Documentos de la Nunciatura
Apostólica de Madrid
SOBRE LAS APARICIONES DE EZKIOGA
(1931-1934)
II
EL DOSSIER ECLESIÁSTICO
B
DOCUMENTACIÓN DE LA NUNCIATURA
DE MADRID
Documento 14
ASV. Arch Nunz. Madrid, 931, ff .90-95.
Texto mecanografiado, con firma autógrafa
Carta del Provisor de Vitoria al Nuncio
JHS.
|Excmo. y Rvmo, Mons. Federico Tedeschini.
Arzobispo de Lepanto, Nuncio de
S. S. en España.
Mi venerado Sr.
Nuncio: Hice inmediatamente el informe que V.E.se dignó encomendarme, pero
recordé que en la Secretaría de Cámara quedó copia del escrito que el Sr.
Obispo mandó hace unos meses a la S.C. del Santo Oficio; y como por una parte
creí podría ser útil a V.E. y por otra podía obtenerla sin quebrantar la
reserva que se sirvió imponerme, he hecho una, copia de la que obraba en la
Curia, y esa es la causa de mi retraso
en remitir a V.E. mi informe.
Reiterando a V.E.
mi agradecimiento por todas sus amabilidades, Se ofrece incondicionalmente a
sus órdenes su afmo. s.s. y Capellán Q.B.S.A.
JHS.
Excmo, y Rvmo. Sr. D. FedericoTedeschini.
Arzobispo de Lepanto,
Nuncio Apostólico de S. S. en España.
y Rvmo. Sr.;
Cumpliendo el
honroso encargo recibido de V.E. Rvma. de informarle acerca de los sucesos
acaecidos en Ezquioga (Guipuzcoa)relacionados con las supuestas apariciones de
la Santísima Virgen, el que suscribe va a exponer a grandes rasgos lo que de
aquellos hechos conoce, debiendo advertir que no desciende a pormenores por no
haber intervenido directamente en el asunto, y conocer este solamente por
referencias recibidas del Excmo. Sr. Obispo y del M. I. Sr.Vicario general con
ocasión de haber desempeñado hasta el mes de Octubre próximo pasado el cargo de
Secretario de Cámara del Obispado de Vitoria.
Para mayor
claridad, el que suscribe vá a dividir el informe en tres partes: Supuestos
videntes; R. P. Burguera; Sr. Echezarreta.
I
SUPUESTOS VIDENTES
Dejando a salvo la
posible buena fe de algunos de ellos, puede asegurarse que los más destacados,
bien sea por fanatismo, bien por sugestión, bien por afán de notoriedad, han
estado haciendo una farsa indigna mezclando a la Santísima Virgen en un cúmulo
de supercherías que no resisten a un examen sereno e imparcial. Sus pronósticos
no se han realizado nunca; su vida y costumbres no están en harmonía con el
recato, la modestia y la piedad que corresponden a personas que dicen tener
frecuente comunicación con María santísima (dos de las videntes son madres sin
deber serlo) y sobre todo la falta de docilidad y obediencia a los mandatos de
sus legítimas autoridades eclesiásticas—El Excmo. Sr. Obispo y el M. I. Sr.
Vicario general—es incompatible con la humildad base de todas las demás
cualidades morales que deben adornar a las personas que reciben tales favores
celestiales.
El que suscribe
sabe que esta es la impresión que de gran parte de los supuestos videntes,
sacaron el Exmo. Sr. Obispo, el M. I. Sr. Vicario general y el Promotor de la
Justicia en las diversas diligencias que practicaron para esclarecimiento de
los hechos de Ezquioga; y no hay que decir que iban prevenidos en contra, pues
consta al que suscribe que todos ellos tenían grandes ansias de que los sucesos
consabidos hubieran sido ciertos.
Hasta qué punto
llegó la desobediencia de algunos de ellos a las disposiciones del Prelado de
la diócesis se comprueba con solo decir que este, por medio de la Secretaría de
Cámara, escribió a los Párrocos de las respectivas residencias de los supuestos
videntes para que les notificasen la prohibición de acudir a la Campa de Ezquioga
bajo pena de negarles la sagrada Comunión si faltaren a ella; una de las
videntes, aunque más tarde cambió de actitud, afirmó que la Santísima Virgen le
había dicho que desobedeciese al Prelado.
Otra, a quien se
negó la Sagrada Comunión por desobediente, tuvo el atrevimiento de decir que el
sagrado Corazón de Jesús le había prometido darle la sagrado Coniuni6n directa
y personalmente; y aunque al que suscribe no le constan otros actos de rebeldía
,no debieron ser estos los únicos cuando el Rvmo. Prelado hizo pública la prohibición mencionada al llevarla
al Boletín ec1esiástico incluyéndola en la Circular n° 165 de 7 de Setiembre
del presente año.
II.
EL R. P. BURGUERA
La inconsistencia
de los hechos acaecidos en Ezquioga unida a la desautorización de la autoridad
eclesiástica y las conferencias que el
R. P. Laburu dió quitando a aquellos carácter sobrenatural, contribuyó a que
las personas sensatas, no sólo perdieran su entusiasmo, sino que aun vieran con
recelo todo lo que se refería a los hechos extraordinarios que se decía que
ocurrían en Ezquioga, y decreció en número de personas que allí concurrían, y
hubiera cesado en absoluto el concurso si no hubiera habido quien mantuviera en
Ezquioga el fuego sagrado de las pretendidas apariciones.
El que ha desempeñado este papel es el
religioso exclaustrado R. P. Burguera.
Este religioso
residente en Valencia se presentó en esta diócesis de Vitoria con licencia de
su Sr. Arzobispo por tiempo de cuarenta días. El que suscribe, de acuerdo con el
M. I. Sr.Vicario general, cumpliendo la Circular promulgada por el Obispo de la
diócesis que dispone que a los sacerdotes extradiocesanos no se les dé en
verano licencias ministeriales por más tiempo de un mes, se las extendió al
P.Burguera advirtiéndole que cesarían ipso facto si, como se tenía noticias en la Curia,
seguía concurriendo al Campo de Ezquioga, quebrantando por tanto las
disposiciones del Prelado de la di6cesis;el P.Burguera devolvió a la Curia en
forma bastante irrespetuosa la comunicación de la Vicaria general y las
licencias ministeriales y continuó impertérrito acudiendo a Ezquioga y
convirtiéndolo en campo de cultivo de una falsa sobrenaturalidad.
Allí continúa sin
celebrar la santa Misa ni comulgar dedicado a monopolizar la dirección
espiritual de los videntes y excitando a la rebelión contra el Prelado de la
diócesis al Sr. Echezarreta a quien se había prohibido construir un tablado en
la Campa de Ezquioga.
Oficialmente se
comunicó al Sr. Arzobispo de Valencia la conducta del P.Burguera y más de una
vez el Excmo .Sr. Melo requirió al dicho Padre para que se reintegrara a la
diócesis de Valencia sin que atendiera tales requerimientos; también ha hecho
caso omiso de las repetidas comunicaciones del Prelado de esta diócesis y en
esa actitud de rebelión continúa, siendo motivo de escándalo el que un
religioso desatienda de una manera pública y notoria, no ya las insinuaciones,
sino los mandatos de dos venerables Prelados que, de consuno, le imponen la
obligaci6n de abandonar la comarca de Ezquioga y la perniciosa propaganda de
las supuestas apariciones.
III.
El Sr. ECHEZARRETA.
Este es el dueño
del campo de Ezquioga; persona piadosa, afiliada en política al partido
integrista. El que suscribe no le conoce personalmente, pero, como Secretario
de Cámara del Obispado, tuvo que intervenir en un asunto relacionado con un
Cinematógrafo que el Sr. Echezarreta tenía instalado en Villafranca de Oria
(Guipú zcoa).
Este Cine tenía
carácter parroquial o, al menos, se lo daba el Sr. Echezarreta; pero el Rvmo.
Prelado tuvo denuncias de que las exhibiciones que allí se hacían no eran
recomendables y tuvo que amonestar al Sr.Echezarreta y, por fin, desautorizar
el Cine haciendo público desde el púlpito de la Parroquia que ésta nada tenía
que ver con el Cine consabido.
Cuando
comenzó a acudir gente al campo de Ezquioga, el Sr. Echezarreta cobraba algo
por la entrada en el mismo; después, según ha oído el que suscribe, tiene el
campo mencionado, arrendado a personas que venden diversos objetos a los allí concurrentes.
Violando
la prohibición expresa de la autoridad eclesiástica, construyó un tablado para
que en él se colocasen los videntes con objeto de hacer más espectaculares las
apariciones, Y no contento con eso ha construido un cobertizo instigado a ello
por el P.Burguera como consta en carta que obra en el Obispado.
A pesar de todos
los requerimientos que se han hecho oficialmente, continúa, así como el P. Burguera,
en abierta actitud de rebeldia contra la autoridad del Prelado.
Estas son, Excmo. Señor,
las noticias que el que suscribe puede
suministrar a V. E. respecto del asunto de las supuestas apariciones de Ezquioga;
por la raz6n apuntada al principio de este escrito, ellas no son muchas ni muy
circunstanciadas, pero sí muy verídicas, y todas ellas podrían probarse
plenamente si fuere necesario.
Vitoria 7 de Noviembre de 1933.
Jaime Verástegui
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