ORACION
PARA EL TERCER DIA
¡Oh Madre del mejor Hijo! Sol del más claro Cielo! Estrella del firmamento de las virtudes, donde resplandeció el agradable lucero de la gracia, a vista de la oscura y tenebrosa noche de nuestras culpas. Oh Madre de piedades, que favoreces a los que te invocan en sus mayores aprietos, como sucedió con Cristoval de Sarduce, que pasando un rio, tropezó el caballo y le llevo la corriente largo trecho. Fluctuaba ya el miserable entre el ímpetu de las corrientes, y llamándote con los alientos que le permitían sus mortales ansias de ahogarse, encontró entre las manos una piedra grande, abrazose con ella, y cobrando respiración volvió a implorar tu amparo, hizo voto de visitar tu Santuario, y al punto se le puso en la oscuridad de la noche una luz clarísima que lo guio hacia la orilla y salto a tierra. Nosotros, Señora, nos hallamos naufragando en la corriente de nuestras pasiones; amparadnos que ya te invocamos con este título de Madre Santísima de Aranzazu, y guíanos al camino recto del cumplimiento de la ley de vuestro Hijo, y lo más que te pidamos en esta Novena, si es del agrado de Dios. Amén.
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