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DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA
FRANCISCO IGARTUA CON DORIS GIBSON, PIEZA CLAVE EN LA FUNDACION DE OIGA, EN 1950 CONFUNDARIAN CARETAS.

«También la providencia fue bondadosa conmigo, al haberme permitido -poniendo a parte estos años que acabo de relatar- escribir siempre en periódicos de mi propiedad, sin atadura alguna, tomando los riesgos y las decisiones dictadas por mi conciencia en el tono en que se me iba la pluma, no siempre dentro de la mesura que tanto gusta a la gente limeña. Fundé Caretas y Oiga, aunque ésta tuvo un primer nacimiento en noviembre de 1948, ocasión en la que también conté con la ayuda decisiva de Doris Gibson, mi socia, mi colaboradora, mi compañera, mi sostén en Caretas, que apareció el año 50. Pero éste es asunto que he tocado ampliamente en un ensayo sobre la prensa revisteril que publiqué años atrás y que, quién sabe, reaparezca en esta edición con algunas enmiendas y añadiduras». FRANCISCO IGARTUA - «ANDANZAS DE UN PERIODISTA MÁS DE 50 AÑOS DE LUCHA EN EL PERÚ - OIGA 9 DE NOVIEMBRE DE 1992»

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«Cierra Oiga para no prostituir sus banderas, o sea sus ideales que fueron y son de los peruanos amantes de las libertades cívicas, de la democracia y de la tolerancia, aunque seamos intolerantes contra la corrupción, con el juego sucio de los gobernantes y de sus autoridades. El pecado de la revista, su pecado mayor, fue quien sabe ser intransigente con su verdad» FRANCISCO IGARTUA – «ADIÓS CON LA SATISFACCIÓN DE NO HABER CLAUDICADO», EDITORIAL «ADIÓS AMIGOS Y ENEMIGOS», OIGA 5 DE SEPTIEMBRE DE 1995

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.» FRANCISCO IGARTUA - TEXTO SOMETIDO A LA APROBACION DE LA ASAMBLEA Y QUE FUE APROBADO POR UNANIMIDAD - VITORIA-GASTEIZ, 27 DE OCTUBRE DE 1999.

«Muchos más ejemplos del particularismo vasco, de la identidad euskaldun, se pueden extraer de la lectura de estos ajados documentos americanos, pero el espacio, tirano del periodismo, me obliga a concluir y lo hago con un reclamo cara al futuro. Identidad significa afirmación de lo propio y no agresión a la otredad, afirmación actualizada-repito actualizada- de tradiciones que enriquecen la salud de los pueblos y naciones y las pluralidades del ser humano. No se hace patria odiando a los otros, cerrándonos, sino integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad del ser vasco. Por ejemplo, asumiendo como propio -porque lo es- el pensamiento de las grandes personalidades vascas, incluido el de los que han sido reacios al Bizcaitarrismo como es el caso de Unamuno, Baroja, Maeztu, figuras universales y profundamente vascas, tanto que don Miguel se preciaba de serlo afirmando «y yo lo soy puro, por los dieciséis costados». Lo decía con el mismo espíritu con el que los vascos en 1612, comenzaban a reunirse en Euskaletxeak aquí en América» - FRANCISCO IGARTUA - AMERICA Y LAS EUSKALETXEAK - EUSKONEWS & MEDIA 72.ZBK 24-31 DE MARZO 2000

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lunes, 4 de marzo de 2013

Canta claro
Por FRANCISCO IGARTUA
SOBRE LAS BENDITAS O MALDITAS PRIVATIZACIONES

Hasta hace poco el grito gubernamental era "privatización o muerte", pero, de pronto, tras el arequipazo, el grito se silenció por completo. Y se pasó "a otra cosa". Lo que resulta desconcertante, pues si era de muerte la privatización, el tema debió ser mantenido en el debate público, aunque al mismo tempo se paralizaran las ventas de los activos nacionales, para decidir luego si se seguía o no con ellas. Y de ello me ocuparé este sábado con las salvedades el caso.

Para los que de economía sólo sabemos cómo andan nuestros bolsillos y los de la gente que frecuentamos; para los que presenciamos y nos duele y avergüenza la miseria de la calle limeña y de los pueblos del Perú; para los que no llegamos a entender cómo puede ser normal que frente a asalariados de 200 soles al mes haya funcionarios que, sin remordimientos, reciban sueldos de 10 mil dólares, para quienes no somos economistas, pero sí testigos sufrientes de esa ciencia (que nada tiene de exacta), no podríamos opinar del tema si no recurriéramos a la elemental sabiduría de la razón y al testimonio recogido en otros países que es lo que he hecho en estos días usando el teléfono y perdiendo tiempo frente a la televisión.

Chile, un ejemplo a la mano
Por lo pronto, puedo afirmar que no es verdad, que no es cierto que sólo privatizando tendremos futuro. Y el ejemplo está muy cerca, aquí en el sur, en Chile, donde no se ha privatizado su más importante riqueza (el cobre) y donde el Estado, aparte de mantener el control de Codelco y otras empresas, no se ha cegado con las privatizaciones y ha sabido entender que si todo se privatiza hoy y el ingreso se emplea en cubrir déficits, mañana no se tendrá otro remedio que vender el territorio a pedacitos. Con lo que, dramáticamente, se cumpliría una socarrona sugerencia referida a la bohemia chilena del siglo pasado. Entonces se decía en maliciosa intimidad: ¿por qué no vendemos Chile y nos compramos un país más chiquitito, pero más cerca de París?"... Chile de hoy, curado del sueño del París luz del mundo, propicia la inversión extranjera, pero no para deshacerse de los activos del país, sino para que el capital de fuera se asocie, asuma gerencias o acepte concesiones. Lo que no quiere decir que, dogmáticamente, satanice las privatizaciones. A las que ha recurrido cuando eran convenientes y aceptadas como "benditas" por las poblaciones que, a través de las tarifas, son las que pagan las inversiones y los intereses de los inversionistas. (En Chile también hubo protestas en algunas regiones contra las privatizaciones).
Aquí, en el Perú, un dogmatismo fanático es el que domina el pensamiento de nuestros liberales, muchos de los cuales razonan como el viejo catecismo y parten de premisas escolásticas como la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta", sin advertir que la realidad desmiente el dogma cuando coloca un monte, un río o un bosque en medio de los dos puntos. Obstáculos que son nada al lado de los que se presentan en la variadísima ejecución económica. Y es premisa obcecada eso de que sólo las privatizaciones nos podrán sacar de la pobreza.

También en las calles de Londres
Y vuelvo a la calle. A la experiencia del hombre de a pie en Londres, que me informa sobre el tema del día allí. Me dice que la mayor preocupación hoy en Inglaterra son los accidentes ferroviarios y que los ingleses maldicen la privatización de estas empresas, por ser ella la responsable de esas catástrofes y del calamitoso servicio que prestan. "Esas compañías -opina la calle londinense- se preocupan ante todo de sus utilidades y descuidan las costosas medidas de seguridad". Y la indignación de los ingleses crece cada vez que recuerdan el impecable servicio de los trenes franceses, que son estatales.
Claro que la queja de la calle londinense y la eficacia de las ferrovías francesas son hechos ajenos a nuestra realidad, pero sí sirven de referencia para que desconfiemos de los fanáticos de la privatización y entendamos que seguir a pie juntillas a esos economistas liberales resulta lo mismo que aquello de "no ir a misa es condenarse" (y conste que yo no rehúyo ir a misa).

Lo mismo aquí en el Perú
No faltan, sin embargo, referencias locales para actuar con sensatez. Es el caso del agua para Lima. Una empresa italiana está abasteciendo con agua de primera calidad al cono norte. Pero esta empresa no ha comprado nada. Ha invertido para purificar aguas del río Chillón, las que vende a Sedapal. Y lo mismo puede hacerse con proyectos de mayor envergadura u otros más humildes, como el que elaboró hace años el ingeniero Federico Uranga para traer el agua limpísima de las alturas de Cañete a las poblaciones de las playas del recorrido y al cono sur de la ciudad. Un proyecto que pudo ser financiado localmente si no fuera por la falta de colaboración comunitaria de los pobladores de la ruta, por infelices rivalidades entre alcaldes y por sujeción a nuestra atávica maldición, a la idea del papá gobierno que todo lo puede y debe resolver.
Las privatizaciones no son el diablo, pero tampoco la santidad.

Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA

Canta claro
Por FRANCISCO IGARTUA
SI QUEREMOS QUE LA CONSTITUCIÓN SEA INVIOLABLE…

El "Canta Claro" de la semana pasada, por problemas de tipeo en la imprenta, apareció con algunos párrafos bastante confusos. Mil disculpas y, además, un añadido a mi opinión sobre la reforma constitucional en debate.
Soy partidario de la reposición de la Constitución del 79, no por simpatía a nadie ni porque crea que es buena o mala (no soy constitucionalista, ni siquiera abogado). Son razones éticas y pedagógicas las que me llevan a reclamar que el Congreso reivindique la legitimidad de esa Constitución, pues si el origen principal de nuestro subdesarrollo es el desprecio peruano a la ley, desprecio tanto de los de arriba como los de abajo, y si la obligación mayor de los mandatarios es educar, se hace obligatorio en las actuales circunstancias dar una lección ejemplar de respeto a las normas legales.
Hay también razones éticas y morales
Habrá muchas razones jurídicas para alegar que la Constitución del 93 impera porque fue ratificada electoralmente por el pueblo. Pero esas razones no tienen valor ético ni moral. Son, más bien, la peor lección que puedan recibir los peruanos. Es justificar que el atropello a la ley se pueda imponer sea por la fuerza de las armas, por picardía o por elecciones amañadas y, por lo tanto, fraudulentas. El pueblo no merece ser engañado con razones jurídicas. Lo que el pueblo mereces que la autoridad le enseñe, lo eduque en el respeto a la ley y en el castigo a quienes la quebranten. Y el golpe militar del 92 no fue, otra cosa que una vulgar violación de la ley con premio a los violadores. Una imagen que obliga a explicarle al pueblo que ese no es el camino de hacer nación y desarrollamos. Lo que el Perú necesita es asistir a una lección de escarmiento y ver en el banquillo a los ministros que avalaron aquella aberración, a los militares que la ejecutaron y a quienes la planearon. También, para que la lección sea completa, habría que aplaudir, aunque sea sólo virtualmente, a los que, como el ministro Alfonso de los Heros, supieron cumplir su deber cívico devolviendo de inmediato la faja ministerial o el cargo que desempeñaban. Fueron muy pocos, pero fueron y merecen el reconocimiento ciudadano. Así se enseña a no pasarse la luz roja, que es lo que no hicieron el jueves en el Congreso algunos parlamentarios defensores de la Carta del 79, pasándose a la torera el Reglamento. Uno de ellos (el aprista Zumaeta) hizo que los diez minutos reglamentarios se hicieran veinte.
Pero ¿y el orden jurídico?
Yo, lego en la materia, me atrevo a dar un consejo que la habilidad de abogados y congresistas sabrán darle vestimenta jurídica. ¿Qué impedimento hay para que al mismo tiempo se derogue la Constitución que avaló el golpe del 92, se les dé validez jurídica a los actos desprendidos de ella y se restablezca la vigencia de la Constitución del 79, con las enmiendas aprobadas por el actual Congreso?
Un perverso hábito violador
Que esta operación extienda el tiempo previsto para concluir el debate constitucional, no tiene importancia desde el punto de vista pedagógico, porque, mientras tanto, se castigaría, por lo menos moralmente a los felones, poniendo en carteleras, junto a Fujimori y Montesinos, al ministro Blaker Miller y a sus colegas, a los directivos de los medios de comunicación invitados al pronunciamiento y a los que se limitaron a una protocolar condena (para salvar la cara ante la historia) y luego apoyaron a los golpistas durante años. Será un castigo virtual, pero cumplirá una tarea educativa. No será un gesto vano, como tampoco lo será el elogio que se les dispense a las autoridades (poquísimas) que se negaron a aprobar el legicidio y a los militares, encabezados por Salinas, que se alzaron en defensa de la Constitución ultrajada. ¡Que sufran aquellos, castigo y vergüenza moral y los ciudadanos que se comportaron con dignidad reciban reconocimiento a su gesto ejemplar!
En resumen: si queremos educar al país, debemos desterrar para siempre el perverso hábito de los golpes de Estado, aunque vengan con Constitución o Estatuto propios. Debemos hacer entender a todos los peruanos que la ley es inviolable.

Fuente:

fondo EDITORIAL PERIODISTICA OIGA

Canta Claro
Por FRANCISCO IGARTUA
CÓMO DEBERÍA SER EL PERIODISMO


Ahora que las navajas de la crítica están afiladísimas y en manos de medio mundo, comenzaré por criticarme, por reconocer que el titulo de este artículo peca de presuntuoso y suficiente. También de inexacto, pues tendría que haber escrito "Cómo creo yo que debería ser el periodismo", con lo que crecería la frase en vanidad y suficiencia. Pero sería más precisa, ya que la intención de este artículo es exponer mis particulares puntos de vista sobre un tema que no he estudiado académicamente pero sí vivido con intensidad. Serán las mías reflexiones de la experiencia y no una docta exposición sobre periodismo, pues los periodistas de antigua escuela no estamos doctorados en nada, apenas somos gente vivida a fondo.

El periodismo como arte y oficio de informar y comentar sobre los hechos que conmueven a la sociedad está siendo desvirtuado hoy por los mercaderes metidos a periodistas. Esto ocurre sobre todo en la televisión, medio que requiere grandes inversiones y ofrece gratificaciones muy excitantes, pues da poder y diversión, la máxima tentación humana. ¡Cómo no caer en ella si te sobra fortuna y apenas eres alfabeto! De allí que los hombres de empresa hayan suplantado al periodista en los canales de televisión y en no pocos periódicos y otros medios. Y de este hecho desgraciado debería partir una autorreforma que restablezca el prestigio de la prensa.

Aunque en toda actividad hay excepciones, sería aconsejable que, como primera medida reformista, las direcciones de todos los medios fueran ocupados por periodistas conscientes de su responsabilidad legal y de sus obligaciones éticas. Lo que no quiere decir que esta determinación pueda ser tomada ni regimentada por algún comité cívico o estatal. Más bien sería resultado de una repensada concepción del periodismo. Mientras que los propietarios y accionistas, como era antes, se dedicarían al negocio, a gerenciar, y al nom-bramiento o remoción justificada del director, único responsable de la línea editorial. Porque tampoco es admisible (mejor dicho sería risible) que el empresario estuviera pintado en la pared.

Sin embargo, siendo las televisoras una especie de rotativa que imprime varios periódicos distintos, habría más de un director por canal. Y, además, seria bueno abrir espacios que uno o varios periodistas podrían alquilar. Se trataría de programas completamente independientes, que los contratantes financiarían comercializando la hora u horas en el aire. Así se acabarían los pleitos de las estrellas del periodismo televisivo con los directorios, pues esas estrellas serian soberanas en el espacio alquilado.

Las direcciones de todos los medios de difusión deberían ser ocupadas por periodistas.

En cuanto a los comités o consejos que se están proponiendo desde una tendencia inquisitorial de izquierda (lo mismo daría si fuera de derecha) es imperativo limitarlos a la protección de los menores y a asuntos de orden doméstico, como precisar horarios para ciertos programas calificados de impropios por la sociedad. Se trata de una tendencia, capitaneada por la Universidad Católica y algunos ministros y parlamentarios, que resucita las mismas concepciones totalitarias que sepultaron a la libertad de expresión en 1974. Hoy, igual que entonces, se exponen con brillo los inocultables y lamentables excesos y pecados del periodismo, pero también igual que en los tiempos de la revolución militar, se proponen y exigen remedios aparentemente sensatos que impajaritablemente resultarán mucho peores que la enfermedad. Tiene enormes defectos la libertad de prensa, nadie lo niega; sin embargo, todo tipo de control sobre ella, tarde o temprano en este o en un próximo gobierno, acabará por transformar a la prensa en insípidos boletines estatales. Así ha sido siempre. Y no veo por qué han de cambiar las cosas. No veo cómo lo mismo que ayer resultó un desastre para la libertad no ha de tener mañana el mismo resultado.

Para la libertad de expresión no hay otro limite (hay que repetido hasta el cansancio) que los códigos en uso y el tribunal de honor del Consejo de la Prensa, un consejo que podría ser ampliado. El periodismo no está por encima de la ley; al contrarío, los delitos se hacen muchísimo más graves cuando se cometen a través de los medios de comunicación. Y con este criterio debieran actuar los jueces, desgraciadamente hasta hoy sometidos a la presión del poder, poder del que la prensa es parte, aunque opositora algunas veces.

Ese espíritu inquisitorial de izquierda (repito que sería lo mismo si fuera de derecha) es el animador del proyecto de ley sobre radio y televisión presentado por el Ejecutivo al Parlamento. Un proyecto que comienza consagrando un viejo y falso presupuesto: que el periodismo es un "servicio público", principio del cual se derivan los derechos de los "usuarios" y la intervención estatal en defensa de ellos a través de Indecopi. Pero el periodismo no es un servicio público, no es taxi, teléfono, luz o baja policía, es otra cosa, muy distinta, es un medio de difusión "al servicio del público", que lo lee, lo escucha o lo ve cuando le da la gana, sin que el gobierno ni autoridad alguna pueda intervenir en esta libérrima relación.

Desde una tendencia inquisitorial de izquierda (lo mismo daría que fuera de derecha) se quiere imponer una prensa manipulable por el Estado.

Y lo que ya produce espanto es cuando el proyecto de ley indica que las radios y televisoras pueden ver canceladas sus licencias si no "contribuyen a la formación política ciudadana", si no "fortalecen la identidad e integración nacional", si no "defienden a la familia" y no "difunden nuestros valores". ¿Será posible mayor vaguedad para describir delitos?... Pero más aun. Como si lo anterior fuera poco, la Universidad Católica añade un "consejo independiente del Estado" con potestad para juzgar qué es verdad y mentira en las informaciones y comentarios; los que además (no pueden sino imperativamente deben ser) "plurales" y tocar lo "relevante". ¡Verdad y mentira, pluralidad y relevancia sujetas al criterio de un consejo que reemplazaría a Dios, pues sólo El conoce la verdad! ¿Se puede concebir algo más delirante a inicios del siglo XXI?

Fuente:

FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA

sábado, 2 de marzo de 2013

Canta claro
Por FRANCISCO IGARTUA
Ahora se lavan banderas y calzones,
Antes se lavaban honras

El título de esta nota refleja el tono festivo con el que se  comenta en estos días el desafío a pistoletazos de un diputado de nombre extravagante (Eittel) a otro, que le ha contestado tildándolo de Pancho Pistolas, mientras que la prensa agudiza el tono burlón para que parezcamos gente moderna y civilizada. Lo que sólo es verdad a medias, pues si la ceremoniosa manera de dilucidar ofensas con el código del Marqués de Cabriñana es una anticualla risible, no lo es el hecho en sí.

Desde que el hombre es hombre, a igual que los animales, ha dilucidado sus disputas batiéndose a duelo. Pero cuando aparece el código del Marqués (del que en Lima era perito don Miguel Mujica Gallo) se les da a estos lances tono de comedia bufa, olvidándonos que, cuando el honor valía más que una cuenta bancaria, se podía llegar al duelo a muerte. Duelos que no pudo contener la Iglesia condenando a los duelistas con la mayor pena religiosa: la excomunión, ya que en ese juego se cae en los pecados de matar y suicidarse. En ese entonces valía más que la Iglesia el dicho del Quijote: "por la libertad y la honra se puede dar la vida".

Como vemos, nada hay nuevo bajo el sol. Sólo cambian las formas. Ayer, con Cabriñana, se trataba de igualar a los contrincantes, ya que un hombre menudo puede, con pistola, enfrentarse sin desventaja a un Joe Louis. Hoy, si eres pequeño y un grandote ofende gravemente a tu mujer sólo te cabe callar y esconderte o pegarle un tiro al grandote e ir a la cárcel, pues si acudes a los tribunales serás la chacota de amigos y conocidos; salvo que pactes con el hampa para que el ofensor reciba una pateadura. Método empleado desde muy antiguo, en todas las civilizaciones y en todos los niveles sociales.

No es, pues, el duelo lo ridículo sino las aristocráticas normas del casi olvidado Marqués, El duelo (poniendo al margen los infantiles lances a primera sangre) es más bien trágica muestra de las limitaciones de la ley ante la naturaleza humana.

Algunas historias de duelos limeños
Se me ha ido de la mano lo que yo queda fuera un corto preámbulo al relato de algunos duelos pocos conocidos, ocurridos en esta ciudad que, hace tiempo, dejó de ser la de los virreyes y es hoy representativa del Perú, la patria que acoge a todas sus sangres, sangres que "acaso algún día logren integrarse en un punto y ese punto sea el porvenir, según deseosa esperanza de Federico More.

Justamente More y Javier Ortiz de Zevallos fueron mis padrinos en un duelo que la sapiencia de ellos y la poca voluntad del contrincante hicieron que terminara con las satisfacciones reglamentarias. No recuerdo si el desafío estuvo pactado a pistola o sable, pero debió ser a arma de fuego, pues yo jamás he tenido una espada en mis manos.

Antes de ese fallido enfrentamiento hubo otro al que estuve cercano y que un historiador mencionó con bastante despiste en la televisión el miércoles pasado. No fue un duelo de Paco Moncloa con alguien sino un match de box sin guantes entre cuatro de los hermanos Mondos contra cuatro de los directivos de Punto y coma, periódico publicado por un grupo de alumnos de la Universidad Católica, en el que yo colaboraba. Esto ocurrió a comienzos de los cuarenta.

La desgracia de llamarse Cornejo
Otro desafío que tampoco culminó en duelo formal, fue uno en el que participé como padrino, anonadado ante las extravagancias de mi ahijado, el doctor Héctor Cornejo Chávez. El retado era el temible humorista Sofocleto... Pero vayamos por partes.

En los años sesenta, antes del golpe de Velasco, se acercó a mi casa el líder de la Democracia Cristiana, a quien Sofocleto lo tenía trastornado llamándolo Cometo. Todo pensé menos que el doctor Cornejo, que amablemente me asistía como abogado, se había vuelto loco y me visitaba para exigirme que fuera su padrino en el duelo al que habla retado a Sofocleto. Me quedé perplejo frente a las sinrazones que Cornejo me daba hasta que, abrumado por su insistencia, acepté el encargo, no sin antes advertirle que era absurdo enfrentarse a un buen humorista, aunque en este caso el pagano de las venganzas de Sofocleto sería yo.

Sin embargo, el asunto resultó siendo más estrambótico todavía. No había Cabriñana de por medio sino una carta notarial citando al ofensor al terreno del honor, sin que en ella se hablara de armas. Y yo y mi compañero en el padrinazgo no salíamos de nuestro asombro... Hasta que el día y hora señalados acompañamos a Cornejo hasta La Perla para "dar fe de la cobardía del humorista". Por supuesto que Sofocleto no apareció y Cornejo sintió su honor a salvo y casi en silencio nos fuimos a cenar. Al sentarse, Cornejo nos hizo ver que llevaba una pistola... Nos quedamos pasmados... ¿Qué locura había pensado cometer el fogoso y cartesiano polemista? Nunca lo supe. Y, tal como tenía previsto, resulté yo el más agredido por Sofocleto. Por suerte sus insultos llegaron al delirio, liberándome de darle respuesta.

Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Diario Correo, 28 de setiembre 2002

Canta claro
Por FRANCISCO IGARTUA
Dos asuntos con un picor de recoto

Siempre han sido y creo que siempre serán urticantes las relaciones de la prensa (de los medios de expresión) con el poder. A éste le fascina la obsecuencia o la crítica benévola con apariencia de lo contrario y a muchos periodistas nos consume la curiosidad griega de escudriñar lo desconocido, sobre todo los entretelones del poder, y nos sentimos obligados a hacerlos públicos cuando esos secretos serian trapos sucios. Es un choque frontal de dos distintos modos de actuar en la vida y de entender los asuntos ciudadanos. El poder tiene necesidad de ser popular y de practicar el secreto de estado, mientras que en el periodista (no en todos) manda la pasión por revelar al público, al pueblo, lo que hay de criticable, de engañoso, en esos secretos. Dos actitudes encontradas, dos mundos estructuralmente divergentes, que sólo se concilian frente a grandes cataclismos; pero situación en la que con frecuencia el Estado logra imponerse, sea convenciendo con su actuación o, las más de las veces, presionando con dádivas o amenazas a los directores o dueños de los medios.

El menos sonado es el más grave
Y esto último (la amenaza) es lo que ha ocurrido en dos asuntos de prensa en estos días. El más grave, para mí, es el menos sonado. Es la hipócrita manera como ha querido la congresista Anel Townsend amedrentar a los propietarios de este diario. A última hora, con calzador y sin argumento alguno, los ha involucrado en su acusación sobre los delitos de corrupción ocurridos en el régimen de Fujimori. Y el propósito salta a la vista: quiere hacer méritos ante el presidente Toledo con ánimo de obtener su apoyo para llegar a la presidencia del Congreso. Pero ¿por qué apuntar a toda prisa, a último minuto, contra Correo? También aquí la respuesta es clara: porque recién ahora ha advertido la congresista Townsend que este periódico resulta siendo un opositor muy incómodo al régimen, pues su crítica parte desde una posición ultraliberal (que yo no comparto por aborrecimiento a todo fanatismo), desde un ángulo que constantemente acorrala al doctor Toledo en su propio laberinto.
Lo que ha hecho Anel Townsend es presionar, amenazando con los tribunales que recojan su informe, para que Correo no siga "molestando" al señor presidente.

¿Por qué Anel Townsend no acusa a Fujimori?
Y ya que del informe Townsend se trata, valga la oportunidad para insistir en algo que me canso de repetir sin encontrar eco. Se hace en ese informe una acusación sobre derechos humanos contra Fujimori con base en la tortura de serrucho que sufrió un periodista, hecho sin duda abominable pero que no liquidó al serruchado, mientras que el informe calla en siete idiomas otro hecho de torturas y muertes de muchísima mayor gravedad, que Anel Townsend conoce igual o más que yo. Se trata nada menos que de la única acusación do-cumentada contra Alberto Fujimori por crímenes de lesa humanidad, único camino para que el fugitivo pueda ser extraditado o juzgado en un tribunal internacional. Anel Townsend, igual que su protegido el procurador Ugaz, conocen muy bien los tres pedidos firmados por Fujimori (el último ordenando como comandante supremo de las Fuerzas Armadas) para que fueran as-tendidos los integrantes del grupo Colina. Pedido que (a la tercera) el Ejército atendió por ser "mandato", consignándose en la hoja de análisis que esto se hacía por los "trabajos especiales" de Inteligencia realizados en las universidades del país (los militares saben lo que significa "trabajos especiales"). Esto ocurría a mediados de 1991, poco después de la desaparición de sesentaiun estudiantes de la Universidad de Huancayo "y del hallazgo de sus cadáveres con signos de tortura (como consta en denuncias de la Fiscalía del lugar) y antes de los crímenes de La Cantuta y Barrios Altos. ¿Los pedidos de ascenso firmados por Fujimori después de los muertos y torturados de Huancayo no son vinculantes con esos crímenes y con los que ocurrieron después? ¿Porqué el informe Townsend calla estos hechos y las firmas de Fujimori?

"Si no cambian van presos"
No he terminado con el primer asunto, picantísimo como vemos, y ya se me acaba el espacio que, sin condición alguna, me abre todos los sábados Correo. Me quedan, pues, apenas dos líneas para tocar el más sonado de los rocotos de la semana: la grabación reveladora de que los viejos métodos de intimidación contra la prensa no son ajenos al gobierno del doctor Toledo. Y con lo de viejos me refiero a lo que desde siempre ha ocurrido en la pugna entre poder y libertad de expresión. En el diálogo Lerner-Wolfenson, al margen de si el DC fue o no editado y de que hubo o no buena voluntad de amigo a amigo, lo contundente es la frase-resumen "si no cambian van presos" (hecho repetidísimo en mis recuerdos). En sólo cinco palabras está dicho todo.

Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Diario Correo, 29 de junio 2002


Canta claro

Por FRANCISCO IGARTUA

Lloramos por ti , Argentina

¡Cómo no llorar todos nosotros, americanos del sur, al ver en las pantallas de la televisión a un exultante Saá (que así pasará a la historia este Rodríguez) recibiendo el mando de Argentina, luego de la renuncia del presidente De la Rúa! Sonriente, feliz, cual triunfador de una competencia deportiva, Adolfo Rodríguez Saá reemplazaba a un buen señor al que le quedó demasiado pesada la herencia del peronista Menem. Volteando alegremente las dramáticas y lúgubres páginas de días anteriores, sin el menor respeto por los muertos y heridos caídos a lo largo de un país desesperado, sin conciencia de la tragedia vivida y no concluida, Adolfo Rodríguez Saá se ponía la banda presidencial no con la severidad que exigía el duelo sino con aires de festejo victorioso. ¿Qué victoria? ¿La venganza del justicialismo por la derrota electoral de hace dos años, frente a De la Rúa; venganza orquestada sigilosamente por las gobernaciones?

Este nada edificante acto significa la vuelta al poder del partido peronista, bastante más responsable que el radical de la hecatombe argentina, del país que los americanos del sur exhibíamos ante el mundo como representativo de la pujanza económica, del alto nivel de vida y de cultura, de la belleza urbanística de nuestra América.

Cómo no hemos de llorar, habitantes periféricos de los centros de poder, al constatar que nos va igualando en miseria la nación que fue nuestra insignia de prosperidad. La misma y continuada pauperización nuestra, el mismo desconcierto nuestro frente a la política económica que recomienda el Fondo Monetario, la misma impotencia nuestra frente a los desafíos del mundo moderno sufre hoy Argentina, una nación que al comenzar la Segunda Guerra Mundial mantenía tal grado de desarrollo, tan alta calidad de vida, que parecía imposible que pudiera ser alcanzada por Australia. España o Italia. Tampoco podría haberse    soñado entonces que Argentina caería en la necesidad de ser asistida por un organismo internacional dedicado principalmente a lanzarles boyas de salvación, con aire controlado, a los países pobres. ¿Cómo, pues, no llorar por Argentina?

¿Qué maldición, qué signo adverso, hizo caer a Argentina en el horror que hoy vive? Es pregunta para economistas y sociólogos, pero a la que yo, con irresponsabilidad de periodista, me lanzaré a responder como observador directo de esa realidad (estuve presente y caí preso el Día de la Lealtad a Evita) y como atento escucha de sabias opiniones expresadas por experimentados amigos que fueron residentes de la bella Buenos Aires. Una ciudad y un país que se crearon fusionando sus paisajes con las riadas de inmigrantes que barcos y barcos fueron dejando a orillas del Río de la Plata. Hecho histórico que hizo a Borges preguntarse: ¿Y fue por ese río de sueñera y de barro / que las proas vinieron a fundarme La patria?

Rodríguez Saá se puso la banda presidencial no con la severidad que el duelo exigía sino con aires de festejo victorioso.

Uno de esos sabios, amigo entrañable, me explicó que entre las muchas causas de la decadencia argentina hay una estructural que está en el fondo de todas ellas. Se trata, me decía Guillermo Hoyos Osores, del sistema federal argentino (ojo con nuestra regionalización), pues gran parte de los tremendos y descontrolados déficit de ese Estado provienen de la disponibilidad para el gasto que tienen las gobernaciones. Y en el abanico de las otras causas que han hecho caer en penosa hondonada a la nación de Irigoyen, hay para mí una que fue y sigue siendo la principal: El delirio barato y torpe desatado por Domingo Perón con el "justicialismo". Ese hábil dominador de multitudes que fue Perón, halló en el pueblo un cómplice ideal para imponer en su país demagógicos sueños de grandeza nacional. Quiso ir contra el mundo dilapidando groseramente los enormes recursos del Estado argentino en proyectos alucinantes como el de industrializar el país por decreto, burocráticamente, con planes insensatos que alucinaban a las masas, creyentes en los poderes mágicos de Perón y Evita. Las fábricas, por ejemplo, se podían levantar arbitrariamente desde la Casa Rosada, con dinero del Estado en manos de burócratas fanatizados e ignorantes. ¿No está ahí el origen del desastre?

Otra de las causas, la corrupción (que nunca fue mayor, por ejemplo, que la italiana), ¿qué tanto daño pudo causar a la economía argentina? Bastante, pero no tanto si la comparamos con los delirios de grandeza de Perón y Evita, que venían, además, acompañados de extravagantes corruptelas.

Muchas son las razones que explican cómo un país tan rico, poco poblado, sin analfabetos y con un potencial humano formidable pudo llegar a la mendicidad, pero ninguna más evidente que la huracanada y muy larga presencia de Perón y el "justicialismo" en la Casa Rosada.

¿Cuál habrá sido el pecado común para que el destino haya querido que Argentina acompañe a todos los países latinoamericanos en un mismo y grave dilema: ¿qué es peor, cumplir con el Fondo Monetario o incumplir sus recomendaciones? En los dos casos, hasta ahora, nos ha ido mal. No hay uno solo de nuestros países que se sienta salvado, realmente salvado, por el Fondo; pero el que se ha apartado de él o no ha querido acogerse a él, no le ha ido mejor, ha quedado fuera del circuito financiero, sin moneda, en la más atroz de las inopias.

La única excepción, el país más citado como ejemplo de los beneficios que el Fondo ofrece por buena conducta, Chile, no ha privatizado su mayor riqueza, el cobre, y el Estado chileno no permite la invasión financiera especulativa, a la vez que protege con habilidad japonesa su producción.

No es Chile, por lo tanto, hijo legitimo del Fondo; como tampoco lo son Estados Unidos y los países europeos que tienen barreras protectoras y dispensan subsidios a su agricultura y a otros sectores en aprietos, como es el caso en estos días de las compañías de aviación norteamericanas.

Todas las recetas económicas, tan inciertas como esa incierta ciencia, resultarán buenas o malas de acuerdo a la oportunidad y a la cordura con que se apliquen.

Los gobiernos que están sometidos al Fondo, por obligación de las circunstancias o por decisión libre, todos terminan ofreciendo el mismo cuadro: finanzas ordenadas, reservas importantes, créditos abiertos, pero sin exhibir hasta ahora avance alguno en la economía popular; al contrario, el retroceso en sueldos y calidad de vida es incesante, mientras que el hambre, la desocupación y el humillante subempleo (mendicidad camuflada) crece y crece, al mismo ritmo que la deuda "eterna". ¿Es éste un buen orden económico?

En tan tremenda desgracia ha caído la ayer próspera y pujante Argentina, a pesar del monitoreo del Fondo y, en parte, también por culpa de ese madrinaje. Sin embargo, sería cómico que buscáramos allí la raíz de sus males, ya que todas las recetas económicas, tan inciertas como esa incierta ciencia, resultarán buenas o malas de acuerdo a la oportunidad en que se apliquen y, naturalmente, si se aplican o no con cordura e inteligencia ¿El justicialismo, con cara de Menem, Puerta o Saá, salvará del naufragio a esa república que fue nuestro estandarte cuando en el extranjero todos éramos sudamericanos y el tango nos hacía lagrimear? Hoy lloramos por ti, Argentina.

Fuente:

FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Diario CORREO, 30 diciembre 2001

Canta claro
por FRANCISCO IGARTUA
Algo, que añadir al caso Cipriani  la
libertad de expresión y La Cantuta

Hace unos días volví de un viaje, ni corto ni largo, por el llamado (con razón) mundo desarrollado. Y la primera impresión que me asaltó al llegar fue la pobreza y desorden de nuestro primer aeropuerto, con la cara apenas lavada con pintura de gato, para hundirme de inmediato en la suciedad y el caos, en el infernal tráfago limeño, en la ciudad que un periodista español llamó sin exagerar “la Calcuta de Sudamérica": combis sobrevivientes envueltas en una nube de humo, gritos, bocinazos, autos que quieren adelantar a otros saliéndose de pistas que parecen terreno lunar... Pero peor aún fue horas después, al despertar y leer el periódico y prender la televisión para ponerme al día. Las mismas y diminutas miserias de siempre, pequeñeces que empequeñecen el panorama nacional, aunque también sean retrato de nuestra destartalada realidad.
Lo que sí no sospeché es que, dos días más tarde, estas diminutas pequeñeces llegarían al extremo grotesco de ver al arzobispo de Lima involucrado en los crímenes de La Cantuta, por lo que el ex ministro Bustamante dice haber oído decir a Montesinos.
Sin duda fantasías, pues no resulta coherente que un militar se niegue a cumplir, por razones religiosas, la orden superior de lanzar al mar a los muertos; luego consulte con el obispo de Ayacucho, quien le recomienda denunciar el hecho, avisar a las familias y enterrarlos cristianamente; y termine descuartizando los cadáveres.
Pero este "culebrón", que ha dejado estupefacto al país, no apareció sorpresivamente. Tiene antecedentes. El último lo leí esa madrugada a mi regreso al país. En primera página, con grandes titulares un obispo desmentía al obispo de Lima, afirmando que la Iglesia respeta la independencia del Poder Judicial. Lo que me hizo pensar que monseñor Cipriani, habituado a los deslices verbales, había intentado ejercer su influencia sacerdotal para obligar a los jueces a variar un fallo. Hecho que sin duda sería reprobable. Pero no era así la cosa. El arzobispo Cipriani, al margen de su filiación y de que no sea (como el Opus) bien visto por muchos, había simplemente expresado su simpatía por el señor Chumpitaz y reclamado, con el ánimo de paz, justicia y perdón que predica el último mensaje papal, un pronto fallo para que concluya el calvario que está sufriendo nuestro gran futbolista por una falta que no llega siquiera a pecata minutia. ¿Existirá un país en el que los partidos políticos (y Montesinos era figura preponderante del fujimorismo) no financien la incorporación de celebridades en sus listas electorales?
Se trata, en lo referente a monseñor, de una opinión sobre excesos legales que yo y muchos peruanos compartimos y que no es interferencia alguna en el lento proceso judicial que se les sigue a Chumpitaz y a otros. Lo que sí resulta intento de interferir en la libertad de expresión ciudadana es el tono amenazante empleado por algunos jueces y fiscales para replicar al opinante. Pues así como el Poder Judicial tiene su jurisdicción, que nadie pone en entredicho, los ciudadanos tenemos el derecho constitucional a opinar como nos dé la gana sobre cualquiera de los poderes del Estado. Eso es democracia, ya que sin libertad de expresión aquella resultaría siendo una farsa.
Es de esperar que la citación judicial hecha a monseñor Cipriani nada tenga que ver con esas amenazas, aunque no deje de extrañar que, justo ahora, vuelva a tocarse el tema de los delitos de lesa humanidad cometidos por Fujimori. Y que la acusación al ex presidente vuelva a plantearse, como antes, sin seriedad alguna. Sin ánimo de usar las pruebas reales que lo condenan.
Así como el Poder Judicial se interesa, de acuerdo a ley, por investigar lo que un testigo dice sobre una presunta participación indirecta del arzobispo de Lima en los asesinatos de La Cantuta, yo vuelvo a hacer, por enésima vez, la siguiente pregunta: ¿Por qué el gobierno, la Fiscalía y el Poder Judicial no toman en cuenta las pruebas que sí evidencian la culpa de Fujimori en esos crímenes?... Lo hago porque, sin tomar en cuenta esas probanzas, la acusación montada contra él por delitos de lesa humanidad es puro fuego de artificios judiciales, en los que se ha envuelto a monseñor Cipriani. Se trata de pruebas que he exhibido hasta el cansancio, inútilmente, y que he entregado a políticos y funcionarios judiciales, también en vano. Se trata de pruebas reales, firmadas, que el Poder Judicial no toma en cuenta.
Son tres documentos firmados por Fujimori insistiendo en un mismo mes (julio de 1991) para que fueran ascendidos todos (con jefes y pichilingues y rivas incluidos) los miembros del llamado después Grupo Colina, por "trabajos especiales" realizados en las universidades del país. Esto ocurría poco después de que fueran asesinados 61 estudiantes de la Universidad de Huancayo, asesinatos que sí son vinculantes, hasta para un lego en derecho, con los crímenes de La Cantuta y Barrios Altos. Son documentos bastante más elocuentes de lo que pueda decir sobre La Cantuta el arzobispo Cipriani, a quien sorprendentemente se le ha citado como testigo luego de opinar a favor de Chumpitaz ¿Quién protege a Fujimori y por qué lo hace?

Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Diario CORREO, 31 de agosto de 2002

Canta claro

por FRANCISCO IGARTUA

Bush, vino, saludó y se fue

Con arcangelical inocencia la Central Peruana de Trabajadores sospecha que hubo agenda secreta entre los abrazos y palmadas al hombro de Bush con Toledo y de Toledo con Bush y de la sospecha pasa a pedir, a exigir, que la secreta agenda se haga pública. De esta manera, el despiertísimo señor Gorriti quiere alborotar el gallinero proponiendo un imposible, pues lo secreto no puede hacerse público sin dejar de ser secreto. Y muy bien sabe el señor Gorriti que entre los estados, todos los estados del mundo (anaranjados, rojos, amarillos o azules), hay, ha habido y habrá acuerdos secretos. Por lo pronto (y con todo derecho) no deben ser pocas las agendas secretas atendidas por Fidel Castro, a quien el señor Gorriti admira y defiende con pasión.
Pero si pretender que lo secreto se publique y difunda a los cuatro vientos es disparatado (aunque el señor Gorriti no disparate sino dispare como arcángel expulsado) resulta de una condorosidad extravagante que muchos se traguen el cuento de que el presidente Bush es encantador (todo lo que se dice de él en EEUU y en el mundo sería pura calumnia) y que, dada la "química" con su carnal Toledo, es seguro que los EEUU abrirán las puertas de su mercado a todos los productos peruanos, sin peligro de que a los nues-tros les ocurra lo que está ocurriendo con los aceros mexicanos y las maderas de Canadá, a los que prácticamente, a pesar del ALCA, se les ha cerrado el mercado norteamericano, en defensa de los intereses nacionales yanquis.
Sin embargo, hay lecturas de la rauda visita de Bush que se distancian de esos dos extremos y que sin duda deben estar más próximas a la realidad. Una de ellas, por ejemplo, es la que parte de aquel viejo y sabio dicho sobre la entraña moral de los estados: "las naciones no tienen amistades, sólo tienen intereses".
Con base en esta premisa es necesario preguntarse ¿cuáles son los intereses norteamericanos en la región andina?... Y de esta pregunta debieran partir las presunciones sobre lo tratado en secreto entre los pre-sidentes Bush y Toledo, el único (además de Chávez de Venezuela) con mandato que se prolonga hasta el dos mil seis.
Para los EEUU el petróleo de Colombia, Venezuela y Ecuador, así como el gas del Perú y Bolivia, son reserva estratégica de la región. Por lo tanto, la situación de Colombia les preocupa enormemente por la posibilidad de que la guerrilla (que en ese país ha llegado a ser denominada fuerza beligerante) desestabilice a su país y se extienda a los vecinos convulsionando todo el Ande. Y siéndole al gobierno norteamericano demasiado arriesgado comprometerse directamente en lo que ya es guerra civil colombiana, no se-ría de extrañar que, en esa agenda secreta que quiere conocer Gorriti, se haya planteado la necesidad de que los vecinos, amenazados de contagio guerrillero, intervengan en esa contienda con velada asistencia nor-teamericana. Es, sin duda, una hipótesis que merece la mayor atención, y en la que la ausencia de Venezuela en el cónclave andino de Lima indicaría que el derrocamiento de Chávez ya está decretado.
Ese es, además de la obsesión por la droga, el principal interés de EEUU en la región y resultaría absolutamente improbable que el tema haya estado ausente en las conversaciones limenses de Bush, quien se ha autonominado sheriff del mundo entero (hace algunos días ha llegado a la exageración de amenazar con armas atómicas a Rusia y China). También es seguro que se tocarían espinosos asuntos bilaterales (intereses de personas y compañías norteamericanas) cuyos resultados se irán viendo (haciéndose públicos como quiere Gorriti) en un futuro cercano.
El interés del Perú y de las otras naciones andinas es librarnos de la miseria, pero no por la vía (ya probadamente desastrosa) de las dádivas, sino de la apertura del mercado norteamericano a los productos de la región. O sea lograr que la preocupación del Congreso yanqui por favorecer a sus votantes no lo obnubile y se desentienda del derecho que los sudamericanos tenemos a ser tratados con las mismas normas liberales que los EEUU nos predican.
Para el presidente Toledo, el meollo de lo conversado con el presidente Bush habría sido esa apertura recíproca de mercados. Y, ciertamente, Toledo habrá aprovechado su "química" con el norteamericano para comprometerlo, mientras Bush se escudaba en su Congreso para no comprometerse.
De la habilidad y firmeza empleadas en este pulseo de intereses encontrados, más que de la "química", dependerá que haya resultados buenos para las dos partes o mejores para el más hábil de los dialogantes. Esperamos los peruanos que haya sido Toledo el lince, aunque no es habitual que el pez chico se coma al grande.
Esta seria, creo yo, la lectura más ecuánime y correcta de una visita casi de médico, comentada por alguna prensa yanqui como demostración del poco interés de Bush por su patio trasero. El, según muchos periódicos de EEUU y Europa, tiene toda su mente puesta en el petróleo cercano a Palestina y Afganistán. Para las otras regiones tiene al Congreso como excusa para que sus compromisos sean limitados. Por ello es que, seguramente, el vicepresidente de Ecuador le ha echado en cara que un préstamo de 40 mi-llones para los problemas de su frontera con Colombia quedó en la práctica transformado en menos de la mitad. Y para que el joven y lúcido presidente boliviano le explicara que los problemas que le crea el Congreso (donde Bush no tiene mayoría) se podrían fácilmente resolver invitando a los presidentes de la región para que les expliquen a esos congresistas lo equivocados que están. "De este modo, habría dicho el presidente Jorge Quiroga, también nos libraríamos de las humillantes condenas o premios que unilateralmente nos dispensan los EEUU por culpa de unos congresistas ignorantes de la situación andina".
Bush vino, se abrazó y palmoteó con nuestro presidente y, a las pocas horas, se fue. Tengamos la esperanza de que sus promesas de la agenda secreta se cumplan.

Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Diario CORREO,  31 de marzo de 2002


Canta claro

por FRANCISCO IGARTUA

Sin equidad no hay solución

Ocurrió lo que tenía que ocurrir: el gobierno se ha visto obligado a echar mano de la represión militar para calmar la agitación social que lo había desbordado. No tenía otro camino, dadas las circunstancias que él mismo había creado. Pero, ¿podrá Toledo evitar que la acción represiva se le escape de la mano? Y, sobre todo, ¿será ésta la solución a las demandas populares?... Me temo que no. Las causas que tienen insatisfechos a los miserablemente asalariados han quedado intactas, tanto porque el paupérrimo presupuesto nacional no tiene estiro posible como por la insensibilidad de los hombres del poder y de las minorías privilegiadas, como los bancos, que no pagan sus deudas al Estado.
Frente a la ola de reclamos, legítimos pero que no se       pueden satisfacer, la solución estaba en recurrir a la equidad, en compartir algo de la desesperación popular, poniendo en 15 mil soles el máximo de las remuneraciones estatales (que es el promedio en Chile, Argentina y otros países sudamericanos). No porque la rebaja en los sueldos de la alta burocracia vaya a resolver las desesperadas demandas de docentes, policías y enfermeras, sino porque el gesto de compartir apremios es señal de buscar equidad en la relación entre peruanos. Ese gesto de comprensión hubiera sido más eficaz que los fusiles militares disparando y matando. Hubiera introducido racionalidad al diálogo de sordos en el que gobierno y huelguistas están enfrascados.
¿Qué los maestros con el puño en alto dan muestra de ser más agitadores sociales que maestros? ...Cierto. Y también es cierto que de esos profesores saldrán ex alumnos más dispuestos a la violencia (de sus aulas partió el senderismo) que a la convivencia fecunda. Pero esos profesores no han nacido por generación espontánea. Han sido paridos por la injusticia que han visto y vivido. Es otro de los legados que nos dejó la política represiva de Fujimori y la ceguera de otros gobiernos. Un problema que no se resuelver (por lo menos no de inmediato) con evaluaciones y premios al mérito.
Los problemas del Perú son tan hondos que obligan a una reflexión profunda, con propósito de enmienda, sobre nuestra realidad y posibilidades.
Por ejemplo, es hora de entender que nadie (a no ser un impenitente devoto del socialismo soviético) puede negar la realidad y bondad del mercado y de la creatividad individual; y menos todavía desconocer que en los países subdesarrollados, para crear trabajo, es medular la inversión privada extranjera. Sin embargo, se ponen anteojeras caballares los fanáticos que divinizan esas normas sin distinguir culturas, grados de desarrollo mental y des protecciones sociales. El Perú no es Europa ni EEUU, por lo que tiene que adaptar el medidor a su realidad, tal como lo hacen ellos. Esta es la primera lección que debieran aprender nuestras autoridades y maestros. El resto vendrá por añadidura.

Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Diario Expreso, 31 de mayo 2003

viernes, 1 de marzo de 2013


Canta claro

por FRANCISCO IGARTUA   
  
Acusación a Fujimori es una grotesca farsa

El miércoles en la noche venía buscando tema para esta columna; pero prendí la televisión y mi di con el caso Fujimori en el programa de Jaime de Althaus en Canal N... Pronto advertí que ya no tenía actualidad el problema de la montaña de chatarra intoxicante en la que se han convertido los autos, buses y camiones usados, producto del despido de empleados públicos durante el fujimorato, convertido: hoy en filántropos obligados, pues el mercado ha ido reduciendo las tarifas de taxistas y choferes, mientras los combustibles se encarecían. Problema trágico (en lo social) porque cualquier solución concluirá en desocupación y hambre, en delincuencia y rebeldía. O sea, el destino fatal del subdesarrollo con élites que sólo miran su bolsillo.

Lo revelado en el programa de Althaus (la endeblez de las acusaciones contra Fujimori) no sólo me ha hecho olvidar la trágica montaña de chatarra. Ha llevado mi indignación al extremo de tentarme a no volver a escribir en la prensa peruana, porque también ella es cómplice de la repugnante farsa en la que ha cumplido la acusación al fugado ex presidente.

Con sorna, el representante de Fujimori hizo ver en La Hora N que con las "pruebas" de la denuncia judicial será imposible la extradición de su jefe... O sea ¿que Fujimori no es un criminal?... Claro que lo espero para probarlo, no bastan testimonios nada confiables ni un pedido de ascensos anterior a los casos de Barrios Altos y La Cantuta. Ese pedido sólo probaría que el ex presidente es adivino.

Pero las cosas no son así. Por lo pronto no existe un documento firmado por Fujimori exigiendo los ascensos de la gavilla "Colina". No. Fueron tres, dos memorandos y un oficio, insistiendo en premiar a esos oficiales "por los trabajos Especiales de Inteligencia" realizados en "las universidades del país". No se trató, pues, de ascensos por méritos futuros sino por crímenes cumplidos, entre otros la masacre de estudiantes de la Universidad del Centro, denunciada por la Fiscalía de Huancayo el 25 de marzo de 1991.

¿No es esto prueba? Se dice que se trata de indicios. Pero son indicios que llegan a prueba  con los asesinatos posteriores de Barrios Altos y La Cantuta. Está, pues, en Huancayo el hecho que hace vinculantes todos estos crímenes y dan solidez a la acusación contra Fujimori.

No querer tomar en cuenta las masacres de la sierra central significa que hay farsa en la acusación, que no se quiere castigar a Fujimori. ¡Y que no haya disculpa para los procuradores, parlamentarios, ministros y periódicos a los que entregué esos tres documentos!

FUENTE:
EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Diario EXPRESO, 17 de mayo 2003

Canta claro

Por FRANCISCO IGARTUA

Algo más sobre libertad de prensa

En el artículo de la semana pasada me quedaron por tocar varios aspectos del tema "libertad de prensa y de expresión", por lo que aquel texto de ese Canta claro quedaba incompleto. La razón del recorte es muy simple: el periodismo tiene un único y obligado censor, el espacio, lo que es el tiempo en la televisión, además, claro está, de los límites que señalan los códigos en uso y el honor.

Vuelvo, pues, al tema en mi columna de este domingo. Vuelvo con la lanza en ristre en un asunto, el de los impuestos, que es capital para hablar seriamente de libertad en este oficio.

En un momento, el concepto de libertad de expresión, tan antiguo como el hombre, se vinculó estrechamente a la impresora, a la máquina que permitía la difusión masiva de ideas e informaciones, antes restringidas a la oratoria en los púlpitos y a los pregones y juglerías. Por eso es que durante muchos años a esa libertad ampliada se la llamó, desbrozando conceptos, libertad de prensa. O sea a la libre disponibilidad de una prensa y papel para difundir libremente, a través de esos medios, los comentarios y críticas de los periodistas que iban naciendo en torno a las impresoras. De la difusión oral se pasaba a algo más amplio, al papel impreso. A ese papel que pronto sería tan quemante como una bomba frente a las tiranías. El periódico reemplazaba a la voz de los Savonarolas.

Simplificando de este modo el tema, es fácil advertir que la libertad no está sólo en la posesión de la impresora y la compra sin trabas del papel, pues si hay impedimentos para la libre circulación de lo impreso, sea por censura o cualquier otro medio, seria una fama la llamada libertad de prensa, más precisamente de expresión, ahora ejercida no sólo por escrito sino también a través de ondas sonoras y visuales.

Y esa circulación, antes limitada por la censura o impedida por la cárcel, el destierro y hasta el puñal o el disparo de un esbirro, es hoy entorpecida por el Estado con los impuestos. Hecho que en el Perú, con la complacencia de prácticamente todos los medios de difusión, llegó a niveles de escándalo en la época fujimorista creadora del sistema, escándalo que hasta hoy persiste.

En ningún país del mundo, en ninguno, está gravada la circulación de los medios de prensa con 18% de IGV o IVA, tal como se le llama a este impuesto en otras partes. La única excepción es el Perú, pues en Chile subsiste como rezago pinochetista, amenguado por ser nuestro vecino productor de papel. Mientras que en el Perú al escandaloso 18% de IGV se añade el alto costo de la distribución, propio de un país sin desarrollo, y los aranceles por papel y tinta.

Esto es historia. Este es el génesis de la podredumbre que hoy estamos comprobando.

En la inmensa mayoría de países ese 18% de IGV no existe, es cero o un porcentaje máximo de cinco o seis por ciento. Y en los Estados Unidos ese cero se extiende, más allá de la circulación, a todo el proceso de edición; mientras que en algunas naciones de Europa el periodismo recibe subvención gubernamental, sin discriminación alguna, para así garantizar la total indepen-dencia del periodismo, librándolo de la presión del avisaje, sea privado o estatal, porque muchas veces esa presión, es bueno recordarlo, no sólo viene del Estado.

En todo el mundo civilizado este tratamiento para la prensa, de cero o un diminuto IGV, se extiende al resto del campo cultural, a las medicinas y a la alimentación básica. En otras palabras, el consumo de cultura, salud y alimentación básica no debiera estar sujeto a impuesto alguno. Lo que no quiere decir, por supuesto, que el negocio cultural, farmacéutico y agrícola no deba pagar los comunes impuestos a la renta. El consumo es la excepción.

Y fue ese 18%, tomado del Chile de Pinochet, el instrumento que utilizó el fujimorismo para doblegar a los medios de difusión. No hay que olvidar que el llamado "Plan Verde", la Biblia de Fujimori, está inspirado en el modelo pinochetista. Por eso el régimen del decenio no tuvo que asaltar ninguna im-prenta ni apalear a nadie, le bastaba la amenaza de la Sunat. De este modo las cárceles siguieron estando abiertas para los periodistas, aunque éstos ya no serían presos políticos, lo que daba prestigio, sino vulgares delincuentes tributarios. Algunas muestras, como la espectacular y brutal detención del director de Radio Miraflores, Ricardo Palma, y su largo encierro, servían de amedren-tamiento a todos aquellos que siguieron ejerciendo el derecho de opinar con libertad.

He aquí la pequeña historia de una rendición:

En 1994, salvo excepciones, los distintos medios de expresión estaban en ruina total. Habían quedado sepultados bajo las multas, moras y otros cargos de la Sunat. El 18% de IGV sobre la circulación y también sobre el avisaje, que se tiene que pagar de inmediato y se cobra tarde y algunas veces nunca, los había puesto al borde del cierre.

La solución que sibilinamente deslizó Santiago Fujimori pareció una boya del Ejército de Salvación para los náufragos. Una boya que resumiré así: El gobierno entregaría un cheque por el valor del monto total de la deuda a la Sunat y los directivos de los medios firmarían un pagaré, poniendo como garantía todos sus bienes, que sería liberado con la publicación de avisos e informaciones "no políticas" del gobierno. El cheque se endosaba a la Sunat.

Este fue el acuerdo al que se llegó en el Ministerio de Economía en mesa presidida por Jalilie, asistido por el secretario de la Presidencia, doctor Orellana. La única voz discordante fue la mía. El problema, leí un papel que escribí allí mismo, no era facilitar el pago de la deuda sino eliminar la razón de esa deuda: el monstruoso 18% de IGV. Pero esa época era de desbocado liberalismo y muchos de los periodistas asistentes rechazaron mi planteamiento alegando que los impuestos debían ser parejos, sin excepción, para todo títere con cabeza (Ya no pude mencionar, por no conocerlas, las excepciones que ya existían).

No acabó ahí, sin embargo, esta lamentable tragicomedia. Al día siguiente, Canal 5 inició una campaña reclamando "equidad", sin revelar los hechos que lo motivaban. Alegaba que se había premiado a los incumplidos y se castigaba a los buenos contribuyentes (Canal 5, El Comercio y Gestión no habían asistido a aquella reunión porque estaban al día con la Sunat). Fue una campaña brevísima que concluyó, también en el misterio, con la entrega al Canal 5 de la misma suma pactada con el Canal 2 y un trato similar para El Comercio y no sé si para Gestión.

El resultado de tan desafortunado acuerdo con el poder, un verdadero pacto con el diablo, lo estamos viendo en los vladivideos que no cesan de mostramos las entrañas de la sordidez fujimorista. En ese pacto estuvo el germen de la podredumbre que hoy nos asombra. No cayeron todos porque Dios es grande y porque algunos tuvieron apoyo publicitario democrático. Aunque para ser justos es necesario añadir que, salvo excepciones, los periodistas que estuvieron al mando de las empresas no sucumbieron. El infierno quedó reservado para los empresarios metidos a dirigir medios de expresión.

En cuanto a mí, presionado por las circunstancias, terminé aceptando el acuerdo; pero, en 1995, apenas rescatado el pagaré y luego de liquidar todos los bienes de Oiga y cumplir con mis colaboradores me jubilé, olvidando que para el periodista no hay jubilación, no hay escape de "esta cuita que además de fuerte es muy duradera". Seguiré, pues, en la brega.

Yo sé lo que significó ese arreglo y esos pagarés. Fue el génesis de lo que ahora, espantados, vamos comprobando.

Esto es historia.

Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Canta claro

Por FRANCISCO IGARTUA

Libertad de prensa, regionalización y discriminación racial

Hay en esta semana tres temas ineludibles, pero, siendo éstos de tan diverso contenido, me siento incapaz de reunirlos en un solo artículo. Serán pues tres breves comentarios los que compongan este "Canta Claro", previas unas líneas sobre el entrampamiento diplomático-militar en el que estamos metidos. Por un lado se habla de armarnos y por otro de que no tenemos un centavo, lo que me anima a hacer estas dos preguntas: ¿Servirá lo ocurrido para entender que los asuntos militares básicos se deben ver en secreto ante los representantes del pueblo? ¿La integración sudamericana no es de suma importancia, tanto desde la perspectiva política como de la económica? Sólo mentes obcecadas por prejuicio ideológico o intereses particulares podrían negar esto último.

Plena libertad de prensa, pero...
La reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa en Lima fue motivo para que el presidente Toledo encendiera el entusiasmo de esa asamblea con un discurso de fervorosa adhesión a la libertad de prensa, adhesión real que nadie le puede discutir. Sin embargo, animado al parecer por los aplausos se salió de órbita y aprovechó la ocasión para quejarse en tono desmedido de las críticas que le hace la prensa ("no distorsionen, no enfermen el alma del pueblo"... "tengo autoridad moral para decirles que no mientan"), añadiendo que pocos medios lo ayudaron en su "lucha por recuperar la democracia", mientras que refiriéndose al Poder Judicial, afirmó "yo no me meto ahí". Dos puntos que son verdad a medias; pues si es cierto que Toledo encabezó la oposición final contra Fujimori, también es verdad que él y la mayoría de los medios que mencionó no estuvieron en esa lucha desde el golpe militar del 92 hasta comienzos de 1999. Lapso durante el cual Toledo hablaba de construir el segundo piso de la obra de Fujimori y buena parte de esa prensa no se cansaba de alabar los "éxitos" del régimen golpista. Y, en cuanto a que el presidente no se mete en el terreno judicial, puede que así sea. Pero alguien de su gobierno tendrá que explicar (éste es sólo un ejemplo) cómo hizo el ex director de Expreso, representativo mayor de la prensa fujimontesinista, para salir a la calle y fugar del país. La jueza que dictó la excarcelación podrá explicar (rabulescamente) que se ajustó a ley, pero ¿por qué esa ley no sirve para otros? Y sobre todo ¿por qué el Inpe, que es dependencia del gobierno, dejó salir a Calmell un viernes en la tarde, dándole tiempo para la fuga entre sábado y domingo?

Poniéndonos una pistola en la sien
Se aproximan las elecciones de noviembre y cada día se hace más claro que la pregonada regionalización será un enorme disparate. No porque el sistema regional sea malo, sino porque su creación (que es proceso largo y laborioso) comienza disparatadamente. Hasta este momento, a días del acto electoral, no hay ley y por lo tanto no se sabe por qué tipo de regionalización se va a votar. Se ha decidido, antes de la ley, que cada departamento sea una región: ¡algo alucinante! porque región significa una economía mucho mayor de la que tiene cualquiera de nuestro más desarrollado departamento. Sin la menor duda, la departamentalización que nos espera será, pues, un desastre que traerá mayor confusión política y creará varias tetas presupuestales que ninguna "macrorregión" futura podrá eliminar. ¿Por qué no se comenzó la descentralización reforzando el poder municipal, mientras se daba forma  a las regiones económicamente viables entre las varias en que podría dividirse el país?

La discriminación: enfermedad humana
Nuestra primera dama, doña Eliane Karp, no puede con su genio y acaba de echar más leña al fuego del debate político como si no nos sobraran enfrentamientos. A la señora Karp se le ha ocurrido afirmar que a su esposo se le hace la guerra por su origen indígena. Lo que es falso de toda falsedad, ya que si eso fuera cierto no hubiera sido elegido por los peruanos (incluida la minoría blanca o semiblanca que odia a García). Cosa distinta es que la discriminación racial subsista en grupos sociales y en algunas instituciones nacionales; pero, desde la época de Velasco Alvarado, esa tara virreinal ha amenguado y la estructura de mando en el país es hoy mestiza. Tanto, que las elecciones presidenciales desde 1985 han sido enfrentamientos entre mestizos, con sólo un lugar (asiático). ¿O no es mestizo Alejandro Toledo Manrique, tanto por sus apellidos como por los rasgos de su padres y sus hermanos? Igual de mestizo que Alan García y que la mayoría de jefes militares, miembros del Congreso, jueces, fiscales y vocales supremos.

El racismo por lo demás no es problema de estas latitudes. Es una enfermedad humana y universal que, por desgracia, se da en todas partes. ¿Acaso en Italia los milaneses no desprecian a los "terroni", a los de sur? ¿No hay desprecio dé los judíos a los árabes y hasta a los judíos negros llegados de Abisinia? Y los exquisitos londineses ¿no miran sobre el hombro a los barbarotes de Escocia que no sean nobles?

Añadir ingrediente racial a la política peruana es una temeraria irresponsabilidad.

Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Diario CORREO, 2 de noviembre de 2002

Canta clara

por FRANCISCO IGARTUA

Hay que remover el agua para enturbiarla

En tiempos remotos, cuando el agua se sacaba con balde de los ríos y nadie podía imaginar el servicio de agua potable a domicilio, se sabía que esta no debía moverse para que no se enturbiara De allí surgió el dicho de que quien remueve el agua es para confundir las cosas y evitar la claridad. Persiste, porque es la precisa descripción del afán por ocultar algo añadiéndole impertinentes comentarios a un hecho que, por sí solo, explica la situación por él creado.
Esta práctica política no es patrimonio nacional, pero en pocos sitios se da tan burdamente como aquí. Es el caso de la declaración de César Almeyda publicada en Caretas antes de que se conocieran (aparte de algunos periodistas) las dimensiones del embrollo en que estaba comprometido el asesor y hombre de absoluta confianza del presidente Toledo. En esa declaración, sin duda espontánea, hecha por el pánico que le produjo saber que existía un audio de su diálogo con el general Villanueva y que iba a hacerse público, Almeyda confiesa que actuó como actuó por luz verde que le dio el entonces ministro Fernando Olivera, El que, después de una larga conversación en Palacio con el presidente Toledo, le haya sobrevenido una escalada de amnesia que fue disminuyendo sus recuerdos sobre Olivera, nada cambia su declaración primera.
Menos aún la revolvedera de aguas, resaltando la presencia de unos malandrinos que negociaban impúdicamente un ambo cuya importancia no es lo que en él se dice, que no es mucho, sino prueba que nada quitan si ponen a lo dicho libremente por Almeyda, quien acaba de declarar que no será chivo expiatorio  y revelará toda la verdad. O sea que aquietará las aguas y pondrá en ridículo los sicosociales de estos días, destinados a distraer a la ciudadanía de un asunto que no anécdota, como se quiere hacerlo pasar, sino revelación de las entrañas de un régimen (Toledo-Olivera) obsesionado por controlar a la información, a sabiendas de que información es poder. Pero ellos no la quieren compartir con nadie y no usan los conductos regulares para obtenerla De allí las patinadas de Olivera Entre otras, su apresurado viaje al Vaticano, como ministro de Estado, llevando cartas que comprometían al cardenal Cipriani y al Nuncio. Cartas fraguadas por alguien que estafó a Olivera y lo colocó no sólo en el ridículo, sino que puso en evidencia el modo de hacer política del líder del FTM. Para él (y al parecer también para Toledo) la intriga, la extorsión y el chantaje son su método de ejercer el poder. Basta recordar el vil ensañamiento que tuvo con Beatriz Merino cuando esta era parlamentaria y renunció al FIM. Para difamarla cobardemente acudió Olivera al EXPRESO subvencionado por Fujimori y del que era director su íntimo amigo, Calmell del Solar, en estos momentos fugado del país luego de una extrañísima orden de liberación dada un viernes para que de la cárcel llegara a la frontera.
El caso Almeyda-Villanueva no es una anécdota, es el hilo que lleva a descubrir las razones íntimas del desastre toledano.

Fuentes:
EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Diario EXPRESO, 14 de Febrero de 2004