ORACION
PARA EL SEGUNDO DIA
Oh María purificadora divina, a quien eligió el Altísimo por Co-redentora del linaje humano. Nosotros, Señora hemos perdido a nuestro Dios con nuestras repetidas culpas y caídas, dadnos la mano para levantarnos, como lo hiciste con Juan de Irrundo, de oficio cantero, que trabajando la capilla mayor de tu Santuario, reconociendo el peligro que amenazaba un estribo de piedra, que servía de andamio para los oficiales, dijo a los Religiosos: no es posible, Padres, que dejemos de hacernos pedazos en esta labor si la Virgen Santísima, en cuyo servicio nos empleamos, milagrosamente nos libra, apenas dijo estas palabras, cuando cayó el estribo hasta diez y siete varas de distancia, dando en el suelo con los peones. Pero Vos, que como Madre estáis al cuidado de tus hijos, los preservaste de la muerte, y desenterrados que fueron, se pusieron de rodillas, elevando las manos en acción de gracias, y volvieron a su tarea y labor, como si no hubieran padecido tan terrible golpe. Nosotros, Señora, nos hallamos enterrados bajo el dominio de nuestras pasiones, favorecednos como Madre, resucitadnos a la vida de la gracia, y permaneciendo en ella, trabajaremos venciendo al mundo, demonio y carne, que nos tiene oprimidos: así lo esperamos de tu piedad, con lo demás que te suplicamos en esta Novena, si es del agrado de Dios. Amén.
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