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DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA
FRANCISCO IGARTUA CON DORIS GIBSON, PIEZA CLAVE EN LA FUNDACION DE OIGA, EN 1950 CONFUNDARIAN CARETAS.

«También la providencia fue bondadosa conmigo, al haberme permitido -poniendo a parte estos años que acabo de relatar- escribir siempre en periódicos de mi propiedad, sin atadura alguna, tomando los riesgos y las decisiones dictadas por mi conciencia en el tono en que se me iba la pluma, no siempre dentro de la mesura que tanto gusta a la gente limeña. Fundé Caretas y Oiga, aunque ésta tuvo un primer nacimiento en noviembre de 1948, ocasión en la que también conté con la ayuda decisiva de Doris Gibson, mi socia, mi colaboradora, mi compañera, mi sostén en Caretas, que apareció el año 50. Pero éste es asunto que he tocado ampliamente en un ensayo sobre la prensa revisteril que publiqué años atrás y que, quién sabe, reaparezca en esta edición con algunas enmiendas y añadiduras». FRANCISCO IGARTUA - «ANDANZAS DE UN PERIODISTA MÁS DE 50 AÑOS DE LUCHA EN EL PERÚ - OIGA 9 DE NOVIEMBRE DE 1992»

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«Cierra Oiga para no prostituir sus banderas, o sea sus ideales que fueron y son de los peruanos amantes de las libertades cívicas, de la democracia y de la tolerancia, aunque seamos intolerantes contra la corrupción, con el juego sucio de los gobernantes y de sus autoridades. El pecado de la revista, su pecado mayor, fue quien sabe ser intransigente con su verdad» FRANCISCO IGARTUA – «ADIÓS CON LA SATISFACCIÓN DE NO HABER CLAUDICADO», EDITORIAL «ADIÓS AMIGOS Y ENEMIGOS», OIGA 5 DE SEPTIEMBRE DE 1995

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.» FRANCISCO IGARTUA - TEXTO SOMETIDO A LA APROBACION DE LA ASAMBLEA Y QUE FUE APROBADO POR UNANIMIDAD - VITORIA-GASTEIZ, 27 DE OCTUBRE DE 1999.

«Muchos más ejemplos del particularismo vasco, de la identidad euskaldun, se pueden extraer de la lectura de estos ajados documentos americanos, pero el espacio, tirano del periodismo, me obliga a concluir y lo hago con un reclamo cara al futuro. Identidad significa afirmación de lo propio y no agresión a la otredad, afirmación actualizada-repito actualizada- de tradiciones que enriquecen la salud de los pueblos y naciones y las pluralidades del ser humano. No se hace patria odiando a los otros, cerrándonos, sino integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad del ser vasco. Por ejemplo, asumiendo como propio -porque lo es- el pensamiento de las grandes personalidades vascas, incluido el de los que han sido reacios al Bizcaitarrismo como es el caso de Unamuno, Baroja, Maeztu, figuras universales y profundamente vascas, tanto que don Miguel se preciaba de serlo afirmando «y yo lo soy puro, por los dieciséis costados». Lo decía con el mismo espíritu con el que los vascos en 1612, comenzaban a reunirse en Euskaletxeak aquí en América» - FRANCISCO IGARTUA - AMERICA Y LAS EUSKALETXEAK - EUSKONEWS & MEDIA 72.ZBK 24-31 DE MARZO 2000

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lunes, 11 de marzo de 2013



Redacción, Vitoria | 11 Marzo 2013 - 12:04 h.
La secretaria general de Acción Exterior del Gobierno vasco, Marian Elorza, ha informado la pasada semana de que el Ejecutivo autonómico mantendrá su red de delegaciones vascas en el exterior pero se ha comprometido a “reducir su estructura de gastos” ante el “complicado” escenario presupuestario del Gobierno.

“Consideramos que son una herramienta necesaria para poner en marcha la Acción Exterior, una de las palancas que nos va a permitir salir de la crisis y volver a recuperar el bienestar que hemos perdido en estos últimos tiempos”, insistió.

Elorza compareció ante la Comisión de Asuntos Europeos y de Acción Exterior del Parlamento vasco, a petición del PP, para informar sobre los objetivos de la Secretaría General de Acción Exterior en la actual legislatura.

En su intervención, la secretaria general de Acción Exterior defendió que “el futuro de cualquier sociedad se construye en un escenario global”, por lo que “no se puede hacer dando la espalda al mundo” y subrayó que la internacionalización de Euskadi es “objetivo preferente” del Ejecutivo vasco.

“En este escenario global, la Acción Exterior se ha convertido en una prolongación del ejercicio de las competencias atribuidas por el Estatuto de Gernika a las instituciones vascas”, insistió.

Respecto a las delegaciones vascas en el exterior, Elorza afirmó que son “imprescindibles” y “necesarias” para poner en marcha la estrategia de su Secretaría y desarrollarla, ya que conocen perfectamente el país donde tiene la sede y mantienen una amplia red de relaciones, todo ello al servicio de los proyectos relacionados con las universidades, las empresas, la cultura o la cooperación. “Las delegaciones tienen una función importante en la relación con las colectividades y casas vascas”, indicó.

Sin embargo, explicó que la línea de trabajo del Gobierno se basará en “adecuarse” a la red de delegaciones, de forma que en los países donde exista una delegación vasca, se unirán todos los servicios que oferta la Administración, agrupando los niveles empresariales, institucional, educación, cultura, entre otros. “Nuestro objetivo estratégico es funcionar como una red integrada de todos los elementos que tenemos en el exterior y ponerlos al servicio de una única estrategia”, insistió.

Tras recordar que la red en el exterior está integrada por delegaciones, oficinas sectoriales,  anunció que su compromiso se basará en “reducir la estructura de gastos, manteniendo la red de delegaciones pero adecuándola a la configuración geográfica”. De esta forma, el Gobierno tendrá delegaciones en EE UU; México; Chile, Perú y Colombia; Argentina y Mercosur; en la Unión Europea y una sexta en Madrid.

Elorza admitió que no descartan cambiar la ubicación de alguna de las delegaciones actuales y reiteró que el objetivo es “adecuarse mejor a las demandas y necesidades”.

Además, recordó la proposición no de ley presentada por UPyD y que se debatirá próximamente solicitando el cierre de las delegaciones vascas en el Exterior, para insistir en que el Ejecutivo apuesta por mantenerlas”, a pesar de ser conscientes de que se encuentran en un momento presupuestario “complicado”.

“Consideramos que son una herramienta necesaria para poner en marcha la Acción Exterior, una de las palancas que nos va a permitir salir del a crisis y volver a recuperar el bienestar que hemos perdido en estos últimos tiempos”, señaló.

También insistió en que esta apuesta por mantener las delegaciones no quiere decir que sean “islas”, sino que realizarán una acción exterior “concertada, no sólo con el sector privado, sino también con el sector público”, punto en el que hizo referencia a la Administración General del Estado.

En este sentido, defendió que la jurisprudencia del Tribunal Constitucional (TC) defiende el derecho de las comunidades autónomas a realizar determinadas actividades, no sólo fuera de su territorio sino también fuera de los límites de España.

“La Acción Exterior de nuestro gobierno es, por tanto, legítima y una herramienta necesaria, hoy más que nunca”, indicó, antes de avanzar que el Gobierno vasco la utilizará “al máximo”.

Respecto a las colectividades vascas, ve necesario avanzar y contribuir a su fortalecimiento, así como el de los centros vascos Euskal Etxeak, favoreciendo su cohesión interna y eficacia de sus acciones asociativas, para lo que ve necesario atraer a los jóvenes hacia ellas porque son el relevo generacional que podrá liderarlas en el futuro.

Además, apostó por identificar las necesidades de las nuevas realidades migratorias para dar respuesta a toda la comunidad vasca en el exterior, a través de la ampliación de la red de federaciones de Euskal Etxeak existente.

Fuente:
XUNTA DE GALICIA
PREDIDENCIA
Secretaria Xeral de Emigración 

Canta Claro
Por FRANCISCO IGARTUA
Es verdad aunque usted no lo crea:
ALGUIEN PROTEGE A FUJIMORI

Me habría gustado ocuparme esta semana del implacable debate entre populistas y neoliberales (o liberales a secas como ellos gustan ser identificados). Un debate donde los unos y los otros se refutan e injurian no refiriéndose a la tesis contraria sino a la caricatura que cada bando se hace de la tesis contraria. Los populistas (que afirman ya no ser populistas) despellejan a sus adversarios acusándolos de estar sometidos a los intereses de las transnacionales y del Fondo Monetario, señalado como un empecinado cobrador de la deuda externa; mientras que los liberales (que califican de buenas las primeras etapas de Fujimori y Menem) llegan a extremos de risible fanatismo por boca del presidente de la Confiep, quien encuentra que estamos mejor que Argentina porque, entre otras razones, también pueriles, "nuestro nivel de inflación es bajo; ¡incluso menor que el de Estados Unidos!" (la exclamación es mía). ¿O sea que, cuando nadie tenga un centavo para comprar y no exista un solo vendedor por falta de clientes, habremos derrotado a la economía norteamericana?

Semejantes alucinaciones hacen que legos en la materia, como yo, nos sintamos con ánimo de entrometernos en el debate reclamando a las dos banderías que tomen lecciones del impactante recuento de Patricia Castro sobre su experiencia en Afganistán, crónica magnífica, merecedora (si lo hubiera) del premio nacional de periodismo, resumida en un punzante consejo, referido al horror de la guerra: "seamos capaces de escuchar e intentar ver desde los ojos del otro".

Pero como ignoro las sabiondas interioridades de la ciencia económica (aunque sé que no es exacta ya que, si lo fuera, jamás habría habido crisis económicas en el mundo o éstas serían o habrían sido obra de la maldad del diablo); y como tampoco podría sustentar la tesis de que a esa incierta ciencia le es imposible procrear certezas, me escapo del tema y voy a lo mío, a la política, asunto también incierto, a pesar de los esfuerzos hechos desde los tiempos de Machiavello para darle exactitudes.

Insistiré una vez más en una cuestión sobre la que vengo trillando desde hace tiempo, aunque inútilmente, pues nadie me hace caso a pesar de lo meridiano de mis razones y de las pruebas contundentes que cito. Ni el procurador de la república, ni la fiscal de la nación, ni autoridad alguna (he acudido a varias) se dan por enterados de mi insistente pregunta: ¿quién, muy poderoso, protege al prófugo Fujimori?

El pedido de ascensos para el grupo Colina es anterior a La Cantura y Barrios Altos.
Y no se diga que el tema ha perdido actualidad, pues todas las semanas la prensa insiste, con mayor o menor énfasis, en que Japón tendrá que extraditar al ex mandatario porque ya se le formalizó o se le está formalizando la acusación por delitos de lesa humanidad, circunscribiéndola eso sí a los casos de La Cantuta y Barrios Altos. Lo que es una farsa, un engañabobos, porque nuestras autoridades saben muy bien que la prueba principal que se menciona (el pedido de Alberto Fujimori para que sean ascendidos los criminales) no es vinculante con ninguno de esos dos casos. El pedido de ascensos fue anterior a La Cantuta y Barrios Altos.

¿Fujimori sería por lo tanto inocente? No; al contrario. Si se va al fondo del asunto, el delito de lesa humanidad del prófugo ex presidente es inmensamente mayor, porque esos dos hechos criminales si son vinculantes con todas las atrocidades cometidas a fines del año 90 y principios del 91, de las que el propio Fujimori se acusa, con su firma, en tres documentos (tres y no sólo uno) pidiendo primero y luego exigiendo y ordenando en su calidad de Jefe Supremo de la Fuerza Armada el ascenso del grupo Colina (del grupo completo) por "los servicios prestados en las universidades del país", según reza la "Hoja de análisis" del Ejército, firmada por el general Alfonso Robledo del Águila y emitida al día siguiente del tercer memorándum firmado por Fujimori el 30 de julio del 91, en el que no pide sino ordena los ascensos y hace referencia al memorándum anterior, del 25 de junio, el que, al parecer, no fue atendido por un comando que se resistía a la mafia.

¿Y qué había ocurrido a fines del 90 y principios del 91 en las universidades del país, en el frente al que correspondían las acciones del grupo premiado, según está escrito en el "Análisis", que firma el general Robledo?

En ese lapso se habían hallado cadáveres de estudiantes con signos de tortura en diversos lugares, principalmente en Huancayo, donde la Fiscalía había denunciado la desaparición de 61 estudiantes de la Universidad del Centro.

Aquí sí se cierra el círculo, haciendo vinculantes todos los asesinatos y torturas de antes y después del "mandato" de Fujimori para premiar por "trabajos especiales de inteligencia" a los siguientes oficiales: Fernando Rodríguez (general considerado jefe del grupo Colina), general Roberto Páucar (hermano del amigo escolar de Fujimori, _quien presidió Teléfonos del Perú y fue luego director de Telefónica), general Luis Cubas (el cuñado de Montesinos) y el coronel Roberto Huamán Ezcurra (los ojos y oídos del régimen fujimorista). Completan la lista los tres esbirros principales del grupo: Martin Rivas, Pichilingue y Robles.

¿No sabía lo que firmaba el prófugo Fujimori, no una vez sino tres veces (25 de junio, 9 de julio y 30 de julio de 1991), pidiendo primero y luego ordenando los ascensos de la camarilla que organizó y protagonizó el horror sangriento del decenio fujimorista?

Los crímenes de Huancayo si hacen vinculante el pedido de ascensos con todo el horror del decenio, del 90 al 2000.
 ¿Por qué hasta hoy esconden, callan y eluden tocar estos hechos los jueces, fiscales y procuradores encargados de acusar a Alberto Kenya Fujimori, el cabecilla de la banda? ¿Por qué engañan a sabiendas de que sus acusaciones contra el ex mandatario, hasta hoy, no serán tomadas en serio por ningún tribunal internacional y menos por la justicia japonesa, obligada a defender al nuevo súbdito de su majestad Akihito? ¿Por qué no se ha llamado a declarar al general Robledo del Águila, firmante de la "Recomendación N° 003 CP-JA-PE 1b", donde se hace el análisis de por qué el Ejército está obligado a cumplir el "mandato" de su jefe supremo?

Muchas otras preguntas podría añadir, pero quedarían reducidas a una larguísima letanía en busca de una respuesta que extrañamente nadie me quiere dar. ¿Por qué? ¿Por qué se llenan a diario los medios de difusión con declaraciones sobre la inminente extradicción de Fujimori, a sabiendas de que todo lo que dicen es una farsa?

Fuente:
EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Canta Claro
Por FRANCISCO IGARTUA
VERDAD Y RECONCILIACIÓN TEÑIDAS DE ROJO

Nadie en su sano juicio podría pedir (ni siquiera pensar) que la Comisión de la Verdad cancele sus actividades. Sin embargo, de esta premisa no se puede pasar al extremo de satanizar a la crítica o a los reparos que se le hagan a una comisión que, por lo pronto, se inicia aceptando sin rubor el título de Verdad, pues bien saben los religiosos integrantes de ella que hay soberbia en creer que la verdad está al alcance humano; posición que seguramente, desde otras perspectivas, comparten muchos otros comisionados. Cosa distinta es la búsqueda de la verdad o la aproximación a ella, algo muy impreciso como se ve en la famosa película Rashomón.

Valga este preámbulo para situar en sus verdaderos alcances a la comisión (que no por llevar el título copiado del extranjero pierde pretensión) y para aclarar el sentido de mi crítica a este organismo, crítica que vengo sosteniendo desde tiempo atrás y desde una posición lejana a cualquier tendencia partidaria.

Hace pocas semanas, en esta misma columna, decía que "yo no olvido el macabro espectáculo del desentierro de los cadáveres de Serpa Cartolini y los demás emerretistas que torturaron durante meses a varios centenares de secuestrados en la embajada del Japón". Y añadía un comentario que también repito: "El espeluznante desentierro se hacía para probar que varios de los secuestradores habían sido 'asesinados' por los militares que cometieron el 'crimen' de arriesgar sus vidas para liberar a los rehenes amenazados de muerte".

Mi alegato no era nuevo, pues ya antes me había unido al reclamo de que se ampliara la Comisión de la Verdad y se diera cabida en ella a algún representante de la Fuerza Armada, ya que se hacía evidente que las pesquisas para "reconciliar" al Perú se interesaban más en encontrar asesinos entre los militares que actuaron en combate (brutalmente porque la guerra es brutal) que en esclarecer los crímenes que cometieron tanto los militares como los terroristas.

En esa ocasión la racionalidad tuvo éxito y se amplió la comisión, dándole acertadamente cabida al general Luis Arias Grazziani, oficial sereno e inteligente, quien es de esperar logre explicar a los comisionados la diferencia entre "crimen" y "baja" en acción de combate.

Hoy insisto en lo mismo. No se puede hablar de "reconciliación" mientras se rebuscan los pelos de los cadáveres para hallar responsabilidad en los militares y, hasta ahora, no se remueve un papel para esclarecer los salvajes crímenes del terrorismo (que hasta hoy no cesan) en infinidad de pueblos perdidos en la Selva y Sierra. Y menos se hace para identificar a los terroristas que secuestraron cruelmente a muchos ciudadanos, matando sin piedad a los que no supieron o no pudieron negociar el rescate con los asesinos.

Se trata de una indagación indispensable, pero difícil de que sea imparcial con tan numerosos izquierdistas integrando la comisión. Lo que no es un reparo gratuito mío. El irreprochable rector de la Universidad Católica, cabeza de los comisionados, acaba de afirmar públicamente que "la izquierda peruana tiene que ser examinada" porque "en algún momento se equivocó seriamente al no te-ner una actitud de enérgica condena al terrorismo", admitiendo así que ella es parte en el tema a esclarecer. Pero el doctor Salomón Lerner no puede dar por zanjada la situación añadiendo que "eso lo he escuchado de boca' de ellos (Tapia, Degregori, Ames), lo cual indica una gran honestidad intelectual".

Ciertamente hay honestidad intelectual en esos señores al reconocer su culpa, pero no están calificados para investigar hechos de los que son cómplices, ya que esa izquierda no sólo calló. También alentó a la insurrección exhibiéndose en las plazas públicas con un fusil en alto, mientras soldados y policías eran victimados en emboscadas de Sendero y el MRTA.

Para dar una visión más clara de lo que planteo, voy a comparar mi comentario con un conflicto muy divulgado por la prensa internacional, o sea analizaré la relación de ETA, en España, con la izquierda del País Vasco. En este caso está clarísimo que Herribatasuna, la izquierda que calla frente a los asesinatos de ETA, no podría tener presencia significativa en una Comisión de la Verdad. Lo que no quiere decir que la izquierda vasca deba ser encarcelada por culpa de su silencio, sino que resultaría demencial su participación en el juzgamiento de hechos sangrientos que no condenó. Aquí, en el Perú, de acuerdo a la declaración del doctor Lerner, la izquierda fue parte, con su silencio, de la violencia que se investiga, por lo que se ve caricaturesco que tenga tanta voz y voto en una comisión que sí es juzgadora, pues opinar no es otra cosa que juzgar. (De lo que está impedida es de emitir fallo, coto cerrado de la Justicia).

¿Qué valor tiene, por ejemplo, dentro de la Comisión de la Verdad, la opinión del señor Tapia, quien en estos días está dedicado no a investigar con seriedad el reciente atentado frente a la embajada norteamericana, sino a hacer piruetas dialécticas para probar la inocencia de Sendero en el hecho?

No quiero decir con lo arriba escrito que la izquierda deba ser vetada para participar en la vida pública. Eso también sería demencial y desde ya me desmienten los varios ministros de esa cantera que están luciéndose en sus cargos por su sagacidad e inteligencia. Lo que he querido dejar sentado es que una Comisión de la Verdad y la Reconciliación no puede tener un sesgo comprometido con los hechos que deben ser juzgados. Y el sesgo es grande en este caso porque los señores Degregori, Ames y Tapia no están solos, tienen fuertes aliados en la comisión, entre ellos, los religiosos. No hay que olvidar que uno tuvo la hoz y el martillo en su anillo y otro fue calificado difusor de la Teología de la Liberación, teología que en un momento llegó al extremo de afirmar que las masas oprimidas tienen el mismo derecho que el que Aquino les concede a los que atentan contra la vida de un tirano.

¿Se sabotea a la Verdad y a la Reconciliación reclamando que no haya presencia significativa de comisionados vinculados de alguna manera a cualquiera de los bandos en entredicho?

Fuente:
EDITORIAL PERIODISTICA OIGA
Canta Claro
Por FRANCISCO IGARTUA
LA CONCERTACIÓN ESTÁ CAYENDO EN UN JUEGO DE ENGAÑOS

Al vigoroso grito de ¡abajo la impunidad! Un importante sector del gobierno se ha lanzado dizque a liquidar a la mafia de la corrupción. Y el hecho es de temer. No por el laudable propósito declarado ni por el grito, de fuerte contenido moral en estas épocas peruvianas en las que las intimidades de la trastienda política han quedado desnudas, más que al estilo griego al de los calatos que se duchan, o duchaban, en los chorrillos de los acantilados de la Costa Verde, sino porque ese grito es engañoso, sea porque algunos se engañan, conmocionados por las inmundicias reveladas en los vladivideos, y otros engañan con el grito y no explican por qué hasta hoy no se le hace una acusación extraditable a Alberto Fujimori, el capo mayor de la mafia. Y también hay quienes engañan porque a lo que aspiran no es a moralizar el país sino a que la toma de los canales de televisión sea en provecho propio, pues es fácil advertir que el riesgo del silenciamiento de los canales 4 y 5 no ha desaparecido. Con el doble significado de lo expresado por el presidente Toledo en Tumbes, ni siquiera es seguro que no se produzca la captura prepotente de esos medios, mientras sigue firme la amenaza de una leguleyada judicial para concretar la toma de una torta al parecer muy deseada por amigos del Mandatario.

En este asunto no está en discusión que los ampayados con las manos en la masa de dólares sean castigados con severidad extrema (la severidad de la ley se supone) y hasta intervenidas judicialmente sus empresas. Lo que los periodistas rechazamos en nombre de la libertad de expresión y en defensa del estado de derecho, basamento de la democracia, es que por medio de resoluciones ministeriales o argucias judiciales el gobierno saque del camino a medios de expresión que le son incómodos y a los que acusa de estar conspirando sin presentar una sola prueba del delito, pues complotar es un delito gravísimo. Los periodistas, puestos de lado y que muestran repugnancias por la trayectoria de muchos canales durante el fujimorato, vemos con preocupación este episodio, porque sórdidas experiencias pasadas nos han hecho entender que dar gusto al poder de turno es negar la esencia de este arte y oficio de informar y opinar con libertad.

Angustiados presenciamos como la concertación se va transformando en un baile de máscaras.

Se trata, dicen los asesores presidenciales que ven el tema, de que la televisión no informe "con falsedad". Y a la vez dan a entender que en el futuro las noticias serán "verdaderas", porque los canales anatematizados serán dados en licitación transparente a los que ganen con limpieza. ¡Otro cuento, otro engaño, pues desde ahora se puede apostar quiénes serán los favorecidos en esa licitación!

Como siempre, como ocurrió en 1974, los vicios e infinitas imperfecciones de la libertad de expresión volverán a servir de pretexto para justificar remedios que siempre han resultado y seguirán resultando peores que la enfermedad que se pretende curar.

Pero este juego de engaños engañadores y engañados (que no es el sutil y elevado juego de abalorios de los enclaustrados de Hernann Hesse), este turbio juego de trampas y mentiras también se está dando en otro terreno de vital importancia para el destino patrio; el de la necesaria concertación nacional en torno a la presidencia de Alejandro Toledo, el escogido por el pueblo para gobernarnos los cinco años de su mandato.

Hay que llevar mucha ponzoña en el alma para no admitir que los líderes políticos del momento son conscientes de la catástrofe social y económica que el fujimorismo nos ha dejado como herencia. También es absurdo y enfermizo pensar que alguno de ellos desee el fracaso del presidente Toledo. Ninguno de ellos, pues no los creo dementes, sería tan idiota para no advertir que, en la situación que está el Perú, el fracaso de Toledo haría inviable la presidencia del que lo siga (si es que llegamos a nuevas elecciones). Por lo tanto, gustosos u obligados, los líderes políticos peruanos saben que el sostenimiento del régimen no admite discusión y que la mejor, y quién sabe única vía para lograr estabilidad, algo dificilísimo en las circunstancias que vivimos, es la concertación nacional.

Sin embargo, a pesar de esa comprensión generalizada de la realidad, estamos viendo que el juego de los engaños está haciendo que se vayan evaporando las esperanzas de un real acuerdo nacional. Presenciamos angustiados cómo la concertación se va transformando en un baile de máscaras que se celebra día a día en Palacio de Gobierno, con un final público: todos los enmascarados que, por tandas, asisten al baile, salen con la cara lavada a paso de danza y se acercan a los micrófonos palaciegos para expresar ritualmente dos o tres opiniones, las más de las veces ya exprimidas por otros como limón de emolientero.

Esto no es concertación sino circo político, al que no sería de extrañar sean invitados los ídolos del fútbol y las estrellas de la televisión. Y no hay ánimo concertador alguno en el ministro, parlamentario y alto dirigente del partido gobernante que, al intervenir en el conversatorio en tomo a la transición española, afirmó que él concertaba pero no concedía. ¡Como si pudiera haber concertación sin concesiones mutuas! ¡Como si en España la concertación no se hubiera logrado precisamente con base en grandes concesiones, entre otras la de los republicanos, admitiendo que España fuera monarquía y rey el heredero escogido y formado por Franco!

¿Así que concertación sin concesiones y con la soterrada amenaza de un ministro que sueña con meter en la cárcel a uno de los políticos más votados en las ultimas elecciones?

No, esto no es concertación. La verdadera concertación es sin duda muy difícil, pero a la vez es muy simple y precisa. Incide en tres puntos. Primero: respeto el resultado electoral y acuerdo político en cuestiones especificas sobre las cuales gobierno y oposición deben compartir responsabilidades. Segundo: definir lineamientos económicos, sobre bases realistas, que serán asumidos por todos. Tercero: y, por último, llegar a un acuerdo laboral sólido, de largo plazo, en diálogo con empresarios y trabajadores. Todos los otros temas sobran, mejor dicho pueden servir para enriquecer los programas del gobierno, pero no son parte de la concertación, pues si lo fueran la concertación sería un revoltijo, una ilusión inaprensible.

Los líderes políticos peruanos saben que el sostenimiento del régimen no admite discusión.

Claro está, además, que la concertación debiera venir acompañada de cierta dosis de conciliación, que no llegue sin embargo a ser tanta como abandono de posiciones ideológicas ni de legítimas aspiraciones políticas. Concertar no significa congelar al país sino civilizarlo. Así le daremos la mano al desarrollo, un bien fundamental que durante años se nos ha venido escurriendo de las manos.

Fuente:
EDITORIAL PERIODISTICA OIGA

Canta Claro
Por FRANCISCO IGARTUA
BELAUNDE Y UNA ESPERANZA TRAICIONADA

Qué podré añadir yo al torrente de elogios que se le han rendido en estos días a Fernando Belaunde Terry? Por lo pronto, añadir que el "arquitecto del nuevo Perú" (que así era anunciado por Miguel Cruchaga en los mítines de los años 50) fue un encendido conductor de multitudes a las que nunca empujó al desborde, porque repugnaba la anarquía y porque, a la vez, era un estadista de gran talla, con aguda visión de futuro y maneras respetuosas y elegantes de gran señor. Nunca insultó a sus adversarios, a quienes jamás trató como enemigos, a lo más los instó a no cometer "el acto impío del suicidio", consciente de que los excesos políticos conducen a la destrucción de la democracia. Tampoco se le escapaba un exabrupto (creo que ni siquiera en privado), sabiendo que una palabra inconveniente puede desatar tempestades. Sabía escuchar como si no oyera y luego insinuar su parecer con un gesto en la mirada. Gesto que podía ser deseo a cumplirse.

Desde las épocas de Bustamante y Rivero
No seguiré, sin embargo, enumerando sus virtudes porque, repito, muchos lo han hecho antes con mayor autoridad que yo, apenas un testigo (sin compromiso partidario) de la vida política de Fernando Belaunde, desde los tiempos del "Frente Democrático" que llevó a la presidencia a don José Luis Bustamante y Rivero, quien (con Piérola y Fernando Belaunde) completa el trío de abanderados de la democracia, de la moderación y del afán político unitario en el Perú del siglo XX. Me había iniciado yo como periodista en Jornada, el periódico que sería luego vocero del "Frente" que llevaría a Fernando Belaunde al Parlamento. En esas circunstancias lo conocí y me sorprendió la fuerte inquietud social que lo había conducido, escandalizando a la reaccionaria socie-dad limeña, a acercarse a los "apestosos" apristas. Sin embargo, el carácter sectario del partido de Haya hizo que Belaunde organizara un grupo independiente dentro del "Frente". Tempo después, en el largo batallar contra la dictadura de Odría (batallas en las que Caretas fue adalid), siempre vi a Belaúnde en primera fila, alentando un Perú unido, en el que los partidos no se excluyeran unos a otros (la derecha acusaba a Haya del asesinato de Pancho Graña) y, más bien, manteniendo sus diferencias, contribuyeran unidos a la modernización económica y social del país. O sea, reclamando una democracia real.

Esta idea central y persistente es el gran legado de Fernando Belaunde, quien no se nos ha ido. Ha habido un simple tránsito de su vida corporal a la vida espiritual del Perú, desde donde nos exige esa unidad (dentro de normales discrepancias democráticas) que él quiso lograr y no se lo permitieron las menudas rencillas personales, los fanáticos dogmatismos y los odios irracionales que en estos días, igual que siempre, impiden que se puedan pactar entre todos los partidos, sin exclusiones ni insultos, metas concertadas de gobernabilidad. Las discriminaciones de hoy, más del gobierno que de la oposición, traicionan el mensaje de Belaunde y hacen que los elogios que se le rinden resulten fariseos.

Una anécdota reveladora
Para explicar cuál era el pensamiento de Femando Belaunde sobre la necesaria concertación para lograr que el Perú crezca y se desarrolle, valga el relato de un hecho histórico: En 1963, oficializados los resultados electorales, era evidente que Acción Popular tendría dificultades para gobernar, pues no contaría con mayoría parlamentaria. Esto hizo que algunos dirigentes belaundistas creyeran descubrir la solución en una vieja varita mágica política, ya que entre los elegidos por el odriísmo no faltaban diputados y senadores dispuestos a pasarse al lado gubernamental, a cambio de algunas gollerías. Por ejemplo, había quien se contentaba con que su negocio de juguetes fuera considerado en las compras oficiales de Navidad... La pesca estuvo hecha.... Pero Belaunde puso su indignación en el cielo: él había llegado a la presidencia para corregir las corruptelas del pasado y no para perpetuadas. Más bien, lo que se propuso el presidente electo fue plantearles a Odría y Haya la necesidad de que el país ingresara a una etapa civilizada y moderna, con un partido conservador (el Odriísmo), otro de izquierda (el APRA) y uno de centro (AP), sin quitar espacios a las minorías en esa gran concertación. Su propósito era lograr lo que en el 63 el Perú necesitaba y ahora requiere con urgencia: un concreto acuerdo de gobernabilidad.

Yo estuve el día de la respuesta odriísta en Inca Ripac 100, la entonces hermosa residencia de Belaunde, y descubrí allí el extraordinario temple político del arquitecto. Mi curiosidad de periodista, aprovechando la amistad de la casa, me llevó hasta la puerta de la sala donde se desarrollaba la reunión. Asomé la nariz y vi a Belaunde saliendo abatido, desencajado, derrotado. Me hice a un lado. Y salió al corredor radiante, victorioso, muy aplomado. Evidentemente había naufragado su propuesta, pero no podía desalentar el ánimo de sus partidarios que lo esperaban en el jardín.

No faltan quienes lo detestan
Así era en su vida terrena Femando Belaunde Terry, el presidente que modernizó el Estado peruano, dio impulso a la clase media (pilar del desarrollo integral), designó en los años sesenta el 20% del presupuesto para la educación y tuvo la visionaria idea continental de la Marginal, integrada a vías terrestres y fluviales que son "pan para el pueblo".

No le faltan, sin embargo, detractores, gente que lo detesta y sólo le encuentra defectos. Tienen éstos derecho a pensar así y otros (sin negar que muchas veces se equivocó) tenemos el derecho de recordar con cariño al presidente que ingresó a la política con una gran residencia y terminó en un modesto departamento de una zona populosa de San Isidro, pero no por fracasa-do sino por haber logrado ser erigido en limpio guía patriarcal del Perú que él soñó y todos anhelamos, aunque sin el amor, la convicción y la tenacidad que él tuvo para despertar esa esperanza de unidad siempre traicionada.

Fuente:
EDITORIAL PERIODISTICA OIGA