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DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA
FRANCISCO IGARTUA CON DORIS GIBSON, PIEZA CLAVE EN LA FUNDACION DE OIGA, EN 1950 CONFUNDARIAN CARETAS.

«También la providencia fue bondadosa conmigo, al haberme permitido -poniendo a parte estos años que acabo de relatar- escribir siempre en periódicos de mi propiedad, sin atadura alguna, tomando los riesgos y las decisiones dictadas por mi conciencia en el tono en que se me iba la pluma, no siempre dentro de la mesura que tanto gusta a la gente limeña. Fundé Caretas y Oiga, aunque ésta tuvo un primer nacimiento en noviembre de 1948, ocasión en la que también conté con la ayuda decisiva de Doris Gibson, mi socia, mi colaboradora, mi compañera, mi sostén en Caretas, que apareció el año 50. Pero éste es asunto que he tocado ampliamente en un ensayo sobre la prensa revisteril que publiqué años atrás y que, quién sabe, reaparezca en esta edición con algunas enmiendas y añadiduras». FRANCISCO IGARTUA - «ANDANZAS DE UN PERIODISTA MÁS DE 50 AÑOS DE LUCHA EN EL PERÚ - OIGA 9 DE NOVIEMBRE DE 1992»

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«Cierra Oiga para no prostituir sus banderas, o sea sus ideales que fueron y son de los peruanos amantes de las libertades cívicas, de la democracia y de la tolerancia, aunque seamos intolerantes contra la corrupción, con el juego sucio de los gobernantes y de sus autoridades. El pecado de la revista, su pecado mayor, fue quien sabe ser intransigente con su verdad» FRANCISCO IGARTUA – «ADIÓS CON LA SATISFACCIÓN DE NO HABER CLAUDICADO», EDITORIAL «ADIÓS AMIGOS Y ENEMIGOS», OIGA 5 DE SEPTIEMBRE DE 1995

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

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UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.» FRANCISCO IGARTUA - TEXTO SOMETIDO A LA APROBACION DE LA ASAMBLEA Y QUE FUE APROBADO POR UNANIMIDAD - VITORIA-GASTEIZ, 27 DE OCTUBRE DE 1999.

«Muchos más ejemplos del particularismo vasco, de la identidad euskaldun, se pueden extraer de la lectura de estos ajados documentos americanos, pero el espacio, tirano del periodismo, me obliga a concluir y lo hago con un reclamo cara al futuro. Identidad significa afirmación de lo propio y no agresión a la otredad, afirmación actualizada-repito actualizada- de tradiciones que enriquecen la salud de los pueblos y naciones y las pluralidades del ser humano. No se hace patria odiando a los otros, cerrándonos, sino integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad del ser vasco. Por ejemplo, asumiendo como propio -porque lo es- el pensamiento de las grandes personalidades vascas, incluido el de los que han sido reacios al Bizcaitarrismo como es el caso de Unamuno, Baroja, Maeztu, figuras universales y profundamente vascas, tanto que don Miguel se preciaba de serlo afirmando «y yo lo soy puro, por los dieciséis costados». Lo decía con el mismo espíritu con el que los vascos en 1612, comenzaban a reunirse en Euskaletxeak aquí en América» - FRANCISCO IGARTUA - AMERICA Y LAS EUSKALETXEAK - EUSKONEWS & MEDIA 72.ZBK 24-31 DE MARZO 2000

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domingo, 15 de diciembre de 2013

Oiga

Notas sobre la etapa más desconocida de un político y escritor vasco:
Jon Andoni Irazusta, de parlamentario a misionero en Perú (1950-1952)
Óscar Álvarez Gila

  —1→ 
Hace ya tiempo que se puso en evidencia cómo una de las facetas más desconocidas de la Guerra Civil española ha sido precisamente la suerte de los leales a la República que, después de 1939 y a raíz de su derrota militar, hubieron de exiliarse en diversos países de Europa y América. Ciertamente, en las dos últimas décadas, tras la recuperación democrática y con la renovación temática y metodológica que ha experimentado la historiografía contemporaneísta, se han subsanado en parte ésta y otras carencias. Pero, a pesar de todo, siguen siendo muchos los elementos de ese complejo mundo del exilio que precisan todavía de un análisis más pormenorizado, partiendo de la recuperación de un buen número de interesantes pero aún hoy desconocidas «historias» personales, cuya suma y entrelazamiento conforman, en buena medida, el devenir vital de cuatro largas décadas de extrañamiento1.
Precisamente, estas breves notas pretenden mostrar la etapa más desconocida de una de esas peculiares historias personales a las que acabamos de aludir, dando cuenta al mismo tiempo de la rica pero no muy conocida fuente a través de la cual   —2→   nos vamos a acercar a ella2. Se trata de Juan Antonio (o, en euskera, Jon Andoni) Irazusta Muñoa, natural de la villa guipuzcoana de Tolosa (1884), quien fuera, como es sabido, un personaje de amplia relevancia política en las filas del nacionalismo vasco en los años de la Segunda República. Durante esta etapa, ocupó varias veces el cargo de Diputado a Cortes por Guipúzcoa, siendo además segundo jefe de la llamada minoría parlamentaria vasca, vertebrada por los cargos electos del Partido Nacionalista Vasco. Abogado de profesión, cultivó además el periodismo y la crónica política3. Exiliado tras la Guerra Civil, pasó primero por Francia, y de allí se dirigiría a América: Panamá, Puerto Rico y Colombia, antes de radicarse en 1946 en Argentina, donde residió un tiempo en Buenos Aires y, más tarde, en Córdoba4. Fue allí, precisamente, donde en una etapa ya avanzada de su vida desarrollaría su faceta literaria en lengua vasca, como autor de dos interesantes novelas (Joañixio y Bizitza garratza da) que vieron la luz en la editorial «Ekin» de Buenos Aires en 1946 y 1950, respectivamente5. Con posterioridad, sus biógrafos se limitan a reseñar su traslado a Perú, país en el que, después de un breve paso por el Seminario, se ordenaría sacerdote «para ir como misionero a la cordillera de los Andes» con los religiosos pasionistas6. Ordenado en Lima en septiembre de 1951, fallecería apenas seis meses después, el 9 de marzo de 1952.
Ciertamente, a simple vista pudiera parecer sorprendente o inesperado este giro de su actividad pública. No obstante, no se trataba ésta de una decisión precipitada o tardía; antes al contrario. De hecho, con bastante anterioridad a su llegada a Perú en 1950, ya había meditado Jon Andoni Irazusta la decisión de hacerse sacerdote y misionero, a pesar de su avanzada edad. Pero había sido precisamente este hecho, su ancianidad, lo que le había cerrado varias puertas a las que llamó, una vez que ya se hallaba exiliado en tierras americanas. Antes de entrar   —3→   en contacto con la congregación de los pasionistas, según relata el prelado nullius7 de Moyobamba Martín Elorza Legaristi8 -quien finalmente lo aceptaría en su diócesis, y cuya correspondencia es la base documental principal que sustenta esta nota-, «había hecho alguna sugerencia él a un Prefecto o Vicario Apostólico, creo que al actual Superior o Rector del Seminario Misional de Burgos, y sólo obtuvo una mirada y sonrisa de compasión al obrero de última hora y nada más»9.
Si bien la fuente no lo indica expresamente, no es aventurado suponer que, muy posiblemente, estos contactos -y en especial, el que se cita expresamente con el Seminario Español de Misiones Extranjeras de Burgos- se habrían producido durante el tiempo en que Irazusta estuvo residiendo en Colombia, pues era en este país sudamericano donde dicho Seminario tenía a su cargo la misión de San Jorge -un vicariato apostólico sito en el departamento de San Marcos10-. Y es todavía más   —4→   significativo el hecho de que fuera un sacerdote vasco quien, por aquellos mismos años, estuviera al frente de dicha misión11.
Este último dato nos pone en la pista de un dato de sumo interés: la presencia, en tierras americanas, de una extensísima red de misiones regentadas y servidas por personal total o mayoritariamente vasco, producto de la altísima fecundidad vocacional de las diócesis vascas12. Irazusta contaba, para sus propósitos, con un amplio catálogo de posibilidades, desde Centroamérica hasta el Cono sur americano, donde acogerse a una recepción benévola por religiosos compatriotas, y todo parece indicar que utilizó estas conexiones. De hecho, la propia obra literaria de Irazusta nos informa de que tenía un conocimiento bien preciso de la amplitud y extensión esta presencia religiosa vasca en América, en el capítulo que dedica a otros religiosos vascos, misioneros igualmente en otra región colombiana: los carmelitas descalzos de Urabá13.
De hecho, sus primeros contactos con los pasionistas de Perú -también todos ellos misioneros vascos, hemos de recordar14-, que habían sido epistolares15, habían venido motivados por este conocimiento directo y por la cercanía que esperaba encontrar en unos religiosos vascos como él, y a los que ciertamente conocía desde antes de su exilio. En 1949, cuando todavía era Martín Elorza el delegado de la provincia pasionista vasca en América, ya se había puesto Jon Andoni Irazusta en contacto con él desde Argentina, expresándole sus deseos de ingresar en la congregación y de ejercitar su futura labor pastoral en la misión de Moyobamba, una prelatura de recentísima creación, en la «ceja de montaña» peruana -estribaciones andinas de la Amazonía-, que ha sido encomendada a los mismos pasionistas vascos que, desde 1923, regentaban la vecina misión de Yurimaguas. A comienzos de 1950, como hemos indicado, llega finalmente Irazusta   —5→   a Perú16, si bien sin tener todavía muy bien definido su engarce en el organigrama del personal misionero que iba a ser destinado allí. Su principal mentor es el propio Martín Elorza, quien para entonces ya ha sido nombrado para el cargo de administrador apostólico17 de Moyobamba. Para él, una de cuyas primeras preocupaciones en su nuevo cargo había sido la promoción de vocaciones sacerdotales, la perspectiva de la cercana ordenación de Irazusta habría de hacer mucho bien a la prelatura, no sólo por el posible factor de emulación que pudiera despertar, sino también porque se trataba de un hombre ya formado, de amplia cultura y mucha valía: «será, pues, el primer seminarista y ordenado de la prelatura», comunica entonces a sus superiores pasionistas en Deusto. «No dirán que empezamos por mocosillos que no saben donde tienen la mano derecha»18.
Inmediatamente, Elorza comienza a gestionar ante Roma condiciones especiales para que se le reduzca a Jon Andoni Irazusta el período de estudios en el seminario19, por razón de su edad y su cualificación académica; conseguirá para ello incluso la recomendación favorable del nuncio vaticano en Perú20. De igual modo, pedirá a los superiores de la congregación pasionista condiciones especiales para admitir en el noviciado a un hombre de sesenta y seis años. Irazusta, por su parte, comienza a estudiar la Teología en el seminario de Lima, mientras reside en la casa que los pasionistas mantenían abierta en la capital peruana.
A la espera de la respuesta de la Santa Sede, Martín Elorza encarga a Irazusta uno de sus proyectos más largamente acariciados, que pretendía que se convirtiera en la punta de lanza de la recatolización de la vida pública de todo el departamento de San Martín -donde se halla ubicada la prelatura-: el Círculo Católico de Estudios. Este «Círculo», de vocación decididamente elitista, quería convertirse en polo prestigioso de reflexión y centro de formación de una intelectualidad católica seglar y militante, dispuesta a defender los intereses de la Iglesia y la religión en   —6→   todos los frentes de la vida pública21. Sus primeras batallas deberían dirigirse, según la idea de monseñor Elorza, contra la labor proselitista del protestantismo, cuya penetración entre la población de Moyobamba es rápida y amplia, favorecida entre otros factores por la debilidad de la presencia de la Iglesia católica en la región. El «Círculo» se funda en noviembre de 1950, bajo la responsabilidad directa de Jon Andoni Irazusta22, que inició las sesiones de conferencias mensuales, el 3 de diciembre23, con una charla titulada «A Dios por la ciencia»; de todas las conferencias impartidas por Irazusta en el «Círculo», sería ésta precisamente la única que no se refiere directamente a la cuestión protestante.
La solicitud personal de Elorza finalmente, obtendrá sus frutos en cuanto a la ordenación de Jon Andoni Irazusta, aunque se demorará un poco. La tardanza tampoco preocupa en exceso al prelado de Moyobamba, más interesado por los primeros frutos de su labor al frente del «Círculo». «No quiero precipitar los acontecimientos poniéndole la sotana. Después de unos pocos meses más se le dará esa transformación que no dejará de sorprender a muchos»24. Finalmente, llega la autorización de Roma, en abril de 1951, para que disponga la ordenación en la fecha que crea oportuna, con la sola condición «de que siga después el estudio de la Teología hasta terminarla»25. Y así, el 2 de septiembre de 1951, en la iglesia de la Nunciatura de Lima, Irazusta se convierte en sacerdote, oficiando su primera misa en la iglesia parroquial que los pasionistas tenían en San Isidro, Lima, una semana más tarde. Serán sus padrinos de ordenación un matrimonio guipuzcoano, amigo común de Irazusta y de los pasionistas vascos de Lima, ciudad ésta en la que residiría: Eduardo Olano, y su esposa Amanda26. Expresamente para predicar en el   —7→   acto, llegó desde Buenos Aires el sacerdote capuchino, también amigo de Irazusta, exiliado como él tras la Guerra Civil y pariente de los Olano, padre Miguel de Alzo27.
«Acabo de presenciar con grandísimo consuelo de mi alma la ordenación sacerdotal y primera misa de Jon Andoni Irazusta, hijo ilustre de esa villa (de Tolosa). Él ha sido el primer sacerdote que ha visto ordenarse esta nueva prelatura de Moyobamba: un tolosano», informó entonces Martín Elorza a una congregación de monjas de Tolosa, con la que mantenía correspondencia28. Pero aquello sólo suponía el primer paso en el deseo de Irazusta, pues seguidamente «vino con la ilusión de poderse hacer religioso pasionista con toda su realidad canónica», recuerda Elorza29. Pero un hecho se interpone en su deseo: la provincia pasionista vasca no disponía todavía de un noviciado en América.
Por esta razón, Martín Elorza opta por enviar unos inmejorables informes a Roma, en la esperanza de que se arbitren soluciones especiales, dadas las circunstancias excepcionales que rodean al caso (entre las que no puede olvidarse la imposibilidad que tenía Irazusta de ir al País Vasco a ingresar en el noviciado, por su condición de exiliado político de España)30. No pierde así ocasión para ponderar muy positivamente las virtudes que, a su entender, ostentaba Jon Andoni Irazusta, que actuaba ya como un religioso más en la disciplina regular: «El señor se porta muy bien y nada tengo contra él. Está en todo pendiente de mí; y hasta es difícil saber su inclinación, porque es tan delicado que quiere en todo seguir la de sus superiores; y evita manifestar su propia preferencia o voluntad». Finalmente, propone como solución conveniente, en caso de que haya de trasladarse Irazusta a   —8→   algún noviciado canónico establecido, que «se podría convenir con los PP. [Pasionistas] de Argentina y obtenerle dispensa de parte del tiempo»31.
La insistencia del prelado Elorza, sin embargo, no le sirvió en esta ocasión, e Irazusta tuvo que conformarse con su condición de sacerdote secular. Pero, como resumía Elorza pocos días después de su fallecimiento, «en ese brevísimo plazo se le impuso en la Teología y elevó al sacerdocio; fundó el Círculo Católico de Estudios, dio diferentes conferencias, se le nombró asesor jurídico de la Prelatura y prestó diferentes servicios o ministerios sacerdotales en Tarapoto como adscrito a aquella parroquia. [...] Dudo que los jesuitas hubieran obtenido mucho más en ese corto espacio de tiempo y en este medio de la selva»32.

Toda esta actividad se detendría cuando, por causa de una enfermedad, hubo de ser rápidamente trasladado a Lima, donde estuvo bajo la atención personal del propio monseñor Elorza. Irazusta fallecería el 4 de marzo de 1952. Sería enterrado en Lima, corriendo todos los gastos de los funerales a cargo de la prelatura, en todas cuyas parroquias se hicieron oficiar misas por su alma33.

viernes, 26 de julio de 2013

LA TERCERA

Entrevista de la Revista Ecclesia – España

Mons. Miguel Irizar Campos, C.P.


1.        Los Pasionistas en el Perú se aprestan a celebrar 100 años de su llegada. ¿Cómo será esta celebración (Eventos y otros)?

Efectivamente, los pasionistas estamos iniciando el centenario de nuestra llegada al Perú el 10 de febrero del año 1913, cuando procedentes del convento de Deusto, Bilbao, arribaron los primeros 12 misioneros al Puerto del Callao.

Nuestra presencia en el Perú se la debemos especialmente a Mons. Emilio Lissón, Obispo de Chachapoyas, quien en su visita ad Limina a Roma en 1910, se presentó a los superiores de la Congregación Pasionista y demandó religiosos para su diócesis, a fin de que se encargaran de la parte más abandonada, la región de San Martín. Los superiores de la Curia General de Roma indicaron al celoso obispo que podía acudir a Bilbao, ya que la joven provincia del Sagrado Corazón disponía de religiosos que podían aceptar este compromiso.

Ante esa urgencia de personal misionero, la Curia Provincial de Bilbao atendió rápidamente a Mons. Lissón y acordaron el envío al Perú de seis sacerdotes y seis hermanos. Eran “doce”, como los apóstoles.

Los elegidos para esta heroica misión eran los sacerdotes Atanasio Jáuregui (Superior del equipo), Arsenio Sainz, Andrés Asenjo, Hipólito Balaustegui, Tomás Pestana, Eleuterio Fernández, y los hermanos Felicísimo Menica, Marcelino Salinas, Bernabé Guridi, Silverio Barrena, Jeremías Ugarte y Domingo Menica.

El destino y el campo de acción de nuestros misioneros sería el departamento de San Martín, en la Selva peruana, cuya situación social y religiosa era en ese tiempo desoladora, por el abandono en que se encontraban los pueblos y comunidades; como por el extenso territorio de la Diócesis de Chachapoyas, para cuya atención pastoral escaseaban sacerdotes y agentes pastorales.

La aventura misionera comenzaría con el largo recorrido por la costa y sierra del Perú, a pie y a lomo de caballo, pasando por Cajamarca, Chachapoyas y Moyobamba, hasta llegar a la Amazonía, a la ciudad de Tarapoto, el 17 de mayo de 1913. Por este motivo, la apertura del Centenario Pasionista será intencionalmente en la ciudad de Tarapoto, el 19 de mayo de 2013 y el siguiente domingo, 26 de mayo, en Lima, en el distrito de San Isidro, donde se fundó en 1931 el primer convento Pasionista.

Los eventos principales están programados de mayo del presente año a mayo de 2014, que incluirán celebraciones litúrgicas, actos académicos “Simposio Pasionista”, Exposición Misionera de la obra Pasionista en la Amazonía Peruana. Con esta finalidad, venimos preparando una publicación monográfica: “Cien años de los Pasionistas en el Perú” y un documental (video) “Cien años de la presencia Pasionista en la Amazonía Peruana”

En los planes de Dios, los Pasionistas estábamos destinados a ser, sobre todo, misioneros amazónicos ya que nos plantamos en la selva, muchos años antes de fundar en Lima. Este fue un gran reto, dado que en esos tiempos no había ni carreteras de acceso de la costa a la selva y mucho menos, transporte aéreo.

2.        ¿Qué balance hace la congregación tras este centenario de presencia, particularmente en la amazonía peruana?

No me es fácil responder puntualmente a este planteamiento, ya que todavía estamos preparando esta memoria del centenario de los Pasionistas en el Perú. Puedo sin embargo, adelantar algunas apreciaciones.

Somos ante todo, como he insinuado anteriormente, misioneros de los pueblos de la selva, evangelizadores por vocación con nuestro peculiar carisma de religiosos Pasionistas. Esa evangelización ha significado un gran esfuerzo de llegar a los pueblos y comunidades que llevaban muchos años desprovistos de toda atención pastoral en esa inmensa región de la amazonía peruana, donde hemos tratado de implantar la Iglesia.

En ese empeño misionero hemos tenido una atención preferencial por los pueblos indígenas y nativos de la amazonía y un compromiso permanente por los más pobres y excluidos, promoviendo un desarrollo humano integral con gran respeto a las culturas, a la ecología y a la defensa de los derechos de los pueblos amazónicos.

La Congregación Pasionista ha tenido a su cargo simultáneamente dos territorios eclesiásticos: el Vicariato Apostólico de Yurimaguas en el Departamento de Loreto y la Prelatura de Moyobamba en el Departamento de San Martín con una extensión territorial de casi cien mil kilómetros. El Vicariato de Yurimaguas fue creado el año 1921, como Prefectura Apostólica y la Prelatura de Moyobamba el año 1948.

Cuando me refiero a la presencia pasionista en la Amazonía comprendemos ambas jurisdicciones eclesiásticas advirtiendo que en la actualidad desde el año 2007, la Prelatura de Moyobamba ha sido confiada por la Santa Sede a la Arquidiócesis de Toledo, donde siguen todavía sirviendo algunos de nuestros misioneros pasionistas.

Queremos destacar, especialmente dos campos prioritarios en nuestros programas pastorales: la educación y la salud.

El aporte en el campo de la educación ha sido realmente significativo creando escuelas y colegios que inicialmente eran escuelas misionales que luego pasarían a ser escuelas oficiales del Estado.

Hemos promovido también Institutos Superiores de Educación en convenio con el Estado, para la formación del magisterio, con una atención preferencial a los pueblos nativos de nuestra amazonía mediante escuelas bilingües.

En las diferentes épocas del Vicarito de Yurimaguas, donde he servido como Obispo durante diecisiete años, se  procuró siempre una gran atención al área de salud,  como lo demuestra el  Hospital Santa Gema de Yurimaguas construido por Mons. Atanasio Jáuregui y luego ampliado por Mons. Elías Olazar, mis predecesores.
           
Surgiría luego en el campo sanitario la Lancha Santa Gema convertida en un pequeño hospital de salud atendido por Misioneros Pasionistas y especialmente por religiosas de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón. Más tarde la lancha Santa Gema sería reemplazada por la Lancha Unión atendida con gran espíritu de sacrificio por la Hna. Sagrario Sanz de la Compañía Misionera quien ha entregado más de 40 años de servicio como enfermera especialmente en la zona del Río Marañón.

Agregaría como otro aporte importante la instalación de ladrilleras, aserraderos y carpinterías, que han servido para capacitar a muchos jóvenes que han pasado por estos centros.

En años más recientes (1974) se creó en Yurimaguas un Centro de Capacitación Laboral, con especialidad en carpintería y ebanistería, donde se ha capacitado a más de 200 jóvenes, tanto rivereños como nativos de la Provincia del Alto Amazonas.

El Hno. José Odriozola, pasionista, fue el gran maestro y artífice de esta notable escuela laboral aportando sus conocimientos y habilidades en el ramo de la carpintería. A él deben su capacitación profesional muchos carpinteros de Alto Amazonas. En ese proyecto estuvo siempre bien secundado por otros profesores locales competentes con los que el Hno. José consolidó un equipo bien integrado y responsable.

3.        En estos 100 años, ¿Cuál diría usted que ha sido el momento o los momentos más importantes que han marcado la presencia de la congregación en nuestro país?

En la primera etapa, señalaría la aventura heroica que supuso para los doce misioneros pasionistas procedentes de España, plantarse en el corazón de la Selva Peruana, aislados y sin comunicación con el mundo exterior, como lo reconocía Mons. Lissón: “No creo que en las misiones de otras partes sufran los misioneros más privaciones que las que aquí han soportado los Pasionistas”.

Dos acontecimientos que significaron una exigente prueba para los misioneros pasionistas fueron: la inesperada salida del principal responsable del equipo misionero (1917), P. Atanasio Jáuregui, llamado a la Curia Provincial de Bilbao, posteriormente elegido Superior Provincial y el traslado del Obispo de Chachapoyas Mons. Emilio Lissón, nombrado Arzobispo de Lima el mismo año.

En los designios de Dios, todo ello fue compensado por la creación de la Prefectura Apostólica de San Gabriel del Marañón, (Departamento de Loreto) con sede en Yurimaguas, el año 1921 y el nombramiento de Mons. Atanasio Jáuregui, como Prefecto Apostólico, quien sería al mismo tiempo, el Superior Religioso, tanto de los misioneros de la Prefectura, como los misioneros pasionistas residentes en el Departamento de San Martín, que eclesiásticamente seguirían dependientes del Obispado de Chachapoyas.

La Prefectura Apostólica de Yurimaguas fue el primer territorio de misión encargado a la Congregación Pasionista en el mundo. El año 1936, la Santa Sede elevaría esta misión a Vicariato Apostólico nombrando a Mons. Jáuregui como su primer Obispo.

Posteriormente, el año 1948, la Santa Sede creó la Prelatura de Moyobamba en la Región San Martín y designando a Mons. Martín Elorza como su primer Prelado el año 1949 y consagrado Obispo en 1954.

4.        Usted está ocupándose de realizar las memorias de estos años, ¿Qué le impacta?, ¿Qué le asombra o sorprende de los primeros pasionistas llegados a tierras peruanas?

Desde mi propia experiencia de servicio misionero en la Selva, me impacta el valor y el heroísmo de los primeros misioneros pasionistas, desprovistos de todo, incursionando en la selva, expuestos a todas las enfermedades propias de esa región tropical, caminando por las trochas, o navegando por los caudalosos ríos, donde cuatro de ellos murieron ahogados.

Aún en tiempos más recientes carecíamos de sistemas de comunicación y recurríamos a radiofonía de frecuencia fija, a falta de los servicios de telefonía.

Recuerdo con especial cariño las visitas que nos hacían los misioneros procedentes del Perú en nuestro seminario menor de Gaviria, despertando en nosotros adolescentes, aspirantes a la Congregación Pasionista, la ilusión misionera, al tiempo que íbamos conociendo algo de Perú cuando nos hablaban de Yurimaguas, Tarapoto, Moyobamba, Lagunas… o los ríos Marañón, Huallaga, Pastaza o Paranapura.

De esta manera, nos resultaba familiar el lejano Perú al que llegaríamos en épocas diferentes cientos de Pasionistas con la ilusión de seguir las huellas de los que nos precedieron con su generosa entrega a la causa del Evangelio y del Perú, que consideramos como nuestra segunda patria a la que hemos servido también con ilusión y sacrificio.

5.        La Amazonía peruana es una tierra muy peculiar. En su opinión, ¿Qué lecciones le ha dejado este territorio, su gente… a su Congregación?

Cuando nos referimos a la Amazonía Peruana estamos hablando de la mitad del territorio del Perú y de la reserva natural y ecológica importantísima para el Perú y para el mundo. Tenemos que cuidarla y respetarla, como han sabido hacerlo nuestros hermanos nativos de los pueblos amazónicos, a los que tenemos que acompañar en sus justos derechos humanos, sociales y culturales.

Los misioneros venidos de otras tierras hemos aprendido mucho de nuestros hermanos nativos que han encontrado en nosotros sus más cercanos amigos y hermanos, portadores de la Buena Noticia del Evangelio que venimos a anunciar en nombre de Jesucristo.

6.        ¿Qué proyectos concentran hoy los esfuerzos de la familia pasionista en el Perú?

Como ha ocurrido en la historia de las misiones en la Amazonía Peruana, hemos sido los religiosos de diferentes órdenes y congregaciones los responsables y animadores de la evangelización de los hermanos de la Selva.

Pero los misioneros veníamos, casi todos de España y nosotros los Pasionistas del País Vasco en su mayoría. Esto ha significado una gran movilización misionera hacia el Perú y hemos podido cumplir con el encargo que nos diera la Santa Sede, gracias a las numerosas vocaciones que surgían en nuestra tierra de origen. Ante la dolorosa baja de las vocaciones en los países que aportaban misioneros, tenemos hoy un grave reto las congregaciones misioneras.

Refiriéndome a mi propia Congregación Pasionista, tenemos una cierta compensación con el crecimiento de las vocaciones nativas peruanas para la vida consagrada, aunque no puedan cubrir todas las vacancias que hemos ido dejando en los últimos 25 años. Paralelamente, han ido surgiendo y madurando, las vocaciones para el clero diocesano en nuestras iglesias de la Prelatura de Moyobamba y del Vicariato Apostólico de Yurimaguas.

Este proceso ha sido generalmente lento y trabajoso, pero hoy miramos con más esperanza el futuro de la Iglesia en el Perú.

Actualmente, me he integrado a la comunidad pasionista de la Virgen del Pilar de San Isidro, que es la Casa Madre de los Pasionistas en el Perú, a la que llegué el año 1960. En esta comunidad compartimos el carisma pasionista religiosos avanzados en años, algunos en una edad intermedia y jóvenes peruanos profesos estudiantes de teología. Esta configuración de nuestra comunidad expresa de alguna manera, el camino iniciado, con bastante retraso sin duda, en la promoción de vocaciones locales que irán asumiendo y encarnando en la realidad peruana el carisma de San Pablo de la Cruz.

Agregado:

Quiero recordar con especial gratitud, la fundación del primer monasterio de vida contemplativa en la Selva Peruana. El año 1982, llegaban a Yurimaguas a invitación mía las Madres Carmelitas Descalzas, con las que construimos el Monasterio de San José, a las que yo llamaba “la fuerza oculta de la misión”.


El Señor me ha concedido esta misma gracia como Obispo del Callao, al fundar el Monasterio de Carmelitas Descalzas procedentes del Monasterio de Yurimaguas. Ambos monasterios siguen teniendo numerosas vocaciones e incluso, algunas de nuestras religiosas han pasado a reforzar comunidades de Carmelitas Descalzas en España.


Centro Vasco Euzko Etxea Arantzazu de Lima
Archivo Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima
Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Perú

LA TERCERA

LA TERCERA

“Por eso invoco la bendición de Dios para que sigan ese camino de amor a Dios y al prójimo, invoco a María hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo, bajo la advocación de la Virgen del Pilar que nos preside, bajo la advocación de la Virgen de Arantzazu, en Oñati, que todos ellos la conocen muy bien, de nuestra Señora de Begoña, en Bilbao, que ella los bendiga los acompañe en este maravilloso jubileo de cien años de presencia en el Perú, gracias Padres Pasionistas gracias por su presencia y por su ejemplo al servicio de la Iglesia en el Perú. Así sea.”. S.E. Card. Juan Luis Cipriani Thorne. Arzobispo de Lima y Primado del Perú. Homilía Centenario Pasionista (1913-2013).

LA TERCERA

“Por esto, en estos cien años, con razón se sienten orgullosos, agradecidos porque el Espíritu Santo ha obrado muchos milagros en este siglo y también cómo no  decirles, caminen en la esperanza, esta herencia tiene que tener continuidad y para eso las vocaciones misioneras. Que no le pierdan los jóvenes el sabor a la misión a la caminata alejada, a las noches de frio y ríos, al contacto cercano y cariñoso con tanta gente sencilla.”. S.E. Card. Juan Luis Cipriani Thorne. Arzobispo de Lima y Primado del Perú. Homilía Centenario Pasionista (1913-2013).

LA TERCERA

“Hermanos, en los comienzos de estos cien años no había mucha organización, pero había una fe y un espíritu misionero que atravesaba montañas, aquel espíritu que tal vez nuestros abuelos en una tarea difícil, de trabajo diario nos dejaron por herencia, por eso al contemplar este teplo y al contemplarlos a muchos ustedes me viene el recuerdo de sus padres, de sus abuelos, de mi niñez y de mi juventud, y no puedo decir, que no hay una gran añoranza. Qué tiempos aquellos, no es una nostalgia sentimental que aprovecha del momento, no, es la verificación que esa generación tenía más peso, la fe era más sencilla, pero de verdad y eso es lo que animó a ese grupo de jóvenes vascos, porque les gusta recordar que son vascos, orgullo, ese grupo de jóvenes de vascos, vinieron a la Selva y trajeron junto con esa fe maravillosa, esos valores cristianos y con esos valores cristianos, respetando a esas culturas que hoy queremos reconocer de una manera tan idílica, pero no real, no eran sujetos de investigación, eran seres humanos a evangelizar y así lo hicieron, sin ideologías ni problemas, caminando, pasando trochas, ríos y enfermedades y el Señor por ello, ha bendecido con la santidad que es el gran regalo de Dios a todos esos hermanos nuestros que fueron la semilla del trabajo Pasionista”. S.E. Card. Juan Luis Cipriani Thorne. Arzobispo de Lima y Primado del Perú. Homilía Centenario Pasionista (1913-2013).

jueves, 25 de julio de 2013

LA TERCERA

Parroquia Virgen del Pilar
San Isidro, 26 de mayo de 2013


Misa de Apertura del Centenario Pasionista
(1913-2013)

Homilía

S.E. Card. Juan Luis Cipriani Thorne
Arzobispo de Lima y Primado del Perú


Muy queridos hermanos Obispos, que hoy me acompañan en esta celebración eucarística, saludos para el Superior Regional de los Pasionistas Javier Areitio, al Párroco Francisco Javier Salazar, a los señores alcaldes de San Isidro y de La Molina, al señor Embajador de España, a los señores Congresistas y a todos, que somos parte de esta familia que hoy celebran los cien años de la presencia Pasionista en el Perú.

Con mucha alegría, en esta Solemnidad de la Santísima Trinidad, Dios Padre, Dios hijo y Dios Espíritu Santo, un gran misterio que nos ha sido revelado por Jesucristo, que nos ha sido explicado por el Espíritu Santo. En este ambiente de una fiesta tan grande para la Iglesia, hoy queremos recordar de una manera breve la labor de los Padres Pasionistas.

Precisamente ser sacerdotes, ser religiosos, iniciaron con una fe firme y decidida la misión de llevar el Evangelio a los pueblos más alejados de nuestra tierra.

Hermanos, en los comienzos de estos cien años no había mucha organización, pero había una fe y un espíritu misionero que atravesaba montañas, aquel espíritu que tal vez nuestros abuelos en una tarea difícil, de trabajo diario nos dejaron por herencia, por eso al contemplar este teplo y al contemplarlos a muchos ustedes me viene el recuerdo de sus padres, de sus abuelos, de mi niñez y de mi juventud, y no puedo decir, que no hay una gran añoranza. Qué tiempos aquellos, no es una nostalgia sentimental que aprovecha del momento, no, es la verificación que esa generación tenía más peso, la fe era más sencilla, pero de verdad y eso es lo que animó a ese grupo de jóvenes vascos, por que les gusta recordar que son vascos, orgullo, ese grupo de jóvenes de vascos, vinieron a la Selva y trajeron junto con esa fe maravillosa, esos valores cristianos y con esos valores cristianos, respetando a esas culturas que hoy queremos reconocer de una manera tan idílica, pero no real, no eran sujetos de investigación, eran seres humanos a evangelizar y así lo hicieron, sin ideologías ni problemas, caminando, pasando trochas, ríos y enfermedades y el Señor por ello, ha bendecido con la santidad que es el gran regalo de Dios a todos esos hermanos nuestros que fueron la semilla del trabajo Pasionista.

No olvidemos que en el centro de este carisma está la Cruz, y la Cruz que es Amor, la Cruz es amor. En la medida en que aprendemos ese lenguaje del dolor, la vida es mucho más serena. Mientras el dolor sea un problema, la vida es muy complicada. La vida frente a la Cruz es el centro del alma para iluminar, para perdonar, para serenar, para llevarnos a la alegría, este es el centro del mensaje de los Padres Pasionistas.

Por esto, en estos cien años, con razón se sienten orgullosos, agradecidos porque el Espíritu Santo ha obrado muchos milagros en este siglo y también cómo no  decirles, caminen en la esperanza, esta herencia tiene que tener continuidad y para eso las vocaciones misioneras. Que no le pierdan los jóvenes el sabor a la misión a la caminata alejada, a las noches de frio y ríos, al contacto cercano y cariñoso con tanta gente sencilla.

Hoy el Papa usa mucho de la palabra periferia, algunos quieren convertirlo en ideología, el Papa habla de la periferia refiriéndose a que hay que salir de la comodidad, de la instalación, hay que ir a ver a los enfermos, a ver a los pobres, a ver a los jóvenes, a ver a los niños, no como una diferencia de clases, no, salir de eso que dice él autoreferencia ser más a los demás, es muy sencillo el mensaje. Pues esto es el misionero.

Nos dice la sagrada Escritura en el libro de los Proverbios, que una delicia para Dios estar con los hijos de los hombres, yo pienso que ahí está el núcleo de la misión del misionero, es un gozo cuando uno se acerca y puede compartir con esa gente sencilla y alejada, a veces parecería que al Señor lo ponemos muy lejos, recordemos que está a nuestro lado siempre y está como un Padre amoroso, ayudándonos, guiándonos, bendiciéndonos, perdonándonos.
Esa experiencia de ese Dios Uno y Trino es en definitiva la experiencia del amor de Dios, San Agustín  decía, ved la Trinidad y vez el amor, ahí está el desafío del tiempo actual, más amor, más trato humano, que fácil es decir buenos días, que alegría encontrar a un hombre y a una mujer por las calles y saludarle como antaño, no había tanto twitter pero había calor, no me llegaba un twitter, un saludo, un pasar la calle, un darse un abrazo, el barrio, pues esto en el misionero no cambia, este contacto personal es fundamental para que Dios pueda actuar en las almas.

Por eso queridos hermanos, con la alegría de celebrar estos cien años, agradeciendo el que me hayan podido invitar a presidir esta eucaristía, conozco por los menos en los últimos cincuenta o sesenta años el empeño de la Congregación Pasionista en el Perú y también de modo especial en Lima.

Permanezcan queridos hermanos Pasionistas fieles a esta herencia que han construido a lo largo de este siglo, muchas familias, muchas de mis abuelos podemos decir abuelos, hijos y nietos y bisnietos han crecido y se han formado a la sombra de la santidad, amistad, atención espiritual, que han impulsado ustedes en las diversas parroquias y diversas misiones.

Permítanme brevísimos recuerdos. En mi época de colegial venía con frecuencia a la misa de las 9 de la mañana y tengo todavía con ustedes el recuerdo vivo, ardoroso, entusiasmático del P. Constancio Bollar, no lo hagamos un héroe, era un hombre bueno, fiel, misionero, trabajador, coherente, piadoso, lo que hoy diríamos un santo, pero él no se sentía santo, pero transmitía un deseo de mejorar o cambiar.

Como no recordar esos confesionarios que siguen siendo habitualmente atendidos cuando de muchachos veníamos a algunas de estas colas, había colas en todos, encontrábamos siempre a alguien que nos atendieran, como ahora. Pasó el tiempo y conocí poco, pero con profundidad, a Mons. Venancio Orbe. Y también, aquí, ya en la Virgen del Pilar, al joven sacerdote no sé si era Juan Kruz pero hoy Miguel Irizar, porque los cambios de nombres me complican, es Miguel Irizar, no sé como era antes, pero era así, hablaba más todavía, cantaba y canta muy bien y la verdad San Isidro entero conocía de sus correrías. Después vino José Luis Astigarraga y pronto se lo llevaron a la Selva.

Y así han ido pasando todos hasta estar hoy Francisco Javier, no me quiero extender mucho, recuerdo como no, en esas misas tempraneras a Víctor Andrés Belaúnde, tu Padre, no voy a decir lo que todos decían, no lo voy a decir, pero decíamos “tiene debajo el pijama”, porque venía tempranísimo a rezar y a oír misa, era un ejemplo. Cuando Víctor Andrés estaba en su profundidad, verlo, era ya un catecismo porque, que meditación, que profundidad porque con qué sencillez llegaba y se iba, así también recuerdo, porque son cosas que quedan grabadas en el alma y eso digo a los papás y abuelos, detalles pequeños que uno ha visto de chico se quedan para siempre, si son buenos te ayudan mucho, si son malos te hacen mucho daño.

Yo recuerdo aquel buen sacerdote alto, fuerte, que aquí había un órgano en esa zona y entraba; su apellido es vasco irrepetible porque era muy largo. Tenía un carácter más o menos, era un poco impaciente cuando quien le decía lo que tenía que tocar lo interrumpía, pero cómo tocaba, que bien tocaba el órgano, cómo nos ayudaba a rezar. El P. Clemente Sobrado, horas y hora de confesionario por ahí andará, pero todo ello –no quiero, me da un poco de vergüenza señalar nombres- porque es la acción de Dios, es la Congregación Pasionista. Por eso, cuando uno tiene ese agradecimiento creo yo, que muchos dirán lo mismo y con humildad ellos son consientes que Dios ha hecho maravillas con su fidelidad.

Por eso invoco la bendición de Dios para que sigan ese camino de amor a Dios y al prójimo, invoco a María hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo, bajo la advocación de la Virgen del Pilar que nos preside, bajo la advocación de la Virgen de Arantzazu, en Oñati, que todos ellos la conocen muy bien, de nuestra Señora de Begoña, en Bilbao, que ella los bendiga los acompañe en este maravilloso jubileo de cien años de presencia en el Perú, gracias Padres Pasionistas gracias por su presencia y por su ejemplo al servicio de la Iglesia en el Perú.    

Así sea.


Centro Vasco Euzko Etxea Arantzazu de Lima
Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima
Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de Perú


martes, 18 de junio de 2013

FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA

Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Perú 

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