ORACION
PARA EL OCTAVO DIA
¡Oh María Madre del Verbo humanado, esmero de la Omnipotencia, arca sagrada donde guardó el Altísimo el verdadero maná de su soberano cuerpo, el rico tesoro de las virtudes! Altar animado, donde Dios acepta el sacrificio de las buenas obras, para hacer las paces con el hombre. Destinada por el mismo Dios para alivio, socorro y consuelo de los enfermos: como se vió con un niño que adolecía de mal de piedra y tenia á sus padres compungidos y llenos de angustia, por no hallar alivio en ninguna medicina, ni instrumento de cirujanos: te invocaron sus padres ofreciendo hacerte una Novena si lograba el afligido enfermo el alivio: al punto de esta promesa arrojó el niño la piedra con admiración de los presentes. Si este logró la salud del cuerpo, yo Señora, he pedido en estos días que he hecho tu Novena, la salud de mi alma, curadme, Señora, y no permitas caiga en culpa la más leve que te desagrade: así lo espero de tu piedad. Amén.
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