Historia de los vascos en el
descubrimiento, conquista y civilización de América [recensiones]
Ricardo Beltrán y Rózpide
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Designado para informar, á los efectos del art. 1.º del Real
decreto de 1.º de Junio de 1900, acerca de la obra en tres volúmenes, de D.
Segundo de Ispizua, titulada Historia de los vascos en el descubrimiento,
conquista y civilización de América, tengo el honor de presentar el siguiente
proyecto de dictamen:
Precede á la obra del Sr. Ispizua un breve prólogo, en el que
el autor nos dice que la causa que motivó la aparición de su libro fué un
certamen abierto por el Círculo de Estudios Vascos, de Bilbao, que ofrecía un
premio al mejor trabajo sobre la historia de los vascos en el descubrimiento,
conquista y civilización de América.
El Sr. Ispizua, que ha residido durante muchos años en
América, conocía en parte la historia de aquellas nacionalidades, su topografía
y algo de sus razas primitivas, y por lo mismo podía formar juicio exacto del
cúmulo inmenso de dificultades de todo género con que debieron luchar aquellos
héroes que sometieron tan vastos territorios á la Corona de Castilla: «No hay
hazaña, exclama, igual á ésta en los anales del mundo.»
Señalar la parte que entre estos héroes corresponde á los
españoles de las tres provincias vascas, no sólo en el descubrimiento y
conquista, sino también en la población, colonización y civilización de
América, había de ser el objeto de la obra anunciada á concurso, la cual no
debía exceder de un volumen de 300 páginas en octavo. El autor no pudo
encerrarse dentro de estos límites; como se ha dicho, ha escrito tres tomos, y
la obra aun está sin terminar.
Ha contribuido á la mayor extensión del trabajo el propósito
del autor de resumir toda la historia de América, propósito bien justificado,
porque era punto menos que imposible tratar de la —101→
acción de los vascos en el Nuevo Mundo sin mencionar á los demás
españoles, ya que todos en común participaron en las hazañas bélicas y en las
nobles y gloriosas empresas de civilización que realizó España en América.
La vida y escritos de Cristóbal Colón, sus ideas geográficas
y la cuestión referente al primer descubridor de América son las materias que
forman el contenido de los dos primeros capítulos del tomo I. En ellos
estúdiase, entre otros interesantes temas, el de la influencia que las ideas ó
proyectos de Toscanelli y las noticias, tradiciones ó leyendas de anteriores
descubrimientos pudieron ejercer en las decisiones de Colón.
Dichas ideas y noticias, más que las razones científicas,
parece que fueron los motivos que impulsaron á Colón á efectuar el
descubrimiento. Apoyado en citas y pasajes del P. Las Casas, del inca
Garcilaso, del P. Acosta, de Gomara, Oviedo, Juan de Victoria, etc., el Sr.
Ispizua da mucho valor á la historia de la nao vizcaína que trajo noticias de
las Indias occidentales y el piloto vizcaíno (andaluz ó portugués, según otros)
que comunicó á Colón la existencia del Nuevo Mundo.
Prescindiendo de los juicios que estos datos puedan sugerir,
el hecho es que una vez más se hace valer la existencia de conocimientos
anteriores de tierras occidentales, vagamente esparcidos por el mediodía de
Europa, entre los navegantes y cosmógrafos hispanos, conocimientos reforzados
con los procedentes de marinos y mercaderes de las repúblicas italianas, y que
contribuyeron muy principalmente á que el argonauta cristiano de que nos habla
el P. Henao, es decir, Cristóbal Colón, resolviera llevar á cabo la arriesgada
empresa que dió por resultado el descubrimiento por España de las Indias
occidentales.
Para el objeto de este Informe, en el que no hay que perder
de vista la finalidad de la obra sobre que recae, lo que importa es consignar
que desde el momento mismo en que se procura inquirir los antecedentes de la
empresa de Colón, aparece ya el vasco, acaso el vizcaíno de Terranova de que
nos habla el norteamericano Potlewayt, citado por Fernández Duro.
En los capítulos que siguen se trata de los vascos que
tomaron —102→ parte en los viajes de Colón y en los
primeros reconocimientos y conquista de tierras; de la nao Santa María, gallega
según unos, vasca según otros; de la vizcaína de Juan de la Cosa, contra el
parecer de muy doctos individuos de esta Corporación que le dan por cuna la
villa de Santoña; de la escuadra que en 1506 mandó el rey que se hiciera en
Vizcaya para descubrir la Especiería; del régimen colonial en América, de la
vida en las Colonias y de los primeros pobladores españoles de la América
continental, señalando especialmente la participación que el elemento vasco
tuvo en la vida y desarrollo de estas primitivas poblaciones.
El triste fin del desgraciado Nicuesa, víctima de la mala
voluntad de los vascos, da motivo al Sr. Ispizua para censurar severamente la
conducta de aquéllos, que tan inhumanamente procedieron, y para hacer notar el
apoyo que en América se prestaban mutuamente, agrupándose en bandos ó partidos
contra los demás colonos que no eran de su raza y de su lengua. Al leer estos
párrafos del Sr. Ispizua no puede menos de recordarse el curioso documento que
con el título de Castellanos y Vascongados publicó, con eruditas notas y
ediciones, el Sr. Z. (D. Justo Zaragoza ?), en 1876, esto es, el «Tratado breve
de una disputa y diferencia que hubo entre dos amigos, el uno castellano, de
Burgos, y el otro vascongado, en la villa de Potosí, reino del Perú», en aquel
tiempo en que «por juicios de Dios Nuestro Señor, pecados del pueblo,
insolencias y demasías escandalosas, permitió la divina justicia y Providencia
que hubiese unas civiles guerras, de castellanos españoles contra vascongados
españoles».
Los últimos capítulos del tomo I están dedicados á resumir
otras grandes empresas de los españoles en el hemisferio occidental: el descubrimiento
del Océano Pacífico, la expedición de Magallanes, el viaje de circunnavegación
de Elcano y las posteriores expediciones á la Oceanía. La nave que en 1522
capitaneaba un vasco fué la primera que dió la vuelta al mundo, y cañones
vascos, construidos en Bilbao, fueron los primeros que saludaron, con pólvora
fabricada en Fuenterrabía, al Océano Pacífico,
—103→ á las inmensas aguas de
otro mundo, también descubierto por España: la Oceanía.
Con el tomo II prosigue la historia de los vascos en América,
referida al descubrimiento, conquista y civilización de Méjico, Nuevo Méjico,
Filipinas y Centroamérica, tratando extensamente de la obra civilizadora de
Fray Juan de Zumárraga, de las empresas de Urdaneta y Legazpi y de las glorias
marítimas de los vascos en la exploración del Pacífico.
Conserva la obra el carácter de resumen de historia de las
Indias españolas, con ampliaciones y más novedades en datos, comentarios y
juicios en cuanto se refiere á los vascos, siendo muy de aplaudir el empeño que
pone el Sr. Ispizua, en cuanto á fuentes, de atenerse preferentemente á los
autores que escribieron sobre sucesos en que habían tomado parte, y á falta de
ellos, á las obras que gozan de buen crédito ante la crítica histórica.
Pero en el tomo III se ve que el Sr. Ispizua, disponiendo ya
de mayor suma de materiales históricos, emprende nuevo rumbo con horizontes más
vastos. Dicho volumen, publicado en este mismo año de 1917, se titula Los
Vascos en América, y tiene como subtítulo el de Historia de América, es decir,
que perseverando en su propósito de escoger y, narrar los hechos relativos á la
acción de los vascos en el Nuevo Mundo, pretende que sea su obra una nueva
historia de América. «Ya este volumen -nos dice en el prólogo- es una historia,
los anteriores sólo contenían fragmentos.»
Y en efecto, es este tomo III, dividido en dos libros, la
«Historia de la conquista y colonización de Panamá» y la «Historia del
descubrimiento y conquista del Perú».
Basta leer el texto y las notas del capítulo primero del
primer libro para comprender la escrupulosidad y conciencia con que el Sr.
Ispizua trata la materia histórica, utilizando fuentes de toda época, desde los
documentos de los primeros años del siglo XVI hasta lo más moderno, como el
estudio del Sr. Altolaguirre sobre Vasco Núñez de Balboa que, según aquél,
anula las famosas vidas del célebre descubridor, escritas por Quintana y
Washington —104→ Irving, y sirve de consuelo porque demuestra
cómo se va aclarando nuestra historia en América.
Según se ve, el Sr. Ispizua vuelve á tratar de hechos á que
ya se refirió en los tomos anteriores, y lo hace así porque dispone ahora de
nuevos materiales históricos y ha querido suplir las deficiencias que notó en aquéllos.
Bien lo consigue, ciertamente, en los capítulos dedicados al estudio de las
épocas criminosas de la historia de América, de la primitiva emigración vasca á
las Indias, del estado de Panamá en los siglos XVI y XVII y de las
exploraciones en el Pacífico.
La historia del vasco Pascual de Andagoya, iniciador de los
proyectos de Canal interoceánico y á quien Jiménez de la Espada tiene por el
verdadero descubridor del Perú, sirve al Sr. Ispizua como transición para pasar
de la historia de Panamá á la historia del descubrimiento y conquista del Perú,
en la que da cuenta de los acontecimientos más memorables, intercalando en la
narración los nombres de los vascos que en dicha historia figuran.
En los primeros capítulos relata la audaz y afortunada
empresa de Pizarro, que con un puñado de hombres logró conquistar un extenso y
riquísimo imperio, poblado por muchos miles de seres humanos. Los restantes
contienen la historia, siempre bien documentada, de la fundación de ciudades,
de la rivalidad entre pizarristas y almagristas, los más de estos vizcaínos, y
de las guerras civiles, procurando el autor vencer las dificultades que ofrece
la contradicción en que incurren cronistas contemporáneos que falsean la verdad
y tergiversan los hechos.
En el último párrafo del tomo dice el Sr. Ispizua que aun
queda mucho que contar sobre el Perú, y anuncia que serán objeto del próximo
volumen las expediciones amazónicas, un estudio del legendario aventurero Lope
de Aguirre y la colonización en el Perú. En otro lugar del tomo III nos dice el
autor que en el IV habrá de ocuparse en la Marina vasca con relación á América.
Punto es este último de excepcional interés sobre el cual muy
poco ó nada nuevo se ha dicho, como no sea el Sr. D. Cesáreo Fernández Duro,
después de la conferencia que él mismo dió en
—105→ la Sociedad Geográfica de
Madrid el día 29 de Noviembre de 1881, refiriéndose á la Memoria que acerca del
descubrimiento de América por los vascongados había presentado en el IV
Congreso internacional de Americanistas.
Expuesta esta sumaria noticia y breve juicio del trabajo que
ha realizado el Sr. Ispizua, procede ya consignar que, en opinión del académico
que suscribe, los tres volúmenes referentes á la historia de los vascos en
América merecen el dictamen favorable que determina el Real decreto de 23 de
Junio de 1899, no sólo por ser una obra de mérito relevante, sino porque la
ayuda con que el Estado pueda favorecer al autor habrá de contribuir á que éste
la continúe y termine con la publicación de los volúmenes que faltan.
La Academia, no obstante, resolverá lo que estime más
acertado.
Madrid, 17 de Mayo 1917.
Fuente:
Fondo Editorial Revista Oiga
Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de
Lima
Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de
Perú