Misioneros en
la Amazonía Peruana
Mons.
Miguel Irizar Campos, C.P.
Desde el Perú,
tierra entrañable para los Pasionistas, saludo a los lectores de la revista Redención, para comunicarles una buena
noticia. Los pasionistas estamos
iniciando el Centenario de nuestra llegada al Perú un 10 de febrero del año
1913, cuando procedentes del convento de Deusto, Bilbao, arribaron los primeros
12 misioneros al Puerto del Callao.
Nuestra
presencia en el Perú se la debemos especialmente a Mons. Emilio Lissón, Obispo
de Chachapoyas, quien en su visita ad
Limina a Roma en 1910, se presentó a los superiores de la Congregación
Pasionista y demandó religiosos para su diócesis, a fin de que se encargaran de
la parte más abandonada, la región de San Martín. Los superiores de la Curia
General de Roma indicaron al celoso obispo que podía acudir a Bilbao, ya que la
joven provincia del Sagrado Corazón disponía de religiosos que podían aceptar
este compromiso.
Efectivamente,
la Curia Provincial acogió favorablemente la solicitud del Obispo de
Chachapoyas con el envío al Perú de seis sacerdotes y seis hermanos. Se firmó
en Bilbao el contrato respectivo el 17
de enero de 1911, inicialmente en forma experimental por un periodo de 3 años. Los elegidos para esta heroica misión eran los
sacerdotes: Atanasio Jáuregui,(superior del equipo) Arsenio Sainz, Andrés
Asenjo, Hipólito Balaustegui, Tomás Pestana, Eleuterio Fernández, y los
hermanos Felicísimo Menica, Marcelino Salinas, Bernabé Guridi, Silverio
Barrena, Jeremías Ugarte y Domingo Menica
Aceptar un
compromiso para tres años, teniendo que mover 12 religiosos que hasta el
momento se habían dedicado a la vida conventual y a la predicación de misiones
populares, era ciertamente una gran temeridad. Ninguno de ellos conocía la
realidad de la diócesis de Chachapoyas, ni del Perú. Pero hay obras de Dios que
sólo con “imprudencia apostólica” se pueden aceptar.
El 24 de diciembre de 1912 parten de Bilbao rumbo al Perú
doce Misioneros Pasionistas. Eran “doce” como los Apóstoles. Este número tenía
un significado especial para una provincia religiosa que iniciaba una empresa
misionera. La expedición misionera tras una larga travesía, por el océano
Atlántico y el Pacífico, arriba al puerto del Callao el 10 de febrero de 1913,
donde los aguarda Mons. Lissón, a cuyas órdenes comienzan su aventura
misionera. Tras un largo y penoso recorrido por la costa y sierra del Perú, a
pie y a lomo de caballo, pasando por Cajamarca, Chachapoyas y Moyobamba, hasta
llegar a la Amazonía, a la ciudad de Tarapoto, el 17 de mayo de 1913.
Por este
motivo, la apertura del Centenario Pasionista será intencionalmente en la
ciudad de Tarapoto, el 19 de mayo de 2013 y el siguiente domingo, 26 de mayo,
en Lima, en el distrito de San Isidro, donde se fundó en 1931 el primer
convento Pasionista en el Perú.
Las peripecias
de este largo viaje quedaron escritas en la carta que el padre Atanasio
Jáuregui, superior del grupo misionero, envió al padre General de la
Congregación, con fecha 14 de junio de 1913. Describe, con admiración y estima,
el comportamiento del obispo Lissón en toda esta ruta. Monseñor, en una caída
de caballo, atravesando un fangal, perdió su anillo; durante todo el camino
trató a los misioneros con amor paternal y exquisita delicadeza. “Gracias a Dios, todos estábamos
animados de una voluntad de hierro, y el obispo participaba de todo y su virtud
nos servía de estímulo y nadie se acobardó”.
Los eventos principales del Centenario están programados de mayo del presente año a mayo de 2014,
que incluirán celebraciones litúrgicas, actos académicos “Simposio Pasionista”,
Exposición Misionera de la obra Pasionista en la Amazonía Peruana. Con esta
finalidad, venimos preparando una publicación monográfica: “Cien años de los
Pasionistas en el Perú” y un documental (video) “Cien años de la presencia
Pasionista en la Amazonía Peruana”.
Los pasionistas
tienen conciencia de recibir esta región como una rica herencia legada por los
antiguos misioneros, sobre todo jesuitas, pero se dan cuenta también de que
reciben una zona misional en situación muy difícil. El aislamiento y la incomunicación entre sí, la austeridad de vida y la pobreza parecen
haber sido los rasgos más salientes de los primeros años.
En su carta pastoral del 15 de agosto
de 1936 Mons. Atanasio Jáuregui describe la obra de las Misioneros Pasionistas
en la Amazonía: “Los Pasionistas que
hemos venido prestando nuestra decidida y desinteresada cooperación a la
Diócesis de Chachapoyas desde 1913, en las provincias de San Martín y Huallaga,
podemos afirmar, sin vanos alardes, que nos hemos esforzado en llenar con
honradez y dignidad la delicada misión que se nos encomendara, “haciéndonos
todo para todos –en expresión del Apóstol- a fin de ganar a todos para Jesucristo”.
La zona
encomendada a los pasionistas pertenecía al antiguo Obispado de Maynas, que
posteriormente pasó a la jurisdicción
del Obispado de Chachapoyas, que comprendía la Región de San Martín, primer
escenario de nuestros misioneros.
Al crearse el
año 1921 la Prefectura Apostólica de San Gabriel del Marañón en la Provincia de
Alto Amazonas, Departamento de Loreto,
posteriormente elevada a
Vicariato Apostólico, se amplía el escenario misionero de la Congregación
Pasionista en la amazonía peruana. Como primer pastor de ese territorio
misional es nombrado por la Santa Sede Mons. Atanasio Jáuregui, hijo de
Larrabezua (Vizcaya) consagrado Obispo en Lima el año 1936.
Mons. Jáuregui ejercerá al mismo tiempo, el cargo de
superior religioso, tanto de los misioneros de la Prefectura, como de los que
venían trabajando en las provincias de Tarapoto, Saposoa, Lamas y Juanjuí, que
eclesiásticamente seguirían dependientes del Obispado de Chachapoyas.
Muchos años
después, en 1948, la Santa Sede confiaba
a la Congregación Pasionista la nueva
Prelatura de Moyobamba nombrando como Primer Prelado a Mons. Martín Elorza,
natural de Elgueta (Guipúzcoa), quien sería consagrado Obispo el año 1954 en la
parroquia Pasionista de la Virgen del Pilar de Lima.
La Congregación
Pasionista ha tenido a su cargo simultáneamente dos territorios eclesiásticos:
el Vicariato Apostólico de Yurimaguas en el Departamento de Loreto y la
Prelatura de Moyobamba en el Departamento de San Martín, con una extensión
territorial de casi cien mil kilómetros2.
Los Pasionistas
en el Perú somos ante todo misioneros de los pueblos de la selva,
evangelizadores por vocación, con nuestro peculiar carisma de Pasionista. Esa
evangelización ha significado un gran esfuerzo por llegar a los pueblos y
comunidades que llevaban muchos años desprovistos de toda atención pastoral en
esa inmensa región de la amazonía peruana, donde hemos tratado de implantar la
Iglesia.
En respuesta a
este gran reto misionero de las Misiones Pasionistas en el Perú, se originó una
gran movilización de religiosos de la Provincia del Sagrado Corazón de Jesús a
lo largo de estos 100 años, gracias a los numeras vocaciones que surgían en
nuestro País Vasco. Ante la dolorosa baja de las vocaciones que hemos venido
sufriendo en nuestra tierra, se ha reducido nuestra capacidad de cumplir con el
histórico encargo que asumimos hace un siglo.
Nos compensa en
parte, el florecimiento y crecimiento de vocaciones peruanas para nuestra
Congregación. Nos resulta también esperanzador el surgimiento de vocaciones
para el clero diocesano y para la vida consagrada, en nuestras iglesias de la
Prelatura de Moyobamba y del Vicariato Apostólico de Yurimaguas.