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EUZKO ETXEA ARANTZAZU LIMA
Archivo Ilustre Hermandad Vascongada de
Nuestra Señora de Aranzazu de Lima
Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de
Nuestra Señora de Aranzazu de Perú
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DOCUMENTOS DE LA NUNCIATURA
APOSTÓLICA DE MADRID
SOBRE LAS APARICIONES DE EZKIOGA
(1931-1934)
1.
EL “CASO EZKIOGA”
La publicación de todo el Dossier
Eclesiástico sobre Ezkioga es imprescindible para completar el estudio del sabio americano.
Pero tiene también una importancia grande para toda la cuestión de los procesos
eclesiásticos sobre las apariciones. En efecto, Ezkioga es un caso único en
las actuaciones del Magisterio en
materia de apariciones. Desde la Medalla
Milagrosa, (1830) la autoridad diocesana decidía oficialmente sobre la autenticidad
de las apariciones en el ámbito de la
respectiva diócesis. En 1933 el Obispo de Vitoria, Mons. Mateo Múgica actuó
según la misma praxis, pero no fue la suya una decisión de aprobación, sino de
condenación. Ese carácter suyo condenatorio fue la condición que aprovecharon los ezkioguistas Sebastián
L. de Lerena, y René de Rigné para
interponer un recurso ante el Santo Oficio contra la pastoral condenatoria del
Obispo de Vitoria. Ante este hecho insólito, el Tribunal Romano decidió abrir
un proceso ad hoc para dictaminar, en
última instancia, sobre Ezkioga. La revisión
de un decreto episcopal sobre
apariciones, era un caso singular.
El alto tribunal emitió un juicio
confirmatorio de la condena ya realizada por el Ordinario de Vitoria. Este caso singular inspiró una nueva pauta normativa, para
evitar futuros casos de conflicto con las autoridades diocesanas. En los casos de Beauraing (1932-1933) y Banneux
(1933), poco posteriores a Ezkioga, se inició otra nueva praxis. Las diócesis
llevarían a cabo un primer proceso sobre
las presuntas apariciones. Sobre este proceso diocesano, la Santa Sede
daría el Visto Bueno para que el Ordinario procediera a la
declaración oficial sobre la naturaleza de tales apariciones.
Esta fue la praxis seguida desde Beauraing
y Banneux, hasta Betania (Venezuela). Ezkioga señala el punto
de inflexión del procedimiento consolidado por 100 años de experiencia.
Con Ezkioga se inicia la praxis actual
de los procesos sobre las apariciones.
No es el único aspecto singular de Ezkioga. Las apariciones
guipuzcoanas son únicas desde otro punto de vista de singular relevancia. Es el
hecho totalmente anómalo de que en el proceso sobre las apariciones del barrio
de Anduaga, no se planteara el problema de su autenticidad remontándose a
las visiones fundantes del 30 de junio de 1931, cuyos protagonistas fueron los
hermanos Bereciartúa. Descuidando por
completo los hechos fundantes, se concentró la atención -selectivamente- sólo
en unos cuantos hechos negativos, bastante
posteriores a las apariciones primeras, cuyos protagonistas eran distintos de los hechos fundantes de
Ezkioga. Las apariciones iniciales nunca
fueren sometidas a un veredicto, ni del Ordinario de Vitoria ni del
Santo Oficio. Ahora bien, la metodología histórica rigurosamente aplicada por William A.
Christian Jr., ha puesto en evidencia que hubo -de hecho- dos Ezkiogas: uno, el
de los primeros videntes, y otro, el de
los posteriores, que deformaron la
naturaleza de las primeras El autor da como hecho indudable que en Ezkioga hubo
dos grupos de visionarios de condiciones esencialmente diferentes: los primeros2, y los continuadores.
Esta es una novedad
singular en el proceso canónico de las apariciones. Estos procesos comienzan
siempre “ab ovo”, dando suma importancia a la fase inicial de los hechos,
separando cuidadosamente la historia de los protagonistas fundantes, de la
turba de los imitadores. Tal sucedió en
Lourdes con las apariciones de Bernardita. Los sucesos protagonizados por la
santa fueron diferenciados, de los que tuvieron lugar en torno a la misma gruta de Lourdes, terminadas las visiones de
Bernardita. La misma praxis se siguió
en el caso de Beauraing, que conoció también un parecido acompañamiento de visionarios que siguieron a los testigos
del primer grupo. En Ezkioga, por el
contrario, se pasó por alto la etapa primera de las visiones fundantes, y
se procedió a estudiar hechos
posteriores, de naturaleza muy diferente a las primeras. Es, pues, de la
mayor gravedad, constatar que el
juicio realizado por el Mons. Múgica y
confirmado luego por el Santo Oficio, no se ocuparon de los primeros, sino de
los videntes de la segunda fase. Esto
equivale a decir que la condenación sólo
pesa sobre los acontecimientos de Ezkioga que comenzaron con los falsos prodigios posteriores a las
apariciones protagonizados por los hermanos Bereciartúa. El dossier completo
que hemos compilado sobre Ezkioga demuestra que
el proceso eclesiástico, tanto de Vitoria como de Roma, se silenció la
etapa primera, y sólo se tuvieron en
cuenta los hechos de la segunda fase.
Para poner luz en este debate histórico, nada mejor que aportar nuevos datos de fuentes hasta ahora
nunca utilizadas. La apertura, tanto del
Archivo Secreto del Vaticano como el Archivo del Antiguo Santo Oficio permite en la actualidad consultar toda la
documentación referente a Ezkioga, y seguir al detalle las vicisitudes de la doble condena –diocesana y romana- de
Ezkioga. Ofrece también la posibilidad de
controlar y completar muchas de las afirmaciones de William Christian
Jr. en su exhaustiva obra sobre las
Apariciones de Ezkioga, pero excluyendo
los testimonios de los que fueron los
protagonistas primeros.
A los 80 años de la aparición de Ezkioga a los hermanos
Bereciartúa aparece esta publicación que no dudamos contribuirá a hacer plena
luz sobre Ezkioga.
2.
“Los primeros videntes”, en WILLIAM A. CHRISTIAN Jr. Las Visiones de
Ezkioga, p. 63.
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