entrevista al padre pío
zarrabe
ENTREVISTA AL RVDO. P.
JOSÉ IGNACIO ZARRABE GARRO
¿Cómo se le ocurrió venir al Perú, y en concreto, a la Región
Loreto?
Yo pertenezco a la Congregación de los Pasionistas que
llegaron a el Huallaga el año 1922, por vía marítima, surcando el Amazonas, el
Marañón y el Huallaga. Aquí abrieron la primera casa, pero se extendieron
después a toda la provincia con comunidades en Santa Cruz, Lagunas, San Lorenzo
del Marañón, Borja de Maseriche, Jeberos, Balsapuerto, y otros lugares. Su
trabajo era ponerse al servicio de esta Región para atender en Evangelización,
en Educación, en Salud.
Teníamos bastante relación con el Perú y puedo decir que esto
me proporcionó una especial querencia a esta Nación. Mi llegada al Perú, en un
viaje de 25 días por mar, fue el cumplimiento de uno de mis grandes sueños.
Dónde nació y en que fecha
En la región de España que se llama Euskalerria (país Vasco).
Y, en concreto en un pueblo llamado Bolívar. De aquí viene en parte mi vocación
latino-americana. En Bolívar nacieron los antepasados del libertador Simón
Bolívar. Su abuelo emigró a México. Un hijo suyo se trasladó a Venezuela y allí
nació el libertador Simón Bolívar. De pequeño y de joven aprendí mucho de la
historia americana y me eduqué entre los varios monumentos levantados en
homenaje al libertador. Creo que todo esto influyó en mi simpatía por América.
Nací hace muchos años. Soy de Aries, del 25 de marzo de 1929
Mis padres se llamaban Benito y Emilia. Siempre me arreglé
bien con ellos, aunque tengo algunos episodios que me disgustaban. Mi papá
había estado unos 15 años en América del Norte. En mi casa vivía también un tío
americano. Cuando ellos preferían conversar sobre cosas que no entendiéramos
nosotros, hablaban inglés y esto me enojaba mucho. Hasta tal punto que teniendo
ocasión de aprender esta lengua entonces y años más tarde, siempre aborrecí el
inglés. ¡Cosas de niños! Luego, muchas veces me he arrepentido de este
capricho.
Cómo fue lo de su vocación para la vida religiosa
No es una pregunta que tenga una respuesta fácil. La vocación
es algo que va surgiendo poco a poco y necesita años de maduración, antes de
tomar una decisión definitiva.
Tuve la suerte de tener en la parroquia unos sacerdotes
diocesanos muy inteligentes y buenos. Ellos nos hablaban de la vocación. Y en
mi casa la abuelita, gran lectora de vidas de santos, nos solía repetir: “En la
vida hay que hacer algo valioso. Lo mejor es trabajar por otros, tener espíritu
de servicio y esto se cumple en la vida religiosa”. Así, por una parte y por
otra, fui recibiendo algunas lecciones. Mis papas nunca me abordaron el tema
vocacional.
Cuando me decidí, vino lo más delicado, comunicar a mi papá
el deseo de ser sacerdote. Todavía recuerdo el lugar y la hora en que tuve esta
conversación con mi papá. Le manifesté mi propósito y él, ocultando su
disgusto, me dijo: “Hijo, si ese es el camino que has escogido yo te ayudaré en
tus estudios. Todo corre a mi cuenta”. Luego vino el pedir la entrada a los
Pasionistas.
Que tal estudiante fue usted?
Pasable, jamás tuve jalados. Y tengan en cuenta que mi
carrera de estudios, además de la secundaria, fue de 2 años, de filosofía, 4
años de teología, y 3 años de universidad, para sacar la licencia en historia.
Mi punto débil era la caligrafía. Siempre escribí torcido hasta el día de hoy.
Esto me traía problemas en los exámenes escritos. Pero los profesores parece
que tenían buena vista e interpretaban mis garabatos.
Durante los últimos cursos de estudios qué pasos dio en su
vida religiosa
A los 21 años, el día 27 de diciembre de 1950 hice mi
profesión religiosa, que suponía la entrega definitiva a la Congregación
Pasionista. Dos años más tarde, con 23 recién cumplidos, recibí la ordenación
sacerdotal. Todo esto aconteció en la ciudad de Roma, ya que mis superiores me
destinaron a Italia con 19 años. Y me tocó vivir allí 7 años seguidos,
terminando mi formación e iniciando los trabajos sacerdotales.
Mi primer trabajo pastoral como sacerdote fue continuar en la
universidad y atender los sábados y domingos a los presos detenidos en la gran
cárcel Regina Coeli que albergaba unos 2000 detenidos, la mayor parte presos
políticos. Eran los años de la posguerra Europea. En la cárcel me encontré con
la vida real, con muchos hombres sin libertad, cada uno con su historia, sus
problemas, su llanto. En el penal tuve la suerte de conocer a las personas “en
su interior”. Doy gracias a Dios por este mi primer trabajo sacerdotal.
Cómo fue la salida de Roma y su actividad posterior?
Terminados mis estudios universitarios y algunos otros cursos
complementarios, regresé a España e inicié allí la tarea de la docencia
superior como profesor de Historia de la Iglesia y Teología. Fueron 12 años
felices. Los estudiantes de Teología eran jóvenes entre los 20 y 25 años.
Sinceros, aplicados y muy centrados en su formación. Entre bastantes alumnos
que luego han ocupado puestos importantes en la Iglesia y en la Congregación,
puedo señalar a Monseñor Miguel Irizar, obispo de Yurimaguas de 1972 a 1989 y
al actual obispo Monseñor Astigarraga.
Qué otras tareas realizó usted antes de venir al Perú?
La Congregación me encargó diversos trabajos de gobierno.
Siendo superior tuve la suerte de visitar, durante 3 meses, el año 1967, todas
nuestras comunidades pasionistas del Perú, Costa, Departamento de San Martín y
parte de Loreto. Mi recorrido aquí fue así: Papaplaya, Lagunas, San Lorenzo,
San Gabriel de Varadero, (rió Paranapura) y Yurimaguas. Fue mi primer baño en
la amazonía).
Pero cuándo fue su destino definitivo al Perú?
En febrero de 1974 llegué por vía marítima, la puerto del
Callao y desde allí a San Lorenzo del Marañon. Mi llegada coincidió con el
inicio de los trabajo del oleoducto nor peruano.
El Marañón fue mi primera estación misionera. Atendía a la
población San Lorenzo, un pequeño caserío entonces, nada comparable con la
actual capital de la provincia de DATEM
Junto con el trabajo parroquia me dieron el cuidado pastoral
de las comunidades Chayahuitas de los ríos Sillay y Cahuapanas y de la
comunidad Aguarían del río Apaga.
¡Que trabajo tan distinto si lo comparo con mis años de
profesor de teología! Mi estadía en San Lorenzo, y sobre todo, el trato con las
comunidades nativas, me hizo muchísimo bien, aunque muchas cosas tuve que
comenzar de cero en la organización de mi vida. Tengo una grande deuda con
estas comunidades ya que me ayudaron a ser más hombre y más sacerdote.
¿Qué otros trabajos nos puede destacar de su pastoral?
La formación cristiana de adultos. Allí comenzaron con la
formación de los animadores de comunidad para las 250 comunidades donde no
había sacerdotes. Formar hombres y mujeres para el servicio de Dios, la
celebración de la Palabra los domingos en su comunidad y, también para que
dieran testimonio cristiana ante sus hermanos.
La mayoría de estos adultos no habían terminado sus estudios
de primaria y tenían gran dificultad para la lectura. Se les hacía difícil el
manejo de la Biblia (libros fundamental del animador) o cualquier otros trabajo
que pedía lectura y escritura. Pero, poco a poco, fuimos creando métodos de
educación y formación para adultos; tarea muy diferente de la formación de
niños y jóvenes.
Desde entonces y van ya 31 años mi querencia y trabajo
principal ha sido el servicio a los animadores, concursillos, con publicaciones
de libros y otros subsidios.
Un trabajo consolador que te lleva a descubrir en el hombre y
la mujer de la chacra, grandes valores humanos y religiosos! Gracias, Señor,
por nuestra Amazonía y por sus hombres y mujeres, fruto de tu creación!
Usted también estuvo en Lagunas ¿Cuándo fue ese trabajo
pastoral?
El año de 1979 me indicaron que en Lagunas hacia falta un
sacerdote más, sobre todo para la atención a las comunidades y los animadores.
Y allí me fui. Pasé en Lagunas 11 años atendiendo por temporadas en la capital
distrital, donde ya residía un sacerdote, pero mi dedicación principal fueron
las 67 comunidades del Distrito, incluyendo a los Candoshi del río Nucuray.
El Vicariato me apoyó en la construcción de un bote, el ERA
KUMITSA, Este bote visitaba las comunidades durante todo el año: Tres veces
tuve que cambiar de bote, pero con la misma matricula, que en español es BUENA
NOTICIA.
¿Qué impresiones guarda de su estadía en Lagunas?
La población de Lagunas y de sus comunidades pertenece, en
gran parte, al grupo Cocamilla. Un pueblo pacifico, religioso y muy
hospitalario. Posteriormente parece que las cosas han cambiado y varios males
han azotado a esta población, en este orden: terrorismo, narcotráfico,
enfrentamiento entre autoridades y grupos de pobladores. Pero no hay que perder
la esperanza Lagunas tiene grandes recursos humanos y espirituales. Vendrán
tiempos mejores.
Sabemos que Lagunas fue la primera población de Loreto a
donde llegó el terrorismo.
Así fue. Y me tocó vivir la espantosa noche del 29 de junio
de 1985. El ataque fue liderado por el doctor del Hospital y un reducido grupo
traído de fuera por el mismo doctor y algunos laguninos engañados por este
líder chimbotano de triste memoria.
Iniciamos el año 1985 bajo negros presagios. Sabíamos que
algo malo iba a suceder. La Iglesia hizo varias denuncias en su predicación a
partir del mes de marzo. Yo tuve bastantes ocasiones de tratar con el doctor
del hospital. Me desvelaba sus ideas revolucionarias y yo le planteaba la
estrategia cristiana para hace mas libre al pueblo liberándolo de tantas
esclavitudes La última conversación tuvo lugar 2 días antes del ataque. El
grupo terrorista tenía un plan terrible sobre Lagunas: matanzas, robos,
aniquilamientos de la población. Aquella fatídica noche mataron a tres
personas, aunque su plan era decapitar a bastantes varones de la población.
Pero la mano de Dios hizo su acto de presencia; uno de los atacados, el cabo
García yurimaguino, herido de muerte y casi en agonía, disparó su pistola
contra lo asaltantes e hirió gravemente al segundo de a bordo de los
terroristas.
Este hecho cambio el rumbo de los acontecimientos. El grupo
terrorista suspendió el ataque y para salvar al herido, salio de Lagunas en un
bote robado, El herido se sanó, pero el grupo principal, de los atacantes unos
14, se escondieron en el monte, entre Islandia y Santa María. Allí fueron
sorprendidos por los guaridas de asalto (los sinchis) y matados y acribillados.
Se cumplió a la letra la palabra de Jesús. “El que a espada
mata, a espada morirá”.
En una de mis conversaciones con el doctor, pocos días antes
del ataque, le dije en plan muy humano: “Mira, hermano, respeto las ideas de su
grupo, pero le pido que en Lagunas no se derrame sangre inocente”. Pero el
grupo ya había decidido su plan destructor.
La Iglesia, lo mismo que había orado por los caído en la
balacera de los terroristas, organizó una misa de funeral por los 14
acribillados por los guardias. Es que, alma por alma, tanto hay que rezar por
el inocente como por el pecador.
Puente entre Mons. Miguel Irizar y Mons. José Luis
Me toco hacer de puente entre la salida de Monseñor Irizar en
octubre de 1989 hasta la llegada del nuevo obispo Monseñor José Luis el 1 de
marzo de 1992.
Mi obligación era atender pastoralmente a todo el Vicariato.
No eran tiempos fáciles nos tocó entre otros acontecimientos tristes el ataque
terrorista a Yurimaguas el 25 de julio de 1990 Pero mi principal trabajo de
esos años fue preparar el Plan Pastoral para todo el Vicariato, que se publicó
después con el titulo de Rutas de Evangelización”. Este trabajo era fruto del
esfuerzo conjunto de misioneros, misioneras, y laicos comprometidos.
Pero cuando vino a Yurimaguas Mons. José Luis usted se
ausentó por un tiempo.
Así fue, mis hermanos pasionistas del Perú me llevaron a Lima
y me nombraron superior y responsable de todas las comunidades y obras
Pastorales que tiene nuestra Congregación en Perú. Me tocó atender
servicialmente a mis hermanos Pasionsitas. Una de las tareas más difíciles,
pero al mismo tiempo de mucho gozo, fue dar mayor impulso a la formación de los
jóvenes vocacionados. En Lima tuve la ocasión de tomar el pulso a todo el Pero,
ya que aquí en la Selva mis tareas me ataban al trabajo rural.
Al terminar los 8 años de mi cargo en Lima, los superiores me
ofrecieron el regreso a mi antiguo campo de trabajo. Y aquí sigo, gracias al
Señor.
A qué se dedica hoy aquí
Sigo apoyando la formación de los animadores del Huallaga
central, con cursos y procurando preparar para ellos folletos muy sencillos.
Formamos una equipo de tres para esta labor: Hermano Abraham, Arequipeño,
hermano Freddy, cajamarquino y este servidor de ustedes, “loretano” con el DNI
10222618.
¿Con qué personajes importantes has tratado o te ha tocado
conocer?
No sé que decir. Para mi personajes muy importantes son las
abuelitas que en los caseríos cuidan a sus nietitos, las mamás que atienden a
sus hijos y además tienen que trabajar en la chacra. Estas personas son muy
importantes, aunque sus caras no las veamos en la televisión ni las radios
emisores traten de anunciar el trabajo sacrificado de estas mujeres de nuestro
pueblo.
Pero entrando en su pregunta, les diré que, siendo joven
sacerdote, saludé al Papa Pío XII. También en Roma traté con profesores e
intelectuales de primer orden de varias naciones.
Aquí en Perú fue recibido una vez por el Presidente Belaunde
y tratamos algunos asuntos de la Selva. Me di cuenta que el presidente seguía
siendo el gran enamorado de la Amazonia, pero que sus ministros le engañaban.
Me pregunto, en concreto, como iba la construcción de la carretera triangular
Yurimaguas, Jeberos, Balsapuerto – Yurimaguas. Era el año 1983. Yo le respondí
sencillamente Excelencia hemos oído algo de esta obra, pero todavía no se ha
iniciado. El puso cara de consternación y pena y se llevó las manos a la
cabeza. Al presidente Valentín Paniagua pude saludarle y conversar con En, en
el velorio del Doctor Alfonso Barrantes que quien alcalde de Lima.
Me ha tocado también tratar con los Cardenales Juan
Landazuri, Augusto Vargas y el actual Juan Luis Cipriani con este tuve algun
problemita por una pequeña novela que escribí sobre la iglesia del Perú, pero
todo terminó fraternalmente y en paz.
Si hoy tuviese usted que iniciar su carrera vocacional y su
sacerdocio, ¿Qué haría?
Ante todo aceptar lo que me indiquen los superiores de mi
Congregación. Pero de mi parte escogería trabajar con gente en las zonas
rurales, sobre todo, en la formación de los animadores y de las comunidades
cristianas. Creo que aquí está el futuro de nuestra Iglesia.
Pero este trabajo lo haría con estilo distinto, con nueva
metodología, y con mayor energía.
¿Nos puede dar algún consejo que nos sirva para nuestra vida?
Entre ustedes y servidor hay muchos años de distancia, pero
creo que les puedo dar un breve mensaje. Cada uno de nosotros debe pensar que
la vida es irrepetible, se vive sola vez. Y al final de nuestra vida únicamente
“nos quedaremos en aquello que hemos dado con amor y entrega”. Lo que hayamos
reservado para nosotros, no tendrá valor alguno, se nos escapará de nuestras
manos.
También les recordaré aquello de: “Si no vives para servir,
no vales para vivir”. ¿Qué les parece?.
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