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DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA
FRANCISCO IGARTUA CON DORIS GIBSON, PIEZA CLAVE EN LA FUNDACION DE OIGA, EN 1950 CONFUNDARIAN CARETAS.

«También la providencia fue bondadosa conmigo, al haberme permitido -poniendo a parte estos años que acabo de relatar- escribir siempre en periódicos de mi propiedad, sin atadura alguna, tomando los riesgos y las decisiones dictadas por mi conciencia en el tono en que se me iba la pluma, no siempre dentro de la mesura que tanto gusta a la gente limeña. Fundé Caretas y Oiga, aunque ésta tuvo un primer nacimiento en noviembre de 1948, ocasión en la que también conté con la ayuda decisiva de Doris Gibson, mi socia, mi colaboradora, mi compañera, mi sostén en Caretas, que apareció el año 50. Pero éste es asunto que he tocado ampliamente en un ensayo sobre la prensa revisteril que publiqué años atrás y que, quién sabe, reaparezca en esta edición con algunas enmiendas y añadiduras». FRANCISCO IGARTUA - «ANDANZAS DE UN PERIODISTA MÁS DE 50 AÑOS DE LUCHA EN EL PERÚ - OIGA 9 DE NOVIEMBRE DE 1992»

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«Cierra Oiga para no prostituir sus banderas, o sea sus ideales que fueron y son de los peruanos amantes de las libertades cívicas, de la democracia y de la tolerancia, aunque seamos intolerantes contra la corrupción, con el juego sucio de los gobernantes y de sus autoridades. El pecado de la revista, su pecado mayor, fue quien sabe ser intransigente con su verdad» FRANCISCO IGARTUA – «ADIÓS CON LA SATISFACCIÓN DE NO HABER CLAUDICADO», EDITORIAL «ADIÓS AMIGOS Y ENEMIGOS», OIGA 5 DE SEPTIEMBRE DE 1995

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

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UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.» FRANCISCO IGARTUA - TEXTO SOMETIDO A LA APROBACION DE LA ASAMBLEA Y QUE FUE APROBADO POR UNANIMIDAD - VITORIA-GASTEIZ, 27 DE OCTUBRE DE 1999.

«Muchos más ejemplos del particularismo vasco, de la identidad euskaldun, se pueden extraer de la lectura de estos ajados documentos americanos, pero el espacio, tirano del periodismo, me obliga a concluir y lo hago con un reclamo cara al futuro. Identidad significa afirmación de lo propio y no agresión a la otredad, afirmación actualizada-repito actualizada- de tradiciones que enriquecen la salud de los pueblos y naciones y las pluralidades del ser humano. No se hace patria odiando a los otros, cerrándonos, sino integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad del ser vasco. Por ejemplo, asumiendo como propio -porque lo es- el pensamiento de las grandes personalidades vascas, incluido el de los que han sido reacios al Bizcaitarrismo como es el caso de Unamuno, Baroja, Maeztu, figuras universales y profundamente vascas, tanto que don Miguel se preciaba de serlo afirmando «y yo lo soy puro, por los dieciséis costados». Lo decía con el mismo espíritu con el que los vascos en 1612, comenzaban a reunirse en Euskaletxeak aquí en América» - FRANCISCO IGARTUA - AMERICA Y LAS EUSKALETXEAK - EUSKONEWS & MEDIA 72.ZBK 24-31 DE MARZO 2000

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martes, 9 de julio de 2013

LA TERCERA

Por José Victorino Lastarria

El Ministro Portales no se había preocupado demasiado con la expedición. Otra idea antigua en su mente le había dominado, la idea de llevar la guerra al Perú, como un medio de ocupar útilmente la atención de los chilenos, afianzando el poder de su partido y llenando la esperanza que abrigaba de poner orden en aquella república, como creía haberlo puesto en Chile. Los triunfos de Santa Cruz le habían alarmado, la organización de la confederación Perú-Boliviana le infundía temores por la suerte de los estados débiles que iban a quedar alrededor de aquel coloso, la pretensión de hacer un puerto de depósitos en Arica le preocupaba por el porvenir de Valparaíso, la injustificable suspensión decretada por Orbegoso del tratado de Chile con el Perú, que había ratificado el gobierno de Salaverri en enero de 1835, y la expedición de los chilenos expatriados le habían irritado. Portales dejaba de ser un simple mandón: las circunstancias habían despertado su patriotismo y le convertían ya en hombre de Estado, que extendía sus miras mas allá de su gobierno, que salía de la órbita estrecha de un tiranuelo y aspiraba a mantener la dignidad de su patria. Una nueva faz de su vida pública empieza aquí, y en ella se manifiesta, más activo, más fecundo, más atrevido, que cuando se ocupaba solamente en perseguir liberales, como que la política exterior le presenta un campo más franco a su arbitrariedad.
El 13 de agosto, cuando zarpaba la Monteagudo para Chiloé, salía también muy secretamente para el Callao la Colocolo y el Aquiles, al comando de don Victorino Garrido, con la orden de apoderarse de los buques de guerra peruanos que encontraran, a fin de retenerlos como prenda de paz, hasta que nuestro gobierno recibiera del de aquella nación las explicaciones y reparaciones adecuadas a la ofensa que le había hecho, amparando la expedición del general Freire.
Al mismo tiempo se promulgaba la ley de navegación, y se sancionaba la de 16 de agosto, autorizando al Presidente de la República para aumentar la fuerza naval con seis buques más, o con mayor número si con acuerdo del Consejo de Estado juzgase haber motivo o temor de guerra; y a más facultándole para levantar un empréstito de cuatrocientos mil pesos para llenar el presupuesto de marina. El Ministro Portales tomaba a su cargo levantar este empréstito, repartía esquelas y empeñaba en ello todas sus relaciones y valimiento. En el ministerio y entre sus agentes íntimos se notaba una actividad inusitada. El periódico oficial escribía largos y bien dispuestos artículos para probar que el gobierno peruano había mandado la expedición de los chilenos contra nuestra independencia. El gobierno activaba el juicio formado contra los expedicionarios y mandaba igualmente formar otro acusando de alta traición a los que habían hecho en ese tiempo un préstamo al general Rivaguero, ministro de Orbegoso, porque se suponía que el dinero prestado había sido destinado a la expedición.
En el Callao sucedían en la misma época acontecimientos singulares. El Aquiles había llegado allí el 21, dejando a la Colocolo en Arica, y a las doce de la noche echaba al agua ochenta hombres en cinco botes bajo la dirección del capitán Angulo, los cuales tomaron sucesivamente al abordaje, pero sin resistencia, y de sorpresa, la corbeta Santa Cruz, el bergantín Arequipeño y la goleta Peruana, únicos buques de la escuadra del Perú que había allí en estado de servicio y cuyas tripulaciones gozaban a esas horas del sueño más tranquilo que puede un militar tomar en el seno de la paz. A las dos de la mañana, esa nueva escuadra de Chile estaba fondeada fuera de tiro de cañón, y más tarde su comandante oficiaba al gobierno peruano diciéndole que su inexplicable conducta había obligado al de Chile a tomar por su propia defensa aquellas medidas, para retener los buques como prenda de paz y devolverlos quizá, si se le daban satisfacciones suficientes. Al mismo tiempo entregaba a los oficiales y marineros que no habían querido continuar en los buques apresados, sirviendo a Chile, y pedía que se permitiera embarcarse al Encargado de Negocios y demás chilenos que desearan salir del Perú.
Santa Cruz estaba ya en Lima de Gran Protector de la Confederación, que acababa de quedar definitivamente constituida por la asamblea de Huaura, y su primera providencia fue la de aprisionar al Encargado de Negocios de Chile, y embargar tres buques mercantes chilenos. Pero muy pocos minutos después dio libertad al primero y cambió enteramente de actitud, procurando entenderse pacíficamente con el encargado de las fuerzas navales de Chile, con quien a los pocos días celebró una esponción, dejándole retirarse con los buques apresados, con tal de que no continuase sus hostilidades. Santa Cruz no quería la guerra, y persuadido de que necesitaba primero organizar la Confederación, comenzó desde entonces a procurarse un arreglo por las vías diplomáticas con el gobierno de Chile, que obstinado en lo contrario, negó redondamente su aprobación a la esponción.
La guerra estaba ya resuelta en el ánimo del gobierno, y el apresamiento de los buques, ejecutado sin reclamaciones anteriores y sin las condiciones de cortesía y diplomacia que el derecho hace precisas, era una prueba concluyente de ello, porque era una hostilidad que solo podía justificarse por el estado de guerra. Nuestro ministro en el Perú se había limitado a reclamar que se formase una sumaria indagatoria para averiguar quiénes habían formado la expedición de los chilenos, y negándose a ello el encargado de las relaciones exteriores del Perú, se había debatido largamente el reclamo, sin pasar adelante y sin reclamar en forma sobre la expedición. Pero el ministro Portales no entendía de fórmulas, ni se sujetaba a las reglas del derecho: él repetía que Chile era la Inglaterra de América y que por consiguiente no debía profesar más derecho de gentes que la fuerza, ni necesitaba de más declaraciones de guerra para castigar al gobierno peruano.
Aquel acto de filibusterismo, que cometido por los norte-americanos habría espantado al mundo y nos habría autorizado para llamarlos piratas, elevó la dotación de la escuadra chilena a ocho buques, sin necesidad de invertir el empréstito levantado: cinco de ellos eran peruanos, la Monteagudo, el Orbegoso, la Santa Cruz, el Arequipeño y la Peruana, y a los tres meses se aumentó este número con la corbeta Libertad, que arrancada por dos de sus oficiales del poder de sus jefes, desertó y vino a ponerse al servicio de Chile. El gobierno premió esta defección tan provechosa, tal vez con más liberalidad que la de los marineros de la Monteagudo, a quienes por ley de 6 de septiembre, se dieron seis mil pesos de gratificación, a más de quinientos a cada uno de los cabecillas Rojas y Zapata, a los cuales también se concedió una pensión vitalicia de doscientos pesos anuales.
Los últimos meses de 1836 fueron para el ministerio de gran laboriosidad. El de relaciones exteriores empeñó con el plenipotenciario de la Confederación Perú-Boliviana una larga y prolija discusión diplomática sobre las complicaciones que traían divididos a los dos gobiernos; el del interior propuso al congreso el proyecto de ley del régimen interior y el de procedimientos judiciales en causas ejecutivas, y dio varios decretos relativos a la administración de justicia; el de hacienda se consagró a la reglamentación de la ley de reconocimiento de la deuda interior y a la de varios negociados de rentas: y el de guerra a la organización de las fuerzas navales y terrestres, de un modo imponente y calculado para inspirar serios temores al futuro enemigo.
El 10 de octubre, pendiente aún la discusión diplomática, y como si el gobierno de la Confederación no se empeñase, como se empeñaba, en arreglar la cuestión pacíficamente, sometiéndola a un arbitraje, se promulgó la ley que autorizaba al Presidente “Para que en caso de no obtener reparaciones adecuadas a los agravios que el Perú había inferido a Chile, bajo condiciones que afianzasen la independencia de esta República, declarase la guerra al gobierno de aquella, haciendo presente a todas las naciones la justicia de los motivos que obligaban al pueblo chileno a tocar este último recurso, después de estar colmada la medida de los sacrificios que había consagrado a la conservación de la paz”. Esta ley era un verdadero ultimátum, cuya notificación se encargó a un ministro diplomático, don Mariano Egaña, que marchó al Perú escoltado por la escuadra nacional, y que declaró efectivamente la guerra. El congreso ratificó esta declaración en ley de 26 de diciembre de 1836, fundándose en que el Presidente de Bolivia, detentador injusto de la soberanía del Perú, amenazaba la independencia de las demás repúblicas Sudamericanas; en que el gobierno peruano, colocado de hecho bajo la influencia de Santa Cruz había consentido, en medio de la paz, la invasión del territorio por un armamento de buques peruanos destinados a introducir la discordia y la guerra civil en Chile; y en que el general Santa Cruz había vejado, contra el derecho de gentes, la persona del ministro público chileno.
No cabe en nuestro propósito hacer la historia de aquella guerra, que es tarea de largo aliento y que por otra parte sale de los límites de la época del hombre público que tratamos de juzgar. El Ministro Portales la concibió y la emprendió con un atrevimiento de que no hay ejemplo entre los políticos mediocres que han regido la República después de los fundadores de la independencia; y aunque en un tiempo no fue la empresa aceptada por la opinión pública, ni tuvo él la fortuna de consumarla y de hacerla aceptar, empeñando el orgullo nacional, forma ella sin embargo su gloria y el mejor testimonio de la energía de su carácter y de la fecundidad de esa inteligencia clara que había recibido del cielo para hacer la felicidad de su patria, si las pasiones políticas no lo hubiesen extraviado en el sentido de la arbitrariedad y del despotismo. La historia, que le considera como una víctima de tan funesto extravío, debe también reconocer la gloria que conquisto en sus últimos días.

José Victorino Lastarria. Don Diego Portales. Juicio Histórico: 11. Capítulo: XI. Pág. 11 de 14
Archivo Fondo Editorial Revista Oiga
Archivo Francisco Igartua Rovira
Archivo General Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima
Archivo General Ilustre Cofradia Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Peru

domingo, 10 de marzo de 2013

IN MEMORIAM 1913 2013


04/03/2013

"El próximo 17 de mayo se cumplirán cien años de una gesta evangelizadora hecha por vascos que no tiene precedente, pues quienes hasta hoy la protagonizan fueron y son hombres decididos a todo, cuyas únicas armas son una cruz y la palabra convincente, aparte de una renunciación casi perpetua a lo que la mayoría consideramos buena vida. Son los misioneros de la Orden Pasionista, una congregación cuyos primeros soldados partieron de Bilbao el 24 diciembre de 1912 y empezaron su obra sacra en la Amazonía peruana cuatro y medio meses después, luego de interminable viaje". El vasco peruano Jhon Bazán Aguilar, director de la Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu, firma el siguiente texto con motivo de los cien años de presencia de la congregación pasionista en Perú.

Lima, Perú. Eran doce, como los apóstoles de Cristo, y eso han seguido siendo año tras año, década tras década: apóstoles y soldados de la fe, que han venido superando no solo lo desafiante de esa floresta indómita sino también las propias reglas de la Iglesia, que en un momento dado estuvo a punto de terminar con su apostolado, porque de acuerdo a las reglas de la Congregación no podían ejercer donde ya otros religiosos tenían presencia oficial a través de parroquias.

Tuvo que intervenir el Papa de entonces para encontrar una solución salomónica. Un esforzado religioso, y arzobispo de Chachapoyas, Monseñor Emilio Lisson, logró que la Santa Sede creara una Prefectura Apostólica Misional, en  Yurimaguas, a la que se juntaría luego la colindante  Prelatura de Moyobamba, en San Martín, que sería también encomendada a los pasionistas.

Así continuó la obra, en 1917, que hasta ahora se mantiene con gran esfuerzo y sacrificio, pues los misioneros pasionistas no son de esos cómodos religiosos que se mueven en ciudades, con parroquias establecidas, impartiendo sacramentos en lugares tranquilos, gozando de buenas limosnas y soporte de la feligresía, cuando no conduciendo colegios de buen nivel que rivalizan incluso con los más encopetados centros educativos privados.

No, los primeros pasionistas que llegaron en 1913 no sabían siquiera a dónde venían, ni lo agreste del entorno pese al verdor permanente. Sin caminos que seguir, y solo con la guía de Dios, tenían que adentrarse en territorios desconocidos, en viajes de seis y siete días, según lo ha testimoniado en cartas Monseñor Lisson:

“Para ellos no había caminos difíciles, a pesar de que algunos han sido de seis y siete días a pie, con barro a la rodilla; ni delicadeza de alimentos, habiéndose contentado con lo que podían darles en estas regiones retrasadas; ni esmero en la cama o en el mueblaje, habiendo sido con frecuencia la cama una mala estera y los muebles, los troncos de los árboles” narraba Monseñor Lissón, quien era el obispo de Chachapoyas y quien había hecho la invitación a la orden pasionista para iniciar su misión.

Y agregaba más adelante:

“No creo que en las misiones de otras partes sufran los misioneros más privaciones que las que aquí han soportado los pasionistas. La obra va produciendo sus frutos; mi deseo es que éstos sean estables y se extiendan más y más”.

Eran tiempos difíciles y lo siguen siendo ahora, pero la vocación evangelizadora sigue siendo la misma.

Hace unos meses atrás celebramos el Cuarto Centenario de la fundación de la Cofradía de Nuestra Señora de Arantzazu, por vascos, en Lima; y los padres pasionistas estuvieron a nuestro lado, en lo religioso y en lo cultural, representados por el Padre Antonio María Artola Arbiza,  catedrático emérito de Sagrada Escritura en la Facultad de Teología de la Universidad de Deusto. Actualmente enseña en la Facultad de Teología Civil y Eclesiástica de Lima.

Pocos conocen una singular historia de las relaciones entre la Virgen de Aránzazu y Yurimaguas. El 23 de marzo de 2003 una imagen –reproducción exacta de la Virgen de Arantzazu- salía de Bilbao para Perú. El destino quiso que aquella imagen recalara precisamente en Yurimaguas. Era una imagen que rehacía el mismo itinerario de los Primeros Misioneros Pasionistas. Había partido de Arantzazu a Bilbao el 22 de agosto de 1969 -en el V centenario de la aparición de la Virgen (1469-1969). Quedó en Bilbao treinta años, y el 23 de marzo salía para Yurimaguas.

Hicimos incluso un peregrinaje hasta Yurimaguas, donde se encuentra la sede de la Orden, y la capilla donde se venera la efigie de la Virgen de Arantzazu. Allí fuimos atendidos por el Provincial Monseñor José Luis Astigarraga Lizarralde, C.P., quien nos entregó la emblemática efigie de nuestra Señora de Arantzazu traída en el siglo pasado del País Vasco; y que llevada a Lima presidió los eventos conmemorativos, e incluso un conversatorio histórico con la presencia de reconocidos intelectuales del mundo vasco y latinoamericano.

Siguiendo la idiosincrasia tenaz del pueblo vasco, los religiosos pasionistas siguen haciendo una gran obra en el Perú.

Inicialmente la tarea se realizaba desde una Prefectura Apostólica, la cual con el tiempo derivó en un Vicariato Apostólico a cargo de un obispo.

Al momento de crearse la Prefectura se señaló textualmente:

«La confiamos a la Congregación pasionista» y cuando la Prefectura Apostólica fue elevada a Vicariato se dijo: «Queremos que en adelante siga también… a cargo de los misioneros de susodicha Congregación de los clérigos descalzos de la Santísima Cruz y Pasión de nuestro Señor Jesucristo, que han venido laborando en esta región con tanto celo».

Eso es lo que siempre han demostrado los misioneros de la Cruz en el Perú: celo, entrega total a su misión apostólica, siguiendo la huella de los doce primeros, uno de los cuales incluso entregó su vida al encarar su tarea, muriendo ahogado en uno de los caudalosos ríos de la selva peruana.

Eso es lo que ha rescatado y destacado en su momento Monseñor Miguel Irízar Campos, sacerdote vasco, quien en el Perú ha efectuado una obra monumental y que en el Cuatricentenario de la Cofradía de Nuestra Señora de Arantzazu en Lima cumplió un rol fundamental.

Es pues digno de destacarse estos primeros cien años de presencia pasionista en el Perú, una presencia silenciosa pero efectiva, pues la palabra y la obra de Dios han llegado a lugares ignotos, donde solo la persistencia y entrega de estos religiosos ha podido alcanzar.

La partida de los primeros misioneros desde su casa matriz de Bilbao se produjo en diciembre de 1912. Iniciaron el cruce del Atlántico el primer día de enero de 1913, y solo llegaron a Tarapoto el 17 de mayo de ese año.

En homenaje a esta hazaña histórica, la Hermandad y Cofradía de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima y el Fondo Editorial de la Revista Oiga están organizando un viaje de peregrinaje hacia la ciudad de Yurimaguas, recorriendo ciudades y pueblos de la costa, sierra y selva peruana. La ruta denominada Euzkadi, como la montaña que lleva ese nombre en la hermana República de Chile, finalizara con la siembra de un retoño del Gernikako Arbola.

Estamos ya pues viviendo el Primer Siglo de esta gesta poco conocida. Reconozcamos tan tesonera labor y rindamos homenaje a quienes desde 1913 vienen dando muestras de histórico desprendimiento. Desde estas líneas les tributamos un merecido tributo de admiración.

Jhon Bazán

Director Gerente Fondo Editorial Revista Oiga
Director Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu
Delegado de la Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima

viernes, 22 de febrero de 2013


MEMORIA HISTÓRICA

Se cumplen 55 años del ascenso de varios vascos al cerro chileno en homenaje al lehendakari Aguirre

IBAN GORRITI - Domingo, 16 de Octubre de 2011 - Actualizado a las 08:52h
BILBAO

EN Chile se preguntan qué hace humedecer los ojos. Y en aquella tierra del considerado fin del mundo se responden: "El viento, la tierra, la cebolla,… los recuerdos". Un recuerdo de los vascos exiliados a este país por la Guerra Civil española permanece vivo, orgulloso a la vista de todos sobre el horizonte. Hay a quien aún se emociona y empaña la mirada.

Esta república suramericana cuenta en su cartografía con un monte, montaña, cerro,… llamado Euzkadi (hoy oficialmente, Euskadi) en la cordillera de los Andes. Es un logro histórico cargado de anécdotas, de amor por las raíces, aquellas capaces de revivir todavía bajo las peñas rocosas de otro continente. Un grupo de cuatro vascos de una Euzko Etxea -la de Valparaíso, se constituyó en 1947, y la de Santiago, en 1950- fue quien coronó un cerro virgen y quiso bautizarlo con el nombre de la patria vasca. Aunque las fechas no cuadran, porque cuatro descendientes de vascos lo subieron en 1956 -un año después-, se ha heredado la idea de que lo hollaron para rendir homenaje al lehendakari Aguirre por su segunda visita a Chile a finales de 1955. El presidente de los vascos participó como invitado especial en el Primer Congreso Internacional de Democracia Cristiana, del 8 al 11 de diciembre de aquel año.

Considerando que el Partido Nacionalista Vasco fue uno de los fundadores de aquella Internacional, junto a José Antonio Aguirre, participaron en las jornadas el presidente del PNV en Argentina, Pedro Basaldua; su homólogo en Chile, José Ituarte; y Santi Zarranz. Los montañeros que lograron el hito fueron Polentzi Uriarte, Agapito Palacios -de oficio sastre y uno de los más reconocidos andinistas, nombrado por la federación de montaña como el mejor deportista en 1981, cuando a los 60 años ascendió el Aconcagua-, Tomás Alberdi y Loyola, fotógrafo de la expedición. Estos andinistas pertenecían al Club andino Horizonte deportivo Euzko Etxea. También fundaron la agrupación Kaiku.

ABERRI EGUNA DE 1956 Pusieron sus pies sobre la cima, de los hoy oficiales 3.165 metros cercana a Santiago de Chile, el día del Aberri Eguna, el viernes 30 de marzo de 1956. El sábado, 31 de marzo, también hay constancia de que estuvieron allí. En la cumbre depositaron una placa de mármol con los datos de la jornada, como se aprecia en las fotografías conservadas de aquel hito poco conocido.

La empresa no fue fácil. El primer obstáculo fue burocrático. El Gobierno no les permitió esa designación. En una entrevista, uno de los andinistas, Agapito Palacios, relató a la periodista Palmira Oyanguren que la prohibición de bautizarlo como Euzkadi no les hizo ceder. "Entonces cambiamos el nombre por Sasía, en honor a un joven vasco que murió en la cordillera", resumió el montañero. Agapito hacía referencia a Narkis de Sasía, hijo de un baracaldés que había fallecido en un alud en 1953. Las leyes de entonces en Chile no permitían registrar accidentes geográficos con nombres de países, a pesar de existir un precedente (un monte llamado Italia). La ley vigente sí permitía, sin embargo, bautizarlos con nombres de personas.

Fue un general del Ejército chileno, curiosamente -al parecer con un apellido vasco que no ha trascendido-, quien negó el deseo de la Euzko Etxea chilena. "Finalmente, gracias a un amigo que yo tenía en el Instituto Geográfico Militar, que también era andinista, logramos dar una estocada y llamarlo como lo habíamos planeado en un principio", aseguró Palacios, quien también fue atleta y ya muy veterano corrió maratones, "siempre con la camiseta de Euskadi", solía repetir.

CONOCIDO COMO EUKADE De ahí, el Instituto Geográfico Militar registró el hoy Euskadi en el cajón del Maipú, no lejos del cerro Catedral (en los 33º 51' de latitud y en los 70º 21' de longitud) con sus -entonces delimitados- 3.265 metros de altitud y de roca descompuesta, típica de la cordillera andina chilena.

Los arrieros locales de la zona de El Ingenio conocen el cerro como Eukade. Una de las posibles ascensiones al cerro que se dedicó a Aguirre y los vascos comienza en un fundo privado de la localidad El Ingenio. La primera aproximación es de un día y se ataca la cima el segundo. Descendientes de vascos del Club Patagónico Andino Elal de Santiago de Chile volverán a intentar hacer cumbre a finales de octubre y a primeros de noviembre, como ya lo hicieron el año pasado. La historia y sociedad vasca tiene una cita pendiente con ellos.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

HERMANDAD DE NUESTRA SEÑORA DE ARANTZAZU DE LIMA 1612-2012



PALABRAS DEL SEÑOR JHON BAZÁN AGUILAR, DIRECTOR DEL FONDO “EDITORIAL PERIODISTICA OIGA”, EN LA CONFERENCIA CONMEMORATIVA DEL CUATRICENTENARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA COFRADIA DE NUESTRA SEÑORA DE ARANTZAZU EN LIMA

SEÑOR JOSE DE LA PUENTE BRUNKE DIRECTOR DEL INSTITUTO RIVA AGÜERO DE LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA CATOLICA DEL PERU, DE LA CIUDAD DE LIMA,
SEÑOR DOCTOR DANIEL VALERA LOZA DECANO DE LA FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS Y DE RECURSOS HUMANOS DE LA UNIVERSIDAD DE SAN MARTIN DE PORRES, DE LA CIUDAD DE LIMA,
SEÑOR INGENIERO DE MINAS CARLOS MONTORI ALFARO, PRESIDENTE DEL DIRECTORIO DE LA EMPRESA EDITORIAL PERIODISTICA OIGA S.A,
SEÑOR INGENIERO PEDRO OYANGUREN DEL CENTRO VASCO “EUZKO ETXEA DE SANTIAGO”,
SEÑOR DOCTOR REVERENDO PADRE ANTONIO ARTOLA ARBIZA CP, DE LA CONGREGACION PASIONISTA DEL PERU,
SEÑOR DOCTOR OSCAR ALVAREZ GILA DE LA UNIVERSIDAD DEL PAIS VASCO, PAIS VASCO,
SEÑORA DOCTORA ELENA SANCHEZ DE MADARIAGA DE LA UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS DE ESPAÑA,
SEÑOR MAGISTER DIEGO LEVANO MEDINA DE LA UNIVERSIDAD PONTIFICIA CATOLICA DEL PERU,
SEÑOR DOCTOR RAUL NOBLECILLA DOMINGUEZ PRESIDENTE DEL CENTRO VASCO “EUSKAL ETXEA DE LIMA”,

SEÑORAS Y SEÑORES

Esta tarde los aquí reunidos echamos una mirada al pasado, rescatando del olvido una esencia que esperó cuatrocientos años a ser rescatada. Una Cofradía fundada por vascos hace cuatro siglos vuelve hoy a ser noticia en Lima, dando evidencia de una presencia terca y accionante que resiste al tiempo, y que aún corre por las venas de muchos de los aquí presentes, que nos sentimos continuadores de ese espíritu que hermana países y  continentes.
Hace unos años, exactamente el 8 de noviembre del año 2010, nuestra empresa Editorial Periodística Oiga presentó el libro “Francisco Igartua, Oiga y una pasión quijotesca”, que cerraba el último círculo de la azarosa vida de la revista Oiga, fundada por el periodista peruano vasco Francisco Igartua Rovira. En esta ocasión cerraremos otro gran círculo –como decía don Miguel de Unamuno– referente a otro sorprendente pasaje de la historia peruana… la historia de la Cofradía de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima.
No es casualidad que la figura señera de Igartua esté presente también en este círculo. Fue él precisamente quien en un Congreso de las Colectividades Vascas, el segundo, quien puso en claro que la Cofradía de Lima era una de las más antiguas de su género fundadas en América, precisando incluso la fecha: 1612.
Estaba próximo el Cuatricentenario y la tarea que nos propusimos nos parecía enorme, casi imposible. Pero bien dicen que para los vascos no hay imposibles.
Nuestro primer paso fue localizar las fuentes documentales referentes a la existencia de esta Cofradía (antes del 19 de setiembre de 1865 denominada Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima). Ello nos llevó a los archivos documentarios de dos congregaciones religiosas muy antiguas y venerables en el Perú: la de los Agustinos y la de los Franciscanos y posteriormente a los archivos del Arzobispado de Lima. Asimismo, a los archivos históricos de la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana, el Archivo de la Nación, la Biblioteca Nacional, y por lógico encadenamiento a muchas colecciones documentales privadas.
El acceso a las fuentes fue un trabajo laborioso, en el cual tuvimos que emplear todo nuestro arte de negociación, dado que las instituciones públicas y sobre toda las religiosas guardan celosamente sus archivos.
Y aunque pasaron los meses y los años, tercos y convencidos de nuestro empeño, con el mismo espíritu comunal que desarrollaron y desarrollan los vascos, seguimos insistiendo en nuestro primer y único objetivo… rescatar los archivos históricos de la cofradía de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima.
¡Y vaya si lo hemos conseguido! Bien valió la pena la insistencia. Documentos y testimonios gráficos de esta epopeya vasca ya están con nosotros.
Hoy, nuestra base de imágenes será cedida a instituciones universitarias especializadas para que se cataloguen y puedan anexarse al libro que hoy será reseñado por su director, doctor Oscar Álvarez Gila.
El libro cuenta con 19 colaboraciones, de las cuales tres son póstumas, y abarcan no solo la historia de los vascos de Lima, sino su presencia en América.
Gracias al apoyo de personas de buen corazón –donde incluyo con mucho orgullo a mis padres–, pudimos lograr completar este trabajo.
En esta labor, descubrimos por ejemplo documentos históricos como la Novena de la Virgen de Arantzazu de Lima, desaparecida desde hacía muchos años, que han sido publicadas por nuestro Fondo Editorial el 18 de octubre del presente año con los Estatutos históricos de la Hermandad, cuyos capítulos fueron leídos en el Salón Capitular del Convento de San Francisco.
Asimismo, encontramos los documentos que acreditaban que la imagen de la Virgen que se venera actualmente en el Convento de San Francisco de Lima, fue coronada por la Cofradía de Nuestra Señora de Arantzazu el 9 de julio de 1911, en una ceremonia que fue todo un acontecimiento.
Igualmente hemos asistido a la peregrinación para traer a la santa imagen de Nuestra Señora de Arantzazu de Lima. Viaje que el peregrinaje para traer a la Andra Mari de Yurimaguas fue un acontecimiento único y lo llevamos en el corazón.
En el trabajo de plasmar y obtener los complementos del libro nos han sido muy valiosas las colaboraciones de muchas personas e instituciones, y en especial del Padre Antonio Artola, y de fraternos hermanos vascos como es el caso de don Pedro Oyanguren, de la Euzko Etxea de Santiago de Chile.
¿Cómo no recordar las sabias palabras del Padre Antonio Artola cuando nos señaló que el libro estaría incompleto si previamente no hablábamos del significado de la aparición de Nuestra Andra Mari? Fue así como el Padre Artola, cuya congregación pasionista cumplirá el próximo año su primer centenario de presencia en el Perú, se convirtió en el padre espiritual  de esta obra.
En ciertos momentos podríamos haber dicho que los archivos se encontraban abandonados y en mal estado, y en muchos casos perdidos para siempre. No lo hicimos, la idea fundamental era seguir el ejemplo de México, en el caso de unir en un solo lugar su acervo documentario, y continuar la tarea con la formación del equipo de trabajo, según el modelo de nuestros hermanos vascos santiagueños.
Euzko Etxea de Santiago es un modelo a seguir, gracias en especial a su directiva, a Pedro Oyanguren que nos acompañará en el sembrado del Gernikako Arbola, mañana en el campus de la Universidad de San Martín de Porres, cuya colaboración también destaco, y por supuesto a los anfitriones de esta Noble Casa de Cultura que es el Instituto Riva Agüero. 
Gracias a Josu Legarreta, profundo conocedor de las colectividades vasca en el mundo, como que fue director de Colectividades Vascas del Gobierno Vasco, por quien pudimos conocer al doctor Oscar Álvarez Gila. Gracias, una vez más, póstumamente a Francisco Igartua, y por supuesto a Guillermo Lohmann, José Antonio del Busto y todos los que colaboraron y colaborarán aún para que esta obra siga en pie.

Gracias pueblo vasco, Gora Euskal Herria,

Muchas gracias a todos.

sábado, 29 de octubre de 2011

Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima

Peregrinación de las Cofradías y Hermandades de Aránzazu a la ciudad de Roma y  encuentro con el Santo Padre. 

Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima

Peregrinación de las Cofradías y Hermandades de Aránzazu a la ciudad de Roma y  encuentro con el Santo Padre. 

Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima

Peregrinación de las Cofradías y Hermandades de Aránzazu a la ciudad de Roma y  encuentro con el Santo Padre. 

Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima

Peregrinación de las Cofradías y Hermandades de Aránzazu a la ciudad de Roma y  encuentro con el Santo Padre. 

Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima

Peregrinación de las Cofradías y Hermandades de Aránzazu a la ciudad de Roma y  encuentro con el Santo Padre. 

Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima

Peregrinación de las Cofradías y Hermandades de Aránzazu a la ciudad de Roma y  encuentro con el Santo Padre. 

Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima

Peregrinación de las Cofradías y Hermandades de Aránzazu a la ciudad de Roma y  encuentro con el Santo Padre. 

Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima

Peregrinación de las Cofradías y Hermandades de Aránzazu a la ciudad de Roma y  encuentro con el Santo Padre. 

Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima

Peregrinación de las Cofradías y Hermandades de Aránzazu a la ciudad de Roma y  encuentro con el Santo Padre. 

Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima

Peregrinación de las Cofradías y Hermandades de Aránzazu a la ciudad de Roma y  encuentro con el Santo Padre. 

Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima

Peregrinación de las Cofradías y Hermandades de Aránzazu a la ciudad de Roma y  encuentro con el Santo Padre. 

Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima

Peregrinación de las Cofradías y Hermandades de Aránzazu a la ciudad de Roma y  encuentro con el Santo Padre.