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DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA
FRANCISCO IGARTUA CON DORIS GIBSON, PIEZA CLAVE EN LA FUNDACION DE OIGA, EN 1950 CONFUNDARIAN CARETAS.

«También la providencia fue bondadosa conmigo, al haberme permitido -poniendo a parte estos años que acabo de relatar- escribir siempre en periódicos de mi propiedad, sin atadura alguna, tomando los riesgos y las decisiones dictadas por mi conciencia en el tono en que se me iba la pluma, no siempre dentro de la mesura que tanto gusta a la gente limeña. Fundé Caretas y Oiga, aunque ésta tuvo un primer nacimiento en noviembre de 1948, ocasión en la que también conté con la ayuda decisiva de Doris Gibson, mi socia, mi colaboradora, mi compañera, mi sostén en Caretas, que apareció el año 50. Pero éste es asunto que he tocado ampliamente en un ensayo sobre la prensa revisteril que publiqué años atrás y que, quién sabe, reaparezca en esta edición con algunas enmiendas y añadiduras». FRANCISCO IGARTUA - «ANDANZAS DE UN PERIODISTA MÁS DE 50 AÑOS DE LUCHA EN EL PERÚ - OIGA 9 DE NOVIEMBRE DE 1992»

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«Cierra Oiga para no prostituir sus banderas, o sea sus ideales que fueron y son de los peruanos amantes de las libertades cívicas, de la democracia y de la tolerancia, aunque seamos intolerantes contra la corrupción, con el juego sucio de los gobernantes y de sus autoridades. El pecado de la revista, su pecado mayor, fue quien sabe ser intransigente con su verdad» FRANCISCO IGARTUA – «ADIÓS CON LA SATISFACCIÓN DE NO HABER CLAUDICADO», EDITORIAL «ADIÓS AMIGOS Y ENEMIGOS», OIGA 5 DE SEPTIEMBRE DE 1995

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

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«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.» FRANCISCO IGARTUA - TEXTO SOMETIDO A LA APROBACION DE LA ASAMBLEA Y QUE FUE APROBADO POR UNANIMIDAD - VITORIA-GASTEIZ, 27 DE OCTUBRE DE 1999.

«Muchos más ejemplos del particularismo vasco, de la identidad euskaldun, se pueden extraer de la lectura de estos ajados documentos americanos, pero el espacio, tirano del periodismo, me obliga a concluir y lo hago con un reclamo cara al futuro. Identidad significa afirmación de lo propio y no agresión a la otredad, afirmación actualizada-repito actualizada- de tradiciones que enriquecen la salud de los pueblos y naciones y las pluralidades del ser humano. No se hace patria odiando a los otros, cerrándonos, sino integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad del ser vasco. Por ejemplo, asumiendo como propio -porque lo es- el pensamiento de las grandes personalidades vascas, incluido el de los que han sido reacios al Bizcaitarrismo como es el caso de Unamuno, Baroja, Maeztu, figuras universales y profundamente vascas, tanto que don Miguel se preciaba de serlo afirmando «y yo lo soy puro, por los dieciséis costados». Lo decía con el mismo espíritu con el que los vascos en 1612, comenzaban a reunirse en Euskaletxeak aquí en América» - FRANCISCO IGARTUA - AMERICA Y LAS EUSKALETXEAK - EUSKONEWS & MEDIA 72.ZBK 24-31 DE MARZO 2000

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lunes, 7 de noviembre de 2011

EXTRAORDINARIA REVELACIÓN

“Plan Verde” Cívico Militar

Otra vez en manos de “Oiga”

Fue diseñado en Tiempos de Fujimori para coactar la democracia e instaurar una dictadura que hizo y deshizo en el Perú.

Nota de prensa

Agradecemos su Difusión

El llamado “Plan Verde”, que sirvió de guía al golpe contra la democracia en tiempos de Alberto Fujimori para instaurar un gobierno cívico-militar, ha sido rescatado en forma documental. Es el mismo documento que en su oportunidad tuvo en sus manos el fallecido director fundador de la revista “Oiga”, Francisco Igartua, y cuya denuncia le costó no solo el acoso del régimen dictatorial que instauraron Fujimori y su socio Vladimiro Montesinos, sino también la sustracción del propio documento de las oficinas de la revista hace dieciocho años.

La noticia la acaba de dar Jhon Bazán, quien con el apoyo de amigos de Igartua viene rescatando la titularidad legal de “Oiga” y sus archivos. Bazán dijo que “hace unos meses, una fuente periodística, me hizo llegar a mi oficina, los cuatro cuadernos, referentes al denominado Plan Verde”. Son cuadernos de aproximadamente 200 páginas cada uno, que llevan incluso los sellos originales del archivo de la revista “Oiga” e incluso anotaciones de puño y letra del propio Igartua, por lo que no hay duda de su autenticidad.

“Los documentos que inicialmente estuvieron en manos del director y fundador de la revista Oiga, Francisco Igartua, contiene el plan de golpe de estado, formulado por un grupo de militares y civiles, durante el primer gobierno de Alberto Kenya Fujimori. Es el primer documento que se tenga información, que contiene paso a paso, el desarrollo del golpe cívico militar de 1992” explicó Bazán.

Agregó que “a través de su lectura podemos analizar como se gestó el plan conspirativo, similar a los formulados en la denominada antigua Escuela de las Américas, en Panamá. Las semejanzas no son gratuitas. La creación de grupos paramilitares y el manejo de la prensa a través de un complejo pero efectivo sistema militar de inteligencia no hacen más que reiterar lo dicho”.

Bazán refiere incluso que el plan contiene información detallada para la eliminación de personajes de la política y el sindicalismo, y se menciona incluso con nombre propio a Mario Vargas Llosa y Alan García Pérez, el primero para ser apresado y el segundo con la alternativa de ser capturado y/o victimado si era necesario. Hay incluso, dice, una lista de personajes que eran incómodos al régimen, con sus señas particulares y sus direcciones.

Refiere que hay también un capítulo dedicado a diseñar una política de control de natalidad, ligando las trompas uterinas a las mujeres más pobres, con incentivos pecuniarios a los que participaran en esa canallesca política, que efectivamente se realizó bajo el régimen fujimorista.

“El exterminio del excedente poblacional donde se mezclan a los autores con sus familiares, similares a la corresponsabilidad familiar importada por gobiernos totalitarios de cualquier parte del mundo es canallesco. La ligadura de trompas como medio para reducir la tasa de natalidad, con incentivos pecuniarios a los que mejor lograsen sus metas, sin respetar la condición ni la edad de las afectadas, es completamente inhumano” comentó Bazán.

Lima Noviembre 2011

Editorial Periodística Oiga

Telf. 975653417

domingo, 12 de junio de 2011

¡Que la historia no se vuelva a repetir…!


Francisco Igartua – Editorial “Dos hechos que nos estremecen de espanto” – Oiga 12/08/1993

Dos suceso casi simultáneos, uno ya conocido por la opinión pública y el otro divulgado hoy en esta edición de OIGA, nos muestran el lado oscuro, el lado que se quiere mantener oculto, del régimen autoritario, con barniz democrático, que gobierna al país. Me refiero al descubrimiento de fosas clandestinas, con restos humanos calcinados, logrado por la revista SI, y a las revelaciones que, sobre la probable estructura real del actual régimen, puso en manos de OIGA un pajarito verde.

Esas tumbas de Cieneguilla, malolientes, escondidas a la vera de un camino de basura transitado por la miseria, pueda que no haya guardado los restos de los desaparecidos de La Cantuta, tal como lo creen muchos y lo propaga el rumor general. Pero allí si se escondieron huesos humanos calcinados y es posible que en esos muladares reposen otros muchos crímenes, de aquellos que sería demasiado difícil imputárselos al hampa y bastante improbable que sean obra de los terroristas -los más crueles genocidas de nuestra no tan amable historia patria-, por estar ubicada allí, muy cerca, una base militar de vigilancia. Esos huesos humanos calcinados, con un llavero de recuerdo entre ellos y el increíble desinterés de las autoridades gubernamentales por custodiar las tumbas, son testimonio de los tiempos que nos ha tocado vivir. Pueden ser cadáveres de senderistas quemados por sus propios compañeros para que nadie los pueda identificar, puede ser cierto el rumor de que serian restos de los desaparecidos de La Cantuta. O de otros desaparecidos, añado, pensando en los textos que hoy publica OIGA, preparados por un secreto "Equipo de Trabajo" y por el Servicio de Inteligencia, para un pronunciamiento militar que debió producirse en 1990, que se inicio el 28 de julio de ese año y se consolido con el golpe militar del 5 de abril de 1992.

Se trata de dos hechos secretos, secretísimos, y que, por lo tanto, no dejan huella evidente. No tienen firmas ni sellos. No hay declaratorias de defunción. Tampoco existen pruebas testimoniales comprobables. Hay, en un caso, el dato preciso, con mapa, de un anónimo elemento de Contrainteligencia o de la propia Inteligencia que ha querido liberar su conciencia o enredar los hechos. Pero los muertos están, son ciertos, son huellas de métodos que horrorizan, que hace se nos escarapele la piel y conducen al otro caso, a los documentos publicados hoy en esta revista, en el que las pruebas no están en firmas y sellos sino en la credibilidad, en la seriedad del pajarillo verde que deposito los textos en mis manos y en que esos textos casan, calzan, se machihembran a la perfección con los hechos públicos y semipúblicos que van ocurriendo al mismo tiempo de lo escrito. Cada comentario tiene su correspondiente comprobación en un suceso notorio. Bueno, no todos, como, por ejemplo, el juicio escrito sobre la necesidad de exterminar al "excedente poblacional nocivo, irrecuperable, como son los terroristas, vendedores de pasta básica, agitadores y demás traidores a la patria".

Se trata de documentos que revelan el carácter del régimen que preparaba, desde mediados de 1989, una logia militar con orden del Comando. Régimen que, a último momento, fue negociado con el presidente electo, Alberto Fujimori, porque este venia a resultar el más aparente cabecilla para la "Democracia Dirigida, civil-militar" diseñada en los círculos castrenses.

En los textos se hallan opiniones absolutamente ciertas sobre la realidad peruana -mas que certeras en el análisis de la responsabilidad de Alan García- y es imposible quitarles la razón a muchos de los argumentos allí expuestos sobre la difícil gobernabilidad del Perú y la necesidad de contar con metas estratégicas nacionales de largo plazo. Se puede decir que a su lectura brotan verdades de a puño, aunque la mayoría de estos puñetazos sean más del agrado de la sensibilidad política de las llamadas derechas, que de otros sectores con mayores inquietudes sociales y populares. Hay, sin embargo, aspectos siniestros que a ningún demócrata, a ninguna persona con cierto refinamiento humano, pueda dejar de espantar. Se trata de un proyecto mesiánico, de orientación totalitaria, que nada tiene de democrático por más título de "Democracia Dirigida" que se haya puesto.

En los lineamientos del plan, trazados en octubre de 1989, y en Anexos posteriores a esa fecha, están insertos los planeamientos que, como grandes novedades, viene, repitiendo Fujimori: Libre comercio, "reinsertación ", pena de muerte, pacificación, reforma educativa, acuerdo en las fronteras (entendiendo que "el aspecto territorial ha sido ya rebasado"), necesaria continuidad en el mando (reelección), etc. Pero hay puntualizaciones muy reveladoras del nefasto mesianismo que inspira al proyecto en general, hasta ahora mantenido en el mismo misterio, y que apenas se dejan entrever en algunas de las bruscas declaraciones de Fujimori; como cuando, por ejemplo, se ufana de tener el mejor Servicio de Inteligencia de América Latina. En los textos conspirativos se da, justamente, mayor importancia a lo que llaman "Sistema de Control, Seguridad y Propaganda" y que en esas mismas páginas se especifica que "si, definitivamente, el Sistema es el equivalente a una Gestapo". El carácter antidemocrático del proyecto aparece por todos lados. Desde la "relación" que se seguirá con la prensa ("El objetivo mínimo consiste en conseguir la autocensura, dejando entrever nuestra decisión de ir hasta las últimas consecuencias"), hasta el modelo secreto del gobierno a montarse, muy explicativo de por qué en el régimen fujimorista tiene tan poca importancia el Consejo de Ministros. En el esquema del proyecto esta explicado que la conducción de la política estratégica nacional a largo plazo corresponde a un "Consejo Estratégico de Estado" (CEE), "delegando el protagonismo, los aspectos diplomáticos y sociales y los problemas de corto plazo a los distintos encargados de los portafolios ministeriales". El CEE será un misterio y no tendrá por que asistir a los Consejos de Ministros, "quedando con las manos libres, fuera del ángulo visual del enemigo, para impulsar al país y hacer frente a las necesidades de la guerra". El servicio de cámaras ya instalado, en la época de Alan García, en la Sala del Consejo de Ministros, le servirá al CEE para seguir de cerca por video las sesiones que crea necesario supervisar. Y siguen las perlas. Todas con desagradables evocaciones de equívocos salvadores de sus patrias, de trágicos devaneos autoritarios. De desastres que tuvieron auroras deslumbrantes.

¿Está funcionando el actual régimen bajo el esquema trazado en los documentos que hoy comienza a publicar OIGA?... Por desgracia hay demasiados indicios de que es así. ¡Pobre Perú! Vamos de mal para peor, porque nunca, por ciertos y grandes que sean los males que es necesario superar, han sido buenas las soluciones mesiánicas, totalitarias, autocráticas. Siempre, a la corta o a la larga, las lágrimas borraran los aciertos que pudiera haber tenido el despotismo.

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Francisco Igartua - Editorial "Los cuadernos del pajarillo verde" – Oiga 14/01/1994

CON la ley que cortó el juicio civil a los asesinos de La Cantuta y los trasladó a la justicia castrense -con el propósito de dejar libres a los autores intelectuales del crimen-, se ha puesto fin al precario orden legal que existía en el Perú. La cúpula militar ha notificado al país que es la Fuerza Armada la que manda, que los llamados poderes del Estado son simples ejecutores de sus órdenes. De esa ley en adelante, ya nada ni nadie estará tranquilo en el Perú. La seguridad jurídica ha muerto. Mañana es posible cualquier cosa. Por ejemplo, si los miembros del misterioso Consejo Estratégico del Estado -el verdadero poder en el Perú- decidieran que el servicio bancario nacional, a pesar de todos los privilegios que le han sido concedidos, no le es útil a sus planes económicos, les bastará ordenar a cualquiera de los agentes del SIN infiltrados en el CCD que presente un proyecto de ley trasladando ese servicio a la banca extranjera. No habrá norma constitucional ni consideración alguna que impida que ese proyecto se haga ley y se ejecute, sin dudas ni murmuraciones, y sin que se inquiete un solo ministro, como ha ocurrido con la Ley Cantuta. La digna actitud de Alfonso Bustamante -renunciando al premierato- ha quedado como solitaria excepción, en cuanto a los hombres que rodean a Fujimori, y también como demostración de que las reservas morales del Perú no se han agotado; queda como prueba de que mientras haya tradiciones familiares a seguir, mientras se mantenga activa la conciencia cívica y el sentido del deber ético, siempre habrá enmienda para los errores que se puedan haber cometido. Con caballeros como Bustamante, aunque se queden solos a la hora de la renuncia, el Perú no está perdido.

El arriba descrito es el orden que impera hoy en el Perú. Es el orden de la arbitrariedad militar, reemplazante del orden caprichoso y personal que nos impuso Alan García y que -mientras no tocó a los bancos- tantos aplausos cosechó entre los mismos que hoy festejan a Fujimori, desconociendo la verdadera estructura del poder real en el actual régimen, así como ayer no quisieron advertir el carácter díscolo del joven presidente.

¿Cuál es esa estructura?... Hace muchos meses OIGA publicó el contenido de unos cuadernos que un 'pajarillo verde' puso en mis manos. Y, como en muchas otras oportunidades -¿recuerdan las predicciones de 1985 sobre Alan García, publicadas en esta misma columna?- poco o ningún caso se hizo a las "exageraciones de la revista de los lunes". Como si la simple transcripción de un documento, comprobadamente de origen castrense, podía ser una exageración de propia cosecha. Pero ahora, después del desaguisado de la 'Ley Cantuta', esos cuadernos del 'pajarillo verde' comienzan a inquietar a muchos que hasta hace poco se sentían tranquilos, adormilados con la imagen del 'chino' que todo lo domina y todo lo controla a favor de los sagrados intereses privados.

En esos documentos del 'pajarillo verde' se relata paso a paso una conspiración militar que se inició mucho antes de octubre de 1989 -fecha de la entrega del programa elaborado por la logia de los conspiradores- y que luego ha ido variando, aunque no de orientación ni de lineamientos generales, hasta llegar a las declaraciones que, hace pocos días, un alto jefe militar en actividad confió a la agencia de noticias ANSA: "La Fuerza Armada no puede mantenerse al margen de los problemas nacionales -dice el alto mando citado por ANSA-, no se nos puede negar nuestro derecho, como pueblo uniformado, a luchar por el desarrollo nacional dentro de una estrategia integral que tiene un solo objetivo: el bienestar general de los ciudadanos ... Somos una fuerza pensante y comprometida con el desarrollo económico y social: Ahora hemos asumido el rol de coadyuvar el desarrollo nacional de una manera intensa y sostenida, basándonos en planes que son producto de muchos años de visualización y experiencia 'directa, así como de interpretación correcta -de los problemas que afronta el Perú y que siempre se han mantenido en los inventarios políticos electoreros, sin alcanzar soluciones concretas".

Ellos, los uniformados, los dueños de la verdad. La misma ceguera, el mismo error de siempre. El mismo lenguaje de la revolución militar del año 68 y de los cuadernos del 'pajarillo verde', con la única variante de que el 68 alzaba la bandera socialista y hoy alza la bandera liberal. Es siempre, en el meollo del tema, el Ejército que se siente predestinado a salvar al Perú. Es una historia incesante, continuada, con avances y repliegues, que en los cuadernos de 'pajarillo verde' describen la necesidad de dar un golpe militar contra el gobierno de Alan García, por considerar, con no poca razón, que el irresponsable y locuaz líder aprista nos llevaba al desastre nacional. Pero esos planes se detienen cuando las evaluaciones de Inteligencia aseguran que el vencedor de las elecciones próximas será Mario Vargas Llosa, en quien confían los militares como corrector del rumbo seguido por Alan García. Más, cuando el comando de la conspiración advierte que el triunfo corresponderá al desconocido Fujimori, con un programa apenas diseñado y sin orientación precisa, de nuevo se comienzan a barajar los 'escenarios' para el golpe. Sin embargo, pequeños tropiezos demoran el pronunciamiento y, de pronto los conspiradores se festejan por la demora. Consideran que el presidente electo. Alberto Fujimori, puede ser la cabeza del Movimiento. Rápidamente entran e acción los enlaces y Fujimori acepta cobijarse bajo el ala militar, que le impone como condición hacer un gobierno de "democracia dirigida con economía de mercado". Algo sorprendente e inusitado si se recuerdan las veleidades socialistas de la revolución militar del 68.

Esta es, en grandes trazos, la historia que relatan los cuadernos del 'pajarillo verde'. Y el plan de gobierno que en ellos se esboza es, hasta en detalles, el programa que se ha venido desarrollando -con variaciones impuestas por las circunstancias- durante el régimen que algunos llaman fujimorista. En él no hay mayores misterios ni secretos, sí la comprobación plena de que la imaginación y la originalidad de Fujimori no existen, son pura ilusión. En los cuadernos -en el verde para ser precisos- está planteado desde el desarme militar hasta la siembra de auquénidos por todo el Ande y desde la restricción a la gratuidad de la enseñanza hasta el arreglo de las fronteras norte y sur, abriéndonos a una alianza con Brasil, Bolivia y Paraguay. En la mira militar está un corredor del Pacífico al Atlántico. Planteamiento que podría ser muy grato a Japón y que, hace algunos años, los militares lo rechazaban airados, igual que la economía de mercado. ¡Cambios de los tiempos y de la moda!

Tampoco hay demasiado misterio en las recientes declaraciones del alto jefe militar a ANSA. El que "grandes unidades militares de las tres armas estén comprometidas en la ejecución de la guerra contra la pobreza" no hace otra cosa que comprobar que los militares ingresarán con todo a respaldar la reelección de Fujimori, su candidato. Y el que la guerra contra la pobreza sea una cruzada encomiable, en la que el país entero debe comprometer todas sus energías, no oculta el engaño que se está montando: hacer de ella el principal agente de propaganda para la reelección del mascarón de proa de la cúpula militar.

sábado, 4 de junio de 2011

¡Que la historia no se vuelva a repetir..!




Ambos fueron los verdugos de la revista “Oiga”: Alberto Kenya Fujimori Fujimori y Vladimiro Illich Montesinos Torres. Temerosos de la fuerza moral de esta revista, y habiendo agotado Montesinos todos sus recursos frente a un Francisco Igartua al que consideraba “muy difícil”, optaron por cercarla con los impuestos, en una oscura etapa de acosos que forma parte de la negra historia de esta dupla que hoy purga prisión en el Perú. Poco les duró, sin embargo, su pírrica victoria de relanzar una “Oiga” apócrifa en el año 2,000 y que sobrevivió apenas hasta el 2002. Ya en 1998, por inspiración del propio Igartua se habìa formado un equipo de trabajo para recuperar la revista: tuvieron que pasar diez años para lograrlo y con el pronunciamiento inapelable de la Corte Suprema de Justicia, el 14 de Febrero del 2008 la pesadilla había terminado. Para entonces el Director-Fundador había fallecido… pero su legado vivirá mucho más que el triste recuerdo de estos dos actores del mal.

viernes, 13 de mayo de 2011

Oiga

Lima, 7 de junio de 1935

Señor don Víctor Raúl Haya de la Torre.

Hoy, Día del Ejército, Día de Arica, día de gloria entre los días peruanos más gloriosos, no debiera ser el más indicado para escribirle a usted que no ama nuestras proezas militares y que piensa en el «compañero soldado» sólo para incitarlo a la rebelión. Pero los acontecimientos, la dolorosa ironía de los acontecimientos, han querido que hoy me toque escribirle a usted esta carta.

Se la escribo, para decirle a usted, una vez más -deseo que no sea la última vez- cuán graves daños le ha causado usted al Perú. No se figure usted que voy a hablarle de la sandez doctrinaria del Apra, ni de la inmoralidad de sus dirigentes, ni de la inconsciencia de sus prosélitos multitudinarios. No. Todo eso lo callarnos por sabido.

Le escribo para decirle que sobre la acción pública de usted, tan breve y tan luctuosa, tan efímera y tan infortunada, pesan dos cargos mortales. Ha suprimido usted a los rebeldes y ha creado asesinos. A los grupos de hombres libres y activos los ha reemplaza­do usted con bandas de fascinerosos. La lucha política la ha conver­tido usted en una pavorosa aventura judicial. Ya en el Perú no hay gobiernistas y opositores. Hay delincuentes y víctimas. Ignoro si usted y sus amigos se dan cuenta del horror de este estado de cosas.

Si, por fortuna nuestra, no estuviera, hoy, a la cabeza del gobierno y al frente de los destinos del Perú un hombre sereno y respetable, un hombre honesto y respetuoso, un hombre tranquilo y firme como el presidente Benavides, nos mataríamos en las calles. Todos, compañero, andaríamos o con el puñal al cinto o con la carabina al hombro. Y de esto, es usted el único responsable.

Si hubiese usted logrado corromper a los hombres y convertir en asesinos a varones de treinta años, acaso le perdonásemos su actuación. Es decir, no se la perdonaríamos; pero la comprendería­mos. Por lo menos, se trataría de crímenes de hombres. Pero ha corrompido usted a los niños. Es usted un violador de conciencias adolescentes. Observe usted lo pavoroso que es todo esto.

Para desgracia del Perú, frente a usted surgieron, en época felizmente concluida, otros tan violentos, tan sanguinarios y tan inconscientes como usted. Y el Perú estuvo a punto de convertirse en una batahola de matarifes dentro de un camal. Esto fue muy breve, porque la inmensa mayoría de las conciencias honradas y de los corazones tranquilos, pudo más que la epilepsia creada por usted. Y concluyó la beligerancia que usted produjo.

Pero después de que el presidente Benavides vino a darnos orden y paz, usted y los suyos fueron los primeros en aprovechar los beneficios de la paz y el orden, usted y los suyos insistieron en el asesinato. Es su método político. En usted, la actividad criminal es congénita.

A la cabeza de sus hordas, ha destruido las tradiciones jurídicas del país, ha pisoteado sus recuerdos heroicos, se ha chingado usted en su dignidad civil, ha roto usted su equilibrio político, ha ensuciado usted su nobleza democrática. Nos ha dejado usted, cívica y espiritualmente calatos y sucios.

Si Leguía destruyó el respeto por la función pública y convirtió en portapliegos a los más altos dignatarios del Estado, usted le ha quitado majestad al pueblo, le ha quitado valor a la masa, ha envilecido usted a la multitud.

Y, por reacción inevitable, ha producido usted el encumbramiento de los ricos necios. En el Perú, ya había muerto el becerro de oro, ese animal hediondo y voraz que tanto prosperó con Leguía. Por obra de las artes criminales de usted y de los suyos, el becerro de oro vuelve a lanzar sus balidos mefíticos y otra vez lo vemos en la prensa y en el parlamento, empeñado en asumir la dirección de los espíritus. Dichosamente, oh, compañero, jamás la animalidad se sobrepuso al espíritu.

Por culpa de usted, tenemos que guardar patriótico silencio los que siempre alzamos, bien alta, nuestra voz patriótica. Entre los ricos necios y los asesinos sin hombría, tenemos que quedarnos con los ricos necios. Son cargantes y fastidiosos; pero no atentan contra la vida de nadie. Nos entorpecerán un poco; nos harán un poco grasos y un poco sórdidos; pero no nos envilecerán nunca. Son gentes digestivas a quienes, a la larga, el cerebro les gana la batalla.

A mí, créalo usted, me da mucha pena ver que, por culpa del APRA, es imprescindible que transijamos con la tontería. Pero entre un tonto y un bandido, no duda ningún hombre de bien. Quién sabe si, por culpa de usted, nos sea preciso terminar hasta en algodoneros.

Acaso concluyamos fundando una casa de préstamos. Triste destino para quienes iniciamos nuestra vida pública oyendo voces patricias.

Yo, joven capitán de niños delincuentes, me formé en la política, escuchando al verbo espiritual de Víctor Maúrtua, las leccio­nes de Javier Prado, la obra de Manuel Augusto Olaechea, ese artista del Derecho Civil. Oí la voz de Nicolás de Piérola y le escuché a don Andrés Avelino Cáceres relatar las campañas de la Breña. Yo, joven capitán de niños delincuentes, conversé, durante siete años, casi todos los días, con Manuel González Prada. Los primeros elogios que escuché en mi vida los escribió la pluma magistral y austerísima de Abelardo Gamarra. Mis compañeros de juventud fueron Abraham Valdelomar, Leonidas Yerovi, Julio Málaga Grenet, José Carlos Mariátegui, César Falcón. Conspiré junto a Augusto Durand y fui testigo de las tumultuosas campañas cívicas de Guillermo Billinghurst, ese hombre tan saturado de pueblo. Lo implacable de la política lo aprendí en Germán Leguía y Martínez, la circunspección distinguida la vi en Melitón Porras, el empuje audaz e inteligente en Arturo Osores, la caballerosidad y el dandismo en José Carlos Bernales. Yo lo conocí a don Ricardo Palma cuando torcía un cigarrillo de la marca «Perú». Yo he bebido en la fuente del ingenio profundo, sutil, encantador de ese maestro de estadistas y de pensadores que es José Balta.

En el extranjero traté a muchas gentes de igual alcurnia mental. Y ahora, cuando mi juventud termina, llego a mi patria, joven capataz de niños asesinos, a presenciar el horrendo espectáculo del crimen convertido en costumbre. Nunca le perdonaré a usted todo esto. Cuando Piérola hacía sus revoluciones, las hacía con una gallardía, con un empuje, con un romanticismo, con una virilidad que sus mismos adversarios admiraban. Era el Caballero Andante de nuestra política.

Quizá habría sido preferible que nunca lo tomáramos a usted en serio. Pero como usted es megalómano y quiere que lo tomen en serio, se ha convertido en gangster y lo ha conseguido. Ya lo tomamos en serio. Todo lo que cae dentro de las extremas disposi­ciones del Código Penal, es muy serio.

Por culpa de usted, José de la Riva Agüero, ese historiador tan distinguido y erudito, tan heráldico, es personaje político. Por culpa de usted es personaje político don Carlos Arenas Loayza, ese Mefistófeles sin Fausto y que del infierno sólo tiene el color.

Carece usted de heroicidad y de grandeza. Carece usted de aristocracia mental y sicológica. El problema del orden público, siempre tan grave en el Perú, hoy es, ante el crimen, el único problema grave. Ya no podemos ocuparnos en mejorar las institucio­nes y las leyes, las costumbres públicas y los hábitos privados. Apenas nos deja usted tiempo para evitar que nos asesinen. Por culpa de usted se ha creado el conflicto religioso y ha desaparecido la universidad.

Usted podrá creer que un hombre que ha producido tantas calamidades tiene grandeza. Y esto es mentira. Tiene dramaticidad, como la tienen un incendio, un ciclón o un naufragio. Es usted deplorable y dramático como un terremoto. A usted, el Perú nunca podrá darle el poder. Es imposible, así como es imposible que la naturaleza le conceda al huracán la dirección del mundo.

Por culpa de usted, nuestras gentes le han perdido el respeto al Poder Judicial y quieren que retornemos a los amargos y remotísimos tiempos en que los hombres se hacían justicia por su propia mano. Y los que aún respetarnos, Ilusos, al Poder Judicial nada podemos decir. Quizá, también, nos llegue la hora de hacernos la justicia por nuestra propia mano.

Por culpa de usted, uno de los mandatarios más austeros, más correctos -en el buen inglés de la palabra-, más bien intencio­nados que ha tenido el Perú, pasa por el injusto e incalificable trance de estar sometido a amargas y apasionadas disputas. Por culpa de usted, le hemos perdido el respeto a lo respetable. Nos ha envilecido usted en grado verdaderamente aprista.

Cuando pienso en la obra consumada por el aprismo, casi me alegro de que estén bajo tierra los grandes amigos de mi juventud y que duerman el sueño eterno mis grandes maestros. Y me da pena que vivan Manuel Augusto Olaechea, Víctor Maúrtua, Manuel Vicen­te Villarán, Arturo Osores, Melitón Porras. Ha encenegado usted a los niños, ha pervertido usted a los adolescentes, ha entristecido usted a los jóvenes, ha desconsolado usted a los hombres maduros y ha ensombrecido usted los últimos años de los viejos.

Ha detenido usted el progreso democrático y el avance liberal y ha prostituido usted, con perversidad infantil, el sentido marxista. Es usted un andrógino de la política, un indiferenciado de la vida pública. Es usted responsable de que vayamos perdiendo el amor a la justicia, ese amor que fue base de la grandeza de Roma y es base de la grandeza de Inglaterra.

Lo único que le falta a usted es inficionar los espermatozoides a fin de conseguir que de los hijos de nuestros hijos nazcan unos fascinerosos. A la mujer, la ha embarcado usted en aventuras varoniles de conspiración y de tramoya pública. Quizá llegue usted a destruir los ovarios de las madres peruanas.

Usted tiene la culpa de que no nos haya sido totalmente posible aplicar la patriótica política financiera del Presidente del Perú. La hemos aplicado nada más que en buena parte. Pero si usted y sus muchachos asesinos no actuasen, los ricos necios no habrían alzado, tan insolentemente, sus voces para oponerse a esa política financiera tan justa y tan exacta y para impedir, felizmente nada más que en parte, su feliz aplicación. Por culpa de usted estamos a punto de que desaparezca la justicia común y la clase media, esas dos grandes conquistas de la civilización en dos mil años de marcha. Cuando la justicia se llama común es porque es para el común de las gentes, porque es justicia de la comunidad; justicia en la cual se refunden los viejos conceptos de la justicia distributiva y de la justicia conmutativa. Cuando la clase se llama media, es porque se ha conseguido el equilibrio de las clases y se ha logrado ese punto fiel donde todos los hombres igualan sus aspiraciones y sus posibilidades. Por culpa de usted, resurgen la plutocracia roñosa y la justicia no igualitaria, es decir, no común.

Mire usted cuantos daños ha producido. Por culpa de usted, yo no puedo decir ahora las tremendas verdades que tanto necesita el Perú. Usted adulteraría esas verdaderas y las convertiría en mentiras. Haría de ellas un vil acto publicitario. Y yo no puedo ni debo ser su colaborador. Mi indignación contra usted llega a este punto: antes que ser su amigo, prefiero ser oligarca. Como no puedo mentir, me callo la boca. Que caigan sobre usted las desdichas provenientes del súbito engreimiento de los tontos y de la repentina prepotencia de los criminales.

Nosotros haremos cuanto esté en nuestras manos para evitar que la tontería y el delito destruyan al Perú. Al Perú, que vale mas que usted, aunque solo sea por la razón de que usted es el Perú con signo negativo. Si es verdad que lo inmanente se cumple, morirá usted en manos de un niño.

Federico More

lunes, 11 de abril de 2011

Oiga

Francisco Igartua - Editorial – Alan García contra el Perú - 10/04/1990

CUANDO oía, el viernes, entre desconcertado y sorprendido, los malabares retóricos del presidente Alan García, me vino a la mente la descripción que de él me hace, en reciente carta, un lector de esta revista. Las palabras libertad y democracia, maravillosamente conjugadas en el siempre fluido lenguaje presidencial, me sonaban imperceptiblemente a falsas, a tener significado contrario a lo que el presidente decía. Hablaba con indiscutible elocuencia e impecable hilación lógica de continuidad democrática, de elecciones limpias, de plenas garantías electorales y, a la vez, de inmediato, engañosamente, convocaba a elecciones regionales en la mitad del territorio nacional, a pesar de que todo el mundo sabe, según propia confesión del premiar Luís Alberto Sánchez, que, en las circunstancias actuales, las elecciones regionales no son sino una trampa, destinada a confundir, enturbiar, desestabilizar las elecciones generales. Tan así se veían que el premier Sánchez juró y rejuró que no serían convocadas; luego dejó entrever que no estaría mal ensayarlas en una región piloto; y hace poco el APRA aseguró que en sólo dos regiones habría elecciones. Hoy, la convocatoria ya llega a cuatro. Con qué precisión describe en su carta al presidente García este lector amigo:

“Nadie puede acusarlo de incapacidad para adaptarse a los constantes cambios de la coyuntura política. Nadie como él percibe las oportunidades que las situaciones más adversas le ofrecen. Tiene, políticamente hablando, más vidas que un gato, mayor habilidad que el felino más ágil para caer siempre de pie. Adivina siempre muy bien cuál es el punto más vulnerable del país en un momento dado, y sabe dónde aplicar el golpe más certero para dañamos, como no, lo haría el más consumado karateca... Nadie sabe mejor que él cómo tender una nube de 'palabras para disfrazar sus propósitos' y engañar a los incautos. Nadie como él se las entiende para explotar la ingenuidad imperdonable -según él- de nuestros políticos, los de su propio partido y los contrarios".

“Alan García contra el Perú” es el título de la carta que voy a seguir transcribiendo. Y cómo le da la razón a este título el espectacular discurso del viernes!...

No pudo ser más cierta y encendida, más racional y convincente, la defensa que hizo el presidente García de la regionalización. Sin embargo, más allá de la inoportunidad y precipitación de la regionalización aprista, hubo también un fuertísimo y desagradable sinsabor en la palabra presidencial: El sabio doctor Alan García ha constatado -según dijo- que la organización política actual -la que consagran nuestras leyes- está hecha para que usufructúen del sistema sólo los poderosos. Y para destruir el sistema, no para darle continuidad y vida, es que se necesita la regionalización. Para Alan García, el meollo de la cuestión está siempre no en la unión y el consenso sino en el enfrentamiento, en el odio y la revancha; aunque use, para engañar, las palabras al revés. Los gobiernos regionales, en el esquema mental del presidente García, no deben nacer para integrar más a esta República unitaria sino para desintegrarla, para enfrentar a las regiones con el gobierno central, para dividir a los peruanos entre buenos y malos, entre pueblo y dirigentes, entre miserables y triunfadores. La regionalización en manos de Alan García no es arma para realizaciones fecundas, es semilla de maldad, de rencores y enfrentamientos que espera le estallen en la cara al próximo gobierno.

A pesar del país de maravillas que, con desbordante imaginación e infinidad de cifras y datos falsos, nos presentó como futuro y presente del Perú; a pesar de descubrir tardíamente que son necesarios los tribunales militares para poder combatir con eficacia al terrorismo -tardíamente porque sabe que para lograr tal propuesta se requiere una reforma constitucional o la declaratoria del estado de sitio-; a pesar de su deslumbrante retórica, el presidente Alan García es, como dice el amigo lector de OIGA, el enemigo número uno del Perú:

"Con frecuencia se discute -escribe mi amigo- cuál es el mayor enemigo que el Perú enfrenta en nuestros días, si la inflación o el terrorismo. Es una discusión académica e inútil. El mayor enemigo que enfrenta el Perú en estos momentos es Alan García. Lo es porque ninguno de esos gravísimos problemas, ni tampoco el narcotráfico, habrían alcanzado las dimensiones a que han llegado si no fuera por Alan García.

"En realidad la crisis económica ha sido provocada, no involuntariamente sino a sabiendas, por Alan García. Y el terrorismo no habría crecido en la forma como lo ha hecho de no haber sido por la colaboración pasiva de Alan García”.

"Alan García ha arruinado económicamente al Perú con su negativa a adoptar una política coherente frente a la crisis que sus propias directivas de gobierno han provocado; con su negativa a nombrar un ministro de Economía capaz, que estuviera a la altura de las circunstancias. Ya los mediocres que ha llamado al Gabinete no los ha dejado siquiera aplicar las medidas que ellos hubieran deseado, sino que les ha impuesto sus propias y aberrantes ideas”.

"Alan García no ha hecho del Perú un país de maravillas, como él dice; lo que ha hecho es empobrecer a la población en una magnitud inverosímil -él que se decía defensor de los pobres- y la va a seguir arruinando con la gigantesca emisión monetaria que se acaba de aprobar, y con las emisiones sucesivas que seguirán inevitablemente”.

"Alan García ha dejado que el terrorismo avance en nuestras serranías, cope extensas zonas de la selva y empiece a cercar Lima y otras ciudades de la costa. Lo ha dejado porque conviene a sus propósitos”.

"Nadie puede acusar a Alan García de no saber lo que hace o de cometer errores a pesar suyo. El sabe muy bien qué es lo que busca, aunque los 'blancos que persigue sean cambiantes y con frecuencia contradictorios”.

"Pero ¿qué persigue Alan García? ¿Hay algún propósito definido detrás de tanta incoherencia? Si hacemos un recuento de sus metas temporales no será difícil descubrir la lógica megalómana y demencial que se oculta detrás de tantas contradicciones...”. "Su primer propósito -negado por él pero voceado hasta desde las azoteas por sus partidarios – fue el de ser reelegido. Fracasó.

“Enseguida trató de preparar el terreno para la victoria electoral de una coalición encabezada por un aliado de otra tienda partidaria, que preparara su regreso triunfal en 1995. Fracasó”.

“Incapaz de influir decisivamente el resultado de las próximas elecciones presidenciales, se propuso boicotear esos comicios, haciendo que su realización fuera imposible en amplias zonas del país. Al no tener las elecciones resultados constitucionalmente inequívocos e incontrastables podría intentar que un Parlamento sumiso le prolongara su mandato. El avance de la subversión en áreas extensas del país contribuía muy bien a sus propósitos”.

"Aparentemente ha abandonado esos planes porque la opinión pública y la presión castrense lo han obligado a dejar que las Fuerzas Armadas actúen con energía frente a la insurgencia, y porque se ha dado cuenta de que el país no aceptaría ese fraude”.

"Ante el surgimiento de una candidatura de la oposición que encarna las esperanzas de un pueblo malherido, y cuya victoria arrolladora ya se avizora en el horizonte, Alan García se propone ahora dejarle un país catastróficamente arruinado, ingobernable por las tensiones sociales acumuladas y las nuevas tensiones regionales que él está creando, un país a punto de estallar. Se ha propuesto asegurar el fracaso de Mario Vargas Llosa aun antes de que se ciña la banda presidencial”.

"Alan García le ha declarado la guerra al país. Como una amante despechada, puñal en mano, Alan García le grita al Perú: Si no eres mío no serás de nadie".

Esta es la realidad que vive el Perú, esta es la verdad que conoce el pueblo que acude a los mercados para parar la olla. Esa “extraordinaria bonanza" que nos trajo el gobierno aprista, con la interrupción -según él- de un pequeño bache que ya estamos superando, sólo existe en la elegante retórica del doctor Alan García, en su mágica manipulación de las palabras.

martes, 1 de diciembre de 2009

FRANCISCO IGARTUA - EDITORIAL "LOS CUADERNOS DEL PAJARILLO VERDE" – Oiga 14/01/1994


FRANCISCO IGARTUA - EDITORIAL "LOS CUADERNOS DEL PAJARILLO VERDE" – Oiga 14/01/1994

CON la ley que cortó el juicio civil a los asesinos de La Cantuta y los trasladó a la justicia castrense -con el propósito de dejar libres a los autores intelectuales del crimen-, se ha puesto fin al precario orden legal que existía en el Perú. La cúpula militar ha notificado al país que es la Fuerza Armada la que manda, que los llamados poderes del Estado son simples ejecutores de sus órdenes. De esa ley en adelante, ya nada ni nadie estará tranquilo en el Perú. La seguridad jurídica ha muerto. Mañana es posible cualquier cosa. Por ejemplo, si los miembros del misterioso Consejo Estratégico del Estado -el verdadero poder en el Perú- decidieran que el servicio bancario nacional, a pesar de todos los privilegios que le han sido concedidos, no le es útil a sus planes económicos, les bastará ordenar a cualquiera de los agentes del SIN infiltrados en el CCD que presente un proyecto de ley trasladando ese servicio a la banca extranjera. No habrá norma constitucional ni consideración alguna que impida que ese proyecto se haga ley y se ejecute, sin dudas ni murmuraciones, y sin que se inquiete un solo ministro, como ha ocurrido con la Ley Cantuta. La digna actitud de Alfonso Bustamante -renunciando al premierato- ha quedado como solitaria excepción, en cuanto a los hombres que rodean a Fujimori, y también como demostración de que las reservas morales del Perú no se han agotado; queda como prueba de que mientras haya tradiciones familiares a seguir, mientras se mantenga activa la conciencia cívica y el sentido del deber ético, siempre habrá enmienda para los errores que se puedan haber cometido. Con caballeros como Bustamante, aunque se queden solos a la hora de la renuncia, el Perú no está perdido.

El arriba descrito es el orden que impera hoy en el Perú. Es el orden de la arbitrariedad militar, reemplazante del orden caprichoso y personal que nos impuso Alan García y que -mientras no tocó a los bancos- tantos aplausos cosechó entre los mismos que hoy festejan a Fujimori, desconociendo la verdadera estructura del poder real en el actual régimen, así como ayer no quisieron advertir el carácter díscolo del joven presidente.

¿Cuál es esa estructura?... Hace muchos meses OIGA publicó el contenido de unos cuadernos que un 'pajarillo verde' puso en mis manos. Y, como en muchas otras oportunidades -¿recuerdan las predicciones de 1985 sobre Alan García, publicadas en esta misma columna?- poco o ningún caso se hizo a las "exageraciones de la revista de los lunes". Como si la simple transcripción de un documento, comprobadamente de origen castrense, podía ser una exageración de propia cosecha. Pero ahora, después del desaguisado de la 'Ley Cantuta', esos cuadernos del 'pajarillo verde' comienzan a inquietar a muchos que hasta hace poco se sentían tranquilos, adormilados con la imagen del 'chino' que todo lo domina y todo lo controla a favor de los sagrados intereses privados.

En esos documentos del 'pajarillo verde' se relata paso a paso una conspiración militar que se inició mucho antes de octubre de 1989 -fecha de la entrega del programa elaborado por la logia de los conspiradores- y que luego ha ido variando, aunque no de orientación ni de lineamientos generales, hasta llegar a las declaraciones que, hace pocos días, un alto jefe militar en actividad confió a la agencia de noticias ANSA: "La Fuerza Armada no puede mantenerse al margen de los problemas nacionales -dice el alto mando citado por ANSA-, no se nos puede negar nuestro derecho, como pueblo uniformado, a luchar por el desarrollo nacional dentro de una estrategia integral que tiene un solo objetivo: el bienestar general de los ciudadanos ... Somos una fuerza pensante y comprometida con el desarrollo económico y social: Ahora hemos asumido el rol de coadyuvar el desarrollo nacional de una manera intensa y sostenida, basándonos en planes que son producto de muchos años de visualización y experiencia 'directa, así como de interpretación correcta -de los problemas que afronta el Perú y que siempre se han mantenido en los inventarios políticos electoreros, sin alcanzar soluciones concretas".

Ellos, los uniformados, los dueños de la verdad. La misma ceguera, el mismo error de siempre. El mismo lenguaje de la revolución militar del año 68 y de los cuadernos del 'pajarillo verde', con la única variante de que el 68 alzaba la bandera socialista y hoy alza la bandera liberal. Es siempre, en el meollo del tema, el Ejército que se siente predestinado a salvar al Perú. Es una historia incesante, continuada, con avances y repliegues, que en los cuadernos de 'pajarillo verde' describen la necesidad de dar un golpe militar contra el gobierno de Alan García, por considerar, con no poca razón, que el irresponsable y locuaz líder aprista nos llevaba al desastre nacional. Pero esos planes se detienen cuando las evaluaciones de Inteligencia aseguran que el vencedor de las elecciones próximas será Mario Vargas Llosa, en quien confían los militares como corrector del rumbo seguido por Alan García. Más, cuando el comando de la conspiración advierte que el triunfo corresponderá al desconocido Fujimori, con un programa apenas diseñado y sin orientación precisa, de nuevo se comienzan a barajar los 'escenarios' para el golpe. Sin embargo, pequeños tropiezos demoran el pronunciamiento y, de pronto los conspiradores se festejan por la demora. Consideran que el presidente electo. Alberto Fujimori, puede ser la cabeza del Movimiento. Rápidamente entran e acción los enlaces y Fujimori acepta cobijarse bajo el ala militar, que le impone como condición hacer un gobierno de "democracia dirigida con economía de mercado". Algo sorprendente e inusitado si se recuerdan las veleidades socialistas de la revolución militar del 68.

Esta es, en grandes trazos, la historia que relatan los cuadernos del 'pajarillo verde'. Y el plan de gobierno que en ellos se esboza es, hasta en detalles, el programa que se ha venido desarrollando -con variaciones impuestas por las circunstancias- durante el régimen que algunos llaman fujimorista. En él no hay mayores misterios ni secretos, sí la comprobación plena de que la imaginación y la originalidad de Fujimori no existen, son pura ilusión. En los cuadernos -en el verde para ser precisos- está planteado desde el desarme militar hasta la siembra de auquénidos por todo el Ande y desde la restricción a la gratuidad de la enseñanza hasta el arreglo de las fronteras norte y sur, abriéndonos a una alianza con Brasil, Bolivia y Paraguay. En la mira militar está un corredor del Pacífico al Atlántico. Planteamiento que podría ser muy grato a Japón y que, hace algunos años, los militares lo rechazaban airados, igual que la economía de mercado. ¡Cambios de los tiempos y de la moda!

Tampoco hay demasiado misterio en las recientes declaraciones del alto jefe militar a ANSA. El que "grandes unidades militares de las tres armas estén comprometidas en la ejecución de la guerra contra la pobreza" no hace otra cosa que comprobar que los militares ingresarán con todo a respaldar la reelección de Fujimori, su candidato. Y el que la guerra contra la pobreza sea una cruzada encomiable, en la que el país entero debe comprometer todas sus energías, no oculta el engaño que se está montando: hacer de ella el principal agente de propaganda para la reelección del mascarón de proa de la cúpula militar.

lunes, 30 de noviembre de 2009

FRANCISCO IGARTUA – EDITORIAL “DOS HECHOS QUE NOS ESTREMECEN DE ESPANTO” – Oiga 12/08/1993


FRANCISCO IGARTUA – EDITORIAL “Dos hechos que nos estremecen de espanto” – Oiga 12/08/1993

Dos suceso casi simultáneos, uno ya conocido por la opinión publica y el otro divulgado hoy en esta edición de OIGA, nos muestran el lado oscuro, el lado que se quiere mantener oculto, del régimen autoritario, con barniz democrático, que gobierna al país. Me refiero al descubrimiento de fosas clandestinas, con restos humanos calcinados, logrado por la revista SI, y a las revelaciones que, sobre la probable estructura real del actual régimen, puso en manos de OIGA un pajarito verde.

Esas tumbas de Cieneguilla, malolientes, escondidas a la vera de un camino de basura transitado por la miseria, pueda que no haya guardado los restos de los desaparecidos de La Cantuta, tal como lo creen muchos y lo propaga el rumor general. Pero allí si se escondieron huesos humanos calcinados y es posible que en esos muladares reposen otros muchos crímenes, de aquellos que seria demasiado difícil imputárselos al hampa y bastante improbable que sean obra de lo terroristas -los mas crueles genocidas de nuestra no tan amable historia patria-, por estar ubicada allí, muy cerca, una base militar de vigilancia. Esos huesos humanos calcinados, con un llavero de recuerdo entre ellos y el increíble desinterés de las autoridades gubernamentales por custodiar las tumbas, son testimonio de los tiempos que nos ha tocado vivir. Pueden ser cadáveres de senderistas quemados por sus propios compañeros para que nadie los pueda identificar, puede ser cierto el rumor de que serian restos de los desaparecidos de La Cantuta. O de otros desaparecidos, añado, pensando en los textos que hoy publica OIGA, preparados por un secreto "Equipo de Trabajo" y por el Servicio de Inteligencia, para un pronunciamiento militar que debió producirse en 1990, que se inicio el 28 de julio de ese año y se consolido con el golpe militar del 5 de abril de 1992.

Se trata de dos hechos secretos, secretísimos, y que, por lo tanto, no dejan huella evidente. No tienen firmas ni sellos. No hay declaratorias de defunción. Tampoco existen pruebas testimoniales comprobables. Hay, en un caso, el dato preciso, con mapa, de un anónimo elemento de Contrainteligencia o de la propia Inteligencia que ha querido liberar su conciencia o enredar los hechos. Pero los muertos están, son ciertos, son huellas de métodos que horrorizan, que hace se nos escarapele la piel y conducen al otro caso, a los documentos publicados hoy en esta revista, en el que las pruebas no están en firmas y sellos sino en la credibilidad, en la seriedad del pajarillo verde que deposito los textos en mis manos y en que esos textos casan, calzan, se machihembran a la perfección con los hechos públicos y semipúblicos que van ocurriendo al mismo tiempo de lo escrito. Cada comentario tiene su correspondiente comprobación en un suceso notorio. Bueno, no todos, como, por ejemplo, el juicio escrito sobre la necesidad de exterminar al "excedente poblacional nocivo, irrecuperable, como son los terroristas, vendedores de pasta básica, agitadores y demás traidores a la patria".

Se trata de documentos que revelan el carácter del régimen que preparaba, desde mediados de 1989, una logia militar con orden del Comando. Régimen que, a ultimo momento, fue negociado con el presidente electo, Alberto Fujimori, porque este venia a resultar el mas aparente cabecilla para la "Democracia Dirigida, civil-militar" diseñada en los círculos castrenses.

En los textos se hallan opiniones absolutamente ciertas sobre la realidad peruana -mas que certeras en el análisis de la responsabilidad de Alan García- y es imposible quitarles la razón a muchos de los argumentos allí expuestos sobre la difícil gobernabilidad del Perú y la necesidad de contar con metas estratégicas nacionales de largo plazo. Se puede decir que a su lectura brotan verdades de a puño, aunque la mayoría de estos puñetazos sean mas del agrado de la sensibilidad política de las llamadas derechas, que de otros sectores con mayores inquietudes sociales y populares. Hay, sin embargo, aspectos siniestros que a ningún demócrata, a ninguna persona con cierto refinamiento humano, pueda dejar de espantar. Se trata de un proyecto mesiánico, de orientación totalitaria, que nada tiene de democrático por mas titulo de "Democracia Dirigida" que se haya puesto.

En los lineamientos del plan, trazados en octubre de 1989, y en Anexos posteriores a esa fecha, están insertos los planeamientos que, como grandes novedades, viene, repitiendo Fujimori: Libre comercio, "reinsertación ", pena de muerte, pacificación, reforma educativa, acuerdo en las fronteras (entendiendo que "el aspecto territorial ha sido ya rebasado"), necesaria continuidad en el mando (reeleccion), etc. Pero hay puntualizaciones muy reveladoras del nefasto mesianismo que inspira al proyecto en general, hasta ahora mantenido en el mismo misterio, y que apenas se dejan entrever en algunas de las bruscas declaraciones de Fujimori; como cuando, por ejemplo, se ufana de tener el mejor Servicio de Inteligencia de América Latina. En los textos conspirativos se da, justamente, mayor importancia a lo que llaman "Sistema de Control, Seguridad y Propaganda" y que en esas mismas paginas se especifica que "si, definitivamente, el Sistema es el equivalente a una Gestapo". El carácter antidemocrático del proyecto aparece por todos lados. Desde la "relación" que se seguirá con la prensa ("El objetivo mínimo consiste en conseguir la autocensura, dejando entrever nuestra decisión de ir hasta las ultimas consecuencias"), hasta el modelo secreto del gobierno a montarse, muy explicativo de por que en el régimen fujimorista tiene tan poca importancia el Consejo de Ministros. En el esquema del proyecto esta explicado que la conducción de la política estratégica nacional a largo plazo corresponde a un "Consejo Estratégico de Estado" (CEE), "delegando el protagonismo, los aspectos diplomáticos y sociales y los problemas de corto plazo a los distintos encargados de los portafolios ministeriales". El CEE será un misterio y no tendrá por que asistir a los Consejos de Ministros, "quedando con las manos libres, fuera del ángulo visual del enemigo, para impulsar al país y hacer frente a las necesidades de la guerra". El servicio de cámaras ya instalado, en la época de Alan García, en la Sala del Consejo de Ministros, le servirá al CEE para seguir de cerca por video las sesiones que crea necesario supervisar. Y siguen las perlas. Todas con desagradables evocaciones de equívocos salvadores de sus patrias, de trágicos devaneos autoritarios. De desastres que tuvieron auroras deslumbrantes.

Esta funcionando el actual régimen bajo el esquema trazado en los documentos que hoy comienza a publicar OIGA?... Por desgracia hay demasiados indicios de que es así. ¡Pobre Perú! Vamos de mal para peor, porque nunca, por ciertos y grandes que sean los males que es necesario superar, han sido buenas las soluciones mesiánicas, totalitarias, autocráticas. Siempre, a la corta o a la larga, las lágrimas borraran los aciertos que pudiera haber tenido el despotismo.

PRIMICIA EXCEPCIONAL - HISTORIA DE UNA TRAICION - Oiga 12/07/1993


Historia de una traición - 12 de julio de 1993

PRIMICIA EXCEPCIONAL

HISTORIA
DE UNA
TRAICION

MUCHOS MISTERIOS
QUEDARAN
REVELADOS
AL CONOCERSE EL
PLAN MILITAR QUE SE
CONSOLIDO EL 5-IV-92


Para muchos fue una gran sorpresa la aparición de los carros armados en las calles de Lima el 5 de abril de 1992, mientras el presidente constitucional, Alberto Fujimori, anunciaba por televisión y radio la clausura del Parlamento y del Poder Judicial, el control de las comunicaciones y la prensa, etcétera. Solo unos pocos, entre ellos OIGA, venían observando que el régimen perseguía este desenlace desde tiempo atrás y en estas páginas hasta nos adelantamos a la noticia oficial del golpe militar. Sin embargo, nadie -fuera de los círculos castrenses- sospecho que el pronunciamiento militar del 5 de abril tenía un inicio muy lejano: octubre de 1989, cuando el señor Fujimori no había siquiera aparecido en el panorama político nacional. En esa lejana fecha, un "equipo de trabajo" cumpliendo el "misionamiento (sic) ordenado por el comando", culminaba su tarea con un documento que así explicaba los objetivos revolucionarios en la introducción.

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EN OCTUBRE DE 1989 estaban en el alto mando militar los generales Alejandro Antunez de Mayolo y Jorge Zegarra. Nos ha sido imposible saber quien ordeno el plan.

“CUCHARITA” DIAZ contaba con la asesoría de Vladimiro Montesinos en el Servicio de Inteligencia Nacional. Serian los autores de las “Apreciaciones” del SIN.


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Introducción

El presente Plan de Gobierno ha sido preparado por el equipo de trabajo dentro de una perspectiva de Estado Mayor, en el marco de un proyecto nacional necesario para llevar al país al siglo XXI con opción de alcanzar un nivel de país desarrollado.

En su elaboración a sido lamentable constatar el alto grado de desarticulación en el que se encuentra el país, a raíz de la experiencia aprosubersiva.

Ha resultado penoso reconocer y aceptar la gravedad de los males que nos aquejan, hubiéramos querido arribar a conclusiones diferentes sobre las soluciones a los problemas estratégicos del Estado, sin embargo, la evidencia es de tal magnitud que hace imposible soslayar la realidad.

El esfuerzo realizado ha estado ajeno a "ideologismos", hemos mantenido un espíritu pragmático al abordar los distintos temas tratados teniendo siempre presente solo los intereses de la patria.

El equipo de trabajo cumple con el misionamiento ordenado por el comando y agradece la confianza y asume la responsabilidad entregada.


Viva el Perú

Octubre 1989


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Luego de esta breve introducción que no lleva firma alguna -tampoco la lleva el resto de la documentación- el equipo de trabajo hace un análisis objetivo de la realidad peruana, aunque falto de matices y, en partes, algo prejuiciado e inexacto, para terminar presentando el programa de gobierno que se le había encomendado bosquejar.

Junto a este documento ha llegado a nuestras manos las "apreciaciones" que el Servicio de Inteligencia va haciendo desde el 20 de febrero del 90 al 19 de junio de ese año, sobre las variaciones políticas que se van presentando y los cálculos realizados sobre la conveniencia o no de poner en marcha la captura del poder y la instalación del gobierno civil-militar diseñado por el equipo de trabajo, gobierno al que se comienza a llamar de Reconstrucción Nacional y que no oculta la orientación mesiánica y totalitaria de sus autores de la que Fujimori se ha hecho o, para mejor decir, lo han hecho abanderado.

En las "evaluaciones" al 13 de junio de 1990 se puntualiza: "El golpe electoral del 8 de abril de1990 ha quedado consolidado con los resultados del 10 de junio", "continua el proceso de descomposición del Fredemo"..."el liderazgo de las FFAA está definido".

Y en los "análisis" se señala: "El modelo de representación política vigente en el país se ha mostrado incapaz de proyectar al Perú"... "No existirá la posibilidad de acceder al periodo de atracción sostenida de capitales mientras el país no sea pacificado y se termine con la suerte de 'lotería política' que impide el planeamiento de largo plazo"... "No podemos esperar nada seguro de Cambio 90 y la patria no está para mas experimentos económicos"...

La desconfianza militar en el programa económico de Fujimori es total y una de las conclusiones del "escenario N° 3", después de apuntar que todo está "listo", es la siguiente: "Hoy podemos reorganizar bajo nuestras banderas a las fuerzas dispersas del Fredemo que son la mayoría cualitativa del país, mañana quien sabe"... "Si no tomamos una decisión rápida y preventiva, correremos el riesgo (de) que cuando tomemos el gobierno solo nos quedara pasar 'de los Reductos a Julcamarca' y jugarnos el destino en una tempestad".

Por último, el 19 de junio, en la Hoja de coordinación final, se fija que la fecha del día D (se supone la del golpe) será el 27 de julio de1990... Y, ¡Oh!, ¡sorpresa! En estas últimas páginas se añade bajo el subtitulo Secuencia del día D: "Negociación y acuerdo con Fujimori. Bases de negociación: concepto de Democracia dirigida y Economía de Mercado"... "De no arribarse a un acuerdo con Fujimori nos moveremos en el escenario N° 2". Y así se plantea el escenario N° 2: "Comunicado N° 2, Contenido: Haciendo conocer que el presidente electo no acepta la política de pacificación, moralización y solución a la crisis económica planteada por las FFAA y reconoce no estar preparado para la conducción del país... lo ha dejado y entregado a las FFAA la responsabilidad del Estado". El documento concluye con "Nota: todos estos eventos deben producirse entre el día D, hora H mas 24 horas".

Con estas rápidas citas es fácil entender como fue evolucionando el pronunciamiento militar hacia Fujimori y explica porque este dejo en la estacada, pronto y sin explicación alguna, a sus asesores económicos y se paso instantáneamente a la "Economía de Mercado". También aclara como pudo ser posible que Fujimori eliminara, sin correr sin ningún contratiempo, a los altos mandos de las FFAA el mismo día que asumió la presidencia, después de jurar, "ante Dios y estos Santos Evangelios", cumplir y hacer respetar la Constitución que acababa de comprometerse con el Ejercito a violar y destruir.

El golpe del 5 de abril de 1992 no fue, pues, una decisión desesperada de un presidente que se sentía impotente para gobernar, porque el Parlamento obstaculizaba sus planes y el Poder Judicial no le permitía moralizar. Los pretextos esgrimidos por Fujimori ese día eran falsos. Nunca antes un Parlamento había otorgado con más amplitud y facilidades poderes extraordinarios al ejecutivo, sobre todo en el terreno de la lucha antisubversiva, y hasta ahora Fujimori no ha detenido, no ha puesto entre rejas a un solo corrupto, ni a un solo narcotraficante, prueba de que el afán moralizador no fue ni es real. Ese día -5 de abril de 1992- se ejecuto el mismo plan de captura del poder diseñado por los militares en octubre de 1989: neutralización de AG y AM (Alan García y Agustín Mantilla), toma del Congreso, control de la prensa, etc. Los objetivos de entonces son los que ahora se están cumpliendo: Democracia dirigida, o sea autocracia, para que sea posible -según los golpistas- la economía de mercado al estilo de Chile. Como siempre falta de imaginación y proclividad al calco y al calco más cercano a la vista, sin perspectiva y sin análisis de la diversidad de realidades. En todo el 'estudio' no hay dos líneas dedicadas a 'apreciar' el ejemplo colombiano, más exitoso que el chileno en el terreno económico y sin quebrantamientos del orden democrático. Si se dedican muchos párrafos a Taiwán y a los otros tigres asiáticos. Ejemplos todos de países con gobiernos autocráticos y, quien sabe, muy ajenos a la realidad peruana.

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Un pajarillo verde
Pero constatados los hechos que explican las razones de fondo del golpe del 5 de abril y comprobados los lazos de complicidad entre el Ejército y Fujimori en la violación constitucional que mancho indeleblemente al régimen, pasemos a la descripción de los documentos que obran en nuestro poder gracias al obsequio que nos trajo un pajarito verde de alta graduación. Son pruebas de que era cierto lo que alguna vez, en una recepción diplomática, le confió a nuestro director un alto mando militar: "Hemos corregido los errores de Velasco. Tenías razón, eso del socialismo fue un disparate. Pero, ahora si el movimiento tendrá éxito. No se podía desconocer la importancia de la iniciativa privada. Será, eso sí, un proceso largo".

La intención golpista del programa de gobierno, elaborado por el equipo de trabajo y presentado en octubre de 1989, queda estampada en negro sobre blanco en el cuadernillo que va elaborando el Servicio de inteligencia Nacional a partir del 20 de febrero de 1990. El punto primero en el índice de 'Apreciación de inteligencia' lleva el título de 'Misión' y la misión es: "Evaluar los escenarios nacionales próximo-futuros para escoger el más adecuado y derrocar al gobierno civil, disolver los poderes Ejecutivo y Legislativo para que la Fuerza Armada institucionalmente asuma la conducción del Estado, con el fin de revertir la actual situación político-social-económica, cuyo deterioro amenaza destruir el sistema y las instituciones tutelares de la República".

En esa época gobernaba Alan García y el Servicio de Inteligencia estaba bajo las órdenes del general Edwin (Cucharita) Díaz, quien tenía de asesor al doctor Vladimiro Montesinos, capitán retirado del Ejército. Este asesoramiento no era muy visible, pero si decisivo.

Alan García, el desastroso presidente que las mayorías nacionales eligieron, ilusionadas por su juventud y empuje -a la corta el empuje solo fue verbal-, dormía tranquilo en Palacio, confiado en 'Cucharita' Díaz y en el comandante general del Ejercito, su amigo Artemio Palomino. Al parecer García nunca sospecho de su jefe de Inteligencia y, tampoco, ni se entero quien era el consejero del SIN. Tampoco advirtió que el jefe del Estado Mayor, general Alejandro Antúnez de Mayolo, y el general Jorge Zegarra -comandante general de 1990- tenían posición muy diferente a la de Artemio Palomino y a la corte militar de Alan García.

PRIMICIA EXCEPCIONAL - HISTORIA DE UNA TRAICION - Oiga 12/07/1993 - pags. 21

PRIMICIA EXCEPCIONAL - HISTORIA DE UNA TRAICION - Oiga 12/07/1993 - pags. 22

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