-¿Con qué pruebas acusa usted de espía a esta persona?...
-¡Ay…usted es la de la foto! - respondí de inmediato al identificarla. Y me dispuse a hacer frente a la situación. Estaba enfocado por la cámara, era prisionero de ella, había caído en una emboscada periodística, y cualquier actitud violenta que yo tuviera sería registrada con fatales consecuencias para mi…. Eso sí, no me callaría.
Y vino aquí una explosión de dimes y diretes que no es de extrañar aparezca, editada convenientemente, en alguna de las muchas pantallas de televisión amigas del gobierno. Pueda que ya haya sido pasada la cinta o, más tarde, empleada en mi contra ante alguno de los tribunales adictos al régimen.
Cuando los dimes y diretes habían llegado al punto máximo y ella, la señorita Jenny Zúñiga, alegó ser empleada del programa Opinión Libre del doctor Torres y Torres Lara", yo le respondí que trabajar para el cecedista de las dos torres no la libraba de ser espía del SIN:
-Porque éste es un gobierno militar, manipulado por el SIN, con civiles de biombo. Esta es mi opinión y OIGA ha mostrado pruebas que nadie ha refutado.
La señorita Zúñiga estaba, sin duda, muy bien adiestrada y de improviso cambió el ataque por otro flanco, descubriendo, sin quererlo, a los inspiradores de los discursos del señor Fujimori. La señorita Zúñiga replicó con las mismas palabras con las que Fujimori ataca a la prensa opositora:
-Con todo respeto ¿por qué no creer que ustedes reciben apoyo del narcotráfico? Ustedes no tienen avisaje ¿con qué se sostienen?
La grosería de la acusación, estrenada tiempo atrás por el propio Fujimori, me dejó atónito y tartamudee, pero me repuse y respondí:
-Con avisos del gobierno, porque también OIGA ha firmado ese acuerdo aberrante, por medio del cual el gobierno ha comprado canales y periódicos. (No agregué, por irrelevante, que las cuentas de OIGA están en manos de los funcionarios del fisco, que no se cansan de revisar nuestros paupérrimos libros de contabilidad).
Y ahí, con voces alzadas de mi parte, acabó la intromisión de una despierta periodista en mi despacho;
No es el momento, sin embargo, de discutir las apreciables habilidades reporteriles de la señorita Zúñiga, ni escatimar méritos a su audacia -condición básica tanto para espías como para reporteros-, sino de meditar en cómo es que la intromisión del SIN en la actividad de las gentes de este país se va agudizando y en cómo va creciendo el acoso a la prensa opositora por parte del régimen militar que nos gobierna.
Si escribiera que vamos ingresando a un sistema neofascista con banderas liberales, se dirá que soy un exagerado monotemático. No escribiré, pues, tal cosa. Pero sí me remitiré a una nota sobre la actuación de los militares en el Perú de estos días, que publicamos unas páginas más adelante. También insistiré en destacar los indicios que señalan a la señorita Zúñiga como espía del SIN, indicios que fueron resaltados en el CCD por varios parlamentarios. Tanto Cuaresma como García Mundaca y Moreyra la acusaron de espía, por su presencia irregular en el hemiciclo y por su fisgoneo en el Colegio de Abogados. A lo que Torres y Torres Lara respondió que era él y no el SIN quien contrataba a la “distinguida periodista, para que haga la constatación objetiva de los hechos”. Con lo que no aclaró si los rollos de su reportera llegaban o no al Servicio de Inteligencia para ser “evaluados políticamente” por la cúpula militar. Un político metido a periodista, como Torres y Torres Lara, antiguo amigo de la milicia, no es de fiar.
En lo que sí no callaré, aunque el resto de la prensa calle y a pesar de que se burlen de mí llamándome disco rayado y otras sandeces, es en destacar el acoso del gobierno contra la prensa de oposición. No me cansaré de repetir, aunque callen todos mis colegas, de que la prensa en el Perú es más castigada tributariamente que en cualquier otra parte del mundo, a pesar del acuerdo de la prensa, en Berlín, señalando que el moderno método de censura son los impuestos. Si a esto se agrega el sabotaje publicitario, como lo confiesa la reportera de Torres y Torres Lara, el acoso al periodismo de oposición se hace tan evidente como la actividad periodística del de las dos torres. ¿Y qué decir de la acusación de agentes del narcotráfico empleada ayer por Fujimori y hoy por la reportera de Torres y Torres Lara?... Que los enemigos de OIGA estarán rabiando y rabiando, al ver pasar los meses y los años sin que las puertas de esta revista se cierren, a pesar del sabotaje publicitario sin un solo aviso muchas veces, hemos seguido y seguiremos adelante. Con el público como único soporte. Aunque esto signifique un precio alto, que aleja a los peruanos de la lectura y, a la vez, no permite el desarrollo de la empresa... Pero en este luchar y luchar sin descanso, con un rayo de luz muy lejos, al fondo del túnel, no nos falta experiencia, ya somos baqueanos.
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