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DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA

DORIS GIBSON PARRA Y FRANCISCO IGARTUA ROVIRA
FRANCISCO IGARTUA CON DORIS GIBSON, PIEZA CLAVE EN LA FUNDACION DE OIGA, EN 1950 CONFUNDARIAN CARETAS.

«También la providencia fue bondadosa conmigo, al haberme permitido -poniendo a parte estos años que acabo de relatar- escribir siempre en periódicos de mi propiedad, sin atadura alguna, tomando los riesgos y las decisiones dictadas por mi conciencia en el tono en que se me iba la pluma, no siempre dentro de la mesura que tanto gusta a la gente limeña. Fundé Caretas y Oiga, aunque ésta tuvo un primer nacimiento en noviembre de 1948, ocasión en la que también conté con la ayuda decisiva de Doris Gibson, mi socia, mi colaboradora, mi compañera, mi sostén en Caretas, que apareció el año 50. Pero éste es asunto que he tocado ampliamente en un ensayo sobre la prensa revisteril que publiqué años atrás y que, quién sabe, reaparezca en esta edición con algunas enmiendas y añadiduras». FRANCISCO IGARTUA - «ANDANZAS DE UN PERIODISTA MÁS DE 50 AÑOS DE LUCHA EN EL PERÚ - OIGA 9 DE NOVIEMBRE DE 1992»

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«Cierra Oiga para no prostituir sus banderas, o sea sus ideales que fueron y son de los peruanos amantes de las libertades cívicas, de la democracia y de la tolerancia, aunque seamos intolerantes contra la corrupción, con el juego sucio de los gobernantes y de sus autoridades. El pecado de la revista, su pecado mayor, fue quien sabe ser intransigente con su verdad» FRANCISCO IGARTUA – «ADIÓS CON LA SATISFACCIÓN DE NO HABER CLAUDICADO», EDITORIAL «ADIÓS AMIGOS Y ENEMIGOS», OIGA 5 DE SEPTIEMBRE DE 1995

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LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU

LIMAKO ARANTZAZU EUZKO ETXEA - CENTRO VASCO PERU
UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO

«Siendo la paz el más difícil y, a la vez, el supremo anhelo de los pueblos, las delegaciones presentes en este Segundo Congreso de las Colectividades Vascas, con la serena perspectiva que da la distancia, respaldan a la sociedad vasca, al Gobierno de Euskadi y a las demás instituciones vascas en su empeño por llevar adelante el proceso de paz ya iniciado y en el que todos estamos comprometidos.» FRANCISCO IGARTUA - TEXTO SOMETIDO A LA APROBACION DE LA ASAMBLEA Y QUE FUE APROBADO POR UNANIMIDAD - VITORIA-GASTEIZ, 27 DE OCTUBRE DE 1999.

«Muchos más ejemplos del particularismo vasco, de la identidad euskaldun, se pueden extraer de la lectura de estos ajados documentos americanos, pero el espacio, tirano del periodismo, me obliga a concluir y lo hago con un reclamo cara al futuro. Identidad significa afirmación de lo propio y no agresión a la otredad, afirmación actualizada-repito actualizada- de tradiciones que enriquecen la salud de los pueblos y naciones y las pluralidades del ser humano. No se hace patria odiando a los otros, cerrándonos, sino integrando al sentir, a la vivencia de la comunidad euskaldun, la pluralidad del ser vasco. Por ejemplo, asumiendo como propio -porque lo es- el pensamiento de las grandes personalidades vascas, incluido el de los que han sido reacios al Bizcaitarrismo como es el caso de Unamuno, Baroja, Maeztu, figuras universales y profundamente vascas, tanto que don Miguel se preciaba de serlo afirmando «y yo lo soy puro, por los dieciséis costados». Lo decía con el mismo espíritu con el que los vascos en 1612, comenzaban a reunirse en Euskaletxeak aquí en América» - FRANCISCO IGARTUA - AMERICA Y LAS EUSKALETXEAK - EUSKONEWS & MEDIA 72.ZBK 24-31 DE MARZO 2000

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domingo, 28 de julio de 2013

LA TERCERA

Augusto B. Leguia

MENSAJE DEL PRESIDENTE DEL PERÚ,
AUGUSTO BERNARDINO LEGUÍA SALCEDO,
AL CONGRESO NACIONAL, EL 12 DE OCTUBRE DE 1929,
AL INICIAR UN NUEVO PERIODO DE GOBIERNO

Señores Representantes:
Al ceñir mi pecho nuevamente con el bicolor nacional que es la insignia del poder, no puedo ocultaros mi profunda emoción, porque me doy cuenta de cuan excepcional y extraordinario es el homenaje que recibo al encomendárseme la jefatura del Poder Ejecutivo, por cuarta vez, con una votación que excede por mucho a todas las que antes tuve y en medio de aclamaciones alborozadas que agitan al Perú entero.
¿Quién soy y qué hice, señores, para merecerlo? La firmeza de mi voluntad, el amor inextinguible que profeso a mi patria, los heredé de mis padres, que cultivaban la tierra y adoraban a Dios, llevando en el alma no sé qué extraña nostalgia de la tierra española, heredada de viejos abuelos.
En lo demás soy el obrero de mis propias obras. Comencé a trabajar muy temprano; cumplí mis deberes para con la patria cuando todavía era muy joven.
La plenitud de mi vida coincide con la angustia que tuve al ver al Perú caído y con la ilusión que cruzó mi mente de contribuir alguna vez a su rehabilitación.
Treinta años pasaron, sin embargo, antes de que se produjera la necesaria conjunción entre un pueblo que no quería morir y el hombre destinado a salvarlo. ¡Y qué tragedias y qué dolores no dificultaron al principio la obra de salvación! Por eso, cuando yo evoco el recuerdo del 29 de mayo no pienso en mi persona sino en el Perú. Aquel día la mano de Dios se interpuso para desviar la fatalidad que, sacrificando al hombre, habría prolongado un periodo de tinieblas.
Pocos como yo tuvieron que acreditar su fe patriótica con tan repetidas pruebas de dolor. La proscripción vino después y mientras la distancia separaba a la patria de mi corazón, mi nombre fue calumniado y escarnecido. Es que en la vida es muy difícil cumplir la misión de redentor sin que hagan sangrar las espinas puestas por la incomprensión o la maldad. La intuición del pueblo y la lealtad de unos pocos amigos crearon el episodio del 4 de julio de 1919, en que nació a la vida política del país la realidad de una patria nueva, en todo, opuesta a la patria vieja. Porque patria vieja quiere decir residuos de explotaciones condenadas por la historia; Estado decadente que favorece el privilegio y desampara al pueblo; mientras que patria nueva es la protesta contra los vicios y quiere decir Estado próspero, que reemplaza la burocracia por la producción, que garantiza la subsistencia de todo el que trabaja, y que impone a todas las formas de la actividad individual y colectiva la subordinación al supremo interés nacional.
En mi discurso-programa del año 1924, os decía, señores Representantes, que el territorio y la población que forman un pueblo, inspiran su política económica, educativa e internacional.
“La Política es una ciencia que observa y aplica y no es, como muchos creen, un simple procedimiento de imitación. La Política vive de la realidad y no de la utopía. Por carecer de este concepto práctico de las cosas, en épocas pasadas se dio el caso de un Perú dotado de Constituciones y leyes, de instituciones y procedimientos copiados del extranjero, inaplicables, por consiguiente, a un medio en donde no existía ni riqueza producida ni cultura generalizada, ni hábitos políticos vigorosamente arraigados”.
No es de extrañar, pues, que yo haya buscado la solución de nuestrosproblemas, observando nuestra realidad y no la ajena. De allí que haya dado preferencia a las cuestiones prácticas sobre las cuestiones teóricas, porque el Perú vive un periodo de su existencia, en que más que todo le interesa desarrollar sus riquezas y organizar su administración.
Los éxitos alcanzados en diez años de permanente labor son la magnífica justificación de mis esfuerzos patrióticos y de mi ideología política. Lo que hemos hecho es ya bastante para construir los cimientos de una gran nación, pues, como lo dije en otra oportunidad, hemos logrado, sobre todo, despertar a la vida del progreso dos campos igualmente estériles: el suelo árido de nuestra costa y la conciencia pesimista de nuestros hombres.
Señores:
Podría recapitular la obra realizada por mí, diciendo que detuve la anarquía a que todos eran propensos, vigorizando el poder que nadie respetaba; que hice obra positiva porque los hechos sucedieron a las palabras; que alejé la miseria cultivando nuestros campos, irrigando nuestra costa, trabajando nuestras minas, colonizando nuestra montaña, fomentando nuestras industrias, dando a cada peruano no sólo la posibilidad de vivir, sino la de ser propietario, es decir, libre, porque dentro de la organización actual del mundo, la verdadera libertad todavía reposa en la independencia económica. Podría recapitularla diciendo que señalé nuestros límites definitivos ganando para el Perú la seguridad de sus fronteras y la amistad de sus vecinos, y podría recapitularla, por último, diciendo que liquidé la Guerra del Pacífico, recuperando Tacna, y reconciliando al Perú y Chile en el seno de una fraterna amistad cuyas proyecciones son incalculables en el porvenir.
Reeligiéndome Presidente de la República por cuarta vez, los pueblos del Perú han justificado mi obra y han premiado con generosidad mi labor. Pero comprendo que los votos ciudadanos que me consagran, me imponen, sobre todo, la continuación de mi tarea. Y yo la continuaré, señores, sin vacilar, poniendo en ella los últimos alientos de la vida que aún me queda. Estoy lejos de ser joven, pero todavía no soy viejo. Si la vida se ha llevado para siempre la primavera de mis años, no ha podido arrancarme la lozanía de espíritu, y es con el caudal de la inagotable primavera de momento, ante Dios y los hombres, dedicarme por entero al servicio de la patria.
Tres principales direcciones seguirá en este nuevo periodo mi labor de Gobierno: la que transforme nuestro sistema educativo; la que perfeccione nuestros trabajos públicos; y la que modifique nuestro régimen hacendario.
La reforma fiscal llevada a cabo en mis períodos anteriores necesita perfeccionarse. La nueva Ley de Presupuesto y las varias disposiciones que garantizan su mejor ejecución, necesitan completarse con la reforma de nuestro régimen anacrónico e injusto, en todo predominan los impuestos indirectos como un triste rezago de las épocas de privilegio en que se exoneraba a los ricos de las cargas públicas y se agobiaba al pueblo sumiso o tolerante. El Perú ha reaccionado en todo orden de cosas contra la tradición retrógrada y debe reaccionar también contra las viejas prácticas de su régimen fiscal creando impuestos directos que respondan mejor al sentido contemporáneo de la igualdad y la democracia, incorporando a su legislación, en consonancia con el movimiento universal, principios elementales de la justicia social.
El nuevo Estatuto de la Universidad impone también el deber de reformar todo el cuadro de la enseñanza pública. El régimen de la enseñanza no se puede desarticular como las piezas de un mecanismo. Forma un sistema armónico cuyas deficiencias o cuyas ventajas repercuten en el conjunto. La Reforma Universitaria será incompleta mientras no se armonicen sus direcciones prácticas con la reforma de la Enseñanza Primaria y Media, cuya tendencia enciclopédica fatiga innecesariamente a la juventud y la induce a seguir esas carreras burocráticas en donde se consumen nuestras mejores energías dando pábulo a ese proletariado de levita, con cuyas ambiciones se cometen después los más atroces legicidios.
Urge convertir la Escuela en un Taller en donde se forjen, sobre todo, las almas y se modelen los caracteres. Urge crear un tipo de Escuela Rural en donde el niño indio adquiera la conciencia de su personalidad humana y descubra siquiera la existencia de sus derechos. Urge preparar a la juventud del Perú para que oriente su vocación hacia la agricultura, hacia la minería, hacia las industrias, hacia el comercio, bases sobre las cuales estamos construyendo el poderío de la nación. No suprimiremos, en verdad, las Escuelas de Derecho, de Medicina y de Letras porque son indispensables en la sociedad: el consejo legal de los abogados, el auxilio de los médicos y el consuelo de los artistas; pero es necesario que toda nuestra juventud no se especialice únicamente en la Medicina, en la Jurisprudencia o en el Arte. La hora que vivimos exige especializarse en materias económicas y sociales que dan la aptitud para vivir el ritmo acelerado de nuestra civilización materialista, cuyas ventajas serán discutibles pero cuya realidad es inobjetable para un hombre de Estado.
Tratándose de los trabajos públicos debemos proseguir y, a la vez, debemos empezar. Proseguir los que se ejecutan y empezar los que están proyectados.
Esos trabajos, los actuales y los futuros, tienden, señores, a transformar el puerto del Callao en un amplio depósito comercial en el centro del Pacífico y al corazón, que juro, en este fundar un gran puerto en el sur; a irrigar sistemáticamente las zonas áridas de nuestra costa en el norte, en el centro y en el sur; a resolver el problema agrario en su aspecto económico en relación con la propiedad y en su aspecto social en relación con el obrero. Esos trabajos tienden en la sierra al parcelamiento del latifundio y a la rehabilitación del indio; a la extracción, en mayor escala, de los minerales de toda clase, que esconden los Andes en prodigiosos filones; a la explotación libre de esos océanos de petróleo que avanzan en el sur desde las orillas del Titicaca por toda la Cuenca Amazónica hasta llegar al límite máximo de nuestra frontera del norte. Esos trabajos en la montaña harán despertar a la selva milenaria, creando zonas habitables para los valerosos inmigrantes que de todos los puntos del planeta se proponen venir para juntar su esfuerzo al trabajo creador de la naturaleza, allí donde el suelo, los bosques, los ríos, conservan la primitiva grandeza que tuvo la Tierra al salir de manos de su Divino Artífice. Esos trabajos públicos comprenden también los ferrocarriles y los caminos.
Sobre todo los ferrocarriles, que, partiendo de la costa, penetran a la montaña; y los caminos que, siguiendo los planes científicos de su construcción, comuniquen las tres regiones del Perú, su capital, con todas sus fronteras, unas ciudades con otras, las que se levantan como atalayas en la cumbre de los cerros, las que orientan como puntos de dirección en la espesura de las selvas y las que se recuestan embriagadas de sol en las suaves pendientes de los valles costaneros.
En una palabra, mi programa de Gobierno para el periodo que hoy se inicia, lo concreto diciendo: que daré al Perú la conciencia de su unidad geográfica por las comunicaciones que voy a construir; la conciencia de su unidad espiritual por el nuevo régimen de educación que voy a establecer; la conciencia de su unidad económica por las reformas fiscales que voy a dictar. Y no olvido, señores, no lo olvidaré nunca, que también debo dar al Perú la conciencia de su fuerza estimulando ampliamente los progresos de nuestro Ejército, de nuestra Marina y de nuestra Aviación.

Señores Representantes:
Al declarar inauguradas vuestras labores en la Legislatura Ordinaria de 1929, hago votos porque el Dios de las naciones os ilumine para realizar la obra de bien que espera la República.


LA TERCERA

Colección Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima – Diario Oficial El Peruano, 19 de diciembre de 1865.

Colección Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima – Diario Oficial El Peruano, 19 de diciembre de 1865.

Colección Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima – Diario Oficial El Peruano, 19 de diciembre de 1865.

Colección Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima – Diario Oficial El Peruano, 19 de diciembre de 1865.

Colección Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima – Diario Oficial El Peruano, 19 de diciembre de 1865.

Colección Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima – Diario Oficial El Peruano, 19 de diciembre de 1865.

Colección Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima – Diario Oficial El Peruano, 19 de diciembre de 1865.

Colección Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima – Diario Oficial El Peruano, 19 de diciembre de 1865.

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Colección Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima – Diario Oficial El Peruano, 19 de diciembre de 1865.

Colección Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima – Diario Oficial El Peruano, 19 de diciembre de 1865.

Colección Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima – Diario Oficial El Peruano, 19 de diciembre de 1865.

Colección Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima – Diario Oficial El Peruano, 19 de diciembre de 1865.

LA TERCERA

LA TERCERA

sábado, 27 de julio de 2013

IN MEMORIAM

DEFUNCION

El padre, hermanas, de quien en
vida fue:

Micaela Daniela Bazán de Bourbon Larraín y Irarrazabal
Q.E.P.D

Participan con profundo dolor su sensible fallecimiento asistida por la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana, ocurrido el 26 de Julio del presente.

La familia agradece a todas las personas que nos acompañan en este momento y manifiestan su afecto y condolencias.


Maryland, 27 de julio de 2013

viernes, 26 de julio de 2013

LA TERCERA

Misioneros  Vascos – Congregación Pasionista del Perú 

LA TERCERA

Misioneros  Vascos – Congregación Pasionista del Perú 

LA TERCERA

Misioneros  Vascos – Congregación Pasionista del Perú 

LA TERCERA

Misioneros en la Amazonía Peruana

Mons. Miguel Irizar Campos, C.P.


Desde el Perú, tierra entrañable para los Pasionistas, saludo a los lectores de la revista Redención, para comunicarles una buena noticia.  Los pasionistas estamos iniciando el Centenario de nuestra llegada al Perú un 10 de febrero del año 1913, cuando procedentes del convento de Deusto, Bilbao, arribaron los primeros 12 misioneros al Puerto del Callao.

Nuestra presencia en el Perú se la debemos especialmente a Mons. Emilio Lissón, Obispo de Chachapoyas, quien en su visita ad Limina a Roma en 1910, se presentó a los superiores de la Congregación Pasionista y demandó religiosos para su diócesis, a fin de que se encargaran de la parte más abandonada, la región de San Martín. Los superiores de la Curia General de Roma indicaron al celoso obispo que podía acudir a Bilbao, ya que la joven provincia del Sagrado Corazón disponía de religiosos que podían aceptar este compromiso.

Efectivamente, la Curia Provincial acogió favorablemente la solicitud del Obispo de Chachapoyas con el envío al Perú de seis sacerdotes y seis hermanos. Se firmó en Bilbao  el contrato respectivo el 17 de enero de 1911, inicialmente en forma experimental por un periodo de 3 años. Los elegidos para esta heroica misión eran los sacerdotes: Atanasio Jáuregui,(superior del equipo) Arsenio Sainz, Andrés Asenjo, Hipólito Balaustegui, Tomás Pestana, Eleuterio Fernández, y los hermanos Felicísimo Menica, Marcelino Salinas, Bernabé Guridi, Silverio Barrena, Jeremías Ugarte y Domingo Menica

Aceptar un compromiso para tres años, teniendo que mover 12 religiosos que hasta el momento se habían dedicado a la vida conventual y a la predicación de misiones populares, era ciertamente una gran temeridad. Ninguno de ellos conocía la realidad de la diócesis de Chachapoyas, ni del Perú. Pero hay obras de Dios que sólo con “imprudencia apostólica” se pueden aceptar.

El 24 de diciembre de 1912 parten de Bilbao rumbo al Perú doce Misioneros Pasionistas. Eran “doce” como los Apóstoles. Este número tenía un significado especial para una provincia religiosa que iniciaba una empresa misionera. La expedición misionera tras una larga travesía, por el océano Atlántico y el Pacífico, arriba al puerto del Callao el 10 de febrero de 1913, donde los aguarda Mons. Lissón, a cuyas órdenes comienzan su aventura misionera. Tras un largo y penoso recorrido por la costa y sierra del Perú, a pie y a lomo de caballo, pasando por Cajamarca, Chachapoyas y Moyobamba, hasta llegar a la Amazonía, a la ciudad de Tarapoto, el 17 de mayo de 1913.

Por este motivo, la apertura del Centenario Pasionista será intencionalmente en la ciudad de Tarapoto, el 19 de mayo de 2013 y el siguiente domingo, 26 de mayo, en Lima, en el distrito de San Isidro, donde se fundó en 1931 el primer convento Pasionista en el Perú.

Las peripecias de este largo viaje quedaron escritas en la carta que el padre Atanasio Jáuregui, superior del grupo misionero, envió al padre General de la Congregación, con fecha 14 de junio de 1913. Describe, con admiración y estima, el comportamiento del obispo Lissón en toda esta ruta. Monseñor, en una caída de caballo, atravesando un fangal, perdió su anillo; durante todo el camino trató a los misioneros con amor paternal y exquisita delicadeza. Gracias a Dios, todos estábamos animados de una voluntad de hierro, y el obispo participaba de todo y su virtud nos servía de estímulo y nadie se acobardó”.

Los eventos principales del Centenario están programados de mayo del presente año a mayo de 2014, que incluirán celebraciones litúrgicas, actos académicos “Simposio Pasionista”, Exposición Misionera de la obra Pasionista en la Amazonía Peruana. Con esta finalidad, venimos preparando una publicación monográfica: “Cien años de los Pasionistas en el Perú” y un documental (video) “Cien años de la presencia Pasionista en la Amazonía Peruana”.

Los pasionistas tienen conciencia de recibir esta región como una rica herencia legada por los antiguos misioneros, sobre todo jesuitas, pero se dan cuenta también de que reciben una zona misional en situación muy difícil. El aislamiento y la incomunicación entre sí,  la austeridad de vida y la pobreza parecen haber sido los rasgos más salientes de los primeros años.

En su carta pastoral del 15 de agosto de 1936 Mons. Atanasio Jáuregui describe la obra de las Misioneros Pasionistas en la Amazonía: “Los Pasionistas que hemos venido prestando nuestra decidida y desinteresada cooperación a la Diócesis de Chachapoyas desde 1913, en las provincias de San Martín y Huallaga, podemos afirmar, sin vanos alardes, que nos hemos esforzado en llenar con honradez y dignidad la delicada misión que se nos encomendara, “haciéndonos todo para todos –en expresión del Apóstol- a fin de ganar a todos para Jesucristo”.

La zona encomendada a los pasionistas pertenecía al antiguo Obispado de Maynas, que posteriormente  pasó a la jurisdicción del Obispado de Chachapoyas, que comprendía la Región de San Martín, primer escenario de nuestros misioneros.

Al crearse el año 1921 la Prefectura Apostólica de San Gabriel del Marañón en la Provincia de Alto Amazonas, Departamento de Loreto,   posteriormente elevada  a Vicariato Apostólico, se amplía el escenario misionero de la Congregación Pasionista en la amazonía peruana. Como primer pastor de ese territorio misional es nombrado por la Santa Sede Mons. Atanasio Jáuregui, hijo de Larrabezua (Vizcaya) consagrado Obispo en Lima el año 1936.

Mons. Jáuregui ejercerá al mismo tiempo, el cargo de superior religioso, tanto de los misioneros de la Prefectura, como de los que venían trabajando en las provincias de Tarapoto, Saposoa, Lamas y Juanjuí, que eclesiásticamente seguirían dependientes del Obispado de Chachapoyas.

Muchos años después,  en 1948, la Santa Sede confiaba  a la Congregación Pasionista la nueva Prelatura de Moyobamba nombrando como Primer Prelado a Mons. Martín Elorza, natural de Elgueta (Guipúzcoa), quien sería consagrado Obispo el año 1954 en la parroquia Pasionista de la Virgen del Pilar de Lima.

La Congregación Pasionista ha tenido a su cargo simultáneamente dos territorios eclesiásticos: el Vicariato Apostólico de Yurimaguas en el Departamento de Loreto y la Prelatura de Moyobamba en el Departamento de San Martín, con una extensión territorial de casi cien mil kilómetros2.

Los Pasionistas en el Perú somos ante todo misioneros de los pueblos de la selva, evangelizadores por vocación, con nuestro peculiar carisma de Pasionista. Esa evangelización ha significado un gran esfuerzo por llegar a los pueblos y comunidades que llevaban muchos años desprovistos de toda atención pastoral en esa inmensa región de la amazonía peruana, donde hemos tratado de implantar la Iglesia.

En respuesta a este gran reto misionero de las Misiones Pasionistas en el Perú, se originó una gran movilización de religiosos de la Provincia del Sagrado Corazón de Jesús a lo largo de estos 100 años, gracias a los numeras vocaciones que surgían en nuestro País Vasco. Ante la dolorosa baja de las vocaciones que hemos venido sufriendo en nuestra tierra, se ha reducido nuestra capacidad de cumplir con el histórico encargo que asumimos hace un siglo.

Nos compensa en parte, el florecimiento y crecimiento de vocaciones peruanas para nuestra Congregación. Nos resulta también esperanzador el surgimiento de vocaciones para el clero diocesano y para la vida consagrada, en nuestras iglesias de la Prelatura de Moyobamba y del Vicariato Apostólico de Yurimaguas.


LA TERCERA

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Misioneros  Vascos – Congregación Pasionista del Perú 

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Misioneros  Vascos – Congregación Pasionista del Perú 

LA TERCERA

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Misioneros  Vascos – Congregación Pasionista del Perú 

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Misioneros  Vascos – Congregación Pasionista del Perú 

LA TERCERA

Misioneros  Vascos – Congregación Pasionista del Perú 

LA TERCERA

Entrevista de la Revista Ecclesia – España

Mons. Miguel Irizar Campos, C.P.


1.        Los Pasionistas en el Perú se aprestan a celebrar 100 años de su llegada. ¿Cómo será esta celebración (Eventos y otros)?

Efectivamente, los pasionistas estamos iniciando el centenario de nuestra llegada al Perú el 10 de febrero del año 1913, cuando procedentes del convento de Deusto, Bilbao, arribaron los primeros 12 misioneros al Puerto del Callao.

Nuestra presencia en el Perú se la debemos especialmente a Mons. Emilio Lissón, Obispo de Chachapoyas, quien en su visita ad Limina a Roma en 1910, se presentó a los superiores de la Congregación Pasionista y demandó religiosos para su diócesis, a fin de que se encargaran de la parte más abandonada, la región de San Martín. Los superiores de la Curia General de Roma indicaron al celoso obispo que podía acudir a Bilbao, ya que la joven provincia del Sagrado Corazón disponía de religiosos que podían aceptar este compromiso.

Ante esa urgencia de personal misionero, la Curia Provincial de Bilbao atendió rápidamente a Mons. Lissón y acordaron el envío al Perú de seis sacerdotes y seis hermanos. Eran “doce”, como los apóstoles.

Los elegidos para esta heroica misión eran los sacerdotes Atanasio Jáuregui (Superior del equipo), Arsenio Sainz, Andrés Asenjo, Hipólito Balaustegui, Tomás Pestana, Eleuterio Fernández, y los hermanos Felicísimo Menica, Marcelino Salinas, Bernabé Guridi, Silverio Barrena, Jeremías Ugarte y Domingo Menica.

El destino y el campo de acción de nuestros misioneros sería el departamento de San Martín, en la Selva peruana, cuya situación social y religiosa era en ese tiempo desoladora, por el abandono en que se encontraban los pueblos y comunidades; como por el extenso territorio de la Diócesis de Chachapoyas, para cuya atención pastoral escaseaban sacerdotes y agentes pastorales.

La aventura misionera comenzaría con el largo recorrido por la costa y sierra del Perú, a pie y a lomo de caballo, pasando por Cajamarca, Chachapoyas y Moyobamba, hasta llegar a la Amazonía, a la ciudad de Tarapoto, el 17 de mayo de 1913. Por este motivo, la apertura del Centenario Pasionista será intencionalmente en la ciudad de Tarapoto, el 19 de mayo de 2013 y el siguiente domingo, 26 de mayo, en Lima, en el distrito de San Isidro, donde se fundó en 1931 el primer convento Pasionista.

Los eventos principales están programados de mayo del presente año a mayo de 2014, que incluirán celebraciones litúrgicas, actos académicos “Simposio Pasionista”, Exposición Misionera de la obra Pasionista en la Amazonía Peruana. Con esta finalidad, venimos preparando una publicación monográfica: “Cien años de los Pasionistas en el Perú” y un documental (video) “Cien años de la presencia Pasionista en la Amazonía Peruana”

En los planes de Dios, los Pasionistas estábamos destinados a ser, sobre todo, misioneros amazónicos ya que nos plantamos en la selva, muchos años antes de fundar en Lima. Este fue un gran reto, dado que en esos tiempos no había ni carreteras de acceso de la costa a la selva y mucho menos, transporte aéreo.

2.        ¿Qué balance hace la congregación tras este centenario de presencia, particularmente en la amazonía peruana?

No me es fácil responder puntualmente a este planteamiento, ya que todavía estamos preparando esta memoria del centenario de los Pasionistas en el Perú. Puedo sin embargo, adelantar algunas apreciaciones.

Somos ante todo, como he insinuado anteriormente, misioneros de los pueblos de la selva, evangelizadores por vocación con nuestro peculiar carisma de religiosos Pasionistas. Esa evangelización ha significado un gran esfuerzo de llegar a los pueblos y comunidades que llevaban muchos años desprovistos de toda atención pastoral en esa inmensa región de la amazonía peruana, donde hemos tratado de implantar la Iglesia.

En ese empeño misionero hemos tenido una atención preferencial por los pueblos indígenas y nativos de la amazonía y un compromiso permanente por los más pobres y excluidos, promoviendo un desarrollo humano integral con gran respeto a las culturas, a la ecología y a la defensa de los derechos de los pueblos amazónicos.

La Congregación Pasionista ha tenido a su cargo simultáneamente dos territorios eclesiásticos: el Vicariato Apostólico de Yurimaguas en el Departamento de Loreto y la Prelatura de Moyobamba en el Departamento de San Martín con una extensión territorial de casi cien mil kilómetros. El Vicariato de Yurimaguas fue creado el año 1921, como Prefectura Apostólica y la Prelatura de Moyobamba el año 1948.

Cuando me refiero a la presencia pasionista en la Amazonía comprendemos ambas jurisdicciones eclesiásticas advirtiendo que en la actualidad desde el año 2007, la Prelatura de Moyobamba ha sido confiada por la Santa Sede a la Arquidiócesis de Toledo, donde siguen todavía sirviendo algunos de nuestros misioneros pasionistas.

Queremos destacar, especialmente dos campos prioritarios en nuestros programas pastorales: la educación y la salud.

El aporte en el campo de la educación ha sido realmente significativo creando escuelas y colegios que inicialmente eran escuelas misionales que luego pasarían a ser escuelas oficiales del Estado.

Hemos promovido también Institutos Superiores de Educación en convenio con el Estado, para la formación del magisterio, con una atención preferencial a los pueblos nativos de nuestra amazonía mediante escuelas bilingües.

En las diferentes épocas del Vicarito de Yurimaguas, donde he servido como Obispo durante diecisiete años, se  procuró siempre una gran atención al área de salud,  como lo demuestra el  Hospital Santa Gema de Yurimaguas construido por Mons. Atanasio Jáuregui y luego ampliado por Mons. Elías Olazar, mis predecesores.
           
Surgiría luego en el campo sanitario la Lancha Santa Gema convertida en un pequeño hospital de salud atendido por Misioneros Pasionistas y especialmente por religiosas de la Compañía Misionera del Sagrado Corazón. Más tarde la lancha Santa Gema sería reemplazada por la Lancha Unión atendida con gran espíritu de sacrificio por la Hna. Sagrario Sanz de la Compañía Misionera quien ha entregado más de 40 años de servicio como enfermera especialmente en la zona del Río Marañón.

Agregaría como otro aporte importante la instalación de ladrilleras, aserraderos y carpinterías, que han servido para capacitar a muchos jóvenes que han pasado por estos centros.

En años más recientes (1974) se creó en Yurimaguas un Centro de Capacitación Laboral, con especialidad en carpintería y ebanistería, donde se ha capacitado a más de 200 jóvenes, tanto rivereños como nativos de la Provincia del Alto Amazonas.

El Hno. José Odriozola, pasionista, fue el gran maestro y artífice de esta notable escuela laboral aportando sus conocimientos y habilidades en el ramo de la carpintería. A él deben su capacitación profesional muchos carpinteros de Alto Amazonas. En ese proyecto estuvo siempre bien secundado por otros profesores locales competentes con los que el Hno. José consolidó un equipo bien integrado y responsable.

3.        En estos 100 años, ¿Cuál diría usted que ha sido el momento o los momentos más importantes que han marcado la presencia de la congregación en nuestro país?

En la primera etapa, señalaría la aventura heroica que supuso para los doce misioneros pasionistas procedentes de España, plantarse en el corazón de la Selva Peruana, aislados y sin comunicación con el mundo exterior, como lo reconocía Mons. Lissón: “No creo que en las misiones de otras partes sufran los misioneros más privaciones que las que aquí han soportado los Pasionistas”.

Dos acontecimientos que significaron una exigente prueba para los misioneros pasionistas fueron: la inesperada salida del principal responsable del equipo misionero (1917), P. Atanasio Jáuregui, llamado a la Curia Provincial de Bilbao, posteriormente elegido Superior Provincial y el traslado del Obispo de Chachapoyas Mons. Emilio Lissón, nombrado Arzobispo de Lima el mismo año.

En los designios de Dios, todo ello fue compensado por la creación de la Prefectura Apostólica de San Gabriel del Marañón, (Departamento de Loreto) con sede en Yurimaguas, el año 1921 y el nombramiento de Mons. Atanasio Jáuregui, como Prefecto Apostólico, quien sería al mismo tiempo, el Superior Religioso, tanto de los misioneros de la Prefectura, como los misioneros pasionistas residentes en el Departamento de San Martín, que eclesiásticamente seguirían dependientes del Obispado de Chachapoyas.

La Prefectura Apostólica de Yurimaguas fue el primer territorio de misión encargado a la Congregación Pasionista en el mundo. El año 1936, la Santa Sede elevaría esta misión a Vicariato Apostólico nombrando a Mons. Jáuregui como su primer Obispo.

Posteriormente, el año 1948, la Santa Sede creó la Prelatura de Moyobamba en la Región San Martín y designando a Mons. Martín Elorza como su primer Prelado el año 1949 y consagrado Obispo en 1954.

4.        Usted está ocupándose de realizar las memorias de estos años, ¿Qué le impacta?, ¿Qué le asombra o sorprende de los primeros pasionistas llegados a tierras peruanas?

Desde mi propia experiencia de servicio misionero en la Selva, me impacta el valor y el heroísmo de los primeros misioneros pasionistas, desprovistos de todo, incursionando en la selva, expuestos a todas las enfermedades propias de esa región tropical, caminando por las trochas, o navegando por los caudalosos ríos, donde cuatro de ellos murieron ahogados.

Aún en tiempos más recientes carecíamos de sistemas de comunicación y recurríamos a radiofonía de frecuencia fija, a falta de los servicios de telefonía.

Recuerdo con especial cariño las visitas que nos hacían los misioneros procedentes del Perú en nuestro seminario menor de Gaviria, despertando en nosotros adolescentes, aspirantes a la Congregación Pasionista, la ilusión misionera, al tiempo que íbamos conociendo algo de Perú cuando nos hablaban de Yurimaguas, Tarapoto, Moyobamba, Lagunas… o los ríos Marañón, Huallaga, Pastaza o Paranapura.

De esta manera, nos resultaba familiar el lejano Perú al que llegaríamos en épocas diferentes cientos de Pasionistas con la ilusión de seguir las huellas de los que nos precedieron con su generosa entrega a la causa del Evangelio y del Perú, que consideramos como nuestra segunda patria a la que hemos servido también con ilusión y sacrificio.

5.        La Amazonía peruana es una tierra muy peculiar. En su opinión, ¿Qué lecciones le ha dejado este territorio, su gente… a su Congregación?

Cuando nos referimos a la Amazonía Peruana estamos hablando de la mitad del territorio del Perú y de la reserva natural y ecológica importantísima para el Perú y para el mundo. Tenemos que cuidarla y respetarla, como han sabido hacerlo nuestros hermanos nativos de los pueblos amazónicos, a los que tenemos que acompañar en sus justos derechos humanos, sociales y culturales.

Los misioneros venidos de otras tierras hemos aprendido mucho de nuestros hermanos nativos que han encontrado en nosotros sus más cercanos amigos y hermanos, portadores de la Buena Noticia del Evangelio que venimos a anunciar en nombre de Jesucristo.

6.        ¿Qué proyectos concentran hoy los esfuerzos de la familia pasionista en el Perú?

Como ha ocurrido en la historia de las misiones en la Amazonía Peruana, hemos sido los religiosos de diferentes órdenes y congregaciones los responsables y animadores de la evangelización de los hermanos de la Selva.

Pero los misioneros veníamos, casi todos de España y nosotros los Pasionistas del País Vasco en su mayoría. Esto ha significado una gran movilización misionera hacia el Perú y hemos podido cumplir con el encargo que nos diera la Santa Sede, gracias a las numerosas vocaciones que surgían en nuestra tierra de origen. Ante la dolorosa baja de las vocaciones en los países que aportaban misioneros, tenemos hoy un grave reto las congregaciones misioneras.

Refiriéndome a mi propia Congregación Pasionista, tenemos una cierta compensación con el crecimiento de las vocaciones nativas peruanas para la vida consagrada, aunque no puedan cubrir todas las vacancias que hemos ido dejando en los últimos 25 años. Paralelamente, han ido surgiendo y madurando, las vocaciones para el clero diocesano en nuestras iglesias de la Prelatura de Moyobamba y del Vicariato Apostólico de Yurimaguas.

Este proceso ha sido generalmente lento y trabajoso, pero hoy miramos con más esperanza el futuro de la Iglesia en el Perú.

Actualmente, me he integrado a la comunidad pasionista de la Virgen del Pilar de San Isidro, que es la Casa Madre de los Pasionistas en el Perú, a la que llegué el año 1960. En esta comunidad compartimos el carisma pasionista religiosos avanzados en años, algunos en una edad intermedia y jóvenes peruanos profesos estudiantes de teología. Esta configuración de nuestra comunidad expresa de alguna manera, el camino iniciado, con bastante retraso sin duda, en la promoción de vocaciones locales que irán asumiendo y encarnando en la realidad peruana el carisma de San Pablo de la Cruz.

Agregado:

Quiero recordar con especial gratitud, la fundación del primer monasterio de vida contemplativa en la Selva Peruana. El año 1982, llegaban a Yurimaguas a invitación mía las Madres Carmelitas Descalzas, con las que construimos el Monasterio de San José, a las que yo llamaba “la fuerza oculta de la misión”.


El Señor me ha concedido esta misma gracia como Obispo del Callao, al fundar el Monasterio de Carmelitas Descalzas procedentes del Monasterio de Yurimaguas. Ambos monasterios siguen teniendo numerosas vocaciones e incluso, algunas de nuestras religiosas han pasado a reforzar comunidades de Carmelitas Descalzas en España.


Centro Vasco Euzko Etxea Arantzazu de Lima
Archivo Ilustre Hermandad Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Lima
Archivo Ilustre Cofradía Vascongada de Nuestra Señora de Aránzazu de Perú

LA TERCERA

LA TERCERA

“Por eso invoco la bendición de Dios para que sigan ese camino de amor a Dios y al prójimo, invoco a María hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo, bajo la advocación de la Virgen del Pilar que nos preside, bajo la advocación de la Virgen de Arantzazu, en Oñati, que todos ellos la conocen muy bien, de nuestra Señora de Begoña, en Bilbao, que ella los bendiga los acompañe en este maravilloso jubileo de cien años de presencia en el Perú, gracias Padres Pasionistas gracias por su presencia y por su ejemplo al servicio de la Iglesia en el Perú. Así sea.”. S.E. Card. Juan Luis Cipriani Thorne. Arzobispo de Lima y Primado del Perú. Homilía Centenario Pasionista (1913-2013).

LA TERCERA

“Por esto, en estos cien años, con razón se sienten orgullosos, agradecidos porque el Espíritu Santo ha obrado muchos milagros en este siglo y también cómo no  decirles, caminen en la esperanza, esta herencia tiene que tener continuidad y para eso las vocaciones misioneras. Que no le pierdan los jóvenes el sabor a la misión a la caminata alejada, a las noches de frio y ríos, al contacto cercano y cariñoso con tanta gente sencilla.”. S.E. Card. Juan Luis Cipriani Thorne. Arzobispo de Lima y Primado del Perú. Homilía Centenario Pasionista (1913-2013).

LA TERCERA

“Hermanos, en los comienzos de estos cien años no había mucha organización, pero había una fe y un espíritu misionero que atravesaba montañas, aquel espíritu que tal vez nuestros abuelos en una tarea difícil, de trabajo diario nos dejaron por herencia, por eso al contemplar este teplo y al contemplarlos a muchos ustedes me viene el recuerdo de sus padres, de sus abuelos, de mi niñez y de mi juventud, y no puedo decir, que no hay una gran añoranza. Qué tiempos aquellos, no es una nostalgia sentimental que aprovecha del momento, no, es la verificación que esa generación tenía más peso, la fe era más sencilla, pero de verdad y eso es lo que animó a ese grupo de jóvenes vascos, porque les gusta recordar que son vascos, orgullo, ese grupo de jóvenes de vascos, vinieron a la Selva y trajeron junto con esa fe maravillosa, esos valores cristianos y con esos valores cristianos, respetando a esas culturas que hoy queremos reconocer de una manera tan idílica, pero no real, no eran sujetos de investigación, eran seres humanos a evangelizar y así lo hicieron, sin ideologías ni problemas, caminando, pasando trochas, ríos y enfermedades y el Señor por ello, ha bendecido con la santidad que es el gran regalo de Dios a todos esos hermanos nuestros que fueron la semilla del trabajo Pasionista”. S.E. Card. Juan Luis Cipriani Thorne. Arzobispo de Lima y Primado del Perú. Homilía Centenario Pasionista (1913-2013).