EL LEHENDAKARI IBARRETXE PRESENTA SU LIBRO
Editorial La Oveja Negra, Bogotá 2012
“El análisis de El Caso Vasco – Desarrollo Humano Sostenible
y las claves de su éxito son de especial relevancia porque pueden ser un modelo
de referencia para aquellos países o regiones que están buscando, más allá del
Crecimiento Económico, el Bienestar y la Felicidad de todos y cada uno de sus
Ciudadanas y Ciudadanos.
Es, por tanto, de extraordinaria importancia desde un punto
de vista social, político y económico, entender el pasado reciente del Modelo
Vasco porque puede ayudarnos a Construir el Futuro”.
Juan José Ibarretxe ha presentado su libro “EL CASO VASCO El
Desarrollo Humano Sostenible” en un
acto celebrado hoy en la Fundación Sabino Arana en Bilbao. El libro, publicado por la editorial La Oveja Negra
recoge la tesis doctoral del Lehendakari Juan José Ibarretxe “Principio Ético, Principio Democrático y
Desarrollo Humano Sostenible: fundamentos para un modelo democrático”, defendida en
la Facultad de Derecho de la Universidad del País Vasco el 25 de octubre
de 2010 y el Proyecto de Investigación desarrollado en los cursos 2010-2011 y 2011-2012
por el ya doctor Ibarretxe con las Universidades de Columbia (New York) y George Mason (Washington D.C.)
denominado The Basque Case: A Comprehensive Model for Sustainable Human
Development, cuyo Executive Summary fue publicado por estas universidades y
presentado por el equipo investigador en la UPV-EHU en febrero de 2012.
En la obra de 671 páginas, dotada además de un importante
anexo documental digitalizado, Juan José Ibarretxe realiza un análisis teórico
comparado del modelo de desarrollo económico
y social vasco, los logros de bienestar conseguidos a través del autogobierno
para el conjunto de la población. Según recoge en la introducción del libro, el
trabajo “pretende aportar un análisis serio, sereno, de aspectos
jurídico-políticos y socio-económicos que en el desarrollo de los principios
ético y democrático, y en el logro de desarrollo humano sostenible que se han
producido en la sociedad vasca con la recuperación del autogobierno con el
Estatuto de Gernika y específicamente en el periodo elegido para este trabajo
1998-2008. No se trata de una investigación que pretende la teorización en
estos principios, sino analizar en profundidad el desarrollo de estos
principios desde nuestra propia experiencia. Analizar una década, sus hitos,
los cambios de paradigma producidos, las iniciativas y programas que han
permitido alcanzar a la sociedad vasca un nivel de desarrollo propio y
diferenciado. Analizar el por qué de todo ello.”
Afirma Ibarretxe que la obra “está hecha con la intención de
saldar una deuda moral para con el Pueblo Vasco, del que tanto cariño y
reconocimiento he recibido en los últimos años. Mi agradecimiento a la sociedad
vasca es infinito. Es a la propia sociedad vasca, por encima de la Universidad o de mí mismo, a quien debo
esta contribución”.
El Lehendakari
Ibarretxe comienza el libro analizando los procesos de cambio y transformación
que vive de forma intensa el mundo en general y las sociedades desarrolladas en
particular. “Vivimos una profunda crisis planetaria de características
diferentes a todas las crisis que hayamos vivido hasta ahora. Porque esta
crisis afecta a los sistemas jurídico, político, económico, sociológico,
medioambiental, cultural… “
Es una crisis global que ha puesto en tela de juicio los
fundamentos sobre los que ha vivido la sociedad en las últimas décadas. “En las
tres últimas décadas del siglo XX, en la Sociedad Occidental, tomó carta de naturaleza la concepción
neoliberal construida sobre los postulados de la Escuela de Chicago. El
neoliberalismo se encuentra en plena ofensiva planetaria. Se ha impuesto el mercado y han fallado todas
las teorías de la autorregulación. Debemos transitar del mercado totalizador a
las prácticas económicas de fundamentación ética, conocedores como hoy somos
que no hay proyecto económico sin proyecto de vida que tenga en cuenta lo
humano en el sentido más amplio de la palabra. Y es que hoy, como dice Eduardo
Galeano, “el desarrollo es un viaje con más náufragos que navegantes”.
“Hoy sabemos que la Cultura, entendida como conjunto de comprensiones
compartidas, y la formación permanente son “puentes de plata” entre la
política, la economía y la vida. A
finales de los años noventa, Baudrillard constataba que “lo universal ha tenido su oportunidad
histórica. Sin embargo, confrontados hoy en día a un orden mundial sin
alternativa, a una mundialización inapelable por un lado, y, por el otro, a
la deriva o a la insurrección tenaz de
las singularidades, los conceptos libertad, democracia y Derechos Humanos
tienen una extrema palidez que corresponde con su condición de fantasmas de un
universal desaparecido”.
Juan José Ibarretxe estima en su libro que los problemas de
la sociedad occidental, mundializados por la globalización, no encuentran
soluciones que sean válidas en la misma globalización. “Hoy, en la “sociedad
global” es “lo local” lo que encarna la esperanza real de que otro mundo es posible. Hemos
pasado del “viejo” paradigma de “lo global anula lo local”, al “actual”
paradigma: “Local moves the world”. Afirma que en el caso del País Vasco la
recuperación de su autogobierno mediante la aprobación del Estatuto de Gernika
fue clave porque permitió a la sociedad vasca tomar sus propias decisiones para
encarar el futuro. “No se debe olvidar que fue el empeño y la tenacidad de
nuestra sociedad (elemento cultural) y de nuestros dirigentes (resolución
política en sintonía con el primer elemento) lo que permitió realizar,
entonces, una apuesta por el entramado industrial propio, por la “economía
real”, cuyo acierto hoy podemos evidenciar.
Apuesta por la economía real que, es preciso señalar en aras de la
memoria, que en su día fue severamente
criticada por agentes sociales, políticos y medios de comunicación fascinados,
por aquel entonces, por aquellas teorías neoliberales que, a partir de la llamada
“crisis del petróleo” de los años setenta, se habían puesto en boga en toda la
sociedad Occidental”.
El Lehendakari analiza en su tesis doctoral ahora convertida
en libro la década que va desde 1998 hasta el año 2008 y los cambios y
transformaciones ocurridos en este periodo en Euskadi. “El año 1998 resulta un
año clave para entender el proceso de construcción del principio ético en los
años venideros. El cambio de paradigma se produce cuando todos los agentes
políticos y sociales del país, y también ETA, aceptan en la teoría y en
pronunciamientos públicos –otra cosa han
sido los dos procesos de negociación de los Presidentes Españoles Aznar y
Rodríguez Zapatero celebrados desde entonces – que se debía diferenciar entre
paz y política. Que paz es paz y acuerdos políticos son acuerdos políticos. Y
que estos corresponden sólo y exclusivamente a los partidos políticos. También
es entonces cuando se concluye que era preciso abrir otra etapa en la relación
y cercanía con las víctimas de la violencia y el terrorismo, estableciendo
estructuras de apoyo, ayuda y reconocimiento desde el propio Gobierno Vasco, y
declarando todos solemnemente -de nuevo la practica fue otro cantar- el
compromiso de “sacar” la política de víctimas
de la agenda político-electoral.
También el final-comienzo de siglo supuso un cambio de
paradigma en relación con la construcción del principio democrático. Pues,
primero el llamado “Documento Ardanza” en el año 1998, y después los programas
de gobierno del Gobierno Vasco nacido de las elecciones en 1998 y 2001,
establecieron con claridad la legítima reivindicación del principio
democrático, del derecho a decidir, como la “clave de bóveda” para la
construcción social, política y económica del Pueblo Vasco en el siglo XXI.
Y también estos años han supuesto un cambio de paradigma en
relación con la construcción del desarrollo humano sostenible. A partir del año
2001 se define con claridad la
Innovación social, científica y técnica como la nueva palanca de transformación
socio-económica de nuestra sociedad en el siglo XXI. Antes en los años 80, la
palanca de transformación en este país fue “el espíritu de supervivencia”, lo
que nos permitió aprender a competir. Y luego, en los 90, fue la apuesta por la
calidad, por abrirnos, lo que nos permitió aprender a competir y cooperar. Y
sólo porque se aprendió a competir en los 80 y porque se aprendió a competir y
cooperar en los años 90, se ha podido
abordar el cambio de paradigma del siglo XXI: “aprender a innovar en
cooperación”.
Tras analizar de forma profusa e intensa cada uno de los
cambios de paradigma descritos, Ibarretxe sienta las bases de un modelo teórico
que pueda servir de referentes a otras regiones o países, incluso empresas,
para resolver sus propios problemas. Todo ello lo resume en diez conclusiones.
• Primera. El
“caso vasco”: un modelo integral basado en principios
El “caso vasco” es el resultado del desarrollo sobre la
sólida cimentación del autogobierno vasco desde sus inicios, durante la década
1998-2008, de un modelo socio-político-jurídico-económico construido sobre tres
principios: el principio ético, el principio democrático y el desarrollo humano
sostenible.
Se trata de tres principios inseparables e irrenunciables
para la sociedad vasca. Sobre ellos se ha desarrollado una forma específica de
entender el progreso. Frente al concepto del crecimiento económico que se
olvida de las mujeres y los hombres se ha propiciado una forma de progreso en
la que el sujeto y fin fundamental ha sido la persona y, desde un punto de vista
colectivo, el Pueblo Vasco. Se trata de un Pueblo moderno, que a pesar de sus
problemas, -conflicto político secular y violencia terrorista desde mediados
del siglo XX-, avanza, no pierde la esperanza y realiza permanentemente
esfuerzos por construir la Paz sobre la justicia social y la libertad
individual y colectiva.
El desarrollo de los tres principios de manera inseparable,
como un todo que ha impregnado el conjunto de iniciativas que se han llevado a
cabo desde la recuperación del autogobierno con el Estatuto de Gernika y
específicamente en el periodo 1998-2008, es lo que ha convertido al “caso
vasco”, además, en un modelo integral de actuación social, política, y
económica. Y en este carácter integral, que ha conjugado racionalidad,
convicción y capacidad de autogobierno, ha residido su principal fortaleza,
para ofrecer al mundo, a diferencia de lo preconizado por el pensamiento
socio-político-económico neoliberal imperante en nuestros días, algo propio y
diferenciado de su entorno, desde lo social, lo político y lo económico,
reivindicando la persona, el Pueblo y la competitividad en solidaridad.
• Segunda.
Principio Ético: todos los Derechos Humanos para todas las personas
El establecimiento del principio ético como uno de los
cimientos del modelo, ha hecho que la defensa de los Derechos Humanos haya
constituido el norte de las actuaciones de las Instituciones Públicas Vascas.
En el periodo analizado 1998-2008, se ha avanzado en la
pedagogía social y se ha consolidado en Euskadi, esperemos que definitivamente,
la necesidad de asumir que los Derechos Humanos son indivisibles e ineludibles,
que no pueden existir espacios opacos en la defensa de los Derechos Humanos.
Todos los Derechos Humanos para todas las personas. Este es el cauce central en
el que ya se encuentra en su inmensa mayoría la sociedad vasca.
ETA, por tanto, debe comprender la terrible brutalidad,
inutilidad e inmoralidad de su violencia y dar muestras y pasos inequívocos que
muestren su disposición a abandonarla definitivamente para siempre –siguiendo
hasta el final su declaración de 10 de enero de 2011 de alto el fuego
“permanente, general y verificable” y de 20 de octubre de 2011, en la que
anunció “el cese definitivo de su actividad armada”-, y sin reservarse papel
garante de proceso político alguno.
Los Partidos Políticos y las Instituciones públicas vascas,
las españolas y las europeas deben, también, reflexionar al respecto. Porque la
violencia y el terrorismo no se combate con menos sino con más democracia. Es
decir, con la universalización del respeto a los Derechos Humanos.
Como bien afirman las organizaciones internacionales de DDHH
y el propio Relator de Naciones Unidas, el camino nunca pasa por torturas,
malos tratos y violación de derechos. Es preciso que todas las instituciones
públicas observen y respeten los Derechos Humanos de todas las personas, y que
se desarrolle una nueva política penal y penitenciaria que atienda al objetivo
democrático de la reinserción social de las personas encarceladas a través del
cumplimiento de las condenas en los lugares más cercanos a sus domicilios.
Desde esta perspectiva de respeto integral a los Derechos
Humanos tampoco resultan aceptables iniciativas que recortan los derechos
civiles y políticos de la ciudadanía como la Ley de Partidos y su aplicación discrecional, que se enmarca
dentro de una concepción simplemente punitiva del sistema de control social
cual es el llamado “derecho penal del enemigo”. Esta legislación y la filosofía
que subyace, debe ser derogada y abandonada. La aceptación de la pluralidad
democrática de la sociedad vasca y el reconocimiento de su diversidad política
son factores fundamentales para la normalización y la convivencia. La
representación institucional de las diferentes sensibilidades existentes en
nuestra sociedad es un elemento que contribuye poderosamente en la dirección de
la búsqueda de soluciones a través del diálogo.
• Tercera.
Diálogo con respeto
A lo largo de la historia son muchas las formas que se han
adoptado para la resolución de los conflictos. La experiencia nos enseña que
solo hay un camino, un método para avanzar: el diálogo. Todos los avances
grandes o pequeños, todas las ilusiones se han disparado en la sociedad vasca,
cuando se han abierto procesos de diálogo y negociación. El diálogo es la única
fórmula válida para no fracasar y lograr acuerdos básicos no alcanzados hasta
la fecha. Diálogo en público y en privado, diálogo bilateral y multilateral,
diálogo sin vetos personales ni políticos, diálogo sin condiciones previas,
diálogo como fórmula para buscar soluciones.
No hay excusas para negar el diálogo. Ni la violencia -exista
o no ETA se deben dar diálogo y acuerdos políticos-, ni la calificación como
anticonstitucionales de las propuestas políticas que pudieran presentarse, son
razones para negar el diálogo. Hemos de rescatar el concepto y la práctica del
diálogo: diálogo para la paz, diálogo para la normalización política, diálogo
para la convivencia democrática.
El diálogo sólo exige un principio básico: el respeto. El
respeto de los Derechos Humanos, el respeto de todos los proyectos políticos
sin exclusión, el respeto del principio democrático, el respeto de las
decisiones adoptadas por la sociedad vasca en el pleno ejercicio democrático.
• Cuarta. Final
dialogado de la violencia, paz y reconciliación
El respeto a la vida y a los Derechos Humanos, es el punto de
partida. Atentar contra la vida humana, asesinar, extorsionar o torturar a
quien piensa de forma diferente, es un crimen contra la Humanidad que no tiene
cabida en ninguna sociedad. El respeto a la vida y a los Derechos Humanos de
todas las personas tiene que ser el punto de partida de cualquier proceso de
paz y el reconocimiento ético, moral y material de las víctimas de la violencia
y el terrorismo una obligación para las instituciones y sociedad vasca en su
conjunto.
La apuesta por vías -única y exclusivamente- políticas y
democráticas para la resolución del conflicto político y del conflicto
violento, ha sido un requisito por todos aceptado, y además utilizado por los
Gobiernos españoles, en los dos procesos de negociación desarrollados con ETA
en el periodo 1998-2008. Así, es la propia sociedad vasca a través del
Parlamento Vasco, y la sociedad española, a través del Congreso de los
Diputados, las que exigen que esta condición sine qua non se materialice en el
rechazo a la utilización de la violencia como instrumento de acción política,
de manera previa a todo proceso de final dialogado de la violencia o como
condición a cumplir por parte de los participantes en cualquier mesa
negociadora del conflicto político.
Dadas estas condiciones, seguimos abogando por el final
dialogado de la violencia. Es cierto que se ha intentado y no se ha conseguido.
Pero no podemos cejar en el empeño, no podemos darnos por vencidos; hay que
seguir intentándolo, una y mil veces.
El Pueblo Vasco ansía lograr la paz y la reconciliación. Paz
basada en la verdad, la justicia, la libertad y la reconciliación. Esto, por
tanto, no significa extender un velo de olvido difuso sobre el pasado, ni
invitar al país a una amnesia colectiva sobre los hechos inhumanos que tuvieron
lugar, sino, por el contrario, realizar una lectura analítica y crítica del
mismo.
• Quinta. El
Pueblo Vasco existe
Estamos ante una realidad incontrovertible: la existencia del
Pueblo Vasco. Además, una parte muy significativa y plural de la sociedad vasca
actual que defiende que el Pueblo Vasco existe y que, por tanto, le corresponde
decidir su futuro libre y democráticamente y tener su lugar propio en el
concierto europeo y mundial.
La violencia constituye la principal amenaza para los
Derechos Humanos y las libertades. Por ese motivo, la prioridad fundamental
consiste en lograr un escenario de paz, y es un clamor en la sociedad vasca,
desde hace mucho tiempo, la exigencia a ETA para que abandone definitivamente
las armas. Ahora bien, al margen de la violencia, debemos reconocer la
existencia de un problema político que va más allá de ésta. Un problema cuya
resolución corresponde abordar a la sociedad vasca y a los representantes
políticos. Porque se alcancen o no acuerdos para resolver el conflicto político
vasco la violencia de ETA debe desaparecer, y exista o no ETA se deben alcanzar
acuerdos para la convivencia entre Euskadi y el Estado español.
Es concluyente que se debe abordar un diálogo político, de
fondo, con el objeto de alcanzar un acuerdo de normalización política en torno
a elementos fundamentales para nuestra convivencia como la identidad, la
soberanía, la territorialidad, el derecho de auto-determinación y su ejercicio
pactado, la presencia de Euskadi en Europa y en el mundo, el nivel de
autogobierno deseado o el marco de relación entre Euskadi y el Estado español.
Los problemas políticos deben tener soluciones políticas.
• Sexta:
Principio Democrático: Derecho a Decidir y Pacto
Desde el más estricto respeto a la esencia democrática, el
reconocimiento del derecho del Pueblo Vasco a decidir su propio futuro y el
compromiso de ejercer este derecho por la vía del pacto y la negociación es la
llave de la solución.
Si hablamos de normalización política, si deseamos avanzar en
la resolución del conflicto vasco al margen de la violencia, tenemos que
afrontar de nuevo un tema pendiente ¿cuál es el nuevo modelo de relación con el
Estado que desean la mayoría de las vascas y vascos? Porque el verdadero
problema de normalización política no estriba únicamente en un compendio de
transferencias. El problema, en términos políticos y democráticos, es la falta
de reconocimiento del Pueblo Vasco como un sujeto político con identidad propia
al que le corresponden unos Derechos Históricos, existentes antes de la
Constitución Española y, en definitiva, con capacidad para decidir libre y
democráticamente su propio futuro.
Se hace necesario, por tanto, alcanzar un acuerdo político en
torno al derecho a decidir de la sociedad vasca y su ejercicio para -previa
ratificación por parte de los vascos y vascas- ser incorporado al ordenamiento
jurídico. Lograr, por tanto, desde el respeto mutuo y en el marco de la Unión
Europea, un acuerdo para la convivencia político-social amable entre Euskadi y
el Estado español para el siglo XXI.
• Séptima. La
Propuesta de Nuevo Estatuto Político Vasco: una aportación para la
normalización política
El rechazo por parte del Gobierno español y las Cortes
españolas -sin negociar siquiera- de las propuestas del Nuevo Estatuto Político
y la celebración de una consulta democrática no vinculante, aprobadas por la
mayoría absoluta de las instituciones vascas, y las sentencias del Tribunal
Constitucional -antes sobre las iniciativas democráticas vascas, recientemente
sobre el Estatut catalán- han puesto sobre la mesa la necesidad de refundación
del Estado y el imprescindible cambio constitucional para propiciarlo.
El debate sobre el modelo de Estado, en suma, no es en la
actualidad un tema tabú en el Estado español. Está en la agenda política e
institucional de hoy, y si no se alcanzan acuerdos lo seguirá estando en los
próximos años, es posible que además, con una mayor virulencia política y
social. El irrespeto político y jurídico que han exhibido el Gobierno, las
Cortes y el Tribunal Constitucional españoles en relación con las iniciativas
políticas democráticamente aprobadas en Euskadi, no son síntoma de fortaleza
sino de debilidad del Estado. Y nuestra constatación es que todos estos
pronunciamientos jurídico-políticos, en apariencia tan rotundos, forman parte
de una tesis defensiva que pretendiendo trasladar la idea de que “no es
posible”, sin embargo dejan el camino a seguir mucho más claro: continuar
planteando iniciativas políticas democráticas.
Si bien, desde el inicio del autogobierno se fue trazando el
camino para abordar un proceso de normalización política, es en el año 2001
cuando en el Parlamento Vasco se fijan las bases sobre las que poder articular
un debate abierto y amplio con objeto de establecer un nuevo marco de
convivencia. Tras años de debate político, de debate parlamentario y de debate
social, el trabajo realizado dio sus frutos: la propuesta de Estatuto Político
de la Comunidad de Euskadi, aprobada por la mayoría absoluta del Parlamento
Vasco.
Debemos concluir que es preciso explorar nuevas fases de
diálogo que permitan alcanzar un acuerdo de normalización integrador más amplio
que el obtenido hasta la fecha. Sin duda, pero, con la misma firmeza y
convicción con que se debe defender la oportunidad de nuevos acuerdos, el marco
democrático exige manifestar el respeto a las decisiones aprobadas por el
Parlamento Vasco. A este respecto, se hace preciso subrayar que la propuesta
aprobada democráticamente por la mayoría absoluta del Parlamento Vasco el 30 de
diciembre del año 2004, representa un activo público que, entre otras, contiene
aportaciones de notable interés para alcanzar un acuerdo de normalización política.
• Octava.
Identidad e Innovación: mirar al futuro
sin olvidar las raíces
La defensa de la identidad, de la cultura, de la lengua vasca
no está relacionada únicamente con un hecho político legítimo como es
reivindicar una personalidad en el mundo globalizado actual; además está en
relación directa con el logro de Desarrollo Humano Sostenible.
El Pueblo Vasco -Euskadi o Euskal Herria-, la Cultura vasca,
la lengua vasca – el euskera-, han de tener su lugar en Europa y en el mundo.
La defensa de la identidad vasca, no de espaldas ni en contraposición con las
demás identidades sino en convivencia con ellas, está detrás, no sólo de una
legítima reivindicación política, sino también de un modelo de desarrollo
económico, social y político sano.
Hay que mirar al futuro sin olvidar las raíces. Hay que
competir con raíces. Hay que innovar con raíces. Los últimos 30 años nos han
enseñado que autogobierno -“burujabetza” en euskera– es igual a bienestar.
Profundizar en nuestra identidad como Pueblo está ligado hoy, ayer, y lo estará
aún más mañana a la consecución, mediante el ejercicio del autogobierno, del
desarrollo humano sostenible.
El “caso vasco” traslada, además, la enseñanza que la estrategia de desarrollo humano
sostenible es realizable. La idea de que ¡se puede! Que se puede mirar a los
ojos al mercado, sin tener que dejar de mirar a los ojos a las personas. Frente
a la actitud resignada ante afirmaciones de que el neoliberalismo es la
“naturaleza de las cosas” o de que supone la “lectura científica de la
realidad”, el “modelo vasco” representa un ejemplo humilde, pero eficaz, que
evidencia la parcialidad de dichos argumentos. Es claro que el “modelo vasco”,
lejos de invitar a la resignación, supone una manifestación elocuente de que
existen alternativas al modelo neoliberal, ¡Que se puede! Que si queremos,
podemos.
Un país, en definitiva, en el que el humanismo y la
innovación social, científica y técnica se incorporan a su propia identidad
abierta al mundo, es poseedor de una poderosa palanca de transformación social,
política y económica.
• Novena.
Autogobierno y Desarrollo Humano Sostenible
El autogobierno es la clave de la estrategia de país.
Construido sobre los principios ético y democrático, sobrevuela, es el paraguas
para el resto de los elementos que explican el razonable éxito alcanzado en la
estrategia de desarrollo humano sostenible aplicada en la Comunidad Autónoma de
Euskadi en los últimos 30 años y más concretamente en el periodo analizado
1998-2008.
Las evidencias empíricas expuestas en este trabajo nos
muestran que -desde la aprobación de Estatuto de Gernika y específicamente en
el periodo 1998-2008- autogobierno ha sido sinónimo de bienestar para la
sociedad vasca. Nos muestran también que, básicamente, ha sido el autogobierno
lo que ha permitido desarrollar en la Comunidad Autónoma de Euskadi un modelo
de desarrollo humano sostenible, que ha hecho posible el progreso económico y
socialmente comprometido y equilibrado de sus gentes.
Es preciso destacar que el eje sobre el que pivota el modelo
vasco es la persona. La persona entendida en su acepción kantiana que se
desarrolla en un espacio socio-cultural concreto y que se entiende como fin en
sí mismo. De ahí que el autogobierno esté orientado primera y principalmente al
logro del progreso integral de sus hombres y mujeres, es decir del Pueblo
Vasco.
El resultado de esta investigación nos muestra que defender y
profundizar en el autogobierno vasco, en la defensa de la identidad política,
cultural, económica vasca, no solamente ha estado detrás de la reivindicación
de un proyecto político legítimo de nación, de pueblo, sino detrás, también
-como atributo inseparable- del desarrollo de un modelo de competitividad en
solidaridad, propio y diferenciado en relación con su entorno.
El modelo vasco ha sido posible porque ha existido una
concepción de País que ha dado sentido al autogobierno económico, político y
social. Sin una concepción de País, es imposible el liderazgo compartido
público-privado-sociedad. No resulta posible desarrollar un modelo propio y
diferenciado, una estrategia de país compartida con la iniciativa social y de
clara implicación pública, capaz de generar progreso ético para las personas.
Sin visión -concepción de País- el pueblo perece.
Concepción de país, autogobierno y liderazgo compartido
construyen así “el proyecto de País” desde la proximidad, desde la cercanía y
desde la comprensión de los problemas para ser resueltos.
• Décima: Nuevo
Autogobierno para la “Nueva Gobernanza”: “hojas de ruta” para la prosperidad
A lo largo de este trabajo se ha comprobado que el actual
marco de autogobierno, derivado de la aprobación del Estatuto de Gernika, ha
permitido a las Instituciones Vascas mejorar la utilización de los recursos
disponibles mediante la reasignación de las prioridades en los gastos e
inversiones públicas, y a la sociedad vasca avanzar en la consecución de
desarrollo humano sostenible.
Así mismo, la evidencia aportada en este trabajo sobre los
incumplimientos, dificultades de funcionamiento y carencias del modelo
económico, social y político del Estatuto de Gernika, es abrumadora. Es verdad
que algunas de las barreras descritas pudieron ser removidas en su momento, y
por eso durante largo tiempo se alimentó la esperanza de que el Estatuto se
vería completado con los consiguientes y beneficiosos efectos para la economía,
el bienestar e incluso la pacificación. Pero los años no sólo no han confirmado
aquellos buenos deseos, sino que se ha extendido la convicción de que el
Estatuto está agotado, no sólo porque las propias autoridades de la
Administración española lo consideran un proceso cerrado, sino por algo aún más
grave: porque la tela de araña legal y jurisprudencial que se ha tejido, y aún
continúa tejiéndose en torno al mismo, ha conseguido encorsetar su
interpretación, impedir su desarrollo y anular una buena parte de sus
potencialidades, así como poner en cuestión la palabra dada de considerarlo un
pacto entre dos partes. En definitiva, se ha reafirmado una visión centralista
que ha arrumbando la idea del Estado plurinacional, de la sociedad
plurinacional.
De esta forma, el marco institucional actual del Estatuto de
Gernika se encuentra en una encrucijada desde el punto de vista económico y
social, en la medida en que, desde hace ya tiempo, resulta insuficiente para
afrontar con garantías de éxito los desafíos económicos y sociales que se le
presentan a Euskadi. Más aún, se puede decir que el Estatuto de Gernika ha
perdido funcionalidad a pasos agigantados como instrumento para encarar la
adaptación de nuestro modelo económico, social y político actual a la era de la
globalización. Y esto resulta más evidente que nunca en los actuales momentos
de crisis global que padecemos, en los que las respuestas “propias y
diferenciadas” –la vasca entre ellas- son determinantes para construir el
futuro.
No pretendo decir que no existan aspectos de potencial mejora
que puedan abordarse en el contexto del marco legal actual, que los hay. Lo que
afirmo, es que la brecha estratégica existente para abordar la necesaria
segunda transformación económica, social y política de Euskadi es sólo
superable con un nuevo marco institucional, y que la persistencia del techo
competencial derivado del actual marco legal supone una limitación para
aumentar los niveles de competitividad empresarial y de bienestar social. De
manera que para dar respuesta a las más que razonables demandas de
profundización del autogobierno y afrontar el futuro con garantías, se precisa
de un nuevo marco jurídico-político de relación con el Estado español.
En este sentido, la Propuesta del Nuevo Estatuto Político,
aprobado por la mayoría absoluta del Parlamento Vasco el 30 de diciembre de
2004, constituye una aportación para construir un nuevo espacio económico de
crecimiento y solidaridad sobre los pilares que configuran el nuevo modelo
económico y social del siglo XXI. Se puede objetar que se añaden nuevas
visiones del autogobierno que no responden exactamente al vigente texto
estatutario. Y es verdad, porque numerosas reformas y adaptaciones que se
necesitan, surgen de un aprovechamiento de la experiencia y, sobre todo, de los
enormes cambios económicos, sociales e institucionales que se han producido a
lo largo de los últimos treinta años. Pero esto no hace sino reforzar la
necesidad del cambio, porque tan importante como cumplir los pactos políticos
suscritos en el pasado es adaptarlos a las demandas del tiempo presente.
Definitivamente el objetivo de las instituciones debe ser el
de adaptarse, no el de mantenerse.
EL CASO VASCO El Desarrollo Humano Sostenible
Bilbao, 27 de septiembre de 2012
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