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DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA
FRANCISCO IGARTUA CON DORIS GIBSON, PIEZA CLAVE EN LA FUNDACION DE OIGA, EN 1950 CONFUNDARIAN CARETAS.

«También la providencia fue bondadosa conmigo, al haberme permitido -poniendo a parte estos años que acabo de relatar- escribir siempre en periódicos de mi propiedad, sin atadura alguna, tomando los riesgos y las decisiones dictadas por mi conciencia en el tono en que se me iba la pluma, no siempre dentro de la mesura que tanto gusta a la gente limeña. Fundé Caretas y Oiga, aunque ésta tuvo un primer nacimiento en noviembre de 1948, ocasión en la que también conté con la ayuda decisiva de Doris Gibson, mi socia, mi colaboradora, mi compañera, mi sostén en Caretas, que apareció el año 50. Pero éste es asunto que he tocado ampliamente en un ensayo sobre la prensa revisteril que publiqué años atrás y que, quién sabe, reaparezca en esta edición con algunas enmiendas y añadiduras». FRANCISCO IGARTUA - «ANDANZAS DE UN PERIODISTA MÁS DE 50 AÑOS DE LUCHA EN EL PERÚ - OIGA 9 DE NOVIEMBRE DE 1992»

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«Cierra Oiga para no prostituir sus banderas, o sea sus ideales que fueron y son de los peruanos amantes de las libertades cívicas, de la democracia y de la tolerancia, aunque seamos intolerantes contra la corrupción, con el juego sucio de los gobernantes y de sus autoridades. El pecado de la revista, su pecado mayor, fue quien sabe ser intransigente con su verdad» FRANCISCO IGARTUA – «ADIÓS CON LA SATISFACCIÓN DE NO HABER CLAUDICADO», EDITORIAL «ADIÓS AMIGOS Y ENEMIGOS», OIGA 5 DE SEPTIEMBRE DE 1995

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.» FRANCISCO IGARTUA - TEXTO SOMETIDO A LA APROBACION DE LA ASAMBLEA Y QUE FUE APROBADO POR UNANIMIDAD - VITORIA-GASTEIZ, 27 DE OCTUBRE DE 1999.

«Muchos más ejemplos del particularismo vasco, de la identidad euskaldun, se pueden extraer de la lectura de estos ajados documentos americanos, pero el espacio, tirano del periodismo, me obliga a concluir y lo hago con un reclamo cara al futuro. Identidad significa afirmación de lo propio y no agresión a la otredad, afirmación actualizada-repito actualizada- de tradiciones que enriquecen la salud de los pueblos y naciones y las pluralidades del ser humano. No se hace patria odiando a los otros, cerrándonos, sino integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad del ser vasco. Por ejemplo, asumiendo como propio -porque lo es- el pensamiento de las grandes personalidades vascas, incluido el de los que han sido reacios al Bizcaitarrismo como es el caso de Unamuno, Baroja, Maeztu, figuras universales y profundamente vascas, tanto que don Miguel se preciaba de serlo afirmando «y yo lo soy puro, por los dieciséis costados». Lo decía con el mismo espíritu con el que los vascos en 1612, comenzaban a reunirse en Euskaletxeak aquí en América» - FRANCISCO IGARTUA - AMERICA Y LAS EUSKALETXEAK - EUSKONEWS & MEDIA 72.ZBK 24-31 DE MARZO 2000

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martes, 14 de julio de 2015

FRANCISCO IGARTUA: EDITORIAL "No es momento de recordar, sino de unidad nacional"


FRANCISCO IGARTUA: EDITORIAL "!Viva la Democracia!"

ARCHIVO FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA
ARCHIVO FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA

FRANCISCO IGARTUA: EDITORIAL Reflexiones en torno a la "Democracia Directa"


FRANCISCO IGARTUA: EDITORIAL: "El mensaje de Ocros"



miércoles, 12 de noviembre de 2014

PACO IGARTUA

Paco Igartua

noviembre 7, 2014 por opotesta

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Revista Nexos
Es primero de octubre y leo en las redes sociales miles de saludos y halagos al periodismo. Veo la esperanza de los nuevos colegas y la “felicidad” de los viejos, que en privado sí se atreven a denostar contra sus malos jefes y a lamentar la trastocada ética que se aplica en la prensa. No cuestionan a los empresarios que han dejado de colocar a gente honesta en las pantallas, para preferir a psicópatas que matan (o facilitan el crimen) por el rating. Los broadcasters podrían limpiar la prensa de un plumazo, pero eso no les interesa: los medios de comunicación son un negocio en una selva empresarial. Y allí gana el más salvaje.

En las redes sociales no existe la historia, sino el menudo interés del presente. Nadie ‘cuelga’ las legendarias entrevistas de César Hildebrandt en Caretas ni las soberbias disquisiciones de Federico More en Oiga, pese a ser señalado como el periodista peruano más completo de todos los tiempos.

En 1995 ingresé como practicante a Oiga, revista dirigida por Paco Igartua, tozuda opositora de Fujimori y Montesinos. Tenía 21 años y cursaba el noveno ciclo de periodismo. Paco había sido el discípulo predilecto de More y deseaba aprender de él. Lamentablemente, ese mismo año, Oiga, la predecesora de Caretas, cerró por la tenaza tributaria de la Sunat y me quedé en la calle: desolado y con dos notas por diseñar.

La noticia del cierre de Oiga fue comunicada a los periodistas una soleada mañana de setiembre. No estuve allí, pues había decidido escribir de amanecida en mi casa, tecleando la vieja Remington familiar. Uno de los guachimanes lloraba y un diagramador se encontraba tirado en la mesa de diseño, acompañado por dos botellas de ron que en vano trataba de ocultar. La cancelación de la histórica revista había sido un bombazo.

A Paco lo busqué un año después en su casa de San Isidro, justo un primero de octubre de 1996. Estaba desanimado como un boxeador al que han sacado del ring antes de tiempo, pero jamás lo iba a confesar. Esa tarde le hice una entrevista que aún conservo en un microcassette. Aquí algunos extractos:

En el número de Oiga que conmemoró en 1992 sus 50 años como periodista, Mario Belaunde, viejo amigo suyo, hizo un artículo sobre Usted que tuvo un sugestivo titular: “Nacido para joder”. ¿Cómo recibió esa peculiar calificación?

Más que nada fue por la rebeldía que siempre me acompañó.

Aunque pueda pecar de obvio… ¿Cuál debe ser la misión de un periodista?

La misión del periodista siempre será informar, orientar y educar. El periodismo que se convierte en fábrica de embutidos tira su esencia al tacho de basura. Por desgracia, los medios de comunicación le han dado a la noticia la categoría de producto lácteo al venderse de forma irresponsable.

¿Qué se privilegia?

Se privilegia el negocio, cosa que antes no sucedía. Muchos coinciden en que la prensa escrita desaparecerá con el avance de las nuevas tecnologías…

[Paco nos pide una pausa para buscar unos apuntes. Parece ser el texto de un discurso] Afina la voz y dice:

La prensa escrita, letra por letra, sufrirá algunos cambios pero no morirá. La magia y el embriagante estilo de la letra de molde no desaparecerá por obra de las palabras radiales –que se las lleva el viento– o de la imagen que no nos permite centrar nuestra atención en el significado del discurso. La palabra volandera jamás nos dará la seguridad que nos brinda la letra escrita: ese texto que podemos leer y releer por placer o para rectificar lo que no estuvimos seguros de entender.

¿En qué son diferentes los periodistas de los medios escritos y los de la televisión?

Hay que considerar que la televisión no la hacen los periodistas. La hacen los empresarios.


Feliz día del periodista, querido Paco.

martes, 4 de noviembre de 2014

Alan García replico con una frase que dejo frío a Francisco y desconcertó a Galsky y a Pastor. – ¡Tú crees que con dos millones de dólares yo me iba a quedar aquí!

A la hora del aseo diario, en algún momento, sea en la ducha, frente al espejo o sentado en el wáter, a Francisco siempre le asaltan imágenes, ideas, recuerdos, saudales, proyectos en el aire. En su hora de divagar sin ataduras, a pesar, en los últimos meses, de la insistencia autoritaria de Gustavo:

“Tienes que escribir un libro que sea historia de los últimos cincuenta años vividos por ti”.

Con las fiestas patrias VOLVIÓ EL CIRCO
Archivo FRANCISCO IGARTUA
Archivo FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA

“No fuiste objetivo con Alan García. A él no lo trataste tan finamente como a Prado. No le distes el beneficio de la duda. Lo atacaste desde el comienzo. Antes de su primer mensaje al país. Antes de asumir la presidencia el 28 de julio de mil novecientos ochenta y cinco”.

Lo que pasa –replica en sus divagaciones Francisco – es que detrás de lo escrito, de todo lo documentado, de lo que se llama historia, hay una superficie más íntima, un otro lado escondido, muchas veces más esclarecedor que el documento escrito, algo que se quedo sin escribir.

No fue arbitraria la oposición que mantuvo Francisco –desde el arranque– contra el presidente Alan García. No fue producto de su pésima opinión sobre el APRA, que venía de años atrás. Fue por un hecho muy objetivo, mejor dicho por una expresión sumamente reveladora, que Francisco tomó partido, desde el inicio, contra Alan García. Lo hizo como director de Oiga, el semanario que refundó al dejar Caretas. Ocurrió en un desayuno, en casa del poderoso empresario pesquero Isaac Galsky, a pedido –según cree Francisco- de Alan García, en esos momentos presidente electo, o sea poco antes de asumir el mando, de cruzarse la banda presidencial en el pecho y recibir el título de Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, cargo que daba la impresión de subyugarlo tanto como la presidencia. Fue un desayuno íntimo, al que asistió, además del espléndido y bondadoso anfitrión, el doctor Jorge Pastor, eficaz consejero legal de Galsky. Fue un desayuno con manjares tan especiales que sólo al acaudalado y solícito Isaac Galsky se le ocurre ofrecer. También fue largo ese desayuno. Se habló de todo y Francisco aprovechó la ocasión para insistir en dos puntos: en señalar que el problema número uno en el Perú era el terrorismo, principalmente el de Sendero y en la necesidad de licenciar a toda la policía para crear otra nueva, totalmente distinta, con asesoramiento extranjero y con una moral remozada. –Lo que no quiere decir que vayas a aprovechar la ocasión para hacerla aprista. Alan García era muy aficionado al tú—, por eso te insisto en que la nueva organización sea conducida por una misión extranjera, la que evaluaría al personal con limpia foja de servicios, los únicos que tendrían opción para reintegrarse a la nueva institución. La mayoría de la actual policía esta corrompida hasta el tuétano y no sirve para nada, ni siquiera para ser reformada. Y es la policía, con su servicio de inteligencia, la que debe combatir al terrorismo.

Alan García le dio la razón a Francisco, aunque le hizo un chiste sobre la apristización de la policía, por lo que Francisco interpreto que eso –aprovechar a la policía para su partido– era lo que pensaba hacer. Sobre el terrorismo García fue tajante y lanzó una frase tremenda: –Los voy a liquidar como sea. No voy a tener piedad. Francisco no se imagino las masacres en las cárceles que ocurrían no mucho después. Matanzas que alegraron las estrechas mentes de mucha gente de derecha, porque tontamente creyeron que con esos asesinatos quedarían aniquilados los comandos de Sendero. (Todavía no había caído el muro de Berlín y el marxismo estaba vivo en las universidades, canteras de nuevos cuadros senderistas).

SIEMPRE UN EXTRAÑO
Archivo FRANCISCO IGARTUA
Archivo FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA
No sólo se habló de política. Alan García es hombre ameno, de simpatía desbordante, conversador ágil, amigo de hacer bromas. Por ejemplo, de pronto se volteó y le dijo a Galsky: - Si te llaman, no contestes el teléfono. No quiero cadáveres en la mesa. Se refería a la tarea que cumple en la comunidad judía el audaz pesquero. Galsky estaba encargado de una misión nobilísima, aunque nada agradable: se ocupa de lavar a los muertos. Apenas muere un miembro de la comunidad judía, sea rico, pobre ó mendigo, Galsky sale como bombero al recibir el aviso. Abandona cualquier reunión, por importante que sea, y acude a la casa del fallecido para cumplir con el rito del lavado. Un gesto que muestra los afanes espirituales, el alma delicada, de un hombre que se apasiona haciendo negocios: -yo soy industrial por las circunstancias. Mi vocación es comprar y vender, es el comercio. Alega también no ser político. Su política, dice, es “ayudar a los gobiernos para que los peruanos podamos hacer buenos negocios”.

La conversación que era cordial y distendida, cambió de un momento a otro gracias a Alan. Bruscamente se enfrentó a Francisco: - Ustedes los periodistas están acostumbrados a calumniar y que no les pase nada. Ahora las cosas van a cambiar. Tú, por ejemplo, has dicho e insistido en Oiga que Corea del Norte me dio dos millones de dólares en una caja de zapatos. ¡Eso es una calumnia! Por lo pronto, allí no entran dos millones de dólares. ¿Sabes qué venia en esa caja? – ¿Sólo cien mil?– Alan García se puso más colérico: -Había una paloma de cerámica y se ve en las fotos que tomaron dentro de la embajada. (En esos momentos Corea del Norte no tenía embajada sino una delegación comercial, que se convirtió en embajada durante el gobierno aprista). –Bueno, seria paloma, pero los rumores hablaban de dólares y nosotros recogimos esos rumores… de fuentes muy confiables, que nos merece fe. Y aquí, alzando la voz, Alan García replico con una frase que dejo frío a Francisco y desconcertó a Galsky y a Pastor. – ¡Tú crees que con dos millones de dólares yo me iba a quedar aquí!

Era una confesión que lo desnudo. En aquellos momentos era presidente electo y se pronunciaba como el estudiante bohemio que había sido en Europa y nunca dejaría de serlo en sus entretelas íntimas. Francisco nada le contestó. Se quedó mudo unos minutos, anonadado por lo que acababa de escuchar. Fue Alan el que reanudó la charla en torno amable, sin tomar en cuenta ni sospechar lo que había dicho. Volvió la cordialidad en la misma forma exabrupta con la que inició sus violentas quejas por el rumor hecho público de la caja de zapatos, “con una paloma de cerámica dentro, no con dos millones de dólares”. Cuando acabo el desayuno y se despidió Alan, amigable y palomilla como le gustaba ser, Francisco le comentó a Galsky:

-¿Cómo se puede apoyar a un irresponsable, que ha dicho lo que ha dicho? ¡Que con dos millones de dólares no se queda en el Perú! Y ya Alan es nada menos que el presidente de este país. Galsky le rogó a Francisco que no fuera a escribir sobre el tema. El hecho había ocurrido en su casa y él había invitado al amigo a una reunión informal, no al periodista. Naturalmente que Francisco no reveló la frase de Alan García, pero su opinión sobre el flamante presidente ya la tenía formada. Con esas pocas palabras Alan García se había desnudado moralmente ante él.

Por ello el primer editorial sobre prado, aunque escéptico, no tenía la dureza con la que Francisco trató al presidente García desde el mismo 28 de julio de mil novecientos ochenta y cinco. Sin dejar de añadir excesivos elogios a su elocuencia indiscutible.

Había diferencia entre los dos presidentes, aunque en algo se parecían. En la frivolidades. También se parecían en la afición de los disfraces militares, pero en dirección inversa. Alan García, que venía de abajo, prefería el título y las insignias del jefe Supremo de las Fuerzas Armadas, mientras que don Manuel Prado, que venía de arriba y le encantaban las condecoraciones en el frac, prefería el uniforme de teniente del ejército, sin una sola medalla. Teniente era el grado que se entregaba a los universitarios al acabar sus estudios. Y es seguro que a Prado le debió fascinar el apodo que la chispa limeña le coloco: el de “Teniente Seductor”.


Francisco Igartua Rovira – “Siempre Un Extraño” – Editorial Santillana S.A. – págs. 276 a 279.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Y sigo andando



¿Por qué hoy, pues, tanta insistencia en el retiro, la jubilación, el cierre de Oiga, la tristeza del abandono de ciertas amistades?... Porque así está hecha la vida, de barro ardiente. Pero nada de lo enumerado significa rendición. En estas páginas no hay una línea pidiendo chepa y si guerra, guerra total contra el abuso, el atropello, la injusticia. Y si yo he cambiado de trinchera y me refugio ahora en la escritura, no es porque he variado en mis adentros. Simplemente ocurrió que me fue imposible seguir teniendo abiertas las puertas de Oiga. Me lo imposibilitó la represión taimada del régimen de los 90, una represión sesgada que deja la protesta en el vacío y amenaza con la cárcel por defraudación tributaria.


FRANCISCO IGARTUA. Director Fundador de las revistas peruanas OIGA y Caretas.
Archivo FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA. BILBO-EUZKADI. LIMA PERU

He aquí esa penosa historia:

A fines de 1993, todos los periódicos, radios y televisoras —con excepción de El Comercio, Gestión y Canal 5— estaban quebrados. Se les habían acumulado millonarias deudas con la Sunat que crecían a velocidad geométrica por las moras y las multas. En teoría, el cierre de todos los medios de expresión –salvo las excepciones señaladas— era inminente... Dentro de esta situación Oiga se hallaba en una situación especial. Hasta hacía pocos meses había estado entre las excepciones, pues sus continuos desencuentros con distintos gobiernos obligaban a su administración a estar al día en los tributos, pieza clave para ajustes de cuenta con el Estado... Pero de pronto se había colocado en la disyuntiva de pagar la planilla de empleados o el impuesto del 18% a la venta del periódico, impuesto abusivo que no existe en ningún país que respete la cultura… La decisión había sido cubrir la planilla, ya que de lo contrario no aparecía la revista… Y de esta forma se inició también en Oiga el huaico de las multas y las moras… Su deuda global en esos momentos era, sin embargo, una insignificancia al lado de las otras publicaciones, aunque de cifras imposibles de cancelar para la debilitadísima economía de Oiga, castigada sin piedad por el sabotaje publicitario del Estado y de los amigos del gobierno y, además, descapitalizada por el esfuerzo que había hecho para estar al día en el pago de tributos…

En tales circunstancias, los directivos de la prensa acogotada por la Sunat, acuden donde el señor Santiago Fujimori, quien, por intermedio del publicista Óscar Dufour, era el hombre del régimen encargado de las relaciones con los medios de difusión. Para ello y para otros menesteres, Santiago Fujimori digitaba a la Sunat (todas las noches esta entidad le daba un informe detallado de sus actividades). Pero a esa reunión no se invitó expresamente a Oiga- Fue el único periódico con problemas excluido de ese cónclave en el que se llegó al acuerdo de que los medios cancelarían sus deudas con la Sunat colaborando con el gobierno en un gigantesco programa educativo.

A la reunión para concretar este acuerdo, sí fui invitado, porque, al parecer, no se quería que alguien de la oposición quedara excluido del arreglo, para que nadie estuviera libre de paja para criticarlo.

La citación la hizo el señor Alfredo Jailile, el hombre de la Caja del Ministerio de Economía y brazo derecho del poderoso ministro Jorge Camet, y el encuentro se produjo en el Ministerio, presidido por Jalilie, con el señor Carlos Orellana a su lado, como delegado de Palacio. También asistía el señor Federico Prieto Celi, del Ministerio de Educación, periodista de larga y limpia trayectoria, que se encargaría de monitorear el famoso programa de educación, cuyo objetivo era la impresión de millones de textos escolares y cuadernos que se haría en los talleres de diarios y revistas, etcétera, etcétera.

El acuerdo provisional acordado con el señor Santiago Fujimori –personaje central del régimen sin ningún cargo oficial responsable— era un enorme disparate.

-El proyecto no tenía pies ni cabeza— comencé diciendo, apenas se expuso la propuesta.

Prieto Celi, que había acudido con una serie de ayudantes y una ruma de modelos para escoger, abrió desconcertado los ojos, yo continué:

-Sería un disparate imprimir textos escolares en papel periódico y más todavía usar ese papel para cuadernos. La propaganda a favor del gobierno le resultaría al revés, pues esos cuadernos no servirían para nada y los libros se desbaratarían en un dos por tres.

-Se podrían hacer en bond.

-Si las rotativas usan el bond nacional destruirían sus rodillos por el polvillo que suelta ese papel… Y si se usa el bond importado la lavada va a resultar más cara que la camisa: tanto por el precio de ese bond como por los impuestos aduaneros y el IGV para el papel.

Cara de desolación en la sala. Prieto Celi se achicó detrás de las rumas de sus modelos. También Orellana sintió inseguridad en el piso. Alfredo Jaililie quedó imperturbable y me dedicó unas palabras de elogio.

Otros, más realistas, propusieron un arreglo publicitario. Los medios pagarían sus deudas a la Sunat con avisaje estatal.

SANTIAGO FUJIMORI y JOSU ERKOREKA
Archivo BLOG JOSU ERKOREKA


En tales circunstancias, los directivos de la prensa acogotada por la Sunat, acuden donde el señor Santiago Fujimori, quien, por intermedio del publicista Óscar Dufour, era el hombre del régimen encargado de las relaciones con los medios de difusión. Para ello y para otros menesteres, Santiago Fujimori digitaba a la Sunat (todas las noches esta entidad le daba un informe detallado de sus actividades). Pero a esa reunión no se invitó expresamente a Oiga- Fue el único periódico con problemas excluido de ese cónclave en el que se llegó al acuerdo de que los medios cancelarían sus deudas con la Sunat colaborando con el gobierno en un gigantesco programa educativo.

Mientras se producía el debate, yo, que soy lerdo para expresarme verbalmente y porque se me podrían escapar algunos ajustados exabruptos, me dediqué a poner por escrito mis puntos de vista contrarios por completo al arreglo, ya que la solución no estaba en llegar a comprometidos acuerdos con el gobierno sino liberar de cierta carga tributaria a la cultura, como el 18% a las ventas, igual que en la mayoría por no decir en todos los países civilizados del mundo…. Y cuando se agotó el debate decidieron por el arreglo con avisaje, leí mi texto, que luego publiqué como editorial.

-No se pueden hacer excepciones con el IGV –fue la respuesta.

-¿Y por qué se exceptúa el juego de bolsa, a las aefepés y a otras actividades puramente lucrativas?

-La prensa no es cultura. Lean El Mañanero –metió su cuchara un funcionario, lector sin duda de basura amarilla.

Si no leyera usted periódicos no tendría usted su geografía ni si historia al día. Sería usted un analfabeto cultural. No cultivaría, si la tiene, su educación cívica.

Sin embargo, más tarde, por presión de la administración de Oiga, que se aferraba ilusamente a esperanzas imposibles, cedí y acepté el “arreglo”, que era muy simple: El tesoro público, o sea Jaililie, extendía un cheque por el monto de la deuda de cada empresa y ésta lo endosaba a la Sunat. A cambio de tan simple “arreglo”, el responsable –en el caso de Oiga, yo— aceptaba un pagaré con el gobierno, poniendo de garantía casa, autos, cuentas corrientes, etcétera, etcétera. Mientras que el Estado prometía –sin documento— publicar avisos hasta cumplir con el monto del pagaré.

Y, como estaba previsto, los anuncios o avisos se fueron publicando de acuerdo al capricho del régimen. Rápido y bien valoradas las notas en los periódicos amigos y lentas y mal pagadas en los órganos de la oposición radical.

-Podía haber sido nunca.

Por eso, apenas rescaté el comprometido pagaré, resolví liquidar Oiga, lo que no resultó fácil. Más mucho más complicado y difícil es desbaratar que crear una empresa.

¿Y la prensa que tenía en orden sus cuentas con la Sunat?...

Cuando se produjo el acuerdo protestó airado el canal 5, con un argumento válido: no era justo que se castigara a los cumplidos… Por lo que fueron premiados los que estaban al día. Y a Oiga se le volvió a discriminar. No se quiso hacer caso al alegato de que su situación era especial, pues siempre habían estado en orden sus pagos al fisco, con lo que se había descapitalizado, y siendo su retraso reciente… no podía ser tratado igual con los que nunca pagaron y no se descapitalizaron.

Su alegato fue al tacho de basura.

Todo esto lo miro con frialdad y no me arrepiento ni me quejo…

La lucha por lo que yo creo es la verdad no cesa porque imponderables decisiones del destino, por mano del poder político de turno, me obligaron al cierre de las puertas de mi revista Oiga. Siempre quedará la revista, lo escrito en ella, como el testimonio vital de mi compromiso conmigo mismo y con mis deberes cívicos y mi bandera inabdicable de ayer y de mañana, de siempre… Testimonio que continúa con mis libros y colaboraciones en la prensa…

A
FRANCISCO IGARTUA Y DORIS GIBSON.
Archivo FONDO EDITORIAL REVISTA OIGA Bilbo-Euzkadi. Lima-Perú
sí reflexiono ahora, a la distancia, mientras termino de escribir la nota que todos los jueves leo, a las ocho de la mañana, en los micrófonos de Radio Libertad, dirigiéndome a un público masivo –la modernidad lo califica con las letras “C” y “D”—, que seguramente está más interesado en la problemática menuda de los escándalos públicos que en la meditación cívica, pero en el que la siembra de inquietudes mayores no es un desperdicio. Además, como que con esas notas y esporádicas colaboraciones en El Comercio mi conciencia se pone a salvo.

También pienso en el Perú y su futuro y, sin querer, mi atención se fija en el pasado, en ese territorio de desconcertadas gentes, en la caravana que se quedó en mitad del desierto, en la República Embrujada, donde más veces y mayor tiempo se obedeció a la voz de mando de los cuarteles que al mandato de las urnas; donde los breves ensayos de democracia han nacido, languidecido y muerto prematuramente a la sombra de los espadones cuartelarios. Y escucho a lo lejos la voz de Juan Ríos diciéndome: “Durante mucho tiempo los institutos armados desempeñaron el papel de perros de presa de la mal llamada oligarquía. El general Velasco –autor de la zoológica definición— intentó ubuescamente y sin participación popular el experimento de cambiar al Perú. El resultado inmediato de su obra fundamental –la reforma agraria— fue un desastroso traspié económico. Pienso, sin embargo, que, desde el punto de vista histórico, constituye un paso necesario que desgraciadamente no dio el régimen presidencial de Fernando Belaunde”.

¿Tienen razón estas palabras del poeta Ríos? Entrañable amigo y guía en las horas más oscuras de Oiga, salvo en las anteriores a las decisivas del destierro a México.

Difícil la pregunta y más compleja aún podría ser aún su respuesta si en el más allá siguieran en funciones los oídos y las cuerdas vocales de carne y hueso. El amigo Juan, de podernos replicar el comentario con el temperamento de su envoltura terrena, de seguro nos daría una respuesta sangrienta y breve. Sería una frase tan dolorosamente cruel como su: “¿Cree usted que hay país…?”, lanzado como respuesta a una pregunta que se le hizo sobre la patria, a la que mucho y muy honradamente quiso a pesar de haber quedado “podrida antes de madurar”.

Con tanta pasión la amó que un día del año 80, antes de los resultados electorales, quiso rezar así en Oiga: “Me parece que desde la Independencia el Perú ha vivido en permanente crisis ética, intelectual, física, económica y social. Nos hemos podrido antes de madurar. En un país que nunca tuvo clase dirigente ni escala de valores, donde el ejército ha matado más compatriotas en represiones y motines que soldados extranjeros en defensa de nuestro mutilado territorio. El pueblo, ignaro y desnutrido, no ha llegado aún a ser verdaderamente pueblo. No es su culpa. Es nuestra culpa. Perdónanos Señor”.

Como que Juan Ríos sintiera, igual que Octavio Paz con México, que los males del Perú fueron mas imputables a la Republica que al Virreinato, que a la prospera y potente Nueva castilla; solo comparable en America con Nueva España. También coincidía Juan con Eduardo Orrego, otro amigo entrañable, quien por esos años 80 impulsaba a los jóvenes como el a actuar de inmediato “antes de quedar como frutos podridos en el árbol, como nuestros mayores”…

Esto lo decía replicando a los que pedían maduración a la juventud accionpopulista.

Ni Juan Ríos ni Eduardo Orrego podrían rectificar ante los vivos su vision pesimista –no por ello menos amorosa– de la patria republicana. Los dos habitan desde hace algunos años el reino de los muertos, que es donde iremos a parar todos sin distinción de ricos y pobres, de tontos e inteligentes, de haraganes y hacendosos, de esclavos de la lujuria y vendedores de la carne, según esta explicado con Áurea grandiosidad por Calderón de la Barca en El Gran Teatro del Mundo y donde, de acuerdo al Dante, volveremos a ser catalogados de acuerdo a los designios de la divinidad y a la conducta de nuestras conciencias. Porque es en ellas, en las conciencias, donde esta la virtud o el pecado, no en los hechos mismos, vistos siempre con los ojos de cada época y que son materia para los fallos de la justicia humana, desde antiguo débil, por lo que leemos en el Quijote, a la presión de los poderosos y al sonido de las monedas.


FRANCISCO IGARTUA - HUELLAS DE UN DESTIERRO. Y sigo andando. Capitulo XLIV.

lunes, 10 de febrero de 2014

Oiga

Las Cofradías de Arantzazu y los vascos de Lima

Prólogo, por Josu LEGARRETA BILBAO

LA IDEA QUE DIO ORIGEN A UN LIBRO
En recuerdo de Paco Igartua y Víctor Ortúzar


El haber conocido en los congresos mundiales de las colectividades vascas a ilustres personajes peruano-vascas me permite brindar un testimonio de reconocimiento a quienes con sus aportes han hecho posible este libro, que no solo traduce la historia de una Hermandad solidaria, como es la de Nuestra Señora de Arántzazu de Lima, sino además, como he tomado conocimiento, de la activa presencia de los vascos en las actividades productivas del Perú, de los siglos XVII en adelante.
En realidad no es para mi cosa nueva saber que la Hermandad peruana es una de las primeras fundadas por vascos en el nuevo mundo, lo cual corrigió mi error de considerar al promover la ley 8/1994 del gobierno vasco, y en los considerandos de la misma, que “el primer centro vasco de América es el de Montevideo, fundado en 1876”. De esto hace casi treinta años.
No soy historiador y era la información que tenía,  hasta que Francisco Igartua nos demostró lo contrario aportando el documento que reza así: “Por cuanto en la Congregación que tienen fundada los caballeros hijosdalgo que residen en esta Ciudad de los Reyes del Perú, naturales del Señorío de Bizkaia y Provincia de Gipuzkoa y descendientes de ellos, y los naturales de la Provincia de Alava, Reino de Navarra y de las cuatro villas de la costa de la Montaña... en el convento del Santo San Francisco de esta ciudad, en la capilla que tiene advocación el Santo Cristo y Nuestra Señora de Aránzazu, (Oñate), a quien se dio principio por los años 1612...”. Y prosigue: “Se trata de las nuevas ordenanzas que la “Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu aprueba el doce de abril de 1635, en la misma Ciudad de los Reyes, hoy conocida por Lima, con los siguientes miembros: 35 de Gipuzkoa, 49 de Bizkaia, 9 de Navarra, 7 de Alava y 5 de las cuatro villas de la Montaña, con la siguiente declaración: “Se ordena para mayor decoro de esta Congregación, que todos los que hubiesen de ser recibidos en ella sean originarios de las partes y lugares referidos...a fin de ejecutar entre sí y con los de su nación obras de socorro mutuo”.
Hoy debo agradecer una vez más esta aportación del gran periodista peruano-vasco, amigo y gran ser humano porque nos ayudó –a mí e incluso a los propios historiadores- a corregir y mejorar los conocimientos de la historia de la presencia vasca en el ámbito internacional: Eskerrik asko! Muchas gracias!
Llegué en mi rol oficial de contacto con el mundo vasco de ultramar a visitar la mayoría de los Centros Vascos del Mundo. Comprobé que algunos  estaban atravesando momentos económicamente difíciles y que no todos los vascos “habían hecho las Américas”. En dos encuentros internacionales celebrados en Argentina: Bahía Blanca (1989) y  Necoechea (1990) se analizó y trató de resolver esta realidad. En representación del Centro Vasco de Lima participaron los Sres. José Ma. Elejalde y Jon Kepa Guarrotxena.
La celebración de congresos de las colectividades vascas, dispuesta por la Ley 8/1994 ya anotada, permitió dar continuidad a esta tarea. El primero de estos Congresos se celebró en 1995. Tuve el honor de contar con la delegación de Perú compuesta por los señores Javier Celaya, Víctor Ortuzar, y Francisco (Paco) Igartua. Una de las primeras referencias de la ponencia de Paco, titulada “Euskadi y su imagen”, fue precisamente sobre esta ley. Sus palabras textuales fueron: “Otras voces más doctas que la mía tocaron y tocarán con amplitud este tema. Sólo me cabe decir que los vascos de ultramar debemos agradecer esta ley que nos incorpora a la sociedad de este país (País Vasco). Docta apreciación del amigo Paco: aun careciendo de competencias exteriores. Gracias a esta ley han quedado institucionalizadas las relaciones de Euskadi con los vascos que residen en otros países. 
Ha sido, por tanto, lo dicho y hablado en esos eventos lo que en esencia ha dado origen a este libro que nos lleva a la historia de la Hermandad vasca de Lima fundada en honor a Nuestra Señora de Arantzazu que siempre ha estado presente en el corazón de los vascos allí donde fueren. Felizmente, digo, su palabra no quedó en el olvido y sembrada en la fértil memoria de muchos de sus amigos nos ha llevado a sumar esfuerzos para que hoy conozcamos un poco más de esa histórica epopeya.
En este recorrido por la vida, creo que una de las satisfacciones es ver plasmadas en realidades muchas de las cosas que antes fueron sueños, esperanzas o simples charlas de café. Creo que realizar este libro importa mucho no solo en Lima, sino también en México, Buenos Aires, Santiago de Chile, Uruguay y en todo lugar donde un vasco inmigrante hace algunos siglos, y que necesita ser rescatado de algún modo para la posteridad.
Esta es la forma, creo, de hacer un aporte al mejor conocimiento de nuestras colectividades vascas y de sus propósitos, de su inserción con la modernidad y con los objetivos de nuestro tiempo. Y que conste, los vascos no son exclusivistas ni discriminantes; al contrario, somos partidarios de la solidaridad en todas sus formas. Ayer fue una hermandad, hoy es la comprensión global.
En este marco optimista, fruto de tantas batallas, positivas y negativas, creo que este libro es un gran aporte a la cultura vasca y de nuestro mundo. Mi corazón late en positivo, porque de un tiempo a esta parte, incluso ante recuerdos negativos, tengo la costumbre de exclamar, quizás con ironía, aunque sin animosidad dañina, la expresión “¡qué divino!” o “¡realidades humanas!”. Este trabajo se enmarca en lo primero.

                                                           Josu Legarreta

© Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados © Fondo Editorial Revista Oiga, 2012 - © EUZKO ETXEA ARANTZAZU LIMA, 2012

Oiga








Moción presentada por Francisco Igartua, en el II Congreso Mundial de Colectividades Vascas, Vitoria Gasteiz, 27 de octubre de 1999

Señores y Señoras, o si se quiere al revés para no ser catalogado de vejestorio y de machista.

Aunque no me corresponde, quisiera que mi voz fuera la voz de todas las delegaciones que dan vida a este Segundo Congreso de la Diáspora Vasca, a las que invito a firmar la moción que se les ha alcanzado, moción de respaldo y aplauso al proceso de paz que se va desarrollando desde hace algún tiempo en Euskadi o Euskalerria, en la Patria de todos los vascos, y que esperamos culmine con la victoria de la paz, por muy largo que sea el tiempo que esta tarde y a pesar de los aleves obstáculos que se le han ido y se les irán poniendo.

Los delegados aquí presentes hemos llegado a Gasteiz satisfechos al ver a las fuerzas nacionalistas en un frente común y también con dos sentimientos encontrados, los dos vinculados a un mismo tema: el de la paz. Vemos con alegría, por un lado, que la voluntad de paz no ha decrecido en el conjunto de la sociedad vasca ni en el Gobierno de Euskadi y nos entristece, por otro, advertir que con frecuencia se cae en el juego de los provocadores que actúan desde el poder central, respondiéndoles a estos con infantil violencia callejera. Sin querer –es de suponerlo– las calles colaboran así con la provocación y resultan atentando también ellas, con irracional contra esa paz. Contra la paz, que es el supremo regalo que los cielos tienen reservado para los pueblos.

Esta es una apreciación hecha con la serenidad que la distancia y, gracias a nuestra Telebista, con algún conocimiento de los vaivenes del proceso de paz que se inicio en época del Lehendakari Ardanza y que hoy continúa bajo la tutela del Lehendakari Ibarretxe.

Desde el primer momento entendimos que la paz, necesariamente, tenía que ser producto no de la eliminación de una de las partes del conflicto sino de la conciliación entre todos los involucrados en el problema vasco, problema real, concreto, a pesar de todas las confusiones montadas por los enemigos de la diferenciación vasca, confusiones que han rodeado al problema desde muy antiguo y le siguen rodeando hoy.

Pero este punto, el de la indubitable identidad de lo vasco, es tema que tocare después.

Por ahora, pidiendo disculpas por la intromisión en asuntos internos de la política vasca que, sin embargo, no deja de ser familiar, para muchos de nosotros, centrare la atención en la necesaria conciliación entre adversarios como basamento cierto de una paz, que sea paz y no entreacto a la espera de otra guerra, tal como lo plantea la Declaración de Lizarra. El ejemplo que al respecto está dando Europa es concluyente.

Su unidad actual es producto del entierro de agravios centenarios, del olvido de cientos de millones de muertos y de destrucciones sin cuenta, de voltear y voltear paginas de crueldades horripilantes, con el convencimiento de que victorias y derrotas no han hecho otra cosa que abrir tumbas… Hoy, gracias a los múltiples perdones de una y otras, las naciones europeas han logrado unificarse con mucha mayor consistencia que en épocas medievales, cuando el latín era el idioma del continente y el ingles –la antigua lingua franca del mundo– estaba por nacer… Así, con cimientos viejos, meditados perdones de lo pasado y la mirada puesta en el futuro, esa Europa que nunca dejo de ser continente de pueblos más que de naciones ha logrado la solida paz con la que va naciendo el próximo milenio… ¿Por qué, por tanto, la paz de Euskadi tiene que construirse con la humillación de una de las partes del conflicto?... Actuar de semejante modo no es actuar con voluntad de paz sino de guerra.

No podrá haber paz si la prepotencia, la irracionalidad o la violencia –cualquier violencia, aun la que fuera justificada– se seguirán interponiendo al dialogo abierto en el que la sensatez, el realismo y la madurez histórica debieran ser la brújula para la conciliación de las discrepancias. No buscan la paz sino la guerra los que, desde el poder central, no admiten otra solución que la de ellos y se dedican a provocar a los vascos. Y tampoco tratan de encontrarla los que, delirantes, suponen que el agravio y la acción destemplada contra los otros puede generar algo que no sea acrecentar los odios y alimentar internas amarguras. No advierten estos que darse de cabezazos contra la pared no despierta el raciocino, lo entumece. Semejante actitud es pueril e infecunda, aparte de ilusa, inspirada en fantasiosas utopías. No es enriquecedora de nuestra identidad, de nuestra diferenciación. De una personalidad real, cierta, que viene ininterrumpida desde siglos atrás.

La identidad vasca no nace, como dicen los que la niegan, de un capricho o invención de unos señores bilbaínos casi contemporáneos nuestros. Si nada más que eso hubiera sido el sentimiento vasco de identidad ya habría desaparecido con el desarrollo de la modernidad. Y la verdad, lo estamos comprobando una vez más, con esta asamblea, no es como la personalidad, la diferenciación de los vascos, continua hoy tan robusta como cuando las tribus de Euskal Herria resolvían sus problemas bajo un árbol y constituyeron el reino de Navarra. Luego esa identidad se marco en Fueros y, en las lejanas tierras de América, en Cofradías –casi todas bajo la advocación de la virgen de Aranzazu; cofradías del siglo XVII que fueron el embrión de las actuales Euskaletxeas que nosotros representamos hoy en este Congreso.

También se dice entre los otros que el mestizaje borrara la identidad vasca. Pero la verdad es que, aparte de que los vascos nunca dejaron de mestizarse, esta es una tesis tan igual a la de quienes aseguraran que con la globalización se acabaran las naciones y hasta los gobiernos, dejando paso a la creencia de que los gobiernos del futuro serán los directorios de las empresas transnacionales… A lo que se podría añadir las posibilidad de que el mundo termine habitado por seres clonado, totalmente indiferenciados y, por lo mismo, absolutamente aburridos… quien sabe tanto como los angelitos del cielo.

Sin embargo, aunque no sea imposible que los hombres terminen que condenados a ese supremo aburrimiento, tan tétrico destino estaría todavía perdido en un futuro… Mientras tanto, gozan de buena salud las naciones y los pueblos que respetan su identidad y sus tradiciones, enriqueciendo con sus pluralidades al ser humano.

En tal afirmación de lo propio, de nuestra diferenciación, estamos comprometidos los vascos. Pero esa identidad vasca no se preservara con insensatos bombazos de replica a las provocaciones –aunque la perversidad de estas parecieran justificarlos–, ni agrediendo en las paredes de nuestras ciudades a la otredad. Nuestra identidad se hará mas fuerte afirmando los valores de lo vasco, no odiando a los otros, porque odiando solo se logra acrecentar odios y alimentar amarguras. Se hace patria no cerrándonos, integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad de los logros vascos. Por ejemplo, asumiendo como propio el pensamiento de las grandes personalidades vascas, aun las que sean divergentes a la opinión abertzale. ¿Es acaso inteligente despreciar el aporte a la vasquidad de personalidades universales como Unamuno, Baroja, Maeztu?... Y no se diga, por sus paradojales arbitrariedades –en todo caso muy euskaldunes–, que no era vasco quien como Unamuno se precio de serlo afirmando “y yo lo soy puro, por los dieciséis costados” y quien, mas tarde, al término de sus días terrenos, enfrentándose a Millán Astray, el bárbaro adalid de la soldadesca franquista, ratifico su condición de vasco, reaccionando “ante la afrenta personal que implica la repentina explosión de insultos a los vascos y catalanes” y respondiendo “Yo soy vasco. Nací en Bilbao… Don Miguel de Unamuno no replico con insultos a los insultos sino afirmando su identidad. Para mí, el maestro se comporto con valor de vasco y con inteligencia.

Muchas más divagaciones podríamos añadir a las aquí escritas, pero el tiempo es oro y mis palabras barro.

Concluiré comentando que la entrevista concedida el viernes a todos nosotros por calificados representantes de los tres partidos nacionalistas de Euskadi, me complacieron por ver, por fin juntos a los políticos vascos y orientados en una misma dirección de paz. Sin embargo, las clarísimas y brillantes exposiciones de los señores Otegi, Egibar y Larreina sobre la declaración de lizarra no hacen innecesarias la ardorosa invocación a la cordura de estas mis palabras con las que fundamenta la moción de respaldo y aplauso a quienes iniciaron y a quienes continúan el proceso de paz en el que todos los vascos del mundo estamos esperanzados.

Muchas gracias.

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Declaración Preliminar / Inicial

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan al Gobierno de Euskadi en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado con acierto por el Lehendakari José Antonio Ardanza y continuado con decisión por el actual Lehendakari Juan José Ibarretxe.»
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Declaración Preliminar / Final

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.»

Texto sometido a la aprobación de la Asamblea por el Sr. D. Francisco Igartua y la delegación peruana, y que fue aprobado por unanimidad - Vitoria-Gasteiz, 27 de octubre de 1999
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© Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados © Pedro Oyanguren, 1999 – © Fondo Editorial Revista Oiga, 2012

lunes, 8 de julio de 2013

FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

FRANCISCO IGARTUA ROVIRA - Siempre un extraño

VOLVIO EL CIRCO. El triunfo de este personaje –Prado – perturbo la carga emocional de Francisco y lo hizo refugiarse aún más de su hobby: la fotografía (…)
En los días de este relato Francisco no había tenido tropiezos con Ella – Siempre las buenas relaciones eran largas y cortos los violentos encontrones–.
Esa tarde estaba solo, distraído, mirando la tina o bañera llenándose de agua, un agua revuelta que iba creciendo con fuerza y moviéndose, llevando arriba y abajo, una serie de grandes fotografías que se lavaban así los ácidos del revelado. Distintas figuras iban apareciendo y desapareciendo en el agua.
Lo atenazaba una gran preocupación: ¿Cómo eliminar de la caratula a don Manuel Prado si él era, sin la menor duda, el personaje público de la quincena? Era el nuevo presidente y acababa de jurar el cargo ante el flamante Congreso. Solemnemente le había sido colocada, por segunda vez, cruzándole el pecho, la banda presidencial roja y blanca, el símbolo de autoridad de los mandatarios peruanos. En oportunidad anterior ejerció el mando gracias al favor del general - presidente don Oscar R. Benavides y al fraude electoral.
Ahora reemplazaba al dictador Odria luego de unas elecciones en las que el cubileteo político había sido el triunfador, pero un triunfo reflejado también en una de las urnas. ¿Cómo eliminarlo de la caratula de Caretas?                      
Era, sin duda alguna, la noticia de la quincena, el personaje del momento.
Francisco no estaba satisfecho con el resultado electoral. Tampoco Doris Gibson, que había apoyado  con fervor a Fernando Belaunde Terry, la novedad en la política peruana de entonces y luego persistente figura de la Republica.
Para Francisco, el caso Prado tenia, sobre todo, connotaciones ético- pedagógicas. No era cuestión solamente de rechazar a la persona vanidosa y frívola, representativa de la dominante elite limeña y del díscolo modo virreinal que persistía en las actividades ciudadanas. También, según él, no era justo callar la terrible anti-lección que su triunfo electoral significaba. Prado era hijo de un personaje- reflexionaba Francisco- que la mayoría de los peruanos consideraba, con razón o sin ella, traidor a la patria, y, por lo tanto, al haberle dado su voto más de un tercio de los electores, se hacía evidente lo mal educada que en asuntos cívicos se hallaba la población peruana y convertiase el acto electoral en una elección desmoralizante. Era una reflexión muy meditada que el montaba así: la conducta general Mariano Ignacio Prado, presidente de la Republica y jefe de los ejércitos durante la guerra con Chile (1879), era únicamente condenada en el país. Todo el mundo daba por cierto que, en plena guerra, el general Prado viajo a Europa con las joyas y dinero de las colectas que se hicieron para la compra de armas y que, de pronto, se esfumo. Con los años, los hijos y sobrinos fueron apareciendo en la escena pública sin que nunca hubieran podido borrar las huellas de ese bochornoso manchón histórico… y de aquí partían las inquietudes periodísticas de Francisco. ¿No se daban cuenta los votantes de Manuel Prado de que así, con su voto, declaraban abiertamente que no le daban importancia al desgraciado comportamiento del padre. Porqué no es el caso de reaccionar bíblicamente que hacer que los hijos carguen las culpas de los padres, pero si de un mínimo de discreta censura por un hecho lamentable, quien sabe la peor de las lecciones cívicas recibidas por el pueblo peruano en su historia. Ya que no trataba de si los hechos fueron o no fueron como se decía, sino de que el pueblo entero del Perú creyó y creía que fueron como las coplas de la calle lo cantaban… Mientras la Historia callaba o hablaba solo sotto voce.
La indignación de Francisco se acrecentaba al recordar sus lecturas de don Miguel de Unamuno y la referencia al general Prado. El gran pensador vasco tiene colocado al ex presidente peruano –por la información corriente de la época– en la lista de los personajes más ruines de la historia americana.
En la tina o bañera la figura de Manuel Prado daba vueltas en el agua- agitada por los chorros de los grifos– entremezclada con guapas y elegantes novias, con rostros de payasos e imágenes de elefantes y leones, con sensuales bataclanas. De pronto, un Manuel Prado saludando con el sombrero de copa en alto, repleto de pecho de condecoraciones y la espada del edecán enredada entre ellas, pasa y pasa ante sus ojos. Se hunde en el agua y vuelve aparecer. Prado de pie en el automóvil abierto y el edecán a su lado, sentado, con el puño de su espada sobresaliendo de la gorra del militar. Y también vuelven a aparecer las figuras del circo.
Listo. Ya está la caratula exclamo solo Francisco y corrió al teléfono para comunicarse con la oficina.
Saldría Manuel Prado en la portada de cartas de aquellas primeras quincenas de agosto de mil novecientos cincuenta y seis. Era imposible escamotearle el lugar preferente de la revista al mandatario civil que asumía el Gobierno poniendo fin a la dictadura de Odria. Era el, indiscutiblemente, el personaje de la quincena. Ningún otro acontecimiento de importancia había ocurrido en esos días para, con algo pretexto, escamotearle la caratula a Prado. Pero saldría retratado en vivo: como un payaso de circo. Así era, descrito con plena objetividad, en documento grafico, el figurín elegido por más de un tercio de electorado nacional. (Por desgracia, aquella época no había segunda vuelta, el ballotage francés, que si le hubiera impedido a Prado volver a la casa de Pizarro).
Junto a la ridícula imagen del flamante presidente, de pie, sonriente, con el sombrero de copa en alto, cruzado el pecho con la banda bicolor y cubierto el impecable frac  de infinitas cintas y medallas, bastada poner el título ‘volvió el circo’. La portada sería absolutamente objetiva: Prado volvía a ser presidente y, a la vez, volvían los circos a Lima, como todos los años para las patrióticas fiestas del 28 de Julio, día de la independencia proclamada por José de San Martin. No podía presentarse queja de de irreverencia al nuevo presidente, porque bajo el título ‘Volvió el circo’, en letras pequeñas, se añadía ‘ver paginas tales y cuales ‘, en las que, por supuesto, aparecía una amplia crónica de la actividad circense que se iniciaba en esos días.
La portada fue un éxito resonante. Pero desato el odio de la poderosa familia Prado y de los pradistas contra caretas. De poco valió la amistad de Doris Gibson con Mariano Prado, presidente del Banco Popular y zar de las finanzas peruanas, sobrino del veterano jefe del Estado. Poco a poco se fue notando el sabotaje publicitario a la revista, que Doris fue capeando con su enorme simpatía y su imparable capacidad vendedora. Con la dictadura de Odria, la amenaza policial fue un freno al desarrollo de la revista. Con Prado, Caretas comenzó a conocer la presión sobre su economía, el acogote a la caja de la administración del quincenario.
El sabotaje publicitario fue organizado con enorme disimulo y muy secretamente. Sin embargo, no tardaron en llegar a los odios de Doris Gibson y de Francisco, datos precisos del complot montado en Palacio (…)

FRANCISCO IGARTUA, Siempre un extraño, Fondo Editorial Periodística Oiga, Archivo Francisco Igartua.





domingo, 24 de marzo de 2013

IN MEMORIAM


VALEROSO DEFENSOR DE LAS LIBERTADES
Igartua: Una huella imborrable

Por: Jhon Bazán
Periodista

La huella que Francisco Igartua Rovira dejó a su paso por la vida se nota más nítida desde afuera que desde las calles de Lima. He tenido ocasión de recoger en mis viajes notables recuerdos, y elogiosos comentarios, no solo acerca de lo que fue como persona –un hombre íntegro con ideas propias– sino de su lucha permanente por la libertad y la búsqueda de soluciones.
Palmira Oyanguren, intelectual chilena de raíces vascas, escribió recientemente un enjundioso artículo en el que dice de Igartua: “Periodista agudo y excepcional, Francisco Igartua fue uno de los grandes exponentes de la prensa peruana. Nada ni nadie pudo acallar a este personaje que tenía por lema el ‘no a la regimentación de la prensa’ y si bien sufrió el peso de varias dictaduras, su convicción fue más fuerte que los sablazos militares…”.
Otros recuerdan a Igartua por la terca consecuencia con sus ideas libertarias, que lo llevaron incluso a sufrir persecución y destierro. Una anécdota de los tiempos de Odría lo retrata mejor que nadie, cuando era, entonces, un periodista en busca de la verdad, lo cual naturalmente incomodaba al régimen.
Igartua estaba deportado, pero burlando los controles fronterizos había vuelto a Lima, aunque avisados por esbirros de su audacia estaba siendo buscado por calles y plazas. Escogió, entonces, para refugiarse un eventual y sui géneris asilo: el local de El Comercio, donde con la anuencia del director, don Luis Miró Quesada de la Guerra, se sintió protegido y a salvo por el tiempo necesario, ya que los policías no se atrevieron a violar el local de tan importante diario.
Cabe recordar que Igartua, para entonces, ya había pasado por el mítico diario “Jornada”, una hoja cotidiana cuyas columnas muchas veces eran incendiarias. Había estado en “La Prensa”, cuando la dirigía Guillermo Hoyos Osores, su amigo y referente, y había tenido la audacia de fundar “Oiga” casi el mismo día en que Manuel Odría había roto la democracia derrocando al presidente constitucional José Luis Bustamante y Rivero, a quien Igartua admiró hasta su muerte.
Ya para entonces había dado muestra de su compromiso con la verdad con el llamado Caso Góngora Perea, que lo contrapuso con un diputado aprista por Amazonas que había declarado cosas de las cuales después se arrepintió presionado por el partido y que desmintió en sendas cartas a “Jornada” (setiembre de 1946). El asunto llegó hasta el liderazgo aprista, que citó a Igartua al local de “La Tribuna”, pero en vez de diálogo recibió una soberana paliza en el zaguán de ese diario. El lema aprista de entonces era “por la razón o la fuerza”.
Ahora que se cumplirán nueve años de su fallecimiento, es bueno reflexionar respecto a este legado de fidelidad a sus ideales que dejó Igartua a los periodistas. Los reveses nunca lo arredraron: Fundó “Oiga” primero en 1948 para luchar contra Odría y luego en sucesivas etapas contra mandones antidemocráticos de toda laya; luego cofundó “Caretas”, donde dejó doce años de su vida editorial y lineamientos que aún le sobreviven.

Fuente:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA

martes, 19 de marzo de 2013


Canta Claro
Por Francisco Igartua
AQUÍ LOS SOLES Y LOS DEDOS TIENEN
EL TAMAÑO QUE TE DÉ LA GANA

En el Perú, donde, como decía Guillermo Hoyos, sólo falta que llueva para arriba, no es de extrañar que la vieja frase "no se puede tapar el sol con el dedo" no tenga sentido, pues aquí, en el Perú cada uno tiene su sol y su dedo, adaptables a gusto del día. Si el sol molesta se le achica y se agranda el dedo, o al revés, según convenga.
Sería espantoso, pero....

Semejante disparate es lo que sacamos en limpio luego de leer los periódicos de la semana y perder el tiempo en la televisión y la radio. Me explico: en las últimas encuestas vienen apareciendo los peruanos que añoran a Fujimori. Y la respuesta de los que no quieren aceptar esta realidad no puede ser más peruana. Por lo pronto, todos o casi todos los que se encabritan con la noticia olvidan que fueron fervientes fujimoristas durante largo tiempo y la emprenden contra su ídolo de ayer echándole todos los barros que hay a la mano. Sin advertir que algunos no le corresponden, con lo que, en lugar de dañar su imagen, hacen que los resurrectos fujimoristas estimen que, como hay una o dos acusaciones sin sustento, toda la crítica que se le hace no responde a la verdad. Por ejemplo, en estos días he leído, en las furiosas reacciones desatadas contra las encuestas, que uno de los crímenes mayores de Fujimori fue imponer la reelección del año 2000. Y esto no es cierto. Ese habría sido un error político de envergadura, pero no faltan juristas que opinan (en silencio porque no desean ser masacrados por la prensa) que no es un crimen interpretar que en 1993 se inició una nueva etapa constitucional, por lo que la del 95 fue la primera elección de Fujimori. Interpretación más que forzada, pero no indefendible ni criminal. Por lo que, descalificar al prófugo y ennoviado ex presidente japonés con semejante argumento, es debilitar la condena pública que Fujimori merece. Basta que una sola de las acusaciones sea falsa o irrelevante (tampoco está probado lo del narcotráfico) para que el fujimorismo encuentre que todas las acusaciones son infundios contra el ídolo que resucita.

Seamos, pues, veraces y sapientes en el enjuiciamiento a Fujimori si deseamos que no vuelva o, si lo hace, que sea para ser enjuiciado por sus crímenes evidentes, tantos y tan enormes que es protegerlo el añadirle delitos que no han sido probados. Sin embargo, sí puede probarse que el jefe máximo del Grupo Colina era Fujimori (hay tres documentos con su firma reclamando el ascenso de estos criminales después de las masacres de estudiantes en Huancayo, antes de La Cantuta y Barrios Altos): también puede probarse contundentemente que fue una picardía punible la venta de su terreno para justificar el pago de la educación de sus hijos; y no necesita probarse quién era el jefe supremo de la gavilla de generales que robaron millones; quién el interesado en premiar o castigar a la prensa; quién el que manipulaba al Poder Judicial para hacer lo que le daba la gana (como negar su huella y su firma para agraviar a la señora Higuchi, la madre de sus hijos); quién el que ordenaba a Montesinos para beneficiarse él con las órdenes y no al revés. ¿Para qué añadirle delitos que no están probados? ¿Para qué engordar el dedo queriendo ocultar el sol?

El desamparo de los alcaldes
Estamos en días de despiporres. Un jurisconsulto de nota, por ejemplo, se siente en la obligación de defender al Poder Judicial y declara que una acción de amparo no anula inmediatamente una orden municipal. Afirma que para que el amparo se haga efectivo necesita otra medida cautelar y el pronunciamiento de otro juez y de la Corte. ¡Linda y pontifical manera de tapar el sol con el dedo de la teoría! En la práctica, hoy en día se cuentan por centenares los amparos paralizando disposiciones municipales. Como demostración inmediata está el alcalde Andrade teniendo que impedir, a palo limpio y a duras penas, que las combis y ómnibus, amparados por los tribunales, siguieran envenenando el aire de la avenida Abancay. Ninguna autoridad y menos la judicial le dio la mano, sólo obtuvo el apoyo de los vecinos, quienes comprobaban a diario la lenta pero mortal consecuencia de los humos tóxicos que lanza la congestión vehicular.

Las sabias explicaciones del jurisconsulto se estrellan contra la realidad, contra los cientos de discotecas que funcionan con un amparo en la mano. Y, para el caso, otro ejemplo (éste en las serranías de Lima). Los domingos y días feriados la paz del lugar se interrumpía y estremecía con las estridencias musicales de varios locales de recreo. Estridencias que los cerros amplifican. Y el comentario de los vecinos de fin de semana era el más fácil: "Seguro que coimean al alcalde". Sin embargo, grande fue la sorpresa de los vecinos cuando, en contacto con el alcalde, éste les aclaró la situación: "Si ustedes me hacen llegar sus quejas yo acallaré esos ruidos, porque si yo intervengo por mi cuenta de seguro que me abrirán proceso penal por abuso de autoridad". Y era cierto. Tiene abierto cuatro o cinco juicios. Hoy cuando el ruido molesta es por culpa de los vecinos que no hacen llegar sus quejas al alcalde.

FUENTE:
FONDO EDITORIAL PERIODISTICA OIGA