DE las características que lo hicieron el inspirado poeta, crítico literario de aguda percepción, encendido panfletario, cronista de nota, versado ensayista y maestro de periodismo que todos reconocemos en él, su inteligencia se erige luminosa entre las brumas de nuestros recuerdos para dibujamos la inconfundible silueta de uno de los personajes que mejor prestigia a las letras peruanas: Federico More.
Y son, precisamente, los mejores frutos de esa inteligencia feraz e inagotable los que Francisco Igartua, director OIGA, acaba de publicar en una sustantiva (y voluminosa) antología: Andanzas de Federico More, bajo el sello de Editorial Navarrete, bajo el sello de Editorial Navarrete.
La selección de artículos, aparecidos en publicaciones del Perú y del extranjero, proporciona en 286 páginas una visión integral de los temas por los que More paseó pluma e ingenio. Aparecen, así, los mejores textos desde su época en "Colónida", con Abraham Valdelomar, Alfredo González Prada, Augusto Aguirre Morales y Roberto Badán, hasta sus interesantes, sabrosos y temidos artículos políticos que sentaron cátedra, sobre todo, en los años 30. Sobre ese período, Jorge Luis Recavarren dice: "More era inconfundible en el periodismo político de los 30. Era algo así como Manolete de su tiempo: ahí estaban Luis Miguel, Arruza, Armillita, Rovira, etc. Sin embargo, Manolete era Manolete. ¡Lo que hubiera sido More si hubiera cuidado más la línea, si se hubiera atrincherado en una firme concepción valorativa!".
Estampa de una vocación Federico More había nacido en Puno el 21 de enero de 1889 -Andanzas aparece como parte de las celebraciones de su centenario-. Era descendiente de John Moore, escocés emprendedor que buscó asentarse en el altiplano para beber de su belleza sin par. En la Hacienda de sus padres transcurrieron su infancia y adolescencia. En cierta oportunidad recordó: "He puesto en el periodismo la seriedad que los niños ponen en sus juegos".
More pasó luego a estudiar al Colegio de los Jesuitas en Arequipa y la secundaria en el Colegio Nacional San Carlos, donde dejaría sus primeras líneas periodísticas en “EI Fuete". En 1906 publica poemas aurorales en "El Lucero"; cuatro años más tarde es llevado a Lima por los universitarios y pronuncia un encendido discurso sobre la juventud. "La Crónica" se convierte en una nueva tribuna y dese allí, como Stylo, escribiría: “La originalidad y la fuerza del decir no tienen más origen que la fuerza y originalidad del pensar". En el 15 funda y dirige "Lléveme usted" y "Cómo está Ud.” Luego viene la etapa "Colónida” y funda, también, "Don Lunes". En 1920 viaja a Buenos Aires y escribe en "La Razón", "La Crítica" y "Caras y Caretas". El 28 está en Bolivia, donde gana un premio de poesía. En el 30 lanza "El hombre de la calle", el 32 "Todo el mundo", "La calle" y "Cascabel". Ese año polemiza con Chocano por el asunto de los derechos peruanos sobre Leticia, en litigio con Colombia. En 1950 escribe en "El Comercio" y en "Caretas", entonces dirigida por F. Igartua, donde nació entre ambos una amistad que terminaría el 8 de febrero de 1955, con la muerte de More.
Todo More
El minucioso trabajo de selección efectuado por Igartua asegura al lector iniciado una fresca aventura de recreación y memoria con el estilo riguroso pero claro, versado y ameno, pero siempre fino, irónico, desbordante de More. Para quien recién lo conocerá, además de todo lo anterior, Andanzas le brindará la oportunidad de una cita con información de primera línea en lo histórico, político, literario y periodístico, y con lo mejor de la prosa castellana, bajo la firma de una de las mentes más lúcidas de las letras hispanoamericanas.