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DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA
FRANCISCO IGARTUA CON DORIS GIBSON, PIEZA CLAVE EN LA FUNDACION DE OIGA, EN 1950 CONFUNDARIAN CARETAS.

«También la providencia fue bondadosa conmigo, al haberme permitido -poniendo a parte estos años que acabo de relatar- escribir siempre en periódicos de mi propiedad, sin atadura alguna, tomando los riesgos y las decisiones dictadas por mi conciencia en el tono en que se me iba la pluma, no siempre dentro de la mesura que tanto gusta a la gente limeña. Fundé Caretas y Oiga, aunque ésta tuvo un primer nacimiento en noviembre de 1948, ocasión en la que también conté con la ayuda decisiva de Doris Gibson, mi socia, mi colaboradora, mi compañera, mi sostén en Caretas, que apareció el año 50. Pero éste es asunto que he tocado ampliamente en un ensayo sobre la prensa revisteril que publiqué años atrás y que, quién sabe, reaparezca en esta edición con algunas enmiendas y añadiduras». FRANCISCO IGARTUA - «ANDANZAS DE UN PERIODISTA MÁS DE 50 AÑOS DE LUCHA EN EL PERÚ - OIGA 9 DE NOVIEMBRE DE 1992»

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«Cierra Oiga para no prostituir sus banderas, o sea sus ideales que fueron y son de los peruanos amantes de las libertades cívicas, de la democracia y de la tolerancia, aunque seamos intolerantes contra la corrupción, con el juego sucio de los gobernantes y de sus autoridades. El pecado de la revista, su pecado mayor, fue quien sabe ser intransigente con su verdad» FRANCISCO IGARTUA – «ADIÓS CON LA SATISFACCIÓN DE NO HABER CLAUDICADO», EDITORIAL «ADIÓS AMIGOS Y ENEMIGOS», OIGA 5 DE SEPTIEMBRE DE 1995

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

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UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.» FRANCISCO IGARTUA - TEXTO SOMETIDO A LA APROBACION DE LA ASAMBLEA Y QUE FUE APROBADO POR UNANIMIDAD - VITORIA-GASTEIZ, 27 DE OCTUBRE DE 1999.

«Muchos más ejemplos del particularismo vasco, de la identidad euskaldun, se pueden extraer de la lectura de estos ajados documentos americanos, pero el espacio, tirano del periodismo, me obliga a concluir y lo hago con un reclamo cara al futuro. Identidad significa afirmación de lo propio y no agresión a la otredad, afirmación actualizada-repito actualizada- de tradiciones que enriquecen la salud de los pueblos y naciones y las pluralidades del ser humano. No se hace patria odiando a los otros, cerrándonos, sino integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad del ser vasco. Por ejemplo, asumiendo como propio -porque lo es- el pensamiento de las grandes personalidades vascas, incluido el de los que han sido reacios al Bizcaitarrismo como es el caso de Unamuno, Baroja, Maeztu, figuras universales y profundamente vascas, tanto que don Miguel se preciaba de serlo afirmando «y yo lo soy puro, por los dieciséis costados». Lo decía con el mismo espíritu con el que los vascos en 1612, comenzaban a reunirse en Euskaletxeak aquí en América» - FRANCISCO IGARTUA - AMERICA Y LAS EUSKALETXEAK - EUSKONEWS & MEDIA 72.ZBK 24-31 DE MARZO 2000

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viernes, 26 de julio de 2013

LA TERCERA

Entrevista de la Revista Ecclesia – España

Mons. Miguel Irizar Campos, C.P.


1.        Los Pasionistas en el Perú se aprestan a celebrar 100 años de su llegada. ¿Cómo será esta celebración (Eventos y otros)?

Efectivamente, los pasionistas estamos iniciando el centenario de nuestra llegada al Perú el 10 de febrero del año 1913, cuando procedentes del convento de Deusto, Bilbao, arribaron los primeros 12 misioneros al Puerto del Callao.

Nuestra presencia en el Perú se la debemos especialmente a Mons. Emilio Lissón, Obispo de Chachapoyas, quien en su visita ad Limina a Roma en 1910, se presentó a los superiores de la Congregación Pasionista y demandó religiosos para su diócesis, a fin de que se encargaran de la parte más abandonada, la región de San Martín. Los superiores de la Curia General de Roma indicaron al celoso obispo que podía acudir a Bilbao, ya que la joven provincia del Sagrado Corazón disponía de religiosos que podían aceptar este compromiso.

Ante esa urgencia de personal misionero, la Curia Provincial de Bilbao atendió rápidamente a Mons. Lissón y acordaron el envío al Perú de seis sacerdotes y seis hermanos. Eran “doce”, como los apóstoles.

Los elegidos para esta heroica misión eran los sacerdotes Atanasio Jáuregui (Superior del equipo), Arsenio Sainz, Andrés Asenjo, Hipólito Balaustegui, Tomás Pestana, Eleuterio Fernández, y los hermanos Felicísimo Menica, Marcelino Salinas, Bernabé Guridi, Silverio Barrena, Jeremías Ugarte y Domingo Menica.

El destino y el campo de acción de nuestros misioneros sería el departamento de San Martín, en la Selva peruana, cuya situación social y religiosa era en ese tiempo desoladora, por el abandono en que se encontraban los pueblos y comunidades; como por el extenso territorio de la Diócesis de Chachapoyas, para cuya atención pastoral escaseaban sacerdotes y agentes pastorales.

La aventura misionera comenzaría con el largo recorrido por la costa y sierra del Perú, a pie y a lomo de caballo, pasando por Cajamarca, Chachapoyas y Moyobamba, hasta llegar a la Amazonía, a la ciudad de Tarapoto, el 17 de mayo de 1913. Por este motivo, la apertura del Centenario Pasionista será intencionalmente en la ciudad de Tarapoto, el 19 de mayo de 2013 y el siguiente domingo, 26 de mayo, en Lima, en el distrito de San Isidro, donde se fundó en 1931 el primer convento Pasionista.

Los eventos principales están programados de mayo del presente año a mayo de 2014, que incluirán celebraciones litúrgicas, actos académicos “Simposio Pasionista”, Exposición Misionera de la obra Pasionista en la Amazonía Peruana. Con esta finalidad, venimos preparando una publicación monográfica: “Cien años de los Pasionistas en el Perú” y un documental (video) “Cien años de la presencia Pasionista en la Amazonía Peruana”

En los planes de Dios, los Pasionistas estábamos destinados a ser, sobre todo, misioneros amazónicos ya que nos plantamos en la selva, muchos años antes de fundar en Lima. Este fue un gran reto, dado que en esos tiempos no había ni carreteras de acceso de la costa a la selva y mucho menos, transporte aéreo.

2.        ¿Qué balance hace la congregación tras este centenario de presencia, particularmente en la amazonía peruana?

No me es fácil responder puntualmente a este planteamiento, ya que todavía estamos preparando esta memoria del centenario de los Pasionistas en el Perú. Puedo sin embargo, adelantar algunas apreciaciones.

Somos ante todo, como he insinuado anteriormente, misioneros de los pueblos de la selva, evangelizadores por vocación con nuestro peculiar carisma de religiosos Pasionistas. Esa evangelización ha significado un gran esfuerzo de llegar a los pueblos y comunidades que llevaban muchos años desprovistos de toda atención pastoral en esa inmensa región de la amazonía peruana, donde hemos tratado de implantar la Iglesia.

En ese empeño misionero hemos tenido una atención preferencial por los pueblos indígenas y nativos de la amazonía y un compromiso permanente por los más pobres y excluidos, promoviendo un desarrollo humano integral con gran respeto a las culturas, a la ecología y a la defensa de los derechos de los pueblos amazónicos.

La Congregación Pasionista ha tenido a su cargo simultáneamente dos territorios eclesiásticos: el Vicariato Apostólico de Yurimaguas en el Departamento de Loreto y la Prelatura de Moyobamba en el Departamento de San Martín con una extensión territorial de casi cien mil kilómetros. El Vicariato de Yurimaguas fue creado el año 1921, como Prefectura Apostólica y la Prelatura de Moyobamba el año 1948.

Cuando me refiero a la presencia pasionista en la Amazonía comprendemos ambas jurisdicciones eclesiásticas advirtiendo que en la actualidad desde el año 2007, la Prelatura de Moyobamba ha sido confiada por la Santa Sede a la Arquidiócesis de Toledo, donde siguen todavía sirviendo algunos de nuestros misioneros pasionistas.

Queremos destacar, especialmente dos campos prioritarios en nuestros programas pastorales: la educación y la salud.

El aporte en el campo de la educación ha sido realmente significativo creando escuelas y colegios que inicialmente eran escuelas misionales que luego pasarían a ser escuelas oficiales del Estado.

Hemos promovido también Institutos Superiores de Educación en convenio con el Estado, para la formación del magisterio, con una atención preferencial a los pueblos nativos de nuestra amazonía mediante escuelas bilingües.

En las diferentes épocas del Vicarito de Yurimaguas, donde he servido como Obispo durante diecisiete años, se  procuró siempre una gran atención al área de salud,  como lo demuestra el  Hospital Santa Gema de Yurimaguas construido por Mons. Atanasio Jáuregui y luego ampliado por Mons. Elías Olazar, mis predecesores.
           
Surgiría luego en el campo sanitario la Lancha Santa Gema convertida en un pequeño hospital de salud atendido por Misioneros Pasionistas y especialmente por religiosas de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón. Más tarde la lancha Santa Gema sería reemplazada por la Lancha Unión atendida con gran espíritu de sacrificio por la Hna. Sagrario Sanz de la Compañía Misionera quien ha entregado más de 40 años de servicio como enfermera especialmente en la zona del Río Marañón.

Agregaría como otro aporte importante la instalación de ladrilleras, aserraderos y carpinterías, que han servido para capacitar a muchos jóvenes que han pasado por estos centros.

En años más recientes (1974) se creó en Yurimaguas un Centro de Capacitación Laboral, con especialidad en carpintería y ebanistería, donde se ha capacitado a más de 200 jóvenes, tanto rivereños como nativos de la Provincia del Alto Amazonas.

El Hno. José Odriozola, pasionista, fue el gran maestro y artífice de esta notable escuela laboral aportando sus conocimientos y habilidades en el ramo de la carpintería. A él deben su capacitación profesional muchos carpinteros de Alto Amazonas. En ese proyecto estuvo siempre bien secundado por otros profesores locales competentes con los que el Hno. José consolidó un equipo bien integrado y responsable.

3.        En estos 100 años, ¿Cuál diría usted que ha sido el momento o los momentos más importantes que han marcado la presencia de la congregación en nuestro país?

En la primera etapa, señalaría la aventura heroica que supuso para los doce misioneros pasionistas procedentes de España, plantarse en el corazón de la Selva Peruana, aislados y sin comunicación con el mundo exterior, como lo reconocía Mons. Lissón: “No creo que en las misiones de otras partes sufran los misioneros más privaciones que las que aquí han soportado los Pasionistas”.

Dos acontecimientos que significaron una exigente prueba para los misioneros pasionistas fueron: la inesperada salida del principal responsable del equipo misionero (1917), P. Atanasio Jáuregui, llamado a la Curia Provincial de Bilbao, posteriormente elegido Superior Provincial y el traslado del Obispo de Chachapoyas Mons. Emilio Lissón, nombrado Arzobispo de Lima el mismo año.

En los designios de Dios, todo ello fue compensado por la creación de la Prefectura Apostólica de San Gabriel del Marañón, (Departamento de Loreto) con sede en Yurimaguas, el año 1921 y el nombramiento de Mons. Atanasio Jáuregui, como Prefecto Apostólico, quien sería al mismo tiempo, el Superior Religioso, tanto de los misioneros de la Prefectura, como los misioneros pasionistas residentes en el Departamento de San Martín, que eclesiásticamente seguirían dependientes del Obispado de Chachapoyas.

La Prefectura Apostólica de Yurimaguas fue el primer territorio de misión encargado a la Congregación Pasionista en el mundo. El año 1936, la Santa Sede elevaría esta misión a Vicariato Apostólico nombrando a Mons. Jáuregui como su primer Obispo.

Posteriormente, el año 1948, la Santa Sede creó la Prelatura de Moyobamba en la Región San Martín y designando a Mons. Martín Elorza como su primer Prelado el año 1949 y consagrado Obispo en 1954.

4.        Usted está ocupándose de realizar las memorias de estos años, ¿Qué le impacta?, ¿Qué le asombra o sorprende de los primeros pasionistas llegados a tierras peruanas?

Desde mi propia experiencia de servicio misionero en la Selva, me impacta el valor y el heroísmo de los primeros misioneros pasionistas, desprovistos de todo, incursionando en la selva, expuestos a todas las enfermedades propias de esa región tropical, caminando por las trochas, o navegando por los caudalosos ríos, donde cuatro de ellos murieron ahogados.

Aún en tiempos más recientes carecíamos de sistemas de comunicación y recurríamos a radiofonía de frecuencia fija, a falta de los servicios de telefonía.

Recuerdo con especial cariño las visitas que nos hacían los misioneros procedentes del Perú en nuestro seminario menor de Gaviria, despertando en nosotros adolescentes, aspirantes a la Congregación Pasionista, la ilusión misionera, al tiempo que íbamos conociendo algo de Perú cuando nos hablaban de Yurimaguas, Tarapoto, Moyobamba, Lagunas… o los ríos Marañón, Huallaga, Pastaza o Paranapura.

De esta manera, nos resultaba familiar el lejano Perú al que llegaríamos en épocas diferentes cientos de Pasionistas con la ilusión de seguir las huellas de los que nos precedieron con su generosa entrega a la causa del Evangelio y del Perú, que consideramos como nuestra segunda patria a la que hemos servido también con ilusión y sacrificio.

5.        La Amazonía peruana es una tierra muy peculiar. En su opinión, ¿Qué lecciones le ha dejado este territorio, su gente… a su Congregación?

Cuando nos referimos a la Amazonía Peruana estamos hablando de la mitad del territorio del Perú y de la reserva natural y ecológica importantísima para el Perú y para el mundo. Tenemos que cuidarla y respetarla, como han sabido hacerlo nuestros hermanos nativos de los pueblos amazónicos, a los que tenemos que acompañar en sus justos derechos humanos, sociales y culturales.

Los misioneros venidos de otras tierras hemos aprendido mucho de nuestros hermanos nativos que han encontrado en nosotros sus más cercanos amigos y hermanos, portadores de la Buena Noticia del Evangelio que venimos a anunciar en nombre de Jesucristo.

6.        ¿Qué proyectos concentran hoy los esfuerzos de la familia pasionista en el Perú?

Como ha ocurrido en la historia de las misiones en la Amazonía Peruana, hemos sido los religiosos de diferentes órdenes y congregaciones los responsables y animadores de la evangelización de los hermanos de la Selva.

Pero los misioneros veníamos, casi todos de España y nosotros los Pasionistas del País Vasco en su mayoría. Esto ha significado una gran movilización misionera hacia el Perú y hemos podido cumplir con el encargo que nos diera la Santa Sede, gracias a las numerosas vocaciones que surgían en nuestra tierra de origen. Ante la dolorosa baja de las vocaciones en los países que aportaban misioneros, tenemos hoy un grave reto las congregaciones misioneras.

Refiriéndome a mi propia Congregación Pasionista, tenemos una cierta compensación con el crecimiento de las vocaciones nativas peruanas para la vida consagrada, aunque no puedan cubrir todas las vacancias que hemos ido dejando en los últimos 25 años. Paralelamente, han ido surgiendo y madurando, las vocaciones para el clero diocesano en nuestras iglesias de la Prelatura de Moyobamba y del Vicariato Apostólico de Yurimaguas.

Este proceso ha sido generalmente lento y trabajoso, pero hoy miramos con más esperanza el futuro de la Iglesia en el Perú.

Actualmente, me he integrado a la comunidad pasionista de la Virgen del Pilar de San Isidro, que es la Casa Madre de los Pasionistas en el Perú, a la que llegué el año 1960. En esta comunidad compartimos el carisma pasionista religiosos avanzados en años, algunos en una edad intermedia y jóvenes peruanos profesos estudiantes de teología. Esta configuración de nuestra comunidad expresa de alguna manera, el camino iniciado, con bastante retraso sin duda, en la promoción de vocaciones locales que irán asumiendo y encarnando en la realidad peruana el carisma de San Pablo de la Cruz.

Agregado:

Quiero recordar con especial gratitud, la fundación del primer monasterio de vida contemplativa en la Selva Peruana. El año 1982, llegaban a Yurimaguas a invitación mía las Madres Carmelitas Descalzas, con las que construimos el Monasterio de San José, a las que yo llamaba “la fuerza oculta de la misión”.


El Señor me ha concedido esta misma gracia como Obispo del Callao, al fundar el Monasterio de Carmelitas Descalzas procedentes del Monasterio de Yurimaguas. Ambos monasterios siguen teniendo numerosas vocaciones e incluso, algunas de nuestras religiosas han pasado a reforzar comunidades de Carmelitas Descalzas en España.


Centro Vasco Euzko Etxea Arantzazu de Lima
Archivo Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima
Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Perú

LA TERCERA

“Por eso invoco la bendición de Dios para que sigan ese camino de amor a Dios y al prójimo, invoco a María hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo, bajo la advocación de la Virgen del Pilar que nos preside, bajo la advocación de la Virgen de Arantzazu, en Oñati, que todos ellos la conocen muy bien, de nuestra Señora de Begoña, en Bilbao, que ella los bendiga los acompañe en este maravilloso jubileo de cien años de presencia en el Perú, gracias Padres Pasionistas gracias por su presencia y por su ejemplo al servicio de la Iglesia en el Perú. Así sea.”. S.E. Card. Juan Luis Cipriani Thorne. Arzobispo de Lima y Primado del Perú. Homilía Centenario Pasionista (1913-2013).

LA TERCERA

“Por esto, en estos cien años, con razón se sienten orgullosos, agradecidos porque el Espíritu Santo ha obrado muchos milagros en este siglo y también cómo no  decirles, caminen en la esperanza, esta herencia tiene que tener continuidad y para eso las vocaciones misioneras. Que no le pierdan los jóvenes el sabor a la misión a la caminata alejada, a las noches de frio y ríos, al contacto cercano y cariñoso con tanta gente sencilla.”. S.E. Card. Juan Luis Cipriani Thorne. Arzobispo de Lima y Primado del Perú. Homilía Centenario Pasionista (1913-2013).

LA TERCERA

“Hermanos, en los comienzos de estos cien años no había mucha organización, pero había una fe y un espíritu misionero que atravesaba montañas, aquel espíritu que tal vez nuestros abuelos en una tarea difícil, de trabajo diario nos dejaron por herencia, por eso al contemplar este teplo y al contemplarlos a muchos ustedes me viene el recuerdo de sus padres, de sus abuelos, de mi niñez y de mi juventud, y no puedo decir, que no hay una gran añoranza. Qué tiempos aquellos, no es una nostalgia sentimental que aprovecha del momento, no, es la verificación que esa generación tenía más peso, la fe era más sencilla, pero de verdad y eso es lo que animó a ese grupo de jóvenes vascos, porque les gusta recordar que son vascos, orgullo, ese grupo de jóvenes de vascos, vinieron a la Selva y trajeron junto con esa fe maravillosa, esos valores cristianos y con esos valores cristianos, respetando a esas culturas que hoy queremos reconocer de una manera tan idílica, pero no real, no eran sujetos de investigación, eran seres humanos a evangelizar y así lo hicieron, sin ideologías ni problemas, caminando, pasando trochas, ríos y enfermedades y el Señor por ello, ha bendecido con la santidad que es el gran regalo de Dios a todos esos hermanos nuestros que fueron la semilla del trabajo Pasionista”. S.E. Card. Juan Luis Cipriani Thorne. Arzobispo de Lima y Primado del Perú. Homilía Centenario Pasionista (1913-2013).

jueves, 25 de julio de 2013

LA TERCERA

Parroquia Virgen del Pilar
San Isidro, 26 de mayo de 2013


Misa de Apertura del Centenario Pasionista
(1913-2013)

Homilía

S.E. Card. Juan Luis Cipriani Thorne
Arzobispo de Lima y Primado del Perú


Muy queridos hermanos Obispos, que hoy me acompañan en esta celebración eucarística, saludos para el Superior Regional de los Pasionistas Javier Areitio, al Párroco Francisco Javier Salazar, a los señores alcaldes de San Isidro y de La Molina, al señor Embajador de España, a los señores Congresistas y a todos, que somos parte de esta familia que hoy celebran los cien años de la presencia Pasionista en el Perú.

Con mucha alegría, en esta Solemnidad de la Santísima Trinidad, Dios Padre, Dios hijo y Dios Espíritu Santo, un gran misterio que nos ha sido revelado por Jesucristo, que nos ha sido explicado por el Espíritu Santo. En este ambiente de una fiesta tan grande para la Iglesia, hoy queremos recordar de una manera breve la labor de los Padres Pasionistas.

Precisamente ser sacerdotes, ser religiosos, iniciaron con una fe firme y decidida la misión de llevar el Evangelio a los pueblos más alejados de nuestra tierra.

Hermanos, en los comienzos de estos cien años no había mucha organización, pero había una fe y un espíritu misionero que atravesaba montañas, aquel espíritu que tal vez nuestros abuelos en una tarea difícil, de trabajo diario nos dejaron por herencia, por eso al contemplar este teplo y al contemplarlos a muchos ustedes me viene el recuerdo de sus padres, de sus abuelos, de mi niñez y de mi juventud, y no puedo decir, que no hay una gran añoranza. Qué tiempos aquellos, no es una nostalgia sentimental que aprovecha del momento, no, es la verificación que esa generación tenía más peso, la fe era más sencilla, pero de verdad y eso es lo que animó a ese grupo de jóvenes vascos, por que les gusta recordar que son vascos, orgullo, ese grupo de jóvenes de vascos, vinieron a la Selva y trajeron junto con esa fe maravillosa, esos valores cristianos y con esos valores cristianos, respetando a esas culturas que hoy queremos reconocer de una manera tan idílica, pero no real, no eran sujetos de investigación, eran seres humanos a evangelizar y así lo hicieron, sin ideologías ni problemas, caminando, pasando trochas, ríos y enfermedades y el Señor por ello, ha bendecido con la santidad que es el gran regalo de Dios a todos esos hermanos nuestros que fueron la semilla del trabajo Pasionista.

No olvidemos que en el centro de este carisma está la Cruz, y la Cruz que es Amor, la Cruz es amor. En la medida en que aprendemos ese lenguaje del dolor, la vida es mucho más serena. Mientras el dolor sea un problema, la vida es muy complicada. La vida frente a la Cruz es el centro del alma para iluminar, para perdonar, para serenar, para llevarnos a la alegría, este es el centro del mensaje de los Padres Pasionistas.

Por esto, en estos cien años, con razón se sienten orgullosos, agradecidos porque el Espíritu Santo ha obrado muchos milagros en este siglo y también cómo no  decirles, caminen en la esperanza, esta herencia tiene que tener continuidad y para eso las vocaciones misioneras. Que no le pierdan los jóvenes el sabor a la misión a la caminata alejada, a las noches de frio y ríos, al contacto cercano y cariñoso con tanta gente sencilla.

Hoy el Papa usa mucho de la palabra periferia, algunos quieren convertirlo en ideología, el Papa habla de la periferia refiriéndose a que hay que salir de la comodidad, de la instalación, hay que ir a ver a los enfermos, a ver a los pobres, a ver a los jóvenes, a ver a los niños, no como una diferencia de clases, no, salir de eso que dice él autoreferencia ser más a los demás, es muy sencillo el mensaje. Pues esto es el misionero.

Nos dice la sagrada Escritura en el libro de los Proverbios, que una delicia para Dios estar con los hijos de los hombres, yo pienso que ahí está el núcleo de la misión del misionero, es un gozo cuando uno se acerca y puede compartir con esa gente sencilla y alejada, a veces parecería que al Señor lo ponemos muy lejos, recordemos que está a nuestro lado siempre y está como un Padre amoroso, ayudándonos, guiándonos, bendiciéndonos, perdonándonos.
Esa experiencia de ese Dios Uno y Trino es en definitiva la experiencia del amor de Dios, San Agustín  decía, ved la Trinidad y vez el amor, ahí está el desafío del tiempo actual, más amor, más trato humano, que fácil es decir buenos días, que alegría encontrar a un hombre y a una mujer por las calles y saludarle como antaño, no había tanto twitter pero había calor, no me llegaba un twitter, un saludo, un pasar la calle, un darse un abrazo, el barrio, pues esto en el misionero no cambia, este contacto personal es fundamental para que Dios pueda actuar en las almas.

Por eso queridos hermanos, con la alegría de celebrar estos cien años, agradeciendo el que me hayan podido invitar a presidir esta eucaristía, conozco por los menos en los últimos cincuenta o sesenta años el empeño de la Congregación Pasionista en el Perú y también de modo especial en Lima.

Permanezcan queridos hermanos Pasionistas fieles a esta herencia que han construido a lo largo de este siglo, muchas familias, muchas de mis abuelos podemos decir abuelos, hijos y nietos y bisnietos han crecido y se han formado a la sombra de la santidad, amistad, atención espiritual, que han impulsado ustedes en las diversas parroquias y diversas misiones.

Permítanme brevísimos recuerdos. En mi época de colegial venía con frecuencia a la misa de las 9 de la mañana y tengo todavía con ustedes el recuerdo vivo, ardoroso, entusiasmático del P. Constancio Bollar, no lo hagamos un héroe, era un hombre bueno, fiel, misionero, trabajador, coherente, piadoso, lo que hoy diríamos un santo, pero él no se sentía santo, pero transmitía un deseo de mejorar o cambiar.

Como no recordar esos confesionarios que siguen siendo habitualmente atendidos cuando de muchachos veníamos a algunas de estas colas, había colas en todos, encontrábamos siempre a alguien que nos atendieran, como ahora. Pasó el tiempo y conocí poco, pero con profundidad, a Mons. Venancio Orbe. Y también, aquí, ya en la Virgen del Pilar, al joven sacerdote no sé si era Juan Kruz pero hoy Miguel Irizar, porque los cambios de nombres me complican, es Miguel Irizar, no sé como era antes, pero era así, hablaba más todavía, cantaba y canta muy bien y la verdad San Isidro entero conocía de sus correrías. Después vino José Luis Astigarraga y pronto se lo llevaron a la Selva.

Y así han ido pasando todos hasta estar hoy Francisco Javier, no me quiero extender mucho, recuerdo como no, en esas misas tempraneras a Víctor Andrés Belaúnde, tu Padre, no voy a decir lo que todos decían, no lo voy a decir, pero decíamos “tiene debajo el pijama”, porque venía tempranísimo a rezar y a oír misa, era un ejemplo. Cuando Víctor Andrés estaba en su profundidad, verlo, era ya un catecismo porque, que meditación, que profundidad porque con qué sencillez llegaba y se iba, así también recuerdo, porque son cosas que quedan grabadas en el alma y eso digo a los papás y abuelos, detalles pequeños que uno ha visto de chico se quedan para siempre, si son buenos te ayudan mucho, si son malos te hacen mucho daño.

Yo recuerdo aquel buen sacerdote alto, fuerte, que aquí había un órgano en esa zona y entraba; su apellido es vasco irrepetible porque era muy largo. Tenía un carácter más o menos, era un poco impaciente cuando quien le decía lo que tenía que tocar lo interrumpía, pero cómo tocaba, que bien tocaba el órgano, cómo nos ayudaba a rezar. El P. Clemente Sobrado, horas y hora de confesionario por ahí andará, pero todo ello –no quiero, me da un poco de vergüenza señalar nombres- porque es la acción de Dios, es la Congregación Pasionista. Por eso, cuando uno tiene ese agradecimiento creo yo, que muchos dirán lo mismo y con humildad ellos son consientes que Dios ha hecho maravillas con su fidelidad.

Por eso invoco la bendición de Dios para que sigan ese camino de amor a Dios y al prójimo, invoco a María hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo, bajo la advocación de la Virgen del Pilar que nos preside, bajo la advocación de la Virgen de Arantzazu, en Oñati, que todos ellos la conocen muy bien, de nuestra Señora de Begoña, en Bilbao, que ella los bendiga los acompañe en este maravilloso jubileo de cien años de presencia en el Perú, gracias Padres Pasionistas gracias por su presencia y por su ejemplo al servicio de la Iglesia en el Perú.    

Así sea.


Centro Vasco Euzko Etxea Arantzazu de Lima
Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima
Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de Perú


jueves, 23 de mayo de 2013

ILUSTRE HERMANDAD VASCONGADA DE NUESTRA SEÑORA DE ARANTZAZU DE LIMA

Excelente acogida al documental "Emak bakia" en San Francisco; próximas paradas, Lima y Sydney

23/05/2013

El documental "Emak Bakia", dirigido por el pamplonés Oskar Alegria, está llevando a cabo un exitoso recorrido internacional. Las proyecciones más recientes han tenido lugar en California; primero, en el marco del San Francisco International Film Festival; y después, en el Basque Cultural Center de la ciudad. El documental cuenta un viaje en busca de una misteriosa casa en Lapurdi. El director se mostró encantado con la presencia de numerosos vascos de Iparralde en el BCC.

San Francisco, EEUU. El documental "Emak Bakia" ha visitado este mes tierras californianas; primero, participando en el San Francisco International Film Festival, y después en una proyección especial en el Basque Cultural Center. En ambas ocasiones, la película ha tenido una gran acogida, según explicado el propio Oskar Alegria a EuskalKultura.com.

El film se exhibió en tres ocasiones en el San Francisco International Film Festival, los días 4, 5 y 6 de mayo. Su director, Oskar Alegria, estuvo presente en las proyecciones, en las que llenó la sala, y los posteriores coloquios llegaron a durar más de 40 minutos. En palabras de Alegria, la recepción ha sido "tremenda", y algunos espectadores llegaron a verla dos y hasta tres veces. Uno de estos últimos fue un crítico de cine estadounidense, con el que Alegría planea colaborar para organizar un Festival de Cine Vasco en la ciudad de Boise.

Desde San Francisco, la película pasó a Vancouver, Canadá, donde participó en el DOXA Documentary Film Festival. De allí de vuelta a San Francisco, donde el 17 de mayo tuvo lugar una proyección especial en el Basque Cultural Center. La sala se llenó de espectadores, entre los que hubo muchos vascos de Iparralde, para alegría del director.

La sesión comenzó con una charla sobre cine vasco, de la mano de Marisa Espinal, integrante de la asociación Basque Educational Organization. Tras la proyección de la película Alegría habló largo y tendido con los espectadores, comentando los detalles de este peculiar documental que está cautivando al público y a la crítica.

Las próximas proyecciones serán:
30 de mayo - 8 de junio: Podgorica-Montenegro / Underhillfest.
3, 4, 5 y 6 de junio: Lima / Festival FIACID.
10 y 15 de junio: Sydney / Sydney International Film Festival.


En el centro, con el video en la mano, Oskar Alegria, acompañado por los miembros del Basque Educational Organization Leon Sorhondo, Philippe Acheritogaray, Marisa Espinal, Yvonne Hauscarriague y Nicole Sorhondo (foto SFBCC)



Fuente:
Euskalkultura.com

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU




Cien años de fructífera labor en beneficio de los más necesitados celebramos la congregación Pasionista en el Perú realizando una intensa labor misionera y educativa.
Esta importante labor la iniciamos en la Amazonía peruana, cuando el 17 de mayo de 1913 arribamos a Tarapoto los primeros misioneros Pasionistas llevados por el carisma del servicio a las personas que más necesitan de Dios.
En el Perú los Pasionistas estamos presentes desde los primeros años del siglo XX en la Amazonía, misión que llevamos desde hace un siglo de intensa labor con el compromiso trazado por nuestro fundador San Pablo de la Cruz, "ir a lugares a donde otros aún no llegan."
Los Pasionistas llegamos en 1913, partiendo del puerto de Bilbao, España, hacia la Amazonía peruana, invitados por el Obispo de Chachapoyas, monseñor Emilio Lissón para adentrarnos en territorios desconocidos.
Desde esa fecha hemos realizado una significativa obra evangelizadora por medio de Dios e incluso no dudamos en utilizar los medios de comunicación para llevar la palabra de Dios.
Escuchamos en voz de monseñor Miguel Irizar, obispo emérito del Callao, este video sobre nuestra presencia en la amazonia y la capital del Perú.

Fuente:
Congregacion Pasionista del Perú 

miércoles, 22 de mayo de 2013

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU


CARTA A UN MISIONERO
(P. Aquilino Iribertegui +1933)

Leyendo ahora “Misiones Pasionistas en el oriente Peruano”, Lima, 1943, con palabras sentidas del entonces Prefecto Apostólico, Atanasio Jáuregui, CP, me dirijo hoy a ti, padre Aquilino.
    Las insidiosas corrientes del Huallaga, en sus insaciables vorágines, han engullido otra vida, la tuya; tanto más preciada, cuanto más meritoria y promisoria; pues juntabas al vigor de tus años (36) y de tu mentalidad privilegiada, una brillante hoja de servicios.
    Tu muerte, lógicamente, sentidas frases de dolor arrancó de los pechos; sorpresiva y luctuosamente, enlutó nuestra amada Misión, privándola de un factor tan calificado.
    Dos muertes. La de Eleuterio Fernández y la tuya. Veinte años las separaron. Análogas circunstancias las rodearon, empero.
    A la cabecera de un moribundo se dirigía Eleuterio con los auxilios espirituales. Debía vadear el río Sapo, afluente del Huallaga. Entró decidido. El empuje de la violenta corriente lo arrolló, sin alguien a quien pedir auxilio, porque estaba solo….
    Te dirigías tú, asimismo, a un pueblecito de los que bordean el caudaloso Huallaga. Los recursos de tu sagrado ministerio llevabas a humildes lugareños. Pero, ¡ay!, atravesando el citado río, encontraste tu sepultura en las aciagas aguas.
    Con el cadáver de Eleuterio no pudieron dar, aunque lo buscaron en amplia zona. La corriente lo arrastró y dejó, a kilómetros, en lejana playa. Un pasajero lo encontró casualmente. 
    Más codicioso el Huallaga que el Sapo, no soltó la sacrílega presa. Los desvelos de las comisiones nombradas por las autoridades quedaron frustradas; como también los esfuerzos del Hermano Bernabé, acompañado de algunos paisanos.
    Te habían trasladado a Tarapoto, hacía poco, para reemplazar al padre Andrés Asenjo, que viajaba a España.
    De acuerdo con tus compañeros de hábito, preparaste tu gira apostólica. El día 9 de diciembre saldrías para SAUCE, pueblecito ribereño del Huallaga, que celebraba su fiesta patronal.
    Después de solemnizar la Purísima en Tarapoto, según el padre Zósimo, te despediste contento y alegre. Deseabas conocer, de paso, un lago que hay en dicho pueblo, muy admirado por los visitantes.
    Las siete de la mañana eran y te pusiste en marcha. Te acompañaban el sacristán, el cantor y cuatro personas más.
    Cabalgando, llegasteis al puerto Shapaja hacia el mediodía. Saludasteis las autoridades.
    Os embarcasteis luego en una canoa, aguas arriba, hacia el puerto terminal de la navegación, adonde pensabais arribar por la noche.
   Tomaríais luego la vía terrestre, para ascender, durante dos horas, en el monte  en cuya planicie se ubica Sauce y su famoso lago.
   Ganar la margen opuesta del río. Cuando en eso estabais, la canoa chocó contra un obstáculo invisible; volcó y os despidió con violencia.
   Como ocurre en tales percances, cada uno trató de salvarse como pudo. Tus acompañantes lograron ganar tierra. Tú conseguiste subirte a la canoa, volteada como estaba y a merced de la corriente. Pero ésta chocó de nuevo contra otro palo, y se hundió, llevándote consigo.
   ¡Heriberto”, ¡Heriberto!, ¡Heriberto!
    Fueron tus últimas palabras, pidiendo auxilio al sacristán.
Los acompañantes, no repuestos del susto, contemplaron el triste cuadro. A falta de otra canoa para el auxilio, les faltó valor para echarse al agua y acudir al SOS del que perecía. Temían perecer ellos también.
    En la orilla opuesta, dos mujeres oyeron tu llamada de socorro. Allá se fueron enseguida en pequeña embarcación. ¡Pero llegaron tarde!
    Benemérito misionero fuiste, sin duda, Aquilino. Te incorporaste a la Misión en 1927. Con ánimo encomiable afrontaste las fatigas de tu laboriosa carrera. Simpatizabas perfectamente con el elemento aborigen; solicitud especial les consagrabas. Dominabas ya el quechua, su principal idioma, el cual te servía de llave para aprender las otras nueve lenguas que en la Misión se hablan, y para escribir un CATECISMO y un léxico en forma políglota. Proyecto  que, realizado, te hubiera conquistado nombre, mas buena utilidad nos hubiera rendido.
    Espíritu tenaz y dinámico el tuyo, Aquilino; apasionado por el estudio; especializado en música, versado en idiomas, allegaste buen bagaje de conocimientos que te capacitaron para una labor fecunda y destacada.
    Empero, en la prematura edad de 36 años, te sorprendió la muerte de la manera que decimos. Ella cortaba los vuelos de tu espíritu, como también frustraba las grandes esperanzas que habían cifrado en ti.
    La Misión lamentó, y aún lamenta, la pérdida de tan amado hijo, cuya grata memoria honra las páginas de sus anales y el martirologio de los abnegados apóstoles que han ofrecido generosamente su vida por la propagación de la Fe.
    A SAUCE no llegaste, no;  por la tragedia en el río.
    Pero sí ¡del Huallaga al Cielo!, como siervo bueno y fiel que fuiste.

                                    Jesús G. Gómez. La Coruña
Fuente:
Congregación Pasionista del Perú 

lunes, 20 de mayo de 2013

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU

CARTA DEL P. MODESTO ERVITI ELCANO


P. Modesto Erviti Elcano

































Me ha llegado una carta inédita del misionero pasionista P. Modesto Erviti Elcano, dirigida a su paisano y compañero de curso P. Jesús Lizarraga en el lejano 1947 desde su  puesto de Misión.
El joven P. Modesto había pertenecido a una generación pasionista formada bajo la influencia del ideal misionero. En los centros de estudio pasionistas se recibían revistas misioneras y visitas de los esforzados pasionistas en tierras del Perú. De ahí que el P. Modesto fue imbuyéndose de este gran ideal, hasta el punto que al término de sus estudios teológicos, decidió pedir a sus Superiores le permitieran ordenarse sacerdote en la ciudad de Yurimaguas (Perú), sede de la Misión.
Conseguido el correspondiente permiso, se despidió de España y se embarcó hacia tierras lejanas. El Obispo de Yurimaguas, Mons. Atanasio Jáuregui, le ordenó sacerdote el 1 de diciembre de 1946 en la catedral yurimagüína.
Pero poco duraría la aventura misionera de este joven pasionista. Instalado en Borja, reciente residencia misional, donde contactó admirablemente con la humilde gente de aquella apartada zona, en menos de año y medio se vino abajo su proyecto: una enfermedad intestinal acabó con su preciosa vida.
Nacido en Añorbe (Navarra-España) el 12 de febrero de 1922, falleció en Lima el 8 de mayo de 1948, a los 26 años de edad. ¡Admirable  testimonio de este pasionista navarro!

San Pablo, Borja,  octubre de 1947

R. P. Jesús del Corazón de María.
ROMA.


Muy querido padre Jesús: ¡qué bromica!

A pesar de que no se borra de delante la memoria de mis compañeros, he estado muy distanciado de ellos respecto a comunicaciones. Teniendo delante las promesas del P. Cosme de felicitarme por Pascua de Resurrección. ¡Por Pascua!
   El 10 de octubre hacía actos de conformidad con la voluntad de Dios y bendecía la mano que me trajo a Borja y a este aislamiento de la vida misionera. La vida de aquí es para mí un encanto. Pero, cierto que sentía un poco la falta de noticias. Por fin, el diez de octubre me llegaron cartas de todas las latitudes.
   En su carta me pregunta  qué tal se vive en Borja o donde se halle mi paradero. ¡Borja! ¡El santo retiro de Borja es mi morada! Mi casa lleva otro nombre, San Pablo (es un fundo con treinta vacas, y varios kilómetros de terreno, árboles frutales, etc.), sita a pocos metros del Marañón y a un kilómetro de la boca del Pongo de Manseriche. Figúrese, pues, si tendré trabajo y ocupación para días. Y tenga en cuenta que esta granja estaba abandonada a la vorágine de la zona tórrida; convertida en monte, es la frase que mejor le cuadra.
   Para capilla nos sirve una habitación de la casa. Sin Santísimo, por supuesto, por carecer de un sagrario. Y después de todo, sin medios para hacerlo.
   El clima es bastante bueno, gracias al airecillo que lanza el cañón del Pongo. Pero también es verdad que estoy regando esta tierra con sudores gordos; cada vez que ando de hacha o azadón ruedan los árboles por tierra  (y es casi diariamente). Entre paréntesis, aquí nunca ha llegado la temperatura a los 40 grados.
   Estoy acompañando al P. Martín Corera desde el 20 de mayo. Comulgamos ambos en los mismos ideales, siendo nuestro sueño la formación del “Catecumenado”, que ya es una realidad. Pero vayamos despacito.
   Le digo arriba algo de nuestro aislamiento en Borja y falta de comunicación con mis compañeros; no obstante, mi recuerdo no se aparta de los que muchos días vivimos juntos. He seguido paso a paso los días de San Jeremías, San Enrique, San Elías… ¿Y qué sueño? Yo quería, junto con mis oraciones, hacer algún pequeño obsequio a esos buenos Padres. ¡Qué le parece! Soñaba con mi chocolate. Quería acompañarles al paseo y darles a gustar, en nombre de esos Padres, una suculenta merienda de chocolate. Pero al chocar con la realidad irrealizable, me lo tomé yo acompañado de P. Martín. Y, pues sé que a S. R. le gustan las cosas claras y el chocolate espeso, voy a explicarme. Mi deseo era obsequiarles chocolate, porque lo cosechamos aquí en gran abundancia, y qué rico resulta. Un poco nos costó en llegar al punto del chocolate español (el que lo hacen aquí no tiene ni punto de comparación con el de España). Pero ya hace tiempo que saboreamos chocolate fresco y bueno. ¡Y sin racionamiento! De modo que estamos reparando la escasez a que nos vimos sometidos los primeros días de nuestra estancia en Borja. Le acompaño con el recuerdo, también me acuerdo de ellos en la santa misa.
   Me dice en la suya que estaré enterado del paradero de los compañeros de Deusto; la carta, que me ha llegado del P. Alfredo, es del mes de junio; de modo que S. R. es quien me da un poco de luz sobre el particular. La revista Redención no la he visto desde el mes de diciembre pasado; esto por una parte, y la continua ocupación, por otra, me  voy comiendo los deseos de escribir artículos para Redención. ¡Y el P. Cosme me decía que mandarían un número para cada Residencia!
   También estaba ayuno de las fiestas de Añorbe con motivo de la Inauguración. Y ahora me toca el “cuéntame muchas cosas de por ahí”, que me dice en la suya.
   Para que no crea que mi vida se reduce al cultivo de la granja San Pablo, voy a empezar a hablarle sobre nuestra vida de apostolado. Hasta el presente no he hecho ninguna excursión por los ríos, pues hemos tenido orden de no efectuarlas. Más no por eso he dejado de tener roce con los indios aguarunas y huambisas. El domingo de Resurrección bauticé a un indio murato a quien le puse por nombre Domingo.
   Al decir que no me ha faltado roce con indios, me refiero a los que suelen venir a Borja y a los que conviven a nuestro lado  formando el “Catecumenado”. Todavía son pocos, pero nos han prometido otros muchos que también quieren venir, y no hay duda que la gracia de Dios les trae a algunos de modo misterioso. Gracias a estos indios, voy conociendo algo su lenguaje aguaruna.
  Los cholitos desnuditos, puedo decir que aquí es una rareza. Difícilmente les verá in puris naturalibus, y menos tratándose de niñas. Éstas tienen en mucho honor la modestia y el recato.
   Y pues hablo de indios, vaya sustazo que me dieron hace pocos días. Era en el silencio de las altas horas  de la noche. Yo me entretenía en limpiar una especie de castañas que aquí llaman “pan de árbol”. El P. Martín se había acostado. La puerta de entrada la teníamos de par en par y a mi costado, de modo que la podía ver de reojo. De pronto, con más silencio que un espectro, diviso que penetra un personaje extraño y se acerca a mi lado. Con más miedo que valentía, me apresuré a exclamar: “¡Hola! ¿Qué le trae aquí a estas horas?” “Ver Padre”, me responde. Repuesto de mi susto, me pongo a conversar con él, que a duras penas nos entendíamos….
   Pero nuestra actuación evangélica se concentra mayormente entre los blancos, o cholos propiamente. Visitas a la escuela, catecismos, misa los domingos, etc. La primera comunión de niños el día de las Mercedes.
   Todos mis pequeños ahorros de mi manufactoría de rosarios, no son suficientes para contentar a las peticiones de estos golosos de chucherías. Cuando me llegue la maleta que me trajo el P. Anacleto,…. ¡La espero con un ansia!
   También me dice el P. Juan Primo que han llegado a Yurimaguas los cuadros del Sagrado Corazón que me envió el P. Alfredo. Y me dice el P. Juan: “Son muy valiosos”: quiere que los vendamos en la librería “Santa Rosa” (de Acción Católica rigurosa).
   Voy a terminar, Padre Jesús; de alia re puede consultar al P. Bernardo. Le pido encarecidamente sus oraciones y las de los compañeros, pues necesidades hay de sobra, y ciertamente que en muchos casos se ve obrar la mano de Dios.
   Modesto. En los Corazones de Jesús y María vivamos en unión de oraciones.

Fuente:
CONGREGACION PASIONISTA DEL PERU

domingo, 19 de mayo de 2013

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU


ILUSTRE HERMANDAD VASCONGADA DE NUESTRA SEÑORA DE ARANTZAZU DE LIMA

             
Tesis doctoral defendida el 24 de febrero de 2011 en el Departamento de Historia Medieval, Moderna y de América (Facultad de Letras) y dirigida por el profesor José María Imízcoz. (812 pp.)

La Monarquía hispánica fue un ámbito de actuación privilegiado para una fracción de las elites vascas y navarras. A lo largo del Antiguo Régimen, esta dinámica (caracterizada por su gran complejidad) se convirtió en una de las causas principales que fomentó la renovación y consolidación de los gobernantes locales y, aunque este fenómeno tiene sus inicios en el siglo XVI, tuvo su punto de inflexión al inicio del XVIII. Esta tesis analiza la participación de estos vascos y navarros en las estructuras y órganos de gobierno de la Monarquía en el periodo clave para que estas elites lograran conquistar más y mejores posiciones de poder (también en la corte), el reinado de Felipe V.

El estudio está constituido en clave de red social ya que, desde este punto de vista metodológico, se puede descubrir y entender su diversidad, sus dimensiones sociales y geográficas. Se arranca de los propios protagonistas: estudiando su pluralidad, sus acciones, vínculos, identidades y experiencias; y se sigue por aquellos caminos que ellos mismos marcaron; enfatizando en las políticas familiares que aplicaron para la adaptación, elevación y reproducción generacional en los diferentes contextos de la Monarquía. Según la configuración de la sociedad del Antiguo Régimen, el mejor punto de partida es la comunidad de origen (y la casa como cuerpo social principal), en un deseo por quebrantar las fronteras locales y sectoriales que venían estableciendo la historiografía más clásica. Para este ejercicio, además de otras fuentes, la correspondencia epistolar se ha constituido como uno de los pilares fundamentales en esta investigación, ya que se trata de una documentación de primera magnitud para el análisis de los vínculos y redes sociales.

El trabajo está organizado en tres partes principales: En una primera parte se desarrollan las reformas administrativas, hacendísticas y militares (1700-1714) que llevaron a cabo los colaboradores de Felipe V, entre los que sobresalieron diversos hombres originarios del norte de la Península (“colectivo norteño”) que, a gracias a su servicio y lealtad, se fueron afianzando como cabezas de unas tramas especialmente influyentes en la corte del nuevo rey. Para el estudio de este grupo se ha elaborado la reconstrucción de los grupos familiares que participaron más activamente en aquellas carreras y negocios, que se plasma en veinticinco “cuadros de relaciones familiares” (o “mapas familiares”) que sirven de apoyo al propio texto en la intención de insertar a los principales actores en sus redes sociales. Esta reconstrucción de familias se remonta incluso hasta el siglo XVI.

De este modo, se muestra que son familias relacionadas entre sí por matrimonios, negocios comunes y apadrinamientos en carreras al servicio del rey que configuran diversos grupos familiares que desbordan las fronteras de las comunidades locales o provinciales y se extienden por territorios de Cantabria, norte de Burgos, Vizcaya, Guipúzcoa, Álava, Navarra, La Rioja y Soria. Por lo tanto, no se trata de biografías “sueltas”, sino de ejemplos que explican políticas, estrategias, contrariedades, miedos, éxitos y reveses de familias que se implicaron con la causa de Felipe V, conformándose en tejedores de Monarquía y en hacedores de contextos, perfilando los modos de gobierno durante dicho reinado. En definitiva, ellos fueron los agentes encargados de dar contenido efectivo a las reformas y de ponerlas en práctica y aquí está la clave para conocer bien los repartos de los cargos administrativos y militares, o a quiénes se otorgaron los asientos y la gestión de las rentas reales.

Además, se pone en relieve la “política de casa” de estas elites, la vinculación de sus negocios particulares (hierro, lana, plata americana, construcción naval, fábricas de armas, corso) con la Corona, la inversión de los beneficios en tierras, rentas, censos y juros, la fundación de mayorazgos y aumento del capital simbólico y hegemonía local, así como el ejercicio de cargos de gobierno locales y provinciales. Por otra parte, muestra las carreras de sus hijos al servicio del monarca, sus estudios en los colegios mayores, sus cargos en audiencias, chancillerías y Consejos, sus carreras en los reales ejércitos, en la alta Administración y como secretarios y tesoreros en casas aristocráticas castellanas. Para este tipo de familias, lo que se produjo con la llegada de Felipe V fue en realidad una reconfiguración de sus relaciones con el soberano.

Seguidamente, se analiza el apoyo que brindaron las elites vascas y navarras a la causa del Borbón en la Guerra de Sucesión. En este apartado se muestra cómo los hombres poderosos de la corte y cercanos al rey movilizan a sus allegados de las provincias a favor de la causa felipista. Está centrado en tres aspectos específicos: los vínculos entre negocios particulares, economía de guerra y servicio al rey, que se observa en el caso de Pedro Bernardo Villarreal de Bérriz; la Real Fábrica de Armas de Placencia y la formación de regimientos provinciales (1709); y los hombres de negocios como agentes y proveedores de la Corona, a través de la acción de José de Soraburu en Navarra.

Tras el fin de la guerra, estas elites lograron penetrar hasta las más altas cotas de poder gracias a la confianza que el primer Borbón les otorgó tanto en el proceso de cambio que supuso su venida al trono español como tras su consolidación definitiva como legítimo soberano. Tal fue su triunfo, que durante algunos vieron que conformaron, a lo largo de dicho reinado, un grupo de presión en torno al rey, denominándole “partido vizcaíno”.

Para su estudio, se centra en dos personajes principales en la corte felipista, Juan de Idiáquez y Eguía yJuan Bautista de Orendain. Ambos pertenecieron a familias con trayectorias y ascendiente en sus comunidades de origen bien diferentes, pero guardaron sus empleos en el servicio al rey y su cercanía a la figura del monarca como argumento principal de poder y tuvieron la capacidad de movilizar a numerosos clientes, dependientes, amigos, familiares y colaboradores ocasionales para la captación de recursos de la Corona en beneficio propio o del “bien común”, así como de influir en las políticas llevadas a cabo desde las corporaciones provinciales. Así, se explica la fundación de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas(1728), por ejemplo.

La dinámica de estas familias excedió el marco compartimentado de la institución. Sus componentes dieron contenido a una tupida trama de relaciones que se extendió por el resto de las administraciones y territorios (la corte, la provincia o Indias) que resulta primordial desentrañar para explicar mejor las formas de gobierno de la Monarquía. Sin embargo, a pesar de las posiciones conseguidas por estos hombres, no contaron con todas las llaves que abrían todas las puertas que llevaban a la obtención de la gracia real. En muchas ocasiones tuvieron que movilizar y negociar con otros agentes de la Corona, con especial poder y decisión en el gobierno, y que ejercieron como aliados en estas empresas.

Por todo ello, este trabajo no es una “historia sobre vascos y navarros”. En él se analiza la interacción entre la Corona y los grupos especialmente vinculados a su servicio, reconstruyendo las tramas de relaciones que se tejieron desde la cúspide del gobierno de la Monarquía hasta las provincias, o hasta los confines más alejados de la Monarquía.

Esta tesis doctoral se ha publicado en forma de libro: Las elites vascas y navarras en el gobierno de la Monarquía borbónica: Redes sociales, carreras y hegemonía en el siglo XVIII (1700-1746), editado por la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea en este año de 2012.


FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU

CENTENARIO PASIONISTA DEL PERU

MONS. VENANCIO ORBE

Siendo Superior Provincial de los Pasionistas en España, fue elegido y nombrado Obispo de Moyobamba en 1967.

Durante 33 años desplegó una valiosa actividad misionera, visitando y conociendo las comunidades de la Prelatura, como verdadero Pastor que ama a su rebaño.

El año 2000, a sus 73 años, fue sustituido por su Obispo Coadjutor  Mons. Santos Iztueta, retirándose a la Comunidad pasionista de Lima, donde permaneció hasta su muerte el  18 de julio de 2008. Contaba 81 años de edad.


 El día de su consagración episcopal,  rodeado del Obispo de Yurimaguas, Mons. Elías Olázar y otros religiosos pasionistas (Lima, 21 noviembre 1967)

Llegada a Tarapoto, de paso para Moyobamba (Tarapoto, 3 diciembre 1967)

 Con el Papa Juan Pablo II, en su visita a Roma (1994)