iba junto a Ramona, dijo
"mentira” en el acto que esta lavaba las manos ensangrentadas, y se fundaba para ello en que momentos antes no
las tenía a la vista. El médico forense de Tolosa y el Dr Ciáurriz, mandados por el que suscribe, el
mismo día de las diligencias, dieron testimonio escrito después de examinar las
heridas de "que no ofrecían ninguna particularidad extraordinaria… que
estaban producidas por un instrumento cortante que muy bien podía ser una hoja
de las corrientes, en las maquinas de afeitar; que pudieron muy fácilmente ser
producidas y ejecutadas por la misma mano… y que descartaban la existencia, en
este caso de un hecho sobrenatural”. Invitada Ramona a que en días sucesivos se
presentara al Dr. Ciáurriz para que este
observara si el proceso curativo era normal prometió de momento acudir, pero no
lo hizo ni un solo día. Las heridas se curaron.
Ramona había advertido
a la Sra. de D. Julio Lecue que llevara pañuelo grande ese día. Y efectivamente
después de que alzó las manos ensangrentadas la Sra. de Lecue -persona que
aparecía siempre al lado dé Ramona- empapó el pañuelo en sangre y otras personas
hicieron lo mismo.
Ramona había escrito
unos días antes a su primo Juan Bta. Otaegui que la Virgen le impondría dicho
día quince, probablemente, un rosario. El que suscribe dio encargo que dos
señoras examinaran diligentemente a Ramona antes de ir al campo y no la
perdieran de vista y fueran siempre junto a ella Según testimonio de ellas -Dolores
Ayestarán y María Ozores- no pudieron
inspeccionarla por la intervención de D. Julio Lecue quien también les prohibió
ir inmediatamente junto a ella.
Ramona quiso que a su
lado fuera la supuesta vidente Josefa Lasa. Apareció de hecho al subir al
tablado Ramona con un rosario colgado del cinturón. Era un rosario corriente -algunos
decían a Ramona que era el mismo que le habían visto otras veces y ella decía
que era parecido- que muy bien pudo tenerlo colgado ocultamente en la parte de
la espalda y dejarlo a la vista en la parte delantera con sólo un ligero
movimiento del cinturón que era corredizo. Es de notar, que sobre el vestido llevaba
Ramona una chaqueta de punto que bajaba bastante de la cintura. Además Ramona y
Josefa Lasa estaban en contradicción respecto del lugar el que decían que la Virgen
impuso el Rosario
Por todo esto el que
suscribe, ante la importancia que a tal hecho se había dado sin fundamento
alguna, se creyó en el deber de publicar al día siguiente en la prensa una nota
diciendo que, de las diligencias practicadas, no resultaba probado indicio
alguno de intervención sobrenatural y sí haber motivos suficientes para poder
atribuir ambos hechos a causas puramente naturales.
Desde entonces
decreció notabilísimamente la concurrencia a Ezquioga. Da. Carmen Medina dio
testimonio al que suscribe el día 3 de febrero último de que dicha Ramona le
había robado unas medallas en su misma casa, que reconoció que la había
engañado al decirle que la Virgen le había revelado en visión que se las había
robado el demonio; y de que dicha Ramona comulgaba todos los días porque la
vieran, y que lo hacía sin confesarse hacía muchísimo tiempo. También le dijo
dicha Da. Carmen que otras videntes le habían dicho que habían visto, en sus
visiones, negra el alma de Ramona.
Otro vidente destacado
es un joven apellidado Garmendia de Legazpia. Este insiste en tener de la
Virgen el encargo de hacer una capilla. Su modo de presentarse y de hablar es
de una persona que está como idiotizada y alcoholizada.
Ha sido visto
embriagado no pocos veces. Vino una vez a ver al que suscribe oliendo
enormemente a vino, y nada normal. Otra vez se presentó acompañado de dos
catalanes, uno de ellos el Sr. Boada y contradijo las manifestaciones que había hecho en la visita anterior.
Josefa Lasa, de Atáun,
es otra joven que dice tener esas visiones. A los dos días de lo de las heridas
de Ramona se presentó en el tablado con una cinta diciendo que la Sma. Virgen
se la había impuesto. Los hijos de D. Luis Zulueta, que estaban aquel día en el
campo, me dieron testimonio de maniobras parecidas a lo de las llagas y no se
dio importancia alguna al hecho ni la gente se la dio. Se contradijo con Ramona
respecto del lugar en que fue impuesto a ésta el Rosario y era la que, por
voluntad de Ramona, estuvo constantemente, junto a ella y el Sr. Lete el día de
las heridas de esta.
Su párroco no está
satisfecho del modo de ser de ella aunque, su conducta no es de la ligereza de
la de Ramona.
Hay además algunas
otras personas que dicen tener esas visiones, singularmente Evarista Galdós y
la niña Benita. Estas dos y Ramona y Josefa fueron a ver al Sr. Obispo a
Lappuie el día 19 de diciembre de 1931 llevadas por Da. Carmen Medina. El Sr.
Obispo habló con todas y cada una de ellas y de lo que las oyó y demás
circunstancias que en ellas notó, sacó
la impresión cierta de que se trataba de meras, halucinaciones (sic)
e ilusiones y por eso cuando, a los tres días fue a visitarle el que suscribe,
le ordenó que pusiera en el Boletín un decreto prohibiendo a los Sacerdotes la
asistencia al campo de Ezquioga.
El pueblo acogió con
mucho entusiasmo desde el principio estos sucesos y predicciones y acudió en
gran número al campo a pesar de que se anunciaban para la noche esas visiones,
y que en los días de gran concurso no podrían regresar a su casa hasta las
primeras horas de la madrugada. El espectáculo que ofrecía el pueblo, rezando
el Rosario y cantando himnos, era realmente edificante. Decepcionado porque no
se cumplían las predicciones de los videntes y por lo de Ramona Olazábal y
posteriormente por las conferencias del P. Laburu sobre la entidad natural de
estos sucesos en sí mismos y la ausencia de indicios que prueben su producción
en este caso dé un modo sobrenatural, ha hecho que apenas acuda ya gente culta
y sana. Acude todavía gente sencilla o exaltada inducida en parte por el temor
de los castigos que anuncian los
vidente para los que no creen en
Ezquioga y por las gestiones que constantemente hacen en favor de estos sucesos
y contra las Autoridades eccas., un francés
que allí se ha instalado con un negocio de fotografías, Sr. Rigné; el dueño del
campo Sr. Echezarreta; un catalán Sr. Boada y durante este verano, un ex
religioso, Sr. Burguera, de la diócesis de Valencia. Vino el primero de julio,
con permiso de su Prelado para cuarenta días. Pidió licencias aquí y según lo
dispuesto en la circular del 15 de junio por el Sr. 0bispo respecto de
licencias para extradiocesanos en verano, se le dio para un mes, haciéndole
saber que la licencia quedaba sin efecto si seguía quebrantando la prohibición
de ir al campo sobre: la que el Sr. Cura le había advertido.
El Sr. Burguera
devolvió el oficio y ha seguido yendo al campo a pesar de la prohibición; ha
hablado allí; ha tenido conferencias con las videntes; ha hecho ver al Sr.
Echezarreta que puede levantar en
su campo lo que quiera y poner las
imágenes que quiera etc., y según noticias, se propone publicar un libro en
favor de Ezquioga. Este señor ha contribuido
poderosamente a que en estos últimos meses subiera el concurso.
El que suscribe visitó
expresamente al Sr. Arzobispo de Valencia para rogarle que tomara una
providencia con dicho señor, que ya está en esta diócesis sin licencia alguna,
le escribió después en el mismo sentido y además le hizo nuevamente el mismo
ruego por mediación de D. Carmelo Blay.
Pero el Sr. Burguera sigue en Ezquioga y en la misma rebelde actitud.
Momentos antes de
poner en el correo este trabajo recibe el que suscribe un oficio del
Arzobispado de Valencia con el encargo de que se haga saber al Sr. Burguera que
debe reintegrarse inmediatamente a su
diócesis.
Intervenciones
de la Autoridad diocesana en Ezquioga.
I.- Durante el primer
mes de las llamadas apariciones, fue el que suscribe tres veces a Ezquioga en plan
de observar, y para advertir a los Sres. Curas de Zumárraga y Ezquioga que
guardaran extremada discreción, actitud de observación y que en manera alguna contribuyeran a hacer
creer en la sobrenaturalidad de aquellos sucesos, pero teniendo cuidado de recoger
privadamente los datos que estimaran convenientes.
2.- A mediados de
julio de 1931 el que suscribe requirió a Pachi en la forma que se ha indicado
en la precedente relación, en vista de que anunciaba un milagro para fecha
próxima y decía saber el nombre de la persona que había de ser favorecida
por la Virgen. Tendía la diligencia a
comprobar la veracidad y buena fe de Pachi en su predicción y poder probar, en
caso de que se realiza se la predicción, que había habido previo anuncio
de ella y de la persona.
3.- El 28 de julio
publicó esta Vicaria una nota en la Prensa -con ocasión de otra publicada el
día anterior por una titulada Comisión ecca.-
en la que se declaraba 1) que no había sido nombrada Comisión ecca.
alguna; 2) que en Ezquioga, a pesar de lo que se decía en el aludido suelto
firmado por la titulada Comisión ecca., no se celebraba en hora alguna acto
oficial de culto- (el suelto decía que: en adelante se celebraría el acto, oficial
(Rosario) a las cinco y media en lugar de las ocho); 3) que quedaban
desautorizadas las postales que comenzaban a venderse con representaciones que
daban por supuestas la verdad de las
apariciones sobrenaturales en Ezquioga.
4.- Al tener noticia
el 14 de octubre que Ramona había escrito a su primo Sac. José Otaegui que la
Virgen le impondría probablemente un Rosario el día siguiente, escribió a este
Sacerdote para que, puesto al habla con los Curas de Zumárraga y Ezquioga,
vieran de que se evitara todo fraude y
nombraran dos personas de toda
confianza que registraran y vigilaran
constantemente a Ramona, según se ha indicado en la relación.
5.- En la mañana del
16 de octubre el que suscribe, al ser informado la noche anterior, de que se
había hecho creer a la gente que las llagas con que apareció Ramona en el
tablado habían sido causadas sobrenaturalmente, se personó en Ezquioga para
hacer de una manera extraoficial diligencias previas encaminadas a ver si había fundamento bastante para
proceder al examen en forma de aquel primer hecho externo y tangible que se
presentaba en Ezquioga.
Por lo indicado en la
relación sacó el convencimiento absoluto de la ausencia de todo elemento
sobrenatural y de las causas naturales que le habían producido, y se creyó en
el deber de publicar sin dilación alguna la Prensa, que comenzaba a dar
importancia a aquel hecho, mía nota (V. doc.
Núm. I)
6.- Sabiendo que Pachi
había anunciado públicamente que el día 26 de diciembre habría de realizarse el gran milagro que según él decía le había
revelado Ntra. Señora, envió el que suscribe al Sr. Fiscal para que estuviera
presente allí dicho día y tomara las declaraciones pertinentes. Nada ocurrió, y
de las declaraciones tomadas por el fiscal, por escrito, resultó ser cierto que
Pachi había dicho a varias personas que la Virgen le había revelado su aparición
pública para ese día -acompañada de San Miguel montado en un caballo blanco-. El
mismo Pachi en su declaración confesó su equivocación o error y declaró por escrito que la fecha a que la
Virgen se refería, era la del 26 de enero de 1932.
7.- En el Boletín
Oficial del Obispado correspondiente al primero de enero se insertó un
"vétitum pro Sacerdotibus accedendi al locum Ezquioga” con la intención de
que su presencia no contribuyera a hacer creer a las gentes en la
sobrenaturalidad de aquellos sucesos. La ocasión próxima de esta publicación
fue la visita que Pachi, primero, y después, cuatro muchachas de las llamadas
videntes -y de las que se ha hecho mérito en la relación- hicieron al Sr. Obispo en Lappuie el 19 de diciembre
estas últimas, acompañadas por Da.
Carmen Medina; y de cuya visita sacó el Sr. Obispo la impresión cierta de
que no se trataba de nada sobrenatural
en estos casos. Así se lo manifestó al
que suscribe en la visita que a los pocos días le: hizo, al darle la orden de
publicar dicho VETITUM (V. el doc. Núm. 2). En esa misma ocasión leyó el
Sr.0bispo, al que suscribe, una carta que acababa de recibir de una señora
creyente en Ezquioga en la que le decía que una de las videntes había visto el
día anterior junto a la Virgen al Obispo de Vitoria y que le había dicho que
este Prelado creia en Ezquioga y que había recibido en Lappuie la visita del
Vicario general y del Duque De Serclaes para disuadirle. Todo era falso. El Sr
Obispo no creía en Ezquioga, el Duque no
había estado en Lappuie y el Vicario no tenía por qué disuadir de nada en ese
caso al Sr Obispo.
8. Nuevamente fue
delegado el Sr Fiscal para que estuviera presente y tomara las oportunas
declaraciones el día 26 de enero, día para el que Pachi por escrito y bajo
juramento, había dicho que se aparecería a todos la Sma. Virgen según su
revelación. Nada ocurrió y Pachi declaró otra vez su engañó y dio a entender
que el día de la aparición sería el Sábado Santo.
9. En vista de esto -y
de acuerdo con el Sr. Obispo- el Vicario
que suscribe reunió la Comisión de vigilancia, para ver lo que
procedía hacer en este caso. Fue sentir unánime de la Comisión que -a imitación
de lo que se hizo en el caso de Limpias en donde bastaron unos artículos del P.
Urbano para hacer luz sobre el asunto-
procedía ilustrar a los fieles acerca de esos asuntos. Se pensó en el P.
Laburu, S.J. medicó dedicado también a la psiquiatría y que había estado en
Ezquioga haciendo estudios y hasta tenía filmadas algunas películas. De acuerdo con el P. Provincial invitó al P.
Laburu a que diera una conferencia. La dio primero en el Seminario, después dos
veces en San Sebastián. Se publicaron extractos en los periódicos. El de la
Gaceta del Norte, que era el más completo, fue insertado en el Boletín (Doc. Núm.
3).
10.- Sabedor el que suscribe de que Da. Carmen Medina
protegía a las de Ezquioga la visitó en su domicilio de San Sebastián dos días
en los primeros de febrero. Fue muy bien recibido por ella y le confesó los
desengaños que había recibido respecto de Pachi a quien personalmente había
visitado en Atáun dos días antes del 26 de enero para cerciorarse de si
efectivamente era ese él día señalado por la Virgen para su aparición y ante la
respuesta afirmativa de Pachi Da. Carmen
pidió varias habitaciones en Ezquioga para ese día quedando defraudada con que
ni el propio Pachi se presentó a la hora señalada sino bastante más tarde. La
misma Da. Carmen hizo saber al que suscribe que Ramona le había robado unas
medallas y que la quiso engañar haciéndole creer que la Virgen le habla dicho
que se las había robado el demonio, a pesar de haberles dicho el Sr.
Obispo cuando estuvieron en .Lappuie
-como recordaba Da. Carmen- que era pecado grave atribuir a la Virgen cosas que ellas no les habían
dicho. En la misma ocasión declaró al .que suscribe, Da. Carmen lo que se ha
dicho en la relación respecto de la conducta de Ramona en lo de comulgar por
que la vieran y sin confesarse en muchísimo tiempo.
11. Cuando se comenzó a hacer el tablado en la
campa llamó el Vicario al dueño del
campo Sr. Echezarreta para intimarle, de parte del Sr .Obispo, su encargo
de que desistiera de hacer ese tablado que daba carácter espectacular a esas
supuestas visiones. Se negó rotundamente el Sr Echezarreta. Es de advertir que
este mismo Sr. fue anteriormente requerido por el Sr. Obispo para que
moralizara un cine establecido por el en Villafranca y no le atendió y el Sr
Obispo se vio precisado a escribir una carta al Sr. Cura desautorizándole. El
Sr. Echezarreta milita en el campo integrista y se precia de muy católico.
12. D. Tomas Imaz, de
San Sebastián, pidió licencia al Sr .Obispo para hacer una capilla pública en Ezquioga, y colocar en el campo de las
apariciones dentro de dicha capilla una imagen
de la Dolorosa. Le fue denegada esta autorización y se publicó esta negativa en el Boletín del 15
de junio (Doc. Núm. 4). Se dio también conocimiento oficialmente de esta
negativa al Sr. Echezarreta.
A pesar de todo esto
-alegando que en su terreno puede hacer un cobertizo-, lo ha hecho. Ha tenido
en ello por asesor al Sr. Burguera.
13.- Pachi el de Atáun
colocó en el campo un viacrucls y se dedicaba a dirigir el Viacrucis sin
erección alguna. Fue invitado a quitarlo y lo quitó.
La AUTORIDAD CIVIL
trató, en los primeras días de las supuestas apariciones, de que la autoridad
ecca. prohibiera aquellas reuniones. A ese efecto se presentó en la Vicaría el
entonces Gobernador de Álava Sr. Aragón. Se le dijo que no había hasta entonces
motivo alguno que autorizase ese prohibición; que eran posibles esas
manifestaciones de la Sma. Virgen y había que esperar algún tiempo para formar
juicio… que los fieles se reunían allí pacíficamente y no hacían más que rezar
con mucho fervor y devoción. No insistió más.
Posteriormente la
Diputación de Guipúzcoa exigió el impuesto de espectáculos al dueño del campo.
Se ha hablado algo de
la intervención del actual Gobernador de Guipúzcoa; pero no sé
concretamente si la ha habido ni en qué
ha consistido.
Vitoria, 3 de
octubre de 1932.
Justo de
Echeguren
Vicario
General
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