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La República |
“La concentración de los medios
en pocas manos limita el derecho a la información”
Domingo, 01 de septiembre de 2013
| 4:30 am
Baldo Kresalja. Ex ministro de
Justicia durante el gobierno de Alejandro Toledo. Abogado por la PUCP, con
estudios de posgrado en la Universidad de Wisconsin. Catedrático universitario.
Ex dirigente de Universitario de Deportes. Ha renunciado a candidatear a la
presidencia de este club.
Texto. Emilio Camacho.
Hace seis años, Baldo Kresalja y
su hijo Juan caminaban por la avenida principal de San Francisco en Estados
Unidos. De pronto, dos grupos de manifestantes llegaron al lugar. Los primeros
eran pro abortistas, los otros defendían el derecho a la vida de los no
nacidos. La policía, como un tercer actor, acordonó la zona, lista para actuar
ante cualquier atisbo de violencia. No fue necesario. Ambos grupos expresaron
con energía sus ideas, como en toda marcha callejera, pero no hubo piedras,
palos estrellados contra alguna cabeza o gases lacrimógenos. Eso es algo en lo
que cree: las ideas se defienden con pasión, pero sin llegar al enfrentamiento.
El diálogo es su dogma, su fe. Aunque otros prefieran verlo como un
talibán.
Siempre le consultan sobre la
propiedad de los medios, la relación entre medios y Estado, incluso hasta de
contenidos. Lo que no sé es de dónde le viene a usted este interés por el tema
de los medios.
Mire, casi fue una coincidencia
el origen de mi interés con la presidencia del CADE que se me encargó justo
después de la caída de Fujimori y en plena gestión de Paniagua. Cuando Paniagua
asumió el poder se hizo público todo este problema con el manejo de Fujimori y
los medios. Y el tema de ese CADE era educación y cultura, pero en ese
escenario era imposible dejar el tema de la publicidad. Yo tuve un discurso muy
fuerte sobre eso, fue una crítica muy acentuada. Y ese es el origen de mi
interés. Desde el CADE me comencé a sumergir en el tema de los medios de
comunicación. Y como yo había hecho un posgrado en los Estados Unidos, traté de
investigar sobre el asunto. Me di con la sorpresa de que en Estados Unidos este
tema venía estudiándose desde la década del 30, tienen una comisión federal que
ve el asunto.
¿Cuántas horas del día dedica a
leer diarios?
Ah, bueno, yo soy bastante
selectivo. Y esto puede causarle alguna sorpresa a usted: yo empiezo por la
parte deportiva. Luego leo opinión, y alguna que otra cosa de información
general.
¿Solo lee columnas de opinión?
Ese es mi interés fundamental. Y
solo leo dos diarios: El Comercio y La República. A veces leo Gestión. Y los
sábados leo Diario 16 porque me interesa la columna de Pablo Secada.
¿Y cuánto tiempo le dedica a la
televisión peruana?
Muy poco, casi nada.
¿Y programas de noticias
peruanos?
Lo mínimo. No veo nunca, por
ejemplo, los programas dominicales. Para mí es una tranquilidad inmensa.
Tampoco quiere decir que no vea nada, pero comparativamente le doy más tiempo a
un partido entre el Atlético de Madrid y el Barcelona.
En 2011 le dio una entrevista a
la revista Cambio 16 de Colombia en la que afirmó que había una disminución en
la calidad informativa de los medios peruanos y que eso se debía a la falta de
empeño de los estudiantes de periodismo, pero también a las redacciones,
¿todavía piensa así?
No, yo pienso que se ha dado un
cambio que está vinculado a dos asuntos: creo que ha aumentado el interés por
las noticias fuera de Lima. Es un fenómeno nacional importante que tiene
reflejo en la vida cotidiana del país, puede ser por el proceso de
regionalización o porque algunos presidentes regionales tienen una presencia
destacada. Y en segundo lugar hay un tema tecnológico. Los nuevos medios de
información hacen que el flujo de información sea mucho mayor. Tendría que
reevaluar esa afirmación que hice. No podría hacerla ahora.
Cuando leí su declaración pensé
que usted coincidía con la visión que ha expresado Mario Vargas Llosa en su
ensayo La civilización del espectáculo. Él dice que la función crítica de los
periodistas se ha distorsionado por la frivolidad de los mismos.
Bueno, creo que Vargas Llosa
tiene razón parcialmente. Pero también creo que exagera en este ensayo. Yo
estoy de acuerdo en muchos de sus análisis, pero no coincido en todo. Él le da
a la llamada cultura literaria o tradicional un poder y una influencia que no
comparto. Yo no entiendo a la cultura sin ciencia. Si me dicen que los grandes
aportes a la medicina no son parte de la cultura o que son inferiores a una
novela, yo no puedo compartir eso. Creo que van a la par.
Vamos a la coyuntura. Siempre ha
estado pendiente del tema de la concentración de medios en pocas manos, ¿qué
piensa de la compra de las acciones de Epensa (que imprime los diarios Correo,
Ojo, Ajá y El Bocón) por parte del grupo El Comercio?
Primero, la única información que
yo tengo es la periodística. No puedo hablar del fondo, no conozco los
contratos ni los derechos ni las obligaciones. Luego, quiero empezar diciendo
que nadie puede entender un sistema democrático, con todas sus imperfecciones,
sin libertad de expresión. Sin eso, no hay régimen democrático. Por eso, soy
muy firme cuando afirmo que en Cuba y Venezuela no hay democracia. Y por qué
digo eso. Porque en esos países está limitada la libertad de información.
Bueno, en Cuba los medios le
pertenecen al Estado.
Claro, y a los periodistas los
ajochan. Es evidente que allí no hay esa libertad. Pero volvamos al tema. La
libertad de expresión y de opinión son derechos fundamentales, pero el derecho
a informarme tiene la misma categoría. No está por debajo, está al mismo nivel.
Y los medios tienen el deber, no el derecho, de informar correctamente.
Mientras más voces haya que informen, yo como ciudadano me formaré una opinión
completa de un asunto público. Entonces, la concentración de los medios en
pocas manos limita, no anula, el derecho a la información. Como dicen los
norteamericanos, “son necesarias muchas voces pero no altoparlantes”. Ese es el
tema de fondo de la concentración de los medios.
Esa parece una visión académica.
Efectivamente, pero ese es el
fondo de la discusión. Además que esto está muy vinculado a otro tema que es el
de la propiedad cruzada de los medios. Como usted sabe, en algunas
circunscripciones quien tiene unos medios no puede tener otros, ¿para qué? Para
que existan muchos voces y pocos altoparlantes.
Lo que quiere decir es que quien
tiene un diario no puede tener una televisora, o viceversa.
Bueno, ese es el caso de Estados
Unidos.
Y para ser justos en ese mismo
ejemplo está La República.
Sí, y yo ya lo he dicho, en su
momento. Pero volvamos a nuestra realidad. Es evidente que el grupo El Comercio
ha tenido gran éxito empresarial que es el que le permite hacer adquisiciones
de otros medios, es su mérito, pero lo que ha sucedido en la realidad es que no
solo tiene un gran número de periódicos y un canal de televisión importante, y
otro de cable, sino que ahora tiene un altísimo porcentaje de la publicidad. Y
este es el elemento fundamental para la vida de los medios, por lo menos si son
privados. Ese es el tema con la compra de Epensa, esto acrecienta su poder. Ese
no es un ilícito, está claro, pero puede ser una preocupación desde el punto de
vista de la vida pública en el país.
¿Habla de control en el tema de
la publicidad?
No quiero hablar de control,
dejémoslo en un amplio dominio del asunto.
Volvamos a revisar algo de su
trayectoria. Usted renunció en 2004 al Ministerio de Justicia porque sentía que
la Ley de Radio y Televisión estaba redactada a favor de los interesados en
este negocio...
Yo sentía que el Estado no había
defendido al pueblo del Perú. Y no he cambiado mi posición.
A partir de su renuncia lo han
presentado como el cuco de la intervención del Estado en los medios. Hasta le
han dedicado portadas.
Todas son infamantes. A mí el
tema me ha interesado fundamentalmente desde el punto de vista académico. Yo no
soy competidor de los medios, escribo artículos a veces. La República me ha
publicado artículos, también Quehacer o Ideele, todos sobre temas de interés. A
mí lo que me interesa es el funcionamiento democrático. Y no soy contrario a
ningún éxito económico. Pero el tema de los medios es un tema muy vinculado a
la vida democrática y eso genera grandes debates en otras sociedades más
conscientes.
¿Usted no siente que ha
alimentado esos temores sobre su intención de intervenir los medios? Alguna vez
ha dicho que mientras los medios sean gobernados por las leyes de mercado,
nunca habrá pluralidad de ideas en ellos, por más que aparezcan nuevos medios.
Mire, esa posición es audaz.
...Y también sugiere que el
Estado intervenga los medios...
No, no. La producción y el
consumo de medicinas no funciona solo a través de las reglas del mercado.
¿Decir eso significa que estoy en contra de los grandes laboratorios? No, para
nada.
Sí, pero las píldoras no son
medios.
Espere. ¿Y por qué no funciona
solo por las reglas del mercado el tema de los descubrimientos farmacéuticos?
Porque hay un riesgo para los usuarios. Lo mismo pasa con los medios. Siempre
hay un riesgo para la vida democrática si no existe alguna regulación.
Pero yo quiero ser enfático en
algo, yo siempre he creído que esas expresiones que he señalado, el tema de la
necesidad de organismos reguladores, no están vinculadas a la prensa escrita
sino a la televisión. Y, además, este tema hay que verlo con mirada renovada.
El cambio tecnológico, el tema de las redes sociales, eso ya no puede ser
controlado por organismos reguladores. Y la función de estos organismos debe
ser dinámica y consensuada, plural. Le repito, no podemos ser ni Venezuela ni
Cuba. Pero hay que respetar cosas básicas: horario para menores, cosas que no
deberían hacerse. No me voy a pronunciar sobre ningún programa en especial...
Cómo podría, ya dijo que no ve
ninguno...
Bueno, veo algunas cosas, tampoco
soy un adicto a la televisión. Puedo ver entrevistas políticas pero no veo
“Combate”.
Cuando renunció al Ministerio de
Justicia también lamentaba que la Ley de Radio y TV no estableciera una franja
educativa en los medios, ¿no está responsabilizando a los medios por algo que
le corresponde al Estado?
Es que hay muchas formas de
educar. Yo no propongo que pongan en la televisión un profesor que diga cuánto
es 2 x 2. Los medios crean universos simbólicos y a través de ellos se educa.
Mire, yo no soy un cucufato, una mujer puede tener los hijos que quiera. Pero
sí se puede decir, por ejemplo, a través de historias simbólicas, la
importancia que tiene un hogar bien establecido frente a otro que tiene como
padre a un drogadicto que deja a sus hijos.
¿Nunca le han dicho que usted
parece conservador por estos puntos de vista?
Pero no lo soy. Conservador es
resignarse a tener niñas embarazadas a los 17 años, conservador es no darles la
píldora del día siguiente, y yo logré que se aprobara su distribución en el
Consejo de Ministros.
Usted no cree en la
autorregulación de los medios, ¿verdad?
A ver, qué significa
autorregularse. Eso significa estar por encima de la ley. Ser más exigente. Si
la ley me dice: “esta es tu medianía” (hace un gesto con las manos como si
señalara una medida), yo me autorregulo para llegar hasta acá (hace otro gesto para
señalar una medida más alta que la anterior).
¿Y usted siente que los medios
peruanos comparten su punto de vista?
Quizá algunos individuos. Pero no
creo que se lo planteen corporativamente. A veces parece que usan esto como un
escudo: “Yo me autorregulo, hermanito”. Pero no sé si haya voluntad.
Qué desconfiado.
No, mi amigo, yo tengo barrio (se
ríe). Ya le digo, la autorregulación es muy exigente. Le pongo un ejemplo, si
usted y yo hubiéramos descubierto lo de Watergate, iríamos con nuestro editor y
este nos diría que no es suficiente la información. Eso está bien. Eso es ser
exigente. Pero la realidad es que a algunos medios les llega el dato de que a
un tipo lo vieron en calzoncillos y de inmediato el tema va a la primera plana.
Eso no es regulación.
En la última campaña electoral
apoyó a Ollanta Humala, ¿lo hizo porque creía en su proyecto o por temor al
fujimorismo?
No, yo me enfrenté como muchas
otras personas al dilema de votar por Keiko Fujimori o por Ollanta Humala. Y al
final decidí votar por Humala, a pesar de que eso me ha traído muchos
problemas. Yo no tengo ninguna vinculación con el presidente de la República o
su partido.
¿Qué piensa del fujimorismo
actual?
Siguen en lo mismo. El
fujimorismo como movimiento político no ha dicho nada en los últimos años. Qué
cosa significa ese movimiento. Solo es un conjunto de intereses vinculados al
ex presidente de la República.
¿No es lo mismo que le pasa a
otros movimientos? Al de Toledo, por ejemplo.
Bueno, sí, el movimiento de
Toledo es casi inexistente.
Qué duro con su ex jefe.
Es que los movimientos políticos
en el Perú son caudillistas.
¿Qué es más difícil: la política
o la dirigencia de un club de fútbol?
(Lanza una carcajada). Ambas
actividades son entretenidas, queribles, si uno está rodeado de gente decente.
¿Y usted todavía quiere llegar a
la presidencia de la "U"?
(Se ríe). No, no, ya no. Soy
hincha, eso no va a cambiar. Pero lo otro ya no.
¿Cuál ha sido el mejor cuadro de
la "U" que usted ha visto?
(Frunce el ceño). Esa es una
pregunta brava. La "U" ha tenido el mejor equipo de fútbol
profesional en la época de (Roberto) Challe, (Luis) Cruzado, (Héctor)
Chumpitaz, con una delantera variada como la de (Juan Carlos) Oblitas o Percy
Rojas. Creo que ningún otro club peruano ha tenido una actuación tan destacada.
¿Y Alianza Lima?
Alianza ha tenido partidos
soberbios y jugadores estupendos.
Qué generoso con el rival.
Mire, le voy a decir algo. Yo soy
futbolero, he ido a cuatro mundiales, puedo hablar con cierto conocimiento. Yo
considero que entre los tres mejores jugadores peruanos, en el primer lugar
está un aliancista: Víctor Benítez, ese fue un jugador fabuloso, que jugó en el
Milan. El segundo es Chumpitaz y el tercero Alberto Terry.
¿Y cuál ha sido su relación con
la prensa deportiva?
Pues me ha pasado de todo. La
prensa deportiva en general, siempre hay excepciones, tiene el mismo nivel que
nuestro fútbol.