Amigos de modulor:
No seria modestia, sino simple y llana tontería, callar que me he emocionado ver que ustedes –maestros en la práctica, no sólo a nivel nacional, del diseño gráfico – se hayan fijado en el grafismo de Oiga y le hayan dado tanta extensión e importancia a una historia que es mi propia historia dentro del periodismo peruano. Me parece ver en ello no sólo el interés del tema sino, sobre todo, la simpatía personal que algunos o todos los miembros del equipo de Carlos Sotomayor me tienen. Es cierto que yo siempre le di importancia singular a la buena imagen que, a la vista, a la vista, debían tener las páginas de los periódicos y revistas. Y ésto a pesar de haberme formado en el oficio por dos grandes del periodismo peruano, Federico More y Guillermo Hoyos Osores, no muy preocupados por las artes gráficas. No coincidí con mis maestros en la importancia que el diseño tiene en el periodismo escrito. Estas dos luminarias de la prensa latinoaméricana –Hoyos todavía en actividad– poco valor le dieron a la presentación gráfica, porque en ellos la escritura, la belleza y la precisión de la forma literaria, junto a la emoción de la actualidad, eran lo esencial en lo que por prensa se ha entendido hasta hace pocos años. Hoy la televisión ha alterado o va alterando algunos de estos conceptos. Es claro que a la hora de teorizar, ambos hablaban de la presentación del periódico, pero para nada tomaron en cuenta la teoría al momento de sus realizaciones. Tanto La Prensa de Hoyos Osores como Cascabel de Federico More pasan a la historia por lo allí escrito, no por su diseño grafico. Quien me inició en la importancia de la presentación de la obra periodística fue Miguel Benavides, fundador y director de Jornada. Fue él quien, a mediados de la década del 40, trajo al Perú las ideas gráficas que estaban de moda en el periodismo europeo. Con Miguel Benavides, en Jornada, trabajé entre los años 43 y 45 y en él admiré su preocupación por la limpieza de la forma. En esa línea he seguido yo, inclinado a una diagramación italo-francesa sin dejar jamás de tener en cuenta los preceptos de More y Hoyos sobre el contenido de la prensa.
Sirva esta larga introducción para ir al grano de esta carta aclaratoria: creo que fue Claude Dieterich, diseñador suizo o austriaco de gran renombre el autor del logotipo de Oiga con su especie de anteojeras. Mi amigo Marcelo Martire contribuyó en otros aspectos del diseño de ese Oiga. Y, para terminar, un detalle histórico del arte gráfico peruano: otro grafista centroeuropeo fue el que realizó el primer logotipo de Caretas, tomado de la revista Esquire.
Otra vez, mil gracias,
Francisco Igartua,
Director de Oiga
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