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DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA
FRANCISCO IGARTUA CON DORIS GIBSON, PIEZA CLAVE EN LA FUNDACION DE OIGA, EN 1950 CONFUNDARIAN CARETAS.

«También la providencia fue bondadosa conmigo, al haberme permitido -poniendo a parte estos años que acabo de relatar- escribir siempre en periódicos de mi propiedad, sin atadura alguna, tomando los riesgos y las decisiones dictadas por mi conciencia en el tono en que se me iba la pluma, no siempre dentro de la mesura que tanto gusta a la gente limeña. Fundé Caretas y Oiga, aunque ésta tuvo un primer nacimiento en noviembre de 1948, ocasión en la que también conté con la ayuda decisiva de Doris Gibson, mi socia, mi colaboradora, mi compañera, mi sostén en Caretas, que apareció el año 50. Pero éste es asunto que he tocado ampliamente en un ensayo sobre la prensa revisteril que publiqué años atrás y que, quién sabe, reaparezca en esta edición con algunas enmiendas y añadiduras». FRANCISCO IGARTUA - «ANDANZAS DE UN PERIODISTA MÁS DE 50 AÑOS DE LUCHA EN EL PERÚ - OIGA 9 DE NOVIEMBRE DE 1992»

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«Cierra Oiga para no prostituir sus banderas, o sea sus ideales que fueron y son de los peruanos amantes de las libertades cívicas, de la democracia y de la tolerancia, aunque seamos intolerantes contra la corrupción, con el juego sucio de los gobernantes y de sus autoridades. El pecado de la revista, su pecado mayor, fue quien sabe ser intransigente con su verdad» FRANCISCO IGARTUA – «ADIÓS CON LA SATISFACCIÓN DE NO HABER CLAUDICADO», EDITORIAL «ADIÓS AMIGOS Y ENEMIGOS», OIGA 5 DE SEPTIEMBRE DE 1995

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.» FRANCISCO IGARTUA - TEXTO SOMETIDO A LA APROBACION DE LA ASAMBLEA Y QUE FUE APROBADO POR UNANIMIDAD - VITORIA-GASTEIZ, 27 DE OCTUBRE DE 1999.

«Muchos más ejemplos del particularismo vasco, de la identidad euskaldun, se pueden extraer de la lectura de estos ajados documentos americanos, pero el espacio, tirano del periodismo, me obliga a concluir y lo hago con un reclamo cara al futuro. Identidad significa afirmación de lo propio y no agresión a la otredad, afirmación actualizada-repito actualizada- de tradiciones que enriquecen la salud de los pueblos y naciones y las pluralidades del ser humano. No se hace patria odiando a los otros, cerrándonos, sino integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad del ser vasco. Por ejemplo, asumiendo como propio -porque lo es- el pensamiento de las grandes personalidades vascas, incluido el de los que han sido reacios al Bizcaitarrismo como es el caso de Unamuno, Baroja, Maeztu, figuras universales y profundamente vascas, tanto que don Miguel se preciaba de serlo afirmando «y yo lo soy puro, por los dieciséis costados». Lo decía con el mismo espíritu con el que los vascos en 1612, comenzaban a reunirse en Euskaletxeak aquí en América» - FRANCISCO IGARTUA - AMERICA Y LAS EUSKALETXEAK - EUSKONEWS & MEDIA 72.ZBK 24-31 DE MARZO 2000

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domingo, 3 de mayo de 2009

FRANCISCO IGARTUA - HUELLAS DE UN DESTIERRO - Capitulo XLIV - Y sigo andando


¿Por qué hoy, pues, tanta insistencia en el retiro, la jubilación, el cierre de Oiga, la tristeza del abandono de ciertas amistades?... Porque así está hecha la vida, de barro ardiente. Pero nada de lo enumerado significa rendición. En estas páginas no hay una línea pidiendo chepa y si guerra, guerra total contra el abuso, el atropello, la injusticia. Y si yo he cambiado de trinchera y me refugio ahora en la escritura, no es porque he variado en mis adentros. Simplemente ocurrió que me fue imposible seguir teniendo abiertas las puertas de Oiga. Me lo imposibilitó la represión taimada del régimen de los 90, una represión sesgada que deja la protesta en el vacío y amenaza con la cárcel por defraudación tributaria.

He aquí esa penosa historia:

A fines de 1993, todos los periódicos, radios y televisoras —con excepción de El Comercio, Gestión y Canal 5— estaban quebrados. Se les habían acumulado millonarias deudas con la Sunat que crecían a velocidad geométrica por las moras y las multas. En teoría, el cierre de todos los medios de expresión –salvo las excepciones señaladas— era inminente... Dentro de esta situación Oiga se hallaba en una situación especial. Hasta hacia pocos meses había estado entre las excepciones, pues sus continuos desencuentros con distintos gobiernos obligaban a su administración a estar al día en los tributos, pieza clave para ajustes de cuenta con el Estado... Pero de pronto se había colocado en la disyuntiva de pagar la planilla de empleados o el impuesto del 18% a la venta del periódico, impuesto abusivo que no existe en ningún país que respete la cultura… La decisión había sido cubrir la planilla, ya que de lo contrario no aparecía la revista… Y de esta forma se inició también en Oiga el huaico de las multas y las moras… Su deuda global en esos momentos era, sin embargo, una insignificancia al lado de las otras publicaciones, aunque de cifras imposibles de cancelar para la debilitadísima economía de Oiga, castigada sin piedad por el sabotaje publicitario del Estado y de los amigos del gobierno y, además, descapitalizada por el esfuerzo que había hecho para estar al día en el pago de tributos…

En tales circunstancias, los directivos de la prensa acogotada por la Sunat, acuden donde el señor Santiago Fujimori, quien, por intermedio del publicista Óscar Dufour, era el hombre del régimen encargado de las relaciones con los medios de difusión. Para ello y para otros menesteres, Santiago Fujimori digitaba a la Sunat (todas las noches esta entidad le daba un informe detallado de sus actividades). Pero a esa reunión no se invitó expresamente a Oiga- Fue el único periódico con problemas excluido de ese cónclave en el que se llegó al acuerdo de que los medios cancelarían sus deudas con la Sunat colaborando con el gobierno en un gigantesco programa educativo.

A la reunión para concretar este acuerdo, sí fui invitado, porque, al parecer, no se quería que alguien de la oposición quedara excluido del arreglo, para que nadie estuviera libre de paja para criticarlo.

La citación la hizo el señor Alfredo Jailile, el hombre de la Caja del Ministerio de Economía y brazo derecho del poderoso ministro Jorge Camet, y el encuentro se produjo en el Ministerio, presidido por Jalilie, con el señor Carlos Orellana a su lado, como delegado de Palacio. También asistía el señor Federico Prieto Celi, del Ministerio de Educación, periodista de larga y limpia trayectoria, que se encargaría de monitorear el famoso programa de educación, cuyo objetivo era la impresión de millones de textos escolares y cuadernos que se haría en los talleres de diarios y revistas, etcétera, etcétera.

El acuerdo provisional acordado con el señor Santiago Fujimori –personaje central del régimen sin ningún cargo oficial responsable— era un enorme disparate.

-El proyecto no tenía pies ni cabeza— comencé diciendo, apenas se expuso la propuesta.

Prieto Celi, que había acudido con una serie de ayudantes y una ruma de modelos para escoger, abrió desconcertado los ojos, yo continué:

-Sería un disparate imprimir textos escolares en papel periódico y más todavía usar ese papel para cuadernos. La propaganda a favor del gobierno le resultaría al revés, pues esos cuadernos no servirían para nada y los libros se desbaratarían en un dos por tres.

-Se podrían hacer en bond.

-Si las rotativas usan el bond nacional destruirían sus rodillos por el polvillo que suelta ese papel… Y si se usa el bond importado la lavada va a resultar más cara que la camisa: tanto por el precio de ese bond como por los impuestos aduaneros y el IGV para el papel.

Cara de desolación en la sala. Prieto Celi se achicó detrás de las rumas de sus modelos. También Orellana sintió inseguridad en el piso. Alfredo Jaililie quedó imperturbable y me dedicó unas palabras de elogio.

Otros, más realistas, propusieron un arreglo publicitario. Los medios pagarían sus deudas a la Sunat con avisaje estatal.

Mientras se producía el debate, yo, que soy lerdo para expresarme verbalmente y porque se me podrían escapar algunos ajustados exabruptos, me dediqué a poner por escrito mis puntos de vista contrarios por completo al arreglo, ya que la solución no estaba en llegar a comprometidos acuerdos con el gobierno sino liberar de cierta carga tributaria a la cultura, como el 18% a las ventas, igual que en la mayoría por no decir en todos los países civilizados del mundo…. Y cuando se agotó el debate decidieron por el arreglo con avisaje, leí mi texto, que luego publiqué como editorial.

-No se pueden hacer excepciones con el IGV –fue la respuesta.

-¿Y por qué se exceptúa el juego de bolsa, a las aefepés y a otras actividades puramente lucrativas?

-La prensa no es cultura. Lean El Mañanero –metió su cuchara un funcionario, lector sin duda de basura amarilla.

Si no leyera usted periódicos no tendría usted su geografía ni si historia al día. Sería usted un analfabeto cultural. No cultivaría, si la tiene, su educación cívica.

Sin embargo, más tarde, por presión de la administración de Oiga, que se aferraba ilusamente a esperanzas imposibles, cedí y acepté el “arreglo”, que era muy simple: El tesoro público, o sea Jaililie, extendía un cheque por el monto de la deuda de cada empresa y ésta lo endosaba a la Sunat. A cambio de tan simple “arreglo”, el responsable –en el caso de Oiga, yo— aceptaba un pagaré con el gobierno, poniendo de garantía casa, autos, cuentas corrientes, etcétera, etcétera. Mientras que el Estado prometía –sin documento— publicar avisos hasta cumplir con el monto del pagaré.

Y, como estaba previsto, los anuncios o avisos se fueron publicando de acuerdo al capricho del régimen. Rápido y bien valoradas las notas en los periódicos amigos y lentas y mal pagadas en los órganos de la oposición radical.

-Podía haber sido nunca.

Por eso, apenas rescaté el comprometido pagaré, resolví liquidar Oiga, lo que no resultó fácil. Más mucho más complicado y difícil es desbaratar que crear una empresa.

¿Y la prensa que tenía en orden sus cuentas con la Sunat?...

Cuando se produjo el acuerdo protestó airado el canal 5, con un argumento válido: no era justo que se castigara a los cumplidos… Por lo que fueron premiados los que estaban al día. Y a Oiga se le volvió a discriminar. No se quiso hacer caso al alegato de que su situación era especial, pues siempre habían estado en orden sus pagos al fisco, con lo que se había descapitalizado, y siendo su retraso reciente… no podía ser tratado igual con los que nunca pagaron y no se descapitalizaron.

Su alegato fue al tacho de basura.

Todo esto lo miro con frialdad y no me arrepiento ni me quejo…

La lucha por lo que yo creo es la verdad no cesa porque imponderables decisiones del destino, por mano del poder político de turno, me obligaron al cierre de las puertas de mi revista Oiga. Siempre quedará la revista, lo escrito en ella, como el testimonio vital de mi compromiso conmigo mismo y con mis deberes cívicos y mi bandera inabdicable de ayer y de mañana, de siempre… Testimonio que continúa con mis libros y colaboraciones en la prensa…

Así reflexiono ahora, a la distancia, mientras termino de escribir la nota que todos los jueves leo, a las ocho de la mañana, en los micrófonos de Radio Libertad, dirigiéndome a un público masivo –la modernidad lo califica con las letras “C” y “D”—, que seguramente está más interesado en la problemática menuda de los escándalos públicos que en la meditación cívica, pero en el que la siembra de inquietudes mayores no es un desperdicio. Además, como que con esas notas y esporádicas colaboraciones en El Comercio mi conciencia se pone a salvo.

También pienso en el Perú y su futuro y, sin querer, mi atención se fija en el pasado, en ese territorio de desconcertadas gentes, en la caravana que se quedó en mitad del desierto, en la República Embrujada, donde más veces y mayor tiempo se obedeció a la voz de mando de los cuarteles que al mandato de las urnas; donde los breves ensayos de democracia han nacido, languidecido y muerto prematuramente a la sombra de los espadones cuartelarios. Y escucho a lo lejos la voz de Juan Ríos diciéndome: “Durante mucho tiempo los institutos armados desempeñaron el papel de perros de presa de la mal llamada oligarquía. El general Velasco –autor de la zoológica definición— intentó ubuescamente y sin participación popular el experimento de cambiar al Perú. El resultado inmediato de su obra fundamental –la reforma agraria— fue un desastroso traspié económico. Pienso, sin embargo, que, desde el punto de vista histórico, constituye un paso necesario que desgraciadamente no dio el régimen presidencial de Fernando Belaunde”.

¿Tienen razón estas palabras del poeta Ríos? Entrañable amigo y guía en las horas más oscuras de Oiga, salvo en las anteriores a las decisivas del destierro a México.

Difícil la pregunta y más compleja aún podría ser aún su respuesta si en el más allá siguieran en funciones los oídos y las cuerdas vocales de carne y hueso. El amigo Juan, de podernos replicar el comentario con el temperamento de su envoltura terrena, de seguro nos daría una respuesta sangrienta y breve. Sería una frase tan dolorosamente cruel como su: “¿Cree usted que hay país…?”, lanzado como respuesta a una pregunta que se le hizo sobre la patria, a la que mucho y muy honradamente quiso a pesar de haber quedado “podrida antes de madurar”.

Con tanta pasión la amó que un día del año 80, antes de los resultados electorales, quiso rezar así en Oiga: “Me parece que desde la Independencia el Perú ha vivido en permanente crisis ética, intelectual, física, económica y social. Nos hemos podrido antes de madurar. En un país que nunca tuvo clase dirigente ni escala de valores, donde el ejército ha matado más compatriotas en represiones y motines que soldados extranjeros en defensa de nuestro mutilado territorio. El pueblo, ignaro y desnutrido, no ha llegado aún a ser verdaderamente pueblo. No es su culpa. Es nuestra culpa. Perdónanos Señor”.

Como que Juan Ríos sintiera, igual que Octavio Paz con México, que los males del Perú fueron mas imputables a la Republica que al Virreinato, que a la prospera y potente Nueva castilla; solo comparable en America con Nueva España. También coincidía Juan con Eduardo Orrego, otro amigo entrañable, quien por esos años 80 impulsaba a los jóvenes como el a actuar de inmediato “antes de quedar como frutos podridos en el árbol, como nuestros mayores”…

Esto lo decía replicando a los que pedían maduración a la juventud accionpopulista.

Ni Juan Ríos ni Eduardo Orrego podrían rectificar ante los vivos su vision pesimista –no por ello menos amorosa– de la patria republicana. Los dos habitan desde hace algunos años el reino de los muertos, que es donde iremos a parar todos sin distinción de ricos y pobres, de tontos e inteligentes, de haraganes y hacendosos, de esclavos de la lujuria y vendedores de la carne, según esta explicado con Áurea grandiosidad por Calderón de la Barca en El Gran Teatro del Mundo y donde, de acuerdo al Dante, volveremos a ser catalogados de acuerdo a los designios de la divinidad y a la conducta de nuestras conciencias. Porque es en ellas, en las conciencias, donde esta la virtud o el pecado, no en los hechos mismos, vistos siempre con los ojos de cada época y que son materia para los fallos de la justicia humana, desde antiguo débil, por lo que leemos en el Quijote, a la presión de los poderosos y al sonido de las monedas.

sábado, 2 de mayo de 2009

Canta claro por Francisco Igartua - "Hay que remover el agua para enturbiarla" - Diario Expreso 14/02/2004


EXPRESO 14/02/2004

CANTA CLARO
Por Francisco Igartua

Hay que remover el agua para enturbiarla


En tiempos remotos, cuando el agua se sacaba con balde de los ríos y nadie podía imaginar el servicio de agua potable a domicilio, se sabía que esta no debía moverse para que no se enturbiara De allí surgió el di­cho de que quien remueve el agua es para confundir las cosas y evitar la claridad. Persiste, porque ella precisa descripción del afán por ocultar algo añadiéndole impertinentes comentarios a un hecho que, por sí so­lo, explica la situación por él creado.

Esta práctica política no es patrimonio nacional, pe­ro en pocos sitios se da tan burdamente como aquí. Es el caso de la declaración de César Almeyda Publicada en Caretas antes de que se conocieran (aparte de algu­nos periodistas) las dimensiones del embrollo en que estaba comprometido el asesor y hombre de absoluta confianza del presidente Toledo. En esa declaración, sin duda espontánea, hecha por el pánico que le produjo saber que existía un audio de su diálogo con el ge­neral Villanueva y que iba a hacerse público, Almeyda confiesa que actuó como actuó por luz verde que le dio el entonces ministro Fernando Olivera, El que, des­pués de una larga conversación en Palacio con el pre­sidente Toledo, le haya sobrevenido una escalada de amnesia que fue disminuyendo sus recuerdos sobre Olivera, nada cambia su declaración primera.

Menos aún la revolvedera de aguas, resaltando la presencia de unos malandrinos que negociaban impú­dicamente un audio cuya importancia no es lo que en él se dice, que no es mucho, sino prueba que nada qui­tan si ponen a lo dicho libremente por Almeyda, quien acaba de declarar que no será chivo expiatorio y revelará toda la verdad. O sea que aquietará las aguas y pondrá en ridículo los sicosociales de estos días, destinados a distraer a la ciudadanía de un asunto que no es anécdota, como se quiere hacerlo pasar, sino revelación de las entrañas de un régimen (Toledo-Olivera) obsesionado por controlar a la información, a sabiendas de que información es po­der. Pero ellos no la quieren compartir con nadie y no usan los conductos regulares para obtenerla De allí las patinadas de Olivera. Entre otras, su apresurado viaje al Vaticano, como ministro de Estado, llevando cartas que comprometían al cardenal Cipriani y al Nuncio. Cartas fraguadas por alguien que estafó a Oli­vera y lo colocó no sólo en el ridículo, sino que puso en evidencia el modo de hacer política del líder del FIM. Para él (y al parecer también para Toledo) la in­triga, la extorsión y el chantaje son su método de ejer­cer el poder. Basta recordar el vil ensañamiento que tu­vo con Beatriz Merino cuando esta era parlamentaria y renunció al FIM. Para difamarla cobardemente acu­dió Olivera al EXPRESO subvencionado por Fujimori y del que era director su íntimo amigo, Calmell del So­lar, en estos momentos fugado del país luego de una extrañísima orden de liberación dada un viernes para que de la cárcel llegara a la frontera.

El caso Almeyda-Villanueva no es una anécdota, es el hilo que lleva a descubrir las razones íntimas del de­sastre toledano.

Canta claro por Francisco Igartua - "La realidad no es lo que aparenta ser" - Diario Expreso 17/01/2004


EXPRESO 17/01/2004

CANTA CLARO
Por Francisco Igartua

La realidad no es
lo que aparenta ser


Lejos de aclarar el panorama político nacional, la pre­sentación del gabinete Ferrero ante el Parlamento ha os­curecido aún más nuestra ya oscura vida política. La ma­siva abstención que impidió el voto de censura (aparte de tres votos de los propios interpelados) fue un gesto de respeto a la persona del doctor Carlos Ferrero, de fecunda actuación conciliadora mientras fue presidente del Congreso. No de esperanza en el equipo ministerial, de notoria baja calidad en su conjunto. Si­tuación que ha puesto sobre el tapete la posibilidad de que el premier Ferrero resulte siendo otro fusible de Pa­lacio. Al parecer, Toledo estaría deseoso de ser licencia­do, pues no hay otra explicación a tanta torpeza para ir rebajando el nivel de sus colaboradores. En otras palabras, el Congreso se ha hecho eco del clamor ciudadano para que personalidades del nivel de Beatriz Merino y Carlos Ferrero tengan mayor participación en la selec­ción de sus equipos ministeriales. Si esto no ocurre, la suerte del premier Ferrero está echada. Seguirá el cami­no de Beatriz Merino. ¿Y a dónde irá a parar nuestra inestable República?...

El tema no es, pues, lo que dijo o calló en su exposi­ción el flamante Premier. Lo que importa es desentrañar el significado de las movidas políticas que se han produ­cido en torno al nuevo gabinete. La más notoria, sin du­da, han sido los primeros pasos del embajador del Perú en España, señor Fernando Olivera, para romper la alian­za del FIM con el gobierno. Sus exigencias públicas para que el gobierno atienda una larga listó de reclamos (los mismos que la oposición ha venido haciendo desde el inicio del régimen de PP-FIM) no significa otra cosa que el propósito del señor Olivera de pasar a ser un nuevo y flamígero adversario del gobierno toledano, con la mirada puesta en las elecciones del 2006, en las que el líder fimista sueña llegar a la segunda vuelta como el abanderado del antiaprismo.

Ya la vaca del Estado ha sido bastante ordeñada desde la embajada en España y desde su cuota de ministros. Ahora le toca ir montando la candidatura presidencial de Olivera, opo­sitora a Toledo, con reclamos radicales que recién descu­bre y que hasta ahora ha venido callando, a pesar de es­tar viviendo (provechosamente) en las entrañas del régi­men al que comienza a criticar con acidez. A pesar de tan claras evidencias de que Olivera prepara un próximo alejamiento del régimen, el presidente Toledo insiste en que su alianza con el FIM está "más fuerte que nunca" y lo mismo declara, aunque con menor énfasis, su socio, el embajador en España con presencia constante en Lima. Hipocresías de la política que a nadie engallan y que abren tremenda interrogante sobre cómo será el próxi­mo escenario político peruano. ¿Será una nueva correla­ción de fuerzas que el premier Ferrero está esperando para tomar decisiones propias de concertación nacio­nal?... Pronto se sabrá, pues la situación actual es tan crítica que no puede durar mucho.

Y un añadido final. Nada tiene de democrático el co­mentario que algunos políticos hacen contra los parlamen­tarios fujimoristas, por el "delito" de votar a favor del gobierno. Esa actitud intolerante, fascistoide, solo logrará que crezca cada vez más la votación a favor del viejo régi­men. Esos parlamentarios tienen mandato popular, por lo general mayor que el de quienes pretenden excluirlos.

Canta claro por Francisco Igartua - "Arica: La del perro del hortelano" - Diario Expreso 10/01/2004


EXPRESO 21/06/2003

CANTA CLARO
Por Francisco Igartua

Arica: La del perro del hortelano


Tocar el tema político nacional se ha hecho algo así co­mo dar vueltas en redondo sobre un solo eje, sobre una misma pesadilla: los desatinos gubernamentales con sus telenovelas de fondo. Es el caso del desacertado nombra­miento del señor Ramírez Canchari como ministro de Trabajo. No por la gestión que va a cumplir (que podría desmentir las predicciones), sino porque el solo nombra­miento tiene que haber desanimado a inversores y empresarios, quienes son los generadores de trabajo. En po­lítica los gestos dicen mucho. Y este dice lo contrario de lo que se quiso decir. Se trata de tan extremo masoquis­mo que parece deseo de suicidio.

No vale, pues, la pena de seguir tocando el tema. Pase­mos más bien a los diálogos y entrevistas sobre la salida al mar, reclamada por Bolivia, asunto que ha animado nuestras últimas noches de televisión, revelando hechos que yo desconocía. Sé ahora, por boca de un diplomático peruano de nombradía, que el tratado de 1929 fue negociado directamente por el presidente Leguía, a espaldas de Torre Tagle. Lo que explica la evidente carga política de los complementos al tratado, complementos que en nada cambian la línea de frontera señalada en el docu­mento (Arica pasó a plena soberanía chilena), pero sí añadían florentinismos limeños (no florentinos) para dar la falsa sensación de que el Perú no había abdicado sobe­ranía total de esos territorios. Leguía, como político, que­ría salvar la cara y enredó las cosas, poniendo en aprie­tos no a Chile, sino a cualquier interés de terceros en la zona (Bolivia). Una posición de perro del hortelano que no come ni deja comer y que en nada ha beneficiado al Perú.

Quién sabe la intervención más interesante, no solo por lo que dijo, sino por lo que dejó entrever, fue la de Rodríguez Elizondo, periodista chileno que pasó años en el Perú y dejó amigos que mucho lo recuerdan. En palabras gratas a los oídos peruanos puntualizando la situación en concor­dancia con las recientes declaraciones del presidente La­gos, o sea, explicó que Chile tiene posiciones de Estado que no varían de un gobierno a otro y cuyo norte fue traza­do por Diego Portales en el siglo XIX. También, sin querer queriendo, recordó que la salida al mar para Bolivia ya ha­bía sido concertada y aprobada en 1975 con el "abrazo de Charaña" entre los presidentes Banzer y Pinochet. No dijo más, porque ya estaba todo dicho: Chile no es responsable de que ese entredicho todavía no haya sido resuelto. Tampoco Bolivia, que había aprobado el acuerdo. No necesita­ba decir que el Perú fue el responsable.

Frente a esta posición, que refleja una política nacio­nal coherente, estable y firme, los declarantes peruanos jugaban con las palabras y se refugiaban en razones sentimentales derivadas de la derrota de 1879... Con seme­jante criterio, la Comunidad Europea (donde abundan las derrotas) no se habría formado, sería un nonato, capricho de algunos ilusos intelectuales y no la formidable potencia que es ahora.

La lección es clara. El Perú necesita un derrotero nacional y defender sus intereses. Por lo pronto, no debe entrometerse con propuestas extravagantes en el dife­rendo boliviano-chileno y sí defender, en el momento oportuno; sus límites marinos, donde están en juego mi­llones de dólares.

Aquí acaban estas atropelladas líneas, porque el espa­cio es tirano en este oficio.

Canta claro por Francisco Igartua - "Excesivos excesos de la CVR" - Diario Expreso 21/06/2003

EXPRESO 21/06/2003

CANTA CLARO
Por Francisco Igartua

Excesivos excesos de la CVR


Al momento en que se va desvaneciendo dramática­mente la gobernabilidad en el país y asoma de nuevo el rostro mefítico del terrorismo, la Comisión de la Verdad ha llegado al extremo de viajar, ¡en busca de "apoyo po­lítico"!, a los EE.UU. Y, a la vez, sigue dando muestras de no tener una visión serena de la tarea que le fue en­comendada. Con hipocresía frailuna quiere explicar su infeliz declaración de que Sendero y el MRTA son parti­dos políticos, alegando ahora que su intención es "rein­corporar" esas bandas polpotianas al sistema democrá­tico. Apunta así a borrar la publicidad que les dio a es­tos criminales, presentándolos en la Tv como chicos arrepentidos de un camino equivocado.

No, señores comisionados, no. Esas bandas asesinas no son partidos políticos y peor aun sería ¡reincorporar­los a la democracia! ¿Para qué? ¿Para, una vez libres, reincorporarse –aquí sí cabe el término reincorpora­ción –a la lucha armada que ya está de retorno, con no pocos senderistas liberados entre sus filas?

Y, ¿qué "apoyo político" pueden estar buscando los comisionados en los EE. UU.? El único respaldo político que necesitan, y que ya tienen en exceso, es el que les da la prensa, la sociedad y el gobierno peruano. Sin em­bargo, descaradamente se proponen hacer lobby en Washington para presionar al Estado que los nombró y les cubre todos sus gastos –incluido este paseo– para que sus recomendaciones sean atendidas como un mandato. Dicen, también, que buscan financiar las re­paraciones civiles a favor de las víctimas del horror desatado por Sendero, pero ojalá que no sólo sea financiación, porque al Estado peruano se le hace abrumador el pago de las indemnizaciones millonarias (a escala yanqui), que en estos casos impone la Corte Interamericana, de la que, curiosamente, se excluyen los EE.UU.

Todo esto no significa que olvidemos el espanto de lo ocurrido y no reflexionemos sobre cómo evitar que sec­tas sanguinarias como Sendero vuelvan a sembrar, en el Perú, el delirio de la violencia y las fuerzas del orden no vuelvan a cometer los crímenes que cometieron. Pero debe haber racionalidad en el análisis, y precisión y ver­dad a la hora de señalar responsabilidades. No es justo que se sindique de asesinos a quienes mataron en medio del accionar militar (que siempre será brutal), contra al­zados en armas que cometían todo tipo de horrendas salvajadas contra indefensos campesinos y contra casi inermes policías. En una guerra, el movimiento de unas ramas hace que el soldado dispare al busto, pudiendo haberlas movido un conejo o un niño. Así es, y así será siempre la brutalidad de la guerra. Pero, otra cosa im­perdonable y para no ser olvidada jamás, son las masacres en frío cometidas por algunos militares desquicia­dos. Ahí sí el olvido es un delito, igual al olvido del por­qué y cómo se produjo tamaño desvarío de muerte.

Lo que falta en la Comisión de la Verdad es equilibrio y eso no podrá alcanzarlo con integrantes que, más que imparciales en la contienda, fueron amigos cercanos de la prensa que, sibilinamente, apoyó a Sendero.